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Harry Ryddle Snape por Anle Ruma

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Notas del capitulo:

Los personajes aquí presentados no me pertenecen, le pertenecen a sus respectivos creadores y/o compañías, mi uso es simplemente para entretenimiento, no gano nada con utilizarlos.

 

Aclaraciones: contiene m-preg, relaciones chico x chico

 

Esta historia comenzó como parte a la respuesta del desafío Harry Ryddle Snape de PIKWIK en la página de Slasheaven, misma que se ha alejado de la petición de la misma.

 

/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/* Cambio de escena.

**Parsel**

*/* Flash back*/*

 

Agradezco el apoyo de Trinity Riddle en las correcciones del capítulo

 

 

 

En Wiltshire, al sureste de Inglaterra, se encuentras una hermosa mansión solariega, dicha edificación le corresponde a una de las familias pertenecientes a los sagrados veintiocho, la familia Malfoy.

 

En aquel hermoso lugar, la lady de la familia, Narcissa Malfoy antes Black se encontraba admirando aquella parte del jardín que es su favorita, mientras sus ojos se posan en las hermosas flores plantadas en el lugar gracias a ella, su mete viaja al pasado, más cuando era parte de la familia Black, como esta se rompió debido a protocolos, así como también su matrimonio con Lucius.

 

Muchas personas creen que su matrimonió fue concertado bajo las estipulaciones de las familias Malfoy y Black, pero solo Abraxas y su tío Orión sabían la verdad, de un cortejo secreto durante sus años escolares lo que termino con su feliz matrimonio.

 

Con su matrimonio los secretos de los Malfoy se convirtieron en los suyos, así supo de la amistad de su suegro con aquel líder carismático y aunque fue una sorpresa grande para ella, su romance y posterior matrimonio con Severus Snape, quien era amigo de su esposo.

 

Ambos terminaron embarazados casi al mismo tiempo y por consiguiente pasaron tiempo planeando sobre sus hijos.

 

Cierra los ojos rememorando cuando con ojos llenos de alegría e ilusión Severus le dio el apadrinado del primogénito de ellos, el segundo sería de su querido primo Regulus. Las lecturas, los planes para el futuro, cuando tuvieran edad de comenzar a estudiar, qué clases les daría ella y que clases le daría el, que ambos niños serían los mejores en pociones, todas aquellas ilusiones se perdieron con el secuestro del niño.

 

Severus se encerró, y las cosas empeoraron con la desaparición de Tom, pero se logró subir un poco su ánimo, con el pequeño dragón quien le sacaba una sonrisa que nunca que llegaba a los ojos. Ella solo podía imaginarse el dolor que su amigo estaba pasando.

 

Después de tanto tiempo, la alegría llegaba de nuevo a su pequeña familia, con el regreso de Tom Riddley, el esposo de su querido amigo Severus, y así también el regreso del niño, de su ahijado: Harry.

 

Cuando supieron quién era se sorprendieron, pero aun así que aceptaron con cariño al niño, quien desde el momento en que se trataron se dio a querer.

 

Después de escuchar la historia del niño, cualquier cosa por hacerlo feliz, cualquier capricho, mismos que casi nunca pedía, de ahí que su mente divagara después de recibir aquella carta de su ahijado.

 

La carta era simple, una sola petición y era por eso que no sabía cómo realizarla su pequeño ahijado le pedía retomar la relación con su primo Sirius Black, alguien a quien estimaba de gran forma debido a su infancia, pero la rivalidad de las casas y la forma de ser de su tía provocó la separación entre ellos, el que había sufrido más con aquella situación había sido Regulus, quien había muerto creyendo que su hermano le odiaba.

 

Suspiro pensando en cómo acercarse a su primo, quien despreciaba cualquier cosa que tuviera que ver con ellos. Se hallaba muy distraída que no se había percatado de su esposo quien estaba admirándola

 

--Ofrécele ayuda para demostrar su inocencia--exclamó Lucius, quien había estado observando a su esposa, se acercó para besar su frente y sentarse a su lado--dile que le ayudaras a demostrar que es inocente, no podemos ofrecerle la custodia de Harry, Severus nos mataría--dijo de forma dramática logrando su cometido, sacarle una sonrisa a su esposa.

--sí, es cierto--exclamó mientras le sonreía al hombre--espero que me crea en que quiero ayudarlo

--Yo también lo espero, si es necesario deberemos dar a conocer nuestra amistad con el nuevo tutor de Harry

--Eso también sería una forma de acercarnos, él querrá saber todo de quien le "quitó" a su ahijado

 

La mueca que su esposo le hizo saber que pensaba sobre aquello, lo hecho por Dumbledore había dañado a dos familias, el problema que les afectaba en ese momento era el recuento de los daños.

 

Después de pláticas intrascendentes en la pareja, Narcisa decidió escribir la carta a su primo, realizo varios borradores hasta encontrar la carta que le parecía más correcta, abogando por un pasado que añoraba, así como también debelando un secreto que si bien no le pertenecía, si a la familia.

