Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Me Cambiaste La Vida por El Chico de la Bufanda Roja

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola Bebesines de luz.... El momento ha llegado.... Hemos llegado al final de esta historia, que hace mas o menos un año escribi... Solo me falta subir el especial de Navidad. y esto acaba. Siento que tengo muchos errores en cuanto redaccion, ya esta editada. Pero nunca es suficiente. 

Espero lo disfruten, como yo disfrute escribirla. 

Tiempo después.

La vida en el campo era tan pacífica y relajante, que no sentía para nada la necesidad de regresar a la ciudad que lo había visto nacer. Donde todo era una rutina diaria y donde no se podía disfrutar de un atardecer con tanta tranquilidad como lo hacía ahora, lo que más amaba era terminar el día con broche de oro, con una noche llena de estrellas y una copa de vino o un café entre las manos. Todo en compañía de sus dos caballeros.

Caminar por el pasto, respirando el aire puro entrar por sus fosas nasales y sintiendo la hierba sobre sus pies descalzos, acompañar a Dean en ciertas ocasiones en que se enfadaba estando en casa. Ir al pueblo y saludar a todos, platicar y disfrutar de una buena taza de café casero, mientras las horas pasaban.

Esperar a que llegara Drew de la escuela y comer con el mientras el menor le contaba cómo había estado su día, después entre libros y cuadernos, hacían a tarea. El tiempo se le había ido como agua, ya dos años desde que se habían mudado y Andre nunca se podría arrepentir de haber dejado todo atrás.

-Gracias por acompañarme, es un poco difícil lidiar con estas cosas, a la mujer de Berny le ha hecho bien verte y platicar con ella, está más tranquila ahora. – el castaño asintió abriendo la puerta de la camioneta, para salir, no sin antes tomar a su marido de las mejillas y darle un pico en los labios.

-No me lo agradezcas amor, sabes que me gusta ayudar a las personas en sus momentos difíciles, esa mujer esta todavía muy débil después de todo lo que ha pasado con su bebe, Ella y Berny los esperaban con muchas ganas, como de un día a otro ver que ya no está, que se fue antes de tiempo. – el chico bajo del carro, acomodándose el cabello.

-Nos vemos más tarde cariño, tengo algunas cosas que hacer de trabajo y regresar de nuevo, Tom ira por Drew a la escuela y lo traerá a casa. – Andre asintió, viendo como la camioneta se alejaba y dejaba un camino de humo.

Pobre Berny, su mujer había tenido un embarazo complicado, de alto riesgo, cuatro meses después de muchos cuidados y de seguir todo al pie de la letra, el pequeño que crecía en su vientre y se había malogrado. Dean con el corazón en la mano y los sentimientos a flor de piel al final le había contado la situación de su compañero de trabajo. El castaño decidió en ese momento que tenía que visitar a la pobre Sarah, para reconfortarla de cualquier manera.

Pasaron muchas horas en las que Sarah y el platicaron, la mujer había llorado en sus brazos, por la pérdida de aquel niño que no tendría cargando en sus brazos. Andre la consoló y la acompaño diciéndole muchas cosas, tenía que ser fuerte por sus demás hijos y por Berny. Cuando Dean paso por el, la señora ya estaba más tranquila y dormida en su cama.

Andre se dirigió a su casa, para limpiar un poco antes de que su hijo llegara. De un tiempo a la fecha, su hijo dejaba la sala llena de hojas y lápices y alguno que otro juguete y ambos terminaban con las manos pintadas por los crayones. Daba gracias al cielo, que no fuera de esos niños que quisieran videojuegos y cosas modernas.

Sus estudios en psicología, le ayudaban de cierta forma a sobrellevar ese tipo de cosas con el menor y en los casos como el de Berny y Sarah, con la pérdida de su bebe no nato. Dean lo sabía muy bien y en cada oportunidad que tenia de que su chico adorado saliera al rescate, el mismo barbado le decía las cosas en la privacidad de su habitación acostados en la cama, antes de irse a dormir y desearse las buenas noches.

Justo ahora se encontraba en la cocina mientras cuidaba que su hijo, porque si, Drew lo consideraba su padre, el sentimiento era reciproco, mientras estaba sobre la barra de la cocina pintando y él se encontraba cocinando algo delicioso para su marido. Dean estaba a punto de llegar, después de un día lleno de trabajo, con ganas de un buen plato de comida y la compañía de su adorada familia. El barbado siempre llegaba y lo primero que hacia era buscar a su esposo para abrazarlo y oler su aroma, para asegurarse de que todo fuera real, que nada de lo que pasaba, era un sueño.

