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Me Cambiaste La Vida por El Chico de la Bufanda Roja

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Notas del capitulo:

Mi regalo de Navidad Bien bonito 

Esos días habían sido iguales a aquel donde Dean y el habían hecho ese pequeño paseo al piso de abajo para ir por agua, justo a la misma hora. Era casi como un ritual diario al que ambos se habían acostumbrado antes de dormir, incluso eso hacía que Andre se durmiera temprano y recuperara toda la energía del día.

Sintió como le tocaban la cabeza suavemente intentando despertarlo, gimió un poco al sentir que lo movían un poco más fuerte y se resguardaba más de lo que podía entre las cobijas – Debes despertar, recuerda que hoy checare tu tobillo – conocía esa voz ronca perfectamente bien, pero lo que más llamo la atención fue el hecho de su pie. Eso fue suficiente para levantarse sin protestar alguna.

Se tallo los ojos espantando el sueño que aún quedaba rondando sobre su cuerpo y se estiro sintiendo como su cuerpo tronaba un poco. Miro al hombre frente a él que estaba sentado sobre la cama con una expresión neutral en el rostro.

-Empezaba a pensar que no despertarías, hasta sentí que debía dejarte dormir un poco más, te veías muy cansado – el chico negó, ahora que lo pensaba, era bueno despertar temprano, se estaba mal acostumbrando. Después terminaría con flojera todo el día, ser un poco más perezoso de lo que era, no le traería nada bueno.

Se quitó las cobijas de encima, y con mucho cuidado bajo su pie escayolado para no lastimarlo – no te preocupes, solo que a veces la cama y yo somos muy buenos amigos.

Dean se levantó para tomar un banco que había en la habitación y lo acerco a la cama de manera que pudiera subir el pie en su regazo, para examinarlo con mayor facilidad – te quitare todo como las otras veces y haré movimientos para ver si el tobillo esta mejor y está curándose de manera adecuada.

El castaño asintió confiando en las palabras del mayor – Hazlo rápido antes de que me arrepienta y sea peor tener que obligarme – el otro sonrió por la actitud que tenía, a veces parecía un niño por su forma de actuar ante situaciones así.

-Tranquilo, prometo que será rápido y que no te haré daño -, quito los vendajes con cuidado de no lastimar al chico y por ultimo puso la tabla que detenía el pie de cualquier movimiento involuntario al momento de revisarlo. Tenía buena pinta y no se miraba mal, no había ningún moretón, el problema era la lesión del hueso, era la incógnita del momento – ok, moveré el pie lentamente para ver cómo va progresando.

- ¿Seguro que no dolerá mucho? – el otro negó con la cabeza volviendo la mirada hacia Andre, sonriéndole para hacerlo sentir cómodo y no infundirle miedo – dime ¿Cómo es que sabes mucho sobre esto?

El hombre volvió a sonreír siendo consciente del nerviosismo del chico y quiso distraerlo siguiéndole la plática – tengo algunos estudios en medicina, lo abandoné antes de graduarme, pude hacerlo, pero no sé.

-Creo que ahora todo tiene más sentido todo esto, ya sabes, atenderme – nunca se había parado a pensar como era que el hombre lo había intervenido de tal forma que pudiera tan siquiera salir de todo lo que su cuerpo sufrió, todo era gracias a ese gran hombre que tenía enfrente de él, tocando su pie.

Mirándolo ahí tan concentrado, sentía algunas molestias cuando su pie era movido en ciertas posiciones, haciendo que soltara ligeros gemidos y suspiros de dolor – pues al parecer el pie no se ve inflamado, y tampoco truena tanto, eso indica que se va recuperando bien y que hueso esta volviendo a la normalidad – Dean miro al chico asintiendo y acariciando la piel expuesta – solo te pondré un vendaje como protección.

Andre sonrió contento, esas eran buenas noticias, por fin podría andar sin ningún problema, dentro de poco tiempo – eso quiere decir, que los demás golpes, también va por buen camino ¿verdad?

