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El Secreto del Sacerdote por yuhakira

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Notas del fanfic:

Declaimer: Los personajes no me pertenecen son creación de Masashi Kishimoto - Esta historia se crea sin fines de lucro. Prohibida su distribución, copia o adaptación.

 

El sonido metálico del badajo golpeando contra el metal de la campana se escuchó por toda la aldea, el estruendoso sonido llego con fuerza a la habitación de Sasuke, anunciando que el inicio de la ceremonia estaba cerca. Respiro con pesadez. Había decidido convertirse en sacerdote a muy temprana edad, se había quedado sin familia siendo muy joven y encontró en la iglesia un refugio de su soledad, los clérigos lo habían recibido con los brazos abiertos, sin embargo, si le preguntaban por su fe, la historia era distinta, hasta entonces había sabido ocultar muy bien la duda en su fe, su poca creencia en dios; con los años esas dudas se habían acrecentado, encontraba dudoso el poder de los rituales, dudaba de sus capacidades como guía espiritual, pero amaba los momentos de soledad, la oportunidad de tener el tiempo suficiente para leer, para ordenar sus pensamientos.

Había llegado a Konoha unos años atrás, reemplazando al viejo Jiraiya que había muerto de forma natural. Era su primera vez ejerciendo su labor como sacerdote, no tenía idea a pesar de todos los seminarios hechos y toda la experiencia que había adquirido observando a sus mayores de lo que debía hacer, pero no tenía más remedio que afrontar el reto y ser el mejor, como un Uchiha no podría ser menos. Pero su reto más grande lo encontró no más al llegar, uno de sus acólitos había encontrado muerto al padre Jiraiya, había sido un trauma para el chico, lo cual era de esperarse, el viejo había estado al mando de la iglesia por mucho tiempo, era muy querido por todos a un a pesar de sus excentricidades, el huérfano era uno de sus protegidos.

El ultimo campanazo sonó aun mas fuerte, ya escuchaba el murmullo de la gente tomando lugar en el recinto, la ceremonia estaba por empezar. Termino por arreglar sus hábitos antes de salir al altar. Frente al cuerpo en la cruz Naruto lo esperaba, inclino la cabeza frente a él y luego se sentó a un lado del altar a presenciar la ceremonia.

Sasuke había hecho un voto de castidad cuando se convirtió en miembro activo de la iglesia, y hasta entonces había hecho lo posible por respetar su celibato, pero cada vez que veía al huérfano rubio rondando por la iglesia tenía un extraño sentimiento en la parte baja de su estómago, y estando en el altar cuando se inclinaba frente a él ese sentimiento solo se acrecentaba en su interior, entonces miraba el cuerpo crucificado detrás suyo y se sentía juzgado de la peor manera. Pero ni por eso retiraba sus ojos de él, lo veía ir de un lado a otro, asistiéndolo en la ceremonia, con sus ojos azules brillando espléndidamente, sonriéndole a sus conocidos, haciendo gestos y burlas por las que las más ancianas no dudaban en reclamarle. Tomo el vino del cáliz y saboreo su sabor dulzón en la boca, admitía que era una de las ventajas de su profesión, nadie lo juzgaba por tener el pasatiempo del vino, por tener un par de botellas de más, podía beberlo todos los días, era su placer mundano favorito, y el ver a ese chico se estaba convirtiendo en su segundo vicio favorito.

Al terminar la ceremonia, se acercó a la salida y saludo a los fieles, sonreía y hablaba amablemente, pero sabía que el hueco que tenia que llenar era muy grande, y a pesar de los años que llevaba en la iglesia, seguía sin siguiera acercarse un poco a la sombra de lo que había sido su antecesor, pero la brecha de esa sombra se sentía mucho mayor cuando intentaba acercarse a Naruto. Recién le había conocido, cuando llego a la aldea el dolor de Naruto aun era muy reciente, y era a penas un crio, por aquel entonces tenía doce años, Jiraiya había representado para él una figura paterna, había cuidado de él, lo había adoptado a nombre de la iglesia, y la iglesia seguiría haciéndose cargo de él hasta que cumpliera los dieciocho años, faltaba un año para eso. Sasuke llevaba cinco años observándolo, tratando de conocerlo y acercarse a él, sin embargo, el rubio travieso siempre encontraba la forma de escabullirse, sobre todo cuando adivinaba que su propósito era reprenderlo por alguna travesura. Pero el chico no le llamaba la atención solo por su actitud rebelde y su sonrisa socarrona, o porque se esforzará mucho en ignorarlo, admitía con vergüenza para sus propios pensamientos que había algo mucho mas carnal en su gusto por él, desde que viera sus ojos azules escarbando en los suyos tan negros como la noche, su pequeño cuerpo, tan frágil, sentía un profundo sentimiento de necesidad, quería hacerlo suyo, poseerlo, invadirlo en su más profunda intimidad.

