Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

'KKM! Cortejo {WolfYuu} por amourtenttia

[Reviews - 58]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hello, hello, hello!

Espero estén excelente~ Finalmente viene la revelación del dramón en el que paró el capítulo pasado, para volverse algo más serio.  Nos leemos mejor en las notas de abajo. 

Espero disfruten la lectura.

 

 

En el momento en que el príncipe se permitió abrir esa caja de recuerdos amargos, la indecisión pasó por sus ojos, pero al encontrarse con la mirada del menor comprendió que era un mal necesario... Yuuri sabría de esto tarde o temprano, en cualquier caso, y era mejor que no fuese Günter quien hablara de ello. Además, iba más allá de la desgracia que ocurrió al propio demonio. Y la perversión de los hombres. El mejor ejemplo de lo que ocurría al no cumplir o vivir acuerdo a las reglas era el propio consejero. ¿Por qué si no sería tan renuente a sus decisiones, medio año antes? Cuando Yuuri expuso su decisión, él único compañero vivo en el castillo fue el primero en oponerse. ¿Y alguien podía realmente sorprenderse? Razones no le faltaban. Wolfram se obligó a hablar considerando esto. Yuuri tenía que empezar a entender qué tan grande era la carga que tenían que llevar, que tan delicado podía ser cumplir con lo impuesto... 

Pudo ver en su mente de manera clara todo lo ocurrido incluso antes de los eventos que comenzó a relatar. Los hechos que observó bajo su propia mirada, y aquellos que su vívida imaginación convirtió en realidad. Tiempos oscuros cubrieron el castillo. Muerte, guerra. Si su moreno pensaba que la peor carga pertenecía a la tragedia de Julia, la blanca, es porque definitivamente no había escuchado lo suficiente. Nadie quedó intacto en aquella guerra. Aunque en distintas medidas, todos guardaron rencor a los hombres luego de ello. Que su futuro esposo fuera lo suficientemente bueno como para encaminarlos a una vida en paz sin discriminaciones entre ambos bandos era un milagro solo considerando el pasado. Si había algo que Lord von Bielefeld le reconocía al consejero real era precisamente su fe... No se sentía mal por reconocer que, al menos desde un primer momento —al enterarse de su llegada—, fue él quien guardó más esperanzas que nadie. Sin necesidad de que fuese un alma que conocía, o una derrota vergonzosa. Günter confió en Yuuri desde que supo de su existencia. Y Wolfram lo admiraba por ello. Porque se permitió esperar un futuro mejor luego de un pasado tan oscuro. No vivió cada momento a un lado suyo en aquel tiempo, pero sabía la historia tan bien... Todos en la nación lo hacían. 

La tragedia de que tiñó para siempre a la familia von Christ.

—Fue encerrado en la academia por orden del consejo a forma de prevención, y junto a él, se reunieron todos los compañeros que vivían en en la ciudad en aquel entonces, estudiantes y hombres casados. Unos más jóvenes y otros muchísimo mayores que él... Aunque se tratara de un Lord, se le prohibió unirse a las filas porque no tenía ningún heredero aún. En ese entonces, Gisela no era reconocida totalmente como su hija, y él, por no volver el asunto más grande de lo que ya era, aceptó sin oponerse.

Fue una jodida suerte que ninguno de los príncipes fuese elegido para ser un compañero durante la infancia. Una maldita suerte, si le preguntaban.

—Yo fui designado a proteger el Pacto de Sangre, Weller se encontraba lidiando con su próxima batalla en Ruttenberg y mi hermano mayor se encargó de desplegar incontables hombres a lo largo y ancho de la ciudad.

Los pocos inconscientes que intentaron atacar esa noche a su madre cayeron bajo el filo de su propia espada, pero no podía contarle eso al moreno. Éste solamente intentó pensar en la información que tenía ya almacenada... Cuando pensaba en ello, recordaba vagamente que Günter le dijo antes que los pocos compañeros que vivían en la ciudad eran felices. No tenía sentido la diferencia abismal que se exponía en la voz del rubio en cuanto a la cantidad.

—Un grupo opositor radical se enteró de la ubicación de la academia... Y de quiénes se encontrarían ahí esos días. Los humanos tienen unas creencias muy estúpidas, pero no puedo afirmar si en esta están totalmente equivocados... Creen que cuando un bebé nace de un hombre, tiene más poder que cualquier otro. Y tenían miedo de ello... En cuanto se dieron cuenta de que todos los hombres que podían hacer este acto estaban recluidos en un mismo sitio, atacaron sin pensarlo dos veces.

El rey se sintió horrorizado.

—Nadie sospechó de que harían algo como eso, no en un primer momento. Mi hermano estaba seguro, y con justa razón, de que atacarían primero el castillo, y las zonas más vulnerables, niños y ancianos... Para cuando se dio cuenta de que la academia era el objetivo definitivo fue tarde...

Shibuya recordó súbitamente las palabras del consejero.

"Se nos prohíbe especializarnos en combate, aunque existen excepciones, como mi persona"

—Los pocos estudiantes que estaban allí no pudieron hacerles frente, y con esa cantidad de objetivos, dudo incluso que mi propia guardia fuera capaz de salvarlos a todos.

Yuuri sintió náuseas. Pudo verlo todo tan claramente. Incapaces de defenderse, cayendo uno a uno.

—Günter nunca peleó en un campo de batalla—repitió el rubio, sin gracia alguna— Pero fue quien vio más cerca que nadie lo que trae consigo la guerra.... Se derramó mucha sangre en ese entonces... Se perdieron vidas invaluables, vidas de hombres de distintas clases... Incluso vidas que todavía no llegaban al mundo... Hijos e hijas que nunca conocieron a sus padres... Cuando mi hermano me habló de ello, me dijo que Günter le confesó que fue tal la desesperación que esos hombres sintieron que suplicaron por ser asesinados en algún punto... Fueron torturados, y no sabían defenderse. Muchos carecían de contratos incluso, por decisión de sus padres...

El Maou cerró los ojos. Era casi capaz de oírlo. Los gritos. El miedo y el espanto.

—Salvo él... Ningún otro compañero sobrevivió a esa masacre... Nuestro consejero real demostró ese día que es un verdadero genio con la espada, pero ni siquiera él puede salvar a tantas personas en semejante desventaja... 

—¿Fue herido de muerte?—preguntó, con temor, sus ojos buscando una confirmación en los orbes que no se dignaban a mirarle, Wolfram parecía más triste que antes.

