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Esfúmate «HunHan» por Romanella

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Siempre conseguía lo que quería. Si le gustaba algo, era suyo, y no le importaba lo que tendría que hacer para obtenerlo, o si era solamente un tonto capricho, lo único que conseguiría al final del día, era ganar.

Do KyungSoo era sensual, famoso y millonario. Su mágica voz le había dejado el camino libre para tener una carrera exitosa como cantante a tan sólo 22 años de edad.

Y es que todos se enamoraban de él con tan sólo verlo, sus armas principales, un cuerpo de infarto y unos labios con forma a perdición que escondían su maldad interior.

Ese día, quería ir a la empresa, ponerse al tanto, pues en un momento no muy lejano, ese imperio sería suyo. Su padre era dueño absoluto de “Devil Music” la empresa promotora de los artistas más famosos del momento, incluyéndolo a él, el próximo heredero y su mayor inversión en el medio.

Tomó un suéter de cuello largo color vino con unos pegados pantalones que resaltaba su cadera de medida perfecta. Delineó sus ojos y coloreó sus labios con un rojo discreto, poniéndose unas gafas negras porque no quería lidiar con los flashes de las cámaras que le esperaban al salir de la casa.

Chasqueó sus dedos para llamar la atención de los guardias que lo esperaban a lado de la puerta. Ordenándoles formar una barrera humana que lo protegiera de los paparazzis.

KyungSoo sonrió falsamente cuando el tumulto de gente gritó de la emoción por verlo salir. Siéndole difícil llegar a su coche, pues todos se abalanzaban a él para entregarle regalos, buscar una entrevista o tomarse una foto con el cantante del momento.

Cuando estuvo a salvo y el auto se puso en movimiento, suspiró con fastidio.

—Quita esto de mi vista, no lo quiero.— Ordenó, dándole las flores y las bolsas de regalo a su manager, BaekHyun, un tipo tímido y callado que siempre le miraba con esos horribles ojos de reproche.

—Si ellos se enteraran que todo lo que te dan, lo tiras, te odiarían.

—Por eso tienes que hacer tu trabajo bien, desaparécelos o escóndelos en tu casa, es tu problema. Oye tú, dame vino blanco ahora.

Uno de sus guardias buscó en la almacena del auto de lujo lo que había ordenado, llenando su copa con aquel líquido transparente.

—Salud, querido BaekHyun. Hoy es un día menos de vida para papá, y uno lleno de miseria para ambos.

Su manager tembló cuando el contrario se quitó sus gafas oscuras para mostrar sus ojos llenos de odio y malicia.

El era un demonio en envoltura engañosa.

 

 

 

 

KyungSoo vio a SeHun salir del cuarto del hotel con prisa, sin explicarle nada, dejando un estúpido beso en sus labios, como si fuera lo único que mereciera. Lo que más le enojaba era la causa, solamente había algo capaz de hacer que perdiera la cabeza de esa forma, el idiota de LuHan.

Estaba hartándose de ese juego tan estúpido.

No entendía qué era lo que seguía uniendo a SeHun con su esposo si ya ni soportaba tenerlo cerca, él incluso le llegó a generar repulsión por haberle robado tantos años de su vida.

Habían pasado un año y medio desde que su apasionada relación inició, luego de seducirlo con burda facilidad. Su relación era poco complicada gracias a la química sexual entre ambos, todo contacto se basaba en eso: se veían, terminaban en la cama, cruzaban pocas palabras porque no tenían mucho en común, volvían a tener sexo, y al terminar sólo dormía en sus brazos.

El cantante se aburría muy rápido de sus amantes, pero la ingenuidad y devoción de SeHun lo había hecho divertido hasta el momento.

KyungSoo no se había enamorado aún, esas cosas le asqueaban, pero SeHun, muy al contrario suyo, estaba totalmente “enganchado”, incluso se había atrevido a decirle que lo amaba, lo cual le dio bastante risa y pena a la vez.

