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REENCUENTROS por Agatha_Shadiness

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Parte tres: La huida

 

Cuando Loki regresó habían pasado muchas horas y el sol despuntaba en la orilla de Sakaar, destellando sobre los cubos de basura y las mantas roídas. Thor estaba sentado afuera de la recámara, esperándolo, durante ese tiempo escondió sus armas y procuró investigar un poco sobre la situación de Loki. Todos creían que era el amante del Gran Maestro, éste lo había presentado como tal. Su amante de turno. Pero nunca los habían visto despertar en la misma habitación y jamás estaban solos cuando se presentaban en público. Loki mismo parecía ingeniárselas para no darle oportunidad al Gran Maestro de consumar su conquista. Era inteligente y bello, sabía bien cómo engañar al anciano pervertido para lograrlo. Pero Thor era consciente de  que era un juego peligroso y debía hacérselo notar.

El pelinegro entró algo mareado a la habitación, le regaló una sonrisa antes de cruzar el portal y con completa alevosía dejó la puerta abierta, esta vez, Thor no se animó a entrar hasta que la voz dulce y ebria de su hermano le llamó.

—Necesito que me ayudes. —Dijo mientras se tambaleaba hasta la cama, donde se sentó después de tentarla. —Ven aquí.

A Thor se le hicieron gelatina las piernas, Loki palpó un costado de la cama, enseguida de su cadera, como invitándolo a sentarse, observó que su traje y camisa estaban abiertos y que gran parte de su pecho blanco se dejaba ver de manera un poco obscena. Los labios de Loki estaban rojos y sus pupilas dilatadas, volviendo el verde de su iris una pequeña línea brillante y circular que le atraía poderosamente. Casi gruñendo Loki volvió a llamarle, Thor supo que no podría oponerse a su voluntad. Le susurró un “cierra la puerta” tan sensual que entró como una mariposa por su oído y se instaló en su cerebro. Cuando estuvo cerca de él Loki tiró de su muñeca y lo hizo sentarse a su costado.

—Estoy muy ebrio, el soquete que se dice gobernante de este lugar me obligó a beber un licor barato y desabrido que, francamente, es por mucho el peor que he tomado jamás. Creyó que podría embriagarme y luego follarme, pero se quedó dormido cuando alcanzamos el quinceavo barril. —A Thor le quedaba claro que Loki no era, ni pretendía ser el amante del Gran Maestro, y eso le llenaba de cierto alivio.

—Siempre fuiste bueno bebiendo. —Rememoró, sin percatarse de que Loki lo había entendido perfectamente.

— ¿De dónde me conoces? —Dijo, acercando su rostro al de Thor, quien se puso nervioso al pensar que Loki finalmente lo reconocería. Ya no estaba seguro de querer que se enterara de su identidad, temía perder el interés de Loki sobre su persona. Ese pensamiento lo asustó, su engaño era un arma de doble filo que apenas alcanzaba a dilucidar.

—Yo… estuve en Asgard un par de veces, te vi en una fiesta que ofrecieron en el palacio.

—… mientes.

—Te juro que…

—Sé que mientes, —volvió a interrumpirlo. —pero no sé porque, y estoy muy ebrio para averiguarlo. Desnúdame.  —Demandó, recostándose en la cama a un lado de las altas almohadas y cerrando los ojos a la espera de que su orden se cumpliese. Thor respiró aliviado cuando Loki decidió dejar el tema; era obvio que mentía, él mismo le había dicho que lo había confundido con su hermano, cómo era posible que si lo había visto en Asgard no lo reconociera como príncipe del reino y lo confundiera con su hermano. La lógica de Loki, aunque algo mareada por el licor, seguía funcionando correctamente. Thor se dio cuenta que Loki quería que lo ayudara a quitarse la ropa para descansar así que en silencio le sacó los zapatos y el cinturón, luego el saco superior, que era bastante pesado y un chaleco con tonos dorados que cubría su camisa. Ayudó a Loki a recostarse adecuadamente y lo metió debajo de las sábanas, entonces unos ojos verdes se abrieron para mostrar un fuerte cansancio.

—La camisa… —Murmuró, casi dormido, pero notablemente incómodo.

— ¿Qué?

—Quítame, la… camisa. Calor… hace calor.

Thor se sorprendió de escuchar una queja como aquella, Loki nunca se había quejado de calor o frío, no en todo lo que él podía recordar. Según sus conocimientos, los Jotun, -y sabía que Loki era mitad de esta especie- eran resistentes a los climas extremos, por tanto, nunca experimentaban calor o frio, sus cuerpos debían estar enfermos o en grave peligro para registrarlo, o eso creía. Al parecer un estado de embriaguez alto podía debilitar las defensas naturales de esos cuerpos impenetrables… tal vez.

La verdad era que no lo sabía, porque nunca le había dado por investigar más sobre la anatomía de aquella raza. Un quejido lo sacó de sus pensamientos, la cara de Loki estaba roja y seguía incómodo debajo de las mantas. Thor retiró las telas y tomó al pelinegro en sus brazos, era ya un muñequito de trapo que se dejaba hacer. Una ligera sonrisa apareció en su rostro, así, casi dormido y tranquilo le recordaba mucho a cuando eran niños y Loki, empecinado en volverse tan fuerte como él, llegaba a esforzarse al máximo en los entrenamientos que su padre ordenaba, aunque no estaba obligado, él seguía los regímenes hasta caer exhausto por las noches y él, como buen hermano mayor, se veía en la necesidad de cargar con Loki, casi inconsciente, hasta su recámara y ayudarle a meterse en la cama.

 

Le quitó la camisa primero por los brazos y luego la cabeza, el pecho de Loki subía y bajaba con calma y no pudo evitar sonrojarse cuando notó la calidez de su piel y el tono rosado de sus pequeños pezones. Loki era muy hermoso, pero desnudo era una tentación difícil de ignorar para cualquiera. Era cierto que habían crecido como hermanos, pero el pelinegro le había dicho claramente que ya no lo consideraba como tal, además, en Asgard no existían los tabúes que había escuchado con cierto horror en Midgard. No entendía a los humanos, ni su extraña manía de complicar el amor.

Su reticencia, y lo sabía, lo tenía más que claro, no era porque Loki fuera o no su hermano, ni mucho menos era porque ambos eran varones, no, su reticencia para estar con Loki se debía a que Loki no sabía que era él y no otro. No lo vería a él cuando hicieran el amor. Vería a ese guardián falso. Y extrañamente, eso lo llenaba de celos.

