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Mil formas de decirte que te quiero por kazu_tensho

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Notas del capitulo:

Bueno como lo prometío aqui esta la otra parte

ahora como se imaginaran el capique sigue va a tardar un poco pero prometo que dare lo mejor para terminarlo rápido

espero que lo disfruten es el Lemmon, que por sierto me quedo super largo ji ji,

bueno hay les va

Perdonar también es una forma de decir te quiero IISu mano se deslizó de la mandíbula de Kaede hasta su nuca en un roce suave y candente, acercándolo para tener mejor acceso a su boca , la cual lo recibió gustosa en un roce sensual y delicado que los dejo a ambos con muchas ganas.-Ahora que lo pienso tu me debes algo ¿Recuerdas, que no le partí la cara a Sendo?-(Dijo en un susurro el pelirrojo sobre los labios del otro chico) El oji azul se limito a sonreír, para luego, pícaramente, dejar a su lengua salir a encontrarse con los carnosos labios del Tensai, en un gesto por demás insinuante y sensual. El contacto empezó dulce, cada uno exploraba al otro como si fuera la primera ves, buscando encontrar en la boca del otro ese sabor inconfundible de cada beso que habían compartido.Todo se había transformado, se había envuelto en un tranquilo ambiente, solo para ellos dos, para Kaede y Hanamichi, sin permitir entrar en esa tranquilidad a nadie, ningún pensamiento que opacara esa felicidad, que los apartara del cuerpo del otro. Sin embargo esa tierna caricia ya no era suficiente necesitaban más.Los brazos del menor, enroscados en la cintura del otro chico, lo apretujaron aún más contra su pecho, y pudo sentir como ese cuerpo de piel blanca se estremecía y gemía suavemente en el beso, al sentir sus manos apretándolo y acariciándole la espalda, al mismo tiempo la lengua húmeda y cálida del pelirrojo empujaba y acariciaba su labio inferior retirándose cuando la de Kaede la buscaba, en ese intenso juego de vaivén, sus lenguas intercambiaban caricias buscándose y escondiéndose la una de la otra, sintiéndose sin tocarse, mezclándose entre la saliva los labios y los gemidos ahogados, todo el juego los estaba consumiendo y hasta sus cuerpos empezaban a reaccionar por instinto y no siguiendo los designios de la razón.Las manos en su espalda se estaban colando por debajo de su camiseta, toda su piel estaba erizada y cada tanto, cada ves que su lengua se chocaba con la boca de Hana, todo un escalofrío le recorría la columna, repartiendo pequeñas descargas eléctricas por su sistema nervioso, haciendo reaccionar cada una de sus extremidades desde la punta de los dedos hasta los pies, no podía evitarlo así como no podía evitar buscar más, pegándose a su Koi, frotándose enérgicamente contra el pecho de este, quería tocar su piel, que se rozara con la suya, su mano había levantado la remera y con la lema de los dedos acariciaba fuertemente los definidos pectorales, pero no era suficiente, quería más, su otra mano presionaba los rojos cabellos ayudando a su boca, que desesperada, buscaba, de una ves por todas, apoderarse de esa dulce cavidad, enfrentarse mano a mano con esa lengua que se le negaba constantemente a fundirse en lo delicioso de esa sensación.Hanamichi lo entendió y  como no podía ser de otro manera, respondió a su demandante petición con la misma intensidad que él oji azul.Ese beso ya no era un simple beso, era uno de esos besos que rara ves terminan en solo eso, el pelirrojo lo sabía y no pretendía hacer nada para cambiarlo, su deseo no se lo permitía, apenas y podía controlar la fuerza con la que tiraba de la camiseta del pelinegro para no arrancársela y devorarlo en ese instante, mucho más le costa abandonar sus labios para hacer a la maldita prenda dejar por completa la piel de su Koi, le era difícil, cada que sus labios se separaban del calor de los de Kaede se sentía como