Era obvio que lo único que había entre ambos era pura y adictiva excitación, hasta un ciego podría verlo, pero si SeHun quería confundirlo con sentimientos tontos, al único que le beneficiaría sería a él, pues se divorciaría y lo tendría por tiempo completo bajo su dominio. Sería un absoluto jaque mate.

Prendió un cigarro para llevarlo a sus labios, tapando su desnudez con su bata de seda negra. Tomó del sillón la billetera olvidada de SeHun, abriéndola con total confianza, sonriendo victorioso cuando encontró una linda foto suya en primera plana, tapando una imagen de LuHan que lucía maltratada y arrugada. Qué vergüenza le daría estar en el lugar del rubio, el amor de vida llegaba al punto de ser un descarado llevando la foto de su amante a todos lados.

Pero a pesar de ese lindo detalle y de estar completamente seguro de que SeHun sólo tenía ojos para él, LuHan seguía siendo su esposo ante la ley y eso ya no lo soportaba.

Por eso tenía que quitarlo de en medio de una vez por todas. A esas alturas odiaba con toda su alma a ese niño, siempre llorando y queriendo llamar la atención, era demasiado patético. Ya no lo amaba ¿Era tan difícil de entenderlo?

Sin embargo, tampoco ayudaba mucho que SeHun fuese un total cobarde, él tenía ya los papeles de divorcio preparados, sin mencionar que había contratado a un buen abogado que le ayudaría a forzar a su esposo a firmar los papeles en caso de que se negara, podía terminar en cualquier momento esa farsa diciéndole que era un vil estorbo solamente, pero él siempre se acobardaba porque la culpa le terminaba invadiendo. Era un ciclo sin fin.

A la décima calada tomó la decisión, tal vez era el momento de interferir y darle una ayuda a su amante para deshacerse de su esposo, crear un buen plan para humillarlo cruelmente, pues solamente así los dejaría en paz.

Porque el gran Do KyungSoo no podía ser la segunda opción, no podía tener a un hombre a medias, no podía ser dejado en el hotel desnudo sin ninguna consideración…

 

 

 

 

A paso firme entró por la puerta de la empresa, ignorando las reverencias de todos los trabajadores que le tenían miedo por obvias razones.

—¿Alguien me llamó al celular?

—Si, JongDae, tu amigo, y tienes seis llamadas perdidas de Glenn.

—Es insoportable, le dejé bien en claro que sólo era una noche de diversión, no sé qué quiere ahora.

—Él dejó notas de audio llorando, diciendo que te ama y que haría todo por verte, así que no, no creo que hayas sido claro.

—Mándale una carta donde diga que si se me acerca a menos de 300 metros lo llevarán a la cárcel por acoso. Tenerme de enemigo es la peor maldición y él está en esa categoría.

—Inmediatamente KyungSoo.

El nombrado se frenó, volteándose para ver a su representante con una sonrisa burlona.

—Lo que tengo que sufrir por ser hermoso. Qué bueno que estés libre de eso Baek, a veces quisiera ser común y corriente como tú.

Un puchero se formó en sus labios, apretando el mentón de su manager para luego seguir caminando.

—¿Vas a ir a ver a tu padre?

—Sí, pero siempre que voy sólo hago corajes, ese maldito anciano no se moriría ni por follar en Chernobyl.

—¿Sabes si ya terminó con Sasha?

—No lo sé, pero lo descubriremos ahora mismo.

BaekHyun se preparó para un gran dolor en el corazón cuando llegaron al fin a la puerta del jefe de la empresa, padre de su cliente y su patético amor platónico de 24 años mayor.

Beth, la recepcionista de la oficina se levantó asustada de su escritorio cuando vio al hijo de su jefe aproximarse, nadie podía entrar con ChanYeol si no sacaba cita con ella, de otra manera tendría muchos problemas.

—¿KyungSoo? No te esperábamos hoy, tu padre no está en condiciones de recibirte. Debiste llamar para avisarle.

