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Secretos de Medianoche por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

PAREJAS: Harry x Draco, Severus x Sirius, Lucius x Remus y Bill x Regulus.

DISCLAIMER: El mundo de Harry Potter le pertenece a J.K. Rowling! Yo solo estoy utilizando los personajes por mero entretenimiento sin fines de lucro :3

ADVERTENCIAS: Es un What if,...? (que tal si...?) Hay relación chico-chico, sexo explícito (Si no te gusta el delicioso, ¿que haces aquí? x9), m-preg (embarazo masculino), personajes algo OoC y probablemente palabras altisonantes. Están advertidos!

Como nota extra, les advierto que este fic esta ambientado en lo que sería el 6to libro, tomo casi todo lo establecido del 1-5 como canon (a excepción de la muerte innecesaria de Sirius :'V) y Regulus tampoco esta muerto, ya después explicaré como sobrevivió (y espero que no sea algo tan ambiguo como "un hechicero lo hizo" XD). Si me equivoco en continuidad o las cosas canónicas, me disculpo de antemano!

 

 

 

Capítulo 14

Lanzó un gruñido al aire denso de esa mañana y suspiró cansado.

Una de las pocas ventajas de ser un licántropo era que sus heridas sanaban con considerable rapidez y aquellas en sus extremidades ya casi terminaban de cicatrizar. Claro que dependía mucho de la profundidad y por lo que podía considerar, el par en su pecho aun escocía y no cerraba "Estoy seguro que un par de centímetros más y me habría arrancado el corazón…" se dijo cruzándose de brazos sintiendo como sus músculos protestaban en un hormigueo agudo que en ninguna posición le dejaba estar.

Ganó el enfrentamiento por muy poco y le hacía sentir mejor mentalmente; la muerte estuvo tan cerca de tocar su puerta pero no lo suficiente, no esta vez. Estaba claro que no era particularmente grande, fuerte, imponente o un gran peleador, pero la poción con belladona le dio como efecto secundario una mejor resistencia y mejores reflejos que su contrincante lo que lo llevó a su inminente éxito.

Sus uñas ya estaban de tamaño normal, pero aun las sentía pulsar con amenaza y estaba seguro que de buscar, encontraría sangre en ellas.

Carne desgarrada, entrañas salpicando sus fauces y la parca clamando una nueva víctima. Una pesadilla vivida que se repetía en zootropo en su cabeza cuando cerraba los ojos y nada más. Algo que debía enterrar lejos de si como un mal sueño para que no le afectara a su cordura.

"Realmente sucedió, deja de engañarte…" dijo una voz violenta que escasamente escuchaba con claridad cuando la la comenzaba a brillar en el horizonte. Sabía que no era la primera vez que mataba a alguien, pero era la primera vez que había estado consiente en el acto.

Se asomó por su ventana improvisada en esa oscura cueva maloliente y observó los alrededores. Si los cálculos no le fallaban eran cerca de 25 personas mas bestias que hombre las que estaban ahí afuera, oteando el viento, esperando ansiosos sus siguientes órdenes. Quería reír histéricamente ante esa descabellada idea. ¿El? ¿Alfa de una manada de licántropos salvajes? Eso sí que no estaba dentro de sus planes y ya que había llegado tan lejos no estaba seguro cual era el siguiente paso a dar.

-Al menos ahora que soy su líder podrán servir a las lineas de Dumbledore… supongo…- "a no ser que planeen una emboscada y nos maten a mi y a Lucius" sonrió con amargura.

Su estómago seguía revuelto por la sangre en sus manos y la infinidad de posibles futuros que tenía por delante, pero no era tiempo de lamentaciones. Lucius estaba vivo y a salvo tal y como prometió que lo regresaría a 5 días durmiendo como un bebe y la herida en su cuello ya no sangraba.

¿Como ese infeliz sobrevivió a algo que hubiese matado a otros mas fuertes y hábiles que él? era un misterio para Remus. Solo sabía que el maldito tenía una suerte envidiable porque se aferró con uñas y dientes a la vida y ahí estaba para contarlo.

