DE NIÑOS
Un pequeño de cinco años estaba llorando en una fuente, su pequeño cuerpo se trataba de proteger del intenso calor, sus ojitos estaban rojos, pero tenia miedo era muy pequeño y estaba perdido.
—¿Te encuentras bien? —pregunto otro niño de la misma edad sosteniendo en sus manos una pelota, estaba con sus padres jugando en la playa, pero al ver a ese pequeño llorando en ese lugar detuvo todo lo que estaba haciendo su instinto le indicaba que debía estar ahí, cuidando a ese niño rubio que se miraba destrozado, siendo alfa su instinto era proteger a los más débiles eso le habían enseñado sus padres.
—Me perdí…¡Quiero a mi mami! —sollozo el pequeño para abrazarse al niño de cabello castaño, que solo lo reconfortaba acariciando su cabello, y es que Daniel sabía que había hecho mal en separarse de su madre cuando ella estaba comprando unos helados, pero el niño creyó que podía caminar sin la supervisión de su gestante, él deseaba conocer todo lo que pudiera de esa hermosa isla, sus padres pronto regresarían a Jersey, entonces era normal que estuviera imperativo en conocer todo lo que estuviera a su alcance y ahora estaba pagando las consecuencias de sus actos, pero él no quería estar lejos de su madre. El aroma sutil del niño alfa lo estaba tranquilizando apenas estaba hipando.
—Mi papá es policía, él nos puede ayudar a buscar a tu mami —hablo el niño corriendo en dirección de su padre que se extraño de verlo junto a un niño que por su apariencia era turista, o acaba de mudarse a Hawaii. Se miraba asustado, pero estaba al parecer estaba a gusto con su hijo, acaricio su cabello detectando que era un omega, antes de llevarlo al cuartel busco en los alrededores a alguien que estuviera buscando al pequeño y no tardo en ver a una joven pareja buscando desesperados a su hijo.
—¡Hijo! —gritaron ambos padres para correr con su pequeño que estaba hablando con su nuevo amigo, y el pequeño no sabía porque se sonrojaba cuando este se acercaba a su espacio personal. La madre cargo a su pequeño niño llenándolo de besos causando la risa de los padres de su nuevo amigo, Daniel estaba rojo como un tomate, pero enseñando una enorme sonrisa de ver nuevamente a sus padres, que entablaron una rápida amistad con su nuevo amigo, y aseguraban que cada vacaciones de veranos los visitarían o los McGarret irían a Jersey para conocerse mejor.
—Me llamo Steve McGarret —se presentó el alfa, con la emoción de conocer a su nuevo amigo, y que este se atreviera a meter sus pies en la orilla del mar se les olvido presentarse, Sonriendo viendo el tierno puchero de su amigo al sentir el agua salada fría en sus pies.
—Yo me llamo…—
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Steve trato de recordar el nombre de ese niño rubio pero su mente nuevamente estaba en el limbo, su cabeza martillaba por el intenso dolor que tenía, observaba a su acompañante con su largo vestido negro observándose las uñas, como si le diera igual que él recordara o no, pero sentía que si supiera el nombre de ese niño tal vez pudiera ver la salida de ese lugar.
—Steve estas en coma, tarde o temprano deberás elegir si vives o mueres, y como vida esta en otro lugar pueda que este vez me lleve tu alma —hablo como si nada muerte escondiendo una sonrisa en su rostro, hubiera sido tan fácil dejar que McGarret recordara a su esposo, pero ella tenía otros planes. Ni el destino ni vida se entrometerían en su diversión.
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—Vamos Steve despierta—susurro Danny viendo fijamente la mano de su esposo, por un momento juraría que vio un leve movimiento, pero como vino la esperanza también se fue al no recibir otro movimiento de parte de su esposo.
CONTINUARA…