Tenía que rendirse a la verdad, que se le presentaba como una palma clara y amplia frente a él. No había viajado solo porque quisiera volver a ver a su hermano, no. No había hecho todo ese esfuerzo solo para asegurarse que su mundo y su familia estuvieran a salvo (aunque esa sí era una fuerte razón), en el fondo lo hacía porque quería volver a amar a Loki. Lo amaba. No podía negarlo. El amor por su hermano lo había motivado a salir de su nueva vida al lado de los Guardianes, a dejarlos atrás, a buscar la fuente de su pasión, que ahora dormitaba ebrio y feliz entre sus brazos. No supo en qué momento Loki había rodeado su estómago con sus propios brazos y no le dejaba ir, pegaba su mejilla sonrojaba a su barriga, que tenía de por medio la coraza de su disfraz.

—Eres tan guapo que te cogería cien veces… mil veces, me volvería loco de tanto follar contigo. Quién quiere a un viejo sucio si puede tener a un macho alfa entre las piernas…

Los ojos de Thor se abrieron asombrados de nuevo, Loki había roto el encanto otra vez. Aquella imagen angelical, pura, era una mentira más. El dios traidor se convertía en una fiera cuando de intimidad se trataba, pero Thor no podía comprobarlo, aún.

—Oh, Loki, ¿qué voy a hacer contigo? —Pero ya no hubo respuesta, finalmente el pelinegro se había quedado dormido sobre su vientre. Temeroso de despertarle se acomodó en la cama, de modo que ambos pudieran descansar y con el sopor que le provocaba el cuerpo de Loki se quedó dormido también.

 

 

 

 

 

*Despertaron cuando el sol se había ocultado de nuevo, Loki estaba con cierto dolor de cabeza que le otorgaba un gesto de fastidio. Thor se levantó de prisa, cuando el pelinegro tosió estrepitosamente para llamar su atención y lo descubrió sentado, aun semidesnudo, en la orilla de la cama.

— ¿Lo hicimos? —Le preguntó, Thor se sonrojo un poco y negó con la cabeza.

—Estabas algo mareado, nunca me aprovecharía de ti, tú me pediste que me acercara y después de quitarte la camisa te quedaste dormido; te juro que no pasó nada.

—Que lastima. No recuerdo nada, excepto haber dejado al Gran Maestro durmiendo en el salón de juegos. Estaba tan ebrio que no podía ni hablar. —Thor le regaló una sonrisa antes de ponerse de pie.

—Me retiro para dejarte descansar.

—Espera, nadie dijo que te podías ir.

—Pero…

—No te preocupes, el Gran Maestro va a dormir al menos hasta el amanecer de mañana. No despertará, además, yo ya he descansado suficiente.

— ¿Qué pretendes? —Loki soltó una risa tranquila antes de ponerse de pie y tomar su mentón con uno de sus largos dedos.

—No voy a robarte tu virtud, si es lo que temes… —Agregó burlón antes de robarle un corto beso. — cuando lo hagamos, no será contra tu voluntad. Por ahora, sólo quiero darme un baño y que tú me talles la espalda. Así que, guardián, deja tus armas en algún lado y sígueme.

Thor no opuso resistencia, Loki entró primero a una puerta blanca al fondo de la sencilla recámara que tenía, adentro había una amplia bañera con agua caliente, Loki vertió un jabón líquido dentro y pronto, cuando hizo que las llaves de agua se abrieran para templarla la espuma comenzó a brotar. Odiaba el agua demasiado caliente, siempre se duchaba en agua templada.

—No espíes. —dijo cuándo se comenzó a quitar la ropa que le quedaba, Thor se dio media vuelta y esperó a que él otro le indicara que podía continuar. —Ven aquí.

Lo observó sentado en un escalón que era parte de la bañera, le daba la espalda y había una esponja y más jabón líquido a un costado suyo, Thor comenzó con su tarea en silencio, pero luego le fue imposible seguir de esa manera.

—Estás en un juego muy peligroso. No deberías provocar al Gran Maestro.

—No lo estoy provocando, querido Dhork, lo estoy engañando. Cree que le daré lo que quiere, pero eso no pasará jamás.

— ¿Estás seguro? ¿Y si él encuentra una forma de conseguirlo?, cómo sabes que no te convencerá de pertenecerle o podría forzarte.

Se hizo un largo silencio, los hombros de Loki estaban tensos, Thor siguió tallando la delgada espalda en círculos.

— ¿Te preocupa lo que pueda sucederme, guardián? ¿O acaso son solo celos los que puedo notar?

—No es eso… —Mintió. —Claro que estoy preocupado por ti, el Gran Maestro es un lunático, quién sabe qué podría hacerte. Por favor, te ruego que…

— ¿Qué huya contigo? —Dijo, como si pudiera leerle el pensamiento, pero eso era imposible o Loki ya le habría reclamado el engaño.

—Si.  —Se apresuró a contestar, pero la respuesta vino en forma de una carcajada. — ¿Te parece una locura?, yo podría llevarte a un lugar en donde estarías a salvo.

Loki eligió ese momento para girarse en el agua y encarar a su guardián.

— ¿Y qué sitio podría ser ese?

—Asgard, tu hogar.

Los ojos verdes lo observaron con cierto asombro antes de volverse iracundos y luego tristes, Loki no dijo nada, pero los gestos en su rostro denotaron el dolor que aún le causaba ese tema.

—Ese nunca fue mi hogar, y no tengo un lugar al que ir. Aquí, en este basurero, puedo esconderme. Créeme, estoy a salvo en Sakaar, hay peligros mayores para mí fuera de este mundo de basura.

—Eso no es cierto, yo recuerdo cuando visité Asgard, pude ver cómo la gente te adoraba. Los súbditos te amaban y tus padres…

—No son mis padres, Odín me robó de mi mundo cuando era un bebé y Frigga secundó su mentira durante muchos años. En cuanto al pueblo: fingía. Todos fingían para agradar a los reyes. De ellos aprendí a mentir.

—Loki…

—Cuando dices así mi nombre me recuerdas a alguien. Alguien a quien prefiero olvidar. —Dijo sonriéndole coqueto, había dejado la tristeza que asomaba en su mirada, levantó un hombro, indicándole que siguiera con el baño. —Aún no terminas tu tarea.

—Perdona. —Comentó y luego continuó tallando. Nunca había meditado sobre el daño que Loki había recibido al darse cuenta de las mentiras que le rodeaban en Asgard. Y quería llevarlo de nuevo ahí. Se preguntaba cómo lo iba a lograr. —No quise hacerte recordar cosas desagradables, pero, solo quería expresarte que me parece peligroso que sigas aquí, al lado del Gran Maestro. Y que, si tú lo quieres, yo estoy dispuesto a buscar una forma de ayudarte.

Loki se volvió a reír, pero esta vez más tranquilo, le dio la espalda de nuevo para que pudiera seguir con su tarea y se recargó en la orilla de la tina.

—Lo único en lo que puedes ayudarme, guardián, es dándome una buena noche de placer. No necesito más que eso…—Thor iba a protestar, pero Loki continuó hablando. —pero, si las cosas se salen de control acudiré a ti.

—Estaré aquí para ti, Loki. —Hubo un corto silencio, el pelinegro parecía meditar sus palabras.

