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Me Cambiaste La Vida por El Chico de la Bufanda Roja

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Notas del capitulo:

Hola Bebesines de luces, Sea de dia, tarde o de noche.... Aqui tienen su capitulo Bien bonito. Solo faltan un par de capitulos y esta historia dara fin... Espero les siga gustando, como hasta el principio. disfutenlo... Adios

Después de haber pasado los días, todo iba yendo de maravilla, la pareja de recién casados, se acoplo tanto a ese hábitat, que pronto le encontraron ese gusto por disfrutar de las caminatas en la playa. Cada día era diferente, desde entregarse al amor, al fundirse en una sola persona, hasta salir a pasar por el pueblo y andar en carretera.


Una semana ya había pasado desde que se encontraban ahí en esa la isla, Andre suspiraba cansando, después de hacer el amor por segunda vez, ese día despertaron con ganas de saciarse de sus cuerpos, y Dean no había permitido que Andre saliera de la cama, hasta beberse el éxtasis y los suspiros de su amante. Ya pasado el tiempo, mientras solo tonteaban acariciándose y besándose, empezaban a sentir como el hambre empezaba a cobrar factura, de toda su actividad mañanera.


-Iré a la cocina, para ver que rescato de la alacena. – Dean se paró de la cama, enrollándose una de las sabanas a la cintura. – esta ha sido una manera fantástica de iniciar el día.


-Y que lo digas, creo que sería mejor idea salir a comer al pueblo, tengo ganas de volver al restaurante del otro día, estaba riquísimo – su esposo sonrió asintiendo, por el cambio de planes – últimamente, haces que me de mucha hambre, apenas y me dejas salir de aquí.


-Perdón, pero al parecer es reciproco, últimamente estas muy intenso al igual que yo. – Andre rodó los ojos tapándose con la sabana hasta la cabeza. – no seas flojo y levántate, que me has antojado aquel platillo al que le tengo ganas, aparte de ti.


El barbado agarro a su esposo de los tobillos jalándolo y le hizo cosquillas, para después cargarlo y llevarlo al baño, para darse una ducha rápida y salir con rumbo en dirección al pueblo. Todos los habitantes del pueblo, ya los reconocían al verlos y no tenían ningún problema con que fueran una pareja del mismo sexo. Incluso los trataban como uno más de la isla. Los esposos incluso habían comentado la intención de viajar de nueva cuenta a la isla, con regresar con su hijo, para que también conociera el paisaje.


La pareja sin pensarlo, estaba cayendo enamorada de aquel lugar lleno de paz, también de todas las atenciones que recibían por parte de los pueblerinos. Aparte de que el tiempo se les empezaba a ir como agua, las dos semanas, se les iban muy rápido al parecer del par.


Los últimos días, empezaban a sentir, ese pequeño tirón de tristeza, por dejar aquel lugar magnifico. Incluso Dean parecía irse en sus pensamientos, mientras miraba el atardecer que le regalaba la playa, cruzado de brazos, sobre el ventanal, desde la habitación. Era algo totalmente nuevo para él. A pesar de tener dinero y no utilizarlo, para darse el lujo, antes, nunca le llamo la atención ir a un lugar con mar.


Él era más de estar en el bosque ese era su lugar ideal, o en efecto en la ciudad. Pero esto era aún mejor, de lo que ya conocía. Extrañaría demasiado estar ahí cuando se fueran, abrazado a su amado por las espaldas y respirando sobre su camisa. El regresar a la ciudad sería un poco difícil al parecer.


Los últimos dos días, estuvieron fuera, descubriendo todos los lugares que tenía en la isla y maravillándose de la hermosa cascada que caía en un manto de agua clara. De la que no pudieron huir, metiéndose y disfrutan del agua cálida, todo de la compañía de los amigos que habían hecho en ese corto tiempo, en su estadía en el pueblo.


También estuvieron de escalada, donde Dean tuvo que asegurar a su chico con palabra y con alguno que otro beso de que todo iría bien. Que él lo protegería de cualquier cosa que le pasara, aunque todo estuviera en orden y bajo control, el barbado no iba a arriesgar a su esposo de ninguna manera.


-Esto es hermoso, la vista se ve espectacular – Dean tomo de la cintura a su chico, mirando como desde la cima se miraba toda la isla – desde de aquí puedo ver la casa donde nos estamos quedando.