si una fuerza invisible lo pegara de vuelta a ellos, esa fuerza se llama pasión, y eso era lo que estaba experimentando, lo que sentía cada que ese acercaba a el ojo azul.Definitivamente le iba a ser difícil, pero necesitaba ya besar la piel del menor saciarse de su sabor, trató otra ves de alejarse de la boca ansiosa de su Koibito pero le fue imposible, usando toda su voluntad solo había logrado deslizarse de sus labios hasta su cuello, hasta la sensual forma de su garganta, mordiendo su nuez y luego besando en el mismo lugar.El gemido que soltó Kaede fue lo que le dio la fuerza suficiente para apartarse de esa piel y sacar tan rápido como le fue posible la prenda, lanzándola al piso donde quedo completamente olvidada, el pelirrojo se tomo ese momento para apreciar la belleza de su angelito, sus ojos nublados por el deseo, sus labios sonrosados y entreabiertos, deseosos, no se pudo resistir más y quiso atacar, como tenía previsto las piel que había quedado descubierta, pero su amante tenía otros planes.El oji azul se apartó un poco cuando adivinó las intenciones del menor, y es que si esa boca volvía a hacer de las suyas terminarían arrancándose la ropa mutuamente.Con toda la agilidad que poseía se deshizo de la remera de su Koi arrojándola al suelo junto con la suya, al mismo tiempo que se abalanzaba sobre él y lo lamía desde el las clavículas, hasta el hombro, subiendo por el cuello hasta chocarse con el lóbulo de la oreja, el cual no pudo resistirse a morder, mucho menos cuando los casi imperceptibles gemidos de protesta de su amante le habían llegado a la oreja y lo excitaban tanto. No era justo, el que se había esforzado tanto y ahora Kaede le robaba la gloria, aunque por esos besos, que ahora él estaba repartiendo por su mandíbula, ya no importaba no poder saborear su piel en ese momento se conformaba con acariciarla, sentirla en sus dedos con toda su suavidad, nunca podría conformarse siempre quería más, nunca sería suficiente, quería todo y lo quería ahora. Con esa idea en mente se aferró de la cintura del oji azul y lo tomó de sus cabellos haciéndolo alejarse de los besos dejando su cuello descubierto igual que su boca, que fue lo primero en ser, nuevamente, devorado por los ansiosos labios de Hanamichi, pero el pelirrojo no se quedaría solo con eso y teniendo cuidado de no tropezar con nada, retrocedió hasta encontrar con sus manos la punta de la mesa, hasta donde arrastro a Rukawa.El mayor sintió como sus pies dejaban el suelo y sintió un gemido escaparse de su boca, nadie ni siquiera el oji almendra se daba cuenta de lo que provocaba en el otro chico cuando hacía ese tipo de cosas, cuando usaba su fuerza en momentos así para lograr arrastrarlo a donde él quería, incluso a la locura.Era eso, lo estaba volviendo loco, con esa apasionada forma suya de besarlo de poseerlo, ahora mismo había perdido el sentido de todo, estando recostado sobre la madera, todavía fría, con el cuerpo bien formado de su amante presionándolo fuerte contra su calor, mientras su boca le daba pequeños toques en los labios que lo dejaban insatisfecho y después bajaban para marcar, con pasión su pecho y sus clavículas.Se sentía muy acalorado, cada parte que el pelirrojo tocaba, quemaba, ardía, el calor se expandía por todos lados y se transformaba en gemidos impacientes en su boca, sus manos estaban sobre la espalda amplia del otro chico y sus dedo se clavaban en esta, pero eso no estaba funcionando, así que decidido subió sus manos hasta el cuello de su Koi, y cuando este jugaba con su paciencia, besando sus labios suavemente, sin complacerlo, el pelinegro se hizo dueño de la situación, volviendo el beso un encuentro furioso entre sus lenguas, un choque entre sus sentidos que terminó en un arranque aún más alocado, cuando las prendas que ambos todavía conservaban fueron arrancadas y volaron por el aire quedando abandonadas