—Ahora, lo único que me extraña es que tengas un interés tan noble por mi persona. Me pregunto por qué será.

—Bueno yo, no sabría cómo explicarlo.

— ¿Vas a decirme la verdad?

—En el momento adecuado, supongo.

—Entonces no me digas nada. Si vas a mentirme de nuevo prefiero no escucharte. —Loki sacó una de sus largas piernas del agua y comenzó a tallarla con otra esponja. Cuando terminó repitió el proceso con la otra.

— ¿Acaso no te molesta?

—Las mentiras molestan a cualquiera, pero, he aprendido que no se puede vivir sin ellas. Además, son excelentes aliadas en momentos de crisis. Con ellas conseguí la protección que necesitaba aquí.

—Ahora que lo dices, ¿por qué estás aquí? —Dijo, fingiendo su ignorancia, Loki volvió a reír, pero ahora muy bajito, como si se acordase de alguna travesura.

—Me robé algo que no debería a alguien que no debería. Y fallé en una importante tarea que me fue encomendada.

— ¿Y qué fue eso, puedo saberlo?

—No, bástate con saber que me escondo en este lugar de un ser más peligroso que el Gran Maestro y que no dejaré Sakaar en un muy largo tiempo.

—Pero aquí también estás en peligro.

—Soy consciente del riesgo. —Dijo, tallando sus rodillas. —Pero puedo sortearlo.

Thor meditó muy bien sus palabras. No estaba seguro que era buena idea decirle a Loki que él conocía su servidumbre hacia Thanos. Pensaba que éste podría desconfiar de él y creerlo enviado del titán, así que lo mejor parecía seguir fingiendo y ganarse la confianza de su hermano hasta lograr convencerle de abandonar Sakaar.

—Entiendo. De cualquier forma, si hace falta, yo te protegeré.

—Eso es lo más romántico que me has dicho. —Infirió con un tono meloso, como burlándose, se volvió a dar vuelta y le echó sus brazos al cuello. —Si te gusto tanto, no sé porque te niegas a estar conmigo, después de todo, ya te he dicho que también yo te apetezco.

—Porque no he venido aquí por eso. Aunque, agradezco la invitación. —Le sonrió antes de quitarse los brazos del cuello y comenzar a tallarlos con la esponja. Loki estaba resbaloso por el jabón y su cabello brillaba en tonos azules por el agua.

— ¡Oh por favor, que aburrido!, ¿me quieres decir que has venido, exclusivamente, a salvarme?

—Eso es completamente cierto. —De nuevo el silencio, Loki lo volvió a observar con dudas en sus ojos.

— ¿Por qué?

—Eso no puedo decírtelo ahora, pero tienes que confiar en mí. Yo te ayudaré.

—Dhork, querido, la vida me ha enseñado dos cosas, la primera es que estoy solo, completa y totalmente solo, y la segunda es que no puedo, ni debo, confiar en nadie. Pero, si demuestras que eres digno tal vez pueda creerte.

Las palabras de Loki calaron profundamente en el ánimo de Thor. ¿Hasta qué punto estaba herido su hermano?, ¿hasta dónde llegaban las raíces del daño echo a su psique y ánimo?, ¿por qué nunca lo había notado?; él, que se decía su hermano mayor, parecía conocer apenas un ápice de aquella alma milenaria y eso le molestaba.

—Lo haré, demostraré que soy de confianza y te convenceré de que vengas conmigo, te llevaré a un lugar seguro y tienes mi palabra, Loki, de que nunca nadie volverá a lastimarte.

—Esas son grandes palabras, guardián, ojalá pudieras cumplirlas. —Loki no le dio importancia a la promesa, porque verdaderamente no la creía. Pensaba que el guardián quería conquistarlo e ir más allá de lo carnal, pero el hechicero sabía que no iba a lograrlo porque, aunque reconocía que era un sujeto muy noble, él no era tan tonto para dejar que los sentimientos arruinaran sus oportunidades de salir de su problema.

De nuevo, él tenía que ver como escapar de Thanos y esquivar la conquista insufrible del Gran Maestro. Estaba solo. Había caído en esto solo y solo tendría que salir. Sonrió con miseria infinita; nunca nadie se preocuparía por él. Nunca más. Decidió dejar esos pensamientos oscuros que le atormentaban y cambió el agua, sacándose de encima el jabón y terminando la ducha. Thor prefirió no mirar cuando Loki salió de la tina y se cubrió con una toalla que enredó en su cadera. Otra más talló sus largos cabellos negros. Thor no dijo más, comprendía que el silencio de Loki se debía a que, por ahora, no tenían nada más que decirse.

Salió de la habitación y pudo ver como una chica llevaba alimentos, que seguramente el Gran Maestro había enviado. Recordando sus propias necesidades fue a buscar algo con que satisfacer su hambre y en el camino encontró a un par de guardias que reconoció, eran los mismos a los que había engañado. Se apresuró a pasar de largo mientras escondía un poco el rostro, por suerte, los guardias no le reconocieron ni prestaron atención. Thor se dio cuenta que debía apresurarse pues entre más tiempo pasara en ese lugar, más grande era la posibilidad de ser descubierto.

 

Encontró algunos alimentos en el área especial para los guardias, apenas intercambiaba comentarios con algunos otros, no quería que se dieran cuenta de la mentira, por la noche apenas había personas en los pasillos del lugar y Thor descubrió que sería buena idea moverse en esos horarios. Todo parecía ajustarse de manera benéfica para él. Durante el día haría de guardián de Loki, como ya muchos tenían entendido (por orden explícita del Gran Maestro), eso no levantaría sospechas, pero por la noche se escaquearía entre las habitaciones del palacio para encontrar una forma de huir con Loki sin llamar la atención y sin que el Gran Maestro se enterase, hasta que ya fuera demasiado tarde. Cuando sació su hambre volvió a la recámara de Loki, a fingir que vigilaba, pero éste ya no se encontraba en el lugar, y no había rastro suyo por ninguna parte. Thor decidió no buscarlo, en lugar de eso ingresó a la habitación, estuvo durante horas tratando de encontrar el Teseracto que Loki había robado, pero no dio con el objeto a pesar de haber visto hasta el último rincón del lugar. Era obvio que Loki lo había escondido muy bien. Tal vez hasta lo llevara con él a todas partes.

Salió del lugar y vagó libremente por algunos pasillos, encontrándose a varios sujetos en el lugar que, afortunadamente, lo ignoraron por completo. Encontró un pasillo amplio con paredes azules que daba a una escalera enorme, pero había demasiados guardias en ella y le pareció imposible ir a investigar durante ese horario, esperaría a la noche para buscar una salida.