—Número uno, jamás te atrevas a hablarme otra vez. Número dos, tu vestido es un asco, jamás se combina morado y amarillo, vete a cambiar o haré que te despidan porque no lo soporto. Número tres yo entro a esta oficina cuando se me dé la gana. Número cuatro, soy el señor Do KyungSoo para ti, háblame con respeto.

Los ojos de Beth se lagrimearon por el miedo, necesitaba el dinero con urgencia por cuestiones de salud, no podían quitarle su trabajo por un capricho.

—Señor BaekHyun ayúdeme, por favor. Si entran a esa oficina me van a correr.

—Lo siento mucho preciosa, pero no puedo detenerlo, conociéndolo, mi cliente no se irá hasta no ver a su padre.

—Ya oíste, con tu permiso.— KyungSoo sonrió, entrando a la oficina de su padre con autoridad.

—Cariño, hola…— ChanYeol saludó con felicidad, escribiendo algo en su computadora, como si no tuviera a dos exóticas mujeres en lencería sentadas sobre su regazo, ésas que le lamían su cuello y tocaban su pecho con lentitud, pues su camisa daba acceso a su piel desnuda al estar abierta por completo.

BaekHyun creyó estar preparado para lo que fuera, lo había visto teniendo relaciones en su oficina, llorando porque lo dejaron en el altar, le llegó a comprar condones en la madrugada para luego llevárselos a su casa y dárselos en la mano, pero verlo así, sólo le rompió el corazón por milésima vez. Tenía que salir de ahí.

—Por cualquier cosa estaré afuera.

—Quédate.— Ordenó ChanYeol, viéndolo directamente a los ojos, tocando el pecho de una de las chicas porque sabía que eso le dolía al insignificante manager.

KyungSoo por otro lado estaba asqueado, esa imagen sólo le generó náuseas, no podía ser que estuviera actuando de esa forma enfrente de su hijo. Iba a soltar un sinfín de insultos y reproches pero su mirada se dirigió al guapo hombre parado a lado de su padre. Eso era más interesante.

—¿Me vas a presentar?

—Ellas son Carol y Amy, mis novias del momento, y él es SeHun, mi nuevo asistente personal. No seas pesado con él, lleva sólo dos meses aquí.

KyungSoo le sonrió coquetamente al inexpresivo chico, acercándose a él como si fuera una jugosa presa. Al estar cara a cara sólo pudo gozarlo, oliendo su perfume directamente de su cuello y tocando sus brazos musculosos como si lo conociera de años. Dirigiéndose a sus labios para probarlos porque se le antojaban a montón, el pelinegro no entendía nada, pero de milagro alcanzó a reaccionar, escapando de ese contacto con un movimiento certero.

—Soy casado, lo lamento.

—¿Y? No te pregunté porque no me importa. Cuando me acerco a besarte lo aceptas sin dudar porque te estoy haciendo un favor.

—Es que amo a mi esposo, le soy totalmente fiel y no quiero problemas.

—Eres alto, horriblemente guapo, varonil y misterioso, luces como la siguiente persona a la que le romperé el corazón. Así que te quiero, ¿Y qué pasa cuando quiero algo, BaekHyun?

—Lo obtienes, sin importar qué.

—Ya escuchaste, eres mío desde hoy.

—Felicidades, mi hijo te ha escogido, tendrás que complacerlo muy bien, es muy exigente.— ChanYeol soltó una carcajada burlona, prendiendo un cigarrillo de alta calidad, alzándolo como si estuviera haciendo un brindis. SeHun estaba jodidamente confundido, acababa de decirle que era casado, una persona con sentido común se hubiera apenado por haber propuesto algo así, pero eso claramente no sucedería.

—Dije que no puedo.

—Amigo, te explicaré algo, si mi hijo dice que eres suyo, sólo te callas y aceptas, disfrutas de lo afortunado que eres y obedeces a sus ordenes porque es tu superior, y el hijo del hombre que te da de comer, ¿Entiendes?

