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Me Cambiaste La Vida por El Chico de la Bufanda Roja

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Notas del capitulo:

Hola Buenos Dias, Tardes o Noches... Bebesines de luz, Este es el penultimo capitulo de esta historia.... Falta uno y el especial que aun no escribo. Espero lo disfruten. Los quiero muchisimo. 

Al día siguiente despertaron muy tarde, era domingo y eso era un punto a favor, para estar en la cama. Drew había entrado a su cuarto con pasos sigilosos, para ir a despertar a los recién casados, ganándose alguna que otra cosquilla por parte de ambos adultos. El menor se puso en medio de Andre y Dean, tapándose hasta la cabeza y volviendo a dormirse, acurrucado del lado donde el castaño se encontraba.

-Al parecer alguien me ha cambiado y yo ya no soy el padre favorito, ahora me siento desplazado y me siento celoso de mi propio hijo. – dijo con fingida indignación el barbado, haciendo reír un poco a su chico

Andre acaricio la espalda del niño en un acto reflejo y miro a su esposo riendo en silencio, a veces Dean solía ser de todo menos alguien maduro, se acercó un poco hasta rozar los labios de su esposo y le dio un pico para terminar aquella pequeña tonta discusión que no iban a tener a esas horas de la mañana. Todavía tenía mucho sueño y quería volver a dormirse un rato más.

El par cerro los ojos y se dejó llevar de nueva cuenta al mundo de los sueños. Lo último que sintió el castaño fue que alguien le besaba la nariz, le tapaba con la cobija y soplaba en su cara suavemente, antes de caer inconsciente a los brazos de Morfeo y ver todo oscuro

Andres se despertó sintiendo un ligero olor a comida entrar por sus fosas nasales, mientras más agudizaba los sentidos, era más fuerte el olor que lo envolvía, sus tripas comenzaron a sonar demandado comida, rodó sobre la cama aun con los ojos cerrados, sintió un pequeño bulto aun lado, abrió los ojos y entonces despertó del todo, viendo una mata de pelos rizados y rubios entre las sabanas y muy sujeto a su cintura.

Sonrió ampliamente, se rasco la cabeza y bostezo un poco antes de estirarse un poco y no perturbar el sueño del menor con sus movimientos, para levantarse de la cama e ir directo al baño, su vejiga estaba a punto de explotar, suspiro de gusto al dejar ir todo lo que tenía adentro.

Se miró en el espejo después de hacer sus necesidades físicas, se miró detenidamente, un rostro descansado todavía con una leve sombra por debajo de sus ojos, como hace mucho no lo había visto, despeinado y con una sonrisa boba en los labios, que no se podía quitar de los labios. Suspiro y pensó en su vida ahora, casado con el hombre que lo amaba, con quien se sentía en verdad pleno y con un niño, que merecía ser querido y adorado.

Salio del baño descubriendo que el menor se encontraba sentado y despierto en la cama, se miraba muy tierno, con aquella finta, en pijamas, con sus rizos alborotados y aquella mirada modorra. El joven se acercó lentamente a la cama, para sentarse a un lado de su hijo y peinarle el cabello.

- ¿Cómo amaneciste campeón? – el niño se tallo los ojos, haciendo un ruido de gusto y recargándose sobre el brazo del castaño, queriendo dormir un poco más. – has dormido demasiado, anda dormilón, debemos bajar, porque tu padre, está haciendo el desayuno.

- ¡Súper! Espero me haya hecho las tortitas favoritas, con el chocolate doble y fresas, que tanto me gusta. – Andre sonrió tomando en brazos al niño, para su edad pesaba muy poco.

Bajaron las escaleras, platicando de como Drew la había pasado en su casa familiar, en la mansión Goode, mientras ellos estaban de luna de miel. El niño estaba emocionado contando como Robert y él se entretenían con algo diferente cada día, junto a su madre, Andre pensó, que cuando se fueran a vivir a la casa donde todo empezó, algunas cosas se extrañarían.

Entrando a la cocina, vio a Dean, de lleno calentando y moviendo cosas en la estufa, se miraba muy chistoso, portaba un delantal para no mancharse la camiseta blanca del pijama que llevaba puesta. Se miraba muy guapo con esa barba de muchos días, no se la había recortado en esas dos semanas que habían estado lejos. Le daba ese toque que disparaba las hormonas del castaño. El barbado volteo sonriendo al par, antes de seguir con lo suyo.

