Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

'KKM! Cortejo {WolfYuu} por amourtenttia

[Reviews - 58]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

El tan esperado día ha llegado. Oficialmente, Greta cumple sus 16 años, edad en que todos los Mazoku sin excepción toman la decisión de lo que harán por el resto de sus vidas. Inicialmente el Maou se mostró renuente a la idea de poner tan importante peso en los hombros de su pequeña hija, sin embargo, tras la intervención de los tíos de ésta, Yuuri finalmente admitió que ella era lo suficientemente madura para elegir lo que haría a partir de ahora.
 
Tal como Wolfram había comentado, décadas habían transcurrido ya desde el último cumpleaños celebrado en ese mismo castillo. La fiesta de un príncipe o princesa era un evento que se repetía cada 100 años, en su opinión.  Su prometido creyó que exageraba, pero conforme avanzaba la mañana, no pudo más que darle la razón. Guardias, sirvientas, el propio consejero, sin contar al mismísimo Gwendal, todos caminaban de un lado a otro haciendo que las cosas estuvieran en orden para el gran evento que tomaría lugar esa misma noche. Cuando Yuuri intentó hablar con su padrino, éste se había disculpado como pocas veces, debido a que no tenía tiempo de quedarse un rato más a conversar.
 
"—Tenemos que asegurarnos de algunas cosas antes de que caiga la noche. Estaremos de regreso justo cuando empiece la ceremonia..."
 
El Maou no se atrevió a preguntar nada más. Luego sintió algo de recelo al ver que salía acompañado de Yozak. Especialmente luego de cierta conversación con Wolfram. No le dio más vueltas a ello.
 
El sol no terminaba de salir esa mañana cuando escuchó golpes en su puerta, dados con apenas un poco de fuerza. El moreno había dormido tan plácidamente que cuando despertó ese día no se sintió incómodo en lo absoluto, incluso una sonrisa adornaba sus labios cuando se levantó de la cama, antes de casi correr a la puerta. Cuando abrió ésta, casi pudo sentir decepción al no ver los castaños ojos de su hija, en cambio, sintió algo de nervios al encontrarse con una familiar mirada en tonos esmeralda. Delante suyo, Wolfram, contrario a él, lucía exhausto. Estaba presentable, claro, probablemente se habría duchado y su traje era hasta un poco formal, como si lo hubiese estado pensando demasiado.
 
—Buenos días, Yuuri —saludó, tranquilo — ¿Te desperté? —inquirió curioso, pasando al cuarto cuando el otro se movió de su sitio, dándole espacio.
 
El moreno negó inmediatamente, mientras sonreía algo apenado.
 
—En realidad no —admitió— Estaba por levantarme cuando llegaste...
 
Wolfram no contestó nada a ello, solo se dedicó a mirar la habitación tan familiar. Había pasado algún tiempo desde que observara el amanecer desde allí. Los grandes ventanales a un costado daban una vista maravillosa del pueblo entero, ni qué decir de lo amplio e iluminado del cielo... No recordaba la cantidad de veces que había maldecido por ello.
 
—¿Dormiste bien? Pareces cansado... —observó Yuuri, curioso, mientras se acercaba a la cama que habían compartido, se sentó en el borde de ésta, admirando al rubio, quien continuaba paseando su vista por las ventanas todavía cerradas, pero al desnudo.
 
La noche pasada había olvidado cerrar las cortinas. Raras veces lo hacía. Usualmente, si alguna de las doncellas no lo hacía, Wolfram era quien se encargaba de buscar la mejor manera de ocultar el sol de la mañana. Contrario a lo que esperaba, el otro no pudo mentirle.
 
—No he podido pegar el ojo en toda la noche por tu culpa, debilucho...
 
Yuuri estuvo a punto de replicarle que no lo era, pero la confusión pudo más.
 
