Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Esfúmate «HunHan» por Romanella

[Reviews - 16]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

—Ya, no te muevas…— Gruñó BaekHyun.

—Es sólo que me duelen los jalones, ¿Tan mal está?— LuHan sólo suspiraba para asimilar el dolor que implicaba el simple paso de un cepillo por sus hebras magulladas y secas.

—Es imposible. Me da miedo tirarte más pelo, creo que ya tienes un par de huecos que dejan ver tu cráneo, así que es suficiente, tenemos que optar por algo más.— El castaño limpió su sudor, el cambio de look de LuHan estaba siendo demasiado exhaustivo.

—Vamos a rendirnos, esto es un caso perdido. Soy un horrible desastre, no soy lo suficiente para mi esposo. Doy asco.— Murmuró resignado, abrazándose a su nuevo amigo, no tenía ganas de salir nunca de ese escondite.

—No voy a dejar que eso pase. Mira lo que hice, ni siquiera te han dado ganas de ver en el espejo el resultado de lo poco que sé de maquillaje. Creo que luces lindo.— LuHan, ya sin tener expectativas, volteó a mirarse.

Todo era un caos, era como si la depresión y miseria de LuHan se empeñara en salir a flote, como si fuera inmortal e invencible. Había tratado de tapar las ojeras y las manchas provocadas por su falta de alimentación, pero ninguna pintura había sido lo suficientemente fuerte. Sus pestañas lucían ligeramente más curveadas, pero el cansancio no se disimulaba del todo. Y sus mejillas y labios tenían un suave colorete rosado que daba un toque aún más bizarro a esa palidez incómoda de ver.

—Creo que mejoré un poco, ya no luzco como al borde de la muerte. No me parezco al de la foto, pero creo que me veo aceptable.— LuHan comenzaba a sonreír, luego de verse por más de diez minutos en el espejo. Parecía un niño inocente, mirando un regalo nuevo, él en verdad estaba ilusionado a más no poder.

BaekHyun sólo hizo una mueca de pena, ya no podía parar de mentir.

—Te ves precioso, debo aprender más cosas de maquillaje, pero creo que no está mal.— Dios, estaba horrible.

—Estoy muy feliz, al inicio estaba escéptico, creí que sería imposible, pero ya quiero que me vea SeHun, por fin podré complacerlo como se merece, es más, vámonos de una vez…

—Espera campeón, ¿No tienes gorros? Con eso podemos tapar tu pelo y ve a ponerte un abrigo elegante y fino, cómo vas a adquirir más confianza si te vistes con esta ropa tan grisácea, holgada y vieja, incluso ya está rota LuHan, cualquiera podría confundirte con un vago.— El rubio fue con una rapidez impresionante a su alcoba, dando brinquitos como niño contento.

Tenía que hacer una llamada urgente, o todo habría sido para nada.

—¿Necesitas algo idiota? Veo que tienes mucha valentía para llamarme, no te he dado esa confianza.— BaekHyun apretó sus dientes con fuerza, tragándose el coraje que le invadía por saber que SeHun había dejado a LuHan por tremenda escoria.

—Perdón por molestarte KyungSoo. Es sólo que me ha llegado un paquete de Vogue, creo que es la pulsera de jade que pediste y no sé a dónde enviártela, te la pasas de un lado a otro.

—Mhm, pues yo sí tengo vida, ¿Será por eso? Agh, como sea, ahora mismo vengo en el coche con SeHun, vamos a ir a la empresa. Mándalo a su oficina, él lo recibirá por mí porque yo estaré en una sesión de fotos.

—Está bien, gracias por contestarme, adiós.— BaekHyun colgó con una amplia sonrisa en su rostro, ellos no estarían juntos, no había ningún problema de llevar a LuHan.

—¿Y ahora?