-Aunque si Grayback lo mordió durante la luna llena, no volverá a ser el mismo...-

No alcanzaba a comprender qué clase de papel jugaría con Dumbledore, sin embargo no era de su incumbencia; estaba seguro que si el viejo director le pedía que saltara desnudo a un estanque de inferis lo haría sin miramientos porque había un plan detrás de ello; siempre había uno escondido en la brillante mente del director.

Volvió a suspirar apagando el fogón improvisado donde hervía un caldo revitalizante. Nunca fue bueno cocinando, pero no lo necesitaba, solo necesitaba las proteínas y vitaminas que pudiera extraer con magia para estar mejor.

Percibió un movimiento de la cama del enfermo y lo miró por el rabillo de ojo.

-Hasta que te incorporas con los vivos, Lucius…- exclamó con dos tazones de barro que consiguió transformando un par de hojas de bambú y se sentó en el suelo de un solo movimiento.

Los ojos grises lo miraron asustados, opacos y carentes de vivacidad, tan diferentes a ese brillo altanero y orgulloso que conoció en la escuela y en los cuales más de una vez se perdió "Como el tiempo cambia las cosas" se dijo con una nota triste.

-¿Lupin?- su voz sonaba pastosa y un par de decibeles más bajo de lo que recordaba.

-Ni te levantes que me costó mucho suturar tu cuello y si te esfuerzas se volverá a abrir la herida, ¡hey, hey, hey contrólate, hombre! ¡No me obligues a petrificarte!- lo amenazó con la varita y el rubio se detuvo con una mueca de dolor.

-¿D-Do.. Dónde e…?- carraspeó llevando su mano aun temblorosa a su cuello como un acto reflejo. Lucia genuinamente aterrado, era lógico que le costara hablar. "Solo Merlín sabrá cuánto tiempo fue el querido juguete para morder de Fenrir…" No podía culparlo y frotando sus cienes se tranquilizó.

-Sé que tienes muchas dudas, Lucius... yo en tu lugar tendría cientos que desearía me respondieran al instante, pero no lo voy a hacer. Antes que nada tienes que recuperarte y reponer energías así que fin de la discusión. Come-


Su mapa ya estaba hecho y casi pudo escuchar el cántico celestial.

Había sido una semana agitada con el entrenamiento de Potter, espiar los pensamientos de chiquillos imbéciles, reunir información y estrategia con Bill, vigilar a Draco y la tarea que tan dulcemente le encomendó Dumbledore como si no tuviera suficiente.

No recordaba el último día que durmió y no le importaba ya que finalmente terminó sus deberes. Su copia del mapa del merodeador estaba hecha y no se veía nada mal. "Me pregunto cómo es posible que mi hermano con sus bobos amigos consiguieron hacerlo tan bien cuando estaban estudiando" se dijo asombrado por la complejidad y el nivel que tenían y no aparentaban.

"Bueno, alguna gracia debían de tener" se dijo alzando los hombros "O realmente tenían un muy buen motivo para hacerlo" si, consideraba que más bien era lo segundo ya que si mal no recordaban ese grupito de amigos vivía y respiraba por tomarle el pelo a alguien.

Estaba agotado hasta los huesos pero pasar ese tiempo en vela hacia que valiera la pena. Las cosas finalmente estaban saliendo como debían de ser. Draco estaba a salvo. Harry estaba aprendiendo y acababa de encontrar la tercera pieza para la destrucción de Voldemort. Había sido una buena semana.

-No está nada mal- asintió finalmente reposando en su sofá-cama campante de darse un respiro. En momentos de triunfo sentía que le hacia falta un cuerpo tibio que le acompañara.

Miró sus brazos y notó una pequeña marca rosa pálido y se ruborizo. "Estúpido Bill y sus jugueteos tontos" se dijo sin querer averiguar donde más le había dejado marca.