—¿Eh? ¿Mi culpa? ¿Cómo ha sido mi culpa? —inquirió, mientras sus piernas se subían junto con el resto de su cuerpo, adoptó una posición de loto sin siquiera pensarlo, mientras que el rubio le miraba por sobre el hombro con cierto enfado, él solo sonrió, palmeando el espacio a un lado suyo
 
—Aquellos quienes tenemos contratos con el fuego tenemos necesidades que no se van solas, por mucho que lo intentemos —respondió Wolfram, acercándose con cierta cautela, observando al menor con una expresión que Yuuri no supo distinguir
 
Minutos antes de abrir pensó en cambiarse de ropa, era por eso que la mitad de los botones de su camisa estaban abiertos. El chico no había reparado en ese hecho, por mucho que la intensa mirada del otro se entretenía en esta zona de su cuerpo. Yuuri estaba más interesado en saber de qué demonios hablaba que en lo que estaba observando.
 
—¿Qué clase de necesidades? Ah, tengo una idea... ¿Se deshidratan más rápido? Eso no sería tan sorprendente... Aunque no sé si sea realmente el caso. Soportas bastante bien el calor, ¿no? Murata incluso decía antes que de los tres hermanos, tú le parecías el más centrado con eso... Aunque no logro descifrar bien a qué se refería con eso...
 
Wolfram le miró con ojos entrecerrados por una milésima de segundo, preguntándose cómo era posible que llegara a esa conclusión. Relajó su expresión casi al instante. Apartó esos pensamientos mientras se sentaba a un lado suyo, y se dejaba caer de espaldas contra el mullido colchón. "Maldita sea, como te extraño" pensó, sintiendo como todo su cuerpo se relajaba al instante. Respondió al comentario sin meditarlo demasiado.
 
—El Gran Sabio es un poco corto... No dudo pueda leernos a mis hermanos y a mi, pero ciertamente está equivocado.
 
El moreno se inclinó un poco para mirarlo, Wolfram había colocado un brazo sobre su rostro, ocultándose de los rayos de luz que comenzaban a entrar a la habitación, cada vez más intensos.
 
—¿Qué?
 
—Gwendal sabe controlarse bien, porque sabe que Gunter es bastante celoso al respecto. Aun así creo que todos los habitantes del castillo les hemos oído al menos una vez, y no estoy orgulloso de ello... De cualquier forma, se lleva el título. Quizá sea porque su relación es la más larga... Creímos que de los tres Conrad sería menos evidente, usualmente los Mazokus somos más explosivos en ese sentido, pero, ya ves... Todavía no logro decidir si es porque se trata de Yozak o es el mismo Conrad el culpable...
 
A cada palabra, Yuuri iba perdiendo más y más el hilo de la conversación. ¿No estaban hablando sobre la temperatura entonces? ¿No Wolfram se quejaba simplemente de una sed que lo mataba esa noche? ¿De qué se perdía exactamente? Intentó repasar la conversación, y cuando una sospecha se instaló en su mente quiso desecharla...
 
"—Tenemos necesidades que no se van solas..." —recordó que dijo, y sus propias palabras le hicieron eco
 
"—Tú le parecías el más centrado en eso..."
 
"—Está equivocado."
 
—Eh... Wolfram... —le cortó, mientras le escuchaba a lo lejos seguir argumentando si realmente su hermano era una especie de comadreja malintencionada, o Yozak un loco maniático (que decía no sorprenderle) adicto al puro acto de someterle. — ¿De qué necesidad hablamos exactamente?
 
Cuando su prometido guardó silencio, Yuuri casi tuvo esperanza de estar equivocado.
 
"—Por mucho que lo intentemos..."
 
Wolfram no podía estar hablándole justamente de eso. O de que no había podido dormir a causa de eso. O lo mucho que él había estado... "¿Intentando qué?"
 
—Nunca en mi vida me había sentido tan sexualmente frustrado como anoche. Eso es tu culpa. Yuuri... —informó, dándole la espalda como lo haría antes, y en un murmullo apenas audible ordenó— Ahora calla, déjame dormir un poco, antes de que Greta llegue...
 
