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Una oportunidad. por Samantha0507

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Draco llevabas días entre los papeles de su despacho, quería limpiar el nombre de su familia y para eso los negocios de su padre debían desaparecer y los de él debían ser los más limpios, pero ahora, sin Astoria, todo parecía simplemente una locura, ella no solo era su esposa y madre de su hijo, ella era su amiga, ella había sido quien lo había apoyado en su peor momento, cuando había cruzado las puertas de Azkaban.

 

—¿Papi? — Draco levantó la vista, notando como su pequeño lo miraba desde la puerta, apretando uno de sus peluches contra su pecho, ese pequeño Dragón blanco que tenía con él hace tanto.

 

—Scorp, te he dicho que no entres así, debes tocar. — el rubio miró a su pequeño, notando entonces que este traía la ropita con la que dormía. — ¿Ya estás en pijama?

 

—Si, yo poní…

 

—No se dice “poní”, se dice puse y creo que es un poco temprano para eso…—El rubio se concentró en los documentos nuevamente.

 

—Yo sé, Addy y yo tenemos tutito, y quedemos que nos leas.

 

—Scorp no puedo ahora, sabes que estoy trabajando y que necesito terminar estas cosas, te expliqué hoy. —Draco frunció el ceño al notar como los precios que sus proveedores le ofrecían era mucho más alto a los que manejaban en la empresa de su padre y que si quería optar a los mejores ingredientes para sus pociones, necesitaba los mejores materiales, sus presupuestos tendrían que ser modificados.

 

—Papi, no cenaste y con Addy te etañamos, po eso quidiamos inos a dodmid…

 

—Scorp…—el menor continuó hablando a pesar de los regaños de su padre. —Scorp basta…

 

—Es que te etañamos, pudemos leed ese cuento de Addy Otted qui mi gusta y hacimos las voces…

 

—Scorp silencio…

 

—y pudemos leed y mi cuentas de mami y…—Scorpius daba pequeños saltitos

 

—¡Scorpius! ¡Con un demonio! —Golpeó la mesa con las manos. —¡Tan difícil es que entiendas de que estoy trabajando y te quedes callado! ¡me estás molestando! —Draco abrió los ojos con la última frase, notando entonces como su hijo apretaba el dragón de peluche contra su pecho.

 

—Scorp…

 

—Lo chento papi…—el menor sollozó, pero no dejó salir ni una lágrima, simplemente se giró sobre sí mismo y a paso torpe, salió de la sala, corriendo como sus piernas se lo permitían.

 

—Demonios…—Draco se dejó caer en su silla, sintiendo que el nudo en su garganta dolía, el peso sobre sus hombros aumentaba con los segundos. —¿Cómo lo lograbas madre? —El rubio tomó la pequeña foto de sus padres que descansaba sobre su escritorio. —Cuidabas de mí, de padre, de esta casa, desearía que estuviesen conmigo, sin Astoria todo parece una locura, todo mi mundo parece caerse.

 

—Hijo, mi dragón…—la imagen de sus padres lo miraban y le hablaban con ternura. —eres un Malfoy, puedes hacer lo que sea, debes ponerte de pie y cuidar de tú nombre, de nuestro nieto, trata de ser feliz hijo.

 

—No puedo ser un buen padre, yo los extraño tanto.

 

—Lo sé mi niño. —Habló la mujer. —pero debes saber que tú hijo no es quien tiene culpa de todo esto, ese niño perdió a su madre, debes amarlo y cuidarlo.

 

—¿Soy un mal padre?

 

—Eres joven, inexperto…—Lucius lo miró firme, pero con una pequeña sonrisa en los labios. — Los padres no nacen sabiendo Draco, solo ve y habla con él, de verdad te comprenderá.

 

Draco sonrió, sus padres habían sido desterrados y él no podía frecuentarlos sin un permiso especial del ministerio, pero se conformaba, sus padres estaban vivos y felices, solo eso necesitaba.

 

El rubio dejó los papeles sobre su escritorio y caminó a su habitación, la luz del cuarto de su hijo estaba apagada, odiaba gritarle al niño, pero por ahora quería dormir, al día siguiente hablaría con él, lo llevaría de paseo, sus negocios eran importantes, pero su hijo debía ser lo primero.

 

Draco abrió el cajón y sacó un recorte del periódico.

 

— “La hermosa familia del salvador del mundo mágico” —Leyó. — Harry Potter, nuestro salvador, eres increíble.

 

Draco cerró los ojos, el cansancio había podido con él, por lo que simplemente cubrió sus ojos con su antebrazo, a la espera de que la oscuridad que ahora lo cubría, terminase por darle el descanso que tanto necesitaba.

 

Una sensación incomoda recorrió la columna del rubio, logrando que sus ojos se abrieran con sorpresa y molestia, como si algo estuviese mal en él.

 

—Demonios…—Draco miró su reloj, eran las seis de la mañana, probablemente cogería una gripe por dormir sobre las frazadas de la cama. —Scorp…—Una sensación fría recorrió su espald, cuando pensó en Scopius y en como este podía haber pasado mucho frío.

 

Draco estaba nervioso, no había llegado a la puerta del cuarto de su hijo cuando la angustia lo embargó, sus manos temblaban y el peor de sus miedos se hizo realidad.

 

La cama de hijo estaba vacía, Scorpius no estaba.


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