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RE- por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Hola~

 

Hoy les traigo doble capítulo.

Gracias por leer.

Me quedo de pie ante la celda de Vanna, intentando ver en ella a la niña que conocí. Verla ahora es como salir del cuento donde estaba viviendo, es la única prueba que tengo del tiempo que he pasado aquí. Ya no es la niña  que se ocultaba detrás de mi cada que hablaban de salir, y aunque siempre tuvo el carácter para defenderme cuando yo no lo hacía ahora me mira con algo que ya no reconozco.


— ¿De verdad eres Rahn?— creo que a ella le pasa lo mismo conmigo— nos dijeron que habías muerto. Te vieron entrar al bosque con alguien más… Nos aseguraron que eras un traidor y que huiste. No les creí, tú no podías ser ese de quien hablaban. Pero aquí estas, en una ciudad que trabaja para la fortaleza. En una ciudad de traidores.


— No soy un traidor.  Lo que paso esa noche no fue culpa mía.


— ¿Entonces porque te fuiste? ¿Porque me hiciste creer que habías muerto?


— Yo no hice creer nada. Escape porque comenzaron a decir que yo era un espía para los rebeldes, que era mi culpa que los prisioneros escaparan ¿Qué más podía hacer? no me creerían a menos que encontraran al culpable real. Me torturarían hasta que confesara algo que no hice y me enviarían a una prisión. Me perseguían— Recordar es anoche me acelera el pulso y me corta la respiración. Es como si estuviera corriendo otra vez, con los gritos de los Sentinellas y el frio de la noche.


Vanna sigue mirándome a través de las rejas, con esa mirada fiera que nunca le había visto, era mi amiga y no sé que buscaba al venir aquí. Nunca busco lo mismo que yo, ella siempre estuvo bien con la vida que le habían impuesto en cambio para mí no era suficiente, vivía sin vivir en ese lugar, solo resignado a terminar mi vida de la misma manera.


— Pudiste habérmelo dicho a mí— su tono es triste al igual que la mirada que me da, aunque solo dura unos momentos.


— No sabía que había pasado con ustedes. Intente buscarles, pero yo no iba a entrar  a la ciudad otra vez— demasiado peligroso cuando me estaban buscando por traición. Que me encontraran vagando por la ciudad solo me llevaría a la muerte— No te encontré.


— ¡Esa no es escusa, Rahn!— Pega un brinco desde la banca a la reja que impide que me toque. Su rostro queda más cerca de mí— Estas aquí, con ellos ¿Por qué nunca enviaste un mensaje? ¿Por qué nunca dijiste lo que viste para pedir perdón y que te dejaran volver?—  ¿Qué? Eso...— Así que no me digas que lo hiciste todo— Retrocedo, siento mi cuerpo helado. Nunca se me ocurrió hacer tal cosa, ¿Cómo iba a traicionar a las personas que me habían salvado? ¿Qué me ofrecían una vida que solo había imaginado hasta entonces? me dieron lo que yo quería.


— No lo entenderías. Tu no estuviste esa noche, no viste como mataron a Chaelene, como tuve que escapar y como me ayudaron. No lo sabes.


— ¿Qué te han ofrecido ellos que no tuvieras en casa?— sisea.


— ¿Que me podrían dar ustedes que no tenga aquí? lo único que lamentaba hasta ahora era no haberte visto antes de irme, no haberme despedido de ti esa noche. Me hubiera gustado vernos en otros tiempos, adiós Vanna— Me doy la vuelta,  ella no me dice nada. Zachelle ya está esperando en la puerta,  no me sonríe pero extiende la mano hacia mí. La tomo sin dudar. Afuera sigue oscuro.  Me limito a seguirle mientras se despide de los guardias— Zachelle.


— ¿Qué?— Responde rápido, como si le hubiera sorprendido mi voz.


— Deberías decirle a Vahard que tenga cuidado con lo que decida, es extraño que se hayan dejado capturar.


— Se lo diré— No me suelta, ni parece que tenga intenciones de irse pronto. Volvemos a la casa, parece que ha pasado mucho tiempo desde que salimos pero solo ha sido un momento, no he tardado tanto como pensé— Sigues sin ser de muchas palabras ¿eh?


— No sé qué esperabas escuchar.


— No estaba seguro de si eras así con todos o solo con nosotros.


— Nunca he hablado mucho. Y ella claramente ahora es diferente, solo iba a despedirme— No pensaba en ponerme al día con ella cuando me he dado cuenta de que por más que negué ser parte de la fortaleza, cuando dije que no me interesaba su causa o su lucha y que no quería pelear con nadie, todo eso no era más que una ilusión porque defenderé este lugar y a estas personas, ya no puedo ser indiferente. Ya no hay un ustedes y ellos, ahora es un nosotros y ellos— Quisiera no tener que luchar.


— Nadie te lo ha pedido, Rahn.


— Tengo la sensación de que no será así.


— Nunca has estado en una lucha ¿no?— No creo que las peleas que he tenido desde que era un niño sea a lo que se refiere Zachelle— no es agradable… y no me gusta tener que matar a otra persona, ellos solo están obedeciendo órdenes.


