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Me Cambiaste La Vida por El Chico de la Bufanda Roja

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Notas del capitulo:

Un capitulo mas en disculpa por haber desaparecido tantismo tiempo.

La casa se encontraba sola, Dean se había ido a dejar a Drew con sus abuelos maternos al pasar la tarde, Andre quiso quedarse en casa para disfrutar un poco de la soledad que necesitaba de vez en cuando, aparte de que no quería importunar con su presencia o dar malos entendidos a la familia del niño. Sabia de muchos casos así, donde niños de padres divorciados, pero que no perdían el tiempo buscando una pareja sentimental, era la necesidad de no sentirse solo, algo en lo que el cayo sin querer.

Se dio un baño en la tina que el mayor tenía en uno de los baños que tenía en la casa, el agua estaba caliente y espumosa, todavía recordaba su apartamento y esos momentos donde se relajaba con una copa de vino, música de jazz de fondo y la tina de compañía, ahora era un poco diferente y eso le gustaba más, ya que escuchaba los sonidos de la naturaleza.

Gimió de gusto y satisfacción de sentir el agua abrazando su cuerpo, se sumergió por completo, aguantando el aire todo lo que podía. Tal vez fue por algo más de un minuto, pero salio dando una bocanada de aire – rayos supere mi marca.

Empezó a reír sin razón alguna aparente en el momento. Solo que se sentía muy idiota y no sabía porque, había ocasiones en que solo él se entendía. Se relajó lo más que pudo y prefirió mejor recostarse en la bañera y disfrutar del agua, no más zambullirse, eso había sido algo muy loco que se le había ocurrido en el momento.

Escucho ruido en el piso de abajo, sabía que era Dean, reconocía las pisadas pesadas yendo y viniendo por la casa. Eso no fue causa para que se moviera de donde estaba, simplemente se resguardo más en las burbujas, que el agua que ya se empezaba a enfriar. Escucho después de un buen rato, como subía las escaleras el mayor, los sintió muy cerca, pero no se esperaba a que abriera la puerta del baño.

- ¡Andre lo siento no era mi intención! Se me había olvidado que te ibas a tomar un baño en la tina – dijo Dean antes de salir, con las mejillas sonrosadas por la pena.

El muchacho salio de la bañera con calma tapándose con la gran toalla y secándose un poco su cuerpo y el cabello, dejando que toda el agua se fuera. Abrió un poco la puerta, fijándose en el pasillo y viendo al mayor esperándolo del otro lado – de hecho, ya iba de salida, el agua comenzaba a enfriar, no te preocupes, me extendí un poco más del tiempo planeado.

Dean tenía la cabeza gacha con algo pareciendo todavía avergonzado por la situación – no te apures, yo puedo esperar, anda, tomate el tiempo que quieras.

Ese hombre se miraba muy intimidante y grande por fuera, pero por dentro era un adolescente. Andre se mordió el labio y se presionó para arreglarse, no quería hacer sufrir tanto al dueño de la casa, no quería abusar tanto de él, aparte de que era un hombre atento, caballeroso y amable, no merecía un mal trato de su parte, cuando recibió atenciones que no debería de haberle dado.

Salio del baño con algo de ropa cómoda puesta y con un albornoz que el mismo se había comprado cuando habían ido al pueblo en una de sus cuantas visitas al mercado al aire libre. Vio al hombre saliendo de su habitación con toalla en mano y dirigiéndose hacia su dirección, para tomar su turno de asearse.

- ¿Te has relajado? –el joven asintió caminado oliendo al hombre a la distancia, bosque y tierra mojada, sintiendo como Dean le frotaba la cabeza, despeinándolo.

-Se resguardo un poco más en su albornoz – en mi casa lo hacía muy de seguido, incluso ya hasta sentía que ya no recordaba un baño con tina así.

Dean rió dando un paso más al baño, extendiendo la toalla – siempre que estés aquí, puedes usarla a tu antojo, lo de hoy fue algo que no debió suceder.