en algún lugar.Ahora estaban desnudos, aunque era difícil recordar como había pasado, toda su vista estaba nublada, su cuerpo estaba temblando, un poco de frío y mayormente de pasión,  en su boca, la cremosa piel del oji azul, se bañaba de sudor y se perlaba, sonrosándose mientras su boca bajaba por su pecho con un destino fijo, que alcanzó de inmediato pero paso por alto, ignorándolo como si no estuviera ahí.Su boca siguió bajando, internándose entre los muslos, dejando marcas ahí también, pero desesperando a su Koi, y eso era justo lo que quería volverlo un poco loco, desquiciarlo, quería sentir como lo disfrutaba, como se perdía en esos sentimientos, el solo echo de ver como se removía en su lugar en ese momento era lo que quería, verlo sonrojado mordiéndose la mano para no suplicar, quería ver cuanto podría aguantar su Koi y cuanto podía aguantar el mismo.Se detuvo un momento para contemplar su obra, esos puntos rojos esparcidos por las piernas y la cadera del otro chico, su miembro alzándose frente a él.Era demasiado ya había visto suficiente ahora quería sentirlo, se acerco con lentitud y su lengua lo alcanzó en una pequeña lamida, seguida de otra, seguida por sus labios cerrándose en la punta y succionando un poco, los gemidos de su Koi le llagaron como una ola en un mar iracundo y su cuerpo reacciono a estos inmediatamente haciéndole desear dejar todo lo que estaba haciendo y entrar de una en su cuerpo, sin embargo, en un momento de lucidez prefirió seguir con lo que se había predicho y su lengua vagó por toda la extensión del miembro de Kaede de arriba a abajo  y de abajo a arriba bajando nuevamente para, esta ves seguir bajando más allá de los testículos y así poder alcanzar su entrada, mientras cada ves más los gemido del pelinegro se esparcían por la habitación ahogándolo con lujuria.La lengua del oji almendra alcanzó por fin la rosada entrada y se hundió tanto como pudo en ella, sintiendo otra ves esas ganas imperiosas de penetrarlo, pero no, primero jugaría con él, lubricó el orificio lo más que pudo y luego introdujo un dedo, logrando con esto que todo el cuerpo de su amante temblara y se arqueara gimiendo su nombre, al menor se le formó una sonrisa con la que volvió a subir por el mismo camino por el que había bajado, llegando de nuevo hasta la punta del miembro, aún más endurecido, de su Kaede, volvió a succionarlo, pero esta ves lo engullo por completo acariciándolo con su lengua, mientras la punta llegaba hasta su garganta y un segundo dedo se abría paso en su entrada, llegando aún más profundo que el primero.Esta ves si que el pelinegro se podría haber vuelto loco y es que su novio siempre daba con los puntos correctos y lo llevaba a límites desconocidos, lo ponía a prueba, su resistencia y su auto control, pruebas que ni él mismo sabía como superaba por que realmente lo que ese hombre hacía con su cuerpo, las infinitas  sensaciones que le hacía descubrir lo superaban.Ahora mismo estaba arqueándose, pegándose lo más que podía a esa boca, pero sin poder evitar mover sus caderas para tener más contacto con esos dedos, intrusos que exploraban su interior, acariciándolo desde adentro, presionando duramente una y otra ves ese punto en su interior que lo hacía gemir descontroladamente, que hacía que su parte inferior se sintiera como si se fuera a derretir y como si su pecho fuera a estallar en gemidos de placer, sabía que no aguantaría por mucho tiempo, que estaba a punto de terminar pero aguantaría lo que fuese para seguir recibiendo esas atenciones de ese pelirrojo que tanto amaba.Sin embargo, como si quisiera aminorarle la carga, el otro chico dejó la intensidad de sus caricias haciéndolas ahora más profundas, pero a la ves más lentas, su lengua se tomo su tiempo para reconocer cada forma del miembro del oji azul y sus dedos se enterraron profundo en su ser saliendo lentamente y volviendo