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Me Cambiaste La Vida por El Chico de la Bufanda Roja

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Notas del capitulo:

Tarde un poco, pero vale la pena. Esta historia esta a punto de llegar a su fin, le faltan pocos capitulos. Pero todavia me queda un especial, que no he escrito. 

Todos ya estaban listos, solo esperaban a que Andre bajara ya, vestido como el protagonista de aquella fiesta, como unos de los dos prometidos que estarían ante el altar jurándose amor eterno para toda la vida. Su madre era una de las más entusiasmadas con todo aquel alboroto. Todos estaban expectantes, escucharon pasos en el piso de arriba, entonces lo vieron, se miraba espectacular de pies a cabeza, si Dean tenía dudas de casarse, con ver al castaño todos sus temores se irían.

El chico se sentía muy incómodo por tener todas las miradas dirigidas hacia el – está bien que no me arregle así todos los días. Pero… ¿Cómo me veo?

Todos empezaron a hablar al mismo tiempo, el joven termino de bajar las escaleras para que los chicos que su madre había conseguido para el arreglo personal hicieran los detalles finales con él y quedara todo listo. Jugaba con sus manos, para no sentir aquellos nervios traicioneros, no quería transpirar, eso arruinaría todo.

-ya casi es hora de irnos a la recepción, Dean ya debe de estar llegando al lugar de encuentro, todos preparen sus cosas para irse subiendo a los carros, no olviden nada – escucho a su madre ordenar, mientras se miraba en el espejo se movió gesticulando.

Andre fue a tomar un vaso de agua, antes de salir de su casa, le dejo las llaves de la entrada a su hermano, para que él se encargara de cerrar su hogar, ya que él se iría, en cuanto los chicos de la estética se fueran. Se metió en el carro en la parte de atrás esperando a que los demás se subieran. Se plancho el pantalón del traje, malditos nervios que siempre aparecían cuando menos quería.

El camino se le hizo corto al lugar donde sería su boda, se bajó viendo el edificio imponente, seria en uno de los salones de los hoteles que eran de su abuelo, todo sería sencillo y muy discreto. Como Dean y el habían querido, sin lujos.

Soltó todo el aire sintiendo su cuerpo temblar, era su boda que cosa mala podría pasar. Todo estaba bajo control, con la persona que le quería y que le amaba, con quien había pasado un año juntos maravilloso. Día a día y no se arrepentía de nada, en lo absoluto.

Entro al interior con toda su familia siguiéndole por detrás, saludo al chico de bonitos ojos, que le había recibido todos esos días de andar por todas partes, en que su prometido y el iban, para checar todas las cosas con respecto a su boda y los preparativos de esta.

Se encontró con que ya todos estaban dentro del salón esperándolo, todavía no podía ver a Dean, hasta que comenzará la ceremonia civil – tranquilo todo irá bien hijo mio, él está adentro, lo acabo de ver y se ve espectacular, espera a que lo veas, esta guapísimo – su madre se paró a un lado de el para entregarlo en el altar como la tradición lo mandaba.

-Gracias mamá, eso no me ayuda mucho para serte sincero – la mujer se rió, se le hacía algo muy tierno ver a su hijo así, era normal, pues la primera experiencia cercana no había resultado y todo se había ido al traste.

Los demás empezaron a enfilar para hacer su entrada, siguiendo todo el protocolo. Debido al tiempo apenas llegaron justos y no había podido saludar a sus suegros, a quienes solo los había visto por vídeo llamadas o por mensajes. Difícil de creer, pero amaba a su suegra, con todos los consejos que le daba, para mantener contento a Dean con todo lo que le gustaba.

Entonces escucho la música que había escogido de entrada para comenzar, soltó una última vez el aire antes de entrar al salón, camino con su madre tomando de su brazo. Pudo ver como todos lo miraban asombrados por lo que veían pasar por el pasillo central, Andre se permitió relajarse viendo a Drew en una de las sillas sentado, tan guapo con su traje azul, le hizo un pequeño saludo que correspondió el menor efusivamente, antes de mirar a su padre.

Ahí estaba Dean esperándole, frente a él, con un traje de color negro. El hombre que lo había rescatado de las cenizas y lo devolvió a la vida, parado a un lado del juez que oficiaría la ceremonia y los haría esposos. Se miraba demasiado atractivo con el cabello peinado hacia atrás y con aquella ligera sombra de su barba adornando su rostro.

