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66. Luchando contra la Tentación (11) por dayanstyle

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Siwan estaba al lado de la ventana, mirando como Leo y Kwang Hee hablaban. Quería golpearse la cabeza contra la pared por la forma en que había actuado. Pero en su defensa, Siwan siempre enloquecía un poco cuando se enfrentaba a situaciones de estrés.

Había estado reacio a entrar en el carro de Kwang Hee después de lo que le había sucedido cuando era más joven. Un hombre había secuestrado a Siwan y casi lo viola. Su primo le había dado el silbato para su seguridad. Su reticencia era muy comprensible. Siwan no le iba a decir a todos por qué se resistía a ir a alguna parte con un extraño.

Ese era su asunto.

 

—Supongo por el brazalete en la muñeca que no se te otorgó inmunidad.

 

Girándose, Siwan sintió que su corazón latía más rápido cuando vio a Eric de pie con los brazos cruzados sobre su enorme pecho. Tenía miedo de decir algo. ¿Qué pasaría si Eric se enterara que se había escapado de la tribu y lo hacía volver?

No había manera de que regresara. —¿Sólo estoy de visita?

Siwan nunca había vagado fuera de su tribu —aparte de cuando fue secuestrado cuando era más joven. Había pasado toda su vida con los elfos. La primera vez que había huido de la tribu fue para encontrar a Jinwoon. El mundo moderno había sido un gran choque cultural para él. Seguía sorprendido por el mundo moderno.

 

—Inténtalo de nuevo —dijo Eric  mientras  entraba más en la sala—. Acabo de recibir una llamada de Jongin. Tu padre está exigiendo tu regreso.

 

—Por favor no me hagas regresar —Siwan susurró mientras sentía las lágrimas obstruir su garganta. No quería ser acoplado a su tío. Nunca estuvo de acuerdo con las costumbres de la endogamia.

A pesar de que Siwan no podía engendrar a un niño, porque era un hombre, él realmente creía que cualquiera debería ser capaz de  elegir con quién quería estar.

A pesar de que había actuado como si no quisiera a Kwang Hee, eso estaba lejos de ser verdad. Pero, ¿qué se suponía que debía hacer? Su pareja había dejado muy claro que no quería a Siwan. Un ciego podría haber visto la forma en que Kwang Hee se había mantenido a distancia, física y emocionalmente.

—Hijo, no voy a obligarte a hacer nada. —Eric tomó asiento en el sillón—. Como te dije antes, eres más que bienvenido a quedarte aquí.

 

Siwan miró por la ventana, con los ojos sumergidos en su pareja. Quería desesperadamente regresar corriendo y rogarle a Kwang Hee que lo quisiera. Pero el miedo al rechazo tenía un férreo control alrededor de Siwan. El shifter oso era grande, hermoso, con un aspecto oscuro que llamaba a Siwan en todos los sentidos.

Le gustaban especialmente sus ojos café. Llamaban a Siwan en formas que no entendía. Y probablemente nunca lo hiciera. El detective Hwang Kwang Hee no lo quería. Oh, él quería ayudarle, pero eso era todo.

—Tienes una pareja muy servicial —dijo Eric desde el sillón—. No todo el mundo arriesgaría su cuello para ayudar a un extraño.

 

Los dedos de Siwan sostenían las cortinas mientras observaba a Leo decirle algo a Kwang Hee y luego Kwang Hee echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada. Sabía que había actuado un poco fuera de lo común, pero no lo suficiente como para que su pareja quisiera deshacerse de Siwan.

—Supongo —Siwan finalmente respondió. No había manera de que regresara a casa, pero le dolía ver al cambia-forma oso negro, ahí de pie, siendo amistoso con Leo mientras Siwan se venía abajo en el interior —literal y figurativamente.

—¿Cómo te pusieron el brazalete en la muñeca? —Eric preguntó, su voz profunda sacando a Siwan de sus pensamientos. Echó un vistazo por encima del hombro, sintiendo un    extraño consuelo agitarse en su interior mientras veía al padre del clan de los osos.

A pesar de que su tío y su padre eran hombres fieros y temidos, había una tranquila fuerza en Eric. Siwan podría decir que este hombre no actuaba como un fanfarrón pavo real. No, Eric llevaba su fuerza como una manta familiar y el hombre estaba cómodo así.

—Cuando me llevaron de regreso a la tribu, mi padre lo colocó en mi muñeca. —Siwan se apartó de la ventana y se sentó en el sofá, juntando las manos entre las rodillas. ¿Por qué no podía tener a Eric de padre? No había manera de que este hombre le obligaría a hacer nada. Él era un padre amable y gentil, que se imponía cuando era necesario, pero no se le ocurriría hacer que alguno de sus hijos hiciera algo en contra de su voluntad.