Sasuke sabía que era homosexual, lo había descubierto en sus primeros días en el seminario pastoral, sus ojos se habían puesto sobre un obispo de pelo plateado, había sabido controlar muy bien aquellas sensaciones en aquel tiempo, él mismo obispo era ahora uno de sus confidentes, su guía espiritual, había dejado de tener sentimientos por él luego de descubrir que mantenía relaciones con sus fieles, era un canalla, un canalla con una fe muy fuerte, irónicamente. Parte de su celibato, de su compromiso con la iglesia era restarle importancia a su condición sexual, pues él no debía existir como ser sexual, al contrario, debía ser solo un hombre espiritual. Pero Naruto no solo era un hombre, seguía siendo un niño, en cuanto lo conoció hizo todo lo posible para convencerse de que lo que sentía por él era un fuerte afecto, una especie de conexión por el pasado doloroso que compartían, pero lo cierto era que el chico despertara sus mas bajos instintos, y cada vez que lo ignoraba o lo veía con ojos fríos, que había descubierto solo le dirigía a él, ese sentimiento solo se acrecentaba.

El sonido del portón principal cerrándose se escuchó detrás de él, Naruto se acercó desde atrás hasta estar en el altar para limpiarlo un poco antes de salir. Sasuke lo observo desde la puerta que daba al interior de la parroquia, mientras retiraba sus hábitos y quedaba únicamente con la túnica negra que le cubría desde el cuello a los pies, dejándola en un costado, en una urna donde la señora de la limpieza la recogería, remplazaría y se haría cargo de ella. Naruto a su vez llevaba una blanca con un cordel en la cintura, cuando termino de limpiar se la quito también y metió todo dentro de la mochila que dejaba debajo del altar.

—Te he dicho que no dejes eso hay, para eso tienes un cuarto.

—Se ensuciará si ando por todo lado con el puesto.

—Sabes que hablo de la maleta.

Una vez, luego de que Naruto cumpliera los quince años, Sasuke se acercó a su cuarto a buscarlo, necesitaba enviar unas encomiendas a Kakashi el obispo que se encontraba en otra aldea. Entro en su cuarto sin avisar, aun era temprano y el chico ni siquiera estaba despierto, lo primero que llamo su atención fue la forma desordenada en la que dormía, las cobijas estaban sobre el suelo, y la transparentosa sabana a penas cubría parte de sus muslos. Lo encontró desnudo, bueno casi, a penas llevaba los calzoncillos puestos. Trago saliva en cuanto descubrió la situación en la que se había metido, no solo por que estaba invadiendo su espacio, sino porque él podría mal interpretar sus intenciones si despertaba de golpe. Sintió su mente volar del lugar cuando lo vio estremecerse un poco por el viento frio que entro por la puerta abierta, sus labios se entreabrieron en un suspiro pesado, tenía las mejillas sonrojadas; sabia que debía salir de la habitación, calmarse y entonces llamar a la puerta para hacer lo que había ido a hacer; pero entonces lo vio estirar una de sus manos hasta el caucho de sus calzoncillos y deslizarla al interior, lo vio empuñar con fuerza su pene erecto y acariciarlo. Sasuke sintió su cuerpo tensarse, se relamido los labios excitado, a sus casi treinta años años aun era virgen y las veces en las que se tocaba a si mismo eran cada vez más escasas, trago saliva en cuanto los movimientos de la mano del chico se hicieron más erráticos. Salió lo mas calladamente posible que pudo, en cuanto se vio a salvo corrió lo más rápido que sus piernas se lo permitieron hasta su cuarto. El espacio casi vacío de su habitación, ocupado por nada más que una cama y una cómoda donde guardaba su ropa se le hizo tremendamente sofocante, se sentó sobre la cama sintiendo su cuerpo arder. Se reprendió a si mismo una y otra vez, debió haber tocado la puerta, debió haber esperado que el autorizara su ingreso del otro lado, debió salir del cuarto en cuanto lo encontró desnudo, observo el cristo sobre la baranda de su cama, clavado a la pared, aprisiono entre sus manos uno de sus rosarios y se arrodillo sobre su cama frente al cristo, posiciono su cabeza contra la helada pared mientras rezaba, su respiración se fue calmando conforme las oraciones brotaban de su boca. No creía en dios, seguía poniendo en duda el poder de los rituales, pero aquel día reconoció que si no hubiera sido por el poder de los rezagos de su fe no habría encontrado calma alguna.

Era día domingo, Naruto debía ir y acostare lo mas pronto posible, al día siguiente tenía clases, ya era su ultimo año y era imperativo que terminara con buenos resultados, cuando metió la ropa en la maleta Sasuke alcanzo a ver su libro de matemáticas así que adivinó que ir a dormir no estaba entre las intenciones del rubio.

—¿Piensas salir?

—Si, iré donde Sai a estudiar hay prueba de matemáticas mañana.

—¿Quién es Sai?

—De que habla, esta en el coro, lo conoce, viene a practicar miércoles y jueves, participa en la ceremonia de las siete los sábados y los domingos —Sasuke hizo un gesto que le dio a entender que no lo ubicaba— ¿habla enserio? Hace tres años esta en el coro, por eso es que la gente no lo quiere, no ha visto como cada vez vienen menos personas, sería increíble si saliera a la calle de vez en cuando e hiciera un poco de labor pastoral o yo que se.