Andre asintió tomando camino hacia la habitación donde dormía, todavía era extraño decir que era suya, ya que ni siquiera pertenecía ahí, aunque sintiera que llevaba años y se encontrara feliz estando ahí – es bueno saberlo. Me adueñare de esa tina más seguido, tenlo por seguro – y con una sonrisa medio burlesca entro en al cuarto dejándose caer en la cama.

Se dejó llevar al mundo donde Morfeo hacía de las suyas. Soñó con muchas cosas, con sus padres, se vio a el mismo cuando era niño correr sobre el campo con los brazos abiertos, a Phil sonriendo de manera tan descarada y con su amante a un lado, felices por el compromiso que tenían y por ultimo con Dean sonriéndole. Le miraban detenidamente hasta que se besaban con delicadeza y lentitud.

Sentía como sus labios danzaban de una manera tan íntima, nada parecido a otros besos, algo que nunca en sus anteriores relaciones había tenido. Las manos callosas del mayor, posadas sobre sus caderas y el reteniéndole sobre el cuello, bebiéndose sus gemidos uno del otro. Hasta que se sintió muy real y abrió los ojos, rompiendo aquella burbuja.

Se encontró con la mirada de Dean algo vidriosa, ojos dilatados y labios hinchados. Poco a poco su mente se fue aclarando y los colores se le subieron a la cara, se había quedado sonámbulo. De alguna u otra forma tomo camino y por alguna extraña razón estaba besando a Dean hasta que salía de su letargo y se descubrió justo donde estaba parado enfrente del barbado, avergonzado y sin palabras.

-Lo siento, pero iba saliendo del cuarto de baño y te vi caminar torpemente, hasta que me di cuenta que estabas entre sueños y por eso te agarre, para que no te lastimases, dando un mal paso, hasta que paso... - el hombre mayor le dijo cortándose un poco al momento de querer explicar la situación que termino en un beso – perdón.

Andre parpadeo un poco dando un paso hacia atrás, para tener su espacio personal y darse un respiro- no pasa nada, fui yo el que estaba dormido y te hice esto.

El mayor, tenía las mejillas rojas al igual que su cuello, mirando apenado al chico. Su pelo todavía húmedo por la ducha, peinado hacia atrás – es que yo también tuve parte que ver, tú me besaste y yo te correspondí sin pararme a pensar en nada, fue algo que los dos en realidad queríamos y queremos.

La situación los estaba rebasando a los dos, y ahí estaban las consecuencias. Una tensión y complicidad que se había formado con el tiempo entre ellos. Dean no tenía pelos en la lengua, para decirle que estaba interesado en él, por su parte el joven estaba más errado en sus propias inseguridades y miedos, por lo que no sabía cómo tomarse las acciones del mayor, pero era más su necesidad, entonces se lanzó a por eso.

Sin decir nada más el joven volvió a juntar sus labios con los del mayor, sintiendo su barba raspar su rostro, su mente decía que estaba mal, pero su corazón y su cuerpo decían una cosa totalmente diferente. Por una vez en su iba a dejarse llevar por el instinto, por la calentura que le consumía cada vez que miraba a Dean.

Sintió el agarre de las manos del mayor en su cintura, acariciándolo, gimiendo de gusto en su boca. Caminaron sin separarse, siguiendo aquel beso hambriento, lleno de deseo y de promesas difusas. Entraron a una habitación que el joven no reconoció al momento por estar concentrado en la sensación de sentir los labios fieros del hombre.

Sintió el borde de la cama en sus pies, se aferró al pecho del más grande, sintió su piel caliente y llena de vellos. La barba de Dean le raspaba en la cara y cuello, apenas se separaban para tomar aire y volvían a la acción. Les podía más la lujuria de ambos.

El mayor se paró un poco respirando sofocado y entrecortado mirando al joven, que se extrañó un poco por que se detuvo, haciéndolo dudar de seguir – con esto ya no habrá vuelta atrás ¿en verdad quieres hacerlo?