LuHan estaba bien, o algo así. Era cierto que no lucía ni un poco como el radiante, sensual y bello rubio de hacía unos años, pero no podía decirle que su enferma y patética ‘fealdad’ sólo terminaría si cambiaba de vida.

Tenía que ser buen amigo, subirle el autoestima, orientarlo para que SeHun se sorprendiera por el cambio actitud, ver que LuHan no era ese ser miserable sin luz…

O mínimo así podría ignorar el humillante intento de cambiar su físico deplorable.

—Luces precioso. Déjame acomodarte ese abrigo, Dios LuHan, vamos, párate un poco más erguido y sonríe más…—Ordenó con positivismo, acomodando el gorro felpudo que escondía sus mechones sin vida.

—Él volverá a amarme BaekHyun, él volverá a amarme…— LuHan con sus manos temblorosas tomó el labial, retocándose una y otra vez la silueta de sus labios con dedicación. Él podía tener una esperanza, no todo estaba perdido….

 

 

 

Gracias por recibirme amor, tenía que salir de ahí a como diera lugar.— SeHun besó sus labios con fuerza y brusquedad, tomándolo firmemente de la cintura hasta dejar visibles arrugas en su camisa blanca.

—Agh, asco. Me metiste la lengua hasta la garganta.— KyungSoo arrugó su nariz, desvistiéndose por su propia cuenta, tendrían un acostón rápido, y después lo echaría. Jamás platicaban de cosas triviales, mucho menos para conocerse más allá del plan sexual, y no empezaría ese día, qué flojera.

Ademas, cuando apenas comenzaban a verse, SeHun hablaba todo el tiempo de su esposo, como una obsesión brutal y difícil de detener, ahora todavía lo hacía, pero mínimo cuando tenían sexo ya se sentía que estaba con él, con KyungSoo.

Y eso significaba que comenzaba a enamorarse, por lo que pronto terminaría el chiste de estar con su sexy capricho. No descansaría hasta quitarle todo a LuHan, y no veía muy lejano aquello.

—Lo lamento. Es sólo que no puedo creer que haya perdido tantos años a su lado, me da rabia. Hubiera querido conocerte antes que a él, precioso.— SeHun sintió un pinchazo en su corazón, no podía creer que estuviera diciendo eso, pero se convenció mentalmente de que esa palabras eran la absoluta verdad.

—Pues qué esperas, mándalo a la mierda. Tengo los mejores abogados del país, les puedo dar tu caso para que en menos de media hora, ya seas un hombre soltero. Sólo es cuestión de que dejes de ser un cobarde.— Aclaró, acostándose en la cama para ver cómo el contrario se quitaba toda su ropa ante sus ojos con lentitud.

—Es que mierda, hemos pasado tantas cosas juntos que es complicado. Puedo decir que él salvó mi vida, sin duda alguna. Yo lo amé más que a nada en el mundo. Todo era miseria cuando lo conocí y lo arregló, creyó en mí, me ayudó sin pedirme nada más que amor, él salvó a mi mamá de seguir siendo prostituta, me eligió a pesar de ser un hombre miserable, sin futuro y destructor. Me cuesta separarme por él, no porque sigamos amándonos como antes, nuestro matrimonio está a un paso de ser ridículo, es sólo que soy todo lo que tiene, es tan indefenso y no sé si lo pueda soportar.

—Ay, pues nos haría un favor si se matara del dolor, pero sabes qué creo, que no tiene el suficiente valor de hacerlo. Nadie lo quiere, ya ni siquiera su esposo, que le prometió amarlo hasta la muerte, su mamá lo abandonó, no tiene amigos, su vida ha sido bastante horrible y aún así te sigue esperando despierto todas las noches, es fuerte y perseverante, ya lo superará. No puedes estar atado a él para siempre, tienes que rehacer tu vida. Le haces más daño al darle ilusiones de que puede reconquistarte. Por lo que he visto en las fotos, es muy lindo, puede conseguirse a alguien como tú en segundos, así que deja de quitarle el tiempo…

Y por alguna razón, esas palabras hicieron una fuerte opresión en su pecho, además, su garganta se cerró, como si un miedo inexplicable le hiciera difícil el respirar. No podía imaginar a su esposo al lado de un hombre que no fuera él.