Incluso si el menor hubiese deseado no hacerlo, le dejó ser. Demasiado asombrado por sus palabras como para poder formular oración alguna. Boqueó cual pez fuera del agua tras unos segundos, pero no hubo ningún argumento que pudiese decir en ese momento. Había pensado, claro, que lo menos que pudo haber hecho luego de lo que pasó era regresar el favor... Pero Wolfram había salido tan rápido que no tuvo oportunidad de ofrecerlo —aunque no es como si tuviera idea de cómo hacerlo, en verdad— La realidad lo golpeó. Claro que el otro podía decir que era su culpa por no quedar satisfecho con todo el asunto, él fue quien le incitó a llegar a eso en primer lugar, y luego le dejó ir así, sin insistir en nada, o preocuparse por algo más al respecto. Se sonrojó con tal violencia que temió que pudiera enfermar. No dijo nada, ni pudo moverse por lo que parecieron horas enteras. Escuchó los ronquidos del otro, signo claro de que finalmente estaba descansando. Y aunque se sintió un poco mejor por ver que dormía profundo, también sintió algo más de culpa, uniéndose a una creciente curiosidad.
 
¿Wolfram no descansó correctamente por estar pensando en eso?
 
"Ya no tienes 15 años, Yuuri", se regañó mentalmente. "Eres perfectamente capaz de llamar las cosas por su nombre..."
 
Pero no había manera en que el Maou pudiera pronunciarlo siquiera de manera mental. Podía rememorar lo que el otro hizo con su cuerpo con gusto, pero tampoco quería decir el nombre de ello. ¡De ninguna manera! Wolfram había perdido el sueño por que quería tener sexo con él, ¡y él había dormido como bebé luego de recibir su primera felación!
 
"Si hubiese llegado a matarme no debería sorprenderme" pensó, resignado, no sin cierta vergüenza "En cambio él solo vino antes de tiempo... Aunque no parece que fuera por atacarme para hacer.. Eso."
 
Supuso que el rubio pudo fácilmente haber entrado con plena intención de cumplir sus deseos, sin embargo, hizo todo lo contrario. No le reclamó verdaderamente por su incompetencia, o lo inocente de sus actos —que ciertamente no fueron del todo inocentes—, sino que sencillamente expuso el motivo de su descontento. Seguramente como advertencia de que no volvería a pasar nada de esa índole entre ambos en algún futuro próximo. Desde el momento en que tocó su cama toda su atención se desviado de manera gradual, dejándose llevar por el sueño. Yuuri casi podía sentir celos de la cama misma, Wolfram tenía una seria relación con dormir ahí. "Es de esperar", supuso con cierto orgullo, ignorando lo absurdo de molestarse con el colchón, decidiendo que mejor se centraría en cosas distintas, "Wolfram no me obligaría a nada que no quiera hacer, pero... ¿Y si yo sí quiero?"
 
Ya más calmado, pero con la vergüenza aun escrita en su rostro, Yuuri escuchó pasos fuera de la habitación. Se levantó de la cama rápidamente, corrió las cortinas que adornaban su cama, y se aseguró de que ni un rayo llegara a tocar el cuerpo del otro. El Maou estaba encargándose de cerrar las cortinas de los ventanales cuando escuchó dos toques a la puerta, antes de que el recién llegado ingresara al saberla abierta.
 
Gunter entró con aire digno, desde que le tomase como pupilo Yuuri comenzaba ser más consciente de la elegancia que ponía en su andar de vez en cuando. Aunque seguía confiando en que se trataba de su autonombrado fan número 1, sí había cambios en su trato. Era más serio, y más exigente. A veces incluso le miraba exasperado, especialmente cuando se tardaba más de lo esperado en comprender cosas que para el maestro parecían ir con los grados que iba alcanzando. Sin embargo, aunque Gunter pareciera otra persona —pues era muchísimo más estricto que antes—, la mirada llena de amor no había cambiado en lo absoluto. Ya no solo le miraba con adoración, sino que Yuuri descubría gran orgullo en sus ojos. Sabía que, al comienzo —y seguramente hasta ese momento—, Gunter todavía estaba conflictuado al verlo decidir tan inesperadamente tomar el título de "Compañero", pero aunque notaba que a veces no estaba del todo seguro, sí que podía ver que poco a poco el pelilila se alegraba por ello. Antes de él, no había existido ningún Maou que desempeñara tal papel... Si bien el segundo rey estaba rodeado de rumores al respecto, nunca se comprobó la existencia de otro compañero que ocupara el puesto de regente. El único quien ocupó el trono siéndolo había sido Wolfram von Bielefeld, pero la historia no lo tomaría mucho en cuenta —sospechaba Gunter—, debido a que no se habían casado aún, lo que volvía esa parte de la anécdota algo difusa a sus ojos.
 
