Epílogo
Como siempre que caminaba por el bosque, este le recibía con una fresca briza que movía su cabello y erizaba su piel, aunque era de noche, la luna iluminaba el camino de Maze con su pálida luz azul, permitiendo que llegara sin ningún inconveniente a ese claro del bosque que siempre lograba hacer temblar a su cuerpo.
Cuando estuvo frente al Nemeton de nuevo, Maze se tomó unos minutos para apreciarlo, como siempre, el pedazo de tronco estaba libre de maleza, y los anillos que cubrían la plana superficie se veían a la perfección, sin importar que fuera de noche. Esta vez el pequeño zorro estaba allí por voluntad propia, no como las otras veces, por eso no sentía miedo, al contrario, se sentía en calma, podía sentir la energía del árbol recorrer su piel como un abrazo de bienvenida.
Despacio, el chico se acercó hasta el tronco, dejando que sus palmas sintieran la textura de la madera y con sumo cuidado deposito lo que traía para el árbol druida, una pequeña flor con una vela blanca en la mitad, sabía que era algo cursi y hasta ridículo, pero era una forma de agradecimiento. Si lo pensaba bien, había sido gracias al Nemeton que estaba vivo, ese guardián del equilibro le había dado la oportunidad de vivir, de dejar atrás todo el odio que su alma de zorro llevaba, sin él, no habría conocido a todas las personas que tenía a su alrededor, ni vivido mil aventuras, claro que hubo momentos oscuros, momentos donde pensó que lo mejor era abandonar todo, pero no se rindió y había pagado con sangre, el precio por seguir vivo junto a las personas importantes para él.
Llevaba rato observando en silencio como la pequeña llama se consumía, cuando un sonido le advirtió que ya no estaba solo, Maze no tuvo que esperar mucho para sentir como unos fuertes brazos envolvían su cuerpo, y como su acompañante dejaba un casto beso sobre su cuello.
- ¿Qué haces aquí? - La voz de Derek era profunda, rompiente con el agradable silencio del bosque.
-Vine a darle las gracias-
- ¿Al Nemeton? – El lobo no pudo evitar levantar su ceja, haciendo su clásico gesto de “Eres idiota” -No me digas que ya te volviste igual de loco que tu hermano Maze-
El chico no pudo evitar reírse mientras giraba dentro de los brazos de su novio, para poder quedar frente a él, Derek había cambiado tanto ese año, su barba estaba más oscura, había crecido unos centímetros e incluso sonreía más a menudo, pero ante sus ojos, solo estaba más sexy que nunca.
-Sí, sin él, yo no estaría hoy aquí, él fue que me dio la oportunidad de estar junto a ti, junto a mi familia, y aunque sigue sin gustarme este lugar, mi padre me enseñó a ser agradecido-
-Bueno en eso tienes razón, pero no esperes que yo también le de flores a un árbol- Ante las palabras de su novio, Maze volvió a reír y sin pensarlo junto sus labios, había pasado un año desde que se besaron por primera vez y su cuerpo seguía temblando ante ese contacto, Derek respondió feliz el beso, y aunque se moría por profundizarlo no había venido a buscar a su novio para montárselo en el bosque.
-Hablando del sheriff, me matara si no te llevo inmediatamente con el- Aunque Maze quería quedarse a solas con el lobo, sabía que algo mejor los estaba esperando, así olvidando un momento su deseo de sexo, dejo que Derek lo guiara por el bosque hasta la casa de campo de los Hale.
Había pasado un año desde el problema con el Nogitsune y todo lo que eso arrastro, un año en el que Maze había cambiado completamente, por fin se había unido completamente a la Manda McCall, aunque tenía sus problemas de vez en cuando, el zorro era amigo de todos los chicos, sobretodo de Kira, pues al ser los únicos Kitsunes de la manada, ambos habían desarrollado juntos sus habilidades, con los Stilinski la cosa era igual, Stiles y Maze se comportaban como auténticos hermanos, aunque eso conllevaba a meterse en problemas a cada rato y que el sheriff se preguntara, que había hecho para merecer eso, era una familia en toda la regla.