Regresó a su lugar a un costado de la puerta que debía vigilar, de Loki no pudo ver ni sus luces durante mucho rato. Cansado de estar aburrido, pues no había nada que hacer y los seres que paseaban por el lugar no le prestaban atención, comenzó a caminar de nuevo, esta vez por el lugar contrario al que había ido en su primera exploración. Una sala grande estaba algo retirada de la recámara, las paredes eran blancas y t-enía una escalera que seguramente daba a un palco privado. Loki estaba sentado en uno de los sillones, junto a él un grupo de sujetos de diversas razas extrañas charlaban amenamente. Del Gran Maestro no se veía ningún rastro. Se acercó cautelosamente, hasta que se encontró con que los tres tipos que rodeaban al pelinegro estaban haciéndole insinuaciones poco sanas.

—Vamos, dinos Loki, ¿te has acostado con el Gran Maestro?, ¿es cierto que la tiene enorme?, dicen que algunos de sus amantes se han muerto cuando los follaba. No resistieron su fuerza, pero tú sigues aquí, tal vez seas una clase de puta ultrarresistente. —Preguntó uno de ellos que era bastante alto y tenía el cabello azul con una piel de color oscuro. Le sonrió mostrando unos largos colmillos que no hicieron a Loki perder la compostura.

—Si tienes tanta curiosidad, ¿por qué no vas y lo averiguas tú mismo?

—Eghon no es del gusto del Gran Maestro, él prefiere a los sujetos que son como tú. Unos príncipes delicados. —Interrumpió uno más delgado, pero de rasgos duros, con la piel verde llena de escamas. Unos ojos amarillos con líneas negras por pupilas recorrieron el cuerpo de su hermano.

—Entonces podrías ofrecerte en su lugar.

—Cuidado, hechicero, aquí no está papi Odín que te proteja. —Amenazó el tipo verde, uno de piel violeta  se puso frente a Loki, impidiéndole escapar si es que así lo quería. Thor pensó que su hermano estaba en problemas y debía salvarle, pero entonces ese tipo salió volando por los aires, la magia de Loki lo manipulaba como una marioneta.

—Ustedes deben ser quienes tengan cuidado, monstruos. Yo soy Loki, y no necesito de Odín ni Asgard para protegerme. —Fue su amenaza antes de mostrarles a los otros una navaja que apuntada al cuello del tipo de piel verduzca. El de piel grisácea se levantó del lugar, precavido por si Loki tenía pensado atacarle. La navaja abandonó al de ojos de serpiente y lo dejó marcharse, Loki suspiró cansino una vez que los tres sujetos se alejaron por un corredor. Thor sonrió, su Loki no era una presa fácil, eso le llenó de orgullo.

— ¿Estás bien? —Preguntó una vez que se hubo acercado, el pelinegro acomodó con desinterés un mechón de su largo cabello mientras hacía desaparecer su navaja.

—Estoy harto de esos tres. Han estado acosándome desde que llegué. El Gran Maestro los tiene en alta estima porque le traen bueno peleadores de vez en cuando, pero buscaré la manera de deshacerme de ellos. Por cierto, ¿qué haces acá?, ¿no deberías vigilar mi recámara?

—Debo vigilarte a ti, y como tú no estabas ahí vine a buscarte.

—Que gentil. —Dijo poniéndose de pie.  —Pero no requiero una niñera. Sólo quédate junto a la puerta como un buen vigilante. Yo volveré cuando me apetezca descansar.

—La orden del Gran Maestro fue muy clara.

—No te preocupes por eso, yo lo haré olvidar cuál fue esa orden. Además, no creo que le interese. Por otra parte, necesito que vigiles esa habitación con mucho cuidado… que nadie más que yo entre, ¿me entiendes?

Thor guardó silencio, meditando las palabras de Loki. Entonces el cubo cósmico sí estaba en la recámara, por eso necesitaba que nadie entrase ahí. Loki quería que él le ayudara a proteger el tesoro que tanto celaba. Thor pensó que esa era una excelente oportunidad para ganarse la confianza de Loki.

—Está bien, te doy mi palabra, nadie más que tú entrará en ese lugar.

—Buen chico. —Le dijo, bromeando.

—A cambio, quiero que me dejes protegerte de esos tipos.

— ¿Y qué harás al respecto?

—La próxima vez que te molesten, les romperé todos los huesos. —Loki le regaló una enorme sonrisa.

—Tienes mi completo beneplácito, haz con ellos lo que mejor te parezca. Pero sé cuidadoso, son mercenarios bien posicionados en este lugar.

—No te preocupes.

Loki volvió a sonreírle, justo en ese momento la voz del Gran Maestro los interrumpió. Lo vieron llegar rodeado de aduladores, con Topaz cuidando su espalda. Venía cargando una gran bolsa de hielo que colocaba en su cabeza. Tenía resaca y estaba de mal humor. Loki hizo una muy bien ensayada reverencia cuando llegó hasta él, sus manos caían grácilmente a los costados de su cuerpo, mientras un pie tocaba detrás suyo y la rodilla de su otra pierna se doblaba ligeramente, dándole un aspecto elegante y cortés.

— ¡Oh, mi pajarillo!, tus exquisitos modales siempre me ponen de buenas. Dhork, retírate, ahora yo cuidaré a mi hechicero.

—Sí, señor.

—“Sí señor, sí señor”, es todo lo que sabe decir. —Le dijo imitando la voz de Thor, mientras éste desaparecía por uno de los pasillos.  —al menos es bueno siguiendo órdenes. Ahora, pastelito, vamos a comer algo, tengo tanta hambre que te devoraría completo.

—Tendrías indigestión, Gran Maestro.

—Oh, cielo, por ti lo que sea.

—Me halagas.

Siguieron charlando mientras se dirigían al comedor privado. Thor regresó a la recámara, y aunque buscó de nuevo no encontró el Teseracto, Loki debía haberlo escondido con un hechizo muy poderoso. Esperó lo que restaba del día hasta que llegaron las sombras nocturnas y con ellas un Loki acompañado del Gran Maestro que venía abrazándole por las caderas.

—Por favor, necesito descansar. —Pidió mientras caminaba, el Gran Maestro le besó el cuello blanco que ya se desnudaba de la camisa abierta.

—He esperado mucho, pajarillo, sabes que estoy perdiendo la paciencia. ¿Cuándo estarás listo para mí?

—Pensé que querías que esto fuera interesante. Si me vuelvo uno más del montón, ¿qué gracia tendría?

—Pero mi hechicero, entiende, tengo necesidades…

— ¿Prefieres entonces que sea yo quien pierda el interés?

—Oh, entonces hay cierto interés por mi… lo sabía, soy irresistible.

—Tal vez. Por ahora requiero dormir, no querrás que me presente a la siguiente función del coliseo con unas horribles marcas negras debajo de los ojos.

—No, eso no, quiero tu belleza intacta para presumirla cuando mi tonto hermano venga. Él no tiene a nadie tan bonito en su colección.