— Zachelle…— miro por la ventana, hacia el campo de estrellas— Nunca he dicho esto, pero lo suyo es una lucha sin sentido. Siempre habrá más y más Sentinellas, siempre encontraran la manera de convencer a la gente que están bien como están y serán como Vanna, convencidos de que esa es la mejor vida que pueden tener.


— Pero…


— ¿Y que si ellos no quieren ser liberados?— Zachelle se calla de golpe— Algunos si buscaran ser libres de nuevo, pero ¿Qué hay de lo que ya tienen tanto tiempo viviendo una vida en ese lugar? Ese es su hogar, su familia ¿Van a quitarles su vida?


— Maldición, odio cuando hablas tanto.


—  Entiendo que quieran recuperar a sus familias y hacer lo que quieran, pero hay muchas más personas implicadas en eso. Luchar contra los Sentinellas tampoco resolverá el problema y solo será una lucha interminable— Zachelle suspira.


—… No quiero eso.


— Entonces vámonos— Zachelle abre la boca, no dice nada pero puedo ver lo que quiere decirme sin que lo haga— no digo que ahora mismo. Te lo he pedido ya ¿no? que vengas conmigo lejos de todo esto.


— Rahn…


— Yo voy a seguirte a donde sea que vayas,  si decides quedarte entonces me quedare también.


— Ese lugar al que quieres ir… ¿Es tan increíble como dices?


— En el desierto que rodea la ciudad puedes ver como caen las estrellas. Quizá no sea igual que aquí, pero también es hermoso y ¡Ah! Claro, podremos ver las luces en el cielo.


— ¡Esta bien!  Iré contigo, pero te advierto que no sé hacer nada y tendrás que hacerte cargo de mí— Sonrió, y luego no evito reírme.


—Yo tampoco… espera, puedo golpear a las personas pero no creo que sea una buena idea— Zachelle sonríe y niega con la cabeza— No es importante, podemos viajar también, conocer muchos lugares.


— Eso suena bien— se recuesta en la cama, suspira con los ojos cerrados— bastante bien— bosteza.


— ¿Lo has decidido entonces?


— Quisiera no tener que decírselo a Vahard… él me ayudo cuando no tenía a nadie más, le vi crear la Fortaleza. Nunca pensé que le dejaría alguna vez.


— Hay un montón de cosas que nunca pensamos Zachelle— Me siento a su lado en la cama. Es la primera vez que escucho lo que hay entre él y Vahard. Si quisiera quedarse yo me quedaría también, aunque le intentaría convencer— Yo he dicho que no quiero ayudarles, me he mentido al pensar que no era parte de la Fortaleza, pero hablando con ella me di cuenta de que no es verdad.


— ¿Qué dices?


— Olvídalo…— parece que se está más dormido que despierto.  Afuera las primeras luces de la mañana comienzan a verse. También me siento cansado, como si mi fuerza me hubiera abandonado. Comienzo a cabecear, imaginando el viaje que podría hacer con Zachelle hasta que se convierte en un agradable sueño. 


— Rahn, despierta ¡Rahn!— Me siento tan rápido que no logro ver nada y solo escucho un gemido de de dolor y varias maldiciones. Un dolor punzante en la frente  me hace llevarme la mano para sobarme y luego miro alrededor. Zachelle está a un lado también con una mano en la frente— ¿Qué te pasa? Tienes la cabeza dura.


— ¿Por qué me despiertas?


— Vahard ya tomo una decisión. Hable con él y le conté lo que me has dicho, ya lo había pensado antes y si hay una oportunidad de llegar a un acuerdo entonces lo va hacer— me dice, tiene una mancha enrojecida en su frente—  va a dejar que los prisioneros se marchen y pensé que querrías saberlo.


— Es… bueno— no sé si quiero ver de nuevo a Vanna o no.


— Pensé en que quizá podría… podríamos irnos cuando comiencen las negociaciones. Ya no me necesitarían.


— ¿Cómo llegaste aquí? a la Fortaleza.


—No es tan diferente de los demás. Vahard me encontró a mí y a otros que habíamos escapado del lugar donde vivíamos. Seguro que nunca has visto a Vahard luchar. Me enseño sobre combate y armas y pienso que es admirable lo que hace.


— ¿Cuál es su habilidad?— Zachelle se ríe, y me dirige una mirada maliciosa.


— Vahard no es como nosotros. Eso lo hace más admirable, si tuviera una habilidad  ya hubiera logrado más cosas. Se hizo con una gran reputación, casi una leyenda y hay surgido muchos  rumores debido a eso. Le dije que era mejor dejarlo así ya que le hacía parecer más importante y generaba más temor que revelar la verdad.


— Vaya… que  inesperado.


— Lo es. 


— ¿Y aun así podrías irte?


— Vahard podrá ser alguien que conozco desde hace mucho tiempo y que me ayudo cuando lo necesite. Pero tú también me has ayudado y me conoces mejor que cualquier otra persona que conozco, incluso Vahard. ¿Por qué no tendría que ir tras lo que me hace feliz? quiero que me muestres esos lugares de los que me has hablado.


— Lo hare.


