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Esfúmate «HunHan» por Romanella

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Razón número dos, JongIn es pretencioso y horriblemente directo.

 


Era la madrugada, la garganta la tenía seca y su piel picaba, limpió las gotas de sudor en su frente, sentándose en la cama para luego prender su lámpara de mesa. Dios, era la veinteava vez que lo soñaba.

Golpeó su colchón con todas sus fuerzas una y otra vez, la sensación de frustración le escalaba por todo el cuerpo. Era KyungSoo, el ser más orgulloso y solitario, no necesitaba a nadie. Dominaba el mundo, todos hacían lo que él quería porque eran inferiores en todos los sentidos, si ordenaba que saltaras del puente, lo hacías porque era un honor que alguien como él te dirigiera la palabra, entonces, ¿Por qué se sentía así?

Ya no sabía qué hacer, estaba irremediablemente desesperado.

La situación empeoraba cada vez más, hace un mes, pensaba en JongIn una vez cada día, se reprochaba a si mismo, pero lo podía tener bajo control, creía que solamente era el enojo que le tenía al moreno por lo mal que habían terminado las cosas entre los dos, que a lo mejor, había dejado un cabo suelto que no le permitía seguir, pero se encontraría recordándolo con una sonrisa leve en el rostro.

Era asqueroso y abrumador, ya que ahora, pensaba todo el tiempo en ese idiota.

Como rutina para poder dormir, fue a su laptop, sintiendo el molestar en sus ojos por el exceso de la luz en plena oscuridad, pero qué iba a hacer, si era con lo único que podía tranquilizarse.

De memoria, tecleó lo que quería encontrar en Facebook, dando click con el temor de ser descubierto a pesar de estar solo.

Lo vio…

No era un perfil que tuviera muchas publicaciones, en realidad, no tenía casi nada, como si cosas tan básicas como tener una red social fuera demasiado moderno para él.

Solamente había compartido un video informativo sobre el hospital en el que trabajaba, siendo el más lujoso de la ciudad, JongIn lo narraba pues aparentaba ser alguien muy, muy importante, al grado de presentarlo como ‘el mejor cirujano del continente’, lo cual le parecía bastante sensual.

Se encontró viendo el video una y otra vez, pues con su bata y su traje impecable lucía increíblemente lindo, esos labios gruesos, su nariz recta y aquellos ojos tan profundos, acompañados con su piel caramelo, eran el paquete completo para tener a un hombre exótico y bello. Maldita mierda, era un martirio.

Jamás se había sentido así…

Pasó a ver su foto de perfil, recordando al instante la única noche que habían pasado juntos, durmiendo sobre su escritorio con un sonrojo en las mejillas que se contradecía a la par con su fuerte ceño fruncido.

Al día siguiente, despertaría con un brutal dolor de cuello.

—¡Libby!— Gritó con todas sus fuerzas. A la velocidad de un rayo, entró por la puerta la mucama.

—Dios mío, señor. ¿Qué hace durmiendo en esa posición?— La señora de pelo rojizo dejó en la mesita, el té que le tenía que llevar puntualmente a las ocho, tomándolo de los brazos para poder ayudarlo, pues sus piernas estarían terriblemente entumidas para caminar por sí solo.

—¡No me toques!— Dijo con autoridad, quitando sus suaves manos, las cuales lo mantenían de pie, cayendo en su alfombra de rodillas. Agh, era su castigo por haberse rebajado tanto de nivel los últimos días.

La gente como él, no debía pensar en personas como JongIn…

—¡Señor!— Alarmada, trató de ayudarle, pero KyungSoo era tan orgulloso, que terminó arrastrándose por sí solo, tomándose del colchón para poder subirse a la cama.

—Sabes cuál es tu trabajo, maldita sea, llevas trabajando aquí diez años y sigues siendo la misma incompetente de siempre Libby. Todos los días, a la una de la mañana debes venir a verme, porque sabes que sí estoy teniendo pesadillas sobre mi madre, me debes de despertar inmediatamente. Ayer obviamente no viniste, o me hubieras llevado a la cama. ¿Dónde estabas?

