Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Confesiones de Otoño por sakurada momo

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, todo es obra del maravillos Masashi Kishimoto, yo solo tome los personaje para crear una historia diferente

Había pasado un mes, tal vez más, la misma hora, el mismo lugar y siempre observando. Tal vez fue algo del destino, el ver su tez blanca y cabello negro.

El llamado del tren me despertó de mi ensoñación, 7:30 a.m. Había pocas personas, y en su mayoría estas se encontraban somnolientas, algunas solo se disponían a sentarse y echarse una siestecita en lo que llegaban a su destino, pero yo no podía, la sola expectación me mantenía alerta, fueron unos minutos tortuosos los que espere hasta llegar a la próxima estación. Y ahí estaba él, siempre puntual, con una expresión fría fue y se sentó en el último asiento que había en el vagón. Cruzo las piernas, la espalda recta y con una mano sujeto un libro que comenzó a leer. Claro yo solo me digne a observarlo a lo lejos por el rabillo del ojo.

Bajo en unas dos estaciones más, como si sus acciones estuvieran sujetas por un cronometro cerro el libro, lo guardo en su bolso y bajo del tren. Dos segundos en cerrar el libro, cinco en cerrar el bolso, un segundo en el que el tren para y diez segundos en los que baja. En los últimos trece segundos lo veo alejarse y girar en una esquina.

Y exactamente un minuto en el que me quedo pensando en lo estúpido que soy

—¡Maldita sea! – El grito que di despertó a por lo menos la mitad del tren que felices dormitaban en sus asientos. ¡No me importa! Estaba sumamente molesto, y es que… ¡Ese no era yo! Ese estúpido pimpollo enamorado NO era yo. Siempre fui impulsivo, para bien o para mal era de las personas que primero actuaba y luego pensaba. A veces me servía, a veces no. Pero ahora, justo ahora, me sentía un jodido estúpido, parecía un acosador que no se atrevía ni a decirle un simple hola, ¿Dónde estás impulsividad? La muy culera debía desaparecer justo ahora.

— Maldita, mendiga, anda ya no seas cobarde y confiésate mañana, o al menos háblale —Me regañaba a mí mismo en murmuros.

—Genial, ahora pareces un loco que habla solo – Esa voz, la conocía

—¡Gaara~~! — Me lance a sus brazos en un intento de hacer una dramática escena de reencuentro, pues por razones de salud mi pelirrojo amigo se había ausentado unos días de instituto. Sin embargo, la grandiosa escena no fue posible cuando Gaara se movió evitando de lleno mi abrazo y yo yendo a parar al suelo

—Aléjate, que se me pega tu estupidez

— Gaara — me queje haciendo un puchero y sobando el pequeño chinchón que se comenzaba a formar en mi cabeza.

—Y ahora que, ¿sigues sin hablarle a tu galán? – dijo tranquilo mientras se sentaba a mi lado en el tren

—No me recuerdes la triste realidad. Pero juro que pronto lo hare

—Vamos ya, amigo, no me digas que vas enserio. No sabes ni su nombre

—Eh! Que, si lo sé, es Sa-su-ke, Sasuke

—Y lo sabes por…

­­—Lo vi en su carnet de estudiante ­ — ¡ups! Tal vez no debí decirle eso

—¿y cómo lo conseguiste…? Olvídalo, no quiero saberlo – Estoy seguro que fue mi cara quien me delato, y bueno… digamos que el carnet “se le cayó” de la cartera, porque yo no lo tome sin que se diera cuenta, claro que no, y enseguida se lo devolví, lo puse muy discretamente otra vez en su cartera. Así es, todo muy legal e inocente.