—Günter... Él no tuvo tanta suerte... Se llevó a la tumba a tantos como le fue posible, pero para cuando fue consciente de que no quedaba a quién defender, se rindió por completo... Debido a que sus enemigos sabían de quién se trataba, él decidió protegerse de la única manera que le quedaba. Ellos no iban a matarlo. No cuando se dieron cuenta de qué tipo de persona se trataba... Lord von Christ ha sido un nombre importante por él, y en cuando lo reconocieron realmente... Con su habilidad, su poder, y su capacidad... Ellos...

No pudo pronunciarlo. No se sentía capaz de hacerlo.

"Ellos planeaban usarlo. A él, y los hijos que pudiera darles..."

—Lo que se dice de él es verdad, Yuuri... El que no hay ninguna cicatriz en su espalda. Ningún enemigo fue capaz de sorprenderlo, incluso de tocarlo siquiera. Él es así de bueno... Pero... Rodeado de tantos, y sin motivación alguna, sin esperanzas... Tomó una decisión imposible... Él decidió protegerlos a toda costa... Los hijos que nunca tendría. Los que pudo llegar a tener...

Cuando las palabras fueron dichas la imagen fue nítida. De pie, rodeado de tantos enemigos, y a la vez tantos cuerpos, Yuuri pudo verse a sí mismo como si fuese él que viviera ese momento. Una pequeña distracción y esta vez podía ver al consejero en ese instante. La sangre escurriendo a lo largo del filo de su espada, su semblante derrotado, el vacío en su mirada. Se sintió horrorizado. Observarlo allí, débil, sin esperanza. Tomando su espada con vacilación al principio, antes de agarrarla con fuerza. Alejó el filo de su cuerpo, antes de apuntarse directo a sí mismo... 

—Se apuñaló tantas veces que nadie saber cómo consiguió la fuerza física o mental para hacerlo... No se permitió dejar nada que pudiese ser útil para esos hombres de ninguna manera... Gwendal tuvo suerte de llegar a tiempo para que no muriera luego de eso, pero con lo que pasó después, creo que incluso él se lamentó de haberlo hecho en algún momento. El castillo no ha vivido un momento tan oscuro como ese. Y puedo jurarte que nadie desea que pase algo así de nuevo... De solo recordarlo...

Wolfram tiembla sin poder evitarlo... Él se encontraba de pie en las puertas del castillo, terminaba de deshacerse de sus enemigos. Los gritos de la voz iracunda de su hermano retumbaron por todos los jardines. Lo vio claramente, cómo ingresó con el cuerpo de Günter en sus brazos. Ni siquiera su propia lucha había provocado tanta sangre. La perfecta piel teñida de carmín, el rictus de dolor en su rostro, los lamentos mientras luchaba por permanecer despierto... No. Wolfram nunca podría olvidar lo que sintió en ese momento. Habían sobrevivido a la terrible batalla, pero perdieron esa guerra.  Y todo empeoró cuando despertó varios días después.

En el momento en que el espadachín recobró la inconsciencia. El instante en que su hija le explicó las consecuencias del acto que voluntariamente había realizado. Ningún alma dentro del reino fue inconsciente del dolor que sintió el guerrero. Sus gritos vivirían para siempre en cada persona que presenció ese momento. Quizá esa era la verdadera razón por la cual todos actuaban según sus órdenes extraoficiales tan fácilmente, el motivo por el que todos intentaban complacerlo... 

—Fue tan problemático de tantas maneras—continúa, rememorando las largas discusiones que se dieron luego de ello— Perdió tanto, y de cualquier forma el consejo se atrevió a exigirle respuestas... Estuvo a punto de perder todo. Sus tierras, su título, su vida entera... 

—¿Por qué harían algo como eso? Él pertenece a una de las casas nobles...

—Precisamente por ello... Siendo el único hijo de Lord von Christ, se esperaba mucho de él. Por la ambición de su padre fue obligado a ser educado como compañero, y, aunque le permitió actuar como cualquier otro hombre, ninguna mujer estaba dispuesta a unirse a él con eso en mente... Él te lo dijo claramente... Un compañero tiene una única función estipulada, siempre que su esposo no diga lo contrario... Se le permitió permanecer en su cargo porque él prometió casarse el algún momento, y entregar un heredero digno de su casa. Los nobles aceptaron, incluso Shinou no mostró problema con ello pero... Ni siquiera quiero saber si él anticipaba el resultado de todo lo que pasaría cuando dio su aprobación. 

Wolfram recuerda claramente haber pasado la noche entera con su madre luego de que Günter fuese llamado por las nueve familias restantes. Ella  lloraba de impotencia ante la negación de los  nobles para que fuese deslindado de sus responsabilidades como compañero. Ni su título ni su fuerza le permitía proteger al cuarto hijo que su corazón celosamente cuidaba y que su alma había elegido.

—Si un compañero no puede tener hijos, no le queda nada más en el mundo. Siendo señor de Christ, él necesitaba asegurar que alguien pudiera quedarse con el título de su hogar... Alguien con su sangre. Si las cosas hubieran sido distintas, Christ habría caído en manos de cualquier otro noble. Si mi hermano no hubiese intervenido como madre sugirió, quizá no habrías llegado a conocerlo tampoco...

—¿A qué te refieres? ¿Por qué no...? —no fue capaz de terminar la oración, siendo particularmente listo para comprender.

