Afrodita se levantaba del sofá mirando a su alrededor, no había ruido y parecía que ella era la única en el departamento, se preocupó y busco en ambas habitaciones sin encontrarse ni con la mortal ni con la reina.
Volvió a la sala mirando por la ventana y observo que estaba lloviendo, agarro su espejo y este le mostro una escena que odiaría el resto de su vida pero ella se echaba la culpa por dejarle el camino libre a su rival y esta aprovechaba de la oportunidad. Solo un beso pensó la diosa solo eso había necesitado Perséfone para confundir mas a Alexia y dejarla a ella completamente fuera de juego sin embargo ella había decidido no enamorarse y dejar a su mortal ser feliz, aunque se negaba firmemente haberse enamorado aquello no era mas que una mentira que se repetía para conseguir creerlo aun sabiendo que no lo lograría.
Perséfone y Alexia subían por el ascensor completamente mojadas, la reina se acercó mas y le saco la polera junto a la camiseta que llevaba la mortal quien se dejó hacer sin decir nada.
--estas más mojada que yo y es mejor sacarte la ropa
--no te preocupes por eso- contesto dejándose hacer
La reina chasqueo los dedos haciendo aparecer una toalla y paso está tratando de secar el cabello, el abdomen y brazos pero cuando llego a este vio una marca con símbolos que solo lo podían ver los dioses y ella reconoció al instante esa marca que era provocada por las flechas de Eros, se enojó al pensar que el dios del amor de una forma tan baja pudo haber ayudado a Afrodita.
El ascensor dio un pequeño pitido mientras las puertas se habrían haciéndoles saber a ambas que habían llegado a su destino, las dos bajaron y entraron al departamento encontrándose con una Afrodita quien miraba con odio a Perséfone.
-¿en dónde estaban?- preguntó enojada la diosa mirando a la mortal aun sabiendo la respuesta
--salimos a correr aunque creo que con tu espejo ya debes saber eso-contesto despectiva la reina con una mirada de rencor por la marca que vio en el brazo de Alexia
-¡No te pregunte a ti!- exclamó más enojada que antes la diosa mientras se acercaba de forma peligrosa a la reina quien no se inmutó ni retrocedió ante la amenazante ira de su rival.
Alexia quien estaba de espectadora viendo la interacción de ambas se puso en medio como escudo de Perséfone, esta acción hizo que el corazón de la diosa doliera y se detuviera.
-¿Vas a defenderla?-preguntó con voz herida
-Ella no te está haciendo nada Afrodita, solo contesto tu pregunta aunque no lo haya hecho con el tono adecuado
La diosa por primera vez en toda su existencia tenía ganas de llorar por la impotencia y más al saber que no podía hacer nada ante esa situación, tomo un respiro profundo para tratar de retener las lágrimas que amenazaban salir y sin más camino de prisa hacia la puerta abriéndola.
-Tú la escogiste a ella por sobre mí-dijo con voz firme saliendo del departamento dejando de alguna forma destrozada a la mortal que lloro en los brazos de la reina quien sola le abrazo tratando de consolarla.
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