—Mide la forma en la que hablas.

—Solo digo que han pasado cinco años desde que llego y no se sabe siguiera el nombre de la abadesa que atiende el despacho parroquial.

—No necesito saber su nombre.

—Tal vez no, pero debería.

—Se tu nombre.

Luego de la invasión a su habitación Sasuke había hecho lo posible por mantener la distancia con Naruto, quien aparte de cumplir las labores de acolito en las ceremonias, debía ayudar a la abadesa y mantener su oficina en orden. Hasta entonces había estado acostumbrado a verlo merodeando por sus alrededores, siempre lo hacia en silencio y cuando él intentaba hacerle conversación, preguntar como iban sus estudios o algo similar, el chico siempre lo había mirado con desprecio, en ocasiones incluso lo había visto perdido observando el viejo retrato del padre Jiraiya, y al llamar su atención sonreía alegremente sin mirarlo y salía rápidamente de su vista. Tras el incidente le ordeno que no ingresara mas en la oficina, que el mismo se haría cargo de su limpieza, así evito encontrárselo por más tiempo del necesario, solo lo veía en el transcurso de las ceremonia y eso le ayudo a calmarse aun cuando en las noches seguía viéndolo, seguía imaginado como habría terminado todo de haberse quedado ahí de pie observándolo, o que habría pasado si se hubiera permitido tocarlo, como a veces dejaba que su imaginación lo hiciera, sentir su piel cálida bajo sus dedos, el fino bello de sus brazos erizándose ante su tacto. Todo eso fue desapareciendo de su mente conforme el chico desaparecía de su vista, sin embargo un día, luego de volver de un corto viaje a visitar a su amigo el obispo lo encontró en su oficina, estaba triste, habían rezagos de lágrimas en sus ojos, tenía la cabeza recostada sobre su escritorio, estaba sentado sobre su silla, pero para cuando él entro el chico ya estaba dormido, su rostro de nuevo estaba hacia el retrato del padre Jiraiya, Sasuke no disimulo su disgusto, habría retirado el retrato si no supiera que eso disgustaría a la comunidad con la que frecuentemente se encontraba en el despacho. Se acerco y acaricio su rostro dormido, su pecho se calentó, sus cabellos eran también más suaves de lo que había imaginado, se acercó desde atrás y aspiro un poco de su aroma, el sentimiento de culpabilidad volvió a invadirlo. Antes de perder el control abandono el despacho y fue hasta su habitación. Al día siguiente el chico había entrado en su oficina por voluntad propia a pedirle que le dejara hacerse cargo de su limpieza, argumento que se sentía culpable de no hacerlo, además prometió que estaría mas atento de hacerlo mientas el no estuviera presente. Sasuke había creído que lo había hecho para poder observar el retrato sin romper las reglas, sin embargo, no falto mucho para que descubriera que la habilidad del chico para limpiar era algo que él no poseía y que seguramente se sentía culpable de no hacerlo, más nunca supo que lo que él quería era estar cerca suyo, pues a pesar de la promesa hecha siempre encontró el momento de adentrarse en la oficina en su presencia.  

Naruto no era un ser de fe, Sasuke sabia que una vez cumpliera los 18 años dejaría la iglesia e iría a hacer su vida, lo cual en parte era un alivio, Sasuke podría andar por la iglesia de nuevo tranquilamente, sin miedo de encontrarlo por ahí y sentir su corazón salirse de su lugar, de pronto así podría recordar lo importante de su misión pastoral e ir a la calle a buscar más fieles para la iglesia y la palabra de dios, guiarlos a la salvación de la que él sabía no era merecedor, si es que existía algún tipo de salvación.

 —No tienes que ir con él, podemos ir al despacho, yo puedo guiarte.