—Pasarás por mí a las 9 en punto de la noche, si llegas un minuto antes pierdes tu trabajo, si llegas un minuto tarde, pierdes tu trabajo. Y no sé por qué, pero siento que ésta es tu última oportunidad de conseguir algo similar a esto, así que no seas un estúpido y valóralo.

SeHun estaba enojado, lo estaban tratando como si fuera un objeto sin capacidad de negarse ante una orden tan poco moral.

Quería golpear a su jefe y luego escupirle a su hijo altanero que al parecer, creía que todo el mundo se regía bajo sus reglas, pero luego pensó en su LuHan, ¿Cómo le diría que había renunciado? El rubio estaba tan contento con su primer empleo formal que quitarle esa ilusión le mataba.

Además, necesitaba el empleo, ya estaba cansado de no valer nada, todo el tiempo que llevaban de casados habían sobrevivido con la herencia de LuHan, y eso le avergonzaba mucho, era humillante, porque le hacía sentir como un poco hombre que no servía para nada. Para colmo, el dinero que su madre le había dejado tras morir en ese fatal accidente aéreo, comenzaba a acabarse por los gastos que implicaba tener una casa apropia, era como volver a la miseria en la que siempre había vivido, solamente que llevando al amor de su vida con él, y eso no lo iba a permitir.

—Estaré ahí, pero quiero un aumento.— Era por LuHan, era por él…

—Te aumentaré el sueldo si lo besas ahora mismo.— Musitó su padre mientras le quitaba el sostén a una de sus mujeres, besando los labios de ésta con pasión.

—No hagas esto ChanYeol.— BaekHyun se había mantenido callado para ahorrarse un fuerte regaño, pero no soportó la situación, era denigrante para el pobre joven que le estuvieran haciendo eso, presionándolo de esa forma tan burda para arruinar su matrimonio. Posiblemente se estaba metiendo en problemas pero ver la cara de asco por parte del asistente, le llenaba de coraje, ellos eran maquiavélicos.

—Ya oíste amor.— KyungSoo soltó una risa maliciosa, tomándolo de su pelo con un fuerte y doloroso jalón para acercar su cara.

BaekHyun, tratando de ayudar se acercó al cantante, yendo a tomar su mano para sacarlo de ahí, estaba rebasando el límite y no iba a ser parte de eso.

—No te metas.— No supo en qué momento ChanYeol se levantó para tomarle con mucha fuerza su mandíbula, evitándole hablar o moverse. Mirándolo con decepción, eso no era la persona que amaba, le estaba haciendo daño físico sin tentarse el corazón, aceptando que su hijo jugara con la vida de una persona inocente.

—¡Te di una orden!— KyungSoo gritó, enojándose por lo que le estaba haciendo esperar. SeHun, con la presión del momento y las ganas de darle una buena vida a su esposo, obedeció. Rozando su boca por escasos segundos, besándolo con total cohibición, apretando con fuerza su ropa para no tocarlo. Cuando se separó, supo que estaba mal y lo único que tuvo entonces fueron ganas de vomitar.

Ése no era su LuHan, no eran sus labios y ese beso había sido el peor error de su vida.

Era la máxima traición que le pudo hacer a su esposo, y lo más respetable que podría hacer por su matrimonio era no ir a la cita con el hijo de su jefe, y mucho menos volver a ese empleo, ya vería cómo se las arreglaría para conseguir un lugar que lo aceptara con su poca educación, ahorrando al máximo la herencia para no quedarse en blanco. Su amor era lo único que los salvaría.

Pero el sentimiento de llegar a casa y ver los zapatos rotos de LuHan por su necesidad de no gastar, fue mucho peor que cualquier arrepentimiento por haber besado a otra persona.

Tenía que hacer un sacrificio por él.

Notas finales:

¿Ustedes qué hubieran hecho en el lugar de SeHun?

Ser infiel ó renunciar al trabajo.

 

Dejen sus reviews para echar el chisme :DD

Diganme si quieren capítulos centrados solamente en el ChanBaek o si sólo lo menciono.

 

Gracias!


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