—El hombre que tú conoces no es el mismo que todos vimos aquella vez... La depresión lo consumió completamente. Llegó a tal grado que estaba dispuesto a dejar de luchar por su hogar con tal de que le dejaran irse... Si no podía tener hijos, no tenía sentido que su título permaneciera en sus manos, y llegó un momento en el cual todos sabíamos que ya ni siquiera le interesaba intentar recuperarlo. Si Gwendal no hubiese entrado en acción, temo que habría cruzado la línea definitivamente. Solamente mi hermano habría sido lo suficientemente valiente como para tratar de impedírselo, ni siquiera yo habría intentado salvarlo, si hubiese intentado hacerlo... —admite, con pesar —Mi hermano estuvo enamorado de él por mucho tiempo, todos lo sabíamos... Pero... Cuando ellos se comprometieron... Günter no tenía nada que ofrecerle más que todo lo que su trabajo había cultivado. Mi hermano tampoco quería imponerse, pero era la única manera de que la ley pudiera protegerlo... Creo que mi cuñado estaba interesado en él también, incluso antes de la guerra, pero saber que era incapaz de cumplir con sus obligaciones es algo que le atormentaba... Más que cualquier otro compañero que he conocido, su educación fue muy estricta en ese sentido, especialmente cuando su padre se dio cuenta de que no había mujer en el reino dispuesta a unirse a su familia. Les tomó años, primero para que Günter cediera, y luego para convencer al resto de los nobles de que su unión era lo mejor para ambos. Incluso cuando Gwendal era el más capacitado para liderar Voltaire y Christ a la vez, no quitaba el hecho de que no habría herederos para ninguna casa. No puedo pensar en otro  momento donde los haya visto tan felices siendo tristes juntos... Fueron tiempos oscuros. Mi hermano... terminó por prometer que Voltaire tendría un heredero, e incluso juró renunciar a su nombre si falla en cumplirlo. No será un hijo suyo, eso es seguro... Probablemente Eru se volverá la señora allí, siendo que Hube se ha negado a aceptarlo.

—¿Qué pasará con el hogar de Günter?—cuestionó Yuuri, preocupado, ¿cómo fue que nunca escuchó nada de esto?

—Günter planea heredarle todo a su única hija... Pero el asunto es delicado. Aunque todos los nobles reconocen la buena educación de Gisela, nuestras leyes demandan a alguien que posea la sangre de los fundadores. Son tradiciones antiguas, Yuuri. Tu comprendes lo problemático que es esto, nosotros tuvimos nuestras propias peleas para que reconocieran a nuestra hija también...

El rey se siente frustrado al escucharlo. Se quedan en silencio, el rubio sintiendo la amargura propia del terror que se atrevió a confesar, y el moreno sintiendo que no hay manera posible en la cual alguien fuese capaz de sobrevivir... Su consejero... Un hombre que consideraba tan exageradamente alegre... ¿Pasó por tanto? No... ¿Vivía ese tipo de tristeza, incluso ahora? Si seguía luchando por los derechos de su hija, debía de tener siempre en cuenta por qué debía hacerlo para empezar. Tenía sentido de pronto que le pareciera tan alejado de los niños. Inclusive con su hija Greta, él siempre fue muy renuente a convivir con ella más de lo necesario. Cada vez que hablaba en sus clases siempre parecía tan ilusionado al tratar el tema de la familia. Lo que era educar hijos e hijas fuertes, seguros e independientes... Tan feliz con las ideas en su mente.  Los mismos sueños que Yuuri compartía ahora, y que, sin embargo, eran sueños que Günter nunca vería hacerse realidad... 

—No puedo creer que Günter ha sobrevivido a algo como eso... —murmura, con voz apenas perceptible— Yo... Él... ¿Cómo puede vivir con eso de esa manera? ¿Cómo se las arregla para sonreír cada día?

Wolfram no puede más que compartir sus mismas dudas.

— Si pasara algo así... No sé cómo podría soportarlo. Superarlo siquiera...

—No lo ha olvidado en lo absoluto, y dudo que lo haga alguna vez—advierte el rubio, intentando que su voz no sea demasiado dura.

Por eso es que le pidió no bromear al respecto. Y era evidente el por qué estaba tan renuente a que Yuuri se atreviera a platicarlo con el consejero directamente. Continuó tras unos segundos.

— Gisela se prometió encontrar una alternativa para él precisamente porque sabe lo mucho que le afecta. La última vez que hablé con él al respecto... Él continuaba sufriendo bastante por ello... Dijo que era incapaz de cumplir con su único propósito, y cumplir con el sueño que le fue impuesto...  Por mucho tiempo pensé que podía entenderlo, pero, en ese sentido...  Nunca pude comprender totalmente,  siéndote sincero... Aunque entiendo lo que dice, yo... Me siento culpable por no compartir su dolor al menos con la mitad de su intensidad. Ser incapaz de gestar a los hijos que tanto deseó ...

Cuando Wolfram se permitió regresar su atención y mirada hacia su prometido,  se sorprendió de encontrarse con una noche humedecida en sus ojos, a la vez que los suyos lo imitaban por reflejo. Apenas se formó un esbozo de sonrisa en sus labios de manera arrepentida cuando vio que las manos del moreno se posaron inconscientemente sobre su propio vientre... Claro que Yuuri era capaz de comprender lo que él no podía. Esa era la empatía de la cual Wolfram carecía totalmente. La pureza que no tenía. Los compañeros solían ser todos tan humildes negando la existencia de este don superior. La diferencia definitiva entre ambos. La confirmación de lo que ya sabía. Yuuri entendía. Ese era su don. 

No era solo el hecho de que el fuego era incompatible con esa naturaleza tan amable que agua y viento poseían,  era que simplemente era incapaz de comprender a los compañeros porque nunca estuvo escrito en su destino que él se convirtiera en uno de ellos.  Su propio elemento era incompatible con ello, pero luchó por intentarlo. Por ir contra su naturaleza.

Al principio fue sencillo hacerse a la idea de convertirse en lo que su país necesitara de él. Como soldado, era su honor entregar su vida a la nación de la manera en que fuese necesaria... Pero en el momento en que se supo enamorado, nada volvió a ser "sencillo". Odiaba la idea antes, incluso cuando estaba dispuesto, y la odió más cuando se dio cuenta de que amaba a este hombre. Fue entonces cuando vivió su propio tormento. Esperando poder ser capaz de hacer lo que no quería si esto significaba quedarse a su lado. Pero aunque hubiese rezado por el milagro, sabía nunca sería concedido. 

Personas como su madre eran excepciones asombrosas. Los usuarios de fuego eran pocos hoy día precisamente porque eran los menos fértiles en muchos aspectos. Las mujeres rara vez tenían hijos que heredaran su naturaleza e incluso los hombres tenían sus batallas con ello. Más que cualquier otro elemento, la unión entre una mazoku o compañero con esta afinidad por el fuego junto con alguien ajeno terminaba en desastre. El fuego era  cien por ciento compatible con el fuego... El resto no llegaba ni siquiera a la mitad de ello. Y no eran lo únicos con esos problemas. Por eso era un tema tan delicado de hablar. Nadie quería apuntar lo obvio. Los mazoku podían vivir décadas como si fueran días, su población parecía inmensa por ese hecho, pero, siendo sinceros... ¿Era un país tan próspero en cuanto a su tasa de natalidad comparado con los humanos? Bielefeld sabia muy bien la respuesta. No lo eran para nada. Si nacían 10 bebés al año era estar exagerando. Pero nadie hablaba sobre ello nunca. Más aún.. Después de la muerte de tantos compañeros, se evitaba por todos los medios mencionar algo parecido. En el Pacto de Sangre no había nacido ni un solo mazoku desde la guerra. Ni uno. 