-Tranquilo ahí Andre, que tu pie vaya bien, no quiere decir que lo demás también – la emoción le había ganado, definitivamente, necesitaba cargarse de más paciencia, por ahora solo se conformaba por ser feliz porque ya no tenía el pie todas esas cosas encima.

Suspiro sacando todo el aire en su cuerpo sintiendo como todo se ponía en orden, primero tenía que curarse el mismo física y mentalmente Ya después se prepararía para todas las cosas que había dejado pendientes en su casa, con su familia y sobre todo con Phil. Ese hombre era el primero en su lista.

...

Ahora que ya llevaba casi los dos meses cumplidos estando en aquella casa, donde lo habían aceptado sin poner ningún, pero, se sentía de una forma rara, no tenía descripción para eso. El castaño se encontraba solo en la cocina, una de las cosas que más le relajaba y hacía en su casa era cocinar. Lo haría como un agradecimiento más a esas dos personas que habían curado sus heridas físicas, las mentales todavía seguían ahí, queriendo cicatrizar y dejando de sangrar, pero eran las que más tardaban en desaparecer.

Paso un buen tiempo checando toda la alacena, viendo que podría hacer de comer, tenía tiempo suficiente, ya que Dean y el niño llegarían hasta la hora de la comida. Al parecer tenia lo suficiente para hacer algo bueno. Ya podía apoyar el pie derecho en el piso, pero no quitaba la molestia y cojeaba un poco. Eso no era problema para andar por la cocina.

Se metió de lleno en lo que estaba haciendo en la cocina, tanto que se le fue la noción del tiempo y apenas se daba cuenta de lo que pasaba afuera. Después de un buen rato se acercó un banco y sentó en él, ya que su pie empezaba a resentir toda la actividad física y siguió preparando los alimentos. El tiempo se le paso volando y justo cuando iba terminado, escucho unos ruidos desde afuera y las voces inconfundibles de Drew y su papa en una conversación muy interesante al parecer.

-Si papa, en la escuela me dijeron, que soy uno de los más inteligentes en el salón y que podría llegar a tener una beca, no sé qué sea eso, pero suena bien – Andre sonrió por la inocencia del niño. Pronto se darían cuenta por el olor que tenía la casa que había comida recién hecha al entrar.

Escucho unos pasos rondando por la sala, después escucho unos pasos más pequeños subir las escaleras – Huele genial, Andre ¿estás en la cocina? – vio como Dean asomaba la cabeza y lo miraba, negó con la cabeza y entro de lleno en la habitación acercándose a la barra que dividía la cocina.

-antes de que digas algo de lo que pueda refutar sin esfuerzo, esto lo hago, porque no sabía qué hacer y estar solo aquí no ayuda en mucho estaba a punto de volverme loco – saco los platos para servir la comida y apago la estufa.

-Bueno ya lo has hecho y tal parece que así como huele, esta delicioso. Por eso no diré nada esta vez, te ayudo a servir, estoy que muero de hambre – se puso a un lado Andre para tomar los platos y ayudarle, al parecer el estofado se veía en su punto.

El chico se veía entusiasmado y feliz de haber hecho algo por aquellos dos hombres que lo cuidaban a pesar de la extraña situación en la que estaban – subiré con Drew para que se lave las manos y que deje lo que sea que esté haciendo en su cuarto.

Salio de la cocina escuchando la risa del hombre y deleitándose escuchándola, era una risa grave, pero que hacia fluir las emociones y por consecuencia, contagiaba de felicidad, Andre subió las escaleras sintiéndose completo en aquel lugar lejos de la ciudad y de todo lo que le rodeo en el pasado, por muy raro que parezca, no extrañaba mucho eso.

Sin querer queriendo se dio cuenta que necesitaba un descanso tanto físico, como mental. No era la idea escapando de todo, después de enterarse de la traición de su prometido antes de casarse, pero ahora no se podía quejar. Disfrutaría un poco más de eso, de ese pequeño paraíso en el que se encontraba.

...