No solo ellos habían cambiado, la manada era más unida ahora y trabajan juntos para proteger el pueblo, además todos habían crecido ese año, por ejemplo, Derek, Cora y Peter habían vuelto a unir los lazos familiares, y juntos terminaron la reconstrucción de la antigua casa, ya no era tan grande, pero tenía dos pisos y cuatro habitaciones, todas amuebladas y una cocina funcional, claro que a Maze no le gustaba que hubieran quitado su colchón de la sala, pero al menos él y Derek tenían más privacidad cuando quieran pasar el rato allí.
A medida que se acercaban a la casa de campo, Maze no pudo disimular lo nervioso que estaba, pero es que esa noche era muy especial, hoy por fin iba a celebrar su cumpleaños, después de hacer cuentas y teniendo en cuenta el primer día que se levantó en la habitación para mascotas especiales, Maze escogió como día de su nacimiento, el trece de noviembre, por lo tanto, esa noche celebrarían su cumpleaños y como el pequeño zorro nunca había tenido uno, se sentía demasiado ansioso, tanto como para tener un ataque de pánico marca Stilinski.
- ¡Feliz cumpleaños Maze! -
El animado grito de toda la manda lo saco de sus pensamientos, por fin habían llegado a la casa de campo y Maze debía admitir que estaba muy sorprendido y feliz por el trabajo que sus amigos habían hecho, todo el lugar estaba iluminado por lindos focos amarillos, estos estaban colgados en tiras que salían desde el porche de la casa hasta unos postes, dando la ilusión de una carpa, debajo habían colocado algunas mesas donde la comida y las bebidas abundaban incluso alguien había traído una botella de Sake, además de una mesa llena de bolsas de colores que Maze observo contento, ¡eran regalos!, además habían globos de colores y su padre preparaba la barbacoa.
-Feliz cumpleaños mi pequeño zorro- No sabía en qué momento Derek lo había abrazado por la cintura, pero sus palabras lo habían hecho racionar, se había quedado como estatua mirando toda la decoración, sin perder el tiempo, Maze salto sobre su pareja, besándolo feliz.
-Manos donde las pueda ver Hale- El grito de su padre logro separarlos, había pasado un año y el sheriff seguía igual de sobreprotector con su hijo, pero gracias a él, el resto de la manada pudo acercarse al homenajeado para felicitarlo.
- ¡Feliz día hermanito! - Stiles había sido el primero en abrazarlo- Espero te guste la decoración, y el pastel, debes verlo, esta genial, ah y yo quería hubiera gorritos de Star Wars, pero Lydia no me dejo-
-Por última vez Stiles, tu hermano cumple diecisiete años, no cuatro, así que no seas ridículo-Rápidamente la pelirroja lo felicito, aunque él estaba de acuerdo con su hermano, lamentablemente Stiles le había pegado sus gustos freekys.
-Maze felicitaciones por tu día- Kira también le dio un abrazo- Espero te guste el regalo que Scott y yo te dimos, por cierto, te ves muy bien-
-Cielo, eso es gracias a mi-
-Hey, yo también te ayude Lydia- Mientras Allison y la pelirroja peleaban por quien lo había vestido al zorro para ese día, el resto de la manada paso a felicitarlo. Maze llevaba una camisa negra que dejaba al descubierto su estómago, un jean roto que le quedaba suelto y su inseparable aviadora, la verdad, desde la fiesta de Kira le había cogido gusto a esas prendas, sobretodo porque a su novio lo volvían loco.
Después de las felicitaciones, por fin la pareja pudo sentarse y la fiesta pudo empezar oficialmente, para gusto del zorro, Lydia había traído varios juegos, cosa que al chico le encantaba, sobretodo porque después de mucho hablar al Sheriff, este les permitió jugar Beer Pong, lástima que esta vez no tenían una piscina para castigar a los perdedores, pero se divirtieron de todas formas.
A medida que la noche transcurrió, Derek pudo notar como su pareja estaba disfrutando de su cumpleaños, no solo porque su aroma se había vuelto extremadamente dulce, sino que lo notaba en su mirada, que brillaba más que las luces del lugar y en su amplia sonrisa, Derek se sentía pleno con eso, desde hace rato venia planeando esa noche, y aunque hubieron peleas entre él, Stiles y Lydia, habían conseguido lo que querían y era ver feliz a Maze.
-Vean y lloren patéticas criaturas- Maze habla contento mientras recogía el botín de la apuesta.
