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Secretos de Medianoche por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

PAREJAS: Harry x Draco, Severus x Sirius, Lucius x Remus y Bill x Regulus.


DISCLAIMER: El mundo de Harry Potter le pertenece a J.K. Rowling! Yo solo estoy utilizando los personajes por mero entretenimiento sin fines de lucro :3


ADVERTENCIAS: Es un What if,...? (que tal si...?) Hay relación chico-chico, sexo explícito (Si no te gusta el delicioso, ¿que haces aquí? x9), m-preg (embarazo masculino), personajes algo OoC y probablemente palabras altisonantes. Están advertidos!


Como nota extra, les advierto que este fic esta ambientado en lo que sería el 6to libro, tomo casi todo lo establecido del 1-5 como canon (a excepción de la muerte innecesaria de Sirius :'V) y Regulus tampoco esta muerto, ya después explicaré como sobrevivió (y espero que no sea algo tan ambiguo como "un hechicero lo hizo" XD). Si me equivoco en continuidad o las cosas canónicas, me disculpo de antemano!


 

 


Capítulo 11

Sentía sus parpados pesados y el cuerpo adolorido por la encorvada posición de horas y quizás días, no estaba años comenzaban a pesarle y no estaba ni cerca de encontrar una forma de abordar el problema de Draco. Su pequeño niño, su familia.

Gruñó frustrado tirando de sus cabellos obsidiana.

Jamás tuvo un ambiente familiar, mucho menos cuando era niño. Su madre y él sometidos por un monstruo agresivo y borracho que siempre que podía les daba una tunda por solo respirar al no ser la vida que él deseo. Nunca fue el hogar dulce hogar del que hacían alarde cientos de postales que veía en los aparadores, cuando soñaba que aquella fuese su realidad.

Parpadeó sintiendo una basurilla que se negaba a abandonar sus ojos mientras sacaba un relicario dorado con tres lirios grabados en la tapa de la bolsa secreta de su túnica y lo apretó en su mano con fuerza.

Lily fue la primera persona que le tendió la mano en forma de amistad y gracias a ello pudo comprender que su existencia no estaba vacía después de todo y el universo realmente podía adquirir color. Le debía tanto ya que su amistad le abrió las puertas al escape de su cruel realidad. Conoció a su mejor amigo Regulus y Lucius, cuya familia le abrió los brazos acogiéndolo como uno más de sus integrantes. "Y luego esta él... " se dijo sin olvidar a aquella persona que aun guardaba junto a su corazón.

Abrió el pequeño pestillo y suspiró al ver el sagrado interior que nadie debía ver. Un riso de cabello que guardó con egoísmo y cuidado durante al menos una década. El motivo de su fortaleza y aquello que le motivó a avanzar; el gran amor de su vida.

—Sevy, te traje galletas con leche. Si te preguntas porque ya no hay de chocolate con nuez diré que seguramente una monjita blanca acabó con toda la reserva, pero tú no lo oíste de mi- aquella voz lo sacó del trance haciendo cerrar con fuerza su más grande tesoro en la palma de su mano.

—¡Que rayos haces aquí!- chilló molesto.

—Oye que grosero. Estas en la cocina y por si te olvidabas es terreno común- "¿A qué hora llegue aquí?" Se preguntó avergonzado.

—Como sea, no necesito eso, tengo que continuar con la investigación. No he hecho mucho avance y…- sus manos temblaron al pensar lo mucho que Narcisa se estaba esforzando en el exterior y cuánto tiempo había pasado –¡Por Merlín que ya solo queda mes y medio y no consigo nada!-

—Pero haces lo que puedes, te esfuerzas más que nadie. A juzgar por las sombras bajo tus ojos que dudo que sean de maquillaje estilo gótico, no has dormido en días, no comes. Te la pasas día y noche con esos benditos libros que temo que los ojos se te queden viscos- el pocionista gruñó –Por Godric que si pudiera hacer algo para ayudar en las pociones lo haría, pero no entiendo ni pío y Narcisa no puede enseñarme...-

—¡No es suficiente! Sin respuestas no puedo ayudar a Draco y si no puedo ayudarlo, nadie más podrá… lo que le hará el Lord es tan enfermo que me revuelve el estómago de solo pensarlo...-

—Pero no vas a ayudar a nadie si terminas enfermo o mueres de inanición; tienes que dormir- sus ojos de ese gris violento y tan claro como el corazón de una tormenta reflejaban su miedo y consternación. No podía seguir viéndolos. ¿En que momento se reemplazó su naturaleza burlona y juguetona por una profunda condensendencia y preocupación? No podía lidiar con aquel Sirius que le resultaba tan desconocido.