Dejo al menor sentado en una de las sillas de la barra, dándole un pequeño vaso de leche y le acaricio sus rizos antes de ir junto a su marido. Lo abrazo por la espalda sintiendo su olor y degustándose de ello cuanto quiso. Dean rió al sentir las manos de su esposo en su abdomen acariciando sobre la piel desnuda, debajo de su camisa, el castaño se había dado paso de cualquier forma a su contacto y le hacía algunas cosquillas con sus dedos.

-Has amanecido algo mimoso el día de hoy. Escuchar esa voz ronca era como la medicina que Andre buscaba a diario. – ya casi esta esto ¿Me ayudas haciendo la mesa cariño?

-Claro, pero antes dame un beso de buenos días, vale. Eso es lo primero que debes hacer, de ahora en adelante. – el hombre rió quitándose las manos de Andre del estómago y rondando sobre sí mismo, antes de besar los dedos del chico y adueñarse de su boca en un corto pero apasionado beso.

-Buenos Días mi amor. – el menor de los dos sonrió con las mejillas sonrojadas, nunca tendría suficiente de aquel hombre. – ahora Drew y tu deben poner la mesa, tenemos que ser justos con las obligaciones de cada uno.

El chico asintió separándose renuentemente del otro y yendo a la alacena sacando todo lo necesario, el ambiente y la dinámica era de los más natural entre los tres. El infante, estaba feliz de ayudar a su segundo padre, tarareaba una que otra canción en voz baja, moviendo la cabeza al ritmo de sus balbuceos, rompiendo el silencio del comedor.

El mayor apareció con varios platos grandes en las manos, dejando todo en el centro, dejando que el comedor se llenara de aquel olor a comida y haciendo que Drew se sobara el estómago, haciendo reír a la pareja.

-Debemos dar gracias antes de comer. – reprendió Dean a su hijo, ya que estaba por tomar un bocado de la tortita llena de chocolate que el castaño le había servido. - No seas impaciente Drew, debemos respetar la tradición.

El niño asintió sintiéndose algo feo en el pecho, suspiro quedito y volteo para con Andre buscando consuelo. Ganándose una sonrisa y un guiño de ojo por parte del otro, el infante tomo la mano de ambos y cerró los ojos lanzando una plegaria por aquello que estaba en la mesa.

Después de eso Drew olvido por completo aquel sentimiento de tristeza, ya que Andre le había empezado a platicar cosas que habían hecho su padre y el estando lejos, omitiendo ciertas partes. Ambos debieron prometer al menor, que en la primera oportunidad lo llevarían, para que conociera. Lo demás siguió como perlas, los tres desayunaron compartiendo todo, al final Dean estaba riendo, al ver como su hijo tenía toda manchada la boca y su esposo, trataba de quitarle todo el dulce con una servilleta en mano, queriendo atrapar al escurridizo niño, por la toda la casa.

Todos los días de Andre había ido a mejor rumbo, con cada minuto que pasaba, desde que Dean y Drew habían llegado a su vida y lo habían restaurado desde la raíz. Dean con cada detalle que le daba, por más pequeño que fuera, hacía que cada instante fuera como la seda y con Drew no era nada diferente, era el broche de oro.

...

El orfanatorio se encontraba tranquilo, Andre iba a y venia vigilando a los niños, que no les pasara nada malo y todo estuviera normal. Algunos estaban en clases en la escuela, por lo que se podía respirar un poco más de tranquilidad sin tanto jaleo. Drew había decidió acompañarlo y se la pasaba pegado a él, a donde fuera. Dean tenía que hacer algunas cosas del bar y él no había tenido ningún problema en hacerse cargo del niño, lo disfrutaba mucho.

-Entonces, aclárame una duda ¿Tu les consigues papas a los niños que viven aquí? – el castaño asintió con los lentes puestos, viendo algunos papeles en su escritorio.

-Así es Drew, ese es nuestro trabajo, aparte los cuidamos y van a la escuela como tú. Por eso ahorita está solo, ya que la mayoría está en clases extras por las tardes. - el niño asintió conforme la respuesta del mayor.

- ¿Y porque yo no voy a esas clases extras? – Andre sonrió firmando algunos papeles y guardándolos en una carpeta, la curiosidad de su hijo era infinita e inagotable. – Yo también puedo ir, sería divertido.