-Suficiente, estoy seguro que estás haciendo trampa- Isaac se quejó mientras dejaba caer las cartas sobre la mesa, era la sexta vez en la noche que el zorro les había ganado en el póker, era absurdo lo bueno que era para ese juego, incluso Derek y Scott habían intentado usar sus sentidos de hombre lobo solo con el fin de ganar, pero había sido imposible.
-Isaac tesoro no seas mal perdedor- Allison trataba de calmar a su novio, el rubio podía ser muy competitivo cuando quería.
-Tesoro, tu novia tiene razón, no es mi culpa que ustedes no aprendan, nunca juegues con un kitsune-
-Ahora sí, te voy a convertir en una abrigo zorro-
Mientras las risas inundaban la noche, la fiesta siguió su rumbo, después del incidente de las cartas, el sheriff por fin termino las hamburguesas y todos pasaron a comer, a pesar de que había pasado un año, Maze todavía no se acostumbraba a la forma de comer de los lobos, mientras él y las chicas trataban de poner orden en la mesa los hombres simplemente devoraban a gusto, creando un ambiente de camaradería y diversión que agrado a todos.
Después de la comida, por fin llego la parte que el zorro más esperaba, y era partir el pastel, por cortesía de su hermano, el pastel tenía todo tipo de frutas y estaba bañado con una rica capa de crema, algo absurdamente dulce, pero que fascino a Maze apenas lo vio.
-Pie un deseo Maze-Dijo Noah mientras tomaba un millón de fotos, todas sin flash para que todos los chicos salieran en ellas.
Mientras el chico se inclinaba sobre la mesa para soplar las velas, Derek lo tenía agarrado de la cintura, evitando que Scott e Isaac se acercaran para gastarle cualquier broma, lastimosamente el lobo se olvidó que Maze tenía un hermano y después de empezar a repartir el postre, Stiles le unto la mejilla con crema, desatando una infantil lucha. Cuando la noche fue llegando a su fin, Maze pudo abrir los regalos, no eran muchos, pero el pequeño zorro casi había llorado por el gesto que sus amigos tuvieron, claro que Maze era terco y escondió su cara entre el cuello de Derek para evitar que lo vieran así.
Finalmente, la fiesta acabo, por suerte para Derek, las chicas se habían encargado de recoger todo, como platos, las mesas de plástico entre otros, claro que el resto de los adornos, como las luces y la parrilla le tocaban a él, pero de eso se encargaría en la mañana, ahora solo quería tirarse a dormir y de ser posible con Maze entre sus brazos.
- ¿Te quedas a dormir? - Derek pregunto cuando vio como Maze se despedía de su padre y su hermano, al parecer sus suplicas habían sido escuchadas.
-Me quedaría toda la vida si me lo preguntaras- Maze apenas había sido consiste de sus palabras, pero cuando se giró y vio la sonrisa de Derek y el gran sonrojo que cubría las mejillas del lobo, se dio cuenta que había hablado de más.
-Entonces alzo-
- ¿Qué? - Al igual que las mejillas de su novio, las de Maze también se pusieron extremadamente rojas, sobre todo, cuando un segundo después, Derek se había acercado y lo abrazaba por la cintura.
-Ya me oíste Mazikeen- Aunque era demasiado cursi, teniendo en cuenta que estaban en el bosque y que la luz de los focos daba un aire demasiado romántico, Derek aprovechan que por fin estaban solos, levanto a Maze de la cintura y le dio vueltas, disfrutando en el proceso, la delicada risa de su novio- Quédate a mí, lado, no solo esta noche, sino para toda la vida-
En vez de responder de una, Maze los beso, un beso tan profundo, pero tan diferente a los que habían compartido durante todo ese año, este era una promesa muda entre dos almas que se amarían por siempre.
- ¿Estás seguro Derek Hale? Los zorros vivimos mucho tiempo, somos tramposos y nunca deberías confiar en uno-Cuando el beso termino, el chico se agarró al cuello de su novio, se sentía tan feliz en ese momento que, si no se sostenía del cuerpo de Derek, posiblemente se caería.
-Ya le di mi corazón, mi vida y todo mi amor a un zorro, ¿Qué más puedo perder? –
Viendo que no había nada más que agregar, Derek volvió a juntar sus labios, terminando de sellar esa promesa, la de estar juntos por siempre, porque sus palabras eran ciertas, no tenían nada más que perder, solo les quedaba ser feliz juntos.