—Entonces, hasta mañana. —Dijo alcanzando la puerta, Thor se hizo a un lado de inmediato, pero el Gran Maestro lanzó una sonrisa alargada y tétrica antes de alcanzar el antebrazo de Loki, girarlo con violencia y robarle un beso húmedo, demasiado ansioso para llegar a ser pasional.

Loki intentó resistirse, pero la fuerza del ser primigenio lo venció y tuvo que resignarse a un largo beso que le obligó a abrir la boca y recibir a una enorme lengua que le invadió de manera incómoda. Fue abrazado por la cadera y la mitad de su espalda, impidiéndole el escape. Thor podía escuchar a Loki quejarse y veía como sus manos trataban de apartar al hombre mayor, pero fue imposible. Los dedos de Loki llegaron a los hombros anchos del Gran Maestro y se presionaron ahí con fuerza, hasta volverse blancos. Thor podía jurar que iba a matar a ese sujeto en ese mismo instante si no fuera porque el eterno soltó en ese momento al hechicero, quien luchaba por recuperar el aliento.

— ¿Ves, pajarillo?, no hay nadie mejor que yo… acéptame pronto. Estoy ansioso. —Le dijo sonriendo y le regaló un beso en la mejilla antes de despedirse. Loki se sujetó de la pared a un costado cuando al fin los brazos del Gran Maestro le abandonaron. No pudo pronunciar palabra hasta que logró recuperar el aliento, Thor tenía el ceño fruncido cuando el eterno se marchó y dejó a Loki a su suerte.

— ¡Cabrón! —Exclamó, apretando su arma. —La próxima vez que te toque, le voy a cortar la cabeza. Lo juro por…

—Aprecio tu preocupación, guardián, pero no hagas nada estúpido. —Interrumpió con la voz ya recuperada, aunque no así la compostura. La indignación en el rostro de su guardián halagaba a Loki de sobremanera y eso le ayudó a recomponerse, aunque lo ocultó con eficacia. Comenzó a sobar sus caderas y tenía un gesto de dolor en el rostro. Hizo a un lado el manto de su saco y luego levantó el resto de su ropa, una enorme marca de la mano del Gran Maestro se empezaba a dibujar en su piel blanca. —Tiene más fuerza de lo que había imaginado.

— ¡Te dije que era peligroso!, debiste escucharme, Loki.

—Entremos. —Dijo a Dhork y se apoyó en un hombro de éste para caminar hasta la cama. Cerraron la puerta cuando ingresaron a la recámara. Loki se quitó el saco y comenzó a examinar su cadera y espalda una vez que levantó el resto de la ropa hasta la mitad de su pecho. Las marcas comenzaban a volverse de un rojo intenso de manera rápida. —No me esperaba esto.

— ¿Ahora me crees?, tienes que salir de aquí.

—No. Este planeta es el único lugar en el que él no me buscaría.

—Pero aquí también corres peligro, tenemos que sacarte de este lugar.

— ¿Y qué sugieres, de verdad crees que me va a dejar ir como si nada?

—Escapa conmigo, encontraré una salida de este lugar, buscaré una nave que no llame la atención y por la noche, cuando todos duerman, te sacaré de aquí y te llevaré lejos…

—A Asgard, ya me lo has dicho, créeme, eso es peor opción. —Loki hizo brillar una de sus manos y comenzó a sanar su piel. La magia que su madre le había enseñado era muy útil, pronto la marca cedió, dejando la blancura de su satinada dermis intacta.

—Está bien. —Concedió. —iremos a donde tú quieras, pero que sea lo más pronto posible, no puedes seguir exponiéndote a que este tipo te lastime. —Dijo, sabiendo que mentía, que llevaría a Loki a Asgard aun contra su voluntad, y que, posiblemente, su hermano iba a reprocharle aquello.

—Ya te lo dije, las posibilidades son peor. Hay cosas que no sabes de mí, guardián. Y es mejor que no las averigües. Me quedaré en este lugar, no tengo más opción.

—Sabes bien que ese tipo perderá el juicio pronto, que… que… —Thor tartamudeo, horrorizado de la posibilidad.

—Que buscará obligarme a cumplir mi palabra. Lo sé. —Dijo con frialdad. —Pero, lo que “él podría hacer es mucho peor.

— ¿A quién te refieres? —Preguntó, de nuevo fingiendo, sabía que tendría que mentirle si no quería que el hechicero lo descubriera o se formaran nubes de dudas que le impidieran tenerle confianza. Tenía que engañarlo un poco más, sólo esperaba que esto no se volviera en su contra. Loki le observó con cuidado, analizando si era digno de credibilidad.

—Ni siquiera creo que lo conozcas. O tal vez sí. — oh Loki, no sabía cuánto se equivocaba. —Él es, un monstruo, el peor que haya conocido. Su nombre es Thanos y está buscándome.

Thor guardó silencio, Loki se puso de pie y dejó su saco en una silla que estaba a un costado de la cama. Luego comenzó a desabrochar su camisa, aunque no se la quitó. Estaba buscando el resto de las marcas para curarlas.

—Lo conozco… es verdad, es un monstruo. ¿Por qué te busca?

—Robé un objeto que él quiere y no voy a regresárselo, si lo hago, todos estaremos en peligro.

—Ya veo. Entonces, te escondes aquí porque él no te buscaría en este lugar. —Concluyó, Loki, que ya curaba sus otros moretones sonrió ligeramente antes de contestarle.

—No. Me escondo aquí porque el poder del Gran Maestro es un repelente natural para Thanos.

—No entiendo.

—Thanos es fuerte, está desesperado y enfurecido, pero no es estúpido. Sabe que no es rival  para el Gran Maestro y por eso no se atreve a venir hasta aquí, además, yo nunca le dije que conociera la existencia de Sakaar.

—De modo que es un buen escondite.

—Si, al menos hasta que encuentre la forma de matar a Thanos. Si convenzo al Gran Maestro, podría hacer que éste lo asesine por mí.

—Loki… él no aceptará hacer eso a cambio de nada.

Los ojos verdes perdieron su brillo, entonces Loki estaba dispuesto a todo para vencer a Thanos, incluso a poner su vida en riesgo. No. Diablos no. Esto era lo que había venido a remediar y ahora estaba sucediendo de nuevo. Thor se levantó de la cama y se acercó a Loki, tomándolo luego por los antebrazos.

— ¡No te dejaré!; ¿me oíste?, ¡no te permitiré que arriesgues tu vida! —Loki le regaló una mirada de extrañeza, pero luego le sonrió con ternura.

—Que dulce de tu parte querer protegerme, guardián, pero esto es algo de lo que no puedo escapar. La única razón por la que he estado dándole largas al Gran Maestro es esperar el momento adecuado para acceder a lo que él quiere. Le hablaré de Thanos, le pediré que lo mate por mí y luego… luego tendré un solo destino.