Los ojos de Naruto se abrieron sorprendidos, no sabía que responder. Meses atrás se había sentido decaído, el padre Jiraiya cumplía cinco años de su deceso y se sentía solo, sin una guía que seguir, aun no podía acercarse a Sasuke, odiaba admitir que desde niño lo había impresionado, lo imponente de su mirada fría y calculadora, le había dado miedo en un principio, pero luego en cuanto mas tiempo pasaba a su lado más se sentía seducido por él y se odiaba a si mismo por eso, por no ser capaz de verlo de la misma forma en la que había visto al padre Jiraiya. Siendo un niño busco la forma de ocultarse, de desviar su mirada, de ignorar su atención, se alejaba cada que sentía que él acercaba sus manos buscando acariciarle los cabellos, en parte por que recordaba las manos callosas del padre Jiraiya y eso estrujaba su corazón y en parte porque sentía que las hermosas manos blancas del padre Uchiha no debían tocar a un niño manchado como él. Él que había sido abandonado y despreciado por sus padres, que lo habían dejado a las puertas de la iglesia, no se sentía merecedor del amor de ese hombre. Pero a veces se preguntaba si Sasuke era un hombre capaz de dar amor, sin duda era muy diferente del padre Jiraiya que era querido y respetado por la comunidad, Sasuke a pesar de los cinco años que llevaba al frente de la iglesia no había logrado ganarse la confianza de sus fieles, a pesar de que sabía que las mujeres en espacial sentían una fuerte atracción hacia él, las encontraba susurrando en las calles sobre él, diciendo lo mucho que les gustaría verlo sin su sotana, pero Sasuke sabia pasar muy bien de ellas, ignorándolas por completo, con palabras sabias pero contundentes, respetaba su lugar como sacerdote, y eso  no hacía más que ganarse parte de su admiración. Mientras estaba en la iglesia sentado sobre uno de los bancos, repitiendo una oración que el padre Jiraiya le había ensañado en su cabeza, tratando de que sus lagrimas no se escaparan de sus ojos, Sasuke había entrado, no lo sintió hasta que se sentó a su lado y coloco su mano sobre la suya sobre sus rodillas, sintió un rio de calor atravesarle el cuerpo, abrió los ojos sorprendido, y Sasuke que había adivinado de que se trataba su desazón le había sonreído con dulzura, esperando que el chico abriera su corazón hacia él, y le dejara hacer algo positivo por él. Pero Naruto esa vez al igual que en otras ocasiones le había dicho que era necesario que dejara de tontear.

—Tiene asuntos que resolver, mañana viene el arzobispo para mirar el presupuesto para la reforma del orfanato, debe estar listo para esa entrevista.

—Me interesa que vayas temprano a la cama, si sales a buscar a ese muchacho no se a que hora regresaras, yo me preocupo por lo de mañana —le había dicho tratando de convencerlo de estudiar matemáticas con él— por favor acepta.

Naruto seguía sin decidirse por que hacer, en el fondo quería quedarse con él, pero estar rodeado de su presencia obligado a prestarle atención lo aterraba, que pasaría si no se controlaba, si dejaba sus deseos por él invadir sus pensamientos.

Intentó salir de la iglesia ignorando las ultimas palabras de Sasuke, pero no logro hacerlo, Sasuke se sentía enojado de ser menospreciado, quería demostrarle que era un buen sacerdote, que podía cumplir con perfección su rol, por eso insistió.

—No te dejare salir esta noche, aun vives bajo las reglas de esta iglesia.

Las mejillas de Naruto se enrojecieron, el mismo calor que lo había invadido meses atrás sentado en uno de los bancos de la iglesia, lo invadía de nuevo, se había enamorado del padre, lo sabía, pero no podía cambiarlo, lo único que podía hacer era mantenerse alejado de él.

—Es matemática avanzada en realidad no entiendo mucho de eso, Sai es bueno explicando, si se tratara de teología o algo parecido sin duda vendría a buscarlo a usted señor.

—No me menosprecies, pero ¿él donde esta? —admitió que no seria de mucha ayuda en matemáticas y que en parte tenía razón.

—Padre, él está afuera esperándome.

—Dile que entre, estaré más tranquilo si estás aquí, pueden estudiar en mi oficina no me molestare —Naruto trato de negarse, pero el agarre en su brazo se hizo mas fuerte, y la potente mirada de Sasuke le hizo entender que era lo unico que iba a lograr— Es lo máximo que voy a ceder.

—Tendrá que hablar con su mamá para explicárselo.

Sasuke salió adelante, Naruto lo siguió cabizbajo, en cuanto estuvieron en la puerta se encontraron con el joven y su madre, en cuanto lo vio lo reconoció, en su interior hizo un gesto de desagrado que disimulo muy bien, lo conocía, no de nombre obviamente, pero sabia que era él quien mas osaba en acercarse a Naruto, lo había visto muchas veces abrazándolo, llevándolo fuera de la iglesia, lo había visto desde las ventanas en el parque en frente de la iglesia, haciendo monerías para llamar su atención.

Se acerco a la mamá y amablemente le pidió que lo dejara permanecer en la iglesia, que estarían en el despacho parroquial para estudiar, al principio ella se había mostrado inconforme pero luego de unos momentos había aceptado, prometiendo que pasaría a recogerlo en hora y media. Fueron a la oficina parroquial, era una noche de domingo calurosa, y la ventilación del lugar no ayudaba mucho a mejorar la situación, Sai y Naruto estaban en camisa y pantalón, podían aguantarlo, pero la sotana negra de Sasuke era incomoda y sofocante, sentía que se ahorcaba, debajo llevaba una sudadera mas ligera, estando solo en frente de Naruto no dudaría en quitársela, pero delante del chico pálido debía guardar la compostura.

—Padre, está sudando mucho.

La voz de Naruto lo saco de sus ensoñaciones, ya llevaban alrededor de veinte minutos, las voces de los chicos se escuchaban como murmullos en la habitación, sin embargo Sasuke no podía concentrarse en su tarea, era el conjunto de todo lo que lo incomodaba, no solo el calor, la sotana que empezaba a entorpecer su cuello, era el hecho de la cercanía de Sai a Naruto lo que mas le molestaba, la cercanía de sus rostros mientras le susurraba como se resolvían los ejercicios.