Era patético y no creía que pudiera pasar, LuHan tardaría un buen tiempo en poder superarlo.

—Como sea. Me ama demasiado, no hay manera de que lo tome bien. Y no quiero ser un malagradecido que lo deja ya cuando está reconstruido y enamorado de alguien mejor, le debo un favor, y ése es no destruirle la vida con mi partida, pero cómo…

—Debes hacer que te odie. Cambia todo el amor que te tiene por repugnancia. Así lo que más querrá es que te alejes de él. Hazle la vida imposible hasta que se fastidie. Cuando estén divorciados ni va a pensar en ti por el coraje que te tiene por haberlo tratado tan mal.

—No sé si pueda hacerlo. Ni siquiera puedo gritarle o insultarlo, por alguna razón, es demasiada la culpa que me invade.

—Yo tengo el remedio perfecto para eso…

Lo único que SeHun no sabía, era que el amor de LuHan era incondicional y eterno.

 

 

 

—¿Te sientes mejor mi amor?— Preguntó el pelinegro, tomándolo de la mano para salir juntos del estacionamiento de la empresa, muy a pesar de las miradas acusatorias de los empleados que sabían de la situación.

—Sí.— KyungSoo contestó sin ninguna emoción, ese día algo era diferente.

Se sentía ansioso y muy enojado, pero ya no era nada relacionado con SeHun y su estúpido abandono en su cumpleaños, SeHun era el menor de sus problemas ahora.

Debería estar furioso con él desde el momento en que despertó, no podía ser que inconscientemente seguía prefiriendo a su esposo a pesar de todo lo que habían vivido.

Sin embargo, había abierto los ojos y se le había abalanzado directo a su miembro, con ansiedad de sentir alguna emoción, algo que le hiciera olvidar a aquel imbécil del bar

Había sido inútil.

—Qué tienes, estás súper distraído desde la mañana, pensé que estabas mejor después de lo de ayer. Ya hasta me arrodillé bebé, no me hagas esto— SeHun se detuvo, antes de entrar a la empresa tenía que asegurarse que entre los dos no había enojos ni rencores.

Cuando el pelinegro se quedó a escasos centímetros de sus labios, sólo sintió asco. Las imágenes de la noche anterior le hacían cosquillas en la boca del estómago, por qué la sonrisa de JongIn tenía que repetirse una y otra vez en su mente si sólo era una de los tantos chicos a los que ilusionaba, botaba y olvidaba casi al momento.

—Cállate, estoy bien, deja de molestarme.— Le dio un piquito, no podía darle más con esos malditos labios tan similares a los del moreno, era difícil, pero ya lo superaría, era el gran Do KyungSoo, nadie pasaba más de dos semanas en su cabeza y menos alguien tan corriente como JongIn.

—En verdad lamento lo de tu cumpleaños, se me pasó. Pero déjame recompensarte, vamos a divertirnos en mi oficina, cerramos con llave, y después me dejas consentirte sobre mi escritorio. Un par de veces no es suficiente para mí, necesito sentirte más o no me concentraré en nada. Eres increíble…—SeHun mordió su oreja, tomándolo posesivamente de la cintura.

—Es una sesión de fotos importante idiota.

—Eso nunca nos ha importado cariño, ya después les explicas, ellos siempre hacen las cosas a tu manera, anda, ven…

—Está bien, pero hazlo rápido, y no quiero que me beses.

—En todo el día no me has dejado devorarte la boca, ¿Qué pasa?

—Me duelen los labios, creo que me herí al morderme por accidente.

¿El moreno estaría pensando también en él?