—He dicho que no. —La voz de Thor se volvió profunda, celos y rabia corría en su cuerpo. Loki lo miró asombrado. — ¡Nunca serás de nadie más que mío! —Gruñó, absorto en esa ira que le carcomía. Odiaba la idea de Loki entregándose a alguien más. Y peor aún si se imaginaba que era alguien como el Gran Maestro. Ya había visto su nave de orgías en el pasado y fue algo traumatizante. Thor apretó sus manos, dándose cuenta que Loki se quejaba por el dolor.

—Ahora también tendré que curar tus marcas. —Dijo, de nuevo sonriendo, el guardián había revelado algo que le era placentero, la idea de entregarse a quien él había elegido siempre fue reveladora.

—Lo siento. — Thor aflojó sus dedos de inmediato, Loki extrañó aquel contacto brusco.

—Si esto es lo que quieres, no sé porque te contienes. Heme aquí, dispuesto sólo para tu persona. —Le dijo al oído, susurrándole con una voz pegajosa, de serpiente seductora, atrevido e impertinente, poniéndose siempre en el filo de un peligro inimaginable. Pero era cierto, para qué se negaba, Loki estaba por completo en lo cierto, lo deseaba con adoración.  Y aun así, se detenía…

El deseo temblando dentro de su alma, la mirada ansiosa, el sonrojo, la voz erótica, todo lo invitaba, pero no sabía si debía ceder y tampoco sabía si podría resistir. Lo observó de nuevo, incitando su libido. Tal vez Loki se arrepintiera después. Eso no podría saberlo a menos que lo intentara. Y ahí estaba: la posibilidad, el anhelo, el momento.

 

 

Los ojos verdes se posaron trémulos sobre los suyos y miraron sus amplios labios, como invitándole. Thor no se resistió más. Lo besó, ardiente y rápido; como uno de sus poderosos truenos, los labios que se presionaron unos contra otros se fundieron, demasiado húmedos por el deseo. Pronto se encontraron sus lenguas, los quejidos de Loki, las palmas de Thor, estrellándolo contra su cuerpo. Un pecho plano, firme, se recargó caliente contra su estorbosa armadura. Loki la odio profundamente, más no así al beso largo que compartía con aquel hermoso guardián. A Loki le encantaba ese hombre. Tan alto, tan fornido, tan imponente. Como deseaba que el beso no terminara nunca. Se unieron como si la eternidad fuera corta para ellos, con un hambre y deseo impropio para un ser vivo. Eran los labios devorándose, eran los brazos que no se dejaban el uno al otro.

Cuando al fin el frenesí los dejó respirar un poco, los labios de Loki estaban rojos y húmedos y los de Thor temblaban aún por la agónica separación momentánea. Ya no sabía si parar o seguir. Su cuerpo ardía en deseo y quería ir más allá… mucho más allá y lo peor es que tenía permiso de hacerlo. Pero aún había dudas en sus ojos. Dudas en su mente. Loki leyó aquel requiebro en su guardián y se separó de él, caminó hasta la cama y se tendió, como una diva preciosa, libre de toda atadura. Y comenzó a pasear sus manos sobre su ropa, con un dedo coqueto llamando al guardián. Thor no se movió por un instante, quería capturar la imagen de Loki tendido en su cama, inquieto, juguetón, erótico…

La llama erótica no murió ante las vacilaciones de Thor. El pelinegro tomó ventaja de la evidente excitación en el rubio, se acarició con descaro, gruñó, suspiró, se retorció de deseo, incendiando la cordura del dios de trueno, quien ya no lo resistió más, se acercó, inquieto por la exaltación y se abalanzó sobre aquel cuerpo níveo que se le ofrecía. Se besaron de nuevo, pero esta vez no había ni una pizca de duda en Thor, ni nada de inocente en el contacto. Eran pasión pura, deseo, sexo. Thor desnudó aquel cuerpo y se sintió estremecer cuando los dedos delicados del menor tomaron las orillas de su traje y comenzaron a tirar de él, tratando de igualar los términos. Thor siguió besando aquella boca preciosa, bajó luego por su cuello, le hizo el amor antes de tomarlo. Adornó su pechó con besos, lamidas, chupetones. Le quitó la ropa lentamente, deleitándose de la perfección en las formas equilibradas de su pecho, de sus pequeños pezones, de su vientre plano, de sus largas piernas, hasta llegar a sus pies que también acarició, sacando una sonrisa en los labios efímeros y tiernos de su otrora hermano. Fue consciente de su fuerza y de la necesidad del propio Loki, lo beso tiernamente, pero al mismo tiempo lo hizo sentir la pasión de sus abrazos.

Loki también desnudó a Thor, quitándole hasta la última de sus cubiertas de metal. Luego siguió con una camisa blanca y el pantalón que ocultaba bajo la armadura. El cuerpo de Thor no era el de antes y se congratuló cuando Loki, en lugar de decepcionarse por no encontrar un cuerpo perfecto, empezó a gemir de mayor placer. Los besos y las caricias no cesaron, se fueron poseyendo lentamente, hasta terminar por juntar sus pieles, Loki lanzó una exclamación cuando el miembro erecto de su ahora amante tocó el propio, ya sin ropa de por medio. Thor lo tomó entre sus brazos con delicadeza, pero el pelinegro no compartió su paciencia, ardiente y deseoso comenzó a acariciarlo por todo el cuerpo, los brazos parecían ser fuente de un placer indescriptible para Loki, pues los tocaba con ansias. Sus miembros se rozaban, produciéndoles mayores expectativas.

—Fóllame… —Le pidió Loki cuando sus besos no fueron suficientes para entregar el deseo de su cuerpo. —no te detengas, así… fóllame, Dhork…

El nombre falso apagó la llama. Thor se separó de él, mirándolo, incrédulo de haber caído en  su propia trampa. Estaban desnudos y al menos Loki, demasiado excitado.

— ¿Qué pasa? —Preguntó cuándo las caricias habían cesado y los besos le dejaban una marca helada en la piel ardiente.

—No debo, Loki, perdóname pero creo que debemos detenernos.

Los ojos verdes lo miraron iracundos, y luego unas manos largas y blancas lo lanzaron contra la cama.

—Oh por todos los malditos dioses del Valhalla. —Y se escurrió como una serpiente entre las grandes piernas de Thor, ansioso aún, tocaba y besaba las carnes rudas que le parecían tan apetecibles.

— ¡Loki, no! —Gritó cuando se dio cuenta de su intención, pero ya era tarde, pues nada podía detener a esa marea de brillos verdes que se asentó entre sus piernas y comenzó a succionar con fuerza aquél miembro rebelde que volvía a levantarse. Un gemido gutural salió de su pecho y Thor sintió que el calor de Loki se le había contagiado porque su rostro ardía y el placer arañaba su consciencia.