El castaño había apagado la estufa, cuando escucho el sonido de la puerta principal siendo abierta. Su marido ya estaba en casa, el castaño respiro tranquilo, podía escuchar las fuertes pisadas aproximándose a la cocina. Andre se quitó el mandil, dejándolo colgado en el perchero que tenía y se arregló el cabello para verse presentable, sonaba tonto hacerlo, pero era algo que no podía evitar, más si tenía que ver con esposo.

Vio al hombre entrar con una cara de cansancio impresa en el rostro, quitándose la sudadera y el cinturón de trabajo dejándolo sobre la barra. - ¿Cómo está mi hermosa familia? ¿Todo bien?

-Estábamos esperándote, ya empezaba a preocuparme por ti, ya es muy tarde. – el barbado asintió tomando camino hacia su amado chico, extendiendo sus brazos para tomar su cintura y juntar sus frentes.

Respiro en el cuello del joven, impregnándose de su esencia, haciendo que se le erizara la piel. – lose, lo siento por eso, sabes que odio llegar tarde a casa, pero tenía unas cosas que hacer, antes de venir, aparte lo vale. - Andre acaricio los anchos brazos de su marido y se apartó, para tomar tres platos y empezar a servir la comida.

-Sabes que no tienes por qué disculparte, simplemente me preocupo por ti, es normal, eres mi esposo. – El barbado tomo dos platos más y los puso sobre la barra. – es una sorpresa, deberías ir a la sala, seremos más en la mesa. – el castaño volteo a ver a su esposo, recibiendo un guiño por parte Dean, mientras empezaba a servir la comida.

Dejo lo que estaba haciendo y se limpió las manos con un paño que tenía, antes de salir de la cocina y caminar por el pasillo para ir a la sala, iba tan distraído pensando en que mañana tendría que ir al pueblo a comprar la despensa, que no se esperó lo que vería, varias maletas y dos personas sentadas en el sofá í. Estaba en shock, su marido era el mejor, ahora entendía porque tanto secretismo del barbado.

- ¡Mama! ¡Robert! – abrazo a ambos fuertemente, empapándose de sus olores, hablaban a diario, pero tenerlos en su casa, después de mucho tiempo de no verlos, era lo mejor. Ignoro aquellas lagrimas que salieron de sus ojos sin avisar, él podía darse ese lujo en ese momento.

- Afloja un poco el agarre, nosotros también estamos felices, pero nos dejas sin aire hermanito. – maldito Robert y su manera de romper los momentos. – Sabia que nos extrañabas, pero no nos mates en el intento, estaremos mejor si estamos vivos.

-Eres un idiota adoptado. – el menor de los hermanos, rodó los ojos y le saco la lengua al mayor, haciendo reír a su madre, había cosas que no cambiaban entre ambos chicos, a pesar del paso de los años. – acabas de echar a perder este reencuentro.

-Ya si lo sé, pero también me estaba volviendo morado de la cara, por la falta de aire, haz agarrado fuerza, estando aquí Andre. – Robert se quitó la chamarra, la casa por dentro estaba caliente, ya que tenían una chimenea que arreglaba la temperatura en el interior. Eran épocas de invierno y el aire podía calar en los huesos en el exterior.

-Hijo, te vez muy bien, mira que venirte para este lugar, te ha sentado muy bien, te ves diferente y muy relajado. – ya señora acaricio la mejilla de su hijo mayor, se escucharon unos pasos dirigiéndose hacia ellos, viendo como el niño de rizos se aferraba a los brazos de Robert, solo verlo. - Mira cuanto haz crecido mi niño, te vez más alto que hace dos años.

El niño asintió sonrojado, dándole un beso en la mejilla a la mujer. – Tú te vez muy guapa abuela, también los extrañe mucho a los dos. – la mujer sonrió quitándole al menor de los brazos de su hijo menor. – eres tan calientita, me hacían falta tus abrazos.

-Y tú eres todo un lindo y atento caballero Drew, eres mi nieto preferido – el ruloso rió dejándose hacer ante las cosquillas que le hacía señora.

-Te dije que valdría la pena haberme tardado, nos tardamos un poco más de lo previsto, pero ya están aquí. – Dean abrazo por la espalda al castaño, el menor se pegó lo más que pudo a su esposo. – mi suegra me llamo hace días, diciendo que tenía ganas de visitarnos y yo le dije que estaba perfecto, que vendría bien tener visitas que te hicieran feliz.