Si bien desde un principio quiso marcar la raya y poner en alto su política de no acostarse con la misma persona más de una vez, parecía que a Bill Weasley eso se le resbalaba porque no solo volvió a pasar una vez sin poderlo evitar, si no que a esa se le sumó otra vez y otra más que parecía que los sábados eran día de tener sexo, discutir y reunir un poco de información acerca del caso.

-Es su culpa por ser tan jodidamente sexy… y tal vez un poco mía por no decir no…- musitó mordiendo su labio distraído, apenas cayendo en cuenta que el color de su piel en general no estaba bien porque su tono usual de melocotón había sido remplazado por un verdoso en un par de áreas visibles –¡Oh no…!- se dijo corriendo a verse en un espejo. ¿Cuándo había sido la última vez que comió algo?

Eso no era bueno y lo que veía en el espejo era justo lo que temía.

Parches verdosos en su cara y antebrazos como carne putrefacta de violáceas varices que parecía se desprendería a la menor sacudida. Apretó sus parpados sintiendo repugnancia.

-Parezco una maldita momia…- torció el gesto yendo a su pequeña cocina a buscar su provisión de golosinas de Honeydukes. Lo bueno que estaba cubierto en ese sentido y jamás le faltaban sus dulces que engulló como desquiciado esperando que el raro efecto se desvaneciera lo más pronto posible.

Escuchó el peculiar sonido de la estatua de cuervo en la entrada de su habitación y suspiró único que conocía su contraseña era Bill y se maldijo.

-Perfecto…que buen tino tiene...-

Siempre le gustó ser reservado, incluso cuando era niño. Solo con las personas que realmente se lo merecían sentía que podía abrirse con libertad, sin embargo con las misiones de riesgo que tomaba, era difícil encontrar alguien en quien pidiera confiar de corazón.

De tanto que quería guardar sus cosas para sí mismo, tenía que llegar Bill y enterarse de aquello que no le concierne.

-¡La madre que te pario, que te pasó?!- gritó Bill al verlo. Sonrió quitado de la pena dándole igual la imagen de si mismo que proyectaba ahí en el piso de la cocina, sentado con las piernas abiertas y las 10 bolsas de dulces regados con el sello de Honeydukes. Si algo se le daba muy bien, era fingir que esta bien cuando era claro que se estaba muriendo de vergüenza por dentro.

-Wow cuanto tacto- exclamó mordiendo una de sus paletas gigantes de maple -a veces pasa…- dijo sintiendo como si los ojos se la salieran de las órbitas pero retándole importancia solo esperaba que no se cayeran al mismo tiempo e hicieran el movimiento de un péndulo de Newton -¿Te da asco?- cuestionó cruzando su pierna. Tomaría un poco más de tiempo volver a su estado normal y ya no valía llorar sobre la leche derramada.

-A cualquiera que lo viera...- dijo con media sonrisa el pelirrojo dejando su maleta a un lado –pero no esta tan, taaan mal; digo, ¿podría ser peor no?- Regulus asintió. Su cabello no se había caído y eso era ganancia -¿Siempre te pasa?-

-A veces… cuando no como golosinas…-

-Aja... eso es algo muy normal que a los seres humanos nos llega a pasar por falta de azúcar- Regulus rió de buena gana. Sabía que se veía desagradable pero tenía que admitir que el hecho de que el infame pelirrojo no saliera corriendo despavorido le sumaba puntos.

-Mira, no entraré en detalles. Eso solo un pequeño pago por haberme enfrentado a lo innombrable cuando tenía 17. Se llama "la maldición de la casa de dulce" como el cuento de Hansel y Gretel. Si no como azúcar en 24 horas le pasa eso a mi piel que me da una apariencia de inferí, nada extraordinario- esbozó media sonrisa con su boca llena de bombones.

-¿Así que preguntarte el porqué, como, cuando y demás, está prohibido? ¿y no importa cuanto quiera saberlo o cuantas veces lo pregunte, no dirás nada?- sus cejas pelirrojas se entrejuntaron y sonrió ante su claro mohín que le hacia lucir endemoniadamente sexy.

