Harry y Ron acaban de despedirse de Hermione, la morena se había quedado en su habitación por lo que estos decidieron ir a la que ellos compartían, que se encontraba en una planta superior. Al llegar al pasillo donde se encontraba su habitación escucharon unas voces que se le hicieron familiares parecía que estaban discutiendo sobre algo relacionado con la puerta.
-La maldita puerta esta atascada…-Al girar la esquina se encontraron con Blaise Zabini peleándose con la puerta y con Draco Malfoy apoyado en la pared observando aquella curiosa palea del moreno.
-Blaise…-Hablo el rubio cansado. - ¿Has probado a girar la llave hacia el otro lado?
-Oh, quizás sea ese el problema…-Giro la llave hacia el lado que le había indicado el rubio y en efecto la puerta se abrió. - Problema resuelto
Los chicos que se encontraban viendo la escena no pudieron evitar reír ante aquella escena que habían presenciado, llamando así la atención de los otros dos.
-Oh por Merlín…-dijo Malfoy frotando su sien con sus dedos. - ¿No me digan que a parte de tener que verles las caras en el campus además también aquí? -soltó un resoplido mientras se movía de su lugar sin apartar la mirada de los otros dos.
-Para tu desgracia Malfoy, si nos vas a tener que soportar. - dijo un calmado Harry mientras se encaminaba hacia la puerta de su respectiva habitación, abriendo esta con rapidez pues a decir verdad lo que menos le apetecía en aquel día era una pelea con las serpientes.
-Si tanto te molesta nuestra presencia deberías pedir un cambio de habitación hurón. – dijo un divertido Ron mientras se dirigía en la misma dirección que su amigo, cerrando la puerta tras el sin dejar pie a una contestación por parte del rubio.
-Maldita comadreja…-dijo un enojado rubio mientras entraba en su respectiva habitación con un fuerte enojo.
-Ya no le des mas vueltas Draco simplemente ignora su presencia. - dijo mientras se tiraba en una de las camas. – Mas que nada lo digo porque te quedan unos tres años de convivencia vecinal.
-No me lo recuerdes. -dijo lanzándole un cojín al contrario que no pudo evitar que se impactara en su cabeza. – Que me empiezo a replantear como acabe siendo convencido para venir aquí en lugar de quedarme en la mansión.
En verdad habían hecho falta muchas suplicas por parte de sus dos amigos para que aceptara dejar la comodidad de su mansión para pasar su tiempo como universitario en aquel pequeño apartamento para dos. Que constaba de una pequeña zona de cocina por si en lugar de ir al comedor de la residencia preferían cocinarse ellos algo. Una zona con dos escritorios bien preparados para el estudio y un cuarto de baño. Junto con las dos camas que se encontraban una enfrente de la otra. Tenia que admitir que el lugar era acogedor. Uno de los motivos que le habían llevado a aceptar era el pasar más tiempo con sus amigos y el probar que era valerse un poco por sí mismo. Otro de ellos algo relacionado con el anterior era que así podría tener mas independencia y hacer un poco lo él quisiera, podrían ir a fiestas y nadie les diría nada por llegar tarde y esas cosas. Incluso podría llegar a soportar el tener que convivir cerca del cara rajada por unos años.