—Yo…—Los ojos de la mucama se pondrían brillosos, bajando su mirada por la pena que le invadía en ese momento.— Es que siempre salgo de trabajar a las dos de la mañana señor, es muy noche, llego a dormir solamente dos horas, ni siquiera me da tiempo de ver a mi familia porque a esa hora siguen en la cama. Ayer mi hijito cumplió cinco años y me estuvo rogando que llegara temprano para hacerle su pastel, yo fui, pero no volverá a pasar señor…

—¿Y creíste que no me daría cuenta? ¿Crees que soy imbécil?— Extendió su mano para exigir su té.

—No señor KyungSoo, por supuesto que no, jamás pensaría algo así de usted. Es sólo que estaba desesperada, no tenía otra opción, ni siquiera había notado que mi hijo está creciendo porque me la paso todo el tiempo haciendo mi labor, aquí.

—Pues ya no, estás despedida, pide tu dinero a Sun y vete a casa.

—¿Qué? No, no, no. Ya sé que lo está haciendo de buena fe, que quiere que pase más tiempo con mi familia por lo que le acabo de contar, eso es muy bondadoso de su parte, señor KyungSoo, pero no sabe cuánto necesito el dinero, tengo cinco hijos, mi esposo murió hace tres meses, mi madre enferma y no tenemos nada más que empeñar.

—¿Bondadoso? ¿Crees que me conmovió tu patética historia? Claro que no, te estoy despidiendo porque ya no quiero más tus servicios, así de fácil. Por tu culpa tendré que pasar todo el día en el spa, me duele todo.

—Señor, se lo suplico, tenga piedad de mi situación, necesito el dinero.— Se soltó a llorar, poniéndose de rodillas a los pies del pelirrojo.

KyungSoo, puso sus ojos en blanco. De su buró tomó un post it y una pluma, escribiendo lo siguiente:

“Sun, acabo de correr a la mucama llamada Libby, su numero de trabajo es el 157. Llámale a la familia Linus, ellos necesitan mucama nueva, diles que les ordeno que la contraten con un excelente sueldo, ella es totalmente recomendable. Para mañana quiero en la casa a la nueva trabajadora, que sea eficiente esta vez.”

—No te pagarán igual que yo, es claro, pero te ayudará a sobrevivir, además su horario de salida es a las seis de la tarde, disfruta a tus hijos. Largo.—Dijo más tranquilo, siendo sincero por primera vez en el día.

Libby sólo agradeció con la mirada, saliendo de ahí casi a tropezones.

Se recostó en su cama, tratando de dormir si no fuera por esos estúpidos pájaros que madrugaban para cantar sus mugrosos canciones.

No sabía cuánto tiempo había dormido, pero en un parpadear de ojos, tenía a SeHun sentado en el sillón de su alcoba, mirando por la ventana en vez de observar a su angelito descansar, decepcionante.

—¿Qué haces aquí?—Preguntó el pelirrojo.

—Quería venir a ver a mi chico, ¿No puedo?

—Es sólo que desde hace dos semanas estás distante, como preocupado, distraído, yo qué sé. Incluso no venías desde antier, ¿Dónde estabas?

—No finjas que te interesa, puedo irme para siempre y tú ni siquiera llamas.—Reclamó SeHun.

KyungSoo escondió su cara en la almohada con fastidio, lo que decía era verdad, solamente había extrañado al pelinegro porque masturbarse le parecía el punto más denigrante, de ahí en fuera, ni quién notara su ausencia.

—Cállate, no me hables de esa forma.—Demandó, levantándose para poder ir al baño a ignorarlo a gusto.

—Me quedé en mi casa esos dos días. Quería ver si llegaba a dormir, creí que estaba ignorándome y que a lo mejor sólo llegaba por las noches, pero es como si hubiera desaparecido. Me preocu… Quiero pedirle el divorcio, pero cómo lo haré si no sé dónde está. Qué tal si lo atropellaron y está en una fosa porque nadie fue a verlo. No sé qué haría si algo le llegara a pasar…

—¿Te estás escuchando? Ni si quiera hablas de mí con tanto amor.

—No empieces…—SeHun se recargó en el marco de la puerta, viendo a su amante desnudarse antes de meterse a la ducha.

—Bueno, ¿Y qué vas a hacer?

—Sólo hay un lugar en donde no he buscado, pero sólo de pensarlo, agh, lo odio.—Apretó sus puños con fuerza, jalándose con la mano su pelo para poder canalizar tanto enojo.