No fue capaz de quitárselo de encima, temió hacerlo enfadar más, temió hacerle daño. El placer mermó su sentido, la gloria del mundo de los muertos no podía ser mejor que esto. Thor se dejó llevar por el gusto de Loki chupando goloso aquel febril pedazo de carne. Lo sacó de su boca cuando se sintió complacido por los gemidos de Thor. Lo besó, lo tocó, lo derritió entre sus brazos y Thor supo que deseaba que aquello sucediera.

—No vuelvas a decirme que no, guardián, este gigantesco amigo de aquí no te deja mentir.

—Loki…

—Silencio. —La orden llegó junto a nuevas caricias, el calor de Loki lo envolvía de manera increíble, dejando que la amargura del engaño se marchara. Si era lo que Loki quería, ya no iba a negárselo. Lo tomó de nuevo entre sus brazos y lo recostó en la cama. Cuidando de no aplastarle.

—De acuerdo, —Le dijo mirándolo directamente a los ojos. —si en verdad lo deseas, voy a hacerte el amor, solo espero que no te arrepientas luego.

—Eso será asunto mío.

Las caricias se reanudaron al igual que la humedad en sus besos. Thor tomó la iniciativa y comenzó a acariciar aquel cuerpo firme del dios del engaño, era perfecto. La excitación creció de nuevo, mientras el rubio besaba y lamía la piel de Loki, quien se deleitaba tocando los pectorales anchos y la espalda. Abrió las piernas para recibir a Thor, que no dudo en posicionarse, una mano amplia bajó hasta la entrada pequeña y rosada del pelinegro y lo preparó con calma y delicadeza, mientras su boca bebía los gemidos de los labios de Loki, quien impaciente de nuevo hacía pequeñas imitaciones de embestidas con su cadera. Sus alientos se mezclaban dulcemente y Loki alargó una mano hacia el erecto miembro de Thor.

—Estoy listo.

El rubio asintió y tomó lugar sobre aquella mano delgada, acariciándola por encima.

—Guíame. —Le dijo y Loki siguió la indicación, mostrándole a Thor el camino hacia una gloria que hasta ahora ambos dioses desconocían.

Cuando el miembro de Thor traspasó la entrada Loki encogió las piernas y soportó el dolor, Thor, por su parte, intentó no correrse al instante.

— ¡Por los dioses! —Gimió mientras empujaba, Loki apretó sus párpados. —Loki, eres, increíble…

El placer ahondó en su alma, su cuerpo y el de su amante encajaban como dos piezas perfectas de un rompecabezas viejo. Estaban conectados, como nunca antes. Thor besó unos labios apretados que apenas pudieron devolverle la caricia, observó los gestos tensos.

— ¿Estás bien?, ¿quieres que pare?

—La tienes enorme… —Fue un quejido, estaba sufriendo por el placer que más tarde sentiría. Thor se detuvo en seco, no quería verlo sufrir. —Sólo dame un momento.

Le dijo y comenzó a respirar profundamente. Thor lo besó, tratando de calmar su dolor. Se puso a juguetear con sus cabellos, a acariciar sus piernas, su espalda, sus brazos. Le besó la clavícula, el hombro, la barbilla y finalmente los labios, que fueron volviéndose de nuevo más prestos a corresponder. Entonces serpenteó una de sus gruesas manos entre la unión de ambos y tomó el miembro de Loki, acariciándolo con suavidad y haciendo que su excitación aumentara. Comenzó a masturbarlo, primero lentamente, luego aumentando el ritmo hasta hacer que la respiración del pelinegro fuera entrecortada de nuevo.

Cuando el placer llegó en forma de gemidos de la boca de Loki supo que era el momento de continuar. Comenzó a mover sus caderas y aunque en un principio fue un poco difícil, una vez que Loki se relajó el placer comenzó a fluir naturalmente a ambos cuerpos. Los gemidos se convirtieron en gritos de gozo y gruñidos de placer. El aliento comenzó a faltarles cuando Thor aumento las embestidas a un ritmo brutal. Los gritos de placer de Loki llenaban la habitación, Thor le hacía eco con su propia garganta. Lo besaba ardientemente mientras sus caderas embestían aquel cuerpo que ya se entregaba con pasión.

Las manos de Loki tomaron los glúteos de Thor y lo ayudaron a empujarse. La cama rechinaba. Los fluidos de ambos empapaban las sábanas. El calor de sus cuerpos los hacía sudar mientras las caderas de Thor iban y venían buscando ese punto mágico que hacía que Loki se estremeciera.

El pelinegro comenzó a temblar, convulso ante una poderosa contracción de su interior cuando el primer orgasmo lo atacó, rápido y profundo. Rasgo uno de los pectorales de su amante, con la intención de llevarle también a un clímax mutuo. Thor gruñó complacido ante la sensación de ser apretado y bienvenido en ese interior que siguió estremeciéndose. Loki derramó su esencia sobre la mano de Thor, que llevó sus dedos al frente para verlos y luego lamió el producto. Loki cayó en la cama, exhausto, pero su rubio amante apenas había comenzado.

—No te desmayes. —Le dijo cuándo le vio cerrar los ojos, y lo atrajo de nuevo hacia su cuerpo, pero no era para volver a tomarlo de la manera tradicional. Esta vez lo acercó a la orilla de la cama y lo hizo que pusiera sus rodillas y palmas sobre el colchón. Loki obedeció, complacido con la pasión que le era entregada. Luego, antes de que Loki pudiera huir lo penetró.  Los gemidos no se hicieron esperar, esta vez Thor se dejó ir, convencido que a Loki no podría molestarle. Le embistió con ganas, hasta hacer que los ruidos de placer fueran gritos de gozo en su amante. Loki correspondió su pasión aventándose con fuerza contra esas caderas que le castigaban. Había una gran destreza en sus movimientos y eso aumentó el gozo de ambos. Finalmente, Thor alcanzó un cúmulo de emociones lo suficientemente grande para que sus gemidos indicaran su pronto clímax, Loki comenzó a tocarse con desesperación, buscando que su estrada comenzara a contraerse de nuevo, pues notaba el placer acumulado en su guardián.

Las embestidas de Thor se hicieron más erráticas, hasta que alcanzó su propio orgasmo, derramado su esencia dentro del cuerpo de Loki, se recargó en su espalda mientras el clímax lo absorbía. El pelinegro sintió aquel líquido caliente y eso fue un afrodisiaco que lo llevo de nuevo al nirvana. El clímax los guío a un estado de completo embotamiento. Thor, perdido en la calidez del interior de Loki no pudo sino respirar contra su espalda y gruñir cuando éste se movió. Loki, lleno de aquella esencia caliente sintió que se le hacían gelatina las piernas cuando su orgasmo fue violentamente provocado. Estaba en éxtasis total y no quería despertar. Largos momentos después, Thor recuperó un poco el aliento y salió del caliente interior de su amante. Se dejaron caer a un costado, sintiendo el palpitante placer en sus zonas más íntimas.