a entrar, igualmente lento, presionando con fuerza aquel punto para darle tanto placer como le fue posible, pero su novio no se daba por vencido y seguía moviéndose con un ritmo rápido y demandante, por lo que el pelirrojo no pudo evitar volver a sus apasionadas caricias ahora con un tercer dedo acompañando la resurgida intensidad y preparándolo para lo que ya estaba próximo en venir.El mayor lo sintió con un poco de dolor, pero nada lo distraía de esa boca succionando fuerte su miembro y a pesar de la molesta sensación, ese dedo no hizo más que volverlo aún más loco de lo que estaba, todo su cuerpo se estaba derritiendo, ahora los gemidas ya no se estancaban en su garganta por que le era imposible contenerlos, repetidamente gritaba el nombre de aquel que amaba tan intensamente y todo su cuerpo se tensaba en fuertes espasmos de placer que culminaron cuando por fin su semilla se vertió en la boca de su novio.El sabor le inundo las papilas gustativas y en su cerebro la frase “Es sabor a Kaede”  se le hizo presente y le arrancó una sonrisa, si, ese era el sabor inconfundible de Kaede, su saliva su sudor y su semen, cosas que nadie más volvería a probar por que él no permitiría que algo así pasara. Se relamió los labios buscando los restos de semen esparcidos por sus labios, las gotas rebeldes de ese liquido blanco fueron retiradas con parsimonia mientras veía a su amante recuperarse de su reciente orgasmo, sus dedos seguían en su interior y entre cada bocanada de aire que el pelinegro inhalaba, su cadera inconscientemente se agitaba buscando más contacto, sin embargo el oji azul no perecía percatarse de lo que hacía y eso al pelirrojo se el hacía sumamente erótico, tanto que pequeños jadeos se le escapaban cada tanto mientras su erección se hacía cada ves más molesta, rogando por atención. Subió su mirada y se encontró con la azul de su novio mirándolo sobre un pronunciado sonrojo en sus mejillas, otras ves un jadeo se le escapo sin previo aviso, dejando luego lugar a una sonrisa que se transformo luego en un beso, un contacto suave y casi tímido acompañado por un mínimo roce ente sus lenguas lo único permitido si quería que su amante recuperara el ritmo normal de su respiración.Mientras tanto el pelirrojo se divertía besando su cuello, mordiendo sus clavículas y los lóbulos de sus orejas susurrando sus más obscenos pensamientos de ves en cuando, mientras frotaba su dureza contra la flaccidez de Rukawa que pronto se fue endureciendo, recuperando su calidez. Pero eso no era lo único que había recuperado el oji azul, su respiración podía considerarse normal en ese momento, un poco demasiado adornada por jadeos y gemidos, pero era suficiente para el pelirrojo que no podía esperar un minuto más.Besando el pelo negro el menor susurro unas palabras que le erizaron cado una de los cabellos de su nuca.-Te deseo déjame meterla, por favor- (Las palabras cargadas de necesidad y lujuria fueron acompañadas por una pequeña presión por parte del pelirrojo, tanto de sus caderas sobre la erección de su amante, como de sus dedos en su entrada sobre su próstata)Que más podía decirle, si abría la boca para asentir gritaría como un animal en celo y luego moriría de vergüenza, así que dejó que su cuerpo hablara por él con un movimiento de caderas, haciendo chocar sus miembros al tiempo que se enterraba más los dedos de su amante en su interior. En ese momento Kaede tubo una pequeña noción de que lo había estado haciendo inconscientemente y se sintió orgulloso de su propio cuerpo por lograr ese efecto en su novio.El oji almendra había entendido el mensaje y ansioso giró una ves más sus dedos en la entrada del mayor, buscando que estuviera lo suficientemente preparado para recibirlo sin hacerle daño, sin embargo como respuesta a este movimiento recibió un gruñido que no supo si fue de queja o placer pero entendió el mensaje que