Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tentación por 1827kratSN

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

—Me pongo duro cada que me seduces, maple.

Canadá suspiró y se pegó más al sofá donde terminó acorralado, en un hostal, u hotel… Ni siquiera sabía muy bien dónde estaba, solo sabía que México lo llevó ahí. Y que él estaba agradecido y a la vez temeroso de eso.

Intentaba escapar de algo que él mismo provocó y que estaba disfrutando.

Intentó cerrar sus piernas, pero solo apretó más a México contra su pelvis. Ahogó un gemidito placentero cuando sintió la dura virilidad rozarle el trasero, y sin pensarlo... De nuevo soltó feromonas. 

Era verdad.

Él estaba seduciendo a México, porque lo quería así de cerca, así de intenso, así de dominante... Pero también sabía que no estaba bien. Jamás estaría bien.

—Hueles tan rico, güerito.

Repasó ese pecho con su nariz, rozando la tela que ocultaba esa linda piel que quería volver a tocar. Deslizó sus dedos lentamente por esa cadera y la apretó con fuerza a la par que hundía su nariz contra ese cuello y se daba cuenta del collar que cargaba aquel anglo-francés.

—Mexique —suspiró ladeando su cabeza para exponer su cuello—, alguien podría...

Pero sintió esa lengua deslizarse por su piel libre, la que no estaba oculta, y tembló. Cerró sus ojos y apretó los labios para no suspirar de nuevo, pero era tan difícil mantener el control, mucho más si esa cadera se movía suavemente, de arriba hacia abajo, rozándole el sexo y su húmedo trasero.

Le gustaba tanto ese mexicano.

—No seas culo... —mantenía su voz ronca y autoritaria—, y admite que te excito.

—I admit it —susurró Canadá.

Sus labios fueron tomados con ansias, con movimientos ansiosos, desesperados, sintió una mordida también y jadeó entre quejas cuando la lengua ajena invadió sus sentidos para embobarlo aún más.

Esas manos le apretaron la cadera y descendieron hasta su trasero. Jadeó entre sus bocas cuando sintió los roces más provocativos y se aferró a esa espalda para que ese cuerpo se pegara más al suyo.

Había perdido.

Ya no lo soportaba más.

No le importaba si México quería jugar con él.

Podía hacerlo.

Lo único que quería era eso… un poco de placer.

—Fuck me... Mexique —su voz tembló.

—No lo tienes que pedir, maple —sonrió.

Canadá se sintió tan débil e incapaz, mareado ante ese aroma fuerte, excitado sólo con esa voz y esa mirada abrillantada por el deseo por él. Ya no le importaba nada y dejó que esas manos se adentraran en su ropa. Lo peor era que... Se sentía feliz.

Pero la puerta se abrió con violencia.

Y el sonido de carga rebotó por la habitación.

—Oh, no, damn —sus manos apretaron su arma—. O lo dejas ahora... O esto te va a destruir, motherfucker. 

Canadá había olvidado que, incluso si él perdía el juicio, su querido Ame siempre lo haría volver y poner sus pies sobre la tierra.

Pero en ese preciso instante sólo pudo gimotear lleno de frustración.

Estuvo tan cerca.

—Wey, ¿no sabes tocar?

—Un movimiento en falso… y te vuelo los sesos.

—Yanqui… en serio me caes gordo.

—Shut up! —USA gruñó bajito antes de mirar a su hermano—. ¡Canadá!

El bicolor tembló un poquito, aún estaba algo atontado por el aroma de México y su propia excitación, así que necesitaba un rato más hasta encontrar un poco de serenidad. Pero aun ese estado, sabía que si USA lo llamaba por su nombre, estaba en problemas.

Levántate ahora.

—Wowo, momento, pinche gringo —se colocó frente al chico maple—. Una cosa es que estés enfadado con tu hermano, pero usar tu voz contra él ya es demasiado… Te me calmas.

—¿O qué?

—O se van a armar unos pinches chingadazos —apretó los dientes—. ¿Cómo la ves?

Una pelea entre esos dos sería casi normal, eso de no ser porque Canadá estaba presente y poco a poco se veía afectado por las feromonas dominantes en el lugar. Pero al parecer, se les olvidó eso.

Canadá no supo cómo, pero logró no solo reponerse de su atontamiento, sino que bloqueó a su hermano y lo arrojó al piso para que detuviera eso… ¡Porque si eso seguía, iba a tener un nuevo falso celo! ¡Y ya estaba harto de eso!

—My sweetie, lo siento tanto —suspiraba USA cuando pudo acunar a Canadá entre sus brazos—. ¿Estás bien? ¿Siente algo raro? ¿Tienes tu medicamento?

—¡Solo quiero irme! ¡Ahora!

Ese día no terminó bien para nadie.

Así que ni siquiera hubo un regaño.

Porque Canadá impuso su enfado y se encerró en su cuarto sin opción a visitas.

Al menos así pudo avergonzarse de su impropia actuación del día, de su error al haberse dejado seducir por México, y de su poca tolerancia a una voz dominante. Debía trabajar todos esos aspectos si no quería ser considerado un country débil… otra vez.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).