-Mira quién lo diría, antes tenías miedo de subir y ahora andas como si nada. – sintió como Andre le daba un codazo y le sacaba la lengua, en un gesto demasiado infantil – oye, debo decirlo, porque casi me arrancas el brazo, cuando hemos escalado la primera vez y ahora resulta que yo soy el miedoso. En mi defensa quiero decir que tengo mis razones.


-Eso es porque te quería cerca de mí, tu nunca me soltarías. – el barbado se sintió feliz por ello y abrazo con más fuerza al castaño, respirando sobre su cuello su esencia.


Asi duraron buen rato, conviviendo con todo el grupo de excursión. Antes de que anocheciera, bajaron en menos del tiempo del que habían hecho para alcanzar la cima. Dirigiéndose de nueva cuenta al lago con su inmensa cascada, para meterse una última vez, para quitarse todo el sudor acumulado.


-Estas semanas me las he pasado de maravilla y más contigo – Dean acaricio la cabeza del chico haciéndolo suspirar y mojándole el cabello. – Siento que se nos ha pasado tan rápido.


-Ya somos dos, pero ya empiezo a sentir a la distancia, las ansias de Drew por vernos. – el menor se acercó al mayor sobre el agua para acariciar su pecho y darle un pico en los labios – debemos disfrutar estos ultimo días, después nuestro matrimonio, se volverá rutinario y rancio y no podremos mirarnos a la cara sin aventarnos nada en el intento. – dijo el mayor guiñándole un ojo al castaño.


El chico empezó a reír al sentir la barba del otro en su cuello, mientras negaba con la cabeza - Ni lo pienses Andre, nuestra unión seguirá viva hasta el final de nuestros días, eso te lo aseguro yo, me encargare que todos los días de tu vida me ames como el primero. – Dean inhalo sintiendo el aroma de su compañero de vida, era como ir a su paraíso personal y regresar, confirmar que ahí estaba el dueño de todas y cada una de sus emociones.


-Chicos ya casi es hora de irnos, les recomiendo que se den una última vuelta por el lago, antes de irnos de regreso al pueblo. – Los dos asintieron en dirección a la chica.


- ¿Me permite guiarlo honorable señor Braxton? Sería un halago hacerlo– el otro asintió tomando la mano del barbado para nadar juntos una última vez en el lago y disfrutando la compañía de los demás.


...


La noche era estrellada al igual que todas las anteriores en la isla, Andre miraba fascinado aquel retrato digno de una obra de arte. Tomo un poco de la copa de vino que traía entre las manos y siguió admirando la vista, escuchando de fondo el sonido del mar llegando a las orillas de la arena y la música que salía del viejo estéreo que tenían en el lugar donde se quedaban. El y Dean habían pasado una luna de miel maravillosa, no se aburrían para nada y lo mejor de todo, los habitantes de la isla los habían recibido con los brazos abiertos.


-En que tanto piensas Andre, escucho desde el pasillo, como los engranajes están haciendo ruido en tu cabeza. - sintió los anchos brazos del otro rodeando su cintura y la cabeza de Dean posarse en su hombro izquierdo.


El castaño suspiro sintiendo el olor varonil de su marido y se relajó aún más recostándose en su pecho, ideal para él, se acoplaba perfectamente al cuerpo del mayor. – Solo en cosas sin sentido, pero ya quiero regresar a casa. Esto es de lo más bello, pero ya sabes la costumbre. – giro sobre sí mismo quedando de frente a Dean, enredando sus dedos en su cabello.


-Todo estará bien mi amor, ya mañana estaremos de camino a nuestra casa, tu familia y la mía, estarán ahí en primer lugar. – Andre negó con la cabeza poniendo una mano sobre el pecho del barbado.


-Creo que todavía no me entiendes, yo me refiero a nuestro hogar. – miro a su marido con cara de incertidumbre y no pudo evitar reír internamente, antes de contestar y resolver su duda. – Yo quiero regresar al pueblo donde nos conocimos, a nuestra verdadera casa, lejos de todo. Sé que suena precipitado, pero ame cada segundo estar ahí, necesito tranquilidad en mi vida y que mejor que regresando, donde nuestra historia comenzó.


