Capitulo uno.- “Que jodido es ser un lobo”
Por mas que intentara conciliar el sueño simplemente me era imposible, llevaba cuatro horas viajando en autobús, de esas cuatro, dos estuve vomitando como mujer embarazada después de comer camarones rancios y las otras dos quejándome como cerdo en su lecho de muerte. El malestar no se quitaba con nada, una abuela que viajaba en los asientos de atrás me había dado una pastilla, no funciono, pero detuvo el vomito, mas sin embargo el dolor de cabeza punzante y el estomago irritado seguían presentes, ¡Maldigo el momento en que acepte ir al bar!
Mis amigos, como despedida, habían orquestado una salida al bar en el que trabajaba, bebieron como locos y lloraron igual y eso que solo me iría por un año, mi ex jefe, dueño del bar, también lloraba desconsoladamente suplicándome por que me quedara, ¡y que más quería! Pero la oficial del departamento de menores y mi abogado me obligaron a aceptar el acuerdo del juez, “Vivir con mi tía Leonor hasta cumplir oficialmente los 21 años” la única pariente viva que tenia aun.
Tal vez el dolor de cabeza también se debía a lo triste que estaba, alejarme de mis amigos, mi familia, era lo peor que podría a ver imaginado, también estaba el hecho de cuando Teo, un amigo de mi fallecido padre y mentor que se había hecho cargo de mi en estos dos años, regresara de su manada y no me encontrara definitivamente el infierno se abriría y liberaría a los mil demonios para arrasar con toda la ciudad hasta encontrarme, lo que sería un problema ya que yo no estaría en esa ciudad, estaría en un jodido pueblo perdido que a penas y salía en google maps, estaba jodido y en grande.
Toque mi frente sobándola a la vez que daba un suspiro cansado, muchas cosas que pensar hacía que el dolor que tenia subiera aun mas. – Jodido whisky – en mi vida solo había tomado cerveza, y eso que una cerveza me duraba dos horas, pero esa noche Brandon, mi ex jefe, había sacado su botella de whisky favorita en honor a mi partida, no pude negarme ya que se veía tan decaído – Jodido jefe – apoye de nueva cuenta mi cabeza en el respaldo del asiento mientras veía las jotas de lluvia deslizarse por la ventana, no dejaba de llover y eso empeoraba mi ánimo. ¡Jodida lluvia!
Mi lista de reproducción volvía a repetirse por tercera vez, llevaba siete horas de camino, ¡Siete putas horas, esto es el infierno para mi trasero! Nos habíamos detenido a descansar y estirar las piernas tres veces, la última había sido hace dos horas y en ese último paramos en un área de descanso que se encontraba rodeado del inmenso bosque, desde hace tres horas el camino había sido rodeado por el, era enorme, verde y lleno de vida, vida que me llamaba a adentrarme en el y perderme, olvidar que era humano y permanecer en mi forma de lobo por toda la vida, me encantaba esa idea y me asustaba igual, era mi instinto, era mi lobo el que hablaba y me asustaba, pocas veces me he transformado y cuando lo hago mi miedo aumenta a terror absoluto, soy incapaz de controlarme, tengo miedo de hacer una estupidez, de atacar a alguien, de matar…
Teo menciono que el hecho de no poder controlarme en mi forma lobuna se debía a que era un “Beta” y que necesitaba un “Alfa”, sin eso era imposible mantener mis sentidos y cordura a la hora de transformarme, también menciono que si seguía de esa forma pronto acabaría siendo un “¿Rouge?”, dijo algo de un lobo sin manada que había perdido su humanidad, su cordura, sus sentidos y que solo quedaba el “lobo”… o algo así, sinceramente cuando estaba dándome esa lección estaba más concentrado en la hormiga que vagaba por la mesa de su departamento.