—Black, tienes que entender que...-

—Suficiente de Bla, bla, bla. Si no te importa me quedaré con esto- le arrancó del alcance sus libros y con el movimiento de varita los regresó al estante.

—¡Mi investigación!- gritó furioso -¡¿Cuál es tu problema?!-

—Ninguno. Mi deber es protegerte y no hay más. Ahora se buen niño gruñón y vete a la cama. Narcisa regresa mañana así que puedes ir a la alcoba-

—¿Qué mosco te picó? ¿Desde cuando te tomas enserio algo? ¿O te importa MI seguridad? ¿Te acuerdas de quien soy? tu objeto de entretenimiento durante la escuela ¿Quejicus, calzones húmedos,Severo zorrillo, Don acusete y demás apodos que me tenías reservados?-

¿Porque no lo dejaba en paz? Si tenía que retarlo, lo haría con tal que dejara cualquier truco o jugarreta que estuviera planeando y lo dejara seguir con sus cosas. El tiempo comenzaba a escasear y cualquier traspiés o error costaría la vida y libertad de su querido ahijado.

Pudo ver que disfrazó una risilla por un carraspeó y mas indignado se sintió.

-Mira, lo que quiero es hacer las paces contigo, créeme, lo estoy intentando pero no lo haces nada sencillo Snape. Sé que tenemos mucha, mucha, mucha historia de animadversión, odio, bromas, peleas y todo eso de críos que ya ni debería tener sentido recordar porque es tan absurdo…- sus dedos rosaron los suyos y en automático Severus apartó su mano y la ocultó con su otro brazo -realmente lamento haberte tratado de la forma en que lo hice, estuvo mal y se que no lo puedo borrar pero puedo compensartelo apartir de ahora; nunca es tarde para cambiar para bien ¿no crees?-

Miró con detenimiento la mano que le alargaba y con recelo se negó a tomarla.

—¿Narcisa te está obligando a hacer eso?-

—Deberías de conocerme bien Quejicus por nuestros años de enemigos/conocidos. Nadie, absolutamente nadie, ni James pudo obligarme a hacer algo que no quisiera. Puede que lo sugiriera la güera, pero es decisión mía aceptarlo y aquí está mi mano libre de prejuicios y con optimismo que te ofrece una tregua para optimizar la misión-

Suspiró bajando la mirada. Estaba tan agotado de mente y cuerpo que deseaba poder creerle para no seguir devanandose los sesos buscando algo lógico en su comportamiento.

—¿Acaso crees en las segundas oportunidades, Black?-

—Si no lo creyera no te estaría haciendo esa oferta, Sevy- sonrió de esa forma brillante que utilizaba cuando estaba a punto de salirse con la suya. Como la odiaba.

—Deja de llamarme Sev o Sevy… lo detesto-

—Oh vamos, déjame aunque sea un poco de diversión- Severus bufó.

—Como si tuviera opción. Siembre vas y haces lo que quieres…- se dejó caer sobre la mesa dramáticamente. ¿En que momento cruzó la dimensión desconocida y ahora era un "colega" de Sirius Black? Bufó ante la gran burla que sería a su yo del pasado.

—¡Que bueno que lo vas comprendiendo. Así me gusta! Ahora a la cama-

—¿Qué? ¡Claro que no! ¡Tengo que hacer esto con urgencia! ¡Draco depende de mí y estoy tan cerca!-

—Shh,shh, shh- dijo acunando su rostro entre sus manos. El de ojos de acerina quería huir, empujarlo, gritarle, pero su cuerpo no respondía. Estaba carente de energía y parecía que toda la sangre disponible de su cuerpo se dirigía sin piedad a sus mejillas –hace días no duermes y eso está preocupando a Narcisa y a mí también. Así de agotado no podrás ayudar a nadie- reiteró.

—Pero es mi trabajo…-

—Y el mío es cuidarte ¿o no?- sus mejillas finalmente tomaron color –ven, vamos a acurrucarnos al sofá- era demasiado fuerte para detenerlo y sus reproches eran la única protesta que podía hacer.

—¡Aléjate de mi! ¡Ni loco dejaré que me toques!-

—¡Oye Snape eso ofende! Lo que cientos de damas darían por semejante proposición, pero ya que. Tal vez no te guste en esta forma, pero te encantará como Canuto- sonrió y sin decir más comenzó a transformarse en su forma animaga.