Sabía a qué se refería. Asintió sin duda alguna, acariciando el pecho del hombre – no sé qué me has hecho, pero lo quiero más que nunca – y con eso dicho se dejaron caer en la mullida cama juntos, de nuevo uniendo sus bocas, en busca de probarse más.

La ropa empezaba a estorbarle a ambos, Dean se quitó la camisa, dejando ver un pecho y estomago bien formados y algo bronceados por el trabajo de campo, compensándolo con una sonrisa chulesca, que le hacía ver más atractivo todavía de lo que ya era. Andre se mordió los labios viendo al hombre y encendiéndose todavía más de lo que podía o había sentido antes su lívido.

-Ven aquí, te necesito – el aludido no opuso resistencia alguna y se acercó a mancillar el cuello del joven, quien gemía por las sensaciones que sentía, esa parte era una de sus zonas más sensibles a la hora del coito.

Al estar recién duchado el joven, apenas y había tenido tiempo de ponerse más que el pijama, por lo que no tenía ropa interior puesta, punto a favor. Las manos del mayor acariciaban por debajo del pantalón, tocando el trasero del chico, sintiendo la suavidad de aquella piel por primera vez.

Se fueron deshaciendo de las prendas poco a poco, entre besos y caricias, hasta quedar completamente desnudos. Se miraron el uno al otro, deleitándose de sus cuerpos, el joven miro aquello que Dean portaba con gran orgullo entre las piernas. Sin pensarlo y dejándose llevar por la libido, lo tomo y lo degusto, haciendo que el mayor gimiera con cada movimiento que hacía con su boca.

Después de un tiempo, se acomodaron de forma que el mayor quedo por debajo, y el joven arriba, Dean empezaba a ultrajar aquel punto dulce con sus dedos con su boca y sus dedos, mientras sentía como era atendido en aquella zona de su cuerpo, soltando uno que otro suspiro, haciendo que el placer fuera en aumento.

Las cosas se intensificaban mientras el tiempo pasaba – vamos, no aguantare tanto si seguimos así. – el joven se dejó hacer moviéndose sobre el cuerpo del mayor quedando sentado sobre las caderas del otro, sintiendo la virilidad del hombre rozando su trasero mientras se movía con toda intención. Se volvieron a besar.

Entonces llego el momento adecuado, buscando aire y valor, Andre se acomodó, de forma que el glande de Dean quedara alineado hacia su entrada para penetrarlo. Soltó un jadeo al sentir aquel mástil separando sus paredes internas, fue bajando poco a poco, mientras sentía el agarre de las manos del otro en su cintura acariciándolo. Suspiro de nuevo cuando se sintió profundamente lleno y bien, se sentía tan inexplicablemente correcto.

Sintió una gota de sudor bajando por su rostro, el ambiente en la habitación estaba demasiado caliente, a comparación del clima afuera de la casa. Andre se movió lentamente en círculos sintiendo como se terminaba de acoplar al tamaño del mayor, gemía al sentir los roces del glande con sus pareces internas tan sensibles. Antes lo había hecho y sabía que era lo que se sentía, pero esta vez era muy diferente a las demás, iba más allá de lo que él ya había sentido en el pasado, todo era corregido y aumentado.

Los movimientos entre los dos fueron tomando rumbo y valentía, el joven se levantaba un poco y se dejaba caer sintiendo el placer al momento en que el mayor lo profanaba hasta el último milímetro de su ser profundamente, se sostenía del pecho del hombre, sintiendo la dureza de sus músculos y como manoseaba su trasero con las manos, magullando y arrasando con todo a su paso.

Las embestidas daban justo en el punto en el que Andre empezaba a ver las estrellas, escuchaba la voz ronca de su amante, jadear más alto con cada movimiento. Apretó las uñas contra los pectorales del otro buscando la forma de sacar toda la excitación del momento – esto es mucho mejor de lo que me imagine, tan estrecho y caliente.