Fue demasiado difícil volver a subir al camión después de esa parada, pero siempre tuve algo a mi favor desde que me entere que era un lobo, siempre había mantenido en control mis emociones, siempre tuve toda la paz y paciencia el mundo y eso Teo me lo halagaba, eso me ayudaba a controlarme y que no saliera el lobo por cualquier estupidez como enojarme o sentirme triste, pero también era un detonante ya que si llegaba a enojarme entonces sacaría todo el rencor guardado el pasado y eso me enloquecería, me “cegaría” dijo Teo. Esto de ser lobo apesta…
Vi como pasábamos un letrero a la orilla de la carretera que decía “ Haltonriver 25 kilómetros” por fin llegaría, ¡por fin mi trasero descansaría! – Al fin – suspire de alivio y subía un poco mas el volumen de la música cerrando los ojos y perdiéndome en la letra.
-Hey, niño - ¿alguien acababa de llamarme niño? Abrí los ojos lentamente para ver que todo se encontraba a oscuras, mira para mi lado buscando al propietario de la voz, era el chofer – ya llegamos, estamos en la estación – agradecí y me estire, por lo menos había logrado dormir treinta minutos.
Cuando baje me di cuenta de que era el último en el autobús al igual que el único en la estación, no había nadie, tome mi mochila y camine hacia la salida, tal vez mi tía este afuera. Sali y con lo único que me encontré fue la noche fría y el lugar solo – Esto debe de ser una broma – me dije. Observe mi celular y marcaba en la pantalla “11:37pm” ¡se olvido de mi! Ahora si estaba jodido – ah – suspire con resignación – tendré que caminar –no sabía dónde estaba y tampoco donde estaba la casa de mi tía, pero sabía que trabajaba como enfermera en el hospital del pueblo, llegaría ahí a buscarla, tal vez le solicitaron un trabajo de emergencia - Bueno, preguntando se llega a Roma1 –y regrese a la estación a pedir indicaciones.
Llevaba una hora caminando, si pudiese dominar mi forma de lobo entonces esto hubiera sido más pasajero, pero no, sentía que si me transformaba ahora acabaría corriendo al bosque y jamás regresaría, ¡¿Por qué el pueblo tenía que estar rodeado por un jodido bosque?!, definitivamente por eso es difícil de encontrar en el Google Maps, apenas una cerca de madera me alejaba de el, ¡y Buda!, como ansiaba saltarla - ¡Concéntrate Daniel! – sacudí mi cabeza como si tuviese pulgas, tenía que alejar esos pensamientos de mi cabeza.
Por suerte mi celular había comenzado a sonar - ¿Hola? – conteste con duda, no tenía grabado ese número.
-¿Daniel? – grito una voz de mujer. Parecía al borde del colapso y solo afirme que si era Daniel - ¡Oh cariño! Lo lamento tanto, enserio lo lamento como no tienes una idea, sucedió una emergencia en el hospital y perdí la noción del tiempo – Definitivamente era mi tía.
-Tía, tranquila – la detuve – está bien, lo entiendo. Supuse que ese sería el caso así que iba directo al hospital – explique con la voz mas calmada, no quería preocuparla.
-Oh ¿pero como cariño? El hospital está lejos de la estación – comenzaría otra vez a disculparse y de seguro diría algo como “quédate ahí, enseguida iré a buscarte” así que la detuve de nuevo.
-Está bien, enserio, ya casi llego – mentí – no se preocupe Tía, vera como en diez minutos estaré ahí – después de “discutir” sobre que no se preocupara y que llegaría al hospital ileso y con todas las partes de mi cuerpo no le quedo de otra mas que aceptar.
Definitivamente no llegaría al hospital en diez minutos, por las indicaciones que me había dado la empleada de mostrador concluí que me quedaba, como mínimo, cuarenta minutos mas de camino. Estuve meditando por mucho tiempo el siguiente paso que daría, observe los contras de mi decisión, los cuales eran muchos, pero no tenia de otra, me transformaría.
Teo me enseño que debía mantener una cosa en mente para mantener la cordura, lo habíamos logrado una vez, se supone que lo practicaríamos mas pero después le llego un mensaje de su manada y luego tuvo que irse, así que esta seria la segunda vez que lo intentaría y la primera transformación en la que estaría solo, sin mi mentor para apoyarme si llegaba a descontrolarme, Esto será difícil.
Un lobo sin ser lobo
Un humano sin ser un humano
¿Qué se supone soy?