Camino por todo el pasillo, hasta estar junto a él, sonrieron tomándose de la mano, entrelazando sus dedos. Su madre le dio una palmada en el hombro al mayor, dedicándole unas palabras al oído y se fue a su puesto.

-Te ves espectacular, no sé qué hice para que aparecieras en mi vida, pero aquí estamos y jamás voy a soltarte, nunca, pase lo que pase, aunque pasemos momentos malos y en los que pueda hacerte sentir mal, pero tu sabrás que yo te amo, estaremos siempre juntos – el joven asintió, una lagrima traicionera salio de sus ojos, entonces se dirigieron al juez para comenzar con la ceremonia, que los haría esposos ante la ley.

El tiempo transcurrió para la pareja rápidamente, se miraban el uno del otro, riendo entre ellos cuando se descubrían. Dean había entrelazado sus manos y no lo había soltado en ningún momento, hasta la hora de decir los votos y firmar aquella acta donde unirían sus vidas ante la ley.

El mayor tomo uno de los anillos que tenían enfrente y volteo a mirar a su chico, todo él era un remanso de paz, lo escudriño detenidamente antes de hablar. – Andre desde el momento en que te vi supe que tu ibas a cambiar mi vida de una manera enorme y que íbamos a tener mucha historia. Ahora venos aquí reafirmando ese amor que te profese en aquel pueblo donde te encontré y no te deje ir, te seguí y te seguiré a donde quiera que tú te vayas estoy, prendado de ti, te amo y te amare hasta en la siguiente vida.

Andre tomo el anillo que quedaba y tomo la mano de Dean acariciándola suavemente, metió el anillo en el dedo del mayor mirándolo a los ojos. – Tu llegaste a mi vida para cambiarlo todo, curaste mis heridas, me sacaste del hoyo y velaste por mi desde que nos conocimos sin saber nada de mi si quiera, sin embargo, eres diferente a los demás y lo hiciste sin dudar, después te encargaste de meterte en mis pensamientos y te adueñaste de ellos sin darme cuenta, te amor y le agradezco al destino por ponerte en mi camino.

El aludido sonrió acariciándolo de la mejilla y se tomaron de las manos, con más fuerza. Todos estaban atentos a la última parte de la ceremonia, la pareja esperaba ansiosa. Entonces firmaron los papeles que los unían como una pareja sólida ante el mundo terrenal. El juez los incito a que se dieran un beso y eso hicieron, un contacto discreto entre ellos, pero que imprimía las promesas de un buen futuro.

Todos los asistentes aplaudieron, rompiendo la burbuja que tenían ambos, sonrieron al mirarse a los ojos. Y darse un último corto beso, el primero siendo esposos, antes de salir, para ir al salón en donde sería la celebración con motivo de su unión marital.

De camino para salir al pasillo principal, fueron felicitados por sus familiares. Por haber dado ese gran paso. Les deseaban la felicidad en su matrimonio, tanto Dean como Andre sabían que no todo sería miel sobre hojuelas, pero a base de un buen entendimiento entre los dos y sobre todo mucho apoyo reciproco, saldrían de cualquier obstáculo que se les presentara en el futuro.

Andre y Dean estaban platicando entre ellos, diciéndose todo lo que se habían extrañado esas pequeñas horas, que para ellos se les habían hecho eternas estando separados. No por nada el chico, cada que el mayor tenía que ir al pueblo donde antes vivía, se le hacía muy tedioso los días cuando no estaba junto al hombre, por eso opto por hacerle compañía y acompañarlo después de un tiempo hablándolo, mientras su madre se hacía cargo del cuidado de Drew. Ellos no se separaban mucho, y cuando tenía la necesidad de saber por el otro simplemente aparecían por sorpresa o se llamaban a los móviles para escuchar sus voces.

-Creo que así como luces todo arreglado y con ese traje, me dan ganas de adelantar la luna de miel y secuestrarte de una vez. – el mayor le dijo dándole un beso de koala, era su adicción probar los labios del chico, pero más juntar sus narices, era un gesto de ellos dos.

Andre rió sintiendo sus mejillas ponerse calientes, por más tentadora que sonara la oferta, él quería disfrutar de su boda. – mejor deberíamos ir con tus padres, nos están mirando desde hace un buen rato, pero creo que no quieren interrumpirnos.