—No tienes remedio, si sigues así. No vengas a mí en busca de refugio, no pienso encubrirte de la policía – su regaño fue con voz seria y el ceño un poco fruncido, pero yo sabía que era solo él encubriendo su preocupación, era un regaño gentil a su manera

—Tranquilo, no hace nada – lo tranquilice o eso intente, la verdad es que, aunque quisiera no podría hacer nada, simplemente mi voz se cortaba frente a él, perdía el equilibrio, mi cuerpo no me obedecía, solo… me volvía un estúpido enamorado. Suspire

—  Agh… ya, ya, vámonos, aquí es nuestra parada — Dijo dando una palmaditas sobre mi cabeza, una caricia que solo él podía darme

—¡¿Porque no me enamore de ti?! — medio chille colgándome de su brazo mientras ambos bajábamos del tren, rumbo al instituto

—¡Jeh!, no hermano, si eso sucediera se desataría Troya — dijo con una risa, tenía razón, siempre habíamos sido como hermanos, y así me gustaba. Además, si fuéramos pareja seria… raro. Ugh~

***

7:31 el tren se había retrasado un minuto, no es que fuera algo muy raro, pero sin duda era muy inconveniente, el otoño llegaba a su fin y las bajas temperaturas eran algo que golpeaba fuerte, sobre todo a estas horas de la mañana. Sumándole que no era un ser madrugador me tenía bastante irritado el clima. Por otro lado, la estación si bien era algo fría y algo melancólica por despedir la primavera, a mí me daba un sentimiento de innata calidez, los tonos naranjas y rojos que tenían los paisajes eran en verdad muy hermosos, estos acompañados de un arrebol al final del día daban la escena perfecta para despedir cualquier película. Además, debía de admitir que ¡el naranja era mi color!

Pude sentir el pequeño temblor en el suelo que indicaba que el tren ya llegaba por el suroeste, me afiance a mi saco y tome el bolso que descansaba sobre la banca en la cual me encontraba reposando, enseguida el tren llego y me subí en el, pude disfrutar de los paisajes otoñales hasta que de manera inevitable mi cuerpo se puso alerta.

1,2,3.

El tren se detuvo, las puertas se abrieron, gire sabiendo que Sasuke se encontraba en el último asiento del vagón… ¿o no?

Sin darme cuenta, en un pestañeo, el tren cerró sus puertas y volvió a ponerse en marcha, sin Sasuke, no pude evitar girar de lleno hacia ese lugar vacío.

“Okey, no caigas en desesperación, tal vez se le hizo tarde. Sí, eso es, él no es tan perfecto, tal vez se le hizo tarde. Jeje, ese teme debió quedarse dormido y ahora debe estar corriendo por llegar a este tren, ¡je! De seguro su cara va a ser muy graciosa al ver que el tren ya partió. ¡Si! No te preocupes, solo… solo… se retrasó”

***

—No puedo, Gaara — Seguía teniendo ese mal presentimiento, como un sabor amargo al fondo de la boca. Tres días en los que no había visto ni un solo cabello de Sauce y eso me estaba volviendo loco, no podía evitar pensar en él todo el día. Podía reconocerlo como una persona responsable, así que era imposible que estuviera faltando a su instituto. — Tal vez se dio cuenta de que estoy babeando por él y dejo de venir solo para evitarme

—     Lo dudo, se nota que él no ha ni notado que… existes.

—     Wuaaaaa!! Ya sé que no sabe que existo. Pero no tenías que ser tan cruel – le dije al borde de las lágrimas, que, si bien eran exageradas, el comentario si me había dolido, realidad señores, es el golpe más fuerte que te pueden dar.

Gaara, suspiro, había aguantado mis berrinches desde ayer que le andaba lloriqueando por no tener ni una sola anoticia de Sasuke

-          ¿Tal vez deba ira su casa a verle? Solo asegurarme de que está bien… si, si, solo ir a verlo desde lejos. – Me murmuraba a mí mismo sin ser realmente consciente de la manera en la que Gaara me miraba, como si estuviera al lado de… un loco

-          Definitivamente ya enloqueciste amigo. Y nuevamente no quiero saber cómo conseguiste la dirección de su casa – Preferí guardarme el dato de aquella ocasión en la que lo seguí hasta su casa, cabe aclarar que el muy idiota tenía una enorme casa.