—¿Alguna vez te dijo por qué quería que te emparejaras con tu tío?

 

Siwan se encogió de hombros, avergonzado de que su vida personal fuera expuesta a la luz en donde todos pudieran verla.

 

—Prestigio. Los Elfos de los Bosques solían ser una raza muy tranquila. Pero desde la guerra, muchos se volvieron egoístas y egocéntricos. Incluso después de que la guerra terminara, la mayoría muestra sus verdaderos colores. Mi padre cree que tener a su hijo acoplado a uno de los ancianos traerá honor y estatus a nuestra familia.

—Nunca entenderé hombres así, Siwan. —Eric apoyó las fuertes y con cicatrices manos sobre su estómago—. La familia es lo más importante del mundo. No se supone que se jodan, sino que se cuiden entre sí.

 

Así es como Siwan lo sentía. No estaba de acuerdo con algunas costumbres de los Elfos de los Bosques —como la endogamia y cerrarle el paso a cualquier persona que no fuera de su raza. Para él, darle la espalda a su propio pueblo porque el destino le diera a una pareja que no fuera un elfo era totalmente egoísta y ridículo.

 

—Bueno —dijo Eric—. Eres más que bienvenido a quedarte aquí durante todo el tiempo que quieras. Hyuk podría utilizar tu ayuda con los animales ya que Jinwoon se ha emparejado y dejó el rancho.

 

Siwan asintió, pensando en cómo se había arriesgado para ir con Jinwoon para obtener ayuda. Había valido la pena, porque  había conocido a una gran familia que estaba dispuesta a ayudarlo. Aunque Siwan odiaba meterlos en esto, no tenía otra opción si quería salvarse de emparejarse con su tío.

Cuando se abrió la puerta de malla, Siwan levantó la vista para ver a Leo y tragó saliva cuando Kwang Hee entró detrás de éste. Siwan no estaba seguro de qué decir o hacer. Rezó como el infierno para no abrir la boca y dejar salir cosas estúpidas.

Ya había tenido bastante de eso por un día.

 

—Pa, el detective Hwang Kwang Hee. —Leo hizo un gesto hacia la pareja de Siwan.

 

Eric se levantó, estrechando la mano de Kwang Hee. —Es un placer conocerte. Soy Eric Moon.

 

Siwan observó mientras se intercambiaron los saludos, sintiendo que su corazón latía más rápido cuando robó miradas a su pareja. El hombre parecía tan seguro, tan a gusto consigo mismo.

—Él es el que trajo a Siwan aquí después de que casi lo atropella en el camino de regreso.

 Eric se giró hacia Siwan, arqueando una ceja. —¿Olvidaste mencionarme eso?

 Siwan se encogió de hombros.

 —También ha accedido a llevarse a Siwan y mantenerlo a salvo.

 

La cabeza de Siwan se levantó, mirando a los tres hombres. No quería irse. El lenguaje corporal de Kwang Hee le decía que no lo quería. Sabía que le había dado una mala primera impresión, pero no era tan horrible para que su pareja lo evitara.

—¿Lo has hecho? —Eric le preguntó mientras regresaba a su asiento.

 

Siwan sintió que sus manos empezaban a sudar. No quería irse de aquí. No quería estar con un hombre que en realidad no lo quería —ayuda o no ayuda.

—Puedo quitártelo de las manos —dijo Kwang Hee mientras seguía de pie junto a la puerta.

 

El chico no dijo nada acerca de que Siwan era su pareja y que quería mantenerlo a salvo.

«Puedo quitártelo de las manos».

 

Lo dijo como si Siwan fuera un maldito animal a la venta. Diría mascota, pero los Elfos de los Bosques no creían en las mascotas. Sentían que todos los animales servían para un propósito, ya sea para alimentar o vestir a su pueblo, pero no para encariñarse a ellos.

—Eso haría más difícil que alguien te encontrara —Eric le dijo a  Siwan.

 

¿Eric realmente iba a hacer que se fuera? Siwan estaba empezando a sentir estrés de nuevo. —Lo siento, me ofrecieron un trabajo aquí. —Se tragó el resto de lo que iba a decir.

—Pero hijo, tu pareja se ha ofrecido a cuidar de ti —le dijo Eric.

 

Siwan se enderezó con las manos en puños a los costados, sintiendo su ira crecer. —No, él se ofreció a quitarme de tus manos. Por lo que sé, podría estar planeando mi muerte. ¿Qué tan bien lo conocemos realmente? Podría ser una especie de asesino en serie, a la espera de tenerme a solas para poder ocultar el cuerpo.

 

—Uh, Siwan —comenzó Kwang Hee y Siwan odiaba que le gustara escuchar su nombre en los labios de su pareja—. Ya estuvimos solos.