-Bueno, es un poco diferente en tu caso campeón, pero podemos ver si en el pueblo, podemos conseguir algo que te guste, sin problema. – el infante asintió pensando en algo. – no te mortifiques ahora, ya después nos preocuparemos por eso, ahorita preocúpate por la escuela, terminando el año, nos mudaremos de regreso al pueblo.

-Adivinen quien llego ¡Así es el buen Robert llego al rescate! – el mayor de los dos hermanos, rodó los ojos. – deja de hacer eso y abraza tu hermano menor, que el día que regresaron todos tórtolos, apenas y me diste atención, eso no se hace, debes mimarme y consentirme.

-Deja de ser tan dramático Robert, estaba muy cansado ese día. - Robert movió las cejas en un gesto que daba a entender eso, que no debía decirse, en frente de un niño. – Es normal que hiciéramos eso, era nuestra luna de miel.

- ¿Hacer qué? – los hermanos Goode se miraron dudosos de que contestar, todo era culpa de Robert y sus insinuaciones indecorosas, en los momentos menos oportunos.

-Nada, solo son cosas de adultos Drew. Cuando crezcas sabrás a que nos referimos. - Andre negó con la cabeza, tapando los oídos del ruloso. – Pero, en fin, mi madre me ha mandado para decirte que hoy hay cena familiar en casa y no pueden fallar.

-Suena perfecto, hay algo que debemos decirles a todos. Pero no te diré nada hasta la noche. – Robert cruzo los brazos poniendo cara de perro apaleado. – Te conozco bien, a veces eres muy boca floja hermano y les cuentas las cosas a mi madre antes de tiempo, no cabe duda eres el adoptado, arruinas los secretos.

-Oye yo tengo el lunar en el brazo, que mi mamá tiene en su pierna derecha o derecha, la que sea. – El mayor asintió riendo por el comentario, era ilógico e infantil. – Aparte me quiere más a mí que a ti, me hizo muchos cariñitos mientras tú estabas lejos con Dean.

-Trata de creértelo tú, porque la familia entera no lo hace. – el menor de los dos le saco la lengua haciendo reír tanto al niño como a Andre. – En vez de estar pelando conmigo por cosas obvias, deberías ayudarme con Drew, doy una última vuelta y nos vamos directo a la casa.

Andre salio de su oficina, dejando al niño en compañía de su hermano. Paso por cada uno de los pasillos, viendo que todo estuviera bajo control. Pronto extrañaría aquello, era una de las cosas que más echaría en falta, ya que era su trabajo. Todavía podría manejar a la distancia, pero no estando ahí en físico. Miro un ultima vez aquel cunero donde estaban los recién nacidos que llegaban para quedarse.

Se quedó mirando por la gran ventana que daba a cada uno de los bebes, admirando a cada uno, mientras la nana encargada paseaba sobre ellos, viendo que todo fuera bien y nada los perturbara. El castaño sonrío, viendo a cada recién nacido, no pudo evitar que de sus ojos saliera una lagrima traicionera, sin duda lo extrañaría.

Siguió caminando lentamente, saco su teléfono del bolsillo del pantalón y marco el número de su marido, mientras seguía su camino, poniéndose el móvil en el oído. Espero pacientemente mientras sonaba el timbrado de llamada en espera.

-Hola cariño, espérame un poco, antes de que se me escape lo que tengo en la mente. – el chico asintió riendo en silencio, mientras escuchaba que su marido, al otro lado de la linea hablaba con alguien, dándole algunas especificaciones. – Dime Andre ¿Pasa algo?

-No nada malo, solo te aviso, que estaremos en casa de mi madre, nos invita a cenar hoy. – el hombre hizo un sonido afirmativo, esperando a que su chico hablara. – Podemos aprovechar para darles la noticia, ya sabes, que nos mudaremos, es la ocasión perfecta para decírselos.

-Sera todo como tú digas, pero ¿Estás seguro de la decisión? – el chico sonrío, estaba muy seguro de aquello, quería empezar una nueva vida, de la mano de lo que quería. - ¿Todavía sigues ahí al teléfono amor?