“Bien, solo es ver desde lejos, solo eso” me dije alargando el cuello y poniéndome los binoculares, la habitación de Sasuke estaba sin luces y con las cortinas cerradas, ¿no estaba en casa? Tampoco veía movimiento en el resto de la casa, tal vez habían salido. Me resigne al hecho de que al menos por hoy no conseguiría más información del paradero de Sasuke, estaba a punto de irme, cuando escuche el sonido de bolsas y metales cayendo, regrese mi vista a la casa, ahí en un callejón vacío, bordeando la casa estaba un contenedor de basura moviéndose.

Curioso cómo era me acerqué y con un palo me puse a picar la basura, quitando alunas bolsas del camino hasta que al fin di con el causante de dicho escándalo.

¿Un loro?, el pajarraco se encontraba erizado y movía las alas de manera frenética en su jaula, no parecía herido solo un poco sucio y muy enojado.

—Oye, tranquilo, solo intento ayudar – dije molesto por el picotazo leve que intento dar a mi mano. Me las ingenie para sacar al ave de la basura, parecía sentirse más tranquila fuera de la suciedad.

El loro producía esos sonidos que solo podían esas aves, moviendo le cuello como si bailara

—Ok, ya entendí, tienes ritmo. Y por lo que parece te abandonaron ¿he amigo? – No sé si el ave me entendía, pero sin duda vi su cuello moverse en una afirmación.

***

Estaban los dos, era una casa tranquila en medio de lo que parecía una llanura de hierbas altas y pocos árboles, gustaban de jugar cerca del bosque, era tranquilo y podían tener más privacidad que en el orfanato, ahí todo eran gritos y juegos, no es que les molestara, pero se sentían más cómodos así, los dos solos.

—Mira, mira, es un pajarito extraterrestre–dijo al tiempo que agarraba a la pobre ave que pequeña y maltrecha se veía incapaz de moverse por sí misma

—Tonto, es un loro – el niño un poco más alto y de actitud madura, decidió que lo mejor era llevar el ave a la dueña del orfanato. Ella supo cuidar al pobre lorito que llevaba días de nacido. Y con ayuda de ambos niños al cabo de una semana el ave ya no lucia tan moribunda

—¿Cómo le llamamos? –era curioso, pero después de una semana de convivencia el ave aun no tenía nombre, pero si una jaula y comida constante

—Mph… pues… no se – El pequeño vio con fijeza al ave, intentando descubrir que nombre seria el ideal para él – ¿Tal vez, pajarraco?

—puff! ¡Vamos! Yo sé que se te ocurre algo mejor

—¿Y tú qué me dices genio? ¿Algún nombre ingenioso para Lorito? – Al ver que el otro niño se quedaba callado, rio, ninguno era bueno a la hora de poner nombres, pero bueno tener un ave llamada “Lorito” tampoco era tan malo.

—Bien tu nombre será Loro, y de cariño Lorito ¿de acuerdo? – el sonriente niño le hablo al ave que giro su cuello en una clara señal de que no lo entendía.

—Si alguna vez tienes hijo me compadezco de esos pobres niños – dijo con pesar el otro niño que veía al ave indiferente de tener un nombre tan… ¿común?

La relación entre el pequeño lorito y los niños se fue haciendo más cercana, hasta que uno de los niños se tuvo que ir, su estancia en el orfanato era temporal sus padres únicamente habían sufrido un accidente del cual no se sabía si sobrevivirían, afortunadamente lo hicieron, pero en el periodo de recuperación (que era poco más de un mes) se vieron imposibilitados de cuidar a su hijo, y sin familiares con los que pudieran dejarlo, se vieron en la encrucijada de que por ese corto periodo de tiempo el niño debería estar en un orfanato.