-Por eso es que estabas tan callado en estos días, cuando hablábamos y parecías ido. – el mayor asintió aceptando la culpabilidad, bajando la cabeza, algo apenado. – pensé que algo malo estaba pasando contigo.

-Nada de eso, te lo hubiera dicho de ser algo así, lo sabes muy bien, pero Robert me dijo que quería que fuera sorpresa y bueno le tuve que hacer caso, porque sabía que te haría muy feliz, tuve que contenerme de no soltar la lengua por accidente, por eso tanto silencio. – Andre rió, tomando la cara de su marido dándole un pico en los labios. - perdóname por hacerte preocupar por nada.

-Eres lo máximo Dean, te amo demasiado, no tengo nada que perdonarte. – el barbado apretó más el cuerpo de su chico sobre el de él, ver la sonrisa de su esposo era lo máximo. – Pero creo que exageraste un poco con esos silencios, empezaba a asustarme, en serio.

-Disculpen que interrumpamos su momento cursi y lleno de unicornios, arcoíris, etcétera. – Andre rodó los ojos, antes de voltear a mirar a su hermano pequeño. – Lo siento Andre, en verdad que lo hago, pero necesitamos instalarnos y saber dónde nos quedaremos, no piensan dejarnos dormir en el sofá ¿o sí?

Dean no pudo evitar reírse un poco, se adelantó tomando las maletas de su suegra, guiñándole un ojo a su esposo, antes de subir las escaleras y desaparecer, para decirles las habitaciones que ocuparían. Andre se dirigió de nueva cuenta a la cocina para terminar de servir, y hacer otra cosa, después de mucho tiempo serían más de tres personas en cenando y durmiendo en su casa.

La luna estaba en la alto, imponente ante la oscuridad como una esperanza entre tanta penumbra. Andre miraba como la noche estaba llena de estrellas, era su parte favorita del día, sentarse en las escaleras que daban a la entrada de su casa y respirar el aire de la noche, mientras cerraba los ojos y se dejaba ir por el sonido de los grillos, entre los brazos de su amado esposo, sentir como Dean le acariciaba la espalda meciéndolo entre su pecho, hasta que ambos se sentían lo suficiente cansados para ir a la cama. Y dormir juntos sin despegarse, hasta el amanecer.

Ahora era un poco diferente, ya que el joven castaño, estaba muy abrazado a su madre, mientras ella le contaba, todo lo que pasaba en su familia en la ciudad. Le acariciaba el cabello con delicadeza, como en los viejos tiempos cuando era un niño pequeño.

Su hermano estaba con Drew poniéndose al corriente, con algunas cosas que tenían que ver con videojuegos. Ya después hablaría con Robert, ya que no le gustaba mucho, el hecho de que su hijo perdiera su infancia, frente a una pantalla. El joven preferiría mil veces que su hijo estuviera entretenido dibujando aquello que le venía a la mente, que en videojuegos que bien podrían frenarlo de ver esas pequeñas cosas de la vida.

-Tu abuelo también tenía muchas ganas de venir con nosotros, pero tenía muchas cosas que sacar en la empresa. Ya sabes, es adicto al trabajo y no admite fallas en lo que hace. – Siempre su viejo abuelo, había sido así. No se tomaba un descanso.

-Algún día terminara enfermando de algo, si no le baja un poco a su estrés y eso me preocupa mucho. – la mujer asintió, entendiendo, ya que ella muchas veces le había insistido a su suegro, encontrándose con una respuesta negativa de su parte. – me es imposible no tener pendiente por él.

-Él es feliz teniéndote, en las fiestas de navidad y en eventos importantes, con eso él se tranquiliza, verte y mirar que eres feliz con Dean y Drew. – el chico sonrió y se mordió el labio. – fue al que más le costó asimilar tu ausencia, pero sabe que Dean te trata bien y es un buen hombre, con eso es suficiente para estar tranquilo, aparte Robert parece sentar cabeza con Ally.

-Me da gusto por él, pero no puedo opinar sobre su vida, él sabrá cómo llevarla. Pero después de ser un rebelde sin causa, después de lo de mi padre, es un alivio escuchar eso. - todavía recuerda los dolores que Robert causaba cuando era un adolescente y por cualquier cosa se iba de casa y llegaba hasta altas horas de la noche.