—¿Padre, Se encuentra bien?

—Si, lo siento, saldré por un momento.

Salió a pasos agigantados de la oficina, necesitaba aire fresco, pero sobre todo deshacerse de la estorbosa sotana, pieza contra la que empezaba a dirigir su enojo con toda la situación. En realidad, lo que quería era que ese año pasara lo más rápido posible, sacar de su mente al rubio, por dios en que pensaba acaso, ya no tenía doce años, pero seguía siendo un niño, estaba muy lejos de tener la capacidad de quererlo, él no podía olvidar sus votos, olvidar el compromiso que había adquirido tantos años atrás, quien le iba a perdonar que tuviera esos sentimientos por un chiquillo como él. Llego a su habitación trastabillando. Saco de su armario una botella de vino que escondía y busco entre los cajones de la mesa de noche la copa que completaba el juego. Luego de llenar la copa se quitó la sotana, quedo solo con el esqueleto negro pegándose a su cuerpo sudoroso, y los pantalones ligeros que desentonaban de todas las formas con sus zapatos elegantes. Respiro hondo antes de llevar la copa a su boca, saboreo el sabor dulzón tocando su boca, en cuanto lo sintió bajar por su garganta se calmó, acerco la toalla que colgaba de la parte de atrás de su puerta y seco su frente mientras tomaba otro trago. Naruto había salido detrás de él, con la excusa de buscar algo que beber en la cocina, había dejado a Sai solo en el despacho, la mirada de Sasuke lo tenia atontado, sus ojos perdidos, el color en sus mejillas, el sudor en su frente, de algún modo pensó que no tendría otra oportunidad de verlo en un estado tan lamentable, y quería, por un poco mas prolongar esa imagen en su cabeza. Lo siguió hasta su cuarto, dudo un poco si debía llamar a la puerta y simplemente preguntar si estaba bien, o si todavía tenia tiempo de arrepentirse y de volver en sus pasos.

Para cuando Sasuke termino su copa se sentía mucho más tranquilo, debía buscar entre sus cosas algo más adecuado que vestir en frente de los muchachos, no podía simplemente salir con lo que llevaba puesto. Naruto decidido toco la puerta, dos toques fuertes y seguros, Sasuke no supo si abrir la puerta o ignorar el llamado, sabia que se trataba de Naruto, era los únicos que ocupaban la parroquia, luego de la misa la abadesa se iba al orfanato donde vivía, así que no había otra opción. Abrió la puerta un poco, lo suficiente para que Naruto pudiera verlo.

—¿Se encuentra bien?

—Si, siento si te preocupe, por favor no dejes solo a tu amigo.

—¿Qué, no va a decir que ya no recuerda su nombre?

Naruto se acerco al borde de la puerta acercando su rostro al de Sasuke que se asomaba tímidamente, sintió el olor salado de su cuerpo invadir sus sentidos, pero también el del alcohol. Naruto para su sorpresa había crecido mucho, eran pocos los centímetros de estatura que los separaban, y sabia que cuando terminara de crecer seguro seria mas alto que él, en sus deseos mas profundos esperaba poder verlo para comprobarlo.

—Adelántate.

—¿Esta bebiendo? ¿no estará gastando el vino para consagrar cierto?

—No es tu asunto, pero tengo mi propia reserva, por favor retírate.

Naruto se acercó más, obligándolo a abrir la puerta, se asomo un poco en la habitación, observo la copa vacía y a un lado la botella pronta a terminarse, le divirtió saber que el estricto sacerdote tenia su propia forma de romper las reglas, luego se detuvo a observarlo, se sorprendio al encontrar su rostro enojado, pero no fue suficiente para que se detuviera en darle un vistazo, jamás lo había visto así, siempre llevaba su sotana puesta, y las pocas ocasiones en que lo encontró vestido de otra forma, fueron dos contadas veces en las que se lo cruzo camino al baño en la mañana luciendo una pijama de pantalón y buso de un color azul oscuro, y otro par donde lucio un pantalón en lino con una camisa manga larga negra con el clergyman en el cuello. Trago saliva, era la primera vez que veía tanta piel al descubierto, el tono blanco pálido lo sedujo, el grosor en los músculos de sus brazos, la forma descarada que se asomaba su clavícula por sobre la tela del esqueleto.

—Por favor retírate de mi habitación, y vuelve al despacho, estaré hay en poco tiempo.

—Falta poco mas de media hora para que vuelva la madre de Sai, padre no tarde por favor.

