Theo solía reflexionar mucho antes de actuar, considerando los distintos y posibles resultados de sus acciones, generalmente enfocándose en los beneficios que obtendría al hacer algo. Bueno... Eso solía hacer antes.
No supo en qué momento cambió su manera de ser. Quizás tras el inframundo, tal vez luego de verse obligado a pelear por otros en Beacon Hills, posiblemente después de conocer a Jack. O puede que fuera debido a una conjunción de todo, aunque nada explicaba lo que acababa de hacer:
Aceptó la propuesta de Jack sin siquiera pensarlo.
Debió meditarlo más, pero esto únicamente lo hizo mientras iba a buscar su camioneta. Durante el trayecto de camino allá, y de vuelta al hotel, aprovechó para tratar de entender cómo es que había aceptado quedarse al lado de un chico que conoció unas horas atrás y del cual no sabía casi nada.
Tal vez la confianza que comenzaba a depositar en él era debido a que Jack lo había salvado, o quizás podría ser por la sinceridad poco común con la cual el chico expresaba sus sentimientos. No lo sabía, el tiempo que duró todo el camino no le sirvió para descubrirlo. Seguía lleno de dudas e inquietudes cuando dejó la camioneta en el estacionamiento del motel; continuó envuelto en tales pensamientos al bajar del auto y conforme se dirigía a la habitación.
No obstante, después de entrar y ver a Jack sentado en la mesa leyendo periódicos, cualquier enredado pensamiento desapareció. Casi al instante los ojos color miel le regresaron la mirada.
—Me alegra que estés de vuelta.
Jack le dedicó una sonrisa tras su comentario.
Guardó silencio al no saber cómo responder a eso. Estaba muy poco acostumbrado a que otros consideraran su presencia como motivo de alegría; por supuesto, tal situación se la había buscado él mismo con sus atroces acciones.
Aún sin asimilar lo que había escuchado se limitó a acercarse a la mesa sin decir nada. Tomando asiento en una silla dio una mirada a los periódicos desperdigados sobre la superficie de madera.
—¿Qué estás haciendo?— cuestionó, tratando de ignorar su previo aturdimiento mientras movía un par de periódicos para poder leer mejor su contenido, notando entonces que en todas se hablaba de homicidios, además de desapariciones.
—Leo sobre las muertes que ha habido últimamente en este pueblo. Creo que... todas son criaturas sobrenaturales— respondió Jack con un gesto de preocupación poco sutil.
—Son demasiadas— comentó bajo, hablando más para sí mismo, aunque obteniendo un asentimiento de parte del muchacho frente a él.
—Theo, ¿me... ayudarías con algo?— pidió con voz titubeante y notable vacilación en su mirada.
—¿Con qué?— cuestionó, procurando no hacer notar cierta desconfianza mientras le devolvía la mirada.
—Necesito tu opinión —tras ver un ligero asentimiento prosiguió— ¿Qué crees que deba hacer con los cazadores?
Bajó la guardia luego de escuchar la pregunta. Jack únicamente quería saber su opinión, y dársela no era algo complicado, lo complicado era hallar una solución correcta al problema de los cazadores. Porque intuía que eso era lo que el chico quería hacer: Hallar una solución.
—¿Dejarlos continuar con sus cacerías?— preguntó a modo de sugerencia, pero sin estar del todo seguro de ello.
Vio al chico arrugar la nariz ligeramente en un claro gesto de disconformidad. Una pequeña sonrisa adornó sus labios, fugazmente, antes de pensar que el niño se vio tierno, negarse a aceptar tal pensamiento, fingir que nunca pasó por su mente y volver a hablar.
—¿Por qué te importa lo que ellos hacen?— imaginaba la respuesta, aun así, quería escucharla directamente de Jack.
—Porque... —apretó los labios unos segundos— No está bien. No todas las criaturas sobrenaturales son malas, y si no lo son... Merecen vivir, ¿no es así?— cuestionó, mirando fijamente al otro chico.