—Majestad... Buen día... He venido a... —comenzaba a decir el mayor acercándose, cuando distinguió su silueta a lo lejos, mientras le pedía guardar silencio con una sonrisa en los labios
 
—Vamos fuera, Wolfram está durmiendo —explicó, acercándose al mayor con pasos acompasados, mientras señalaba con la cabeza la cama que continuaba oculta tras las cortinas que caían con gracia desde los doseles de la cama.
 
Gunter habría aceptado sin crear mayor problemas de no haber sido porque su mirada recorrió el cuerpo del Maou, advirtiendo la camisa entreabierta que dejaba a la vista su pecho. Yuuri notó como la mirada del mayor se oscurecía, le dedicaba apenas un vistazo asombrado, y luego corría las cortinas con tal fuerza que el menor temió que rompiera algo.
 
Cuando notó que la tensión del cuerpo de Gunter se iba pudo respirar más tranquilo.
 
—¿Cuándo llegó? —inquirió el consejero, con voz seria
 
Shibuya no terminaba de comprender por qué se sintió tan nervioso.
 
—Vino temprano, poco antes de que amaneciera... Me comentó que no durmió bien anoche, así que lo dejé quedarse allí mientras tanto. Greta todavía no despierta, ¿cierto? ¿Deberíamos ir a buscarla...?
 
Gunter parece satisfecho con la respuesta, pues está más relajado que antes. Sin embargo, cuando Yuuri intenta pasar por su lado para caminar a la salida la mano del consejero le frena de un solo movimiento, el Maou levanta la mirada para encontrarse con los ojos lilas que le observan con cierta pena.
 
—Necesita cambiarse de ropa primero, majestad... Ocultar eso, especialmente —dice, antes de mirar su pecho, y que Yuuri siguiera su mirada con al confusión escrita en el rostro
 
Cuando grita de asombro el mayor no pude más que ahogar un suspiro.
 
"Por Shinou, ¿qué clase de niños son éstos?" pensó, cansado, dirigiéndose a la puerta.
 
Escuchó los reclamos del Maou hacia su prometido, todavía dormido —demasiado acostumbrado a los gritos matutinos del moreno—, mientras que se prometía no sacar el tema a su esposo bajo ninguna circunstancia. Él podía vivir con ello... Pero Gwendal no perdonaría la imprudencia de sus actos.
 
"Solo deben ser discretos", se dijo, la imagen del chupetón bailando en su mente "Aunque con ese tamaño... Maldita sea, príncipe, ¿qué eres realmente? ¿un mazoku o un dragón?"
 
Gunter no quiso seguir pensando en ello, Yuuri era lo suficientemente capaz de ocultar semejante detalle. Debía serlo. Él mismo sufría sus propias peleas a causa de su esposo. La idea le provocó un estremecimiento... "Ah, así que sí se parecen en algo" pensó, entre divertido y asustado. Gwendal hacía justo lo mismo.
 
No quería imaginarse las marcas que se cargaría Yozak entonces. Seguramente —y no se equivocaba en lo absoluto—, al segundo en que fuera capaz de notarlo, Gurrier las mostraría por todo el castillo con orgullo.
 
Gunter no sospechó que sería esa misma noche.
 
.
.
.
.
.
.
.
.
 
La siesta había hecho maravillas en el cuerpo y ánimo del príncipe. Tan pronto como despertó, pasado un rato, ni los reclamos de su sonrojado prometido pudieron borrar la sonrisa de sus labios. Su humor aumentó más cuando le explicó que no podría usar lo que deseaba ese día porque una enorme marca de color púrpura se acomodaba en sus pectorales, y era por su causa. Wolfram no quiso pelear sobre el tema, y prometió ser más cuidadoso la próxima vez, aunque no dijo nada de no hacerlo de nuevo.
 