Pero el tiempo se acabó y el niño de actitud infantil y juguetona que le hacía compañía se tuvo que ir, entre llantos y promesas de volverse a ver ambos niños debieron aceptar que en ese momento sus vidas se separaban

—Adiós– Dijo– Por favor cuida bien de nuestro lorito

—Adiós, prométeme que seguirás sonriendo tanto como hasta hora y que nunca me olvidaras

—Lo prometo – las lágrimas del niño ya no eran algo que pudiera controlar, había sido poco tiempo, pero en verdad había creado un vínculo especial con el otro niño. Estaba ese sentimiento de que cada vez que estaban juntos todo estaba bien

—Nos volveremos a ver, te lo prometo – el pequeño ya no aguanto más y lo abrazo, en ese momento todo se sintió correcto, como si los brazos de uno fueran el lugar ideal para el otro, todo encajaba y no dejaba ningún sentimiento de inseguridad a flote. Pero el momento solo duro unos segundos, enseguida se separaron y el niño tuvo que subirse al auto que lo llevaría devuelta con sus padres, dejando a su amigo de juegos en el orfanato.

***

— Duele, duele, ayayay ¡Duele~! Mamá por favor, me duele — decir que Kushina estaba molesta era poco, estaba furiosa, estaba bien, su hijo había traído un gatito abandonado, tenía un gran corazón, un perro, pues bien, siempre se necesita un guardia para la casa, ¿un hámster?, era chiquito y comía poco, pero… ¡Un loro! Hasta ahí iba a aguantarle. – Saca esa ave de esta casa AHORA

—Pero, mamá. El pobre estaba sucio y en un basurero

—Si sigues trayendo a cuanto animal te encuentras nuestra casa acabara como un zoológico – Jalarle la oreja ya no parecía suficiente escarmiento para su hiperactivo hijo

—Mami~ — no caería, no iba a caer ante esos ojitos azules que le miraban como si de un cachorro apaleado se tratase, Kushina no iba a volver a caer en esa táctica, o eso hubiera querido decir. Pues innegablemente su hijo había ganado esa ronda, quedándose con el ave como su nueva mascota

—Solo falta que me traigas un caballo – refunfuño, pero ya no se encontraba molesta. Y solo se dedicaba a ver al ave que le parecía conocida

***

—Bien pajarraco, me vas a ayudar tú y ese peinadito de culo de pato que te traes –decirle eso al ave no me servía de nada, pero si me concentraba en sus erizadas plumas en la cabeza e ignoraba el pico y plumas verdes, tal vez se parecía un poco a Sasuke. Era fin de semana, y no vería a Sasuke hasta el lunes en el tren, hasta eso debía practicar, me había decidido. Del lunes no pasaba, me iba a declarar y este pajarraco me iba a ayudar en eso.

—Mmn. bien por donde comienzo. Ahm... Sasuke, no, se supone que no se su nombre. Desconocido-kun. No, no tampoco. A ver… ¡Es imposible! Tal vez deba intentar otra cosa, y no me mires así, no estoy loco – Sé que esa mendiga ave puso los ojos en blanco.

—Bueno creo que primero intentare ser su amigo. Si ¡eso! – me giré y vi al ave de frente imaginado que Sasuke era esa ave gruñona – Hola, mi nombre es Naruto Uzumaki, siempre te veo en el tren ¿pu-puedo sentarme contigo? – Okey eso está mejor, pero sin tartamudeo. — Tal vez algo más enérgico ¡Soy Naruto Uzumaki y muy pronto serás mi novio, Sasukin, no, eso fue demasiado enérgico! Creo que el primero estaba mejor.

Pase toda esa tarde del sábado pidiéndole su amistad a un ave que ni bola me daba, pero creo que conseguí mentalizarme un poco para mi confesión de amistad y futura concesión de amor

—Soy Naruto Uzumaki y estoy locamente enamorado de Sasuke. Así que anda anímate y ten valor Naruto –Era una frase que me repetía constantemente para darme ánimos.