Ese día era diferente a los demás, Dean le había dicho que su pie estaba mejorando mucho más y que ya podía andar sin ningún problema sin la ayuda de un bastón. Eso quería decir que el tiempo en ese lugar se le estaba acabando. En realidad, el tiempo se le estaba pasando demasiado rápido y la verdad es que no tenía ganas o más bien se negaba a aceptar tal cosa, todavía no estaba listo para enfrentar todo aquello.

Por lo pronto se conformaba con estar ahí y disfrutar el presente, el móvil lo mantenía apagado y con eso era suficiente para mantenerse apartado del mundo. El frió se sentía más crudo, conforme los días pasaban y por lo tanto ocupaba ropa más caliente. Todavía contaba con algo de dinero que traía en la cartera, era suficiente para el pago de un pastel de bodas del que no supo su destino.

Escucho como unos pasos se escuchaban cerca, Drew entraba en la habitación donde dormía y le tocaba la pierna – ya casi nos vamos ¿estás listo para ir al pueblo a comprar comida? – el chico asintió tomando un suéter que tenía en la cama y que por suerte se salvó en aquel accidente.

-Vamos no hay que hacer esperar a tu padre – salieron y bajaron las escaleras, Dean ya les estaba esperando en la puerta con una sonrisa bien puesta en el rostro. Andre salio al exterior y respiro el aire frió del bosque, llenando todo su ser, sintiéndose libre, una sensación que había olvidado ya hace bastante tiempo.

La carretera de pedrería se veía llena de nieve dándole un toque bonito al paisaje, iba de copiloto hablando con Dean sobre el pueblo y que podrían encontrar ahí – al parecer empezara a helar un poco más, necesitaras ropa de invierno, te prestaría la mía, pero te quedaría muy grande. Ya lo hemos intentado en otras ocasiones – Andre rió recordando la vez que el rubio cenizo le había proporcionado ropa de él, las más chicas que tenía, digamos que el resultado fue que la ropa le quedaba nadando y los pantalones se le caían, solo compartían camisas de vez en cuando.

-ni me lo recuerdes, queda muy claro que soy de tallas chicas, ahora probare suerte con la ropa de Drew – el niño alzo una ceja tratando de comprender lo que estaba diciendo Andre, Causando la risa de ambos adultos – No te preocupes niño, no robare tu ropa.

Llegaron al pueblo y vieron como todos los habitantes iban y venían con los canastos llenos de comida y otras cosas que apenas y alcanzaba a apreciar, era el día del mercado al aire libre, en realidad parecía una fiesta con música y todo. Escucho como abrían la puerta del copiloto y le tendían la mano para que bajara del carro.

-Sé que te encuentras mejor, pero una ayuda extra nunca hace falta. – el chico sonrió y tomo la mano que el otro le extendía sin rechistar. Tenía algo de miedo todavía, no acostumbraba a salir a ese tipo de lugares y más después de pasar más de dos meses encerrado no te preocupes nos tienes a nosotros.

Miro a Dean dándole las gracias con la mirada, no lo aceptaba, pero empezaba a sentir cosas que no debería por tan gentil caballero. Lo que menos quería era meterse ese tipo de problemas, es más aseguraría que huía de ellos. Sabía que llegando a casa tenía que dar miles de explicaciones y Phil estaría ahí para insistir en retomar su relación, como si no lo conociera antes, lo podría apostar.

Se encaminaron hacia el bullicio de gente que cruzaba la calle y llegaba a los diferentes puestos que estaban dispersados por toda la acera. En un momento determinado sintió como Dean apoyaba su mano en su espalda baja y le transmitía cierto calor en esa parte del cuerpo, respiro relajándose y dejando pasar aquello.

-No quiero perderlos de vista a ninguno de los dos y entre más cerca estemos, será mejor – asintió comprendiendo ahora el porqué, igual no debería de haberse alterado, solo que no se esperaba esa acción.

Dejo pasar ese pequeño momento de tensión, y cuando menos pensó la distancia entre los dos se había reducido a nada. Miraban todos los puestos y compraban cosas para comer o que en realidad se necesitaban tener en casa. Al parecer el Dean y su hijo eran conocidos, ya que platicaban con todos, incluso el formaba parte de las pláticas, era como si ya llevaran tiempo de conocerse con los del pueblo.

