Drácula ya había perdido el interés de buscar víctimas para devorar su sangre, ahora acechaba criaturas para capturarlas y mantenerlas con vida en su mansión tétrica y fría, pero como era obvio, no era ningún tipo de ambiente acogedor, así que se aterrorizaban con el hecho de que la mansión estuviera enorme, fría, húmeda, llena de telarañas e insectos por todos lados; para él ese era el motivo principal, y no el que dejara a sus víctimas atadas de manos y pies en el sofá. Se volvían tan molestas con sus gritos que lo obligaban a amordazarlas.
Un día, cansado del fracaso de su misión:
En el gran jardín de la mansión de Drácula apareció en el alba un conejo muerto. Dracula no pudo escudriñarlo hasta que hubo llegado el ocaso de ese dia, así fue cuando se dio cuenta que al conejo aparte de faltarle algunos órganos internos también le faltaban los ojos.
¿Qué clase de criatura haría eso?
Con dicho modus operandi.
Drácula fue coleccionando los animales que se encontraba en el patio.
Todavía no había podido dar con la criatura que le dejaba esos “obsequios” y era, precisamente, a punto del amanecer, por lo que no había podido dar con el responsable.
Un día decidió poner una trampa. Pero pasaron mas de 3 días y no había dado resultado
Un día lluvioso en el cual oscureció más temprano de lo deseado para los mortales, Drácula salió a las 6 de la tarde para verificar si la criatura había caído en su trampa, salió lo suficientemente temprano para ver que la sombra de un animal se escondía detrás de unos árboles y arbustos. No distinguió mas allá que aquel movimiento, pero claramente la trampa había surtido parcialmente efecto, pues en ella dejo una enredadera con un morral y algo de sangre, y un sutil camino que dejó un fino goteo acompañado de la huella de un arrastre… así que la criatura que lo visitaba y se iba antes de que anocheciera dejándole esos finos obsequios se trataba de “algo” que se arrastraba, pero claramente había sido herida y por si fuera poco había olvidado algo en su estadía ahí. Drácula esnifó la sangre y las pertenencias del intruso, el olor era… a humedad, con un desagradable olor a pescado y musgo, acompañado del peculiar olor de sangre.
Otro día de esos nublados y mientras la sombra le pegaba al rincón de su jardín, y el último rayo del sol se ocultaba en los frondosos árboles del bosque, en esa tenue oscuridad pero en la que se perciben los relieves de las superficies, no necesariamente los detalles, descubre una criatura mordiendo un un pájaro vivo, las alas solo se movían con espasmos leves entre sus colmillos.
......Varias noches antes.........
Los he convocado porque como saben, sus vidas están en riesgo, al igual que la mía… aunque no podría decirse que lo que hacen es vivir… ciertamente. Pero sé que para algunos de ustedes han encontrado su sitio en este marco del planeta, podría ser difícil salir del ciclo de vida que llevan con los humanos. En fin… damos lástima y somos patéticos ahora que nos convertimos en criaturas simbióticas con los humanos. En fin. Su suerte y su eternidad está ligada a la mía, no tendría por qué recordárselos, pero si quieren vivir, necesito su ayuda para encontrar a un ser vivo que pueda procrearse conmigo.