—Cuéntame…

—¿Sabes? Te amo, pero me he dado cuenta de que no platicamos mucho. No me conoces mucho, sólo que me gusta tu trasero y manosearlo.— Con una sonrisa forzada, se sentó en la tapa del inodoro.— Tengo un hermano, bueno, medio hermano. Lo aborrezco, en verdad, no lo soporto. Él es brillante, guapo, talentoso. Tiene una asquerosa sonrisa de galán, va derramando miel, sus ojitos tienen una mirada dulce y conmovedora. Además, es doctor, ha salvado vidas como si fuera todo un Dios.

KyungSoo dejó de untarse jabón, por alguna razón, esa descripción encajaba totalmente con JongIn, pero eran ideas absurdas, podía haber un montón de doctores encantadores.

—Siempre fue el orgullo de mamá, le daba regalos con el dinero que yo ganaba de mecánico y le ocultó que era prostituta para no herirlo mientras yo tuve que cargar con toda la mierda, y aún así, era a mí al que no podía ver directamente a los ojos, porque le daba jodida vergüenza, nunca me había dado un puto abrazo cuando a él hasta le besaba los zapatos. Soy su fracaso más grande, y el otro hijo de puta es su más grande tesoro. Me ha quitado todo, absolutamente todo, para llevárselo a su hermosa y exitosa vida. Enid, mi madre, comenzaba a aceptarme por LuHan, lo adoraba, decía que la había hecho muy feliz al casarme, que no esperaba a ser abuela porque mi esposo era un chico excelente, perfecto, LuHan era lo único que ella amaba de mí, ahora imagínate si estuviera con él.

—¿Si estuviera con él?

—Quería eliminarlo para siempre de mi vida, pero es como una maldita enfermedad, jamás podría borrarse. El punto es que hace muchos años descubrí que está enamorado de LuHan, en realidad, es más que eso, le fascina. Por suerte, lo conoció después que a mí, para cuando lo quiso conquistar, LuHan ya está flechado por mí, obviamente. Lo ahuyenté a mi manera, lo asusté brutalmente para que nunca se intentara acercar a lo que me pertenece…

—Pertenecía, amor…

—Como sea, el hijo de puta ahora se hizo, al parecer, su amigo, a pesar de que se lo prohibí. Así que estoy seguro de que lo tiene él, LuHan está tan vulnerable que el idiota aprovechará eso para enamorarlo, debe estar en su maldita mansión, lleno de lujos y cariñitos.— SeHun golpeó su muslo, tallándose la cara, mordiendo su labio con bastante fuerza, su corazón palpitaba con fuerza.

—No sé por qué te enoja tanto, cuando se separen, y ya no haya nada que los una, podrá enredarse entre las piernas de tu hermano y de quien sea.

—Pero no mientras lleve mi apellido, jamás podría soportar que me engañara, qué humillación.— Sí claro, era eso…

—¿Y que harás?

—El maldito trabaja en el Saint Angel, lo iré a ver, lo llamé varias veces pero terminamos discutiendo tanto que el cobarde siempre termina por colgarme. Esta vez, lo veré cara a cara y no lo dejaré ir hasta que me dé a mi esposo. Nunca será suyo, LuHan podrá tener parejas después, pero todos sabemos que al único que podrá amar es a mí.

¿En el Saint Angel? Ahí era donde trabajaba JongIn. Podría acompañar a su amante, y mientras él peleaba con su hermano, podría buscar a su moreno, era imposible que no cayera en su técnica magistral de seducción, no después de la desenfrenada noche que habían vivido, sí, tal vez tendría que pedirle una disculpa por haberlo tratado tan mal sin permitirle darle una explicación, pero ni siquiera le iba a dar tiempo, estaba seguro que una vez que pisara el consultorio, el doctor se le lanzaría encima.

—Yo voy contigo, quiero apoyarte en esto.— Afirmó el pelirrojo.— Ven a bañarte conmigo, mi cuerpo te extrañó mucho guapo…

Cuando SeHun estuvo dentro de la ducha, le abrazó, besándole a su vez, el cuello, y por primera vez, KyungSoo le correspondió, no solamente se quedaría ahí parado, por lo que envolvió su musculoso cuerpo con sus brazos. Pero su cuerpo solamente le dio frío y un vacío tremendo, no había nada, sólo un contacto burdo de dos pieles.