 Siwan levantó su silbato, agitándolo frente a Kwang Hee. —Trata de acercarte y lo tocaré.

 

Kwang Hee se apoyó contra la pared y Siwan podría decir que el tipo no tenía ganas de hacerlo. Se sentía obligado. Estaba en su postura, su expresión facial y la forma en que se apoyó, como si realmente no quisiera estar aquí.

—Estoy bastante seguro de que tu pareja no es un asesino en serie —dijo Leo. Podría decirse que Leo estaba confundido por la renuencia de Siwan. Esto se debía a que el hombre no podía sentir lo que Siwan sentía. Kwang Hee no lo quería.

—¿Por qué, porque es un detective? —preguntó Siwan—. No soy tonto. Mi primo me dijo que los policías pueden ser tan malos como todo el mundo.

 

—Eso es cierto.

Siwan se sorprendió de que Kwang Hee estuviera de acuerdo con él. Pero, ¿dijo que había malos policías o que él era un mal policía? En su corazón, Siwan sabía que Kwang Hee no lo era, pero aun así no quería irse con un hombre que no lo quería.

—Yo me quedo.

—¿Por qué eres tan terco? —Kwang Hee preguntó mientras se enderezaba de la pared. Siwan podía ver la ira en los ojos.

 

—¿Por qué eres tan amable? —le respondió.

Kwang Hee levantó las manos mientras se alejaba y Siwan quería ir hacia el hombre, para decirle que le encantaría que Kwang Hee le ayudara. Pero su pareja seguía actuando como si Siwan fuera una obligación.

Estaba esperando a que le dijera algo acerca de que eran pareja o que quería hacer esto porque no quería ver que le pasara nada. Pero todo lo que Kwang Hee había dicho era que iba a quitar a Siwan fuera de las manos de los Moon.

Eso no era lo suficientemente bueno para él.

 

Podía ver la frustración en los hombros de Kwang Hee. Estaban rígidos y tensos. Cuando su pareja se dio la vuelta, vio la molestia en los ojos del hombre. —No voy a obligarte a ir conmigo.

—Si es así, yo sólo desapare… —Siwan se detuvo a mitad de la frase  cuando  recordó  el  brazalete  en  su  muñeca.  No podía desaparecer hacia ningún maldito lugar. En su lugar dijo—: Te patearé las bolas.

 

—¿Qué te pasa con amenazar mi maldita ingle? Siwan se encogió de hombros.

No tenía ninguna intención de patear a Kwang Hee en ningún lugar, pero él se sentía atrapado y sin salida. Era la misma sensación que tenía cuando estaba frente a su padre. A Siwan no le gustaba sentirse atrapado.

—Ellos ya te encontraron una vez aquí —señaló  Eric—. Nunca se les ocurriría buscarte con Kwang Hee.

 

—Voy correr el riesgo. —Siwan empezó a caminar hacia la cocina, pero Leo le cerró el paso.

 

—¿Por qué estás siendo tan malo con tu pareja? —La pregunta no fue hecha con ira ni con sarcasmo. Aun así, Siwan no quería estar allí y decirle a los Moon que su pareja estaba haciendo esto por algún retorcido sentido del deber.

 

Si pronunciaba las palabras en voz alta, entonces sería cierto. Una pequeña parte de él estaba rezando para que no lo fuera. Siwan era ingenuo, pero ni una sola vez se mintió a sí mismo. Podría haber estado protegido toda su vida dentro de la tribu, pero eso no significaba que no fuera capaz de reconocer cuando alguien realmente no lo quería.

Leo probablemente convenció a su pareja a aceptarlo, cuando estaban afuera. Kwang Hee se había ofrecido, pero una vez más, solo por obligación.

Él estaba empezando a odiar esa palabra.

 

Siwan sólo quería escapar, salir de debajo de los escrutadores ojos. Aquí nadie entendía que Siwan se negara a ser carga de nadie.  Su  padre,  durante  toda  su  vida,  constantemente  le recordaba que debería estar agradecido por su sacrificio. Su padre le había dicho una y otra vez que lo había tenido que criar solo.

No iba a dejar que Kwang Hee hiciera una maldita cosa. Sólo causaría resentimiento y Siwan no podría soportar que su pareja se resintiera contra él.

Girando la cabeza, miró a Eric, suplicándole con la mirada que no lo obligara a irse con el hombre. Estaba cansado de que todo el mundo intentara obligarlo a hacer cosas que no quería hacer. Todo lo que Siwan quería era ser feliz y tener la opción de tomar sus propias decisiones.

Kwang Hee soltó un sonido de disgusto, haciendo que Siwan se girara hacía él. —No tienes que rogarle a Eric. —Su tono estaba lleno de malestar.