En uno de los puestos había justo la ropa que el buscaba, no era su estilo, bueno en realidad no podría decirlo ya que nunca lo había probado antes – Dean vuelvo en un momento, creo que veré un poco por aquí – el hombre se volteo a verlo y asintió para seguir con la plática con la señora de las verduras, escogiendo algunas cosas.

Camino directo y tomo una de las prendas que más le gusto al verla, la admiro y la alzo para verla bien a detalle, era una sudadera de cuadros, que se usaba suelta, pero que cubría mucho en esos tiempos, caliente al tacto – mire joven, que hay mucha gente que la ha visto y se ha quedado con las ganas de llevársela.

Andre volteo mirando a la joven que atendía el puesto, tenía una sonrisa bien puesta – debo admitir que está muy bonita, no suelo usar este tipo de cosas, pero nunca es tarde para probar diferentes estilos.

-A veces es muy cierto que las prendas están destinadas para ciertas personas, porque esta sudadera se ha quedado, hasta por las razones más absurdas posibles aquí – los dos rieron, al parecer si era raro. Vio como Drew se acercaba junto a su padre y les enseñaba la prenda.

El niño de Dean como todo curioso, alcanzo al joven, tomo la sudadera y la toco hasta con las mejillas – Se ve muy guay, deberías comprarla.

El mayor le secundo asintiendo y quitándole la vestimenta a su hijo devolviéndosela para que la siguiera viendo – son mis favoritas en estos días donde hace mucho frió, aparte de que son muy cómodas. Margot nos la llevaremos.

-Pero como crees que voy a aceptar eso, ya has hecho mucho por mí, demasiado diría yo – el otro negó sacando el dinero y dándoselo a la chica que lo saludo brevemente.

Dean empezó a reír por la cara de asombro del chico frente a el - tómalo como un regalo de cortesía de parte de nosotros dos, anda cierra la boca y sigamos, todavía tenemos mucho que recorrer, esto es solo la mitad – no supo a qué hora le habían quitado la sudadera, ahora la tal Margot se la daba en una bolsa.

Camino un poco deprisa, sin antes darle las gracias a la amable chica. Alcanzo a Dean como pudo y lo tomo del hombro para llamar su atención - ¿Por qué lo has hecho? No tenías por qué hacerlo, yo pude haberla comprado.

El aludido alzo los hombros restándole importancia al asunto antes de hablar – ya te dije que es un regalo de parte de nosotros, para que cuando estés en tu casa y te la pongas, nos recuerdes a Drew y a mí. Aparte tu también has hecho muchas cosas que no deberías hacer chico, ya deja de quebrarte la cabeza con eso, mejor deberías de ver que es lo que necesitas para la comida que quieres hacer el día de hoy.

...

Ese día la noche estaba en el punto de frió más crudo en el que ese año había hecho, al respirar se veía como vaho salía. Andre se había ataviado con parte de la ropa que se compró en el mercado al aire libre y por supuesto se puso la sudadera que le había regalado Dean. Se encontraba en las escaleras de entrada de la casa, mirando el cielo estrellado, cosa que no se veía estando en la ciudad por las luces y edificios que las difuminaban.

Tenía un café recién hecho entre las manos, al que le daba sorbos de vez en cuando para calentar su alma. Ya estaba totalmente recuperado del accidente, solo algunas heridas y su pie seguían en recuperación. A veces las cosas cambiaban sin que uno las pidiera, al parecer eso era lo que le estaba pasando a Andre, pero no sabía en donde terminaría.

- ¿Qué haces afuera? está haciendo mucho frió – el chico volteo escuchando la voz de Dean, quien se sentó a un lado con otra taza de café en las manos para acompañarlo.

-Solo quería ver las estrellas, me gusta mucho ver el cielo estrellado, solía hacerlo seguido cuando era niño y mi papa nos sacaba a mi hermano y a mí a la casa familiar de los abuelos – tan solo de recordar eso, una sonrisa se formó en sus labios automáticamente, esos eran muy buenos tiempos.