A Gwendal le tomó casi 10 años conseguir convencer a distintas familias del mismo sexo para vivir en la capital. El miedo era grande y el trauma no daba lugar a más emociones que el temor perfectamente fundamentado ante un nuevo atentado. Pero el general no se rindió. No permitió que todo lo que ocurría dentro del castillo, ni los problemas que continuaban fuera de éste hundieran más a su prometido, y fue muchísimo más firme cuando se convirtió en su esposo.

Si de alguien había aprendido Wolfram que por amor se hacen imposibles, era sin duda de su hermano mayor. Movió cielo, mar y tierra, recibió incontables quejas, vio peligrar su relación y, de alguna manera, entre lo más adverso, su matrimonio junto al hombre que amaba sobrevivió. Continuaban teniendo sus problemas, pero con el tiempo, se reconocieron mutuamente.

Antes de ellos, el rubio nunca creyó en almas gemelas. Luego, gracias a ellos, supo que era real. Y esto se reafirmo por su prometido. Porque supo que haría hasta lo indeseado por él. Solo por su bien, solo por permanecer a su lado.

El resto de esa noche se concentra en cuidar al hombre entre sus brazos, que comparte el dolor de su más creyente aliado como si pudiera sentir lo mismo que éste. Y ahí es donde Wolfram sabe que, definitivamente, no se ha equivocado en ésto. Éste es el hombre con quien quiere quedarse eternamente, al que protegerá hasta su muerte. Éste es el hombre que su corazón ha elegido.

Él también a encontrado su alma gemela, y no permitirá que nadie lo aparte de él.

Ni las personas que aman al moreno, y mucho menos aquellos que lo aman a él. 

 

.

.

.

.

.

 

 

Shibuya sabe que está jugando de manera peligrosa con la paciencia de Lord Waltorana. Desde que despertó temprano esa mañana, encontrándose con el lecho vacío, y el pecho encogido por los recuerdos de la noche pasada, supo que su repentino bajón de energía no mejoraría con el tiempo... Saberse un poco poderoso sobre el regente de Bielefeld le proporcionaba un poco de consuelo, así que decidió aprovecharse de ello tanto como fuera posible. 

Durante el desayuno, fue su prometido quien le ayudó a evitar la esperada confrontación sin que tuviese que pedirlo. Las sirvientas le informaron que ambos hombres partieron temprano hacia el pueblo y que parecían tener intención de permanecer allí largo tiempo. A medio día, se enfrascó tanto en su acumulado papeleo que fue imposible sacar algo de tiempo. Cuando la tarde comenzaba se reunió con su hija unos pocos minutos, antes de que ella informara que debía empezar los preparativos para marcharse dos días más tarde. Para cuando el sol empezaba a caer Yuuri ya se había olvidado —no verdaderamente, pero era comprensible de cualquier manera— de que ese día su compromiso, su decisión, y su futuro estarían a discusión. Cuando Wolfram lo abordó en un pasillo desierto antes de que pudiese regresar al despacho luego de despedirse de su hija supo que había llegado la hora.

—No tiene poder para disolver nuestro compromiso, no mientras tú seas el rey... Si los nobles no están todos de acuerdo, sin al menos 5 de ellos, no puede moverse... No le des armas para conseguir que los demás estén en su favor. Solo contamos totalmente con mi hermano y mi cuñado. Los demás pueden fácilmente seguirlo... Lord von Grantz no suele inmiscuirse, y Lord von Wincott parece respetarte... Con su propio voto fuera, no debería haber nada de que preocuparse... Pero, por favor... Ten cuidado. Es mi tío, y lo quiero, pero si pone un solo dedo sobre ti... 

Yuuri optó por besarlo antes de que pudiese seguir preocupándose por más tiempo. Asintió a cada palabra suya, y comprendió por qué estaba tan asustado en ese justo instante. Solo, Lord von Bielefeld no podía dañarlos... Pero si movía bien sus cartas, habría sido capaz incluso de anular el compromiso legalmente, sin que ellos pudieran hacer nada para evitarlo.

—No voy a ponérselo tan fácil. Además... No quiero iniciar una guerra en su contra. Lo has dicho tú mismo... Es tu tío... Yo quiero estar en paz con él, si eso es lo que te da tranquilidad. Ahora que si tu quieres que sea justo...

—No te atrevas a presentarle al Maou ahí dentro. Lo usará contra ti, y no habrá nada que puedas hacer para evitarlo... Escúchame, Yuuri... Los Bielefeld sabemos hacer eso. Nuestra familia se benefició de quienes nos tendieron todo sin pensarlo. No caeré tan bajo como para decir que somos seres rastreros, pero sabemos movernos en un mundo de palabras vacías y actos aparentemente buenos. Ése es nuestro mayor orgullo, el poder que tenemos. Si tu me lo pidieras, provocaría la caída de un imperio sin derramar sangre alguna. Y si yo puedo hacerlo, él es muchísimo peor que eso...

El rey procura no escandalizarse demasiado por las crudas palabras, respira hondo, mientras analiza lo dicho. Su futuro esposo es ciertamente un hombre peligroso, incluso con sus debilidades, es seguramente el único entre el trío de hermanos que podría seriamente hacer lo que ha dicho, conquistar sin luchar, y ganar sin que le pongan resistencia para hacerlo.

—¿Cuál es tu plan, entonces? No piensas mandarme a la guerra sin armas... —comenta, tras un silencio, y Wolfram le sonríe ampliamente.

—Ojalá nunca intentes esto conmigo, o realmente me harás enojar... Te estoy dando el secreto para ganarme, claro que incluso si lo tienes, todavía necesitas ser listo con ello... 

—Y qué mejor que practicarlo contra el más poderoso de tu linaje... Sí que te gusta retarme...

—Ve a lo grande, o lárgate. ¿No es un dicho en tu tierra?

—Viste películas con mi madre...

—Nos gustaron algunos vestidos en aquella película.

—¿Podrías no distraerte?

—Tú eres el culpable.... 