La partida de los prisioneros dejo un ambiente tenso. Las rondas y la seguridad de Firah aumentaron y también fui enviado de nuevo a las ciudades más lejanas para enviar el mensaje de Vahard. Según Vahard era demasiado importante que lo supieran así que no podía esperar más ni soportar el lento viaje en una carreta y por eso nadie más que yo podía hacerlo, convertido en lobo claro.  Llego más rápido aunque a veces me desvié un poco debido a que olvido lo que tenía que hacer por seguir los instintos de lobo y como la mayor parte del camino tiene bosques y montañas es difícil no dejarse llevar. Viajar a Daoyang fue lo peor porque no pude ver mucho la ciudades cercanas, y no sé cómo es que viajare hasta el desierto con esta forma, sería más útil si fuera un halcón.


Regreso de nuevo, cansado y resintiendo por fin los cientos de pasos que hice en el viaje. Ni siquiera tengo fuerza para convertirme en humano de nuevo. Escucho que alguien llama a Zachelle y luego un cuenco con agua aparece frente a mí. Estoy tan sediento que no tengo tiempo para indignarme porque me traten como perro.


— No se ha movido desde que llego— eso es mentira, estoy con el hocico hundido en el agua, me estoy moviendo.


— Rahn— ese es Zachelle. Su mano acaricia mi cabeza— ¿Estás bien? ¿Estás herido?— por respuesta solo dejo que mi cansancio se manifieste jadeando y sacando la lengua. Él sonríe— Solo está cansado. Díganle a Vahard que ha llegado— Nadie se me ha acercado tanto como Zachelle cuando soy un lobo. Justo ahora se sienta a mi lado, aun acariciándome— Fue un viaje largo ¿eh? Vahard ya termino con los mensajes, hiciste un buen trabajo. Buen chico— gruño, bajando la cabeza y le escucho reír— es una broma. Estoy feliz de que volvieras— me levanto y me sacudo, tomando por sorpresa a Zachelle y algunos que pasan por aquí ahora. Siempre ignoro cómo me ven los demás. Cuando por fin estamos en la casa intento convertirme otra vez y ahora si puedo volverme humano. Zachelle me extiende la ropa.


— Podrías venir conmigo. Imitar mi poder y acompañarme.


— No creo que funcione mucho. Puedo imitarlo pero no tendría la fuerza para llegar tan lejos, no estoy acostumbrado a andar en cuatro patas.


— Lo note cuando nos conocimos, sentí vergüenza solo de verte— una carcajada, sus manos me atraen y me besa— ¿Cómo estuvieron las cosas por aquí?


— Bien… fui a hacer algo de investigación. Hace algunos meses murió uno de los líderes de la federación, solo tenía una hija y no estaba casado así que ella ha tomado el puesto de su padre, y claramente está a favor de dejar en paz a las tierras indómitas, ha hecho campañas para liberar a los prisioneros y dejar la conquista.


— ¿Eso es verdad?


— Increíble ¿no? Y tenías razón, muchos de los habitantes de sus territorios no se fueron.


— No es raro ¿Cómo es que los otros permiten que haga eso?


— Eso es porque es amante de otro de los líderes, y hace de todo para complacerla. Dos de los restantes miembros de la federación son amigos de él y también están apoyándoles. Creo que es un buen comienzo para cambiar las cosas.


— Supongo, ¿No habrá más peleas por eso? no creo que los restantes miembros de la federación acepten de buena gana lo que están haciendo.


— Temo más que nuestros aliados no entiendan lo que podremos hacer.


— ¿Darse cuenta de que pudieron hacer esto desde el comienzo yéndose a las ciudades que no son parte de la Federación y evitar una lucha sin sentido?


— ¡Rahn!


— Es la verdad— le veo hacer una mueca. Es lo que he pensado desde que vine aquí,  pero por supuesto que nadie me iba a hacer caso por algo como eso. Para ellos la lucha es la única solución— Pero si la Federación va a dejar libres a los que no quieran unirse a ellos entonces es un gran logro. Sera interesante ver que hará esa  mujer.


 Zachelle se quedo corto al hablar de lo que ella estaba haciendo. Su nombre era Ilkad, y las tierras que ella gobernaba no estaban muy lejos de nosotros, y lo que más importaba era que una de sus fronteras estaba junto a las tierras indómitas.  Todos están inquietos por lo que pueda pasar,  y es claro que se necesita negociar con quien sea que quiera escuchar lo que la Fortaleza tenga que decir.  Yo dejo que todo pase, aunque me afecta la decisión que va a tomarse no tengo ninguna participación  y pase lo que pase terminare por irme con Zachelle. 


Estoy observando un mapa de los territorios, aunque se me los caminos de memoria pienso en todos los lugares en los que no tendríamos problemas si lo que dicen de Ilkad es verdad y ella quiere apoyarnos. Es mucho más de lo que podrían obtener mediante una invasión.


— Rahn— escucho un golpe sordo, y cuando me asomo a la entrada alcanzo a ver a Zachelle levantándose del suelo. Tengo que estirar una mano para sujetarle antes de que se caiga otra vez.