 

  


Razón número 3, KyungSoo es, muy en el fondo, delicado y cariñoso.

 


—¿Cómo amaneciste?— JongIn dejó de escribir en la receta médica para poder hablar cómodo con el rubio. Acomodó su pelo color chocolate y el cuello de su impecable bata, recargando su mentón en su mano, tenía muchas ganas de tenerlo entre sus brazos.

Mal, como siempre…— Su voz seguía triste, apagada, hasta parecía que formulaba las palabras con dificultad. JongIn cerró sus ojos, no quería llorar, pero escucharlo así le causaba un dolor infinito.

—Te compré rosas, ya pedí permiso para salir un poco antes, iré a verte, precioso, te haré una comida deliciosa y si me lo permites, me encantaría cenar contigo en el balcón.— Acarició los pétalos rojos del ramo, levantándose para estirar sus piernas.

No quiero ver a nadie, me duele todo, ni siquiera puedo caminar, por qué no me dejan simplemente en paz, ya no aguanto…

—LuHan, ya pasaste un mes en cama, te estás medicando contra la depresión, Maggie te cuida día y noche, BaekHyun se queda hasta que te duermas y yo trato de hacerte feliz con todo el amor que anhelo brindarte, ¿Y aún así te empeñas por estar enfermo?, porque todo esto te lo haces tú mismo, dices que te duele el cuerpo pero el doctor ya te dijo que es un malestar mental, Dios, tienes que salir adelante mi cielo, por favor, te lo mereces…

No tengo ganas de nada, me quiero matar, ¡Entiéndalo de una puta vez!— Gritó con todas sus fuerzas, era evidente que el rubio ya estaba en un mar de llanto.

—LuHan, mi vida, no digas eso…—Iba a decirle que lo quería, sin embargo, sería interrumpido por el causante de toda aquella miseria.

—¡Lo sabía!— SeHun se abalanzó a él, tirándolo al suelo antes de soltarle un puñetazo en la nariz, expulsando toda su ira del momento. Lo había escuchado todo y no iba a permitir que ese bastardo le llamara ‘mi vida’ a su vida.

—¡¿Ése es SeHun?!— LuHan gritó del otro lado del teléfono.

JongIn, estando un poco desorientado, solamente colgó. Empujando el cuerpo del pelinegro para quitarlo de encima, no quería lastimarlo, él no era un salvaje.

Su hermano, en cambio, seguía soltando golpes a su rostro, uno y otro, ignorando las punzadas en su puño.

—¡Él es mío! ¡Mío!

—¡Basta!— KyungSoo le tomó de la ropa, ejerciendo toda su fuerza para poder separarlo, no funcionaría, el contrario estaba exacerbado, sus ojos ni siquiera podían enfocar bien, jamás lo había visto tan enfadado. Sin pensarlo, soltó un certero golpe en el ojo de su amante, calmándolo al instante, dejándolos a ambos totalmente sorprendidos.

—¡Doctor!— Gritó espantado el inepto de seguridad, tomando fuertemente a SeHun antes de arrastrarlo a la salida.

—No levantes una denuncia, lo conozco y todo está bien, sólo sácalo de aquí. Prepara mi auto, saldré por la puerta de atrás, y las consultas que me faltaban dáselas a Marina, dile que yo la compensaré después…—JongIn, con las pocas fuerzas que le quedaban, le sonrió al señor, sentándose en el suelo para poder controlar el mareo.

—Pero si miren qué bueno es mi hermano. Nuevamente queda como la víctima, pobrecito, pero no se dejen engañar, es un maldito hijo de puta, ¿Sabía que quiere follarse a mi esposo? Quiere aparentar ser un ser misericordioso y dulce pero es un jodido ladrón. No sé por qué me empeño en buscar a LuHan, es lo más inútil y absurdo que he hecho en mi vida, ¿Sabes por qué? Porque va a volver arrastrándose a mí, él solo, sin que yo lo encuentre. Va a venir de rodillas para pedirme perdón por desaparecer, me va a rogar que lo acepte de nuevo, no le doy más de una semana para que lo tenga aquí. Me va encantar ver tu cara, eres tan amoroso con él, lástima que eso no funcione, a él le gusta sufrir, así que jamás podrá ser tu esposo, vas a tener que sobrevivir con tu ridículo enamoramiento por siempre.