De alguna manera más tranquilo pude dormir, ya no me sentía tan perdido. Por su parte el ave dormía en su jaula, el pajarraco igual parecía cansado, aunque lo único que había hecho era quedarse parado mientras me veía con superioridad.

Estúpido pájaro

***

Ver como vomitaba y daba leves arcadas con su plumífero pecho me ponía los pelos de punta, asustado tome a la débil ave que aún se contraía en mis manos.

—¡Mamá! – baje las gradas gritando y despertando a mis padres, en cuanto vieron como mi pobre loro vomitaba se levantaron de golpe y sin decir nada en unos minutos estuvieron listos para ir al veterinario.

Tenía al loro envuelto en una toalla y acariciaba con suavidad sus plumas, el ave me miraba con ojos cansados.

—Tranquilo ya vamos a llegar – Mi padre conducía y mi madre me acariciaba la cabeza. Buscando consolarme.

En poco tiempo llegamos al veterinario, bajé de un salto del auto y corriendo me dirigí hacia el local, no veía por donde iba, solo veía a lorito en mis brazos, me fue inevitable chocar y caer encima de justo esa persona que hasta que lo tuve frente a mi cara no supe quién era. Me quede mudo viendo a Sasuke frente a mí, ambos tirados en los blancos azulejos de la veterinaria

—¿Lorito? – pero él no me vio a mí, claro que no. Enfoco su vista en el ave que tenía envuelta en mis brazos

—¿Lo conoces? – Le pregunte viendo del ave a Sasuke

—Es mi loro – dijo viéndome fulminante con sus negros ojos. No pensara que lo robe ¿o sí?

—Lo-lo recogí del basurero, te juro que fue ahí donde la vi — Sentir el ave nuevamente contrayéndose me devlvio a la situación me pare y nuevamente me puse en marcha al consultorio de mi veterinario usual

—Espera – Sasuke también se pare y se puso a caminar al lado mío —¿Qué le paso? – su rostro lucio verdaderamente preocupado.

—Esta mañana comenzó a vomitar, no sé qué tiene – se quedó viendo al ave que pareció reconocerle pues movió su cabeza en dirección de Sasuke que con una mano le acerico las plumas de la cabeza.

—Voy a matar a Deidara— lo escuché gruñir – Ven conmigo, el veterinario de Lorito esta por aquí, lo seguí dirigiendo hacia un pasillo contrario al que originalmente me dirigía. Con total confianza Sasuke se metió, el anciano hombre que era el veterinario lo vio con ojos conocedores detrás de las gafas de media luna

—¿Otra vez lorito? – dijo el anciano

—Otra vez – contesto Sasuke

Lo siguiente que paso fue ver como el anciano le daba ciertos alimentos al loro y le hacía ciertas pruebas sacándole un poco de sangre y saliva al animal.

—Voy a llamar a tu hermano – dijo el veterinario, colocando al loro en una camilla y dejándonos solos a los dos, el ambiente era un tanto incomodo, y la presentación había llegado antes de lo que hubiera querido.

—Soy Sasuke Uchiha – me tendió la mano presentándose

—Naruto Uzumaki – extendí mi mano con lentitud, su mano era fría y delgada, de dedos largas y suaves. Hubiera querido apreciar más de ese momento, pero enseguida, mis padres entraron abriendo la puerta de golpe

—Al fin te encuentro! Te hemos estado buscando por todos lados – Kushina molesta gritaba mientras su esposo más tranquilo le seguía el paso. Detrás de ellos entraban otras dos figuras desconocidas para el rubio.

—Sasuke, al fin te encuentro— Corría el que parecía el hermano de Sasuke.

 

—Lloritoso~ — un rubio de cabello largo entro corriendo, empujando a quien se le pusiera en frente, yendo directamente hacia el ave, apachurrándola y dándole besitos en la plumífera cabeza – Lo siento, Lo siento, Lo siento. No lo volveré a hacer.

—Deidara deja al pobre creo que lo asfixias. – Se acercó el hermano de Sasuke a salvar a la pobre ave que había despertado sin quererlo realmente.