— ¿Quién se está muriendo?


— No seas tonto— sonríe— ha llegado un mensaje, Vahard quiere hablar contigo, dijo que era importante. Vamos— Salimos corriendo, como Zachelle me va tomando de la mano al inicio es complicado correr, sería muy fácil correr delante de él pero no sé a dónde me lleva aunque sospecho que será al edificio principal.


— Oye, te equivocaste de calle.


—No vamos allá— llegamos al borde del bosque y dejamos de correr, pero Zachelle no me suelta la mano— Es muy importante, no podemos dejar que nadie más se entere… eso me dijo antes de enviarme a buscarte—  Entonces su prisa no es porque me necesite exactamente sino porque si no estoy yo él no se entera de lo que pasa.  Vahard nos está esperando al bajar la ladera, a un lado del camino que entra a Firah. Solo esta él.


— ¿Qué debemos hacer ahora?— Pregunto.


— Llego esto ayer— extiende un papel que Zachelle toma. Yo no me molesto en verlo porque ni siquiera sé leer ese idioma, aunque él lo pone cerca de mí.  Por las expresiones que pone y los sonidos que hace creo que es algo muy importante. Cuando termina le miro, pidiendo una explicación.


— Ilkad quiere venir— me toma varios momentos  recordar quién es esa persona, y antes de que pregunte mas, Zachelle sigue hablando— Quiere hablar sobre el problema que hay entre la Federación y la Fortaleza— nos quedamos en silencio, pensando en lo que acabo de escuchar. Ella es mucho más atrevida de lo que pensé ¿Una visita a las tierras de la Fortaleza?


— Podría ser una trampa— es lo primero que se me ocurre. Vahard asiente.


— No puedo decirle que no venga si existe la posibilidad de cambiar las cosas de una vez— En sus ojos puedo ver que él también está cansado de la lucha. Entiendo ese sentimiento, y también entiendo lo que hay tras sus palabras. Zachelle también lo hace, porque es él quien dice lo que estoy pensando.


— Quieres que nosotros vayamos por ella y la traigamos hasta aquí— Con trampa o sin trampa. Es preferible arriesgar a dos hombres en lugar de toda una ciudad.


— Tendríamos la oportunidad de crear una ciudad independiente como Daoyang o las ciudades del desierto— Una ciudad protegida y libre.


— No tengo problema en ir pero no quiero hablar con ella— No le temo, pero  no creo que esta vez funcione lo que hago siempre cuando visito a los aliados de la Fortaleza.


— Zachelle se encargara de eso, ve por lo que necesiten— Zachelle no dice nada, tampoco esta sonriendo como siempre, solo me suelta la mano y se da la vuelta. Lo que vamos a hacer es importante.


— Van a ir hacia Vicatio, ella ya sabe que irán pero deben tener cuidado en el camino y al llegar la ciudad.  Zachelle sabe como entrar y que debe decir. Estén alertas, Rahn, no dejaran que Zachelle use su arma, hay sospechas sobre la habilidad de Zachelle y no creo que vaya a dejarle andar cómodo por eso tu tampoco debes mostrar tus poderes si no es necesario.


— Pensé que llegar con un lobo seria más apropiado.


— Lo seria, sin duda, pero prefiero que también tengan la oportunidad de escapar.


— ¿Piensas que nos vamos a quedar encerrados allá?— Zachelle ha regresado— Aunque tardemos un poco vamos a volver ¿a que si, Rahn?


— Volveremos— El camino hacia Vicatio está en dirección contraria a Melauth. Serán dos días de camino si seguimos el camino marcado. Sería más rápido si pudiéramos atravesar los bosques pero yo no sé dónde queda realmente. Hablamos muy poco, yo estoy más nervioso de lo que he estado en mucho tiempo, y Zachelle también debe estarlo porque siempre habla mucho a menos que algo le preocupe. El plan que me ha contado es muy sencillo, llegar y presentarse, esperar a comprobar si es una trampa o no. Si es así entonces podre convertirme en lobo y él imitara mi poder. Es arriesgado porque si él pierde otra vez el control entonces yo tendré que sacarnos de allí a los dos.


Vicatio es casi el doble de grande que Melauth, los muros se interrumpen por algunas torres en las que logro ver algunos Sentinellas. Tampoco hay bosques alrededor sino campos de cultivo que me hacen sentir desprotegido. Zachelle solo camina, mirando hacia las enormes puertas que tenemos delante.  Yo debo mantenerme atento a lo que pasa, aprovechando  mis instintos y dejando que Zachelle se encargue. En la puerta ya nos están esperando, y cuando Zachelle les dice quiénes somos y les muestra la carta que envió Ilkad nos revisan y le quitan el arma a Zachelle antes de conducirnos por la ciudad. Lo que más me gusta de los viajes que hago es ver a las personas, darme cuenta que no somos diferentes realmente.  La sala de reuniones de Ilkad está en el edificio central, un enorme lugar lleno de candelabros y muebles elegantes. Caminamos escoltados, lo que me hace sentir incomodo, desesperado y deseando tener un par de ojos en la cabeza. Quiero hablar con Zachelle pero no me atrevo a distraernos, ni siquiera me he atrevido a mirar la ciudad, que tiene cierto encanto también.  Subimos una escalera y nos topamos con dos Sentinellas más, uno de ellos entra cuando nos ve y regresa unos momentos después para dejarnos pasar. 