-Exacto-

-Eres imposible...-

Sabía que con esa clara señal de "alto" no indagaría más por mucho que lo deseara; otra de sus cualidades que apreciaba con creces.

-Ya vas conociéndome- le guiñó el ojo y notó como se tensó.

Si no fuera un adulto mayor que él, estaba seguro que caería redondito en sus encantos. ¿Quien no lo haría? Era confiable, encantador, atento, muy trabajador y aguantaba vara cuando discutían, además que estaba tallado como un dios del olimpo con salvaje cabellera roja.

No podía darse ese lujo. No cuando tenía tanto que arriesgar. Suspiró poniéndose de pie, abrazando su bolsa de bombones y se le acercó.

Si le desagradaba su apariencia, no era algo que se le notara, pero si lucía algo inquieto como si quisiera decir algo y no se animaba "tal vez algún chiste o algo así" se dijo arqueando una ceja. Ya conocía esa mirada traviesa.

-¿Eso quiere decir que el sexo de rivales/compañeros que se toleran se suspende por tiempo indefinido hasta que estés mejor?- el pelinegro soltó una carcajada.

-Eres de lo peor- musitó Regulus subiéndose a horcajadas de el, rodeando su cuello con sus brazos. "Y yo aquí preocupándome por lo que pensaría y este mas fresco que el viento" se dijo sin poder dejar de reír –no sabía que le tirabas a la necrofilia... aunque pensándolo bien, trabajaste en Egipto así que seguro ya traías algún justo retorcido por las momias...-

-Al contrario, nunca me interesaron cuando trabajé de rompedor de maldiciones... Creo que conocerte ha hecho que se expandan mis parafilias a un nivel que no esperé llegar...-


Tal vez estaba siendo ambicioso, pero no podía evitarlo. Lo haría esa noche.

Se sentía fuerte, enérgico y con mayor dominio de sí mismo como nunca antes y la confianza comenzaba a ganar terreno. Podía hacerlo.

Ademas, ya iba siendo tiempo que dejara de andarse por las paredes sin llegar a ningún lugar en concreto y tomara cartas en el asunto; ese era el momento idóneo y podía sentirlo. Pondría sus nuevas habilidades en practica e indagaría en la conexión con Voldemort con la esperanza de descubrir algo que lo orientara.

Cerró los ojos e hizo un par de inhalaciones. Crookshanks siseó molesto como intuyendo lo que haría y se bajó de la cama entre reproches. La peque criatura que le dio Raven cubrió sus ojos enormes con sus patitas y flotó sobre su cabeza, escondiéndose en su cabello alborotado.

Los hechizos mentales eran al menos cinco veces más agotadores que los que se hacían verbalmente así que se concentró en poner bloqueos en el canal. No podía permitirse que la conexión fuera en los dos sentidos como la ultima vez en el ministerio. "Eso sería fatal" se dijo recordando lo asqueado y violado que se había sentido al ser invadido de esa manera, como sus diabólicas garras tomaron posiciones de su cuerpo cual marioneta y recluyó su conciencia débil y mínima a una esquina.

No lo permitiría y sintiéndose fuerte e imponente, comenzó el descenso.

Oscuridad y nada más alcanzaba a observar mientras se adentraba en la conexión. Aguantó la respiración como si se hubiese sumergido en el agua que le arrastraba. Sujetó sus gafas y entrecerró los ojos al notar la luz escasa de la habitación de ostentosas molduras con una chimenea encendida a modo de única iluminación. sintió el suelo firme bajo sus pies y ninguna señal de su presencia. "Perfecto" se dijo tranquilo investigando lo que le rodeaba.

Naginni siseó y ahí estaba ovillado en el suelo colagusano. Sobresaltado, notó como su rostro se curvaba en una sonrisa y en su huesuda mano sostenía una varita apuntandole al hombre de ralo cabello color paja que sollozaba quedo.

-Ya deja de lloriquear Colagusano, me repugnan tus chillidos de la rata inmunda que eres- sintió el poder del crucio atravesando su ser y tuvo que controlarse para no dar señal de su presencia.