-Es una época pasada, que ya quedo en el pasado. Tu hermano ha cambiado mucho desde entonces y que conociera esa linda chica, ha ido mejor para Robert. – el castaño se aferró a las manos de su madre, era reconfortante tenerla ahí, cerca de él.

-Aquí las cosas son muy tranquilas, en el pueblo todos son muy cálidos, te encantara estar ahí, mañana iré por la despensa y sería muy feliz de que me acompañaras. – la mujer asintió acariciando la frente de su hijo, Andre recordó entonces a alguien, de quien había perdido la pista por completo, desde que había descubierto aquel engaño, y sintió curiosidad. - ¿Has sabido algo de Phil?

-Bueno solo supe que tu prima estuvo detrás de el por un buen tiempo, pero no funcionaron las cosas para ellos. Los celos excesivos, fueron algo que no pudo soportar Phil y al final, sucedió lo mismo que ya sabes, busco consuelo en otros brazos. – la historia se volvió a repetir y Phil había buscado un par de piernas más donde refugiarse.

-No puedo juzgarlo, yo hace mucho lo perdone, si no hubiera sido por que descubrí que me había sido infiel, no estaría aquí siendo feliz. - muy en el fondo le agradecía que aquello le hubiera abierto los ojos y abriera sus horizontes a otros escenarios, descubriendo a Dean y prendándose de él. – Ahora eso, es algo que marco mi vida y me trajo muchas cosas buenas a futuro, no me puedo quejar de nada.

Ambos sonrieron, hablar sobre ese tipo de cosas, al final ayudaba a sanar un poco más el corazón de Andre. Saber que todo estaba en orden y que a pesar de que las cosas tuvieran consecuencias, de todo siempre salía algo bueno. Solo esperaba que Phil, pudiera encontrar algo de paz en su vida

El mercado al aire libre, era un lugar donde todos se conocían y no te podías aburrir de tanto jaleo, menos cuando alguien nuevo llegaba al pueblo y acompañado del esposo de Dean, uno de los hombres con mayor reputación y muy queridos por todos, eso incluyendo a su pequeña familia.

Andre traía varias bolsas en sus manos siendo ayudado por su hermano, mientras pasaba por cada puesto y tomaba algo que faltara en su casa, ya sabía dónde comprar cada coa. Todos los saludaban y algunos platicaban con el algún chisme ocasional de alguien del pueblo.

-Aquí tiene joven, ¿Alguna cosa más que necesite llevar? - el aludido negó tomando la bolsa que la mujer que atendía, le daba. – hace mucho que no lo veo en compañía de su esposo y de Drew.

-Ya sabes uno está trabajando, por más que le pido que se tome un descanso no me hace caso. Y el niño está en la escuela. – la señora que atendía el pequeño puesto asintió sonriendo. – no debe tardar en salir, ya pronto debo ir por él, está a punto de terminar la jornada escolar.

-Debo ir al carro hijo, empiezo a sentirme un poco cansada de los pies y estos zapatos me están matando. – Andre asintió dándole las llaves de su camioneta a Robert.

-Prometo no tardarme mucho, solo me faltan algunas cosas y los alcanzo, para ir por Drew a la escuela. – Su hermano y madre tomaron las bolsas que traía el castaño y se alejaron en dirección a su carro. Andre volteo hacia la señora para darle el dinero. – llegaron ayer por la noche de sorpresa, fue una sorpresa que me hicieron junto con Dean.

-Pues debo decir que su familia es muy guapa, ya veo de donde es la herencia. – el aludido, no pudo soltar una risa, aún estaba un poco sacado de onda con la llegada de sus familiares a su casa, no se lo podía creer en ocasiones. – debe aprovechar que están aquí, disfrútelos y quiéralos muchos, mientras estén aquí, con usted cerca.

-Claro que lo hago, hasta el último segundo que estén aquí, aparte los veré hasta en navidad, así que debo consentirlos, para que regresen en menos tiempo y sus visitas sean constantes. – la señora rió entendiendo el truco, por eso el chico se había esmerado tanto en comprar todo lo adecuado, hoy se encargaría de celebrar con su pequeña familia, con lo que hacía mucho últimamente, con su comida.

Después de hacer unas pequeñas paradas, en otros puestos Andre dio por terminada sus compras de ese día. Ahora iba en camino a la escuela para recoger a Drew, e ir a su casa, para preparar todo y tenerlo listo para cuando Dean llegara, después de trabajar.