La mujer que nos espera dentro está esperando en un sofá, con una mesita delante de ella.  No podía imaginarme antes como seria la mujer que está cambiando todo. Tiene el cabello oscuro, muy largo, el rostro redondo y maquillado que le hace ver atractiva.


— ¿Entonces?— suena aburrida, nos mira como si hiciera esto todos los días.


— Vahard nos envía, pero eso ya lo sabe. Acordaron que la acompañaríamos hasta Firah y podrían reunirse.


— Más bien preguntaba ¿Dónde están los otros? No pensé que enviaría solo a dos de sus hombres. Ninguno de ustedes es Vahard ¿o sí?


— No, mi nombre es Zachelle, y él es Rahn… ¿Ya sabe cómo viajara hasta Firah?— Me concentro en los Sentinellas que están aquí ¿ellos están de acuerdo en esto? Siempre enseñan a obedecer a la federación, y como la mayoría no quiere arriesgarse tampoco esto podría funcionar mejor de lo que imagino.


— No podremos partir hasta mañana, y en cualquier caso ustedes acaban de llegar, sería muy descortés hacerles andar de vuelta sin descansar. Pasaran aquí la  noche y no quiero que nadie los moleste— eso último se lo dice a los Sentinellas. Hace una seña con la mano, Zachelle se levanta y le imito— les mandare a llamar cuando vayamos a partir— ¿eso es todo? Zachelle niega levemente con la cabeza. Nos guían hasta una habitación en el mismo edificio. Apenas cierran la puerta cuándo entramos, Zachelle suspira.


— ¿Esto es común?— Pregunto, sentándome en la cama. No pienso dormir, pero la otra opción es esperar de pie.


— No lo sé, ella es diferente ¿Sientes algo raro? ¿Cómo si estuviéramos en una trampa?


— No.


— yo tampoco… Estuve pensando que íbamos a morir, y no quisiera morir aquí.


— si vas a morir no te vas a dar cuenta de donde lo vas a hacer.


— Aun así no me gustaría morir aquí— nos quedamos toda la noche hablando, ninguno quiere que al final nos tomen por sorpresa, ya que aunque las cosas estén bien por ahora no quiere decir que no estemos en peligro ¿Quizá esperaban a Vahard en persona?


Cuando comienza a salir el sol tocan a la puerta y nos dejan dos bandejas con comida. De nuevo hablamos poco, Zachelle hace algunas bromas sobre oler la comida para ver si tiene veneno que a mí no me hace gracia. Me cambio la ropa a insistencia de Zachelle, y luego esperamos  a que nos llamen. Es la misma Ilkad quien viene por nosotros.


— Si nos vamos ahora llegaremos mañana por la tarde— Muy rápido.  Aun estoy intentando averiguar cómo es que llegaremos tan rápido cuando salimos y encuentro en que iremos. El carruaje es grande y tiene más caballos que uno normal—  Es el único disponible por ahora, si queremos llegar rápido y terminar con esto— Zachelle y yo solo nos miramos, ninguno tiene otra forma de ir y que ellos lleguen primero no es una opción. No tenemos un plan para esto. Ella sube primero, le hago una seña a Zachelle para que suba él y luego yo. Solo nos acompañan un sentinella dentro, pero escucho al menos a otros cuatro afuera cuando comenzamos el camino. Ella suspira— no es una trampa.


— solo somos cuidadosos.


— Todos deben pensar que estoy perdiendo la razón, pero no es complicado de entender. Mi mejor amigo fue un Sentinella, le conocí desde niña, era  maravilloso verle al usar su habilidad porque podía crear ilusiones. Murió intentando conquistar un territorio.


— Lo siento mucho.


— No es tu culpa. Siempre me conto como había llegado aquí, y como extrañaba su vida. Me hizo ver todo como él lo veía. Sé que ustedes solo quieren ser libres. Yo no quiero perder a más personas valiosas como él— ah, cuando dice eso, todo lo que he escuchado sobre ella tiene sentido. Ella esta tan cansada de la guerra como nosotros, y ella ni siquiera lucha. Hasta ahora he dejado que Zachelle hable,  pero no evito mis palabras.


— Serás una buena gobernante aunque digan lo contario. Querer arreglar las cosas no es debilidad. 


— Gracias— No nos volvemos a hablar en el camino. Zachelle me habla sobre las cosas que vamos viendo por una de las ventanas. Para cualquiera pareciera que Zachelle se ha relajado, pero yo le conozco bien y sé que solo esta fingiendo, como siempre, es demasiado bueno fingiendo.  Pero a mí ya no logra engañarme.  Cuando anochece nos queda claro que no podemos pasar otra noche sin dormir y estar atentos, así que nos turnamos para dormir. Yo me quedo reclinado en la madera del carruaje, Zachelle me usa de apoyo cuando duerme.  Es el peor viaje que he hecho, ni siquiera los leves descansos que hacemos para desentumirnos funcionan como distractor.