 

 

 


—Espero y SeHun no me regañe por maquillarme, supongo que va a entender, después de todo, lo hago por él. Además, creo que es algo muy natural.— LuHan mordía su labio con nerviosismo, ya se había sacado un poco de sangre, pero no importaba, era lo de menos.

—Debiste cambiarte esos tennis, están llenos de lodo y mugre, desencajan totalmente con el abrigo.— BaekHyun regañó, sacando de la guantera de su viejo auto unos lentes oscuros, poniéndoselos al rubio para ocultar lo hinchados que estaban estos.

—Es que SeHun solía comprarme ropa y zapatos, es imposible que lo haga por mi cuenta porque no me deja salir al centro comercial, dice que soy muy tonto e inútil y me perdería. Pero desde hace tiempo que ya no me trae nada.

—Yo te llevaré algún día, ese imbécil no puede decirte que hacer.— Frustrado, estacionaria su auto en un rincón, habían llegado.

—Este lugar no me trae buenos recuerdos.— LuHan comentó con tristeza.

—¿Ya habías venido antes?— Mierda, eso no lo había tomado en cuenta. Si los empleados sabían que él era el famoso esposo, se burlarían, más si los gemidos de KyungSoo eran catalogados como los más ruidosos, cada oficina era cómplice de la vulgar infidelidad por culpa de esos malditos.

—Sí, sólo un par de veces, después de eso, él prohibió rotundamente que yo viniera, dice que no puedo corromper su espacio, que necesita privacidad, y yo lo entiendo, además si yo viniera, no podría evitar celarlo, y actitudes estúpidas sólo lo distraerían de su trabajo.

Ese maldito manipulador…

—Bueno, ya sabes, debes caminar con elegancia, levanta tu mentón, sonríe mucho, pórtate muy cordial y no le hables ni tengas contacto con absolutamente nadie, estas personas son malas y el señor SeHun es muy codiciado, todos lo odian por su alto prestigio, así que no hagas caso a los malos comentarios. Lúcete con esa linda personalidad que te cargas, pórtate como eras antes, eso es lo que va a dejar con la boca abierta a SeHun, él piensa que la persona con la que se casó, murió, pero no es así, ¿Verdad?

—Yo sigo aquí, ya basta de llorar y lamentarme, haré una ultima lucha por recuperar lo que es mío…

—No te traje para recuperarlo, sólo quiero que él sepa qué es lo que puede perder, que recuerde el gran tesoro que es LuHan, que se arrepienta.— BaekHyun estaba perdido, aquello comenzaba a verse como una idea cruel que sólo dejaría heridos.

Los dos bajarían del auto, adentrándose al elevador que los llevaría a las oficinas de las personas más importantes de la empresa.

Sintió mucha pena cuando todos se rieron y burlaron una vez que notaron la presencia del rubio, la mayoría murmuraba cosas sobre el ‘miserable, feo y ciego’ esposo del juguete de KyungSoo.

—No entiendo por qué tanto escándalo por mí, hace tiempo que no vengo, creí que ni siquiera se acordarían de mí.

—Tú no escuches, son chismosos, es todo…

—Estoy muy nervioso, pero creo que me gana la emoción. Imagínate que SeHun me invite a tomar algo, como cuando éramos novios, si estoy bien arreglado y vestido, ya no le daré vergüenza con los socios de la empresa, ¿No crees?

—Claro que sí, incluso pensaba que…

—¿BaekHyun?— El nombrado cerró sus ojos con fuerza, escuchar esa voz era lo que menos necesitaba ahora. Miró el agarre que aquel hombre tenía ejercido sobre su diminuta muñeca, enojándole aún más. Con determinación, se zafó.

—Ahora no puedo hablar señor, tengo asuntos pendientes…—Le dio la cara, diciéndole esas palabras para tratar de salir de ahí, pero era ChanYeol, ese hombre era necio a morir.