La tina estaba deliciosa, el agua estaba en su punto perfecta y la espuma era la adecuada, Andre descansaba después de una tarde agitada, al final su madre le había ayudado en la cocina. Pero Drew había batallado un poco con su tarea, entre él y Robert le habían ayudado a que no tuviera ningún problema y entendiera el tema, del que tenía muchas dudas.

El castaño se hundió un poco más en el agua dejándose abrazar por esta, sintiendo los olores que desprendían las sales que le había echado en la tina. La puerta principal se abrió, su marido ya estaba en casa, su cuerpo se relajó aún más y decidió que lo esperaría donde estaba, su hermano o su madre le dirían donde se encontraba y el barbado iría a su encuentro.

En menos de cinco minutos escucho como alguien abría la puerta del baño de su habitación. Andre abrió los ojos viendo a su esposo con una muda de ropa y una toalla en las manos, dejándolas junto a las suyas, empezando a desnudarse enfrente de él, para compartir la ducha juntos.

-De haber sabido que estabas así, tan tentador esperándome en casa, hubiera llegado antes de lo previsto. – el castaño rió moviéndose, para hacer espacio y Dean entrara a la tina.

-Deja de ser impaciente, aparte ya estás aquí, ahora abrázame un poco y tállame la espalda por favor – el hombre gusto rodeo con sus anchos hombros en cuerpo de su chico y le dio un beso en los labios quedándose sin aire ambos y juntar sus narices en un beso de koala. – aparte ¿quién dijo que te estaba esperando?

-Que chistoso, justo ahora te tomaría con muchas ganas, pero tu familia me detiene un poco, podrían vernos y no quiero que se llevan esa imagen de nosotros. – el menor de ellos dos se mordió el labio sintiendo el deseo nacer en él, pero el barbado al final tenía razón, debían aguantar un poco, a que todo durmieran y ellos estuvieran en la privacidad de su habitación.

Los cinco compartieron mesa ese día, Andre miro la mesa y se dio cuenta, de muchas cosas en menos de cinco segundos. Su vida había cambiado completamente, un giro de ciento ochenta grados Hace unos cuatro años nunca se hubiera imaginado, haberse mudado a un lugar tranquilo, con un buen hombre y un hijo. Su futuro no eres ese, era uno completamente distinto, uno donde su felicidad seria a medias.

Phil había sido un parte aguas en su vida, le agradecía por haberle sido infiel, sonaba raro y hasta cruel, pero de no haber sido por ese pequeño desliz, las cosas hubieran seguido su rumbo y el viviría en un mundo, donde las apariencias serian todo, algo que él no buscaba para ser feliz. 

Con el pasar de los años había perdido el rumbo de lo que en realidad y verdaderamente estaba buscando para estar completo. Quererse a si mis y después buscar una persona con la que pudiera compartir todo, donde la confianza fuera el pilar principal de todo. Toma la mano de Dean sintiendo aquella electricidad que nunca se iba a pesar del paso del tiempo, seguía intacto aquel indescriptible sentimiento.

Ambos suspiraron, rendidos y agotados, sudoroso y desnudos. Los amantes con una sonrisa boba en el rostro, el mayor seguía adorando el cuerpo del castaño dándole besos en el cuello y deleitándose del interior de su piel, se negaba a separarse del contacto de su parlanchín esposo. Había una gran diferencia en tener sexo y hacer el amor, y Dean adoraba hacer esto último con su chico todas las noches de ser necesarias.

Era algo que iba más allá del entendimiento que ellos podían tener, era la dosis perfecta, entre la pasión, el romanticismo y el deseo carnal. Saber lo de su amigo Berny le había afectado un poco, con eso supo apreciar y darle aún más valor a todo lo que tenía el mayor esperando cada día en su casa. Sabía que era imposible, pero ese día le haba nacido la necesidad de compartir algo más con Andre, su preciado tesoro.

-Haz estado increíble mi amor, como siempre. Te amo tanto de aquí y en la otra vida. – Dijo el barbado entre suspiros y muchos besos en los labios con el otro. – podría estar así todo el tiempo y no me cansaría de ti, es algo que no había sentido antes.

-Déjame, me haces muchas cosquillas con tu barba. – el castaño reía por sentir como el rostro de su marido le raspaba en el cuello, cuando se acercaba para darle alguno que otro beso y respiraba sobre su piel, tomo el rostro del mayor entre sus manos y lo miro a los ojos. - algo pasa por tu cabeza, puedo verlo en tus ojos, te están taladrando.