Kaede quería darle “Si no lo hacía de una ves moriría en sus manos”.Hanamichi sonrió lascivo y se relamió los labios, luego se alejó un poco del otro chico y se acomodó, la cabeza de su miembro se acomodó justo en la rosada entrada del pelinegro y la acarició, el mayor soltó un gruñido y el pelirrojo creyó oírlo maldecir antes de que ese cuerpo blanco y gloriosamente perlado por el sudor, se empujara contra él logrando que la punta se deslizara por el lubricado orificio, la onda expansiva de placer que los recorrió fue tal que ambos soltaron un grito, seguido por un fuerte movimiento desesperado de Hanamichi que se enterró en el cuerpo bajo él, donde el éxtasis lo sorprendió haciéndolo temblar de una manera casi enferma, mientras su compañero se acostumbraba a su invasión con el dulce placer del suave e inevitable movimiento y los tiernos besos que su amante estaba depositando en su cuello.Al oji azul le basto a penas un momento para acostumbrarse y quizás no estaba listo pero poco le importo, ya no podía aguantarse menos teniéndolo dentro, conectados de esa forma tan intima.-Hana...- (Rogó el pelinegro acariciando la cabeza pelirroja incitando al oji almendra a intensificar la oleada de besos en su cuerpo)-Te amo Kaede-(Fue la única respuesta que obtuvo del oji almendra, mientras su cuerpo lo rodeaba y lo absorbía sumergiéndolo en su calor)Un movimiento suave y rítmico se impuso entre los dos amantes, logrando a cada embestida arrancar un gemido gatunal desde el fondo de la garganta del pelinegro, mientas se arqueaba y se empujaba contar Hanamichi abrazándose de su espalda, buscando volverse uno con él, entregándose por completo a sus decisiones a sus acciones a sus sentimientos, dejando por fin que su cuerpo se desconecte de todo lo que lo rodea y empiece un viaje, donde se pierde la noción de todo, donde el dolor se pierde en el placer el frío se ve dominado por el calor, donde las paredes se desvanecen, se pierden , y su cuerpo siente que esta volando en la inmensidad de un cielo color fuego, ese viaje que solo podía compartir con Hanamichi, un placer que solo puede brindarse y recibirse de la persona amada, algo que jamás dejaría probar a otra persona.En su estado de sumisión aventura Kaede pudo sentir como todo se volvía más intenso, el palpitar de sus corazones, sus pechos chocando al respirar, sus pieles rozándose, mezclando el sudor, la pelea de sus lenguas por buscarse y reconocerse, todos los sentimientos golpeándolos estrepitosamente, haciéndolos caer cada ves más en los delirios de placer, en las rápidas y furiosas envestidas, el los intensos gritos de placer, todo ya era demasiado intenso para controlarlo, ya ningún pensamiento racional podría detener la profunda pasión. No cuando el pelirrojo se sentía tan abrasadoramente acogido, tan profundamente enterrado en el gloriosa cuerpo de su novio, no cuando este lo abrazaba claramente necesitado de su presencia, de sus cercanía, no cuando esos oscurecidos, apasionados y resplandecientes ojos azules lo divisaban entre lo que parecía ser un caos de lujuria y se disolvían en una mirada de completa felicidad resaltando entre su convulsionado cuerpo, sacudido por la pasión. Pasión que lo estaba consumiendo arrinconándolos contra un muro de placer forjado por la más candente lujuria, un muro débil que amenazaba con ceder ante el fulgor del momento dejándolos sepultados y desamparados en el más puro éxtasis.Aunque los dos lo supiera no habían nada que quisiera hacer al respecto, necesitaban rendirse ante lo inevitable buscarlo con toda la intensidad de sus cuerpos, con toda su entrega.El pelirrojo lo supo a penas y sintió como Kaede se tensaba conteniendo la respiración, mientras parpadeaba desconcertado, como sin saber que pasaba con su cuerpo, cada ves se arqueaba más casi inhumanamente y enterraba sus dedos en la morena piel de su espalda, su entrada