— Rahn ¿ella no es…?— queda poco para llegar a Firah por fin, es el último descanso que hacemos, y a partir de aquí  Zachelle y yo iremos caminando.  Miro hacia donde Zachelle me señala, Vanna viene con nosotros, y apenas me he dado cuenta— ¿hablaras con ella?


— No. Es más importante llegar a Firah, podría ir ahora mismo pero no te dejare solo.


— Que considerado… ¿algunas vez pensaste que serias tu quien lograra esto? Sin nosotros no llegaría a Firah— mueve la cabeza en dirección a Ilkad.


— No te des tanta importancia, hubieran enviado a alguien más— se ríe.  Nos ponemos en marcha de nuevo, y por fin logramos llegar a la colina que lleva  Firah. Zachelle se adelanta para entrar a la ciudad primero, ya nos han visto llegar.  Vahard ya está esperando, y como ya cumplí con traerla aquí me sigo de largo por la calle. Quiero dormir y comer. Llego primero a la cocina por algo de comida y me la llevo directo a casa.   


Me despierta el ruido en la casa. No es un ruido fuerte, y se quien hace el ruido. Ya está todo oscuro. Me levanto de la cama y camino en la oscuridad hasta el recibidor. 


— ¡Maldición, Rahn! Me asustaste.


— ¿Acabas de regresar?


— Si. Quiero dormir.


— Entonces deja eso— son las cosas del viaje y no sé que más traerá ahora. Nos dirigimos a la habitación— ¿Comiste?


— Nos llevaron comida— escucho como sus zapatos terminan en algún lugar del suelo. Me abrazo a él, pasando una mano y una pierna sobre su cuerpo y apoyo la cabeza en su brazo. Nos quedamos así, en silencio— Estuve pensando mucho cuando estábamos en el carruaje. Pensaba en viajar contigo, a solas. Siempre recuerdo nuestro primer viaje por el bosque ¿lo recuerdas? Siempre ibas como lobo.


— Lo recuerdo. Si no fuera por ti ahora mismo seguiría en Melauth. Y seriamos enemigos.


— Me alegra mucho haberte encontrado— De nuevo el silencio, pero es un silencio cómodo y agradable. No sé quién se queda dormido primero, cuando despierto Zachelle  sigue durmiendo a mi lado. Ya está muy entrada la mañana. Cuando salgo de la cama y me estiro, Zachelle no se mueve. Le dejo durmiendo mientras voy a la cocina.  Todos están más alegres de lo que había esperado al tener aquí a una líder de la Federación, me alegra más darme cuenta de que Zachelle se equivocó y a todos les emociona dejar la lucha. Tomo dos platos con más comida de la que sirven y salgo después de despedirme de las chicas. Sera agradable tener algo que hacer sin preocuparse por una guerra.


— ¿Rahn?  Te estaba buscando.


— Vanna. No sabía que estabas en Vicatio.


— me enviaron allá cuando… paso todo ¿Estas ocupado?


— Comeré con Zachelle.


— Ese chico y tu ¿Ustedes dos…?


— Sí— respondo porque sé que es lo que va a preguntar. Ella mueve los pies, incomoda.


— Ya veo.  Lograste muchas cosas Rahn— No me da la sensación de que este feliz por eso— Nunca te gusto estar en Melauth ¿Cierto? Te molestaban mucho en la casa donde vivimos… Cuando te fuiste registraron todo, nos hicieron muchas preguntas y no entendíamos nada. No lo tuvimos fácil después de eso.


— Lo siento, pero eso no fue mi culpa. Disculpa pero esto se va a enfriar.


— Rahn, espera…


— Aquí estas, chico lobo. Me dijeron que habías pasado por la cocina y… oh estas ocupado— Zachelle se queda a unos pasos de nosotros, sus ojos pasan de Vanna a mí como si no estuviera seguro de que hacer.


— Llevo esto a casa ¿Tienes hambre?— camino alejándome de Vanna, ella no dice nada y Zachelle solo me sigue.


— No puedo creer que durmiera tanto. Me entere que las cosas van bien, Ilkad está siendo muy accesible y Vahard no pide demasiado, así que ¿A dónde iremos primero?


— Eso será una sorpresa— sonrió cuando hace una mueca.  Aunque las cosas no vayan bien con las  negociaciones hare que al menos salgamos de viaje, aunque tengamos que volver. Hay demasiado que ver para quedarse en un solo lugar.


Son cinco días los que duran hablando de lo que sea que tengan que arreglar.  Zachelle a veces me pone al día de cómo van las cosas pero no me interesa mucho, no cuando lo único que me importa es que va bien.  Por eso me encuentro sorprendido cuando me dice que tengo que ir con ellos a la celebración que harán para terminar el tratado, ya no negociaciones.


— solo unos momentos ¿Si?


— No me gustan las celebraciones.


— mucho ruido, lo sé.  Pero habrá comida— se ríe cuando no respondo. Escucho pasos acercándose y luego veo a Sahar en la ventana.


— Necesitan madera para la fogata de esta noche— son sus palabras, las dice mirándome a mi— solo unos pocos estamos en eso ¿quieres ayudar?