Se volvieron a besar, con más ganas, agresividad y sobre todo con pasión. El más grande empezó a chupar, morder y besar el cuello del joven, dejando marcas. Aquello que estaba sintiendo era muy fuerte, cambiaron de posiciones, ahora Dean eras quien estaba arriba, sin salir de él, no paro, sin darle tregua.

Las sensaciones fueron sintiéndose con más fuerza, el castaño al sentir que su cavidad era ultrajada por el mayor, era demasiado para él. Aparte de que la necesidad de ambos de probarse era muy fuerte con cada segundo consumido.

El tiempo pasaba y ellos seguían aquel acto carnal, los embistes de Dean eran certeros, arrancando suspiros y gemidos largos de Andre quien estaba al punto del éxtasis. Sus cuerpos hormigueaban y sentían que todo se hacía más grande, hasta que los dos estallaron bebiéndose aquel gemido entre sus bocas, dándose un último beso.

El hombre se tumbó sobre el cuerpo más pequeño con delicadeza, aun sin salir de aquel encierro donde depositaba su semilla lentamente, sintiéndose exhausto, pero muy cómodo y muy feliz al mismo tiempo. Aquello había sido mucho mejor de lo que ambos habían imaginado, todo se sentía más vivido e intenso, compartieron una sonrisa cansada, antes de juntar sus labios una última vez, negándose a separarse, hasta que el cansancio se hizo más grande que ellos y los alcanzo, llevándolos a la inconsciencia.

...

El dia comenzaba a clarear, el alba subía poco a poco, iluminando la habitación donde dos personas que parecían una sola, se encontraba dormidas. Dean y Andre, quienes se encontraban disfrutando todavía de aquella aparente cómoda inconsciencia.

El más joven de los dos abrió los ojos sintiéndose desubicado, se recostó sobre aquella cama lentamente, sintiendo un leve dolor de cuerpo, sobretodo en su parte trasera, volteo lentamente sobre toda la habitación reconociendo donde estaba. De pronto todo cobro sentido, se pasó una mano por la cabeza y volteo hacia un lado viendo A Dean descansando a un lado, con el torso desnudo, subiendo y bajando al compás de su respiración.

Se levantó y busco su ropa, que estaba esparcida por todo el piso del cuarto. Escucho movimiento en la cama y vio como el hombre se espabilaba un poco sentándose y mirándolo a los ojos, todavía contemplando la desnudez del chico.

Dean carraspeo antes de sujetarse la sabana por la cintura y pararse, caminando en dirección al chico quien dio un paso hacia atrás por inercia – no pasa nada Andre, no me tengas miedo, fue algo que ambos queríamos, iba a pasar inevitablemente

-No es eso, es solo que, por alguna razón me siento mal conmigo mismo, con esto. Aclarando que estoy muy consciente de lo que paso entre nosotros y no me arrepiento de nada - el hombre tomo la ropa de las manos del joven y la dejo sobre la cama, para después tomarlo de los hombros y mirarlo a los ojos.

-Lo repito mucho, pero no sé qué me estás haciendo, pero desde que te conocí y hemos estado juntos este tiempo y lo que acaba de pasar, me traes vuelto un loco – lo acerco más acariciando sus narices y mirando los labios del joven, besándolos castamente.

El chico suspiro pensando en mucho y nada a la vez – sé que ha pasado algo tiempo del accidente, pero yo todavía tengo cosas que reordenar en mi vida, esto es algo que todavía no tiene nombre y es raro, muy raro, lo siento, pero creo que tendré que irme a la ciudad.

-Vas a dejar que esta química que tenemos ambos ¿se esfume? se lo que te paso, fue algo grave, al punto de que perdieras la vida. Ese hombre no te merece para nada. Pero tu llegaste a moverme todo, no puedes simplemente irte y dejarme – el chico pestañeo.