El mayor dirigió su mirada hacia sus padres por elección, sonriendo al verlos después de años. – tienes razón, vamos con ellos. – el hombre arrastro a su chico con las personas que le habían dado la vida – hola de nuevo.

-Hola, hasta que me toca ver en persona al chico que trae loco a este hombre, tenía muchas ganas de verlos a ambos. – La señora toma la mano de su yerno y lo jalo para darle un gran abrazo de osos como decía ella.

La mujer era muy parecida a Dean de cierta forma, tenían el mismo color de piel y cabello – el placer es mi cariño, eres más guapo en persona que por la computadora, mira que mi hijo tiene buenos gustos, imposible no decirlo. Nos extrañamos en un principio, cuando nos dijo que se había vuelto a enamorar, más de un chico. Pero ahora está más que claro.

-Mama deja de avergonzar a mi adorado esposo, ahora el señor Braxton-Goode – el chico negó con la cabeza, entonces saludo a al padre de su marido, su viva imagen a pesar de ser su tío, solo con tez un poco más bronceada y con el cabello castaño y con arrugas, por la edad. Un señor que también se notaba era de campo, se permitió abrazarlo sintiendo aquella esencia parecida a la de Dean.

-Es bueno conocer a la persona que volvió a hacer sentar cabeza a mi muchacho, si supieras todo lo que sufrió mi hijo, antes de que tu llegaras a su camino. – el chico sonrió, sintiéndose algo chico, al lado del padre de su esposo. Aunque el señor le diera una de las miradas más cálida.

Dean jalo a Andre, para rodearlo por la cintura y pegarlo a su costado. – bueno, vamos pasando al salón principal, buscare algo de comer, apenas pude hacerlo en la mañana en la casa, con todo el jaleo con mi madre pisándome los talones.

El ambiente era increíble, la banda favorita de Andre tocando jazz de fondo y el sonido de los murmullos de todos su familiares y amigos. La pareja se encontraba hablando con los padres del mayor, anécdotas de Dean de cuando era pequeño y cuando empezó a crecer y ser todo un adolescente rebelde. Dean sentía la vergüenza recorrer su cuerpo, cada que sus padres o sus hermanos, le recordaban una situación donde el quedaba mal parado.

Las risas no paraban al ver la cara apenada de su esposo al escuchar todas aquellas historias, Andre se sentía feliz de compartir con sus suegros aquello, de saber un poco más de la vida de su esposo, de su infancia, ya que era muy reservado en ese aspecto. Dean sacaba a cuentagotas, todo su pasado y cada que lo hacía, era algo que atesoraba el joven, ya que descubría más de aquel hombre.

Tener sus manos enlazadas, con la de de Dean, le hacía sentir seguro, más cuando el hombre le daba uno que otro beso en la mejilla, en su cabeza o en su boca, siempre con una sonrisa puesta en el rostro, que lo contagiaba de sobremanera con ese sentimiento de paz y tranquilidad.

-Todo eso que me dicen es muy chistoso, mira que saber que te vas atorar en los barrotes de la cerca de tu casa y hacerlo infinidad de veces, es que acaso eras masoquista. – el aludido rodó los ojos, respirando sobre el cuello del castaño.

-No tenía nada mejor en casa, eso fue cuando todavía no nacían mis hermanos, era el único hijo en ese tiempo y yo todavía no tenía escuela, aparte mi mama siempre iba en mi rescate cuando pasaba eso. – se defendió el mayor, recibiendo una ceja alzada por parte de su otra madre, poniendo en duda eso.

Todos volvieron a reír, sintiendo, como Dean se ponía más rojo de lo que ya estaba. Andre acaricio su mejilla, recibiendo la mirada del mayor, antes de darle un corto beso en los labios. Los demás contemplaron la escena en silencio, se veían tan bien ambos. Se separaron sintiendo las miradas de los demás, su suegra tenía las manos agarradas feliz, mirándolos sonriendo.

-Te tengo que poner al día, con las cosas que le gustan a mi hijo, hay mucho más de lo que ya hemos hablado antes, de hecho, lo tengo que regañar, por no haberte llevado ya a nuestra casa, queda un poco lejos, pero se ha saltado todas las reglas y me siento algo sentida con él. – el chico rió, esa mujer era una caja de monerías.

