Goten fue el primero en romper aquel beso que se había humedecido por sus lágrimas, llevándose una mano a su boca.
-me tengo que ir - se alcanzó a escuchar que el chico dijera antes de salir de aquella habitación, quedándose solamente el pelilila mientras una silenciosa lágrima resbalaba de su rostro.
-Goten… - murmuró al verlo alejarse de él, eso era lo mejor para ambos, pero no podía evitar sentirse así, pero después de todo el fue quien le pidió alejarse, ahora no tenía que dar marcha atrás.
***
-*Corre que vomitó, corre que vomito* - pensó el pelinegro saliendo de la Corporación Cápsula para poder sacar el auto de la cápsula, pero apenas logró llegar al jardín cuando las arqueadas volvieron y no le quedó de otra que vomitar en los rosales que seguramente eran de Bulma o de su madre.
Se limpió la boca con el dorso de la mano y rápidamente lanzó la cápsula, se subió al automóvil y huyó antes de que se dieran cuenta que había arruinado las flores.
¿Ahora si todo había acabado?
Trunks ya le había dicho que ya no tenían futuro incluso lo había rechazado, pero aún así, ¿se daría por vencido?
La respuesta era muy simple y obviamente no lo haría . Y la razón era que lo amaba con desesperación.
Trunks le había dicho que lo amaba. El amaba a Trunks. Su primer amigo. Su primer novio. Su primer beso. Su primera vez. Su primer amor. Su primer todo…
Y ahora el padre de su hijo, ¿acaso los planetas se habían alineado para que el mundo se le viniera encima? Apostaba lo que sea a que así fue.
Por más que Trunks no quisiera casarse debía hacerlo, ¿entonces qué podía hacer el?
Trunks… Trunks… Trunks… ¿Por qué no podía simplemente sacarlo de su cabeza?
Tenía que concentrarse en el camino que tenía frente a él si no quería tener un accidente, pero era tan difícil tratar de ver hacia delante con los ojos empañado de recuerdos.
Por eso maldecía no poder volar. Para volar no necesitaba hacer ni el más mínima esfuerzo ni concentrarse o preocuparse en saber a donde iba, su cuerpo era el encargo de todo aquello cuando su mente estaba en las nubes.
Estar en las nubes era lo que sentía estando con Trunks.
Siguió divagando en sus recuerdos todo el trayecto y de milagro logró llegar a su casa en las montañas.
Abrió la puerta y entró, Marron ya no estaba en su sillón pero aún así seguía sintiendo la presencia de la rubia en su casa.
Entró a la habitación que le pertenencia a la chica y la vio acostada, nuevamente dormida, seguramente estar en el sillón debió haberla despertado por la incomodidad y se fue a su habitación para descansar mejor.
Fue a su habitación y tomó la maleta que aún no deshacía, la vacío en la cama y comenzó a llenarla con ropa limpia, la cerró y la dejo al pie de la cama.
¿Qué haría ahora? Se preguntó soltando un suspiro, sentándose a la orilla de la cama, mirando cabizbajo sus manos que se encontraban posadas en su regazo hasta que el anillo en su mano le llamó la atención, ¿que no se supone que lo tenía Marron? Seguramente se li regreso en algún momento y él no se dio cuenta.
Sonrió, irónicamente el anillo parecía alianza de boda.
-hmp - sonrió de forma triste - que tontería - negó con la cabeza, recordando su sueño, pensado que tal vez vez si paso todo aquello.
Después de todo con trabajos recordaba que habían hecho en las Vegas, así que no le veía problema al fantasear un poco con el anillo y con su sueño.
¿Y si en verdad Trunks le había pedido matrimonio? ¿Y si si se habían casado? ¿Y si ese anillo que parecía alianza en verdad era una alianza?
Todo le sonaba absurdo pero entre más lo pensaba más se lo creía y eso le dolía, ¿por que su mente estaba del lado de su corazón?
Trataba de no hacerse esperanzas pero ahora tenía una idea que quizás ayudaría a ambos.
Si en verdad todas aquellas fantasías eran ciertas y él se había casado con Trunks, eso quería decir que Trunks no se podía volver a casar por que nadie se puede casar dos veces ¿o si?.
Esa era la solución a todo. Decir que estaba casado con Trunks. Pero había un inconveniente.
¿Cómo comprobar algo que ni siquiera él estaba seguro de ello?
Lo hablaría con Trunks, esa era otra opción. Pero no, quizás él tampoco lo recordaba y no serviria de nada decirle aquello sin tener pruebas. Después de todo ya le había quedado en claro que no estaba en manos de Trunks cancelar la boda.
Se levantó y abrió el cajón de su mesa ee noche, sacó una libreta forma francesa y una pluma de tinta azul.
Escribió en una unos cuantos renglones en la hoja y la arrancó. Después escribió en otra y también la arrancó.
Doblo ambas hojas y en la parte superior escribió: “para Marron” “para Trunks”.
Las dejo arriba de la cama y tomó la maleta. Volteo por última vez a su habitación y salió cerrando la puerta.
Exactamente le quedaban 26 días para encontrar la solución a todo. 26 días para que Trunks contrajera matrimonio con su sobrina. 26 días para perderlo para siempre.