-Sí, simplemente estaba mirando algo, me distraje, ha sido un día algo pesado, afortunadamente mi hermano vino y esta cuidando de Drew. – Dijo el joven, para no sentirse mal, al sentir un sabor de boca de soledad, al vivir sus ultimo momentos en el orfanato. – Estoy más que seguro de esto Dean, y lo hablamos muchas veces, es lo que quiero, lo que ambos queremos.

-Bien, entonces nos vemos más tarde, con mi querida suegra. – el chico volteo hacia su oficina, donde el par estaba dentro que había dejado hace un rato, se encontraba enfrascado en una plática muy interesante. - No me gusta hacer esto, por mí me quedaría todo el día hablando contigo, pero debo colgar, tengo algunas cosas que hacer, pero sabes que te amo mucho. Hare lo posible por llegar temprano cariño

-Yo también te amo Dean, nos vemos más tarde. – se cortó la llamada, Andre guardo el teléfono y se dirigió a su oficina con una sonrisa boba en la cara. - ¿listos para irnos? Debemos irnos a comprar el pastel que tanto le gusta a mi madre, para comer de postre, no debe faltar, si no se me arma un drama.

Ambos chicos, hermano e hijo, asintieron como cachorritos entrenados, a pesar de que Robert ya tuviera sus años, el mayor lo seguía viendo como si fuera todavía el niño de cinco años que se iba a su cuarto a dormir en las madrugadas, porque había tenido un mal sueño.

Recordaba cuando su papa los descubría en la mañana, con Robert bien sujeto a su pijama y tenía que despertarlos a ambos, pero al final hacían que su padre entrara a la pequeña cama de Andre, para ver un poco de sus caricaturas en la televisión. Eran tiempos que nunca volverían a pasar que estaban en el pasado, guardados como un tesoro. Pero que cada que los recordaba, se encargaba de no perderse de ningún detalle, por más mínimo que fuera.

-Debemos apurarnos antes de que se haga más tarde y nos toque más tráfico del que ya hay a esta hora. – los tres salieran, en cuanto el Castaño recogió sus cosas y fueron directo al lugar donde podrían encontrar el postre que le gustaba a la matriarca de la familia Goode.

...

Todos estaban en la mansión Goode, casi toda la familia, en realidad solo la familia del fallecido patriarca y el abuelo, sobra decir que se encontraban Dean y su hijo. Robert jugaba con el menor de todos, un juego de mesa en la sala, en lo que preparaban la mesa para fueran todos a cenar. Andre estaba algo nervioso, sus manos sudaban y el las tallaba sobre sus pantalones de vestir, siendo tranquilizado, por el hombre a su lado.

-Tranquilo, todo estará bien, tu madre podrá llevarlo bien, eres su hijo. – Andre miro a su esposo y respiro hondo para calmarse y asentir lentamente, entrelazando los dedos de su mano con los de Dean. – Anda todo irá bien, estoy seguro que mi suegra entenderá y será feliz de visitarnos muy seguido para romper la rutina en medio del bosque.

El castaño sonrío sabiendo que el barbado, que tenía como compañero de vida, tenía razón, estaba seguro, que tendría que apartar una habitación exclusiva para su madre en la casa que compartiría con Dean y Drew en poco tiempo. Tan seguro estaba, que eso lo hizo sentir mejor de lo que ya estaba antes, sus nervios habían bajado al mínimo, ahora ya nada podría parar de dar su anuncio a su familia.

Todos los presentes en la mansión tomaron rumbo al comedor, en cuanto una de las sirvientas les aviso que todo estaba listo para la cena. Todos se sentaron mirando toda la comida en el cetro de la mesa, Andre no permitiría que Dean se sentara en otra parte, que no fuera a su lado junto a él.

-Me alegro de tenerlos a todos juntos aquí en mi casa, sobre todo con dos nuevos integrantes más en la familia, los Braxton y los Goode estamos creciendo. – Dean asintió, Andre acaricio con su dedo la mano de su esposo. - Es un placer que formen parte de nosotros, es hora de cenar y celebrarlo, esto es por ustedes y mi querido Andre.

Todos empezaron a comer, antes de hacer una pequeña plegaria por los alimentos de esa noche, todos mantenían una plática amena, incluso el abuelo Goode parecía más relajado que de costumbre.

Después de una ajetreada platica y de un postre digno y del gusto de la madre de la última generación Goode, todos se encontraban en la sala descansando, con una copa de vino para relajarse un poco más del día y el menor un jugo de manzana servido en una copa, porque él ya era un niño grande.