—Es tu día libre, pero necesito urgentemente que vengas a mi oficina, es algo relacionado con las ventas de mi hijo.— ChanYeol estaba ebrio, por no decir bastante, lo cual, incrementaba su absurdo nivel de enojo.

—Le dije que no puedo, usted no me paga por hoy, así que no es mi responsabilidad, dígale a Cassie, o qué sé yo, ella le atiende cada vez que quiere, ¿No?

—¡Ya basta, tú vienes conmigo!—Gritó. BaekHyun esta vez retrocedió dos pasos, la cosa era grave, pues por primera vez, el dueño de la empresa había perdido la compostura enfrente de sus trabajadores, hasta ese momento, su apariencia y prestigio era mucho más importante que si quiera dirigirle una simple mirada.

—No me grites ChanYeol, te puedo escuchar perfectamente. No puedo creer que estés ahogado en alcohol…

—Te necesito…—El castaño abrió la boca por la impresión, quién era ese hombre.

—Cállate ¿Quieres que nos descubran? Ay, no digas más, todos nos están mirando, iré a tu oficina, pero sólo tienes cinco minutos.— Murmuró.

Si lo dejaba hablar, soltaría todo, además, no podía arriesgarse a que incluso lo tocara de más, menos que intentase besarlo.

—Ve Baek, yo estaré bien, puedo ir con SeHun solo, sé dónde está su oficina. Tienes cosas más importantes qué resolver, me regresaré en autobús y estando en mi casa, yo te llamo para platicar de cómo nos fue, ¿si?—LuHan sonrió, besando la mejilla de su amigo para darle la seguridad que necesitaba para enfrentar a su fatídico amor de su vida.

BaekHyun asintió, emprendiendo el camino que llevaba a la oficina de su amante, o lo que fuera aquel sujeto.

—¿Quién era esa persona? Luce muy mal, tiene facciones bonitas, pero da lastima de sólo verlo.

—Es el chico al que tu hijo le destruyó la jodida vida...

 Después de un rato, LuHan supo ubicarse.

—Hola, disculpa, ¿Sabes dónde está la oficina del señor SeHun?— Tímidamente, le preguntó a una señora que con tranquilidad barría los lujosos pasillos. Ella ni siquiera le veía a los ojos, pues no lo tenía permitido.

—Mhm, es ésa niño. Pero dudo mucho que pueda pasar ahora. Mire, la mujer que está en el escritorio de afuera, es su secretaria, ella le puede decir mejor.— La anciana le señaló una puerta de metal ancho, con un letrero que decía ‘Heredero de oro’ en ella. Al parecer su esposo tenía un alto cargo en la empresa, pues era la segunda puerta más elegante y sofisticada, sólo por debajo de la que había entrado BaekHyun con ese señor. Aunque el apodo en la placa no lo tenía claro.

—Bien, muchas gracias…

—Espera, mastica esto, tus dientes amarillentos me dicen que no te has lavado los dientes en un buen tiempo.— La señora dijo con ironía, extendiéndole un chicle de menta.

LuHan lo tomó avergonzado, había olvidado por completo hacerlo.

—Hola, ahm, vengo a ver a SeHun…

—El señor no puede verlo en este momento, ¿Quiere dejarle un mensaje?

—No, no, no. Es que soy alguien especial para él, si usted le dice quién soy, va a querer atenderme.

—Tengo órdenes de no dejar pasar a absolutamente nadie, por ningún motivo, y menos ahora, está muy ocupado. Lo siento.— La chica hizo una mueca de pena.

—Ocupado con qué, mire, sólo vengo a saludarlo, le robaré diez minutos a lo mucho, lo prometo.

—Ni si quiera sé quién es usted, su apariencia desencaja con las personas que vienen a visitar al señor, así que perdóneme, estoy perdida.

—Me llamo LuHan, soy su esposo.

Los colores en el rostro de la chica desaparecieron, además, empezaría a temblar con fuerza. Era como si de repente se pudiera sumamente nerviosa.

