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Secretos de Medianoche por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

PAREJAS: Harry x Draco, Severus x Sirius, Lucius x Remus y Bill x Regulus.


DISCLAIMER: El mundo de Harry Potter le pertenece a J.K. Rowling! Yo solo estoy utilizando los personajes por mero entretenimiento sin fines de lucro :3


ADVERTENCIAS: Es un What if,...? (que tal si...?) Hay relación chico-chico, sexo explícito (Si no te gusta el delicioso, ¿que haces aquí? x9), m-preg (embarazo masculino), personajes algo OoC y probablemente palabras altisonantes. Están advertidos!


Como nota extra, les advierto que este fic esta ambientado en lo que sería el 6to libro, tomo casi todo lo establecido del 1-5 como canon (a excepción de la muerte innecesaria de Sirius :'V) y Regulus tampoco esta muerto, ya después explicaré como sobrevivió (y espero que no sea algo tan ambiguo como "un hechicero lo hizo" XD). Si me equivoco en continuidad o las cosas canónicas, me disculpo de antemano!


Notas de la Autora: Y pues nadie comentó... si no les gusta pues ya no subo nada y ya se acabó porque cada vez es mas y mas deprimente notar como casi nadie dice nada. Esperaré un poco más, si no pues borraré esta cuenta definitivamente.

 


Capítulo 9

Se encontraba como todos los días,esperando con ansias que dieran las 8 de la noche, la mejor hora del día.

"Ser una chica linda no es fácil" se dijo el sentir como la bruma se dispersaba de sus parpados y podía sentir como suyas sus extremidades desde la yema de sus dedos de los pies hasta cada fibra de su cabello. Esa peculiar sensación que durante años dio por sentado hasta ahora llegaba a apreciarla. Ser uno con su cuerpo.

Era como un juego de tira y afloja entre su conciencia y la nada. La magia subía como la marea y él podía regresar a tierra antes de tiempo, pero si el origen de la magia estaba distante todo lo perdía.

Sabía que hacia las cosas en automático en esas situaciones, como tomar notas, comer, ir al aseo, pero no tenía idea de nada mientras eso pasaba; era como ser otra persona de la que no tenía conciencia o control alguno y eso podía ser aterrador.

Un chico de Ravenclaw estaba en el suelo inconsciente. ¿Quién era? Sabrá Merlín y no podía importarle menos. Se alejó de él de regreso a su dormitorio y rodó los ojos al caballero gordinflón del cuadro y su triste mula que resguardaba a lento galope.

-Bellaco delator- exclamó sin darle mucha importancia a la sarta de tonterías que decía en un oxidado léxico de historias de caballerías.

-Adelante Mi Lady- dijo finalmente abriéndose dejandole pasar.

¿Por qué todos se sentían con la necesidad de tocarle? No lo comprendía, pero al parecer su apariencia femenina era como un faro de luz brillante que atraía a toda clase de insectos con un magnetismo apabullante que apenas podía respirar.

"Y no que antes no fuera atractivo" se dijo ladeando la cabeza,pero ahora la atención desbocada le sentaba fatal.

Antes era tanto admirado como odiado de tal forma que había como una línea divisoria entre él y las personas. Si lo adoraban podían seguirlo y quererlo pero no tocarlo; igualmente siendo detestado, pero ¿ahora?

Todos los aduladores del pasado se habían marchado. Pansy y las chicas con creciente envidia parecían dispuestas a todo con tal de dañarle mientras que Zabinni y Nott junto con los demás hombres de la escuela lo miraban como si fuera carne fresca y todos ellos unos lobos hambrientos.

Le daba nausea de solo pensarlo.

-No puedo ni apartarlos por voluntad propia, ni mostrarles quien manda...- sollozó. De haber alguien a cargo daba por seguro que no era él -Ni mucho menos puedo hacer algo tan básico como defenderme…- murmuró acurrucándose en su cama releyendo las breves líneas de animo y amor que mandó su madre con su elfina.

Su varita era un simple adorno y de no se por Crabbe y Goyle, estaba completamente solo.