lo estaba absorbiéndolo, o quizás el mismo accionar de Kaede lo atraía más en su interior, no le importaba, el también lo necesitaba hundirse profundo en le cuerpo de su amante presionar su caderas contra las suyas, moverse tan rápido como podía, aumentar la fricción, la rudaza, dejarse llevar por su instinto, por el placer por la mismísima locura arrebatadora del orgasmo, un orgasmo avasallante, extremadamente intenso algo que difícilmente se puede expresar con palabras.Los dos se quedaron rendidos aún abrasados, regodeándose en la inmensa tranquilidad, escuchando detenidamente los pequeños ruidos cotidianos que usualmente quedan acallados por el movimiento diario.-Te Amo Hana--Yo también y mucho-(Le dio un pequeño beso para enfatizar sus palabras y luego el sonrió)-¿Estas casado?--Depende... si quieres una segunda ronda-(sugirió rozando sus labios al hablar y luego dedicándole una sonrisa perversa)-En realidad estaba pensando en algo como una cama--Entonces estamos en el mismo canal-(Afirmó perverso para luego levantar a Kaede sorprendiéndolo)-¿Qué...qué haces?-(Preguntó un poco divertido aferrándose más a su novio para no caerse mientas este emprendía el recorrido hasta su cuarto)-Te secuestro, para fines completamente perversos-(Sentenció mientas alcanzaba la cama y enfatizó sus palabras lamiendo su cuello con la punta de la lengua)El pelinegro sonrió ampliamente sintiendo una gran emoción al sentir que el inestable suelo por el que caminaba antes de llegar a su departamento, ahora era un firma y seguro lugar en el se sentía feliz, una ves más el pelirrojo lo había sorprendido con una actitud completamente sensata, totalmente diferente a su usual forma de ser, diciéndole cuanto lo quería al simplemente perdonarlo.Aun se lamentaba por no poder ofrecerle la misma clase de seguridad a su novio en cuanto a sus arranques de celos, pero podía asegurar que desde ese momento se lo pensaría dos veces antes de reaccionar, por que después de todo lo único que había logrado era dejarle el camino libre a su rival y eso era algo imperdonable, algo que no volvería a hacer, el oji azul suspiró todavía teniendo a su novio encima de su cuerpo cubriéndolo de besos y se juró a si mismo confiar plenamente en la persona que tanto se preocupaba por él, la persona que tanto lo amaba, y por su puesto tener más fe en su mismo, su misión era afrontar la real idea de que un ser tan perfecto como Hanamichi Sakuragi, sintiera algo tan profundo como el amor por una persona sin gracia como él.Las hora pasaron y las energías se fueron agotando mediante la tarde se oscurecía todavía bajo las nubes grises.Después de amarse hasta el cansancio, los dos adolescentes se encontraban tendidos uno sobre el otro inundados en una tranquila somnolencia, un oscilante vértice entre el sueño y la realidad, decorado por perfumes entremezclados en una atmósfera que de apoco se iba librando de su alto contenido de pasión, lujuria, y sus olores a sexo y sudor.En medio de un paisaje irreal de ensueño, un molesto sonido hizo que los ojos azules se abrieran a la realidad, con pereza pero furiosos. Si había algo que detestara más que ser desertado de un sueño profundo, era que lo despertaran de ese delicioso estado somnoliento, mataría a cualquier persona u objeto que fuera la culpable de haberlo despertado.El sonido se detuvo y el pelinegro serró los ojos nuevamente, volviendo a acomodarse en el pecho de su novio que extrañamente se había dormido antes que él, el pelinegro sonrió y trato de volver a dormirse, pero para su desgracia el sonido volvió a sus oídos, Kaede quiso ignorarlo, sin embargo, la melodía era inequívocamente la del celular de su Hana, la que sabía no se detendría hasta que por lo menos abriera el maldito aparato.Resignado, el mayor se movió cuidadosamente, quitándose el brazo de su novio de encima, y luego se levantó con el mismo cuidado para dirigirse a la cocina donde el panorama seguía igual.Su ropa y la del pelirrojo estaban regadas por el piso, los platos sin guardar seguían sobre la mesada, todo igual, excepto que el apasionado sonido de sus gemidos, había sido remplazado por la alegre melodía que surgía de entre las ropas de ambos, una música que estaba irritándolo en demasía .El oji azul se acercó al bulto de ropa y sacó el ruidoso aparato lo abrió y lo que leyó lo dejó helado.