Tras un profundo suspiro, y tras asegurarse de que nadie podía verlos ni oírlos, Wolfram se acercó a su oído y dijo en apenas un hilo de voz:

—Sé honesto todo el tiempo. No importa qué... Si no hay mentiras donde fundamentar las nuestras, no tenemos armas qué lanzar en tu contra... En el momento en que intentes jugársela, ahí sabrás que has perdido.

Cuando se alejó, Yuuri le miró con ojos bien abiertos. No podía ser tan sencillo. En cambio, el otro parecía convencido, tanto que esta vez dibujó orgullo en su rostro, a la vez que una sonrisa ocupaba sus labios. Cuando el rey dio un paso para alejarse, todavía no coordinaba sus movimientos con sus pensamientos. Demasiado ensimismado en lo dicho la preocupación comenzaba a ganar terreno. Sintió una nalgada en el muslo justo cuando daba el primer paso, se dio la vuelta y le miró con ojos desorbitados. Wolfram le miraba con intensidad, tanto que no supo si empezó a sonrojarse por el golpe, sus ojos, o la idea de que su mirada traviesa no le disgustaba para nada. El rubio sonrió de un modo que le pareció divertido, aunque notó aún el temor en sus ojos. Pese a ello, su voz fue bastante firme al decir:

—Ve a hacerme sentir orgulloso, o discutir sobre qué tan rápido vamos a casarnos ya no será un problema tan grande como pensabas...

El Maou solo le dedicó una mirada medio ofendida antes de asentir. Las palabras en la punta de su lengua se detuvieron a tiempo "¡Por supuesto que nos casaremos pronto!", habría dicho, sin duda. Pero necesitaba resolver el problema delante suyo antes. Tenía que reconocer que al menos eso era un buen incentivo para perder el miedo. Primero ganaría contra el segundo rubio más orgulloso que había conocido —¡oh, la ironía! Eran ambos de la misma familia— y luego, cuando todo estuviera listo, se encargaría de apresurar al príncipe para hacerlo ir a su ritmo. Cuando su mirada llena de determinación alcanzó la del otro, se sintió feliz de ver que parecía más aliviado. Era agradable saber que tal como la seguridad de Wolfram lo reconfortaba a él, la propia tenía en el rubio el mismo efecto. Le sonrió jocoso.

—¡Más te vale comenzar a pensar en el color de tu traje! —advirtió, volviendo a darle la espalda, ahora convencido— ¡Y espero que no sea Estella la que lo prepare o te prometo que consideraré divorciarme!

El príncipe ni siquiera supo qué responderle, solo le miró partir mientras la sorpresa adornaba su rostro. ¿Seguiría sacándole aquello toda la vida? Sonrió ante la idea sin poder evitarlo... Ya no era el uno loco allí, al menos. Era increíblemente problemático, pero era un poco tierno.

Aunque pensando más seriamente, tendría que empezar a buscarse un sastre lo más pronto posible. ¿Qué mortal podría negarse a casarse rápido con semejante demonio?

 

 

.

.

.

.

 

Observó la silueta delante de la puerta con el corazón amenazando con salir de su pecho. El Maou ingresó al despacho seguido por el Lord de Bielefeld, se encaminó hasta su escritorio y buscó paciencia para iniciar la conversación. Sentía que podría envejecer décadas en lugar de años. Casi sonrió ante lo ansioso que se sentía. "Honesto. Solo tengo que ser honesto" se dijo, intentando calmarse. Carraspeó ligeramente, antes de volverse hacia el rubio, quien esperaba sus palabras.

—Entiendo que usted no quiere reconocerme como el compañero de Wolfram —dijo, serio, a lo que Waltorana asintió— En ese caso, permitame hablar como su futuro esposo... Continúa siendo mi prometido, hasta que la ley pueda demostrar lo contrario.

Lord von Bielefeld alzó una ceja apenas, hablando con voz neutra. Más que iniciar una guerra contra su rey, prefirió apelar a la diplomacia. Era necesario dejar las cosas claras si quería mantener el honor, sin dejarse llevar por la inconformidad que le llenaba.

—Contrario a lo que usted cree, majestad... —comenzó, pausado— No desapruebo su unión porque lo considere un mal hombre, usted no me desagrada. Pienso que indudablemente es un gran partido... Sin embargo, no puedo hacerme de la vista gorda e ignorar los problemas que enfrenta nuestro reino debido a su comportamiento actual. Shin Makoku está necesitado de un monarca digno, y, quiera o no, nadie le tomará en serio si se rebaja tanto como para complacer a un príncipe egoísta tan problemático como lo es mi sobrino.

El moreno intentó no molestarse demasiado al escucharlo. Era perfectamente consciente de que sí, efectivamente, dejando de lado su relación con el rubio, Waltorana nunca mostró particular apatía hacia él por ocupar el puesto de rey. Fue incluso amable alguna vez, diciendo que era un hombre digno de ser monarca. Un tema totalmente distinto era cuando se trataba del príncipe. Waltorana lo gritaba al verlo cada vez que se encontraban, sus ojos decían a viva voz lo que su boca callaba.

"Usted no es digno de él"

—Independientemente si se trata de un príncipe o no, él ha demostrado que es un hombre de honor. Usted habla como si no estuviera orgulloso de él, de sus logros, o de lo que es... —observó Yuuri, siendo totalmente sincero con respecto a lo que el comentario del otro le parecía,  el mayor le miró ofendido.

—No hay hombre en Shin Makoku que sienta más orgullo de él que yo... Lo he educado, y le quiero como un hijo. No me insulte de esa manera. No existe en Bielefeld nadie quien desee su bien más que yo, y estoy seguro de que en este castillo, sigo siendo yo quien está más preocupado por él.

—No minimice mi afecto, Lord von Bielefed— advierte, gruñendo— Yo también me preocupo por él, y nunca he dicho nada contrario a eso, incluso desde la primera vez que nos vimos—declara, serio

—Sé que se preocupa y lo quiere...—replica Bielefeld, con voz lenta— Él me lo ha dicho.

—No veo entonces cuál es el problema al que apunta. Príncipe o no, las cualidades de Wolfram lo hacen un esposo perfecto. Si dice quererlo tanto, ¿por qué usted se opone a que haga lo que le hace feliz...?

