La diosa cruzaba las piernas al caminar como si fuera modelo profesional de pasarela y el pasillo se convirtió en su escenario principal. Todos los chicos le quedaban mirando maravillados por ver a tan hermosa chica, haciendo que la diosa sonriera mientras se acomodaba el cabello a un lado de forma sexy y seductor, a ella le gustaba tener las miradas atentas de todos ya que esto elevaba su ego. Entro en el salón de clases e igual que en el pasillo, obtuvo la mirada de todos los hombres que la veían con deseo, ella no se sorprendía de ese destello sexual que le dirigían después de todo era la diosa de la lujuria y el deseo sexual sin embargo sintió su ego herido al darse cuenta que su mortal no levantaba la mirada de su cuaderno para verla. El profesor de esa hora ingreso al aula e igual que todos quedo hipnotizado por la belleza de la diosa, él se aclaró la garganta dirigiéndose a Afrodita pidiéndole que tome asiento. La diosa subió los escalones hasta llegar al asiento que quedaba atrás de su mortal pero escucho un susurro.
-Cerdo asqueroso-mascullo entre dientes la mortal que dirigía una mirada de repudio hacia el maestro que veía el trasero de la diosa.
Después de aquello, pasó unas horas y la diosa no quitaba la mirada de encima a la mortal que estaba en su cuaderno dibujando y esto no pasó desapercibido por Afrodita quien reconoció la imagen de la diosa Atenea, ella giro los ojos. “¿Cómo podía adorar a Atenea y no a ella?” se preguntó mentalmente.
La joven cambio de hoja y en esta estaba dibujada Afrodita pero con cuernos y cola, la diosa lo vio y contuvo el aire en un gesto exagerado de sentirse ofendida, toco el hombro de la mortal pero esta no le prestaba atención ni volteaba. La diosa cansada y ofendida por la actitud de la mortal le dio un manotazo en la cabeza haciendo que esta volteara lentamente con expresión seria y la mirara fijamente.
-¿Qué te pasa? Me acabas de golpear- habló enojada entre susurros para que el resto no las escuchara.
-Lo siento es que no te vi- contesto la diosa con voz “inocente”.
Para la mortal no pasó desapercibido el tono de falsa inocencia pero para evitar problemas volvió a lo que hacía antes de ser de nuevo interrumpida por la “alumna nueva”
-¿Por qué dibujas a Afrodita como si fuera un demonio?-pregunto con voz amenazante
-Porque para mí es un demonio de la lujuria, en realidad la historia dice que es la diosa del amor pero sus acciones dan más a entender que es la diosa del sexo y el deseo físico por esa misma razón es la diosa que más desprecio, prefiero arrodillarme mil veces ante la diosa Atenea a pedir sus favores que ante Afrodita
La diosa se mordió la lengua para no insultar a la mortal.
La clase siguió su transcurso con una Afrodita enojada, pasaron unas horas y al terminar la clase todos salieron pero la mortal se quedó un rato más guardando sus cuadernos y Afrodita la miro detallando de cerca cada rasgo del rostro.
-¿Qué me miras, tengo algo en la cara?- preguntó al darse cuenta que la observaban mientras fruncía el ceño enojada
-No, pero….-Afrodita se levantó de su asiento y se acercó demasiado a la mortal quedando a solo centímetros de distancia-eres muy hermosa y te tendré solo para mí- contesto con voz seductora.
-Aja, como digas-dio media vuelta acomodando la mochila en su hombro dispuesta a irse pero la diosa habló.
-Soy la diosa Afrodita y ningún mortal se resiste a mí ni mucho menos tu- alzo la voz-caerás a mis pies, eso te lo aseguro-sonrió desafiante mirando a su contraria.
-En primer lugar mi nombre es Alexia, en segundo, lo que dices suena ridículo y en tercero, me voy de aquí- contesto caminando a la salida pero de la nada la diosa ya estaba al frente suyo, ¿Qué demonios? ¿Cómo hiso eso? Se preguntó mentalmente.
-Déjame mostrarte que soy la diosa Afrodita, mortal.
-Bien, pero ¿Cómo me mostraras que eres supuestamente la “diosa Afrodita”-pregunto haciendo comillas con los dedos en las dos últimas palabras.
La diosa no dijo nada solo la tomo de la mano jalándola afuera del salón y todos los chicos miraron a Afrodita con deseo y se volvieron completamente idiotas mientras le silbaban y decían palabras subida de tono pero ninguno le interesaba más que Alexia.
Ambas salieron por el estacionamiento para perderse de la vista del resto.
-Bueno te creo pero ¿qué hace una diosa en la tierra?
La diosa se mordió el labio inferior como un gesto de seducción que no produjo absolutamente nada en la mortal.
-vine a probar que puedo conquistar cualquier mortal y más preciso conquistarte a ti.
-suerte con eso entonces porque nunca lo lograras-contesto antes de seguir caminando hacia un auto y entrar en él, encendiéndolo para irse pero la diosa entró con ella en el asiento de copiloto.
-¿ahora qué quieres diosa?-pregunto con voz cansada
-no tengo a donde ir y tal vez podría quedarme contigo
-Eres una diosa ¿no puedes simplemente irte al olimpo?
-No puedo volver hasta cumplir con lo que vine hacer
Alexia giro los ojos y arranco el auto sin decir nada.
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