El mayor sonrió mordiéndose el labio levemente mirando al menor con tal determinación – ¿Estás seguro de querer hacer? Estarías dejando todo lo que tienes, incluso alejándote de tu familia.


El otro asintió sin dudarlo y dejando la copa de vino en la mesilla que se encontraba más cercana sin separarse mucho del mayor. – Ya veremos después que haremos con todo eso. Pero es algo que llevo pensando desde que nos comprometimos y llegue a esa conclusión. Sé que estás haciendo un esfuerzo enorme por vivir en la ciudad, pero fui feliz estando en el bosque, con ustedes, estoy muy seguro de lo que te estoy diciendo.


Dean acerco su cara a la del joven y junto sus narices en un beso de koala haciendo reír al chico entre sus brazos. – todo se hará como tú digas, si tu estas feliz en la ciudad, en la isla o donde tú quieras irte, yo seré feliz junto a ti, pero nunca me separes de ti, porque mi felicidad esta contigo.


-Ni por más loco que este, me separaría de ti Dean, aparte esto se trata de dos personas, estamos casados. Somos un matrimonio, eso es lo que hacemos las personas casadas, y por eso te comento esto, porque quiero que seas participe de esta decisión, a lo mejor tú quieres quedarte en la ciudad y yo ni enterado estoy. Regresando no solo seremos tú, Drew y yo, seremos nosotros una gran familia, contra el mundo.


-Entonces la decisión está tomada, regresaremos e informaremos nuestros planes, ya después veremos como preparamos todo lo demás, que se nos viene encima con la mudanza, ahora quiero llevarte a la cama y hacerte mio de todas las formas posibles, hasta el amanecer, que este paraíso sea testigo de todo el amor sin medida que te tengo.


El otro se dejó hacer juntando los labios con los de su esposo y caminado poco a poco mientras Dean los despojaba a ambos y los dejaba completamente desnudos, piel contra piel. Se tumbaron en la cama y siguieron acariciándose en todas partes, para mantener el calor corporal entre ellos. Dean se tomaba el tiempo de degustar milímetro a milímetro el cuerpo del joven, amaba escuchar los sonidos de placer que provocaba en el otro.


Ver el cuerpo de su ahora esposo a su merced, era una de las pruebas de que entregaba su plena confianza a él. El sexo era exquisito en todos los sentidos, Dean descubrió que a su joven amante le gustaba el toque de su barba en todo su cuerpo, mirar a los ojos mientras eran un solo. Y ser abrazado después de finalizar aquel acto sublime, el feliz recibía todas y cada una de las cosas que le gustaban a su esposo.


En cambio, a Dean le gustaba, el control que ejercía de vez en cuando Andre a la hora de hacer el amor, como la manera de moverse y darle placer, contar uno a uno los lunares que tenía sobre su piel, cuando dormía después de sus faenas sexuales, amaba también, mientras descasaba Andre sobre su pecho. a la hora de terminar el desfogue de ambos y se contaban todo lo que había pasado en el día, hasta dormir.


La forma que tenía Andre de despertar su lívido cuando se encontraba dormido, encontrar a su ahora esposo entre sus piernas mientras sus ganas de hacerlo suyo, incrementaban con las acciones del otro, se dejaba devorar por la pasión desenfrenada de su amante. Por el simple roces de sus labios tocando los suyos, era más que suficiente para impregnarse de su esencia, con el simple toque de su mano contra la suya, con un "te amo" saliendo de su voz.


Esa noche hicieron el amor hasta que sus cuerpos pudieron demostrárselo, acabando hasta con la última gota de sudor. La luna espectadora de aquel idilio entre dos personas unidas por el destino que se amaban. Donde el lugar y el espacio quedaban en segundo plano y los protagonistas era solamente dos.


Dean despertó primero, topándose con una imagen preciosa, la que deseaba ver todos los días al despertar. Andre recargado en su costado, despeinado y respirando tranquilamente, mientras los rayos del sol acariciaban lo que él tuvo la fortuna de acariciar en la noche. Toco sus hebras castañas con cuidado de no despertarlo.


No sabía qué hora era, pero estaba feliz estando ahí acostado, junto a su compañero de vida. Sonrió en automático, como todo un caballero se levantó dejando una almohada ocupando el lugar que él tenía, y no perturbar el sueño del castaño.