-Perdone mi señor… es usted magnánimo mi…-

-Silencio. Ya basta de tus tonterías innecesarias. Tú sabes que lo que pasó fue tu culpa. Una tarea tenías y no pudiste con ella, recuérdame ¿Por qué te dejo vivir?- el hombre en el suelo se estremeció y puso una mirada compungida.

-Yo soy su más fiel seguidor mi Lord… además yo traje el nuevo recluta, ¿recuerda?-

-Ah sí. Mis ojos y oídos en Hogwarts. Un malévolo chiquillo si… Hasta que haces algo bien al conseguir a un valioso secuaz-

-Además descubrió que ahí está… la chica-

-Mi linda muñeca sin voluntad- comenzó a reír desquiciadamente que a Harry le dio nauseas –Ya volverá a mí. El ingenuo de Dumbledore cree que puede hacer algo por ella y Narcisa fue demasiado tonta como para creer que podía escapar sin que pudiera encontrarla. Pero ya ajustaremos cuentas cuando nos volvamos a ver. Seguro le dará mucho gusto el saber que su querido Lucius ya no está más en este mundo… espera- Harry se sobresaltó nuevamente ahora en guardia. No había dado muestra alguna de su presencia, sin embargo, parecía que Voldemort intuía algo.

Era hora de irse.

Despertó con el pulso acelerado y tuvo que toser un par de veces tratando de recobrar una adecuada respiración.

No había sido descubierto, pero estuvo tan cerca de serlo. ¿Como era posible? si se sentía mágicamente agotado. No había sido tan mal su primera incursión consiente y esperaba ser mejor la próxima vez porque estaba seguro que lo volvería a hacer.

Al menos podía estar tranquilo al saber que la chica cautiva estaba fuera de sus garras "Pero dijo Narcisa... " meditó un segundo tratando de recordar palabra por palabra lo que escuchó ese breve instante que le supo eterno.

-Entonces Lynci es ella... lo sabia- se dijo rebuscando entre sus cosas el dibujo que hizo en la madriguera haciendo que su mente zumbara de un lado a otro. ¿Que queria con ella? Eso lo descolocaba y le hacia hervir su sangre a partes iguales -Y luego estaba esa otra cosa que no cuadra; Voldemort dijo "¿Un valioso secuaz?" ¿Acaso tendrá también un Moody versión remasterizada?- se cuestionó intrigado. Su cabeza dolía pero no estaba tranquilo.

Pasaban las 3 de la mañana según anunció su tempus y se cercioró que todos sus amigos siguieran durmiendo. Con el silencio reinando en la habitación, optó por dar un vistazo al mapa del merodeador.

Vio las motitas distribuidas con nombres la mayoría en las respectivas casas. Filch deambulaba por el quinto piso con la señora Norris pisándole los talones. Dumbledore caminaba en su estudio de un lado a otro. No era raro que el anciano director le rehuyera al sueño y sus ojos siguieron buscando.

Pero ¿a quién se suponía que debía buscar?

-Dijo que tenía ojos y oídos en Hogwarts... ¿quien será el traidor...?-

Sabía que por alguna extraña razón que desconocían todos en el castillo, Lynci no dormía con las otras chicas Slytherin y tenía su propia habitación en algún lugar del castillo pero ¿Dónde? y ¿Porque?

Dio una inhalación tratando de no desviarse del tema. "Contrólate Potter y tus malditas hormonas" se dijo severo sin apartar sus ojos de la búsqueda visual.

La motita de Bill Weasley estaba demasiado cerca de otra que decía "R.A.B" y Harry sintió un escalofrío al descubrir algo que estaba seguro no debía haber visto y siguió buscando con rapidez como si cada segundo contara.

Se paró de golpe apretando con ambas manos en mapa y no daba crédito a lo que veían sus ojos. Tenía que ser una broma.

-¿¡Que rayos hace Malfoy en el castillo?!-

 


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