Sentía pena y algo de impotencia, pero no podía hacer nada con sus sentimientos, tenía que cerrar ciclos cuanto antes, ya después el tiempo diría – tengo que arreglar las cosas primero con Phil, Dean sé que estuvimos en un estire y afloje, que hasta ahora queda más que claro de va todo. Necesito soltar el pasado, empezar a vivir en realidad lo que es mi presente, y para eso necesito, debo irme.

El hombre sé que tallo la cara en señal de desacuerdo, no podía dejar ir al chico, lo necesitaba en su vida – tan siquiera déjanos ir contigo. .

El joven negó con la cabeza, sin dudas – es algo que tengo que hacer yo solo, lo he alargado mucho tiempo y creo que va siendo hora de yo también enfrentarme a esto, estando ustedes conmigo, no creo que las cosas salgan tan bien, no quiero afectarlos.

El hombre lo tomo por la cintura y lo miro intensamente a los ojos tratando de ver más allá de ellos y saber que pasaba por la cabeza de Andre – ¿porque no quieres que te acompañe? ¿Tienes miedo? Yo no dejare que nada malo te pase.

- ¿Es algo que yo tengo que hacer por mí misma cuenta? Te agradezco todo lo que has hecho por mí Dean, enserio. Pero primero debo tomarme las cosas con calma viendo que pasa, el destino lo decidirá, por favor, necesito saber que no iras detrás de mí.

Dean se quedó pensando durante mucho tiempo, miraba entre la ventana y al chico entre sus brazos, quien se encontraba observando la actitud del mayor. El barbado estaba indeciso, después de años de no sentir algo especial por alguien, aparecía Andre, un ser que llego para moverlo de pies a cabeza, con su hijo incluido, y sobre todo para curarse ciertas heridas. Aceptaba, harían las cosas a la manera del joven, pero el iría detrás de él, de todas maneras, sabia cosas que le había contado el chico, no lo soltaría por nada del mundo y menos ahora que las cosas estaban explicitas.

Soltó todo el aire antes de contestar y dejar ir al chico de su lado – está bien, pero no perderemos el contacto por nada del mundo, me niego, soy un hombre maduro y sé que esto es lo que quiero, funcione o no. Pero sé que puede valer la pena.

El chico asintió sin más aceptando, sabría que sería difícil una relación a distancia, incluso hasta para él le sonaba ilógico. Estar ahí le gustaba y mucho, e iba a extrañarlos mucho. Sintió como el hombre se acercaba y le daba un beso lento, donde al parecer le estaba dando a entender todo aquello que sentía con todo su ser, tan recio que se miraba, quien lo iba a decir, tenía a un hombre en toda la extensión de la palabra, a sus pies.

...

Sus cosas y sentimientos estaban acomodadas en una maleta que Dean le había dado, una de tantas cosas. Se puso a pensar en todo ese tiempo que había pasado ahi, las cosas sin querer se habían estado arreglando para él, tanto asi, que la persona que lo rescato de aquel fatídico accidente, sentía algo por él. Al parecer el destino los había juntado para que ambos se dieran compañía y como resultado, las cosas pasaron sin darse cuenta.

Dean se le había metido en todo el cuerpo y en su mente, esto era muy diferente a las relaciones que había tenido anteriormente, incluso con Phil las cosas resultaron muy superficiales y diferentes.

Cerro la maleta y dio un último vistazo al cuarto, recordando cuando recién había recobrado la conciencia y apenas se podía mover, para ver si no se le pasaba nada y lo dejaba olvidado. Se mordió el labio sintiendo aquel odioso sentimiento de despedida, decidió pensar en otras cosas para no ponerse a llorar, el odiaba las despedidas.

Salio de la habitación y bajo al primer piso donde los esperaba un cabizbajo Drew sentado en las escaleras de la entrada, Dean se encontraba subiendo algunas cosas de maquinaria a la camioneta, que dejaría de camino a dejar a Andre.