-Oh Madre… no sabes cuanta falta me haces…-


En la pequeña cabaña escondida en el corazón de Irlanda, Sirius soplaba un par de plumas que flotaban sobre su cabeza pensando en mandarle o no una carta a Harry. Los días transcurrían lentos y más le parecían al no hacer gran cosa por la causa.

"Hacer el trabajo de elfo doméstico en esta minúscula cabaña es más fácil de lo que creí" se dijo tranquilo. Nunca fue un amo de casa ni en sus mejores momentos, pero ahora con la ausencia de Narcisa en la casa, algo tenía que hacer si no quería volverse loco "Parece que los concejos de la columna de Lady Irina, la dama de la limpieza, si funcionan" asintió al ver que no había suciedad, alimañas o escombros por ningún lado.

-Que aburrido…- se dijo recargándose sobre su mejilla izquierda. El pocionista apenas decía algo de tan embebido que estaba leyendo tomo tras tomo de los polvorosos libros que cargaba a todos lados en su maletín de fondo expansible.

Veía sus ojos negros moverse a gran rapidez siendo seguido por su diestra que garabateaba cosas que no eran de su incumbencia y aunque lo fuera, no lo entendería. Su letra era alargada y tan pequeña que se engarzaban las unas con otras imposibilitando la lectura a alguien que no fuera él.

Vigilaba cada 3 horas los alrededores, pero consideraba que era innecesario pues los hechizos estaban bien puestos y ellos darían la alarma si había un intruso a menos de 5 kilómetros a la redonda.

-¡Esto es tan aburrido!- repitió esta vez más alto que el pocionista se erizó lanzándole una expresión de advertencia.

-¡Si no aportas nada, mantén la boca cerrada!- sentenció dando un par de zancadas al improvisado laboratorio que era el único cuarto con puerta en la planta baja y la azotó haciendo que temblara la débil construcción. Ya era un milagro que se hubiera mantenido en pie durante ese largo mes.

-Que humor…-

Severus Snape siempre se sulfuraba cuando se le paraba en frente y aunque la mayor parte del tiempo le resultaba gracioso, comenzaba a creer que el chiste se estaba volviendo viejo.

Rascó su barba rizada considerando que ya iba siendo hora de cortarla si no quería comenzarse a parecer a su tipo Alphard. Rio de buena gana al recordar ese viejo y su excelente humor avinagrado. El único tío decente que tenía y que en el peor momento de su vida cuando sus padres y hermano le dieron la espalda, él le tendió una mano con una gran bolsa de galeones para ponerse en pie con la frase "Deja de meter tu cabeza en el culo por un momento y escúchame bien. Ya viviste bajo las enseñanzas de otros que son muy viejo para aceptar que están en un error y muy malos para ver lo valioso que hay en ti, Ahora toma todo lo que tengo y vive tu vida a tu manera, no me importa como sea, pero vívela por ti, carajo" volvió a sonreír recuperando sus ánimos.

-¿Deberé prepararle algo de comer?- se cuestionó mientras se dirigía a la minúscula cocina. Atender a Snape no era algo que le fuera de agrado, pero por cómo veía las cosas, el pocionista no comía nada a menos que se pusieras en la cara –Seguro me manda a volar si le llevo algo ahorita…- bufó molesto. ¿Por qué era tan difícil hablar con él?

Por la ventana abierta de la ventana, una avecilla totalmente blanca como la nieve entró volando y se posó sobre el dintel de la puerta acicalando sus plumas. Era tan blanca salvo por unas franjas negras en sus alas y sus saltones ojos azules.

El ave descendió al suelo y se transformó en Narcisa Malfoy quien quitándose una larga capa de viaje con un florete de su varita. Sin decir palabra se sentó donde él previamente había reposado, exhausta.

Tal cual prometió, Narcisa salía todos los días a conseguir los ingredientes que le encargó Snape y aunque apenas había encontrado 40, ya tenía otros 28 en proceso de entrega por transportistas ilegales; se le veía cansada y sin la elegancia característica por la larga ausencia que se tomaba.