 

Siwan no entendía por qué Kwang Hee estaba actuando de esta manera. Creía que Kwang Hee estaría más que feliz de deshacerse de Siwan. Estaba confundido por los mensajes contradictorios que el tipo le estaba enviando.

—No soy un maldito monstruo y no voy a obligarte a que te vayas a ningún lado conmigo.

 

Siwan observó como Kwang Hee golpeó con la mano la puerta de malla y salió, cerrándose detrás de él. Kwang Hee era el que no quería a Siwan, entonces ¿por qué Siwan se sentía como un tonto en este momento?

Kwang Hee lo tenía tan malditamente confundido.

 

—Ve a hablar con él —le dijo Eric a Leo antes de darle su atención a Siwan. El hombre parecía estar a punto de perder su temperamento. Él sabía cómo se sentía. —¿Te importaría decirme por qué fue todo eso?

 

Los ojos de Siwan parpadearon hacia la puerta y luego al suelo. Incluso en su cabeza sonaba estúpido, incluso si era cierto. —Él  dejó muy claro que no me quiere, Eric.

 

Los rasgos de Eric se suavizaron mientras dejaba escapar un largo suspiro, poniendo sus manos sobre sus caderas mientras miraba desde la puerta hacia Siwan. —Llámame Pa.

La invitación a llamar a Eric de una manera más familiar estuvo a punto de hacer llorar a Siwan. ¿Por qué su padre no podía tener este tipo de comprensión?

¿Por qué había crecido con una figura parental fría y distante? La vida parecía tan injusta a veces, a pesar de que Siwan no era de los que lloran por su desgracia. Aceptaba la mano que le había tocado y vivía lo mejor que podía. —¿Por qué iba a irme con él, Pa?

 

Pa colocó su fornido brazo en los hombros de Siwan guiándolo a la cocina. Siwan lo siguió obedientemente, aunque sintiera su corazón roto. Kwang Hee debería haber sido la única persona en la que Siwan debería haber sido capaz de confiar. En cambio, su pareja lo estaba tratando como un leproso. No lo entendía. ¿Era tan malo estar emparejado a él?

Siwan no lo creía. Era un poco peculiar, pero no tanto para que Kwang Hee lo rechazara. —A veces un hombre puede ser un cabeza dura. Es una cosa muy rara cuando dos personas predestinadas a estar juntas se rechazan mutuamente. Yo diría que esto fue un shock para Kwang Hee y él sólo necesita tiempo.

—Pero, ¿qué si realmente me rechaza? —Ese pensamiento le dolía como el infierno.

 

Siwan contuvo las verdaderas emociones que querían salir. No iba a llorar y no iba a gritar lo injusto que era eso. Si Kwang Hee realmente no lo quería, Siwan aceptaría eso. No le gustaba,  pero aceptaría ese hecho y seguiría adelante sin la otra mitad de su alma.

Pa se rio mientras palmeaba a Siwan en el hombro. Siwan casi se dobló bajo la fuerte mano del hombre. —Si él realmente te estuviera rechazando, Siwan, te habría dejado en ese camino y seguro que no se habría ofrecido a ayudarte. Los osos —sin importar sus subespecies— pueden ser tan tercos como el día es largo. Él recobrará el sentido.

 

Siwan no estaba muy seguro de eso. Kwang Hee había actuado como si Siwan fuera una molestia desde que puso los ojos en él. A pesar de que se había ofrecido a ayudarlo, aún podía sentir la resistencia saliendo del hombre.

La vida de Siwan ya estaba bastante complicada. ¿Por qué el estar con su pareja no podía ser más fácil? Parecía que estaba condenado a una jodida vida llena de complicaciones. A estas alturas debería de estar acostumbrado, pero no lo estaba. Quería a Kwang Hee, incluso si su pareja no lo quería. ¿Qué tan jodido era eso? El pensamiento lo deprimía como el infierno.

—¿Te importa si voy a encontrarme con Hyuk?

Quizás podría lanzarse a trabajar y olvidar que su corazón estaba roto. Valía la pena intentarlo. ¿Qué tenía que perder? Oh sí, a su pareja.

Pa retiró su brazo del hombro de Siwan y señaló con la cabeza la puerta trasera. —Ten cuidado ahí afuera. Ellos te encontraron una vez, Siwan. Estoy bastante seguro de que éste será el primer lugar donde busquen.

 

Siwan estaba bastante seguro de que no importaba donde se escondiera, su padre y su tío lo encontrarían. No importaba si se quedaba escondido en su habitación arriba de las escaleras o corría por el rancho. Si lo querían, sería sorprendido donde fuera.

 

Y  como  Kwang Hee  le  rechazaba, Siwan no podía reunir los sentimientos para que le importara lo que le pasara.

 

continuara....

 

 


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