Cada vez que escuchaba que le llamaba padre se sentía asqueado por dentro, con unas ganas infinitas de vomitar, deseaba escuchar su nombre saliendo de sus labios, aunque fuera una vez, sin embargo ahora no pudo sentir otra cosa mas que excitación, lo había visto en su mirada, en sus ojos que le recorrieron con descaro, esos ojos brillantes lo habían estudiado con total detenimiento, el cuerpo le tembló cuando intento darle un sentido a sus palabras, hasta ahora se había cuidado mucho de su actuar, había guardado la distancia necesaria y sabía que no había forma de que Naruto supusiera que lo que había insinuado le estaba permitido, pero sabia que el hecho de no reprender ninguna de sus anteriores acciones decía más que cualquier otra cosa. Cambio sus zapatos por unos mas cómodos, no cambio el pantalón, era muy tarde y seguro el chico pálido lo entendería, busco el saco que completaba el conjunto y se lo puso encima a un para su pesar seguía haciendo mucho calor. Bebió una copa mas de vino antes de volver.

Cuando llego a la cocina bebió un vaso lleno de agua directo del grifo, el agua helada refresco su garganta, mojo sus cabellos con un poco de agua y se miró en el reflejo de los azulejos. Estuvo a punto de lanzarse sobre él, como una bestia salvaje, como un animal, de no haber sido por su mirada fría, y el tono parco de su voz lo hubiera hecho, pero de algún modo sentía que le había dejado saber lo que estaba pensando, pero luego el mensaje se había distorsionado en su cabeza y no se sentía seguro de si lo que había hecho tendría sentido. Busco en el refrigerador alguna de sus bebidas, sirvió los tres vasos de coca con cubos de hielo que buscaba enfriaran la situación, para cuando volvió a la oficina Sasuke ya estaba ahí, sus miradas se encontraron, pero el contacto no duro mucho.

A partir de ese momento Sasuke pudo concentrarse con mayor facilidad en sus tareas, ágilmente Naruto se había ubicado frente a Sai, evitando así que el chico se acercara demasiado a él. Mas rápido de lo que imaginaron se escuchó el timbre de la puerta exterior sonar, habían llegado por Sai, Naruto se ofreció amablemente a acompañarlo hasta la puerta y se fue tras él. Sasuke sintió que lo correcto habría sido acompañarlo personalmente, ofrecer disculpas con la señora por las molestias causadas e invitarla a algún evento especial que se fuera a realizar en los próximos días, pero el pensamiento se fue tan rápido como llego. Los minutos empezaron a correr y Naruto no regresaba, debía llevarse sus cosas, lo cual era un motivo para que regresara. No falto mucho para que empezara a impacientarse, quería por un momento olvidarlo todo, dejar de ser el hombre que había decidido ser, y esperar a que las cosas siguieran el rumbo que tuvieran que seguir. Respiro hondo hastiado de sus propios pensamientos, si Naruto no volvía no le quedaría otra opción mas que llevar las cosas hasta su habitación, no tendría tiempo en la mañana para entregárselas, él debía salir mucho mas temprano para sus clases.

Cuando no aguanto más se levantó, dio orden a sus documentos y recogió los libros de Naruto que había dejado regados sobre la mesa para tomar el té. Abrió la puerta y lo encontró ahí, ligeramente recostado contra la pared. La intensidad de su mirada evito que se moviera, carraspeo un poco cuando la incomodidad lo supero.

—Es tarde, toma tus cosas y ve a dormir.

—Padre, nunca he tenido una hora para ir a la cama.

—Lo sé, sería un buen habito que empezaras ahora.

Naruto sonrió de medio lado adivinando el titubeo en la voz de Sasuke, por primera vez no encontró en sus palabras la veracidad y frialdad con la que solía hablarle, se preguntaba si el vino en su habitación tenía algo que ver con eso, o si de alguna forma se sentía consternado por él.

—¿Me acompañaría hasta mi cama?, me dormiré más rápido si alguien está cerca de mí.

—Eso no es necesario, duermes muy bien.

—¿Cómo la sabe? ¿Me ha visto dormir?

El flechazo del recuerdo de la vez que había invadido su habitación se cruzo en su mente, volvió a sentirse culpable y trato de recomponer su postura.

—¿Quiere acompañarme?

—Es algo que puedes hacer solo.

—Eso lo sé, pero, ¿Quiere hacerlo? —cerro un poco el espacio entre los dos— padre, por favor acompáñeme.

—Iré tras de ti.

Trago saliva mientras lo seguía, se sentía ridículo por lo que estaba haciendo, sabía que se arrepentiría si seguía entrando en el juego de ese chico, pero de alguna forma su mente no razonaba lo suficiente para obligarse a alejarse. La habitación de Sasuke era la primera del pacillo, luego esta el baño, una pequeña biblioteca que solía ocupar en las tardes, y al final del pacillo estaba la habitación de Naruto. Se detuvo súbitamente frente a la biblioteca, las puertas estaban abiertas y al fondo pudo ver la biblia abierta sobre un pedestal. ¿Qué estaba haciendo?

—Llevo cinco años acá y siempre has evitado hablar conmigo.

Naruto se detuvo en seco conciente de sus palabras, tampoco estaba muy seguro de lo que estaba haciendo.

—Siempre te has acercado a mi con buenas intenciones —era la primera vez que le hablaba de forma personal— de algún modo querías llenar el espacio del padre Jiraiya.

