La tripulación se encontraba varada en una de las tantas islas del Grand Line, esta vez el asunto fue por falta de comida ya que Luffy rompió uno de los tantos amados candados del Cocinero, claramente no salió ileso y con un lo siento no pudo resolver el problema que se armó, asà que Nami disgustada tuvo que ceder una pequeña parte de su tesoro para abastecer el barco.
Los grupos se dividieron en 3, Nami, Usopp y Chopper, Franky y RobÃn, Zoro,Sanji y Luffy, Brook se quedarÃa a cargo del cuidado del Sunny.
Apenas pisaron la Ciudad los más jóvenes salieron disparados, los grupos sabiendo eso siguieron con lo suyo, la prioridad era la comida, lo cual Sanji se encargaba de que no faltara nada y lo segundo era curiosear y encontrar cosas que sean útiles para el barco –Mmm,este pez se ve bien- mientras Sanji seleccionaba los alimentos, Zoro a su espalda se entretenÃa mirando los puestos, no podÃa esperar para perderse en dos segundos y dejar con los pelos de punta al rubio.
-Otra vez la ciudad se movió- hablo Zoro mientras estaba en calles menos concurridas y se metÃa por cualquier hueco que encontraba
-Chico- una mujer mayor estaba sentada en un pequeño tronco con una bastón en su mano -¿estás ahà chico?-
Era el único allà asà que se acercó con la guardia en alto -¿Qué quieres?- de inmediato noto que la mujer era ciega -¿Cómo sabes que era un hombre?-
-¿Me das tu mano? Tranquilo Muchacho, esta pobre vieja no puede hacer nada ya- dejando de apretar a Wadou le cedió su mano a la pequeña mujer –oh vaya, eres muy guapo- los pequeños dedos de su izquierda iban acariciando la palma del moreno –eres un espadachÃn muy talentoso, tienes un gran futuro por delante- al principio el peliverde no le creÃa pero estaba comenzando a sentir interés por lo que decÃa –has pasado por mucho…oh,tus manos han protegido muchas vidas y… han acariciado a otra persona- tenso su brazo pero la abuela lo estaba sujetando con una fuerza que no vio venir –no te asustes, pero veo que esa persona…es un hombre-
-¡Suéltame! ¡¿Cómo te atreves?!- iba a usar su fuerza contra esa mujer, era lo único que podÃa hacer.
-¿De qué te avergüenzas? ¿Es tan malo amar a alguien del mismo sexo? ¿Tienes miedo de lo que digan los demás? ¿O es que solo juegas con esa persona?- la mujer aflojo su agarre –aun no estas convencido de lo que sientes, hay una duda en tu corazón ¿esto es lo correcto? Es lo que te preguntas, pero ¿te has preguntado si esa persona es feliz a tu lado?- en ese instante recordó la sonrisa del Cocinero –su relación acabara en un pozo de donde ambos no podrán salir-
-¿Qué deberÃa hacer? Yo…no estoy seguro de amarlo como el me ama a mÃ- la mujer sonrió y palmo el reverso de su mano.
–Eres duro muchacho, te falta mucho aun, por eso te daré un obsequio- saco de su bolsillo una pequeña botella de licor –es algo viejo, pero bébelo cuando discutas con él, pelean a menudo ¿verdad?- asintió –ese licor te dará un buen viaje, pero tómalo poco a poco- el espadachÃn levanto una ceja desconcertado –no te preocupes, cuando veas todo lo que te depara el futuro no te arrepentirás, es más, tendrás todas las respuestas que quieras- se rio mostrando una bella sonrisa -vete- soltó su mano –no te pierdas-
-Abuela ¿Quién diablos eres?-
La pequeña mujer lo miro con sus ojos blancos –solo una vieja adivina que estaba aburrida, cierto, aun no te atreviste a tener sexo con el ¿verdad?-
Se sonrojo furiosamente –¡Váyase al diablo vieja Bruja!- la carcajada de esa mujer fue el colmo, se estaba burlando.
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Fumaba su tercer cigarrillo, el maldito Marimo habÃa desaparecido y no sabÃa a donde dirigirse sin perder tiempo –ese idiota- camino hasta un bosque cercano, ambas manos estaban cargando dos bolsas repletas de comida –se suponÃa que debÃa de ayudarme, pero deberé de cargar todo yo solo- se quejó. Se sentó sobre una roca, dejo las bolsas y apago el cigarro ¿Qué estaba yendo mal? Largo el humo restante por su boca, ambos tenÃan una relación ¿verdad? Bueno, hace al menos 6 meses que estaban con ese tipo de contacto, se referÃa a besos…caricias…y….detuvo abruptamente esos pensamientos –Maldición ¿Por qué es tan distinto?- Estaba enamorado, si, lo estaba y no tenÃa nada malo, Zoro era desgraciadamente para él, la persona que cautivo su persona, sus besos eran únicos y lo dejaba deseando más pero ese estúpido era un completo cobarde, no se atrevÃa a tocarlo de forma indecente, parecÃan crÃos, aunque en verdad que ambos eran vÃrgenes pero ¡¿Por qué debÃa conformarse con manosearse?! ¡Eran adultos!