Se tallo un poco la cara para espantarse el sueño y se puso los boxers y camisa que se encontraban tirados en el piso., yendo directo al baño para hacer sus necesidades fisiológicas.


Camino hasta la cocina y abrió las compuertas para hacerle de desayunar a su chico dormilón, tomo algunas cosas de la alacena y se dispuso a prender la estufa, para empezar con su tarea. Después de un buen rato la casa entera, empezaba a oler a comida. Dean se sentía satisfecho de cómo iba todo aquello.


Tan ensimismado estaba que no escucho los pasos de otra persona entrar, hasta que se pegó en su espalda, haciéndolo brincar por el susto. Volteo encontrándose con un modorro Andre, con el pelo apuntando hacia todas las direcciones, dejo la espátula y acaricio el rostro del joven, antes de darle un beso en la frente.


-Acabas de descubrir la sorpresa que te estaba preparando, te quería llevar el desayuno a la cama. – el chico miro hacia la estufa y sonrió con el sueño todavía sobre su rostro, escuchando como su estómago gruñía al ver lo que se estaba preparando en la cazuela.


-Cariño debiste ser un poco más cuidadoso y cerrar la puerta del cuarto. El olor del desayuno me ha despertado y esta por todo el lugar – Dean se reprendió mentalmente por no haber previsto eso antes, al final tendría que servir el desayuno en el pequeño comedor que tenían. – quita esa cara de amargado, el detalle es hermoso de todas maneras y cuanta mucho.


El mayor sonrió, al ser besado por el otro, lo vio mirando un poco, de nueva cuenta de lo que estaba haciendo y se separó de él, para ir directo a sentarse, para mirarlo cocinar.


Después de que el barbado, terminara de hacer las tortitas, se sentó junto con el chico y devoraron todo lo que había en los platos, después de toda aquella actividad diurna debían de recuperar energías para empezar a preparase para su regreso a la ciudad.


Acabando el desayuno, ambos se metieron a dar una ducha, donde dieron rienda suelta a su pasión por última vez en la isla, sin duda regresarían muy pronto, es sus siguientes vacaciones


Las maletas ya estaban hechas y ordenadas en la cama, ambos se habían arreglado, durando un poco más de lo esperado, atendiendo otras cosas que nada tenían que ver con su higiene, pero saliendo con una sonrisa de oreja a oreja. Solo estaban esperando a que fueran a por ellos, para emprender camino al helipuerto y tomar el vuelo que los llevaría directo de regreso a su hogar, dulce hogar.


...


Entraron directo dentro del avión, por órdenes del piloto, y que iban un poco retrasados de tiempo. Andre quiso quitarle hierro al asunto hablando con Ben y diciéndole que no había ningún problema, que todo estaba bien. En lo que se preparaban para salir, Dean y él se sirvieron algunos aperitivos antes de tomar asiento y esperar. Apenas y habían tenido tiempo de comer algo, ya que el servicio llego para llevarlos en dirección al helipuerto.


-Ha sido algo precioso el tiempo aquí, pero el siguiente viaje será en familia y en medio del bosque para observar la naturaleza, tengo ganas de acampar – el mayor volteo hacia su esposo asintiendo, sonrió, tenía ese ligero bronceado de playa, que se le veía muy bien, dándole color a su piel.


- ¿Te han dicho que te vez hermoso cuando ideas planes futuro? – Andre volteo sonrojándose al mirar al hombre frente a él, recibiendo un beso por parte del otro. – Acamparemos donde tú quieras, si quieres ir a la luna iremos a ella también.


Andre se quedó sin palabras simplemente atino a volver a besar a Dean, un beso largo de los que el mayor disfrutaba, dejándolos a ambos sin aire, El barbado los llamaba los besos sin fin. Podría durar horas y hora, asi junto al castaño y no se cansaba nunca, aunque terminaran con los labios hinchados.


- Lamento interrumpirlos, pero es necesario tenerlos al tanto, solo para informarles que ya estamos a punto de salir. – Andre asintió limpiando los labios del mayor y mirando al piloto.


