Los 5 primeros meses trascurrieron de forma rápida haciendo que la diosa y la mortal se conocieran mas. Afrodita desde aquella conversación que tuvo con Alexia dejo de tratar de tentarla y siguió el consejo de Eros.
Cada mañana la diosa se levantaba temprano y preparaba el desayuno para ambas, se volvió una rutina que todas las mañanas hablaran de diferentes temas incluso a veces tenían las mismas ideas hasta el punto de llegar a completar las palabras de la otra y se reían al darse cuenta que no eran del todo diferente. Por las tardes iban a la universidad y la diosa no dejaba de recibir halagos por donde pasara haciendo sentir algo incomoda a la mortal. Llegando las noches durante esos meses ambas se sentaban en el sofá y la diosa le relataba aquellos cuentos de la antigua Grecia que nadie sabía más que los mismos dioses.
-¿Por qué decidiste serle infiel a Hefesto sabiendo sobre las consecuencias que traería?-pregunto a la diosa apoyando su cabeza en sus piernas mientras esta le acariciaba los cabellos suavemente.
Afrodita se tensó ante aquella pregunta por los recuerdos que invadieron su mente como si lo volviera a revivir.
-¿Por qué quieres saber sobre aquello?- pregunto tratando de evitar responder a la pregunta.
-Porque quiero conocerte mas y saber los motivos que te llevan a ser de esta forma- contesto acomodando mejor su cuerpo en el sofá y agarrando una de las manos de la diosa que entrelazo con su mano derecha
Durante todos esos meses se había ganado la confianza de la mortal e incluso ambas mostraban mas cariño y comprensión con la otra pero aquel gesto de alguna forma le hizo sentir que alguien se podía preocupar por ella y no solo buscar un alivio a los deseos sexuales por ser simplemente la diosa Afrodita.
-Lo hice porque me obligaron a casar con el mas horrible de los dioses siendo yo la mas hermosa de las diosas-soltó un suspiro- y sé que dirás que estas siendo egoísta o que trato de justificarme, pero me dio rabia saber que me entregaron como premio por tenerle lastima a Hefesto -apretó ligeramente la mano de la mortal-porque todos tenían que hacer la voluntad de Zeus sin tener una opción a negarnos, pero él puede hacer lo que le plazca porque nadie está sobre encima de su autoridad, mientras Zeus es feliz los dioses menores como yo no lo somos-sonrió de forma irónica y triste a la vez
La mortal solo escuchaba atenta a cada palabra pudiendo distinguir de alguna forma en el tono de voz de la diosa tristeza y en parte rencor por la vida que le fue obligada a tener de forma eterna ya que su suplicio nunca terminaría
-decidí rebelarme de alguna forma a los deseos y ordenes de Zeus y vi la oportunidad cuando me presentaron a Ares por primera vez. Recuerdo verlo perdiéndome en sus encantos y que mi pasión me dominara, sin darme cuenta había caído a sus brazos y de un momento a otro estaba en su cama con el desnudos consumando ese deseo que nos llevó a ese punto pero Hefesto apareció y con una red de pescar nos atrapo y humillo enfrente de los demás dioses, Zeus al darse cuenta que lo rete de alguna forma, no interfirió pero aquello no fue mas degradante que el hecho de suplicarle a Hefesto que me dejara libre hasta que este se apiado y me libero.
Alexia la abrazo desde su posición tratando de cierta forma también apaciguar ese sentimiento de celos que tuvo al escucharla hablar sobre su encuentro con Ares sin saber del todo porque se sentía de esa forma.
La diosa aumento sus caricias en los cabellos de la mortal con su mano libre tranquilizándola y haciendo que esta lentamente se quedara dormida.
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