 

Al día siguiente Narcisa mandaba la carta a su primo, deseando con todo corazón que leyera la carta y pudieran hacer las paces por el bien del joven de ojos verdes.

 

Ella le rogaba a la magia porque su primo actuara de alguna forma que ella no esperaba.

 

En grindum place 12, una pareja de hombres estaban desayunando d forma silenciosa cada uno sumido en sus propios pensamientos, Sirius miro sin mirar a su alrededor, recordando aquella reunión y el hecho de que aquel desconocido le quitaría a su ahijado, todo porque él no podía demostrar su inocencia, todo porque en un momento de dolor y desesperación había declarado las únicas palabras que le condenarían de forma completa.

 

Le molestaba aquello, porque sabía perfectamente que era cierto, su imprudencia, su dolor y su instinto Gryffindor, le habían hecho actuar en vez de pensar, olvidándose por completo que antes de su venganza habían dos seres que dependían de él.

 

Su actuar le hizo fallar a su amigo, a su hermano del alma, tal cual lo había hecho con su hermano de sangre, al dejarlo con la arpía de su madre.

 

Le había fallado a su lunático, aquel joven que le había perdonado cada uno de sus errores con una cálida sonrisa y a quien le había prometido estar a su lado con cada luna llena.

 

Le había fallado a su pequeño también, el hogar que le había prometido nunca se lo podría dar debido a que Peter estaba libre, debido a que no tenía forma de dar a conocer su inocencia.

 

Todo el mundo le condenaba por ser un Black.

 

Remus observo con tristeza a su compañero, sabía que la adopción de Harry lo estaba destruyendo, pero no había nada que ellos pudieran hacer, aunque aquel tal Thomas no se los había dicho de frente, era fácil deducirlo entre líneas, él era un licántropo que no tenía casi ningún derecho en el mundo mágico y su querido Sirius era un prófugo. Ninguno podía ofrecerla nada a Harry

 

Su lobo también estaba triste y sufriendo. Su manada estaba casi desaparecida, el cachorro de la manada ya no les pertenecía, solo estaba canuto, pero este también estaba sufriendo, no había nada que hacer.

 

Desde las sombras el elfo de la familia observaba el dolor de aquellos, sus órdenes habían sido crueles hasta ese momento, pero entendía que el último integrante de aquella orgullosa familia debía abrir los ojos para poder cumplir con su deber tanto como Lord Black, como alfa del lobo que estaba a su lado.

 

Las protecciones de la antigua casa mantienen a los indeseados alejados, a los muggles ignorantes, solo la familia es permitida por estas, de ahí que la lechuza de la familia Malfoy pudiera cumplir con lo pedido por la lady, entregar su encargo.

 

Su aleteo provoco que los únicos humanos del lugar salieran de sus propios pensamientos negativos, observándole y posarse sobre uno de ellos para que este tomara la carta que le llevaba.

 

Sirius extrañado tomo la carta dándole un poco de tocino, antes de permitirle salir de la cocina, su extrañeza aumentó mas al reconocer la fina letra de quien el pasado había sido una de sus más queridas primas Narcissa.

 

La fina caligrafía ligeramente curvada le hizo recordar momentos agradables, antes de que la presión de sus padres, y otras circunstancias le hicieron alejarse de ella y de su hermano Regulus, tal vez lo único bueno de aquello es que  mientras más se alejaba de la familia Black, la situación lo unía a  James mismo al que llamo hermano y le hizo conocer a Remus, su amado lobo.

 

--Tal vez deberías leerla--exclamó Remus mirando las distintas emociones de su compañero, sabiendo que rememoraba un pasado más antiguo al de ellos.

--No creo que sea buena idea—respondió no quería reabrir más la herida, pero creía que lo mejor era hacerlo de forma solitaria

--Debe tener algo importante que decirte, debió escribirte por algún motivo importante.

--Tal vez tengas razón--susurro mientras tomaba el sobre mirando la fina letra de la menor de sus prima Narcisa

 

"Querido Sirius.

 

Sé que te sorprenderá mi carta y la verdad es que me costó escribirla, no sabía cómo hacerlo.

 

Mientras lo intentaba, recordé los momentos que pasábamos juntos antes de Hogwarts, como éramos felices los cinco, olvidándonos de los estándares Black, porque simple y sencillamente éramos familia.

 

Pero las cosas cambiaron cuando las cartas llegaron, y los deberes Black fueron más grandes, cada uno comenzó con sus deberes dentro de la casa y tú comenzaste a ser más rebelde, nunca entendimos el porqué de tu cambio.

 

Después tu selección causó conmoción y deshonra a la casa, y ya no podíamos estar contigo, nosotros nos guiamos a estándares distintos a los que tú había escogido.

 

Andrómeda escogió a un nacido muggle, las cosas se complicaron.