—Tiene que irse, se lo suplico. No es buen momento, váyase o me van a correr…— Sin llegar a lastimarlo, lo tomó del brazo, jalándole suavemente a la salida.

—Perdón, pero quiero ver a mi esposo.— Él no se iría de ahí sin saber qué era lo que pasaba.

—Señor, es por su bien y por el mío, venga cuando tenga cita y mi jefe esté enterado, ahora no.— La chica conocía muy bien la situación, hacia unos quince minutos, SeHun y su amante, habían terminado su primera ronda de sexo, ahora sólo estaban tomando un ligero descanso, pero pronto volverían a surgir los fuertes gemidos de KyungSoo, haciendo eco en todo el lugar.

Y si SeHun se enterara que por su culpa, su esposo había descubierto la infidelidad, su vida estaría terminada, jamás podría encontrar otro trabajo.

Además, pobre hombre, se veía deshecho y eso que no conocía la verdad, lastimaba de sólo verlo, era denigrante que alguien viviera con esa apariencia tan desagradable.

—Tendré que ir por el guardia, vendrá a sacarte a la fuerza.— La secretaria se fue casi corriendo, era crucial llegar antes de que la tragedia pasase.

LuHan, por otro lado no sabía qué hacer. No había por qué tener miedo de su visita, sólo serían unos minutos. Así que sin más, se acercó a la puerta para tocarla con sus nudillos, a pesar de que se estaba arriesgando demasiado, no era lo suficientemente valiente como para abrir sin permiso.

—¿SeHun? Soy yo, sé que no debo venir, pero quiero darte una sorpresa, sólo serán cinco minutos, pero si tú quieres podemos ir a almorzar, o platicar un rato. No te enojes cariño, dame una oportunidad de mostrarte mi regalo.— LuHan acomodó su abrigo, peinándose sus mechones salientes y acomodando las gafas oscuras, en verdad quería verse guapo para él.

 

 


—¡SeHun! Amor, necesitaba verte.— LuHan sonrió. Había esperado por más de cinco horas a su esposo en las escaleras heladas afuera de la empresa. Posiblemente estaban a cinco grados bajo cero, ya no sentía sus extremidades, sus ojos lloriqueaban y el dolor en la garganta le predecía una enfermedad mortal. Pero había valido la pena.

En sus brazos, estaba un perrito que había captado su atención durante tanto tiempo de espera. Era pequeño, y parecía tener hambre, por lo que compró una lata de comida de perro que devoraría en menos de cinco minutos. A SeHun le asustaban los animales, así que trató de echarlo de su lado, pero el pequeño insistía en acurrucarse en sus piernas, sólo esperaba que su esposo no se enojara tanto.

—Cállate, cómo puedes ser tan idiota de venir a buscarme. Me estás asfixiando, dame privacidad, ¿Quieres?—LuHan lo miró. Su esposo tenía los ojos rojos y apretaba los dientes con mucha fuerza, como si no pudiera contener tanta ira.

—Es que llevas tanto sin ir a casa, me preocupé, además, quise traerte el almuerzo, debes estar hambriento después de pasar tantos días aquí.— Dijo sumisamente, extendiéndole la bolsa negra que pesaba un poco, pues había puesto mucho empeño en la elaboración de su platillo favorito.

—¿Y no crees que no voy a la casa porque estoy trabajando? ¡Estoy harto!— Gritó, tomando su almuerzo para tirarlo en el bote de basura más cercano, todo ante la mirada del rubio.

—Yo, lo lamento, es que necesitaba verte cariño…—Tenía retenidas lágrimas en los ojos, como presas en una cárcel de sufrimiento.

Eres insoportable. Sólo vienes a molestar, en cualquier momento puede pasar un amigo mío y es vergonzoso que vean que mi esposo es alguien como tú. Ni si quiera te bañaste, tienes cara de no dormir y tus labios están de lo más resecos. Les voy a tener que decir que eres mi sirvienta, o algo.