Tomo un poco del café que se sentía amargo en su garganta, así le gustaba, era uno de tantos de los placeres que le daba la vida – a diferencia, yo nací, crecí e hice mi vida aquí, si fui a la ciudad y estuve un tiempo, pero después regresé, aunque siento que me quede estancado de cierta forma estando aquí.

Andre enarco una ceja mirando al hombre a un lado, ¿cómo podía decir eso? por lo que miraba e intuía, tenía todo, lo único que podría faltarle y en lo que no quería ahondar el tema, era que no tenía una mujer que mencionara, se miraba muy heterosexual, estaba fuera de su liga - ¿Cómo puedes decir eso?

El rubio cenizo carraspeo antes de hablar – no sé, hay ese sueño loco que tengo desde que era chico, bueno no tanto, pero fue aumentando mis ganas de tan siquiera abrir un bar y atenderlo, me llene de muchas otras cosas y al final mi camino se fue hacia la medicina, aunque solo la ejerzo muy poco, con la gente que es del pueblo y ya.

-Al parecer la vida nos rebaso más de lo que esperábamos y nos llevó por lugares distintos. Creo que en si lo mio fue más bien, por mantener una imagen perfecta, ahora veo el error que cometí, tanto así que me iba a casar a base de ser engañado – no pudo evitar soltar una lagrima traicionera, sintió que era abrazado por los hombros por el hombre, eso era algo que le gustaba de Dean, su capacidad de detectar las cosas.

-Sea quien haya sido el chico que te rompió el corazón, no vale la pena pensar más en él, eres un buen chico, lo digo por como haz sido con nosotros – Andre sintió como sus mejillas se encendían un poco en contraste con el frió calentando su cara.

Fue inevitable soltar una risa nerviosa – no me gusta darle vueltas a ese tema, pero ustedes han sido muy amables conmigo – empezaba a tomar como buena opción alejarse ya e irse a la ciudad. Sus sentimientos le estaban jugando unas malas pasadas otra vez, ya bastante había tenido con Phil, como para meterse en algo parecido de nuevo, debía admitirlo, tenía mucho miedo de volver a creer en eso llamado amor.

Volteo una vez más y vio que Dean le dedicaba una sonrisa coqueta, o eso quería pensar el – bueno dejemos eso por la paz, creo que el que te cruzaras en nuestro camino, no es por casualidad, más bien creo que es el destino, haz hecho que mi hijo vuelva a hablar e interesarse en algo y ser más un niño extrovertido.

- ¿A qué te refieres? ¿No entiendo? – eso era algo nuevo, es más el suponía que Drew era un niño muy sociable, la evidencia estaba en aquella vuelta al pueblo.

-Después de la muerte de su madre, paso a vivir conmigo a tiempo completo. Amanda y yo nos separamos cuando el niño apenas iba a cumplir los dos años de edad. Siempre nos llevamos bien, pero después de esa tragedia que acabo con la vida de mi mujer, Drew se cerró, incluso llego a ofenderme muy cruelmente, pero yo seguía siendo fuerte. Hasta que me rendí y escape al bosque y fue cuando te encontré.

Andre quedo sorprendido con aquellas revelaciones por parte del mayor, nunca se hubiera imaginado el comportamiento tan retraído del niño. Con él nunca se había comportado de esa manera o mostrado algún indicio de depresión. No sabía que decir o hacer.

Dean se froto las manos dándose un poco de calor corporal para soportar el frió – Aun a la fecha sigue estando algo tímido conmigo, pero contigo es diferente. Vuelve a ser el niño confianzudo y parlanchín, parece como si hubiera regresado el tiempo – el mayor se quedó mirando hacia el cielo en busca de tantas respuestas que no llegaban.

Por lo tanto, Andre seguía estupefacto y escuchando al rubio cenizo – no te lo puedo creer, es que no sé, el niño es demasiado abierto conmigo, incluso me pareció algo raro que apenas sin conocerme de nada. Me tratara como uno más, como si viviera aquí hace mucho.