Andre y Dean estaban tonteando entre ellos, mientras los demás estaban enfrascados en una conversación de la que le par era ajeno. La pareja solo platicaba entre ellos en voz baja.

- ¿Estás seguro que todavía quieres anunciar esto? Podemos esperar hasta que estés listo, todavía tenemos tiempo. – el eludido negó, estaba muy claro lo que quería y no podía dejar pasar más tiempo, era ahora o nunca.

-No me hagas darle más vuelta esto, si lo sigues haciendo me harás dudar y no es la idea, entre más retrase esto, más tiempo tardaremos en que nuestros planes estén completos. – el barbado asintió acariciándole la mejilla a su chico y dándole un beso en la cima de la cabeza, dándole apoyo a su esposo.

El castaño se levantó del regazo de su marido y aclaro su garganta, para llamar la atención de todos los demás que se encontraban en la misma habitación, sintió como Dean le tomaba de la espalda baja, dándole su apoyo en silencio, dándole un pequeño masaje. Para Andre tener el contacto del mayor era un bálsamo para sus nervios, así lo había sido desde el principio en que todo comenzó entre ellos.

-Bueno, no era la intención hacerlo ahora, pero las cosas se acomodaron y creo que va siendo tiempo de hacerlo y que ustedes sean partícipes de esto. – miro a todos, a cada uno, su familia, los extrañaría como no tenía una idea, pero era un paso necesario en su vida con Dean, para poder vivir feliz su matrimonio, su cuento de hadas.

-Como sabrán, Andre y yo comenzamos esta aventura juntos, no comenzamos de la mejor forma por las circunstancias, pero ahora estamos casados. – todos asintieron de acuerdo a lo dicho con Dean, el castaño solo lo miraba. – Hemos estado hablando sobre muchas cosas y hay algo importante que debemos decirles, hemos tomando muchas decisiones en cuanto a nuestro matrimonio y el rumbo al que vamos como pareja, justo a nuestro hijo.

-Amo estar aquí, aquí nací y he vivido toda mi vida en esta ciudad, es toda mi existencia hasta ahora, bueno de hecho hasta que ocurrió lo de mi accidente y que conocí a Dean y a Drew. – el castaño suspiro antes de dejarlo todo a bocajarro. – ahora que nos hemos casado, he pensado, que sería bueno iniciar nuestra vida donde todo empezó, ya arreglé todo para irnos en cuanto Drew salga de la escuela.

Todos guardaron silencio, asimilando la noticia, Andre se le quedo mirando a su madre, quien era de quien más le interesaba su palabra al respecto. La miraba pensar, casi podría asegurar que escuchaba los engranajes sonar dentro de su cabeza. Entonces la mujer volteo y lo miro directo, con los ojos decía todo, eran la ventana de todos sus secretos.

-Bueno que puedo decir hijo, es la ley de la vida, yo sabía que era cuestión de tiempo para que ustedes lo dijeran, era algo que tenía que pasar inevitablemente. – la señora se paró y se dirigió directo a su hijo mayor, el tiempo pasaba demasiado rápido y ahora lo miraba volar del nido, con sus alas fuertes y listas para partir y hacer su propia vida. – me costara aceptarlo de momento, pero estoy feliz por ello.

Andre se permitió abrazar a su madre y llorar como si fuera un niño pequeño de cinco años, recordó todas las noches que lloro en los brazos de su madre, al no tener a su padre con ellos. Justo ahora era cuando sentía mucho la ausencia de la persona que le había dado la vida junto a la mujer que le reconfortaba a cualquier hora del día. Quería que fuera aquel hombre que velaba sus sueños, después de llegar al trabajo y que le dijera que estaba orgulloso y que siguiera así. También quería que el fuera parte de su felicidad actual. Pero ya no estaba con ellos, solo espiritualmente.

...

Las maletas ya las tenían listas arriba de la camioneta del mayor, todo estaba listo para partir. Solo faltaba la peor parte, la que más odiaba el castaño, las despedidas. Preferiría irse asi sin más sin avisar, pero era necesario, para no dejar a nadie sentido en su familia, seria muy grosero de su parte irse sin decir nada y no era su estilo.