La celebración siguió su curso, Dean lo había llevado a pista de baile, en cuanto la canción que ambos habían catalogado como la de ellos, empezó a sonar por todo el lugar. Andre se dejó hacer poniendo los brazos sobre el cuello de su esposo, escuchando cada sonido que provenía de la música, los hacía sentirse identificados. Ambos se volvieron a perder y se metieron en esa burbuja, donde solo estaban ellos dos.

Andre recordó aquel fatídico día en que había tenido el accidente, de forma borrosa recordaba, pedir ayuda sintiendo como agonizaba estando atrapado en el carro de cabeza, hasta que visualizo a Dean, tomando su rostro y diciéndole que lo sacaría de ahí. Ese nuevo recuerdo le hizo sonreír.

El mayor sin parar de bailar, lo miro cuestionándole con la mirada. – ¿en qué tanto piensas amor mio de mí?

-Por muy absurdo que suene, me vinieron nuevos recuerdos, de cuando tuve el accidente, cuando me viste y me salvaste de morir ahí en la soledad del bosque.

El hombre rió, apretando más el agarre del joven sobre sus brazos, acercándolo y juntando sus pechos, junto sus frentes haciendo que respiraran sus esencias. – cuando te vi, creo que me cegó mucho la inseguridad, pero en el fondo yo sabía, que, si te dejaba ahí, yo iba a regresar de todas maneras, no te podría dejar ir.

El joven recargo su cabeza en el pecho del mayor escuchando el latir de su corazón, siguiendo los pasos al compás de la música, era extraño, pero con ninguna persona, se había sentido tan cómodo, solamente con Dean sentía que sus días estarían llenos de amor. Respiro aquel aroma que desprendía el hombre a bosque y pino, tenía muchas ganas de volver a ir al pueblo y recorrer el campo al lado de su ahora esposo.

Ya no tenía nada de qué preocuparse estando con Dean, ahora que lo veía todo con la cabeza más fría, le agradecía a Phil, enterarse de que él y su prima estaban teniendo un idilio tal vez amoroso, a sus espaldas, le hizo que parara todo aquello. Le salvo de un matrimonio que lo lastimaría al final de cuentas, viviría con la inseguridad de que su matrimonio fallara en cualquier momento, de haberse casado con el empresario.

Ese mundo donde Phil le iba a dar todo, aunque fuera a medias, era algo que no quería para él. Acabaría con él en primera estancia, y batallaría con las infidelidades del empresario.

Volvió a mirar a Dean, vio toda su cara, contemplando cada detalle, como lo hacía cuando el mayor no se daba cuenta que se quedaba embobado mirándolo, mientras, se ponían a ver la televisión o cuando se encontraba dormido después del maravilloso sexo que habían tenido o cuando el despertaba primero que el mayor e iba a amanecer.

Sus ojos eran en los que más amaba perderse. Se podría perder ellos, durante horas y no se cansaría de estar flotando sobre el par de pozos que adornaban su cara. La canción termino y ambos se dieron un beso.

Escucharon los vítores de los asistentes, así la fiesta comenzó enserio, todos en automático se fueron directo a la pista de baile, para compartir aquel sentimiento de felicidad con los novios, mientras daban sus mejores pasos de baile al sonar de la música de fondo.

El hijo de ambos, porque asi lo consideraba Andre desde antes de formalizar su relación como novios con Dean, incluso antes de que el menor le hubiera empezado a llamar por el mote de papá, un momento trascendental en su vida. Tomo la mano de ambos y empezó a moverse junto a ellos. Enfundado en un traje de color gris oscuro para la fiesta, se miraba muy guapo el niño. Era algo cómico, ver como sonreía mostrando una dentadura con algunos dientes faltantes.

El día ya estaba acabando, se miraba el atardecer por los ventanales. El cielo era de un color rojizo con tonos rosas, era un espectáculo a la vista, con eso también se anunciaba la retirada de los novios a su luna de miel. Donde todos los asistentes a la fiesta, se permitieron una vez más, deshacerse en halagos y abrazos a la recién pareja casada.

Andre y Dean se fueron tomados de la mano durante todo el trayecto al aeropuerto privado de la familia Goode y no se soltaron, hasta después de estar dentro del avión y abrazarse, para descansar un poco en la comodidad que podría dar el avión, durante el vuelo a su destino aún desconocido para la pareja, un regalo sorpresa por parte del abuelo del castaño.