—Es precisamente porque lo quiero más que mi vida misma que pelearé contra usted, si lo necesita —le cortó el rubio, con rudeza, sorprendiendo al menor— Wolfram es demasiado testarudo como para reconocer el daño que se provoca a sí mismo cediendo a sus caprichos infantiles... Le supliqué anular este compromiso por su bien en el momento en que me enteré... Él no tiene madera para ser el compañero de nadie, y lo sabía. Deliberadamente ignoró mis advertencias y ahora todos saben que el futuro consorte no es capaz de darle herederos al rey. ¿Tiene alguna idea de la vergüenza que caerá sobre él y su familia cuando la ley los obligue a separarse? ¿Lo complicado que será para él encontrar una esposa luego de todo el daño que usted ha provocado?

El Maou le miró enojado entonces. Ni siquiera Conrad, Gwendal o Günter, ni la propia Cheri-sama tenían derecho de meterse entre un problema entre ambos. Por eso nunca se permitió hablar sobre la anulación de su compromiso con nadie más que con el rubio. Que Waltorana admitiera su intervención hizo que su sangre ardiera, y fue peor cuando nombró sus ideas. De ninguna manera permitiría que Wolfram se casara con nadie que no fuera él. Ni otro compañero, y mucho menos con una mujer.

Ah~ Al final comprendía la ira desmedida de su novio. Luego de tanto tiempo.

—¡No bromee conmigo!—declaró, furioso— Wolfram no va a casarse con otra persona, de ninguna manera. Yo no anularé nuestro compromiso. No por algo tan absurdo como lo que está diciendo. Y si los demás nobles no se oponen, yo continuaré mis planes de unirme a él de la manera que ambos hemos decidido. Cumpliré mi parte, nacerá un heredero eventualmente, no dude de ello...

—¿Lo humillará entonces teniendo hijos con cualquier otra persona? —se burló Waltorana, aunque su voz denotaba lo ofensivo que aquello le parecía. 

¿No era capaz de comprender lo doloroso que sería para el príncipe si ocurría algo como eso?

—Por eso estoy diciéndole que yo seré quien lleve a nuestros hijos. ¿Por qué no puede entenderlo?—replicó Yuuri, molesto— Él no va a hacerlo por mí.

El mayor suspiró, visiblemente ofuscado. El ambiente tenso alrededor de ambos no hacía más que incomodarlos en medidas desproporcionadas. Waltorana le dedicó una mirada tan fría capaz de hacer que el rey diera un paso atrás, amedrentado. Sus ojos no eran ni de lejos del color esmeralda que poseía el otro, pero el que fuesen físicamente tan parecidos, con un porte idéntico, era suficiente para que Yuuri viera en él un esbozo de su futuro esposo mirándolo con rencor. 

—El Maou no puede sencillamente abandonar sus responsabilidades para dedicarse a cumplir con las labores de un compañero. Nunca ha ocurrido una barbaridad semejante. Su estatus le prohíbe bajar la cabeza delante de nadie, ¿qué pensarán las demás naciones si saben que nuestro rey hace algo tan poco digno como abrir las piernas para alguien de menor posición que él?

El menor se sonroja de manera violenta, pero tiene poco que ver con sentir vergüenza por las maneras en que se ha atrevido a decirlo. No le ofende que hable de esa manera de su persona, no él, pero lo que le hace rabiar muchísimo más que antes era el hecho de que su moral era totalmente injusta.

—¡No se atreva a mentirme a la cara! ¡Usted no habría puesto peros si Wolfram lo hubiera hecho, de ser capaz de llevar a mi hijo! —reclamó Yuuri con odio—  ¿Por qué me defiende a mí de un acto que le parece tan poco digno si a él lo habría obligado cumplir? 

—¡El deber de un soldado está con su pueblo, y cumplir con su rey! —bramó Waltorana, seguro— Aunque me doliera, él tendría que hacerlo... ¿Cree que la idea me agrada?  ¿Mi único hijo siendo tratado utilizado de un modo como ese debido a las estupideces de un niñato como usted? ¡Yo fui quien le pidió anular este engaño desde el comienzo!...  Aun cuando su madre y su hermano olvidaron lo indigno que resultaría para él, yo intenté protegerlo. Le advertí incontables ocasiones de todo lo que las personas dirían sobre él, pero no quiso escucharme. Ahora el país entero dice pestes sobre él a sus espaldas, mientras que a usted lo alaban.Las repercusiones de esta farsa han sido más que suficientes. Tengo la prueba que necesitaba. ¡No permitiré que él se permita abandonarlo todo por usted!

Shibuya intentó calmarse con mucha fuerza. ¿Engaño? ¿Eso era lo que pensaba realmente? La palabra "farsa" caló profundo en su pecho... Debía reconocerlo... Al principio, durante todo un año, su compromiso era solo un maldito espectáculo. Y él también fue culpable de ese teatro. Si se hubiese tomado las cosas más seriamente, quizá la situación no se le habría ido de las manos. Respiró profundo, intentando conseguir algo de paz. A veces odiaba a ese hombre... Mucho antes de este problema, y por razones no muy distintas. Waltorana amaba a su sobrino, él mismo lo dijo, lo quería como un hijo. Y eso era problemático. Yuuri se sentía juzgado alrededor suyo, como rey y como futuro esposo. No era secreto que el hombre despreciaba su persona como hombre, aunque le admirara como monarca. Era como reencontrarse con el príncipe quien le miró altivo desde el primer momento, pero con la diferencia de que nunca cambió su opinión sobre él. Precisamente porque Shibuya sabía el amor que Waltorana tenía por su prometido, se obligó a enfriar un poco su temperamento. Si quería darle algo de tranquilidad a Wolfram, tenía que aprender a vivir con ese hombre que no soportaba para nada.

—Sea honesto conmigo, Lord von Bielefeld... —pidió Yuuri, luego de un rato callado, Waltorana le miraba a la espera, pero se notaba todavía molesto— ¿Qué debo de hacer para tener su aprobación en ésto?

El mayor le miró sin entender.

—Usted mismo lo ha dicho antes, así que no tiene sentido ocultarlo... Ya lo sabe, de todos modos. Es verdad. Wolfram no puede ser mi compañero. Él no puede darme hijos, no de la manera en la que la ley de nuestro pueblo demanda... Hablé con él al respecto, incluso antes de que confirmáramos eso. Me ofrecí a ser yo quien llevara a nuestros hijos tan pronto como supe a qué estaba renunciando para casarse conmigo. Nunca habría aceptado que él tomara ese puesto. Ni si quiera habría aceptado nuestro compromiso de haberlo sabido. Nunca le pediría serlo. No puede. Usted tiene razón. Nunca será un compañero para nadie...

