I. Kimi wa hitori jyanai
(No estás solo).
Ni un solo ruido salvo el de las balas cortando el aire tratando de eliminar un objetivo, la alta figura de un hombre que invadía aquellas paredes de acero, una figura que no dudaba al desgarrar y acabar con cada uno de los soldados enfrente de el, aquellos que querían impedirle el paso, retenerlo o matarlo, pero el le fascinaba que opusieran esa resistencia, poder derramar esa sangre sin sentir culpa, al final ellos se lo buscaban, pero el dispuesto a cumplir con su objetivo, con un solo objetivo, recuperar aquello que le intentaron robar, aquello que solo es suyo...
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Por algún motivo el sedante no tenía el mismo efecto que antes, empezaba a distinguir sombras en aquella habitación, a distinguir... algunas máquinas... ¿máquinas?, en ese momento todos los recuerdos empezaron a invadir su mente... Cada uno de los experimentos y pruebas a las que había sido sometido, sus gritos de frustración, humillación, ¿dolor?, grito ajenos de quien no estaba seguro, lo que podía asegurar es que no seguiría ahí ni un minuto más buscaría la manera de escapar era ahora o nunca...
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-¿Dónde esta?
Sujetaba fuertemente a un soldado que visiblemente no duraría mucho tiempo vivo.
-Me canse ya de repetírtelo, ¿Dónde diablos está?, creéme que puedo hacer tu muerte más dolorosa aún y tengo suficiente poder para alargarla el tiempo que desee...
La mirada del soldado fue tal juntaba miedo, confusión, le hacía sentir lo suficiente para indicarle el camino al pelirrojo
- Gracias- para esto el soldado cayo muerto- Aguanta, solo un poco...
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No entendía simplemente, el no entendía por que él, de todo el mundo, él “Ya se, por que soy el más fuerte”, aquel ego, una risa leve, ni con lo que le hicieran lo perdería, “el más fuerte”, ante este pensamiento un escalofrío recorre su columna, “si lo tienen a él y si el también esta aquí... no, no puede ser...”, no quería ni imaginarse a aquella persona que de una u otra manera cruzaba su mente una y otra vez en esa situación, “no y si le hicieron algo... lo pagaran con creces” . Por fin visualiza una puerta, no esta seguro de usar su fuego, maldición y si le hicieron algo, y si no lograba volar la puerta... no... no podría dudar de su fuego, aun se sentía débil pero no se quedaría ni un minuto más ahí, eso lo tenía muy bien decidido.
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Se acercaba el solo sentía eso, esa presencia cada vez más cerca como llamándolo, invitándolo como en cada uno de sus combates, en aquellas peleas, que ya eran más parecidos a un ritual, una tradición entre ellos dos, siempre declaraban un empate, escondido entre sarcasmos y promesas de hacer correr la sangre del otro, en su mente un solo pensamiento “No se que te hayan hecho, pero lo pagarán... nadie puede tocarte eres solo mío, mi Kusanagi, mí Kyo”, no importaba cual fuera el resultado de las peleas o contra quien fuera, hasta antes de conocer su destino, el cual el consideraba por de más miserable, siempre se encontraba con aquella mirada preocupada por él color miel, chocolate, ni el estaba seguro lo que si sabía es que se podría perder en ellos para siempre. “Él es así con todo el mundo preocupándose, defendiendo a quien sea siendo siempre el héroe, esa es la razón por lo cuál lo odiaba pero también por la cuál estoy aquí en este momento...no se como paso pero también Te Amo...”. Algo lo sacó de todos sus pensamientos en un momento.
-Una explosión?- vio la dirección de donde venía esta y solo pudo correr más rápido
- maldita sea, Kyo.
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Mínimo sus llamas lo seguían obedeciendo, las sentía un poco descontroladas o rebeldes pero aun puede defenderse, eso servirá pensaba. Lo único que ese joven de cabellos castaños no había contemplado es los guardias, que cuidaban al objeto más valioso de los laboratorios NEST, que venían preparados con pistolas algunas con bala algunas con sedante al fin, y al cabo ya muerto tal vez ya no sirva.
No tardo en despejarse el humo y polvo levantados por aquella explosión, cuando visualizo a los guardias ya preparados para disparar.
- Shimatta- atinó moverse a los lados para su suerte sus reflejos estaban más despiertos que nunca, lo malo es que seguía débil,
- De alguna manera podría contestar el ataque de ellos, al final son solo soldados, son más débiles que yo “o eso espero”. Decidió que lo mejor era atacar antes de que llegarán más soldados al lugar, así salió al ataque, llamando su fuego concentrándolo en sus puños dispuesto a hacer explotar todo de una vez si era necesario. Un tercer soldado algo que no esperaba solo siente aquel piquete en la pierna le dieron, por “suerte” era un cartucho de sedante en su pierna, y no una bala.
- Maldición, mi vista- otra vez todo se empezaba a volver sombras no otra vez no, ya no, escapare o moriré.
Con la poca fuerza que conservaba trato de aclarar su vista dispersar esas sombras y atacar, fallando, pero por Kami, iban a volver a disparar, no pudo hacer nada solo permitir que la sombras lo llevarán, un último pensamiento antes de caer inconsciente paso por su mente o eso creyó él, “Yagami... Iori más te vale estar bien”... un grito, ya no supo decir si fue de él o de quien y perdió el conocimiento.
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Nadie lo tocaría y no se cansaba de repetirlo, de pensarlo más cuando vio a eso soldados apuntando y sobre todo cuando sentía la presencia debilitándose poco a poco.
Un grito agudo proveniente de uno de los soldados mientras que gracias aun Yamibarai sus cuerpos se calcinaban, otra presencia, un tercer soldado tratando de disparar, lástima Iori ya lo había visto, ningún tiró acertó, y la sangre de aquel sujeto cubrió el piso. Ya no había más soldados por lo mientras el ya había acabado con todos lo que de momento se encontraban en la base, tal vez llegarán más pero el no se quedaría a averiguarlo.
Aquella presencia débil, pero lo ubico, ahí en aquel piso metálico estaba la persona que tanto buscaba...
- Kyo –
- Iori más te vale estar bien- aquel comentario desconcertó al pelirrojo, el cual solo soltó una risa, que nadie pensaría ver en Iori Yagami –Aún en tus sueños te preocupas por mí.
Tomando al castaño en sus brazos, apretándolo contra su pecho se prometió que no permitiría que algo así le pasara de nuevo y dispuesto a protegerlo a costa de todo o eso era lo que demostraba con aquel abrazo, nadie lo volvería alejar de él otra vez.
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Continua...
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