—¡Deidara! – el que gruño fue Sasuke — ¡¿Cómo se te ocurre botar a mi Lorito al basurero?!

—En serio solo quería dejarlo ahí media hora, cuando fui a recogerlo Lorito ya no estaba, te juro que fui a buscarlo por todas partes. – El pobre rubio parecía al punto del llanto acariciando con ternura al loro

—Vamos Sasuke, la intención de Dei no era que Lorito se perdiera, solo quería castigarlo un poco por ser la cuarta vez que Lorito se comía el diamante de nuestro anillo de bodas – Salió en defensa de su esposo, el buen Itachi.

— Eso no es excusa para botar a un loro a la basura

— Lo siento

—Ya Sasuke, no hay que ser tan duro con tu cuñado – entro el veterinario con varias tazas en una bandeja y una tetera. – Te aseguro que Lorito estará bien en unas horas, es un pájaro de estómago fuerte — la sonrisa conciliadora del anciano calmo un poco los ánimos en la habitación.

—Oh! Vaya, parece que Lorito quiere decir algo – dijo Deidara poniendo al ave parada en su hombro, este tomo aire con fuerza –Itachi, graba, quiero tener registradas las primeras palabras de mi bebe – dijo emocionado Deidara, apresurando a Itachi para que sacara su celular y grabara a Lorito decir sus primeras palabras. Todo estaba listo, todos atentos y en silencio a la espera de que el ave dijera algo

— “Soy Naruto Uzumaki y estoy locamente enamorado de Sasuke.”

Maldita ave

Trágame Tierra

***

Jamás había estado tan rojo, ni había huido con tanta prisa de un lugar. Mis padres no tocaron el tema y lo agradecí infinitamente, y planeaba huir de Sasuke por siempre para siempre, tal vez debería cambiar de instituto, de ciudad, debo decirles a mis padres que debemos dejar el país, es la única forma de que no muera de vergüenza. Esa era la idea, pero mi madre a punta de escobazos logro sacarme de mi cueva de frazadas en la que me escondía. Y ahí estaba yo, esperando el tren que me llevaría a mi destino final en el que Sasuke se reiría de mí y me rechazaría en este triste día de otoño.

Subí en el compartimiento de siempre en el asiento de siempre, fue la costumbre quien domino mis pasos y me llevo a ese lugar, si tenía suerte Sasuke no vendría tampoco hoy, saque un libro de mi bolso, intentando disimular y así evitar ver si Sasuke entraba o no al tren, tal vez si lo ignoraba él también me ignoraría a mí.

El tren se detuvo, y yo metí mas mi nariz en el libro de algebra, escuche las puertas cerrarse y como alguien se sentaba al lado mío “Por favor que no sea él, por favor”, mis ruegos se vieron inútiles al sentir su aliento en mi oreja

-          No pareces del tipo que se pase la vida leyendo libros – Era su voz, era su sexymente linda voz. Un escalofrió recorrió todo mi cuerpo al sentirle tan cerca, pero seguía atento a cualquier indicio de burla

-          ¿Qué quieres? – pregunte evasivo, sin quitar mi vista de las ecuaciones

-          Solo me parecía que querías decirme algo

-          Creo que todo lo que quería decir ya lo dijo tu mascota esa

-          ¿Seguro? – no sonrías así, maldita sea, siento que en cualquier momento se ríe a carcajadas de mi – Yo también tenía algo que decirte – estaba muy cerca, susurrando las palabras en mi oído, jugando conmigo

-          ¿Si? ¿Qué cosa? – Dos podían jugar el mismo juego,

-          Que no eres muy discreto a la hora de espiar a alguien, Naruto – Lo sabía, maldición, él lo sabía todo este tiempo – Tampoco eres muy perspicaz ¿no? Ni siquiera te diste cuenta de que yo también te miraba, Na-ru-to – “¡Pero ¡qué dices! Y no lo digas tan cerca” quería gritarle eso, pero sus palabras me dejaron mudo, él también me veía, encada ocasión que yo le miraba ¿él también? No pude evitar que los colores subieran a mi cabeza ante el pensamiento de saber que yo también era observado por Sasuke. Sentí su mano rodearme los hombros acercándome más a él, la otra mano tomo el libro y nos cubrió a ambos con él.