Se despertaron al ver el amanecer sobre el aire, el más joven sintiéndose muy cómodo al ver aquel espectáculo sobre la ventanilla y usando la almohada el pecho de su ahora esposo. Se escuchaba bien pensarlo y decirlo, ahora tenía a alguien a quien podía amar sin sentirse inseguro, todo lo contrario. Ya Dean se había encargado durante todo ese tiempo de relación, que él era la única persona a la que amaría, junto a su hijo sobre todas las cosas, después de haber amado a la madre de Drew, quien ya se encontraba en otro plano astral.

Después de un rato pudieron divisar el azul del mar y una pequeña isla a la distancia, que conforme bajaban de altura, se iba agrandando, hasta ver un pintoresco pueblo rodeado de vegetación, en el medio del mar. Aterrizaron una pequeña pista, en una zona segura y cercana donde se quedarían y disfrutarían de su luna de miel.

Fueron recibidos con un clima cálido, digno de un puerto tropical. Muy diferente a lo que ambos estaban acostumbrados, sobretodo Dean. Por lo que le costó un poco adaptarse al ambiente después de salir del avión.

Muy diferente a lo que Andre sintió, tomando la mano de su esposo y lo insto a probar un poco de lo que era ese tipo de vida logrando que bajara las escaleras, para tocar tierra, lográndolo en poco tiempo. Llegaron a una casa alejada de la pequeña civilización, donde pasarían su luna de miel y podrían empezar a vivir sus primeros días como la pareja recién casada que eran, En realidad un formalismo, pero que aprovecharían al máximo. Ya que vivían juntos, como si ya fueran una familia feliz y completa desde hace un año.

-Te amo mi amor – escucho que decía Dean a sus espaldas abrazándolo por la cadera y sintiendo un beso en su cabeza – esto es fantástico, tu familia, se ha esmerado en esto.

El mayor nunca pensó en volver a casarse por segunda ocasión, en su vida solo existía su pequeño y el, viviendo en el pueblo, así lo pensó durante mucho tiempo, esos habían sido sus planes. Hasta que se presentó aquel chico malherido en su camino, mientras seguía esa vida que había elegido, desde que Drew había quedado a su cuidado total, después de la muerta de su esposa.

Entonces sin tener alguna razón aparente, ese chico se empezó a robar su corazón poco a poco sin darse cuenta. Hace un tiempo el mismo se hubiera burlado de verse de nuevo con un anillo en su dedo anular, si le hubieran dicho que volvería a estar colado hasta los pies, por otra persona y más si era un hombre como Andre.

-Por ahí creo que también tu familia tuvo que ver también en esto – Andre rió un poco acariciando los anchos brazos de su marido, recostando su cabeza en sobre el hombro del barbado y suspirando lentamente, sintiéndose bien y mirando aquel paraíso. – entonces debemos estar agradecidos con ambas partes, por este regalo que esta genial. Es una pasada, nunca me lo imagine.

-Entonces debemos disfrutarlo ¿Qué te parece ir a caminar un poco por la playa? – el chico sonrió sintiendo ternura por el mayor y asintió descruzando los brazos y caminando lentamente hacia el ventanal, abriéndolo y quitándose los zapatos, para no arruinarlos.

-Claro es una idea maravillosa. - toco la mejilla del otro y salio hacia el exterior, con el hombre siguiéndole los pasos, mirando como de su chico brotaba emoción por todo su cuerpo, mientras iba acercándose un poco a la playa, para sentir el agua sobre sus pies – el agua se ve divina y esta deliciosa, más tarde estaría estupendo darnos un chapuzón

Asi pasaron caminando y jugando entre ellos queriendo mojar uno al otro y en el intento terminaron ambos sobre la arena, mojados y con la ropa pegada, ya después se preocuparían por arreglar sus trajes boda. Mirándose a los ojos y besándose y diciéndose miles de palabras, mostrándose todo lo que sentían uno de otro y viceversa. Duraron así bastante tiempo, hasta que la arena empezó a incomodarlos y decidieron volver a la pequeña casa, para bañarse y descansar un poco sobre la cama.