—Llévatelo…

—Una cosa más, él odia las rosas, le recuerdan a su madre, idiota…

El guardia lo jaloneó, llevándoselo lejos. Sabía que no debía ser amable con él, después de todo había dejado sangrando a su jefe dentro de la oficina, pero el chico estaba llorando a mares de una forma inexplicable por lo que le ofrecería su pañuelo de tela.

—LuHan estaría mejor con él. Se supone que en cuanto lo vea le pediré el divorcio, pero una parte de mí no quiere dejarlo ir. Puedo soportar que tenga la mejor casa, el mejor carro, el mejor empleo, pero no el mejor esposo…

El cantante, se quedaría con el moreno.

—¿Estás bien? Debería darte vergüenza que un flacucho te haya dejado la cara así, pudiste haberlo destrozado si querías.— KyungSoo tenía un nudo en la garganta, no podía comprender aún las cosas, estaba en estado de shock.

—¿Te conozco?

KyungSoo quedó estático, mordiendo su labio para no gritarle que se fuera a la mierda, ¿Él no lo recordaba?

—Soy el chico de la discoteca, ahm, ¿El del sexo oral?—JongIn se sonrojó el instante, eso por supuesto no había sucedido.

—Oh, sí. No recuerdo mucho, estaba tan ebrio que casi olvidé todo. En realidad debo pedirte perdón, hablé un poco mal de ti porque creo que distorsioné un poco las cosas. Te contaré lo que recuerdo ¿Si?

KyungSoo no contestó, ¿Cómo iba a ponerle atención si no se podía concentrar? Teniendo su piel bronceada, esos labios carnosos empapados en sangre, su pelo goteando de sudor, joder, jamás había sentido eso, ¿Que demonios le pasaba? Por qué temblaba con tanto ahínco, era sólo un hombre que ni siquiera había depositado el mismo valor sentimental en aquella desgraciada noche, debía estar furioso.

—¿Hablaste mal de mí?—Al instante, se quitó su propia camiseta, dejando su pecho blanquecino al descubierto. No se iría de ahí sin que el maldito doctor le hiciera el favor de complacer su tremenda erección bajó el pantalón provocada por su simple presencia.

—Wow, qué haces…—Do sonrió levemente, el moreno era jodidamente tierno al evitar a toda costa mirar sus hermosos atributos, le parecía adorable.

—No te pongas nervioso, sólo quiero ayudar.— Con lentitud, y sorprendiéndose por sus acciones dementes, limpió la sangre de su rostro, pasando la tela perfumada de su ropa sobre su delicada y lastimada piel. Nunca imaginó hacer eso por otra persona, era inaudito.

El chico sólo observaría sus acciones, dejándose limpiar de esa forma tan íntima.

—Recuerdo que fui con mis amigos a ese lugar de locos, me divertía, aunque no sé en qué momento comencé a beber ni cuándo te acercaste. Me dijiste que eras cantante. Estabas muy enojado porque tu novio había olvidado tu cumpleaños, o algo así. Ahm… Te encontrabas muy, muy ebrio, y sacaste a todos del lugar menos a mí, eso me pareció un poco altanero, pero no soy quién para juzgarte. Nos besamos un par de veces solamente, y perdiste el control, tú querías pasar al siguiente paso pero seguramente te pusiste furioso conmigo porque no follaría contigo, jamás me aprovecharía de alguien en ese estado…

KyungSoo apretó sus puños, eso era una mierda, una gigantesca mierda. Ese día claramente estaba dispuesto a aprovecharse de él, hubiera hasta rogado por hacer algo con su hermoso trasero ebrio.

Por primera vez en su vida, experimentaba lo que era que le rompieran el corazón. Él había estado muy borracho, sólo Dios sabía que incluso estaba más que el moreno, y podía relatar con lujo de detalles lo que había pasado, podría describir hasta cada una de las expresiones faciales de JongIn si quisiera porque creía que para ambos había sido especial, pero ya veía que solamente habían sido palabras bonitas de un borracho caliente.