El enorme perro de pelaje negro saltó al sofá agrietado y movió la cola enérgicamente. Snape aun sin convencerse y sin apartarle la mirada, se sentó a su lado. Jamás lo vio tan de cerca pero pese a su enorme tamaño, le transmitía tranquilidad. Poniendo su cabeza canina sobre su pecho lo empujó haciendo que se recostara. Su peso no era gran problema ya que era tan cálido como una bolsa de agua caliente y su pelaje corto era peculiarmente suave como la seda que los parpados comenzaron a pesarle.

—No está mal Black…- musitó acarició la frente peluda y la preocupación comenzaba a desvanecerse con forme el sueño ganaba terreno –no está nada mal…-


Esa tarde en la biblioteca, Harry escribía un rápido ensayo tratando de poner toda su atención en lo que hacía, empero no conseguía concentrarse.

Lynci estaba a su lado haciendo parte del proyecto con aire distante. Era zurda, así que cuando comenzaba un renglón, el dorso de su mano rosaba el suyo apenas breves segundos que le aceleraban el corazón de un modo extraño.

"Contrólate hombre" se dijo soltando el aire contenido en sus pulmones.

Cada miércoles se reunían para hacer la tarea de pociones y era algo que disfrutaba mucho pese a que se autoconvencía que no. Apenas y cruzaban un par de palabras o incluso cruzaban miradas, pero cuando lo hacían Harry simplemente se perdía en su presencia y todo dejaba de tener sentido. Era como si resplandeciera ante sus ojos y no pudiera tener suficiente. Se sabía cada gesto, cada pequeña manía que hacía porque no podía evitar observarla por el rabillo del ojo. Suponía que era "el efecto del lince" como escuchaba que decían a las espaldas de la chica.

Era una ávida lectora por la forma en que sus ojos de plata se deslizaban de renglón a renglón, que estaba seguro sería una dura oponente para Hermione. Cuando meditaba soltaba un pequeño "hum" entre sus labios antes de humedecerlos y le gustaba que la pluma con la que escribía, rosara su mejilla. Parecía que no lo hacía apropósito, pero no dejaba de hacerlo.

—Te equivocaste, es la poción de Asfódelo- dijo ladeando la cabeza dejando que su largo cabello rosara la mesa y cosquilleara su muñeca –mira aquí está la descripción. Página 319 del libro de plantas curativas, toxicas y punzocortantes de Morty Openheimer-

—Ok- dijo siendo que le tembló la voz. -¿ya terminaste el resumen?-

—Aja. Pan comido- dijo sonriendo de esa forma tan…

—¿Lo reviso?-

—¿Enserio Potter? creo que sería más fácil pedirle a uno de primer año que lo revise o mejor un centauro del bosque prohibido- Harry torció el gesto.

—¿Y tienes que decirlo con ese tono?-

—No, pero no encuentro otra forma de decir que eres malísimo para pociones. Supongo que en algo tienes que ser malo ya que San Potter es bueno en todo lo que hace- arqueó la ceja incrédulo. Eso sonaba tan familiar que le produjo escalofríos.

—¿Es lo que te dijo tu hermano?-

—Y la mayoría de los que te ovacionan- se apresuró a contestar la chica acomodando un mechón de cabello tras su oreja.

—No soy bueno en todo lo que hago, soy bueno en quidditch, pero hasta ahí. No soy diferente a cualquier otra persona en cuanto a mis habilidades mágicas y destreza, tal vez la diferencia es que me esfuerzo y no me rindo. Si me he de equivocar, lo haré otra vez y otra hasta conseguirlo. Soy un perfecto testarudo-

—Ya...-

—Y no me digas así. Solo te falta que también me llames cara rajada como tu hermano o hacerme bromas de mal gusto porque soy huérfano- la chica mordió su labio nerviosa desviando sus ojos grises.

—Lo pensaré- contestó enrollando el pergamino pues la tinta que se había secado.

—Ya que puse las cartas sobre la mesa sobre lo terco que puedo ser, así que insistiré en que no lo hagas y que mejor me llames por mi nombre-

—¿Potter? ya te llamo así, descuida. Los apodos no son dignos de una dama- recitó como si estuviese leyendo su manual de buenos modales.

—No, Harry. Solo Harry-

—Quisieras- refutó la chica negando con la cabeza recogiendo sus cosas. -y si no te molesta me llevaré esto- señaló el trabajo del próximo lunes –la última vez que te lo quedaste lo manchaste de jalea de moras-

—Hasta el lunes, Lynci- la chica hizo una mueca por la familiaridad, pero a Harry solo le provocó la necesidad de esforzarse más.