El otro tomo de su café escondiendo una sonrisa en la taza – creo que eso también aplicaría de cierta forma conmigo, porque, llego a sentir lo mismo que mi hijo, no me había pasado con nadie, y menos a mi edad. Pero siento como si te conociera de años, y nos volvimos a reencontrar de nueva cuenta – ahora que lo pensaba bien el joven, no había reparado en la edad del hombre, unos treinta y cinco pasados.

-A mis 25 años ya no me sorprende nada déjame decirte, creo que los hechos y las circunstancias me hicieron madurar rápido, ya hasta me iba a casar, que ironía – sintió un pinchazo en el cuerpo, pero se le salio sin querer de la boca.

-si no quieres hablar sobre ello, no hay problema, cada quien cura sus heridas de manera diferente y sé que todavía no estás preparado del todo para ello, pero si en un momento te sientes con el valor de enfrentarlo, aquí me tienes todo oídos – era un hombre en toda la extensión de la palabra. Ahora se daba cuenta que en realidad ya no le dolía tanto, todas aquellas noches llorando a rienda suelta drenaron mucho de su dolor, junto con el físico y eso había derivado en que ahora solo sentía enojo.

Y se sentía tonto, por no haberse dado cuenta de que a sus espaldas había alguien que estaba con su prometido – suena muy loco, pero me creerás que ya no me importa, osea si llega a sentirse todavía horrible, ese dolor lacerándome todavía y no sé cómo reaccione al estar frente a él. Pero lo único que siento es ganas de golpearlo y decirle que se pudra.

-Vaya eso si es sorprendente, saliendo de ti, se ve que tienes carácter, pero no creo que seas nada violento – el joven rodó los ojos, porque la gente siempre pensaba eso, si supieran que por esa razón termino con Phil rendido en bandeja de plata.

Termino de tomarse todo el café que tenía en su taza de una sola tirada, para no decir una tontería – te sorprenderías de todas las cosas que he hecho – pudo haber sido peor, pero es que tenía ese lado sarcástico.

Los dos rieron mirándose a los ojos y guardando silencio, manteniendo el contacto en sus ojos. Andre trago saliva sintiéndose algo cohibido teniendo la mira del hombre sobre él, pero aun así era más fuerte la necesidad de mira a aquel hombre, que otra cosa.

Ahora que lo miraba se daba cuenta que tenía unos ojos muy bonitos, de color verde oscuro una piel blanca que evidenciaba ya una edad madura. Y sobre todo aquella barba que le sentaba muy bien, era atractivo sin lugar a dudas, demasiado para ser cierto. El tipo denominado "oso" exudaba en todo su cuerpo, sonaba raro, pero nunca se había dado cuenta del físico del Dean, no hasta ese momento

Entonces el mayor miro directo a los labios del joven, se veían demasiado tentadores. Diablos que, que había besado anteriormente, pero Andre era tan incitante y esa sonrisa que parecía no irse nunca le llamaba mucho. Se acercaron captando sus olores de primera, tanto uno como del otro pensaron que eran fascinantes uno a madera con bosque, y el otro a chocolate con algo de coco.

Entonces paso, se dejaron llevar y juntaron sus esencias en un beso, al principio fue uno lento, labios contra labios, hasta que la intensidad fue creciendo y el beso entre los dos empezó a cobrar color, densidad y forma. Se sentía tan natural, que no se sentía extraño, sus lenguas se entremezclaron explorando la boca ajena y degustándose.

Entonces algo rompió el ambiente entre los dos. Drew gritaba por su padre. Se separaron y se miraron apenados – lo siento mucho, no fue mi intención, me deje llevar. Iré con mi hijo, discúlpame – y así salio literal corriendo de ahí. Dejando a Andre confundido.

Se tocó los labios, sintiéndolos diferentes, hormigueaban y no sabía que más sentía de momento – vaya eso no me lo esperaba – suspiro quedándose mirando la luna como burlándose de sus propias acciones.

 

 


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