—Tengo que irme.— Afirmó, levantándose sin poder mirarlo a los ojos.

—Oye, lo siento mucho, sólo quería decírtelo. Espero conocerte mejor la próxima vez, podríamos ser quizás buenos amigos, ¿No?— JongIn se paró con dificultad, ayudándose del escritorio para tomar fuerzas.

KyungSoo lo miró, era un hecho que el moreno estaba en su lista de las personas que más odiaba, qué decía, era el puesto número uno. Pero eso no quitaba que en ese momento luciera increíblemente atractivo.

Era el chico más codiciado del planeta, qué había pasado con ‘si quería algo, lo obtenía, no importaba qué’, pues ahí estaba, quería a JongIn, lo deseaba como a nada en su vida, ¿Por qué no podría obtenerlo?

Tomó sus mejillas, mirándolo directamente a los ojos. Sacó su lengua, lamiendo los labios ajenos, envolviéndolos en obscenidad pura. El doctor quiso retroceder, pero el firme agarre en su cinturón se lo impediría. Entonces, lo besó, devorándole la boca, desnudando cualquier barrera puesta. Jugaría con su lengua, la apretaría, la mordería y la humillaría. Con su pulgar, limpiaría de forma precisa el rastro de saliva que salía de aquel contacto.

Cuando notó que el moreno no se contenía más, ni trataba de alejarlo, comenzó a abrir los botones de su camisa, lanzándola por algún rincón de aquel escondite. Acariciando con brusquedad todo su abdomen marcado.

—¡No puedo hacerlo!— JongIn lo empujó.—Lo lamento, pero tal vez en el bar te seguí la corriente porque estaba ebrio, yo normalmente no soy así. Si voy a tener sexo contigo o lo que sea, quiero conocerte, no sé tu nombre, ni a qué has venido, pero no creo que merezcas algo así. Yo amo a otra persona, y creo que lo haré toda la vida, él es el único para mí, y no quiero darte falsas ilusiones de que podríamos ser algo más que una aventura en un bar. Te llamaré un taxi, ¿Ok?

KyungSoo no había escuchado absolutamente nada, pues su mirada estaba fija en un solo punto. JongIn había terminado de espaldas al estar buscando desesperadamente su camisa por el lugar. Su piel era muy pulcra, no había ni marcas ni cicatrices, pero abajo de su nuca se encontraban tatuados unos ojos hermosos, inocentes y joviales. Eran tan únicos que con sólo haberlos visto en persona una vez, los podría identificar en cualquier lado. Eran los jodidos ojos del esposo de su amante.

Y entonces, cayó brutalmente a la realidad. Había intentado seducir a JongIn porque todavía no asimilaba las cosas que había dicho SeHun al enfrentarlo, pero eran verdad. El moreno amaba al jodido de LuHan.

Colapsó.

Frunció su ceño con fuerza, la ira recorría su cuerpo a través de la sangre.

Nadie podía rechazarlo, nadie, y mucho menos por LuHan, otra vez.

Estaba enojado y herido. Una lágrima cayó por su mejilla, limpiándola de inmediato, el doctor no merecía su dolor. Ya se había doblegado ante él una vez, le había mostrado su miserable sentir con el que vivía día a día, pero esta vez le enseñaría quién era en verdad.

Y si antes tenía ganas de arruinar a LuHan, ahora lo destruiría hasta no dejar rastros de él.

—¿Jamás podrías enamorarte de mí?— Preguntó firmemente.

—Eres precioso, tu sola presencia cautiva. Besas increíble y la sensualidad con la que te mueves es de otro mundo. Estoy seguro que todos los hombres que te conocen luchan por tu atención, aunque sea una simple mirada. Podrías enamorar a cualquier chico débil que tú quisieras, pero yo estoy hechizado, sí, estoy un poco excitado, te tengo enfrente y sólo fantaseo sobre cómo serías estando desnudo, pero son emociones muy superficiales, en cuando te vayas las olvidaré porque lo que más anhelo es llegar a casa a ver a la persona que amo. No vuelvas más, eso te lo pido, porque yo también soy débil ante ti y sé que puedo resistirme a ti una vez, pero dos, imposible.

El cantante lo abofeteó duramente, saliendo de ahí con un dolor inhumano en el pecho.

Esto era la guerra, JongIn.


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