- Esta bien Ben, no hay ningún problema, confiamos en ti. – el mayor asintió un poco apenado por ver tal escena, pero dándole la razón a su castaño favorita de la familia Goode – nos portaremos bien, no te preocupes, cualquier nos dices.


El hombre asintió con la cabeza, antes de ajustarse el saco y meterse en la cabina de pilotaje para despegar, la pareja siguió probando de todo lo que había en la mesilla, al servicio de una discreta aeromoza, que solo aparecía en los momentos justos. Andre y Dean platicaron, con más calma de todos los planes a futuro que tenían.


En transcurso del vuelo, no aguantaron mucho y cayeron directo en los brazos de Morfeo, Su primer viaje de casados, les empezaba a cobrar factura. Una luna de miel en donde ambos disfrutaron de la compañía del otro.


El primero en despertar del par fue Dean por el movimiento del avión, al parecer ya iban a del trayecto. El tiempo había pasado volando mientras ellos iban dormidos. Miro a su esposo recargado en su brazo y lanzando uno que otro suspiro en sueños. El mayor levanto la tapilla, para ver sobre la ventana y pudo ver un cielo aun solado, con nubes despejadas.


Sintió movimiento en su costado, volteo mirando al castaño tallándose los ojos espantándose el sueño - ¿Qué hora es?


-No tengo la menor idea, pero ya empieza a atardecer, falta poco para llegar, en menos de lo que pienses estaremos de vuelta con Drew. – el chico asintió conforma y se peinó el cabello, levantándose por algo de agua.


El mayor se acomodo en el asiento para esta más cómodo, se quitaba el cinturón de seguridad y se paraba con cuidado de no tropezar vio cómo su chico traía dos botellas dándole una a él y tomándosela de un solo tirón, Andre lo miro algo sorprendido por la acción – Estas un poco seco anciano.


Dean se acercó al oído del otro para susurrarle algo. - Eso no lo decías mientras estábamos en la cama haciendo el amor, mi cariño mio. – de inmediato el castaño se sonrojo hasta las orejas.


Así siguieron aventándose alguno que otro comentario sarcástico, en forma de broma. La chica que los acompañaba no pudo evitar contagiarse de aquella vibra que envolvía al par, sintiéndose feliz por ellos. Ella también quería llegar y recibir a su familia, estar en casa con sus hijos y su esposo.


El viaje empezaba a ser tedioso, Porque ya llevaban más de cuatro horas pasadas de vuelo, Andre empezaba a desesperarse, por tocar tierra, el tiempo se le empezaba a ser eterno. El mayor trataba de tranquilizarlo, pero cada vez era menos el tiempo en que el castaño se estaba quieto. La aeromoza tomo el teléfono para comunicarse con el piloto de vuelo.


- ¿Pasa algo malo Amanda? – la chica negó con la cabeza, tomando el teléfono satelital con más fuerza y ajustándoselo a su oído para escuchar mejor.


-Solo para saber la hora de llegada del vuelo, el señor Goode empieza a impacientarse. – dijo mirando en dirección a la pareja, el mayor se encontraba hablándole al castaño sobre el oído, para distraerlo, pero se notaba la tensión en el cuerpo del más joven.


-Todo bien Amanda, dile que estamos a nada de llegar, solo que tuvimos que rodear, ya que hay lluvias, todo está bien, solo un ligero cambio de planes. – la chica sonrió agradecida.


-Gracias Ben, cualquier cosa avísame por favor, estaré pendiente. – recibió un sonido en respuesta afirmativa y se cortó la comunicación entre ambos.


La chica le informo a la pareja el porqué de la tardanza, tranquilizando a Andre. Después de ahí todo fue mejor, hasta que entraron en cielo nublado y la lluvia empezaba a dificultarles el tener un buen aterrizaje. El castaño, estaba algo acostumbrado a esos viajes complicados, pero eso no quitaba sentirse nervioso, ahora los papeles se invertían y Dean era el inquieto.


-Tranquilo grandulón, solo son gajes del oficio, pero Ben nos hará llegar completos a tierra, confió en él, es nuestro piloto de cabecera. – el chico sonrió tratando de no pensar mucho. Su marido se miraba vulnerable, asi que solo atino a tomar su mano y acariciársela.