—Si, en un principio, pero es un vacío que de ningún modo puedo llenar, fue como un padre para ti, no del modo sacerdotal como yo intente serlo, un padre de verdad, uno que no tuviste.

—Eso no…

—Lo entiendo, me hubiera gustado contar con alguien así —los ojos de Naruto lo miraron con sorpresa—esta iglesia es lo único que tengo. Perdón si tarde en entenderlo, luego mis intenciones fueron diferentes, pero aun así nunca me has dejado acercarme, a pesar de que hemos estado obligados a compartir este espacio durante cinco años, no has hecho más que ignorarme.

—¿Padre, le gustaría llevarme a la cama?

—¿Qué haces?

—Intento seducirlo —Naruto volvió a cerrar el espacio entre los dos.

—¿Por qué?

—Tarde un poco en darme cuenta porque no podía acercarme a usted —le quito los libros de las manos y los dejo caer a un costado— si negué todos sus intentos es porque temía que esto pasara mucho antes.

Sasuke a pesar de saber lo que tenia que hacer no evito que él se acercara hasta tocar su rostro, pero se negó a besarlo, sintió el aliento pesado de Naruto estrellarse contra su mejilla.

—Padre, ¿Por qué siento que quiere lo mismo que yo?

—No puedo.

—Pero lo quiere —tomo su rostro entre sus manos y lo obligo a mirarlo, sus ojos azules le vieron excitados, ya no había nada de indiferencia en ellos— no esta haciendo nada malo se lo prometo.

—Todo aquí está mal Naruto.

—Me encanta cuando me llama por mi nombre —lo obligo a besarle los labios— por favor padre venga conmigo.

Sasuke negó fuertemente con la cabeza, debía correr, huir a su habitación, tomar entre sus manos su rosario y rogar para que su fe fuera restaurada, para que su fe lo salvara, pero Naruto había vuelto a besarlo y él no encontraba la forma de alejarlo, sabía que ni siquiera lo estaba intentando, la suavidad de sus manos tocando su piel, sus labios contra los suyos dándole sensaciones que jamás había sentido, que ni en lo más profundo de su imaginación había sentido, dejo que las sensaciones invadieran sus sentido, ni siquiera noto cuando Naruto se pego mas a él, no hasta que el calor se hizo palpable.

—Venga.

Naruto lo tomo de las manos sin alejar su rostro y lo arrastro con él, seguía besándolo, torpemente, con la poca experiencia que tenía, agradeció que el padre a pesar de su edad, tuviera incluso menos experiencia que él. Trato de entrar a la habitación, pero de nuevo Sasuke se detenía en la puerta.

—No tenemos que hacer esto ahora.

—Cinco años padre, cinco, no estaré más de unos meses más, luego tendré que irme, por favor, padre, dejemos de perder el tiempo.

Rodeo sus brazos por la cintura y volvió a besarlo, no lo obligo a entrar en su habitación, sabia que a Sasuke le estaba costando mucho dejarse llevar, reconoció que la batalla interna entre su moral y sus deseos era muy grande. Sasuke sabía que había perdido esa pelea en cuanto lo conoció, dejo de pelear, dejo de luchar, en cuanto escucho su nombre, no el padre que solía escuchar, o el señor que le hacia sentirse como un pervertido, solo su nombre saliendo de su boca, de sus labios que chocaban impacientes contra los suyos, que luchaban por introducirse en su boca, hay perdió la condura, su razón lo abandono. Las manos de Naruto se enredaron hábiles por debajo de su chaqueta, sentía el cuerpo arder a cada centímetro de su tacto, no se dio cuenta en qué momento termino dentro de la habitación, en que momento termino acostado en la cama, Naruto se alejo por un momento para observarlo, la mirada de Sasuke seguía contrariada, como si una parte de si se negara a rendirse, no pudo evitar reírse divertido, desde que se diera cuenta de sus sentimientos, desde que supo ponerles nombre había imaginado una y otra vez lo que se sentiría poder tocarlo, lo veía una y otra vez, su cuerpo denudo debajo de él.

—¿Qué te causa gracia?

—Eres mayor que yo.

—Si, ¿hasta ahora te das cuenta?

—Aquí, sobre mi cama, no importa cómo, somos dos iguales, estamos en igualdad de condiciones, no sé ni que hacer.

—¿De qué hablas? ¿hacer qué?

—¿No puedes imaginarlo?

Naruto se quito la camisa e intento desnudarlo, el pudor de Sasuke sin embargo lo detuvo por un momento. Era verdad, estaba actuando como un niño, de forma infantil y ridícula, como si no hubiera leído suficiente acerca del tema, como si no supiera en verdad a que se refería el rubio.

Lo alejo por un momento. Si ya había metido la pata, por que no embarrarse por completo. Se levanto con cuidado, relamió sus labios y decidido empezó, estiro primero el caucho del pantalón de sudadera, levantando ligeramente el esqueleto, la chaqueta ya estaba en el suelo, se la había quitado antes de arrojarlo en la cama; deslizo los pantalones hasta sus rodillas, y con los pies termino de quitárselos. El rostro de Naruto era un poema, se excitaba de solo verlo, todas sus expresiones eran un deleite, hasta ahora solo le había mirado de forma fría y meticulosa, pero ahora el calor que emanaba de sus ojos se le colaba en los huesos. Se quito el esqueleto, y dudo si debía quitarse lo demás.