Yuuri refunfuñó por largo rato antes de caminar con recelo hasta el armario, sacar la ropa que quería y dirigirse al baño de su habitación. No era ni de lejos tan asombroso como el privado del Maou —mismo que podía decir de cierta manera que era más como "de Wolfram y el Maou", dado que Cheri-sama continuaba de viaje, y Wolfram adoraba el maldito lugar más que a sí mismo—, pero le servía de cualquier manera. No tenia ánimos de tomarse demasiado tiempo, después de todo. Estaba terminando de lavar su cabello cuando escuchó risas fuera de la habitación.
 
"Oh, por favor... Se supone que tendría que haber estado listo a tiempo" se medio lamentó, mientras se apresuraba a terminar de bañarse, se secó y vistió en tiempo récord. Pronto estuvo saliendo del baño cuando su oído volvió a notar la voz cantarina de su hija.
 
—Wolf, Wolf, dime, ¿ya volverás a dormir aquí? ¿volverás con Yuuri?
 
Cualquier queja que estuviera pasando por la mente del moreno murió tan pronto como la escuchó, observó la escena. Greta estaba sentada junto a su prometido, ambos en la cama del Maou, mientras sus manos unidas se alzaban entre los cuerpos de ambos. Desde su posición, no podía mirar la expresión del otro, pero notó claramente el brillo esperanzado en los castaños ojos de su hija.
 
—Es un poco más complicado que eso —confesó el rubio, sereno, Yuuri  supo que estaba sonriendo
 
—¿No quieres? —cuestionó ella, casi espantada.
 
Yuuri sintió que la tensión de su cuerpo desaparecía cuando escuchó al otro soltar una pequeña risa.
 
—¿Por qué no querría? Es mi prometido, después de todo... Quisiera poder dormir siempre con él.
 
Por la forma en que los labios de Greta se fruncieron, el Maou advirtió que diría algo inapropiado, por lo que decidió que era hora de intervenir. Se acercó a ambos con los brazos extendidos, y una sonrisa amplia al decir:
 
—¡Así que aquí está mi pequeña! —exclamó, divertido.
 
—¡Yuuri! —gritó la menor, lanzándose a su encuentro, mientras que el rubio se giraba para verlos.
 
El moreno levantó el cuerpo de la castaña sin mucha dificultad. Era más alta ahora, poco le faltaba para alcanzarlo. Realmente comenzaba crecer tan rápido...
 
—Feliz cumpleaños, princesa —felicitó, al momento en que la dejaba en el suelo, sin soltarla, antes de que depositara un beso en su frente, admirado de que poco o nada tuviese que inclinarse para lograrlo.
 
Se sintió en una nube de felicidad cuando ella se sonrojó, antes de sonreírle de una manera maravillosa.
 
—Gracias, Yuuri —murmuró en respuesta, todavía alegre, antes de volver a abrazarlo con una fuerza que no le conocía, el moreno soltó una risa por lo bajo, hasta que escuchó el murmullo apenas perceptible que salió de sus labios— Realmente voy a extrañarte...
 
El Maou levantó la mirada inmediatamente, notando como las facciones del rostro del otro se endurecían. Tragó grueso, y agradeció a Shinou que Wolfram no pareciera tener intención de hablar sobre el tema cuando Greta se alejó de sus brazos. La mirada de la chica dio con el fondo del cuarto, donde le esperaba el elegante vestido que usaría esa noche. Yuuri no pudo oír nada por algunos segundos, mientras sentía todavía las filosas orbes del otro taladrándole.
 
—¡Es precioso! ¡Qué hermoso! ¿Lo escogiste tú, Wolfram? —inquirió la pequeña curiosa, mientras giraba a mirar al nombrado, que finalmente apartó sus ojos del otro.
 
Yuuri sintió que era liberado de una especie de hechizo, incluso estaba entrando en una dimensión desconocida. Wolfram sonrió de un modo tan casual que parecía una realidad alterna.
 
—Ayudé muy poco esta vez —confesó— Yuuri hizo la mayor parte...
 
