-no puedo creer que alguna vez te llame hermano, Zeus
-a mi también me da gusto verte, Hades-contesto con sarcasmo- por cierto ¿Qué te trae por estos lados?
-Deja de querer hacerte el idiota conmigo Zeus, que sabes que yo no soy ninguno de tus otros dioses lame botas, he venido porque no sabes manejar el olimpo como es debido
-¡¿cómo te atreves a cuestionar mi autoridad?!
-¿tu autoridad?-pregunto sarcástico- tú no eres más que un payaso que se toma su poderío en forma de broma para hacer lo que se le plazca porque nadie cuestiona tus decisiones-hablo apretando los dientes- ¿o no es de esa forma “hermano”?
Zeus se acercó peligrosamente agarrándolo de la solapa de sus vestiduras.
-tú no sabes nada
-¡no!, eres tu quien no sabe nada, ¿Cómo te atreviste a jugar con la vida de una mortal? Es mas ¡¿Cómo te atreviste a chantajear a una Diosa y encima dejar que otro dios golpeara a mi reina y a la vez a Eros enfrente de tus narices?!-grito enfurecido tomando las manos de Zeus y alejándolas de sus vestiduras.
-Eso no es de tu incumbencia
-Ja !, no te has dado cuenta que tan miserable es tu vida como dios que quieres que los otros pasen tu misma miseria.
El dios del trueno sin poder controlarse levanto la mano derecha echa puño dispuesto a golpear a Hades, pero el fácilmente lo detuvo con una mano haciéndole una llave.
-te recuerdo hermanito que solo eres el dios del olimpo porque así lo permitimos Poseidón y yo, ya que estando los tres separados el mundo tiene equilibrio pero ahora que estas tomando decisiones solo para tu conveniencia pienso reemplazarte con otro dios que sea mas sensato y justo-soltó un suspiro- si no lo quieres de esa forma cambia tu maldita actitud- chasqueo los dedos desapareciendo del olimpo.
El dios a pesar de haber obtenido por fin el control sobre la osadía de la diosa del amor no se sintió feliz y la visita de su hermano no hiso mas que empeorar su mal ánimo y a la vez dejara tantas dudas en su cabeza, se sentó en su trono y pensó sobre cada una de sus acciones dándose cuenta que lo que su hermano dijo era la verdad y no hiso mas que tomar malas decisiones dañando a otros en el proceso.
Hace días había notado que la belleza de la diosa del amor se extinguía, mientras su brillo como una estrella se apagaba lentamente y sus ojos ya no demostraban rebeldía al momento de verlo.
Sonrió nostálgico al saber que de alguna forma las acciones rebeldes de la diosa ponían emoción a su vida como dios pero él ahora era también el culpable del sufrimiento innecesario que pasaba la diosa del amor.
Sintiéndose culpable llamo a Eros quien se presentó ante él.
-¿Qué necesita de mí, Zeus?
-Necesito que traigas a Hefesto y Afrodita ahora mismo y rápido-contesto y Eros se fue
No pasaron mas de dos minutos cuando ambos dioses se presentaron ante en
-¿En qué podemos servirle Zeus?-Preguntó Hefesto
Zeus miro al dios que tenía una sonrisa arrogante en el rostro y luego paso su mirada a la diosa que estaba triste y a la vez demacrada.
-Los he llamado porque me he dado cuenta que tome pésimas decisiones en el pasado y eso ha perjudicado a otros, por eso es que están aquí. Tome la decisión de disolver su matrimonio ya que solo uno de ustedes es feliz mientras el otro no muestra mas que infelicidad-dijo mirando la reacción de los dos dándose cuenta que Hefesto tenia gesto furioso y Afrodita la miraba con sorpresa
-¡no puedes hacer esto!
-claro que puedo y ya lo hice-miro a Hefesto de forma severa por su interrupción-Afrodita-volteo su mirada a la diosa-eres libre de estar con quien quieras y si aún amas a la mortal, puedes ir a verla.
La diosa del amor sonrió verdaderamente feliz pero el dios herrero quien no estaba nada contento por la decisión Zeus camino hasta el dispuesto a atacarlo pero Eros quien miraba la escena lo impidió lanzándolo con todas sus fuerzas a la jaula que Hefesto había hecho encerrándolo.
-ya dictare tu castigo mas tarde por tu insolencia Hefesto-dijo mirando al dios quien golpeo los barrotes- eso es todo Afrodita, puedes retirarte.
La diosa sin perder tiempo chasqueo los dedos transportándose a la tierra.
-A veces pienso que todos los problemas tienen solución excepto el amor-suspiro- porque el amor es un problema que nosotros no podemos dominar fácilmente-susurro para si misma.
Alexia estaba parada en el pequeño puente de su lugar favorito reflexionando sobre su vida y ese sentimiento que no la dejaba en paz.
Ella miro alrededor y recordó a Afrodita y la tarde de picnic que paso con la diosa, una sonrisa genuina apareció en sus labios.
-¿Cómo puedes domar la osadía de una diosa pero no puedes solucionar los problemas como el amor?- pregunto una voz que la mortal conocía a la perfección
Alexia volteo de forma lenta porque creía que estaba alucinando pero sus ojos se abrieron mas de la cuenta al ver enfrente suyo a la dueña de su corazón y a la vez la única capaz de hacerla sentir vulnerable, se froto los ojos ingenuamente pensando que ella desaparecería pero no fue de esa forma, la diosa seguía delante suyo a unos pasos de distancia.
-no voy a desaparecer Alexia-se acercó a la mortal-vine para quedarme contigo-alzo su mano acariciándole la mejilla
-¿Por qué debo confiar que esta vez no te iras?- preguntó con miedo en su voz
-¿tienes miedo de perder y salir lastimada?-preguntó de vuelta sin responder a la duda de Alexia
-no, no tengo miedo mas que de llenarme de esperanza, de que algo malo no pasara y mentirme que será así cuando en realidad la vida no nos quiere juntas- tomo aire para seguir-entonces dime ¿Por qué debo arriesgarme?
-Porque te amo…-contesto acercándose de tal manera que sus labios se rosaran- porque esta vez seré yo la que también se arriesgue sin importar lo que pase.
Al escuchar las palabras de la diosa, Alexia terminó acortando la distancia y besarla con desesperación por el tiempo perdido. Afrodita sonrió en el beso y la abrazo por el cuello apegándola mas a ella.
-yo también te amo-contesto dejando besos cortos en los labios de la diosa
-¿sabes algo?-mordió su labio inferior
-¿mmm? ¿qué?-pregunto mirándola con duda
-este es mi lugar favorito-susurro con voz divertida
-este es el único lugar que te mostré-giro los ojos
-Y este es el lugar en donde ahora estoy declarando mi amor eterno por una mortal.
Ambas volvieron a besarse demostrando en ese simple acto el amor que se tenían mientras se tomaban de las manos y el atardecer se perdía entre las caricias furtivas de las amantes.
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