El aterrizaje fue difícil, eso no se podía negar, algunas turbulencias que desequilibraban el avión, pero tocaron tierra y la tensión desaparecía, Andre sonrió a la chica, tratando de agradecerle y al mismo tiempo dándole esa seguridad que nadie le dio. Conocía a la familia década una de las personas con las que trabajaba y Amanda era lo más cercano a lo que una madre adoptiva requería. Era su acompañante de vuelo y platicas.


...


Bajaron del avión un poco desorientados y con una sombrilla enorme cubriéndoles la cabeza, la lluvia era intensa, era un milagro que no hubiera relámpagos. La pareja agradeció tanto a Ben como a Amanda, antes de separarse y tomar las maletas, para irse directo a la base para no mojarse más.


De solo entrar al interior del edificio, se encontraron a Drew en primera fila, esperándolos junto a toda su familia. Corriendo directo a ellos, abrazándolos a ambos, con fuerza.


- ¡Los extrañe mucho a los dos! – el niño se peinó los rizos que tenía en la cara y los miro a ambos, para asegurarse que no se desaparecieran y que fueran reales. Sonrió todo dientes blancos, la pareja se dio cuenta que le faltaba un diente más a su dentadura y sonrieron también. – el ratón me trajo dinero por mi diente, fue un billete de los grandes ¡Estuvo súper!


Andre soltó la carcajada, mirando a su hermano de lejos quien le guiño un ojo. Negó con la cabeza mirando al niño y revolviéndole el pelo, alborotando sus adorables rizos. Caminaron hasta llegar a donde su familia, los esperaban ansiosos. Andre recibió el cálido abrazo de su madre, sintiendo que de pronto la había extrañado mucho, y apenas se habían ido unos cuantos días, duro más del tiempo necesario entre los brazos de su madre.


Dean nunca se había sentido tan dichoso, de volver a ver a su familia tan seguido y poder tenerlos cercas. Vio a su esposo interactuar de cerca con sus padres y sus hermanos, Drew no admitía estar lejos del castaño, en realidad parecían padre e hijo.


-Hijo no te quedes ahí parado y ven aquí a saludar a tus viejos. – le llamo su madre sonriente. Camino lentamente sintiéndose muy cansado con los hombros caídos, pero feliz después de mucho tiempo. Dejo las maletas que llevaba en el suelo y abrazo a cada uno, incluyendo su familia política.


Andre se miraba muy entusiasmado, pero empezaba a bostezar y tallarse los ojos en signo de cansancio, el mayor lo tomo de la cintura y lo pego hacia él. – Debemos ir pronto a casa, estas a punto de caer dormido, el viaje fue pesado para ambos. – el aludido asintió de acuerdo, rascándose la cabeza y pegándose al costado del barbado para descansar la cabeza en su hombro.


-La lluvia ha cesado un poco al parecer, debemos aprovechar para irnos afuera para ir rumbo a casa – informo el hermano del castaño, tomando algunas de las maletas de viaje y caminando hacia la salida.


Todos entendieron la acción y comenzaron a salir, hasta solo quedar las madres de ambos, Drew y la pareja recién llegada de su luna de miel. El instinto maternal en su máxima expresión, asegurándose de que sus hijos estaban sanos y salvos, sin ningún rasguño, no importaba la edad la edad que tuvieran, ellas siempre estarían al pendiente, aunque ganaran un hijo más en ese momento.


Andre y Dean solo asintieron a cada una de las preguntas hechas por sus matriarcas y se encaminaron junto a ellas directo a uno de los carros, para ir a casa y descansar como se debía. El hermano de Andre le dio unas llaves al barbado, para que fueran directo a su apartamento. Robert se había encargado personalmente de llevarle su camioneta y de cuidar su casa mientras ellos estaban lejos, Drew ya los esperaba en el interior, esperando para irse, el castaño entro a la camioneta y se acomodó, sintiéndose muy cansado.


La vida de ambos, apenas comenzaba, era el día cero de su vida juntos, como casados. Una donde se convertiría en una montaña rusa de altos y bajos, de muchas emociones. Una vida donde ya no eran dos personas, eran un solo matrimonio sólido, contra el mundo y cualquier obstáculo que se topara ante ellos. En el camino, justos en lo buenos y en los malos tiempos, siempre estarían ahí para apoyarse y darse ánimos y fuerzas para seguir adelante.


 


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