— Iré— me acerco a la puerta, y beso a Zachelle antes de salir. 


Encontrar madera en el bosque no es difícil, pero hoy estamos recogiendo más madera que de costumbre, y eso nos hace dar varias vueltas a la ciudad cargados de madera. Sahar y yo hablamos casi todas las vueltas que damos.


— Entrena conmigo, han pasado muchos días desde la última vez que estuvimos en los entrenamientos juntos ¿Crees que alguno de ellos quiera luchar conmigo? un Sentinella.


— Quizá.


— Habrá muchos de ellos por aquí después de hoy. Podrías preguntarle a alguno pero ninguno  estará contento si le pateas el trasero— eso la hace reír, aunque no es una broma. Los Sentinellas se supone que son de lo mejor, algo como eso no les haría gracia— y creo que ya es suficiente madera para una fogata, a menos que quieran incendiar toda la ciudad— ella es quien da la indicación de detenernos y regresar. Estamos reuniendo las últimas ramas secas, cuando distingo el olor del humo.   


— Sahar, ¿la fogata no sería hasta la noche?— Todos volteamos a la ciudad. Hay una columna de humo saliendo de la ciudad.


— Eso no es humo de madera— salgo corriendo, escucho las mediciones y los pasos de Sahar tras de mí.  Hay algunas casas quemándose y otros signos de lucha,  veo personas corriendo, heridos y otros ayudando a controlar el fuego. No me detengo a preguntar qué pasa, solo sigo  corriendo viendo los daños. Doy vuelta por una de las calles hasta la plaza,  tres sentinellas inconscientes, alguien me hace una seña para que entre a la residencia donde Vahard tiene sus reuniones. Resbalo en el suelo cuando me detengo, pues el lugar está lleno.  No parece que estén en problemas por aquí, no hasta que veo que nadie se mueve. 


Vahard está delante de todos, y lo primero que pienso es que hubo una trampa, pero Ilkad está de pie a su lado. No puedo verles las caras, así que me muevo y empujo a todos hasta llegar al frente. Vahard tiene una expresión calmada, e ilkad, con sus cejas muy juntas y los labios tensos es claro que esta molesta, y pronto descubro porque: Alguien está frente a  ellos, está rodeado por un círculo de personas, todas atentas al movimiento de la mano que sostiene un arma de fuego.  Vanna.


— Termina con esto, estas avergonzando y poniendo en duda mi autoridad— La voz de Ilkad es dura, firme. La mano de Vanna esta temblando. Le han entrenado para obedecer, y debe estar luchando contra ese instinto.


— No puedo. No puedo dejar que haga esto.


— Tus compañeros están fuera de combate, no tienes oportunidad— Vahard habla tranquilo, y entiendo que lo que sea que pasara no fue obra de Ilkad, ella sigue firme con la decisión de terminar con esto.  Vanna recorre a todos con la mirada, no hay ni una posibilidad por mas buena que sea, no puede defenderse de todos lados.


— no…— Su mano dirige el arma de Vahard a Ilkad— no puedes vendernos, no después de todo lo que hicimos, de todo lo que tuve pasar ¿Y ya? ¿Dónde está todo eso ahora?— Me adelanto un poco, podría quitarle el arma. Una mano me regresa a la multitud, cuando giro me topo con los ojos grises de Zachelle.


— no intervengas. Ella está muy alterada y no sé si verte le ayude— me susurra muy bajito, en mi oreja.


— ella es…— ¿Qué? Yo mismo dije que ya no la conocía. Asiento para darle la razón a Zachelle, de cualquier manera no soy bueno hablando. Escucho un siseo y un jadeo de sorpresa de los que están aquí.  El arma de Vanna ahora nos apunta, me apunta a mí. No me dice nada, yo tampoco hago el intento de convencerla de que no lo haga. Extiendo las manos y empujo a Zachelle tras de mí, sin despegar los ojos de Vanna. Puedo ver el dolor en ellos, cientos de reclamos y traición. 


— Detente ahora mismo— Vanna pega un brinco ante la voz autoritaria de Ilkad. Ella se gira, algo me empuja al  mismo tiempo que Vanna apunta a Ilkad, veo como su expresión cambia, como el miedo y la inseguridad desaparecen y sé que va a disparar.  Algo me empuja hacia adelante al miso tiempo que decido correr hacia ella.


El disparo es estruendoso y hace que me zumben los oídos. El disparo hace que todos se pongan en movimiento, y de pronto Vanna se encuentra prisionera de nuevo. Todo me parece que se mueve rápido y lento, no puedo decirlo.


— ¡Rahn!— alguien me mira con el horror marcado en la cara. Por un momento pienso que el disparo me ha dado, pero no siento ningún dolor. Ilkad está en el suelo, pero ya se está levantando, sus manos llenas de sangre, su boca abierta en un grito que no escucho. No parece que le hayan disparado a ella,  el olor de la sangre me marea,  todo a mí alrededor parece girar cuando comienzo a mirar de donde viene esa sangre, por eso y porque el olor de la sangre tiene un olor familiar para mí. Reconozco las ropas que le vi ponerse esta mañana.  El aire se va, algo dentro de mí se retuerce de forma desagradable, y no sé como consigo caminar y arrojarme al suelo junto a Ilkad y sus manos ensangrentadas, las aparto de un manotazo y ahora son las mías las que terminan llenas de la sangre de Zachelle. El sonido regresa de forma abrumadora.