 

La guerra, empeoró aún más nuestra situación.

 

Con Andrómeda desheredada. Bellatrix convertida en una mortifago, al igual que nuestro pequeño Regulus.

 

Yo casada con uno.

 

Tú del otro lado. Peleando contra la familia.

 

La guerra causó gran dolor a los Black.

 

Bellatrix perdió a su bebé.

Regulus murió.

 

Y tú... tú terminaste en prisión sin que nadie lo entendiera.

Yo me quede sola. Sin ningún miembro de mi familia de sangre, solo con mí que pequeño dragón y mi esposo.

 

Pero al dolor de haber perdido a mi familia, tuve que aumentarle más a mi dolor. Mi ahijado de horas de nacido había sido secuestrado y su papá, se había encerrado en su dolor.

 

Sé que desprecias a los Slytherin por algún motivo referente a mis tíos, pero las serpientes somos unidas y el... él era como el hermano que Regulus alguna vez tuvimos y perdimos, sin que entenderíamos el porqué.

 

Verlo con los ojos vacíos, cuyo brillo regresaba de forma tenue cuando cargaba a mi dragón es algo que no olvido.

 

Hace poco la magia me sonrió y me regreso a mi ahijado, pero la forma en que me lo regreso fue cruel, a mi pequeño ahijado, a mi sobrino lo habían lastimado, al grado que no podía creer que sus padres lo quisieran, tímido y temeroso.

 

Ahora que me veo recuperando a mi ahijado, desee recuperar a mi familia.

 

A Regulus, aunque me duela no puedo recuperarlo, a Bella, Andy y a ti si puedo recuperarlos.

 

Lucius y yo portamos máscaras, como buenas serpientes, pero aun así el y su padre siempre estuvieron a favor de la familia.

 

Sé que no confías en él, pero como los niños que alguna vez fuimos, acepta mi ayuda para que seas libre.

 

El, Thomas Prince y yo haremos hasta lo imposible para liberarte.

 

Por el recuerdo de nuestro hermano Regulus acepta mi ayuda.

 

Quiero  que la familia Black regrese, quiero recuperarte Siri.

 

Atte. Cissy Black"

 

Leyó la carta varias veces, recordando sobre lo dicho por su prima, había tenido contacto con Andrómeda después de su boda y la graduación había conocido a su sobrina, sabia del deseo no dicho de la misma por tener a sus hermanas a su lado, pero había ocasiones en que su mente le pedí imaginarse esas visitas con toda su familia, los merodeadores, su hermanito y sus primas e incluso el alzado de Lucius Malfoy, pero eran sueños imposibles de cumplir.

 

Imposibles en aquel entonces.

 

Volvió a leer la carta, él se había enterado de la muerte de Regulus, algo que le había dolido, pero había ocultado, como buena serpiente fue la única ocasión que acepto las clases de su madre, recordaba vagamente haber bebido de forma incontrolable e ir con Remus quien lo recibió, no recuerda mucho de esa noche, solo recordaba la calidez del abrazo que Lunático le dio y la sonrisa que James, junto a la pelirroja le regalaban, sabiendo que los necesitaban.

 

La noticia que la loca de Bellatrix había estado embarazada y había perdido a su bebé, era algo que no sabía y que dolía averiguar, pero de algo estaba seguro y era que un bebe Black era sagrado. Si había culpables los encontraría y los haría pagar, aquello era una promesa Black.

 

Después estaba la petición de la mujer Malfoy, quería recuperar lo que de niños tuvieron y como prueba de ello estaba la ayuda que le ofrecía.

 

Una ayuda que su bando nunca le había ofrecido, el bando de la luz nunca se preocupa por alguien de la oscuridad aunque este fuera aliado.

 

La tibieza que sintió en su mano le sacó de aquellos oscuros pensamientos, al alzar la mirada se encontró con unos ojos de color miel y destellos dorados que le miraban preocupados.

 

--¿Es malo?--cuestionó

--No...me ofrece su ayuda... para limpiar mi nombre

--¿Enserio?--pregunto sorprendido

 

Solo asintió mientras miraba de nuevo la carta. Los tres nombres escritos para ayudarle, había uno que sobresalía.

 

Thomas Prince: El hombre que tendría la custodia de su pequeño pronto.

 

Como fugitivo no podía hacer nada por su pequeño, y la pérdida de su custodia era la consecuencia de sus actos y la falta de sus movimientos.

 

Miró de nuevo aquellos hermosos ojos, Harry y Remus eran su única familia, el tal Prince tendría la custodia de Harry, aquello era cierto, pero no por eso él iba a apartarse de su vida, sería el mejor padrino de Harry.

 

Además estaba Remus, a él lo tenía que cuidar.

 

Y para hacer ambas cosas tenía que ser libre.

 

--¿Y qué harás Canuto?

--Responder a Cissy Rem, eso hare.

 

 

 


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