Greta sonrió complacida, antes de volver su atención al vestido. Estaba cada vez más impaciente por probárselo. Wolfram se puso de pie, y caminó en su dirección hasta detenerse a su lado. Miró con ojo crítico el resultado. Sabía de antemano que era un trabajo exquisito, y sonrió con cierta superioridad al recordar que él indicó originalmente lo que sería la base del mismo.
 
—¿Quieres probártelo ahora? —cuestionó, con cariño
 
—¿Puedo? —replicó ella, luego miró al moreno— Yuuri, ¿puedo?
 
Los padres intercambiaron una mirada.
 
—Claro que puedes, ¿por qué no podrías? —respondió un poco divertido el Maou, dejando que la tensión fuese desapareciendo en el aire, justo como el otro hacía, se acercó al par con una sonrisa— Pero, ¿no quieres desayunar antes? Podemos comer todos aquí, si gustan...
 
Greta asintió fervientemente.
 
—Hace mucho que no estamos juntos aquí, ¿no?
 
Ignoraron deliberadamente la nostalgia en los ojos de la niña.
 
—Pero hoy lo estamos —replicó Wolfram, sereno, antes de sonreírle tranquilizadoramente, luego miró el enorme tocador a unos pasos suyo, a un lado del perchero donde el vestido parecía brillar— ¡Ah! Creo que he olvidado traer los broches de cabello —observó, sorprendido, ante la mirada de Greta explicó— Cuando elegimos tu vestido, le pedí a Doria que los llevara a mi cuarto, quería agregar algo... Iré por ellos y pediré que traigan todo dentro —avisó
 
El par no pudo replicar mucho más, pues el rubio abandonó el lugar en segundos. Yuuri no estaba seguro si fue una mentira o no. Miró a Greta, quien parecía ligeramente decaída.
 

—Sé que prometí no reprochártelo pero, ¿no crees que deberías hablar con él antes de la ceremonia? —cuestionó el padre, serio, observando a su hija con aire autoritario

 
Greta no pareció sorprenderse.
 

—Lo conoces tanto como yo. No estará contento... —respondió ella, cabizbaja— Cuando lo sepa...

 
Yuuri negó ligeramente, conciliador.
 

—Wolfram estará orgulloso de lo que sea que decidas. Te adora más que nada en este castillo. Realmente, a veces me hace pensar que te quiere más de lo que se quiere a sí mismo.

 
Greta sonrió apenas.
 

—Te quiere más a ti, seguro.

 
El Maou se sonrojó apenas.
 

—Son tipos de amor distintos, lo sabes —respondió, divertido, antes de acercarse para abrazarla. Greta encontró consuelo entre sus brazos, acercándose más a él— El amor de un padre... Sé que en este castillo muchos sienten eso por ti—admitió

 
Yuuri podía enumerar fácilmente a todos los hombres que la habían adoptado como hija, sobrina, princesa. Era parte de la familia real, pero era igualmente parte de la familia que formaban todos allí en Shin Makoku. Era la pequeña Greta, después de todo. El moreno la sintió temblar apenas, y se sintió algo triste por ello.
 

—Nunca olvides que hagas lo que hagas, Wolfram y yo siempre estaremos orgullosos de ti. Somos tus padres, ¿no? Y ningún padre querría para sus hijos algo que pueda dañarlos...

 
Greta solamente asintió, decidiendo que no soltaría más lágrimas por pensar en ello.
 

—Tu padre y tu madre también estarían orgullos de ti —agregó también, tras unos segundos, completamente convencido de sus palabras.

 
La castaña no respondió.
 
"Padre, madre... ¿Se sentirán felices por mi, si tengo otra familia?" se preguntó momentáneamente "Mamá y papá me quieren también... Ellos me aman. ¿Está bien si los quiero tanto como los quería?"
 
Estuvieron abrazados por un largo rato, en un silencio que se prolongó por minutos. Intercambiaron solo un par de palabras más, antes de seguir envueltos en la paz del momento.
 

—Gracias por adoptarme, Yuuri...

 

—Gracias por llegar a nuestra vida, Greta.

 
No importaba el cómo, su hija había encontrado el camino hasta ambos, y eso era todo lo que le interesaba.
.
.
.
.
.
.
.
.
 
 

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).