Dean bajo la mirada, sintiéndose un poco apenado. – lo de Berny y su esposa, me movió algunas cosas, ya sabes es un buen amigo y no puedo evitar preocuparme de más por él y su familia, son nuestros amigos. – Andre acaricio las mejillas del otro, sabiendo que había algo más en todo ellos. – me hizo pensar en nosotros, ya sabes ¿Quizá tener a otro pequeño corriendo por la casa?

El castaño se mordió el labio, le sorprendía un poco el giro del rumbo de todo, no era imposible, pero el también pensaba mucho en eso, cuando se encontraba solo en casa. – No es una mala idea, pero sabes lo que eso conllevaría, cambiar muchas cosas, debo admitir que a mi también me gustaría mucho, pero no se a lo mejor ambos somos tontos, y no nos hemos sentado a platicar sobre ello, tenemos miedo a ello.

El barbado rió, antes de darle otro beso al castaño y soplar en su rostro. – Podemos seguir practicando, tal vez salga uno mitad tuyo y mio, sería un bebe hermoso. – el otro negó con la cabeza mientras reía acariciaba el pecho del mayor. - se vale soñar despierto.

-Creo que, con el simple hecho de ver, que ambos evidentemente somos hombres, queda implícito que es imposible eso de quedar embarazados. – el otro escondió su cara en el cuello del castaño, olisqueando su adictivo aroma. – pero no sería mala idea seguir practicando, esa idea es una genial. – dijo haciéndolos reír a ambos.

Esa noche la luna y las estrellas, fueron testigos del amor que ambos se profesaban y que pesar de que pasaran horas, días y años, el sentimiento de amor reciproco, seguía siendo el mismo, que en el primer segundo en que Andre y Dean se habían encontrado. Con el paso de los años la madre del castaño se había mudado con ellos, para vivir una vida pacífica.

Del sueño que esa noche había salido a la luz, pudieron verlo realizado al año de haber tenido esa conversación en la intimidad de cuarto, teniendo a un recién nacido en casa, con un Drew feliz y emocionado, por tener un hermano con quien compartir sus juguetes. Desde el primer segundo aquellas dos almas sabían que sus vidas cambiarían para siempre, para trascender a algo mejor. Una historia de desilusión y amor… Que hasta después de la muerte siguió su curso.

- ¡Drew ya es hora de comer! Tus hijos están esperándote afuera. – El ruloso se quitó los lentes, se tallo los ojos y cerro la computadora, después de poner punto final a la historia que tanto tiempo le había costado escribir. La de sus queridos padres, que ahora se encontraban cuidando de él y su hermano en otro plano espiritual.

-Aguarda un poco mi amor, guardo todo y salgo para alcanzarlos. – recordar para Drew era un bálsamo de tranquilidad, la llegada de aquel chico había hecho que su padre recobrara el sentido de la vida, que el volviera a reconciliarse con el hombre que le había dado la vida, después de la muerte de su madre.

El hombre salio al exterior sintiendo como el aire traía consigo dos esencias que conocía muy bien. Los extrañaba con todo el corazón, pero sabía que ellos estaban velando por el siempre. Una pareja que, hasta la actualidad, seguía causando platicas, donde se hablaban de puras cosas bonitas. El ruloso era afortunado de ser testigo de ese gran amor que ambos se tuvieron.

Justo ahora era cuando sentía sus esencial con más intensidad, era como un abrazo de ambos. Cuando era sus cumpleaños o las épocas navideñas y sentía el aroma de ambos fusionándose, era algo tranquilizador, cuando era un niño. Ahora sentir aquellos, era como tenerlos de vuelta con él.

En ocasiones, cuando extrañaba mucho la presencia de sus padres, dejaba todo lo que tenía que hacer e iba directo a su casa de infancia. Algunos días llevaba a sus hijos con él para hacerle compañía y les contaba todos sus recuerdos. Era como volver a vivir, respirar y traer a su mente cuan Andre cocinaba.

Pero lo que más tenia impreso en su corazón, eran los cumpleaños. Cuando Su padre, había despertado más temprano de lo normal, todo por darle el desayuno completo de cumpleaños con una tarta incluida, hecha por el chico que le contaba cuento cada noche, su otro padre.

Sufrió mucho con l partida de ambos, pero si algo tenía en su corazón. Era algo que Andre le decía constantemente, “Pase, lo que pase. Nosotros estaremos ahí”. Y habían cumplido su promesa al pie de la letra.

El joven estaba seguro que después de haberse ido del mundo terrenal, sus padres, habían seguido amándose hasta la eternidad.

FIN…

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).