Jack estaba disgustado e intranquilo ante las acciones de los cazadores, sin embargo, al hacer aquella pregunta dejó entrever inseguridad. Theo ladeó levemente el rostro, examinando al menor y la forma en que habló. Tuvo la impresión de que Jack quería creer en sus propias palabras, como si... quisiera creer que él mismo merecía estar vivo; eso confundió a la quimera.
En las pocas horas que llevaban conociéndose, Jack ya le había demostrado que no tenía una buena opinión de sí mismo. Al hacerlo una vez más le provocó mayor intriga.
—Sí, merecen vivir —contestó tras un pequeño asentimiento—. Algunas ni siquiera escogieron ser lo que son— añadió, notando como a la mirada del chico llegaba algo de alivio.
—Entonces, ¿qué hago? ¿Cómo los detengo?— cuestionó con duda, dirigiendo su mirada hacia los periódicos. Era más que obvio lo perdido que se encontraba en aquella situación.
Theo se contuvo de decirle que matara a los cazadores. Seguramente Jack no querría hacerlo, y de todas formas no era conveniente; eso podría incentivar a otros cazadores a continuar su trabajo de manera despiadada.
—Creo que tengo una idea.
Se levantó de su sitio, haciéndole una señal con la cabeza al menor para que le siguiera. Dirigiéndose a la puerta detuvo sus pasos cuando estaba por abrir. Su acompañante se detuvo un paso atrás de él.
—¿Me pediste que me quedara porque querías mi ayuda?— indagó casual, ocultando su acostumbrada desconfianza mientras se giraba para mirar al chico frente a frente.
Jack hizo un pequeño gesto de extrañez. Hubo un sentimiento en su mirada, uno que no lograba nombrar con exactitud y pese a eso sentía conocerlo.
—No. Te pedí que te quedaras porque estás solo, como yo, y creí que podríamos ser amigos —respondió siendo honesto, regalándole una sonrisa amigable—. Pedí tu ayuda porque yo… no sé muy bien que hacer y no quiero cometer más errores que lastimen a personas inocentes.
Francas palabras, como todas las que ese chico le había dedicado desde el instante en que se conocieron.
Durante unos breves momentos se sumergió en la grata tibieza colándose en su interior. Jack no le había pedido quedarse porque quisiera utilizarlo de algún modo, tampoco lo hizo por sentir lastima por él, no. En esas pupilas tan nítidas y radiantes encontró comprensión.
Ese muchacho, fuera la criatura que fuera, ocultara lo que ocultara, estaba teniendo para con él detalles que nadie más tuvo. Ni siquiera en Beacon Hills luego de arriesgar su vida ayudándoles dos veces alguien le dio un gesto de tal sinceridad, y eso que por Jack todavía no había hecho nada, todo lo contrario, fue Jack quien lo salvó a él, lo cuidó un corto tiempo y le ofreció no sólo quedarse sino su amistad también.
Ya era momento de devolverle algo de todo lo que había hecho por él; no por obligación. Quería ayudarlo sinceramente, más aún si con eso evitaba verlo desanimado o triste como lucía luego de pensar en que podía volver a equivocarse y lastimar personas.
—No cometerás errores —negó con certeza, dedicándole una sonrisa y depositando confianza en él— Vamos.
Jack correspondió la sonrisa sintiendo un agradable calor instalándose en su pecho luego de escuchar a Theo hablar así. Por un momento dejó de dudar de sí mismo.
—¿Cuál es tu idea?
En sus ojos era visible la duda, no obstante, también era visible el hecho de que estaba dispuesto a seguirlo.
—No mataremos a nadie, simplemente... Cazaremos a algunos cazadores— sentenció, luciendo una sonrisa de medio lado.
Le fue evidente la intriga en la expresión de Jack. Curiosamente no le cuestionó más y caminó tras él cuando abandonó la habitación.
Ya no hubo más dudas sobre si había tomado la decisión correcta. Lo había hecho. Se quedaría en el sitio en el cual había alguien que parecía comprenderle, alguien que confiaba en él y quería su amistad sin buscar algo a cambio.
Permanecería al lado de quien parecía ser una noble luz evitando que el mundo le pareciera tan oscuro.