Otro caso del que no quería hablar, los dos habían abierto una gran veda y cuando menos lo pensaban terminaban en cualquier lugar de la casa, suspirando y comiéndose a besos, con el mayor suplicándole y dándole razones para que no se fuera, que se quedara más tiempo, o en su dado caso acompañarlo. Mientras lo pegaba la pared y seguían dando rienda suelta a todos sus deseos y el barbado le marcaba el cuello.

Acaricio la cabeza del niño revolviéndole el cabello, llamando su atención y dándole un beso en su cabeza. Lo abrazo y lo llevo al exterior para subir la maleta a la camioneta.

Después de un largo camino en silencio y de dejar las cosas que Dean necesitaba entregar, llegaron al lugar donde Andre tomaría el camión de regreso a la ciudad, a su casa, el castaño se bajó con pesar y preparo todo, el mayor le compro el boleto y se lo entrego, el niño le dio un abrazo un sollozo en silencio.

-Oye chico, no tienes por qué ponerte así campeón, nos volveremos a ver – era una verdad a medias, porque no sabía que pasaría más adelante, pero el niño no necesitaba saberlo.

El niño asintió todavía pegado al chico quien acariciaba su cabeza con cariño, mirando a su padre, el hombre lo miraba con una expresión también de tristeza, el niño alzo la vista limpiándose unas lágrimas – adiós Andre, espero verte después.

Andre asintió dejándolo ir a la acera, vio como Drew se sentaba mirando hacia la carretera, tratando de verse lo más serio posible. Dean se acercó y lo llevo hacia el camión tomándolo de la cintura y respirando el aroma del chico acercando su nariz al cuello, gimiendo un poco de gusto por el olor – sabes que te está llevando muchas cosas de nosotros en ese camión ¿verdad?, mi corazón completo es uno de ellos.

-Me siento muy halagado con las cosas que me dices, pero no puedo responder a ningún sentimiento de tu parte por el momento, no hasta estar del todo bien conmigo mismo y aclare todos los asuntos que deja pendientes antes de huir cobardemente. - el hombre asintió, acercándolo más a él y mirándolo a los ojos.

Fue sorprendido cuando Dean tomo sus labios con delicadeza y bebió de su esencia, queriendo tal vez impregnarse de él, se separaron después de que les hizo falta aire a los dos y se quedaron mirando más tiempo, hasta que escucharon la llamada para los pasajeros.

-Recuerda que aquí estaremos esperando impacientes, me cambiaste la vida - Dean se negaba a soltar la mano del joven.

Se dieron un beso más, antes de ahora si separarse y despedirse con muchas promesas implícitas en el aire y marcadas en el corazón de cada uno.

Asomo su cara por la ventanilla, después de subir al camión, miro como tanto Dean como Drew lo miraban, con la cara pintada de muchas emociones, le empezaban a contagiar, incluso sintió la necesidad de bajar del transporte y olvidarse de todo aquello, pero calmo su corazón y sus impulsos. Debía ir a resolver el problema de raíz

Andre miro pasar la carretera y con ello, todo lo que vivió con padre e hijo, sobre todo con el mayor, tenía que arreglar sus cosas, para poder avanzar y dar por sentado todo aquello que le estaba esperando, todo sea por seguir adelante con su vida, su corazón le decía que ese hombre estaría con él, lo dejaría al destino.

...

El camino se le hizo largo de regreso a casa, miraba pasar los edificios a su costado, que reconocía a la brevedad, toda una vida estando ahí. Ahora le parecía patético y bastante tedioso. En momentos como ese, extrañaba mucho a su padre, él le había enseñado lo que era vivir el momento y de salir e ir a diferentes lugares.

Llego a la central de camiones y llamo a un taxi enseguida, no quería esperar mucho para llegar con su familia, su teléfono fue prendido, después de un breve lapso de tiempo, escucho los miles de notificaciones que llegaban agobiándolo más de lo que ya lo estaba, poco a poco las calles se le hacían más conocidas, estaba por llegar a su casa. Se empezaba a sentir abrumado, empezaba a querer echarse para atrás, en todo esto, sabía que recibiría muchas llamadas de atención.