-Hola querido- sonrió la dama agradeciendo la taza de té de anís que Sirius ponía en sus manos. Algo calientito siempre caía bien a todos, o eso le gustaba creer a Sirius.

-Hola Cisa- respondió sorprendido. Era la primera vez que la veía en su forma de animaga -¿Qué se supone que eres? ¿Una grulla?- la dama sonrió.

-No. Las grullas son más grandes. Yo soy una monjita blanca- echó la cabeza para atrás soltando su cabello que traía acomodado en un fuerte moño –por su tamaño parecerá inútil pero es lo mejor que conseguí en un corto tiempo-

Nunca fueron cercanos pese a que cuando fueron niños tuvieron enseñanzas semejantes, sin embargo al tener cada uno su propio criterio tomaron caminos totalmente contrarios. El eligió escuchar a su corazón que le decía cuan torcida era su familia mientras que Cisa como su hermano Reg tragaron todo lo que les dieron y lo aceptaron como una verdad absoluta.

Pero podía admitir que le agradaba la idea que estuviera ahí con ellos, era una buena mujer. "Seguro Quejicus y yo estaríamos medio muertos desde hace 2 semanas con tantos diffindus y cruciatus en nuestro cuerpo que ya no sabrían quien es quien" se dijo con ironía.

-Nunca pensé que jugar a los animagos fuera tan popular en nuestra época de estudiantes- contestó burlón pensando en aquellos viejos tiempos tan preciados donde James, él y Remus corrían juntos en su forma animal en las noches de luna llena.

-No lo aprendí en la escuela. Fue cuando me casé con Lucius; él plan era que ambos lo aprendiéramos para ser más útiles a la… umm… causa- sonrió nerviosa –pero yo fui la única que lo consiguió a tiempo-

-Ya me imagino a Luci como un pavorreal. Creído y orgulloso-

-De hecho no. Creo que iba a ser una especie de gato blanco. Tal vez un jaguar de las nieves porque le salieron orejas y cola pero como quedó atorado por una semana, desistió avergonzado el pobre- Sirius se destornilló de risa de solo imaginarlo –si fue gracioso, pero no podía reírme en su cara, eso hubiera sido peor para él-

-Claro y hay que proteger a toda costa el frágil ego del amado marido-

-No lo amo, pero es mi marido y mejor amigo, así que si, hay que protegerlo pese a los errores y tonterías que ha cometido y a la que nos ha arrastrado- suspiró. Sentía que ya había averiguado bastante por un día sobre su prima y esperaba que la cosa quedará hasta ahí, ya que no quería meter la pata con ella.

-Ya- contestó poniéndose en pie –anexaré eso en mi carpeta de comentarios incómodos. Listo- Narcisa soltó una risilla negando con la cabeza -¿quieres que te preparé algo de comer?-

-Te lo agradezco querido, pero no. Lo que haré es darme una ducha porque seguro parezco un desastre andante y dormiré un par de horas- sonrió haciendo una pausa mirando a la puerta cerrada y arqueó una ceja -Por lo que veo volviste a hacer enojar a Sev- no era una pregunta y Sirius puso las manos en alto.

-No es mi culpa que no tenga sentido del humor… además solo dije algo inocente no es como si lo hubiera insultado llamándole nuevamente murciélago grasiento o querido amigo felpudo o…- Narcisa lo interrumpió.

-Severus en su mejor tiempo tiene sentido del humor, créeme. Seguro el mejor de los chistes de tu repertorio podría hacerle reír en otro momento, pero ahora está muy estresado y no está para los más pequeños jueguitos por muy inocentes que sean- Sirius se encorvó -Realmente adora a Draco y estoy segura que se siente culpable por no poder prever lo que le pasó- dijo con tristeza –tú te sentirías igual si le hubiera pasado algo a tu ahijado ¿no es así?-

Sirius juntó sus pulgares quedándose súbitamente serio. Claro que se pondría frenético si algo le pasaba a Harry y desesperado buscaría una respuesta; era imposible quedarse de brazos cruzados viendo como Snape se automutilaba sin hacerle bien a nadie porque ni descansaba ni encontraba mas rápido una solución.