SeHun se había convertido en un hombre violento en la vida diaria de su matrimonio. Era grosero y altanero, pero a pesar de todo, eran pocas las veces que le había hablado así, como si tratara de humillarlo a como diera lugar.

—No me digas cosas así mi amor, yo sólo, te extraño…— Las gotas de dolor no se tardaron en llegar, tapándose la cara porque no quería dejarle ver que lo había lastimado, no quería que SeHun tuviera alguna sensación de arrepentimiento por su culpa.

—¿Y quién es tu amigo, ah? Sabes que odio a los animales.

—Quería pedirte permiso para poder quedármelo, es tan tierno, y creo que me quiere, así ya no me sentiré tan solo en casa. Por favor mi amor, yo tendré mucho cuidado con el aseo, veré que se porte bien.— LuHan estaba rogándole, en verdad necesitaba compañía, quería tener algo que le perteneciera en verdad. Tomó su camisa como súplica.

—¡Te dije que odio a los putos animales! ¡¿Eres sordo?!—Gritó a todo pulmón, tomando la muñeca de su esposo para apretarla con fuerza y hacer que éste lo soltara, haciendo sonar un hueso que había tronado sin más.

LuHan asintió, iba a acercarse a besarlo como despedida, necesitaba llevar al perrito a un refugio que le pudiera encontrar un verdadero hogar. Sin embargo, SeHun le arrebató al animal, sonriendo con maldad antes de soltarlo en el suelo, aplaudiendo con fuerza a escasos centímetros del perro para hacerlo asustar.

El rubio quería atraparlo, pero fue detenido por su esposo. Así que sólo vería como su único y fiel amigo se iba corriendo a un rincón de por ahí.

—Te pediré un taxi para que te vayas a casa…— Dijo con indiferencia, sacando un cigarro de su saco antes de volverse a meter a la empresa.

Fue el día que marcaría el infierno de un solitario ángel.

 

 

 


—Mierda…— SeHun dio la estocada final, precisa y dura. KyungSoo sólo mordió su labio, empañando aún más el vidrio del escritorio, pegando su frente en él, tenía que tomar un corto descanso antes de volver a la segunda ronda.

SeHun pasó su mano caliente por la larga y sudada espalda de su amante, dándole una fuerte nalgada en su hermoso trasero, provocando un brutal gemido.

—¿Tu miembro nunca va a salir de mí? Tus palpitaciones me están poniendo incómodo— KyungSoo peinó su pelo, limpiando toda la saliva que se había atrevido a salir de su boca.

—Espera, me estoy reponiendo.— SeHun respiró profundamente, saliendo del interior del amor de su vida, estirándose para poder disfrutar de todo el placer que seguía recorriendo su cuerpo a través de su torrente sanguíneo.

—Ya, vuélvete a meter. No he quedado satisfecho.— El cantante se sentó en el escritorio, abriendo sus piernas ampliamente, desesperado por volverlo a intentar…

Se sentía jodidamente mal, era como si SeHun fuera un medicamento inservible para su cuerpo, no curaba ningún malestar emocional. El idiota era demasiado bueno en lo que hacía, por eso lo seguía soportando, pero esta vez ni siquiera había estado cerca de poder culminar, su erección había estado construida a base de puros recuerdos del día anterior y era asqueroso.

SeHun sólo rió, estaba tan excitado que pasó por desapercibido las conductas extrañas de KyungSoo. Se puso entre sus piernas, colocando su mano sobre su miembro, moviéndola de arriba hacia abajo, acercándose al cuello de su amado para poder lamerlo y mordisquearlo a su antojo.

El cantante comenzaba a sentir repugnancia, tanto por SeHun, como por él mismo. Quería sentir lo mismo que en el bar, no podía ser tan difícil…

Qué demonios le había hecho el miserable ése.