-          Eres lindo pequeño zorro – me susurro cerca de los labios, para después besarme, escondidos de las miradas de los demás pasajeros, detrás de ese grueso libro de algebra.

 

FIN

 

Extra

—¡Minato!, ¡Minato! Mira lo que encontré – una emocionada Kushina Mostraba un grueso libro a su marido

—¿Qué es?

—Un! Cha cha chan! ¡Álbum de Fotos! Creía que lo había perdido, pero lo encontré detrás de unos viejos cajones. – La pelirroja emocionada se puso a hojear con su marido el álbum lleno de fotos de Naruto cuando era bebe, el preescolar, etc. Hasta que llegaron a una en particular que les llamo la atención a ambos

—¿Este no es Sasuke? – pregunto Minato viendo al niño que abrazaba a su hijo, ambos sonrientes Sasuke abrazando a Naruto y Naruto agarrando en las manos a un pequeño loro bebe.

—Creo que esta foto me la envió la encargada del orfanato. Fue de esa época en la que ambos estuvimos internados en el hospital y dejamos a Naruto en un orfanato a las afueras de la ciudad.

— Creo que deberíamos mostrarle esta foto a Naruto, dijeron Minato y Kushina sonriendo.

 

Extra II

Itachi estaba felizmente casado con Deidara, ambos vivían en Francia, por cuestiones de estudio y trabajo. Todo esto cambio le día que Itachi recibió una llamada de un orfanato, al parecer sus padres habían muerto en un accidente de auto, eso había pasado hacía ya medio año y su hermano pequeño llevaba todo ese tiempo en ese orfanato, sin nadie que se hiciera cargo de él. La dueña del orfanato y servicios sociales se habían comunicado con él en cuanto tuvieron su información de contacto, algo difícil en vista de que hacía ya muchos años que Itachi había perdido contacto con sus padres.

En cuanto se enteró, ambos llegaron a la resolución de que lo mejor era mudarse y establecerse en la ciudad más cercana al orfanato en el que estuviera Sasuke, pasaron meses de papeleo hasta que por fin le dieron la custodia total de su hermanito, sin embargo, este pequeño niño no venía solo, una plumífera y gruñona ave parecía ser una extensión más de su cuerpo que el pequeño se rehusaba a soltar. Y Itachi, aunque no fuera muy fan de las mascotas tuvo que aceptar.

En Itachi no estuvo el problema, el verdadero problema fue Deidara, el rubio tenía un serio problema con los animales, eran sucios, ruidosos y un completo grano en el culo. Pero por los ruegos de su esposo y una buena noche de sexo acepto que el ave viviría con ellos, así fue como esa extraña familia se formó, el hermano mayor y su esposo, el hermano menor y un ave gruñona pero muy querida.

Fue con los años que Deidara aprendió a apreciar las escasa cualidades del ave entre ellas, que era súper tierna y que se veía fabuloso con un traje de marinerito hecho a medida, el confeccionar ropas lindas para el ave se convirtió en el pasatiempo del rubio. Por su parte la malhumorada ave se cobraba venganza comiendo cada que podía el diamante que venía en el anillo que el rubio con tanto cuidado llevaba a todos lados

Extra III

—Minh Sasuke ¿y cómo esta Lorito?

—Él está bien, ya defeco la joya. Deidara se puso a llorar mientras limpiaba su diamante y lo volvía a poner en su anillo

—Pobre Dei

—Tiene su merecido, además ya vi el traje rosa con volantes que está haciendo para Lorito, créeme que la pobre ave va a pagar muy caro su travesura


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).