Si el rubio se sorprendió por aquello su rostro no lo demostró en lo más mínimo.

—Pero las cosas han cambiado. De ninguna manera, bajo ninguna circunstancia, anularé mi compromiso con él. No ahora... Quiero que entienda esto, porque estoy siendo muy serio al respecto. Lord von Bielefeld, yo amo a su sobrino, no. Amo a su hijo... Tanto que si supiera que es lo mejor, se lo regresaría ahora mismo. Pero no es así. Él me ama, y si se atreviera a apartarlo de mi, sé que no podrá hacerlo feliz de la manera en que yo lo haré. Lo amo, y lo quiero conmigo, pero no soy tan egoísta como para pedirle que deje todo lo que ha hecho hasta ahora solo para que se quede a mi lado en una posición que usted y yo sabemos no le queda,solamente porque hay personas que no lo aceptan... No tiene madera para ser un compañero, eso es lo que dijo... Es cierto. Es todo verdad... Pero, yo sí la tengo. Y voy a serlo.

—Majestad...

—Sé que las leyes me exigen abandonar mi puesto en pro de someterme a sus deseos, pero Wolfram no me pedirá abandonar el trono solo para que tengamos una familia. Él no es de esa manera, y si usted lo piensa así, no lo conoce lo suficiente...

El mayor parece más calmado, y Yuuri se sorprende verdaderamente cuando ve reflejado en los ojos verdes el dolor que ha causado su declaración. Quizá olvidó por un instante que estaba siendo un poco cruel al respecto. Más que Cheri, o sus hermanos... Nadie podía jactarse de conocer tanto al rubio como lo conocía su propio tío. Vivieron décadas juntos. Era la maldita relación más estable que tenían ambos. Acusarlo de no conocerlo fue cruzar la línea.

—Él no lo hará... Lo quiere demasiado como para pedirle algo tan egoísta—acepta, con voz más baja, no estando de acuerdo con la idea— Pero los nobles demandarán su renuncia... Si continua con esta absurda idea, perderá el trono. Nuestras tradiciones son absolutas, y no ha existido quien pase por encima de ellas, por mucho que nos desagraden. Si lo quiere, tiene que entender la posición en la que lo deja. No pueden hacer lo que desean... Los nobles no perdonarán que usted abandone su posición por él. Exigirán que sea su compañero, o demandarán una anulación de maneras más extremas que las mías. Se lo dije antes, majestad... Sé que es un buen hombre, pero ahora mismo no es más que un crío. Está lastimando a mi sobrino, y él no se está quejando. ¿Puede culparme por intentar apartarlo de su propia estupidez? El amor es algo peligroso... Pero no es lo más importante. No puede serlo. No para usted...

Yuuri asintió, comprendiendo. Finalmente podía comenzar a entenderlo. Incluso cuando Wolfram lo dijo antes, todavía algo dentro suyo pensaba en este hombre como una amenaza real. Pero no era de ese modo en absoluto. Waltorana deseaba hacer las cosas de esta manera porque era la mejor manera de evitar más habladurías. Era la manera de desarmar la bomba segundos antes de que explotara... Si Shibuya llegaba a luchar contra los nobles, era perfectamente comprensible que estuviesen todos preocupados por su romance. Ningún compañero ha ocupado el trono nunca. Por supuesto que pensaba en ello. Y lo meditaba con bastante frecuencia. Según las normas de Shin Makoku, al casarse, Shibuya Yuuri, el Maou, tendría que tomar el puesto de consorte, y abandonar el título de su majestad. Eso si en el mejor de los casos Wolfram era coronado... Como lo fue durante su ausencia, pero incluso en esos momentos ya tenían delante el maldito problema.

 Fue reconocido como Maou precisamente porque no estaban casados. Ni un solo compañero llegó a convertirse en monarca. Nunca. Ni una vez. Las leyes así lo exigían, y no habían cambiado, Shibuya dudaba que lo hicieran en un futuro cercano. Pero aunque la perspectiva de perder su reino era dolorosa, no se comparaba a perderlo. Sabía que por lo menos 3 nobles elegirían al rubio. Estaba seguro de que Shinou estaría con ellos también. Si era así, aunque fuese desde un nuevo título, aunque se tratase de servir como consorte, todavía podría proteger a su pueblo. Era un precio aceptable por estar con él. Él mismo pondría la corona en la rubia cabeza en ese instante si con eso se aseguraba de permanecer a su lado hasta la muerte.

—Wolfram sería un excelente rey... —afirmó — Si no yo puedo gobernar ni mantener mi título como majestad, no me sentiré menos que él por renunciar, siempre que sea él quien nos guíe.. Entre nosotros, quien use la corona no es tan importante. No si estamos juntos.

—Usted es el Maou actual, y fue elegido por Shinou mismo, fue enviado a un mundo distinto para protegerlo. ¿Y es este su actuar? ¡Su prioridad debería ser la corona, no su relación con mi hijo! —replica Waltorana, pero no hay malicia en su voz, parece más bien incrédulo.

No quiso dar crédito a las palabras del príncipe la noche pasada, pero presenciando aquellas declaraciones, la afirmación del menor ya no sonaba tan descabellada.

"No quiero ser rey, te lo he advertido antes. Preferiría morir antes que quitarle el derecho que le corresponde... Pero lo amo. Y él me ama... Si es la manera de estar juntos, yo no le negaré nada. No seré yo quien lo detenga... Yuuri me dará la corona sin pensarlo si con eso se asegura de que permaneceré a su lado"

El menor continúa al notar sus ojos cambiar, está cediendo poco a poco. Al menos un poco.

—Mi prioridad es y será siempre volver de este reino el mejor que exista... Traer la paz al mundo... Y, si me permite ser totalmente sincero, no creo ser capaz hacerlo si no lo tengo a mi lado... No... Si no está conmigo, yo sé que nunca seré capaz de lograrlo.

Lord von Bielefeld no supo qué responder.

"Sé que me educaste para poner al reino por sobre mis necesidades... Pero, ¿no es también justo que yo desee ser feliz junto al hombre que amo? Es mi rey... Continúo siendo leal a ShinMa... Pero si es por él... Haré lo que haga falta... Incluso si es ir en contra de ti"

—Así que vuelvo a preguntarle, ¿qué tengo que hacer para tener su aprobación? ¿Qué quiere de mí para darnos su apoyo?