El taxi paro justo en la acera que daba frente a su casa, una gran mansión de amplias proporciones. Renegaba un poco de todo lo que por ser su familia adinerada le pertenecía, eso era una estupidez, un clasismo inventado hace años por conveniencia.

Se bajó lentamente, queriendo inconscientemente retrasar el reencuentro con su familia, sintiendo una especie de nervios en su estómago, queriendo vomitar en el momento, eran tan superficiales algunos de sus familiares, que no tenía ganas de verlos. También sentía que a veces en esa casa tan grande su privacidad era nula.

Se dirigió al pequeño camino que dirigía hacia la entrada de su casa, abrió la reja y entro siendo saludado por su querido Tony, su mascota y a quien más había extrañado en ese tiempo fuera, aparte de su madre y su hermano menor. Lo recibió queriendo jugar y hacerle mimos. Lo tranquilizo acariciando un poco su barriga y llevándolo con él, se le hacía raro encontrarlo afuera, era un perro que para él era como parte de la familia.

Llego el momento que le haría enfrentarse a la realidad. Toco el timbre escuchando el eco en sus oídos, y la puerta con leves toques, sus llaves las había perdido en el accidente y no las había podido recuperar, solo pudo recuperar su cartera por obra de Dean, aparte de que la aseguradora debió de haberse hecho cargo de todo eso.

Se abrió la puerta dejando a ver a su nana sorprendida al verlo enfrente de ella – señorito Andre ¡Dios santo de mi vida! Usted está vivo, yo lo sabía – y le abrazo fuerte y con ganas, el chico sonrió sintiéndose querido, esa mujer era una adoración.

-Estoy vivo nana, todo fue un horrible accidente del que Sali después de mucho tiempo, sé que desaparecí un tiempo, pero lo necesitaba, todo tiene una razón – la mujer asintió limpiándose algunas lágrimas que surcaban su rostro – ¿me dejas entrar?

La señora asintió presurosa, abriendo de nuevo la puerta – claro que sí, que tonta yo – el chico negó, acariciando la cabeza canosa de la mujer, caminando por el pasillo de la mano de su nana y Tony como compañía – tu madre nunca perdió la esperanza de dar contigo o que volvieras a aparecer, tampoco Phil, tu hermano es el más afectado.

Escuchar el nombre de aquel hombre le supo mal, siguió caminando yendo a la sala y dejándolo estar, tanto su nana como el perro llamaban su atención, pero en el fondo el extrañaba a Dean y a su hijo. Las atenciones que tuvieron con él, nunca las iba a olvidar, apenas habían pasado horas y ya los necesitaba.

En la sala se encontraba su madre quien leía un libro concentrada, sintió la presencia de alguien más en la habitación, entonces alzo la mirada, quedándose estupefacta al momento de ver al joven frente a ella, mirando a su hijo, a su preciado hijo con vida.

Gimió antes de dejar el libro sobre el sofá y taparse la boca por la impresión, soltándose a llorar y levantándose del sofá para tocar a su hijo por todas partes, viendo que era real y que no se iba a esfumar, como por arte de magia.

-estoy aquí madre, perdóname por desaparecer así, sin más, se tengo muchas cosas que contarte y arreglar todo este lió que yo mismo cause – limpio las mejillas de la mujer que le dio la vida y se sentaron en el sillón más cercano - me ha cambiado la vida.

Y con eso en mente, las cosas siguieron su curso, le explico todo, sin ningún resquicio de mentira o de ocultarle algo, a detalle. Pero sobre todo le contó de aquel hombre ojos color topacio y barba de leñador y de su hijo, quienes le habían atendido y arreglado parte de su alma y su corazón, a cambio de nada.

 


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