— él me tiro  al suelo… me aparto de…


— Zach… Zachelle…— Mi voz tiembla mientras le sostengo más contra mí— vamos, no puedes… no puedes hacer esto... aun no te muestro nada y…— Zachelle intenta respirar, intenta hablar, pero no puede. Alguien llama a un curandero mientras limpio las lagrimas del rostro de Zachelle, mis dedos dejan líneas rojas allá donde tocan. Siento mis propias lágrimas en mis mejillas, porque ninguno de los que están aquí puede sentir como se va la vida de la persona que amas. Zachelle y yo nos miramos, diciéndonos todo y nada con la mirada, solo existimos nosotros dos. Le abrazo— No, te daré un último beso. Quédatelo, me lo darás cuando nos volvamos a ver— él me mira, juro que veo esa chispa de diversión en sus ojos, una sonrisa casi inexistente. Luego sus ojos dejan de mirar, tengo que cerrarle los ojos con una mano temblorosa. El dolor es tan insoportable, como si me rompiera en pedazos o como si hubieran arrancado una parte de mí. Así ha sido. Mi grito me lastima la garganta, se convierte en un aullido. Y todo se vuelve nada desde entonces.


 


 


 


 


 


 


Rahn:


Lamento no haber venido antes, pero organizar todo para la nueva ciudad es más complicado. Sé que no te interesa, pero al menos estarías al día con las noticias. Ilkad vino a verte hace unos días pero no dejaste que se acercara, volvió después pero no estabas, quizá notaste las flores que dejo en su lugar.


Llovió hace unas noches, mi idea de construirte ese refugio fue buena al final. El lugar que escogiste para Zachelle es hermoso, a él le hubiera gustado mucho estar allí…todos le extrañamos. Y maldición, ni siquiera sé porque escribo esto si no se si lo leerás, o si sabes leerlo, y te odio por convertirme en una chica que llora, no puedo parar de llorar ahora pero eso no me impedirá patearte el trasero cuando vengas.


 


Sahar.


 


Rahn:


Realmente lo extrañas ¿no? Ha pasado ya un tiempo… Te vi con Ilkad el otro día, aunque ella te tenía miedo, me reí mucho cuando intento acariciarte y no la dejaste. No somos completamente felices, Rahn. Te podemos escuchar todas las noches, aullando en medio de las estrellas ¿Sabes que él no te responderá? Me duele pensar que sigues esperando que algún día responda, yo no entiendo cómo eres cuando estas en forma de lobo, el único que te entendía así ya no está. Si no regresas pronto estarás fuera de forma y será fácil para mí hacerte comer polvo.


Sahar.


 


 


 


Rahn:


Muévete, haz algo, lo que sea. No soporto verte solo cuidándole aunque ya no lo necesita.


 


Sahar.


 


Rahn:


Comienzo a pensar que no vas a volver.


Sahar


 


 


 


Rahn:


Vi a Vahard contigo. Me ha dicho que para ti es más fácil ser un lobo ahora y que posiblemente no volverás a ser un humano, que posiblemente quieras morir pero tu instinto no te permite seguir a Zachelle a donde sea que haya ido. Aunque sigues aquí, te has ido con Zachelle, por fin lo entiendo. No dejare que nadie te moleste, y voy  a seguir pendiente de ti como le hubiera gustado a Zachelle.


Hasta que vayas a reunirte con él.


Sahar.


 


 


 


Hoy ya no estás. No te encontré yo, o te hubiera gritado por hacerme llorar de nuevo. Hace muchos años que no lloro.  No estoy triste, no puedo estarlo aunque llore,  por fin te has ido con él ¿Cómo sería un día triste? Cumpliste la promesa que le hiciste: Nunca le dejaste, nunca te fuiste. Ahora solo espero que cumplas la otra parte de la promesa y le encuentres pronto. 


Nunca viniste a la ciudad, hubieras estado contento al ver que por fin teníamos un lugar para nosotros. Aún hay muchos a los que no les gusta, pero ahora podemos defendernos mejor. No sé si te gustara saber que te has vuelto una leyenda para los viajeros y que tu historia se conoce en muchos lugares aunque la he escuchado de muchas formas distintas, todas terminan con el lobo solitario del campo de estrellas de Firah, cuyos aullidos arrullan a los que duermen en la ciudad. Esa es la parte que más odio, porque creo que con el tiempo aprendí a entender lo que decías con esos aullidos. Me hubiera gustado ayudarte de alguna manera.


Te extrañare. Pero estoy feliz.  

Notas finales:

 

Este es uno de los capítulos mas dificiles que he escrito, llegue a pensar en dejarlo todo así, pero la historia debe continuar. La razón del doble capítulo es que no podia simplente dejarlo así en este punto y por eso tienen otro capítulo. 


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