"¿Qué más quieres para darnos tu apoyo?"

El rubio se coloreo ligeramente en un gesto que al menor le recordó totalmente al menor de esa casa. La misma voz llena de seguridad, la postura que no daba lugar a réplicas... Tanto orgullo en exhibido desde sus corazones, y, sin embargo, solo el amor profundo anunciándose en sus orbes.

—Incluso si me dice algo como eso, no borra el hecho del daño que ya está hecho.

No quiere ceder tan fácilmente. El amor nunca ha sido suficiente para mantener un reino. Shinou mismo se negó este derecho con tal de mantener una paz durante siglos. 

— La imagen del príncipe está arruinada por donde quiera verlo... Si se convierte en rey, ¿qué clase de respeto tendrán por él?

Yuuri asiente, mirando por la ventana. Se nota pensativo.

—Incluso con todos sus logros, nada cambiará los rumores que flotan alrededor suyo... No se merece ese rato de nadie.

—¿Es eso, entonces?—le corta el menor, de pronto, sorprendiéndolo— Me causa algo de alivio... Yo ya estaba pensando en como arreglar ese error.

Waltorana no responde, solo le mira con una expresión dura. No ha dicho que esté apoyándolo. ¿Por qué ese niño se atreve a mirarlo tan satisfecho entonces?

—Como su futuro esposo, hay una cosa que debo hacer —declaró Yuuri seriamente, delante de la fingida frialdad en la mirada del rubio— Sé que él no me permitirá esto, si llegase a enterarse, porque piensa que arruinará mi imagen... Quizá tenga razón...

—¿Y no teme al desprecio público? Qué osado... —replica el mayor, con tono ácido, aunque su expresión se ha suavizado un poco.

El rey disimula una sonrisa ligera.

—Wolfram ha sido el único osado aquí, aceptando cuidarme desde el primer momento inclusive cuando no era más que un perfecto desconocido.

Waltorana chasquea la lengua, ofendido de nuevo. Shibuya sabe que ha sido una mala elección de palabras solo con verlo, su expresión delata su clase de pensamientos. ¿Pero quién se cree para ir por la vida menospreciando a su más valioso activo? ¡¿A su amado sobrino?! ¡A su hijo mismo!

—Es uno de los soldados más poderosos que han salido de Bielefeld, claro que mostrará su lealtad al Maou, y lo protegería sin pensarlo —replicó, con orgullo— Se lo ha demostrado también, en incontables ocasiones. Ocultó lo deshonroso de su propuesta, y como si eso no fuera suficiente, no desmintió ningún rumor que lo dejara por los suelos, si eso protegía el honor del rey...

—Eso es verdad, y es justo lo que quiero decirles a todos...

"Si él me lo pide, si logras convencerlo de que lo haga... Yo me casaré con él como su compañero, y no pelearé nunca más por cambiarlo..."

—Usted...

"Pero debes saber esto...Si yo estoy dispuesto a hacer esto por él... Incluso cuando no lo merezco, y no valgo más que cualquier otro soldado... Él también renunciaría a su vida por mí"

—Lord von Bielefeld. Necesitaré de su ayuda luego de eso...

El mayor teme por un segundo.

"Tienes que elegir sabiamente, porque no te daré una oportunidad luego de esto... ¿Estás con nosotros, o en nuestra contra?"

—Solo quiero saber... Si consigo limpiar su nombre de una vez por todas, ¿aceptará que nuestra unión se de bajo nuestros términos? ¿Me permitirá unirme a él de la manera en que nosotros dos acordemos?

"Porque entre tú, y él... Incluso si me duele hacerlo..."

—Majestad, si usted se atreve a reponer honor y el buen nombre de mi amado niño, siendo consciente de que puede perder propia autoridad en proceso, tenga por seguro que la casa de Bielefeld será la primera defensa que se alzará contra sus enemigos... Rey o no, mi hogar recibirá con buenos ojos a cualquiera que sea digno de colocarse lado a lado con mi hijo. Y su intención de hacerlo, es el primer paso para ganarse ese reconocimiento...

"Yo lo siempre lo elegiré a él"

El menor sonrió. Era bueno saber que ahora no sería solamente porque se trataba del rey. Ésa peculiar manera era la única que el orgulloso hombre tenía para decir:

"Sí, majestad, usted tendrá mi apoyo y mi permiso"

Esa noche por lo menos podría dormir tranquilo. Y así lo hizo. Con tres de las diez casas nobles a su lado, solo rezaba por ser capaz de convencer a dos más... Pero incluso si llegaba a perder esa batalla, con solo tener la aprobación de Waltorana, y la libertad que deseaba, Yuuri sabía que había ganado finalmente la guerra. Esperaba que al menos en ello Wolfram estuviese de acuerdo con él.

 

 

 

 

Notas finales:

Primero, sí, creánme que sí lo siento. Hacerle esto a Günter me dolió bastante, pero consideré que era ponerlo en un papel tan interesante... ¡Nadie más que Yuuri podría entenderlo de manera tan profunda! Siempre me ha gustado mucho que adore tanto a ese chamaquito, así que aquí quiero retribuirle un poco tanto amor dándoles un vínculo más especial, más wow. Aunque sí que lamento que sea de esta manera, en serio.


Sobre Walto~ No diré nada. Lo discutiremos el próximo capítulo.


Y en otras noticias. Que no necesitan leer pero agradecería un vistazo solamente. ¡Estoy reuniendo todas mis historias en un solo blog! Debido a que he usado muchas cuentas a lo largo de los años -y siempre pierdo las contraseñas- quise juntarlo todo para que sea más fácil si gustan leer historias de otros fandom donde he publicado.


https://fanfickeramourtenttia.blogspot.com/


Me harían muy feliz si le dan una pequeña visita. 


En navegador de PC luce muchísimo más bonito que en el móvil, y todavía estoy buscando como poner pestañas en el cel, así que recomiendo que sea en computadora, de todos modos las historias están organizadas publicadas con el fandom en el título, así que debería ser fácil que encuentren alguno que les interese -quiero creer-


¡Todo lo que he publicado de KKM! está ahi también! 


Aunque~ Otros fanfics que borré hace años no T__T Quizá cuando termine Cortejo me anime a volver a hacerlos. En fin, gracias por su atención.


¡Nos leemos en el siguiente capítulo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).