Todos los días eran iguales, y aún más si eran vacaciones
Izuku despertaba siempre a las 10:00 am para ir a orinar, una rutina que estaba con él, desde muchísimo tiempo atrás. Era un día de verano, caluroso como todos los días de verano.
Era apetecible un helado, incluso a esa hora de la mañana por lo menos en la opinión del chico de cabello naturalmente verde, y llamativas y adorables pecas.
El aire acondicionado estaba encendido y le daba un ligero escalofrío cuando salió de la comodidad de su cama para cumplir su necesidad fisiológica. Rápidamente, debido al repentino frío, sus rosados pezones se pusieron un poco firmes. Estaba parcialmente desnudo y sólo llevaba unos boxers mal colocados,.
Se preguntó qué haría ese día, y dudó entre jugar videojuegos o consumir su tiempo en internet con alguna serie basura, de esas que tanto le gustaban.
La seguridad que sentía en aquel departamento le era reconfortante y estaba tan tranquilo qe olvidó cerrar la puerta del baño.
Tranquilo, era asechado en silencio por la figura de un hombre que lo miraba con cierta indiferencia, pero al mismo tiempo con lujuria y confianza.
-Deku, siempre me despiertas cuando vienes a mear...-Dijo, fingiendo molestia mientras se veía en el espejo del baño y tallaba sus ojos escarlatas para terminar de despertarse.
Parecía un troglodita, pues había entrado en el cuarto de baño desnudo, dejando que su péndulo se batiera al caminar.
-Podrías vestirte para venir al baño, ¿sabes?-Le reprochó, mientras el ruino del agua del váter sonaba e Izuku se levantaba de él.
-Ya no tienes seis años, deja de orinar como una maldita niña...-Izuku no se colocó el boxer de nuevo y abrazó por la espalda a Bakugou, ese acto era un poco tierno y dulce y sólo escondió sus pecas en la musculada espalda del rubio.
-Buenos días, Kacchan. Siempre te olvidas de dármelos...
-Me parece innecesario...-Lavaba sus dientes y con dificultad se le entendía.
-¿Qué dijiste?- se separó, sabiendo que el rubio había terminado de asearse.
-Buenos días, Deku...-lo intentó besar pero el pecoso lo rechazó.
-Aún no me he lavado los dientes...-Se justificó con pena.
-No me importa.
Sin resistencias, se dejó besar mientras que sus cuerpos naturales se rozaban son cierta sensualidad y erotismo. Una pequeña guerra de espadas dio comienzo después de minutos largos de caricias y besos cada vez más apasionados.
El sable de Deku era un poco más largo pero era delgado, recordaba cómicamente a un hongo, a comparación del rubio que con sus 15 cm compensaba su poca longitud con su grosor. El rubio era más alto y tenía que agacharse un poco para podes besarle.
Lo habían hecho la noche anterior, pero aún así querían volver a hacerlo una vez más; aquel beso sabía a menta y era fresco.
Se dirigieron a la habitación, juguetones y ansiosos por continuar.
Primero con trabajos orales, lentos por parte de Izuku y un poco agresivos y rápidos por parte de Katsuki, como si su único deseo fuera que el pecoso terminara primero.
La parte favorita de Izuku, sin embargo, eran los besos, el abrazo. Estaba deseoso de que Kacchan le besara más, lento y cariñoso; y al principio así fue pero dejó que el rubio se dejara llevar, con besos que se convirtieron en pequeños mordiscos que herían ligeramente y sin mala intención los pobres labios de Izuku.
Le amaba, y entre gemidos se lo decía sin pudor ni vergüenza alguna pero él no le respondía. Su única respuesta eran más besos pequeños y breves en el cuello de Izuku, quien estaba encima de las piernas de Bakugou, frente a frente.
Izuku conocía bien el cuerpo de Bakugou y sabía que si jugaba con el lóbulo de su oreja lo suficiente, desataría la necesidad del rubio por penetrarlo y, para ser sinceros, Izuku lo necesitaba dándole aquello que estaba como una piedra.
Besaba su coronilla mientras que realizaba su ritual, aquel que no le fallaba jamás.
Lo derribó contra la cama, en un movimiento que casi parecía de lucha libre y se puso sobre Izuku. Estaban demasiado exitados. Terminaron una hora después.
Seguía siendo verano, y una hora pareció un instante. La cama era individual, pero desde hacía un tiempo a la fecha, la habían compartido sin pudor ni vergüenza alguna, como cuando eran niños.
Desde el jardín de niños, eran amigos todo gracias a la amistad de sus madres quienes trabajaban donde mismo. Se veían en la escuela, los fines de semana, las fiestas de cumpleaños del otro y a veces en navidades y vacaciones.
Se acostumbraron demasiado a hacer todo juntos, desde estar en la misma clase hasta compartir algunos pasatiempos.
Izuku era débil, y Kacchan era su guardián. Si nadie jamás agredió a Izuku en la escuela o le acosaron, era porque el propio Katsuki le rompía el labio a quien sea que intentara agredir a su amigo y el rubio jamás le molestó perder a otras posibles amistades por defender a su preciado amigo.
Kacchan, por otro lado, era bueno en cualquier deporte que se propusiera practicar. Era listo y talentoso pero a veces, se sentía solo e Izuku siempre le devolvía el favor de con su confidencialidad.
Bakugou siempre hablaba de sus inquietudes con el pecoso, y este jamás lo dejaba solo. Cuando niños, la madre de Izuku se volvió loca por una tarifa en el recibo del teléfono que fue increíblemente cara . La razón era simple, una noche en la que Kacchan estaba enfermo y solo en su casa, Izuku le hizo compañía con una llamada de teléfono que no finalizó hasta que él se aseguró que Kacchan estaba dormido. Era su enfermero en la mayoría de las ocasiones y también era su conductor asignado cuando Bakugou, de 25 años, se pasaba de copas en alguna de sus fiestas con amigos.
Lo único que le molestaba de esa parte de su relación era cuando Izuku tenía que ser presentado con los amigos del rubio.
-Él es Deku, es mi mejor amigo.
Estaba condenado a ser su mejor amigo, aún cuando él había sido la única persona con la que el rubio se había acostado y viceversa.
Le molestaba saber que, quizás, jamás dejaría de ser eso...
Pero no le dio demasiada importancia, pues Bakugou lo sacó del trance con un almohadazo.
-Deku, deberíamos ir a almorzar.-Recibió un almohadazo como respuesta.
-¡Te toca cocinar a ti!-Otro golpe con la almohada.
-¡No tengo ganas de cocinar, maldito friki!
-¡Cállate, Kacchan! ¡Quiero bañarme! ¡Cocina algo mientras tanto!
-¡Yo también me quiero bañar!
-Bañémonos juntos, si quieres... ¡Pero tú haces el almuerzo!
-¿Y por qué yo?-Se escuchaba molesto.
-¡Yo saqué a pasear a Belial* toda la semana! ¡Y esa es tu responsabilidad!
-¡Vale, yo cocino! ¡Pero yo usaré la PS4*!-Se levantó rápidamente dirigiéndose al cuarto de baño.
-¡NO! ¡Yo quería jugar...! ¡Kacchan! ¡No es justo! ¡Tú usa la Switch*!-Lo persiguió, pero no pudo cambiar la opinión del rubio.