Quedo sobre aquella roca refunfuñando y pensando las maneras de cautivar de una mejor manera al peliverde, apenas levanta la mirada se lo topo allÃ, mirándole fijamente –Cocinero ¿A dónde fuiste?-
Una vena sobresalto de su frente -¡Tú fuiste el que te alejaste, idiota!-
-¿En serio? Cuando me di la vuelta ya no estabas-
-¡Eso deberÃa decirte yo!- apretó el cigarro que estaba en su mano–no tienes remedio- se quedaron en silencio, un silencio que era acogido por el sonido de las aves que aleteaban por los aires y cantaban en los árboles. Suspiro y se puso de pie, en verdad que esa estúpida alga no tenÃa remedio, apenas estuvo frente al peliverde lo tomo de la mano y lo beso, el espadachÃn por su parte quedo sorprendido y reacciono de la peor manera que pudo ser, de un empujón alejo al rubio quien se mostró sorprendido -¡¿Qué haces?!-
-¡Eso pregunto yo! ¡¿A qué mierda vino eso?!-
Apretó los dientes y entrecerró los ojos ¿Por qué decÃa eso? ¿No lo notaba? -¡¿Acaso no estamos saliendo?! ¡Es normal hacer este tipo de cosas!- reclamo dolido, ya estaba harto -¡¿Por qué me besaste la primera vez?! ¡Te habÃa dicho que ese era mi primer beso! Y aun asà lo seguiste haciendo, yo…querÃa que me miraras- susurro
-Nuestra relación se basa en lo fÃsico solamente-
Sonrió de lado -¿De qué fÃsico hablas? Solo nos masturbamos y solo has tocado mi pene tres veces ¡¿de qué mierda de fÃsico hablas?!- mientras reclamaba su rostro estaba teñido de un precioso carmÃn y sus orejas eran un poema -¡Eres un cobarde, eso es lo que eres!-
-¡Deja de joder! ¡¿Acaso eso es lo que te molesta?! ¡Llevamos medio año en esto!-
-¡Esto es una relación, es medio año bastardo! ¡¿Acaso no lo ves?! ¡No tengo un cuerpo de acero!- era normal, el joven Cocinero estaba completamente frustrado y saber que solo él tomaba esta relación en serio le dolÃa -¡Por lo menos se considerado! ¡Miénteme!-
Estaba cansado -¡Basta! ¡Escúchame Sanji, yo no te amo y nunca lo hare! ¡Eres un hombre! ¡Eso es repugnante!- un jadeo salió de su boca, eso no era lo que le quiso decir, no de esa forma –no…-
Las lágrimas de Sanji fue un crudo golpe, herir de esa manera a una persona que te ama es de lo más vil, apretaba su camisa en la zona de su corazón, podrÃa jurar que se habÃa roto, sentÃa algo arder y las lágrimas no se detenÃan, estaba herido y ya no podÃa decir nada más, no podÃa reclamarle por una relación que el mismo espadachÃn aborrecÃa, habÃa jugado con él. Dio un paso atrás y una media vuelta, le dio la espalda y sintió la mano apretar su brazo, ya no querÃa sentir esto, ya no querÃa ser el idiota enamorado, se dio la vuelta para golpear su mejilla y asà alejarlo, su puño ardÃa como su pecho, mostró su expresión más destrozada mientras lo miraba –yo te amaba en serio- se fregó los ojos –perdóname por ser un hombre… se terminó-
Era el fin, asà terminaba su relación o lo que fuera, Roronoa se quedó de pie en el bosque mientras veÃa alejarse a Kuroashi ¿Qué hizo? Su estómago era un nudo que no aceptaba siquiera la saliva que tragaba, su puño se tornaba blanco, ver a Sanji llorar fue un golpe que lo dejo sin aire -¡Maldición!- saco la botella de licor que le dio esa anciana y se lo trago de una sola vez, se odiaba, era realmente una pésima persona, no podÃa considerar los sentimiento de otros, no podÃa mentir siquiera para darle esperanzas…no…no debÃa dar esperanzas si no sentÃa nada, pero debÃa hablar con él, debÃa expresarse mejor y hacerlo sentir de otra manera.
¿Eh?- sintió un mareo abrupto y empezó a toser, sus ojos comenzaron a picar y sentÃa algo salir de su nariz -¿Qué es esto?- la sangre se deslizaba por su nariz y de repente su vista se volvió negra -mierda- fue solo segundos pero Zoro ya estaba en el suelo tratando de sacar fuerzas que ya no estaba en su cuerpo –Sa-Sanji- llamo ahogadamente, iba a morir y era el fin…
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Despertó con un dolor tremendo en la espalda, escuchaba como las pequeñas olas golpeaban contra el barco ¿en qué momento regreso al Sunny? No importaba, estaba vivo, se relajó y estiro en la cama -¿mmm?- miro en su vientre un brazo ajeno -¡¿Qué mierda?!- cayo de la cama haciendo que el extraño se moviera entre las sabanas -¡¿Quién mierda eres?!-
-Es demasiado temprano para hacer ruido Zoro-ya-
-¿Eh?- Law, ese era Law, un Supernova pero…se veÃa más adulto y lo principal era… ¡¿Qué mierda hacÃan durmiendo juntos?! -¡Maldito! ¡¿Qué significa esto?!- agarro su Katana, cual estaba apoyada en uno de los muebles.
El moreno se desperezo y se rasco la cabeza -te has levantado de malas, no me extraña- rodeo la cama mostrando su bien definido cuerpo, mostrando un boxer negro, los nervios del peliverde se dispararon al verse en las mismas condiciones -¡¿Qué me hiciste?!-
-¿En verdad no lo recuerdas? No estábamos tan ebrios, además ¿Cómo puedes gritarle a tu esposo a estas horas?- dijo mostrando el anillo que lucÃa en su mano.
Eso no podÃa ser cierto, pero en cuanto sintió la dureza en su dedo se quedó petrificado, el anillo en su anular era idéntico al de Trafalgar -Es mentira- susurro, ya para eso el Doctor estaba frente a el y lo tomo de la barbilla.
-Buen dÃa mi querido Esposo- susurro sobre sus labios para luego besarlo.
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