Se ducharon al mismo tiempo, limpiándose y haciéndose mimos, hasta que tocaron el colchón y quedaron completamente dormidos sobre él, Andre entre los brazos de Dean y dejaron que el día siguiera pasando, mientras ellos recuperaban fuerzas en la comodidad de la habitación en la que estaban.

La luna ya estaba en lo alto, cuando la pareja despertó y se sintió con las energías renovadas, pero la pereza les podía aún más, por lo que se quedaron un poco más acostados la cama.

-Deberíamos salir a cenar, empiezo a sentirme un poco ansioso de estar aquí. – Dean toco la espalda desnuda de su esposo, sonriendo al escuchar a Andre riendo por las cosquillas que le causaba, El sin duda era un hombre de campo y amaba la quietud, pero su ahora esposo era todo lo contrario a eso. El chico volteo para enfrentar la mirada del barbado – contéstame algo, no me ignores.

-Me es difícil no perderme en tu belleza, eres encantador. – Dean sonrió, todo, dientes blancos y con hoyitos en sus mejillas – pero haremos lo que tú quieras mi amor, incluso podemos adelantarnos y darle un buen uso a esta cama.

Se fundieron en un beso corto, antes de levantarse y tomar un poco de ropa fresca para salir y ver que tenía aquella isla de especial. Dean fue de copiloto, batallaron un poco, para encontrar el camino, pero siguiendo datos de los aledaños, fue más fácil dar con el centro.

Algo salido de otro universo, solo salir y recorrer las calles, ya se sentían queridos y aceptados por los que vivían en ese paraíso, era imposible, no sentir cierta inseguridad al ser una pareja de casados del mismo sexo. El pueblo, estaba conformado por gente de mayor edad, quienes los saludaban y hacían sentir como si estuvieran en casa.

El ambiente era festivo, ya que esa noche celebraban algo, que ellos desconocían por completo. Pero tanto, como al acercarse al quiosco que tenían en la plaza, vieron un grupo reunido, bailando al son de música caribeña en vivo, Dean y Andre, fueron de inmediato como las abejas a la miel, para ver qué pasaba. Era una fiesta llena de danza, todos los pueblerinos que se encontraban ahí, bailaban al son de la música en vivo.

Una de las chicas que bailaba junto a otra persona, jalo a Andre incitándole a bailar como los demás, el aludido, negó un poco. Solo fue ver a Dean sonriendo y asintiendo, para que el más joven se uniera a la fiesta local, El castaño tomo a su esposo del brazo, para que lo acompañara y se uniera a todos ellos, disfrutando ambos de aquella fiesta. Después de un rato de convivir con la chica que lo había sacado a bailar a Andre y su esposo, decidieron descansar un poco y ver que más podían ver por las calles empedradas.

La noche estuvo agitada, entre tanto camino y con los pies cansados, después de muy entrada la noche regresaron a la casa que se encontraba a las afueras. Con una sonrisa de satisfacción en los labios.

-Lo he disfrutado mucho, hace tiempo que no me divertía así – decía con un tono cansado el más joven, acomodándose mejor en el asiento y acariciando la mano de su esposo. – Pero ya no aguanto más, el jet lag todavía me está afectando y apenas puedo con mi alma.

-Y que lo digas, con todo ese alboroto que traen en el pueblo, ya mañana estaremos mejor de humor. – Dean estaciono la camioneta frente a la puerta, volteando a mirar a su lindo esposo – Te vez muy guapo cansado, mira que esa finta, me pone mucho.

-Me gustaría seguirte el juego, créeme que me encantaría, pero me siento muy cansado ahorita, será mejor que lo dejemos para después. – Andre miro al otro hombre haciendo un pequeño puchero cansado, recibiendo un beso de su marido. – Tenemos mucho tiempo de sobra, recuerda que esto apenas empieza.

 

Ambos entraron y fueron directo a la habitación para meterse de nuevo bajo las sabanas. El amor se demostraba de diferentes maneras, no solo con tener coito. Se puede demostrar con palabras bonitas, detalles, acciones y muchas otras cosas que hacen que la relación entre dos personas este fortalecida, Eso era lo que Dean trataba de hacer día con día, por eso se encontraba feliz mirando a su ahora esposo respirar relajado mientras se encontraba en el mundo de Morfeo, a quien después le siguió después de un buen rato, de apreciar la belleza de su chico, del amor de su vida. 

 

 

 


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