—Hum… hasta el lunes…-


Faltaba menos de un cuarto de hora para la llegada de la luna llena y Remus lo podía sentir en cada fibra de su cuerpo. Cada aroma, cada sonido se multiplicaba en su mente y ser tan consiente de sus uñas gruesas la súbita hambre creando vacío en su estomago y el deseo de despedazar, comenzaba a aterrarle.

"Está cerca" pensó más tranquilo, distrayéndose de sus percepciones. Finalmente lo encontró y estaba seguro que si estaba muerto no sería nada agradable para nadie, en especial Dumbledore. No podía fallarle; no cuando le debía tanto.

—No puedo fallar- se dijo seguro de sí mismo observando como los arboles del bosque oscuro comenzaban espaciarse conforme se adentraba y formaban grandes trechos de camino entre la maleza.

Se detuvo súbitamente y su corazón se aceleró al notar en el corazón del bosque dos figuras dialogando y uno de ellos resultaba ser Fenrrir Greyback. Apretó sus puños y esperó no haber hecho mucho ruido alertando su posición.

Pudo olfatear a más figuras en la oscuridad camuflarse con el paraje y los grandes eran mortifagos, eso lo pudo deducir con facilidad por su fuerte olor a podredumbre y muerte."Hombres lobo" pensó unos instantes como si algo hubiera hecho clic en su cabeza. Tal parecía que el Lord tuvo una idea similar a la de Dumbledore de reunirlos y por la risotada de Fenrir intuyó que estaba a punto de cerrar un trato.

Entre todos los aromas en el aire, percibió un débil aroma a sangre; era mínimo pero estaba ahí a los pies del maldito causante de su condición. Un bulto sanguinolento con escasos machones plateados sobre la espalda. No le cupo duda que se trataba de Lucius.

—Mierda…- susurró Remus respirando con dificultad manteniéndose oculto esperando que su aroma siguiera permaneciendo oculto.

Cuando Greyback se desapareció, los hombres lobo comenzaron a congregarse en torno a Lucius y fue su turno de hacer su movimiento. Debía estar demente por lo que planeaba hacer, pero ahora que se puso al descubierto, no había marcha atrás.

—¡Alto!- pidió con voz fuerte y clara, sin duda a las vacilaciones. El hombre que instantes antes recibió el "obsequio" de Fenrir era casi tan imponente; al menos le sacaba una cabeza de alto. Solo pudo erguirse para no mostrar debilidad.

¿Y tú qué es lo que buscas aquí? No hueles como el hombre bestia que vino hace unos momentos- gruñó. Si había algo que le hiciera enfurecer más era que lo compararan con aquel infame enfermo fanático de desgarrar niños inocentes.

—Vengo por él- repuso sin inmutarse.

—¿Ese? Ya está casi muerto. Si no es de hambre o sed, morirá por la enorme mordida que tiene en el cuello- mostró sus afilados dientes en señal de advertencia para que no diera un paso más.

Sintió como toda la demás manada se ponía tensa y resoplaba en las sombras.

—Lo sé. Pero él es mi misión y tengo que llevármelo-

—No se podrá. Es el bocadillo de nuestro alfa-

—Entonces demando hablar con el líder para llegar a un acuerdo-

—El alfa no conoce de habla. Solo conoce las ofrendas como esta o la guerra. Pero por lo que veo tú no estás para ofrecer ninguno de las dos. Tus manos están vacías y estas muy flaco, loco y débil para hacerle frente- Remus apretó sus ojos. "Si. Definitivamente estoy loco"

—Solo lo diré una vez. Trae al líder, ahora, que me estoy cansado de esperar razonamiento de su parte-

—Debes estar deseando la hora de tu muerte para desafiar al alfa- todos rieron a coro ya con más forma de animal que de persona con forma se mostraban a la luz de la luna. Eran tan sigilosos que no notó que ya estaban a su alrededor formando un circulo -¿Tanto quieres morir, niño? ¿Por ese peso muerto?-

—Si- respondió sin ápice de duda o vacilación. A esas alturas ya no podía retractarse.

en otro momento se hubiese soltado a reír largo y tendido ante la idea de arriesgar su pellejo a cambio del de Lucius Mal nacido Malfoy. "Ver para creer" se dijo sin poder evitar que una sonrisa se dibujara en su rostro conforme sentía que la transformación llegaba. Como sus huesos comenzaban a crujir, romperse y reagruparse en su cuerpo y la piel se resquebrajaba como cemento seco en un grueso pelaje castaño.

Una voz gutural habló a sus espaldas.

—Acepto el reto-


 


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