—Cariño, ¿Estás bien?

KyungSoo estaba a punto de decirle que parara, era obvio que no iba a funcionar. Sin embargo, cuando su amante gimió en su oído, los espasmos y la carga de energía en su cuerpo aparecieron por arte de magia, SeHun hacía los mismos sonidos que JongIn.

—Gime más, hazlo como lo acabas de hacer.— Gruñó como demanda, arañándole los brazos para hacerle entender que era urgente que lo hiciera. Y cuando así fue, no le quedó más que arquear la espalda, pues tanta excitación no le cabía en tan poco cuerpo.

Cerró los ojos, ayudándose con los sonidos de SeHun para imaginar al moreno…

—¿SeHun? Soy yo, sé que no debo venir, pero quiero darte una sorpresa, sólo serán cinco minutos, pero si tú quieres podemos ir a almorzar, o platicar un rato. No te enojes cariño, dame una oportunidad de mostrarte mi regalo.

—Quién demonios es, cómo tiene la osadía de hablarte así.

SeHun le tapó la boca inmediatamente, él podría reconocer esa voz en un millón de personas.

—Guarda silencio, es LuHan.— El cantante abrió los ojos con sorpresa, eso sí era nuevo.

—Amor, contesta. ¿Puedo pasar? Es que quiero que me veas, no me regañes, pero me he puesto lindo para ti, necesito que me ames como cuando nos casamos, sé que lo recuerdas…

KyungSoo, lejos de preocuparse porque tal vez fuesen a ser descubiertos, carcajeó, contagiando en risas a su amante, era tan ridículo. Los dos se burlaron hasta que el aliento se les terminó.

—Sí, aquí estoy LuHan, pero no tengo tiempo, vete.— SeHun puso sus ojos en blanco, ese chico era todo un fastidio, hasta escuchar su voz le ponía de mal humor.

—No seas malo SeHun, el espanto se puso lindo para ti, ¿Qué no escuchas?— KyungSoo hizo un falso puchero, aguantando las ganas de estallar nuevamente en risas.—Ese niño no se cansa de tus desprecios, deberías ser más duro con él. Ya empiezo a desesperarme, no quiero ser más la segunda opción para ti, no después de alguien tan repugnante como él.

—No mi vida, jamás podrás ser mi segunda opción, para mí, eres la única. Sabes qué, ese estúpido ya colmó mi paciencia. Quiero que veas que al que amo es a ti. Debes créeme, eres mi vida.— SeHun sonrió ampliamente, dándole un beso en su frente antes de vestirse con rapidez.

El cantante, al escuchar esas palabras soltó una risa burlona entre dientes, si SeHun supiera que para él, solamente era un pasatiempo, se arrepentiría de decir esas palabras tan osadas. Aún así, le parecía divertido el sufrimiento de LuHan, por lo que decirle la verdad y botarlo, no venia al caso.

—¿Quieres que te sirva whiskey? Ya sabes para armarte de valor.— Ofreció, sentándose en la silla principal de SeHun, quería estar en primera fila para disfrutar del show.

—No lo necesito. Creo que oficialmente no siento nada, y te lo voy a probar, lo voy a herir ante tus ojos y no voy a tener ni una pizca de arrepentimiento. Será el primer paso para que en los siguientes días pueda mandarlo a la mierda de una vez.

—¿Y así poder estar juntos, cariñito?

—He estado sufriendo, llorando lágrimas de sangre para poder convivir con alguien como él. Lo traté de lastimar a más no poder para que fuera fácil para él dejarme, aunque después tuviera que drogarme para soportar la culpa, o la lástima, después de todo, le tuve mucho cariño. Pero es un hecho que a ti, te amo, y muero por estar contigo, así que le tengo que poner un fin a todo esto.— SeHun abrochó su camisa, peinándose antes de salir a pisotearlo una vez más, a rematar lo que ya estaba a punto de morir en agonía 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).