Dean paso un brazo por sus hombros y caminaron hacia donde su familia se encontraba ahí, esperándolos expectantes de que cambiaran de opinión, tomo de la mano a Drew y entrelazo sus dedos dándole un apretón, ganándose una sonrisa de su hijo, en toda la extensión del hecho, eran una familia ahora.

-Prometan que nos visitaran pronto y que nos llamaran seguido, para no perder el contacto. – Robert a pesar de su finta de rebelde sin causa, era un cachorrito sentimental. – Te voy a extrañar mucho campeón.

Drew choco la mano con el hermano menor de Andre, para abrazarlo y tirar de él haciendo círculos sobre sí mismo, haciendo reír al menor, para después abrazar a su cuñado y por ultimo a su hermano de sangre, dándole un beso en la mejilla y un lametón haciendo enojar al castaño. 

Asi uno a uno de la familia se fueron despidiendo de los Braxton-Goode, quienes se iban a vivir una etapa nueva en sus vidas. Andre abrazaba a todos y se dejaba mimar por algunos, sacando alguna que otra lagrima en el intento de parecer fuertes. Todo iba bien, hasta que se topó de frente con su madre, la mujer se acercó y le dio un beso en la frente y le acaricio las mejillas.

-No te preocupes por mí se cuidarme bien, aparte todavía tengo a Robert cuidándome las espaldas. – el castaño rió mirando a su hermano quien jugaba con Drew. – Es un poco testarudo, pero se preocupa por mí. En cuanto a ti, me siento dichosa de tener un hijo tan dedicado, ahora empieza algo nuevo para ti, para ustedes.

La señora tomo la mano de Dean llamando su atención en el momento y dándole también un beso en la frente, como si fuera un hijo más, porque así lo era, su familia crecía y ella dichosa de recibir al hombre que había escogido Andre, para pasar el resto de sus días.

-Gracias a usted por confiarme lo más valioso que tiene, a su hijo, prometo hacerlo feliz cada día de mi vida y después de ella. Sé que habrá días malos en los que él no querrá verme, ya antes hemos discutido y me reprendo por eso, pero siempre resolveremos nuestras diferencias antes de ir a la cama. – la mujer asintió segura de lo dicho por su yerno.

-Pero no se librarán tan fácil de mí, muy pronto iré a visitarlos, espero tener un cuarto libre para mí, porque pienso quedarme una temporada muy larga con ustedes. – Andre rió sintiéndose más liviano y dándole un último abrazo a su madre.

-Puede quedarse con nosotros el tiempo que quiera suegra, incluso vivir con nosotros si así usted lo desea. – dijo Dean abrazando a la mujer y dándole un beso en la mejilla.

-Por el momento ustedes sean felices y disfruten de sus primeros momentos como toda una familia recién formada. – La pareja asintió, se miraron a los ojos y se dieron un corto beso. – Ya es hora de irse, no queremos que lleguen tan tarde, deben tomar la luz del dia para viajar más seguros, aparte la mudanza ya va en camino.

Ambos asintieron estando de acuerdo, no querían tener algún problema en la carretera, aunque Andre sabía que con Dean de piloto, todo iría bien, si ningún problema, tenía toda su confianza en él. Ya le había entregado su vida y su corazón al barbado y no le había hecho daño alguno.

Subieron a la camioneta, asegurándose de que llevaban todo en orden, Dean y Andre se miraron a los ojos antes de mirar a la carretera y que el mayor encendiera el coche y todo se sintiera más real de que ya lo era, se irían lejos.

- ¿Están listo para ser una familia? – dijo el barbado, tanto el castaño como Drew asintieron con la cabeza, Dean sonrió sintiendo aquel sentimiento cálido nacer en su pecho y llevándose consigo la mano de su preciado esposo. – la familia Braxton-Goode contra el mundo.

Entonces tomaron camino hacia la carretera, Andre miro por el espejo retrovisor, como su familia se iba perdiendo, mientras ellos se iban alejando más. Mira hacia su mano enlazada con la de aquel hombre que había llegado para romper todo lo que pensó que tendría en el futuro. Sonrió como nunca lo había hecho antes, había tenido que tocar fondo de cierta forma para que su vida cambiara radicalmente y las cosas se reacomodaran, para mejorar. Andre lo agradecía, claro que lo hacía, había ganado mucho con ello.

 

 


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