-¡Pero es una tontería! no es su culpa lo que pasó y dudo que alguien pudiera prever que el tan preciado Voldy tenga un fetiche por los niños y por torturar a sus padres- a Narcisa se le llenaron los ojos de lágrimas –además creí que don señor de las pociones era una especie de golem de piedra, tan duro que ya no siente nada…-

-Oh Sirius… es solo que nunca te tomaste la oportunidad de conocerlo… Severus es una persona compleja. Es extremadamente serio y fuerte por fuera y mucho más valiente de lo que jamás creerías, pero también es sensible y frágil por dentro, sin embargo trata de ocultarlo a toda costa por su vida de doble agente… Estoy segura que si no lo provocas mucho y le das algo de tranquilidad, incluso podrán llevarse bien-

Por respeto no soltó otra risotada. "¿Quejicus y yo amigos? ¡Qué buena broma!" se dijo con burla "Si James escuchara eso se volvería a morir"

-Haré hincapié para que por favor lo intentes Sirius, por el bien de la misión y por la armonía de este pequeño lugar que ya no aguanta sus peleas infantiles y por mí- la dama rubia se puso de pie y alargando su mano acarició la cabeza del moreno de forma maternal –piénsalo por favor. Iré a ducharme-

-¿Realmente tiene sentido del humor?- preguntó antes de que subiera las escaleras haciendo que Narcisa se detuviera -Porque viéndolo tan apretado como es lo dudo-

-Por supuesto, incluso puedo decir que tiene una hermosa sonrisa-

-Ahora si me estas vacilando- rió Sirius de solo imaginarlo.

-Si crees que miento, averígualo por ti mismo-


Maldecía su suerte.

El plan se tergiversó de tal manera que sentía la desesperanza trepar como enredadera en su espalda y cuello, asfixiandole lento y con fuerza. Hubo un nuevo y ultimo saqueo en Azkaban. Si de por si el lugar era un mausoleo tétrico, ahora no había nada por rescatar salvo piedras y escombro.

Los guardias habían podido detener a la mayoría de los presidiarios, pero no a todos. Lucius Malfoy faltaba y en lo que quedaba en la celda solo había un rastro de sangre ahora seca que le hacia pensar en lo peor.

-Mierda, mierda, mierda…- musitó molesto dándole un sorbo a su poción matalobos.

Metió las manos en los bolsillos cuando terminó de rebar la información de los guardias que estuvieron presentes a la hora del asalto.

Bien fácil era abortar la misión y regresar sano y salvo a Howgarts ya que ¿de qué le serviría Lucius Malfoy a Dumbledore siendo que era un incompetente, un fraude y un estorbo a los ojos de Voldemort? solo le diría: esta muerto. Seguro fueron ordenes de Voldemort regresar por él y torturarlo un poco mas antes de acabar con su vida y ahi moriría el asunto.

Sonaba tan sencillo, pero no estaba en su naturaleza rendirse. Toda su vida fue un luchador y esta ocasión no era la excepción. Encontraría al malparido de Lucius Malfoy aunque fuera lo último que hiciera en esta vida y si tenía que arrastrar su cadáver a los brazos de su querida esposa, así lo haría.

Recordó las palabras de Severus el año que ingresó como maestro a Hogwarts y miró su poción. "Si le agregas un poco de luparia podrás tener más conciencia durante tus transformaciones, Lupin" En ese momento rechazó el ofrecimiento con mucho aspaviento, negándose rotundamente a estar consiente en esa aberrante fase de su día a día ya que ¿de qué le serviría saber cuántos animales o personas había desgarrado? No era un pensamiento agradable o algo que deseara saber.

"Pero a situaciones extremas, medidas extremas…" consideró que su olfato agudo era su mejor arma en esa ocasión. "Más le vale a ese imbécil seguir con vida si es que yo no muero en el intento…"


 


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