—Estas duro.

—Soy un hombre también.

—Quítatelos, quiero verlo.

—¿y por que no lo haces tú?

Antes de que terminara de hablar Naruto salto de la cama sobre él, no podía esperar más, no quería esperar más, ni siquiera se preocupó por quitárselos, introdujo su mano y lo apretó con fuerza, a lo que Sasuke no pudo mas que gemir impaciente por seguir sintiéndolo. Naruto volvió a tirarlo en la cama, arranco los calzoncillos de sus piernas, se desnudó tan rápido como sus manos se lo permitieron y se coloco sobre él, besaba su cuello, lamia sus tetillas, mientras Sasuke lo tocaba en todas partes, rodeaba sus brazos fibrosos, aspiraba su cabello, lo enredaba con las piernas manteniéndolo pegado a su cuerpo, mientras las dos erecciones eran estimuladas por las manos torpes en inexpertas de Naruto. Pero no fue necesario más, llevaban cinco años conociéndose, estudiándose a escondidas, sin darse cuenta de que el otro hacía lo mismo, sus cuerpos se entendieron de una forma en que ellos no habían podido hacerlo, no necesitaron más que eso.

La alarma de Naruto sonó temprano, debía alistarse pronto para ir a la escuela, aun debía presentar su examen de matemáticas, se había despertado solo, Sasuke se había ido, no supo cuando se quedo dormido, pero se sentía feliz, estaba arropado hasta el cuello, a pesar del asfixiante calor que estaba haciendo; se levanto en calma sonriente, satisfecho, se arreglo y tomo algo de desayuno antes de ir a buscarlo a su habitación, cuando entro lo encontró dormido, se alegro de saber que no había bebido más del vino al volver a su habitación, lo que le hizo pensar que estaba en paz.

—Oye, despierta… padre —meció sus hombros un poco— anoche no pudimos llegar hasta el final

—¿De que hablas? —se voltio enojado a verlo, a lo cual Naruto solo sonrió acercándose a besarlo.

—Sabes de que hablo, necesito conseguir condones para eso.

—Ni siquiera lo pienses, no iremos mas lejos de eso.

Naruto siguió besándolo mientras Sasuke intentaba negar sus palabras.

—Por supuesto que lo haremos… —le dio un ultimo beso en la frente— si saco un diez lo haremos hoy mismo, adiós.

Salió corriendo sin que Sasuke pudiera decir nada más, sin embargo, quedo tranquilo, en los cinco años que llevaba ahí Naruto nunca había sacado un diez.

 

Extra

 

Alrededor de una semana que había empezado a helar, la nieve ya estaba cayendo, y el sonido de la campana se escuchaba más fuerte en comparación con el silencio de la calle, froto sus manos tratando de calentarlas, aun tenia algo de tiempo antes de que empezara la ceremonia. No sabia si era por el frio o si algo había cambiado y él no se había dado cuenta, pero ahora los fieles asistían con más frecuencia, se acercaban más a él, con más frecuencia pedían su concejo, y las sesiones de confesiones también eran mas amenas y personales, sabia que su alma estaba en pecado, que no era digno del amor de Dios, no porque amara un hombre, si no por que era uno terrenal, aunque admitía que su fe no lo había abandonado del todo. Bebió otro sorbo de su café, mientras el segundo campanazo sonaba.

—Sasuke, no te voy a decir que lo que estás haciendo este bien.

En algún momento su alma se había sentido tan desesperada que en secreto de confesión le conto al obispo lo que había hecho, su amigo no lo juzgo, él llevaba sus propios pecados a cuestas.

—No creo que haya uno solo de nosotros que tenga las manos limpias.

—Kakashi, no nos midas a todos con las mismas reglas que te mides a ti.

—Después de que lo haces la primera vez, no puedes dejar de hacerlo. Es un alivio que el chico ya haya cumplido la mayoría de edad.

—Si, eso hace mi pecado más pequeño —respondió irónico.

Naruto se asomó en el despacho, llevaba en su mano los hábitos para la ceremonia. Ya no era acolito, pero seguía participando en el coro, con permiso del obispo seguía viviendo en la iglesia, pero había conseguido un trabajo fuera de la parroquia y seguía estudiando. Se inclino frente a los hombres en el despacho y le dejo saber a Sasuke que ya era hora. Sasuke tomo las cosas y se arregló, en un par de minutos estuvo frente al altar.

—¿Sabes que no puedes decirle a nadie verdad, lo que pasa entre ustedes?

—No entiendo de que me habla monseñor, pero lo tendré en cuenta.

—Perfecto y, Naruto… buena suerte.

Notas finales:

Si llegaron al final gracias por leerlo, dejenme saber si les gusto con sus comentarios. 

 

Abrazos XOXO


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