“From: Akane-chan”Sintió como si todo a su alrededor se destruyera, como toda su felicidad le era arracada de un tirón, como si una fuerte lluvia arrastrara todo su ser, a un lugar gris donde se encontraba solo, en medio de su confusión, apretó el botón de LEER y el mensaje le llegó a los ojos, no así a su a cabeza que tardó un para de minutos en asimilar todos los sentimientos encontrados, transformándose en pensamientos que la nublaban de lo que se había propuesto.Cuando por fin logró concentrarse en la pequeña y monótona letra, volvió a mirar el mensaje y procesó cada palabra con toda la tranquilidad que pudo.“Hana, espero que estes bien, me quede muy preocupada por lo que paso, llámame si me necesitas para curarte otra ves. Te quiero. Akane-chan” Cada palabra era como una soga apretándose cada ves más, cortándole la respiración, cuando la insoportable oleada de angustiase estaba apoderando de él, como una pequeña luz, un lugar seguro entre la tormenta, la imagen de su novio mirándolo fijamente, sonriéndole y diciéndole que lo amaba lo rescato de la profunda oscuridad y depresión en la que se estaba hundiendo.Se había prometido confiar en él, no dudar, aunque las cosas los superaran, y debía mantener esa promesa, el oji azul levantó la vista del teléfono, lo cerro y lo apretó contra su pecho, tratando de enterrar la desconfianza y la angustia cuando se sintió listo para avanzan, comenzó con su recorrido de vuelta a los brazos de su Koi, acurrucándose nuevamente entre estos para cerrar los ojos y dejar que el sueño lo haga olvidar lo que estaba sintiendo, su cuerpo se relajó pero su mente todavía trataba de enfrentar a los sentimientos de su corazón, en un intento de volverlos racionales. Es que encontrarse otra ves con ese nombre tratando de acercarse a su posesión más preciada, para arrebatársela, lo sumía una ves más en un laberinto de angustia.No quería que su pelirrojo volviera a acercarse a esa chica, no quería sentirse amenazado, tenía miedo de sus propias reacciones, se decepcionar la confianza y el amor de Hanamichi, todo esto lo aterraba y lo inmovilizado, se sentía atrapado en sus propias emociones, no podía reaccionar libremente sin decepcionar a su novio, pero aguantarse todo lo que sentía lo mataría, no había forma de que todo fuera normal de nuevo no mientras no pudiera controlarse, pero por el momento todo lo que le quedaba era fingir y aprender de sus errores para controlar lo que le parecía incontrolable.Su mente se vio repentinamente atrapada en un inmenso deja vû, un recuerdo un tanto agradable de las veces que había querido esconder el amor imparable dentro de su pecho, frente al hombre que ahora lo abrasaba y que no hace más de una hora le había echo el amor, un recuerdo de cuando temía quedarse solo. Esa ves todo había fluido naturalmente y terminado en el mejor de los escenarios posibles, dudaba que esta ves acabase así, si sus emociones volvían a superarlo, pero en ese momento que más daba, se preocuparía más tarde ahora el sueño estaba venciéndolo y los resoplidos acompasados de su novio estaban arrullándolo así que se dejó vencer por el cansancio y por fin pudo dormirse.     
Notas finales:

bueno dejeme reviews porfis ja ja

espero que esten todos bien

por cierto reviví mi flog

www.fotolog.com/Tenshoyaoi_sa si tienen ganas pasence

bueno que se la pasen bien

besos

 


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