—No dejaré que el Gran Maestro te tenga, nunca lo dejaré…—Le gruñó Thor, mientras lo abrazaba e iba perdiendo el sentido, acompasado por el sueño que lo invadía después de esos momentos con Loki. Su pareja lo escuchó, sonrió un poco antes de acomodarse entre esos amplios brazos que tanto le gustaban. Si tan solo pudiera ser cierto, si tan solo pudiera creerle. Loki se abandonó a la calidez de ese abrazo hasta quedarse dormido, pero no creyó la promesa.

 

 

 

 

 

 

 

Cuando despertó, el pelinegro no estaba a su lado, sólo una amplia y fría cama le recibía. Su ropa y armadura estaba en el piso y Loki había desaparecido. No sabía cuánto tiempo había pasado, pero podía observar el atardecer en el horizonte una vez más. Aquel mundo tenía colores en el cielo que nunca hubiera imaginado. Era un halo celestial lo que rodeaba a un mundo tan extraño y distante de su propio hogar. Se puso de pie y se vistió, sabiendo que era necesario que buscara a Loki. Ahora que eran amantes estaba seguro de poder convencerlo de huir con él. Tendría que buscar una manera de probarle a Loki que Thanos había muerto, pero aún no sabía cómo. Le sorprendía la idea de que nadie hubiera notado de forma rápida la ausencia del titán y sus ejércitos, ya que ellos los habían derrotado, en ese tiempo, al menos, no deberían existir.

La noche volvió a pasar rápidamente, de Loki no supo nada sino hasta el amanecer cuando volvió de otra de las fiestas del Gran Maestro, no le dijo mucho, tan solo le regaló un cansado beso y se marchó a dormir. Loki se veía tranquilo cuando estaba a su lado y no quiso perturbarlo, pero él aprovechó el tiempo para investigar. Resultó que uno de los pasillos por los que había andado en sus primeros días en el lugar llevaba a una salida, que nadie utilizaba porque estaba cerrada a cal y canto, la razón la desconocía, pero estaba seguro que podría abrirla con ayuda del Stormbreaker. Sólo esperaba que su otro yo no fuera a llamar a Mjolnir en el momento menos preciso, pues una vez que estuvieran fuera del coliseo y algo retirados Thor pensaba utilizarlo para llevarlos a ambos a la marca que Heimdall había hecho con el Bifrost. Estaba seguro que Loki lo reconocería de inmediato, en cuanto él empuñara su martillo, pero una vez que lo hubiese sacado del coliseo del Gran Maestro eso no importaría más. Era un plan simple, pero estaba seguro de que serviría. Tenía pensado llevarlo a cabo en cuanto Loki estuviera dispuesto a marcharse.

Regresó sobre sus pasos y entró en la sala de los guardias, robó algo de alimentos, evadió preguntas indiscretas y se marchó, dejando con dudas a algunos de ellos. Comió algo de carne que, para su mala suerte, desconocía, pero al no tener mal sabor decidió no hacer pucheros. Tenía que buscar sus armas para abrir la puerta por la que escaparía junto con Loki. Subió a un balcón que siempre estaba solo y donde había ocultado el Stormbreaker, destapó una lámina del techo y lo sacó de su escondite, Mjolnir también estaba ahí, pero decidió no cargar con él para no llevar demasiado peso. Escondiendo de nuevo su otra arma en una capa vieja que se puso sobre la armadura, caminó con cuidado por entre los pasillos y regresó a la puerta, de nuevo la suerte estaba con él, pues no había nadie cerca del lugar. Insertó la punta de su arma en la ranura que hacía de cerradura y comenzó, lentamente, a dar pequeños jalones. Después de unos minutos escuchó un sonido proveniente del metal, se había quebrado y la puerta cedió a sus manos cuando la abrió un poco. Pero no podía dejarla así, de nuevo la cerró, asegurándose de que pareciera completamente sellada, pero revisando que se abriera de un empujón. Una parte del plan que le permitiría la huida estaba lista. No tenía por qué esperar más, esa misma noche, cuando todos durmieran y hubiese pocos guardias en el lugar, tomaría a Loki (aunque lo tuviera que llevar a rastras) y lo sacaría de Sakaar.

 

Contento con los pequeños preparativos regresó a la habitación de Loki, e ingresó en ella, esperando verle dormir, pero el pelinegro no estaba. Maldijo su suerte, seguramente el Gran Maestro le había llamado de nuevo. Esta vez decidió no esperar, salió a buscarle por los otros pasillos y salas. De nuevo, Loki estaba en esa sala blanca y grande que ya había visto, pero esta vez el Gran Maestro estaba con él, así como un sujeto de apariencia extraña, cabellos blancos peinados hacia arriba, un traje negro y una singular línea en la barbilla, le dijeron a Thor que aquel era un sujeto muy parecido al Gran Maestro. No se equivocó. Acercándose hasta ellos, junto a otros guardias que resguardaban el lugar, Thor pudo escuchar la conversación.

 —He de suponer, querido hermano, que la pieza de colección que me prometiste se encuentra cerca. — Dijo el hombre de cabello blanco, su voz era opaca, casi anciana, pero su cuerpo y ojos demostraban misterio, vitalidad, poder. El Gran Maestro sonrió mientras atraía a Loki por la cadera y lo abrazaba.

—Sí, es un objeto único… te diremos como encontrarla, este es mi nuevo pajarillo, su nombre es Loki y conoce muy bien la ubicación del tesoro que te he prometido.

— ¿Qué paso con ese elfo que tenías?

— ¿Nairu?, murió… ya sabes, los elfos son criaturas frágiles. —Dijo, restándole importancia. Loki se dejó hacer cuando el Gran Maestro comenzó a darle cortos besos en el cuello. — Mi Loki prometió decirnos donde encontrar la caja de los inviernos pasados.

— ¿Conoces su ubicación?

—Con exactitud. —Dijo, pero fue interrumpido por el gran maestro.

—No esperarás que mi pajarillo te dé esa información sin nada a cambio. —Ambos hombres guardaron silencio, en los labios del Gran Maestro se dibujaba una sonrisa torcida.

— ¿Qué quieres a cambio, hechicero?

—Yo solo busco agradar al Gran Maestro…

—Oh, no, por favor pajarillo, pide lo que quieras. Anda, yo invito. —Loki vio la oportunidad y no la desaprovechó en absoluto.

—Sé bien del poder que ustedes poseen, —Dijo, de manera respetuosa. — para nadie es un secreto que son parte de un grupo selecto. —Los ojos del Coleccionista se volvieron duros, Loki eligió bien sus siguientes palabras. —Es decir, sé que ustedes podrían ayudarme con un problema. Sólo ustedes pueden hacerlo, Gran Maestro, Coleccionista. Por eso he traído mis ofrendas.

—Hechicero, di lo que buscas.

—Pajarillo, por favor, me tienes en ascuas. ¿No es así, Topaz?, cuando el pajarillo habla así, es porque algo serio va a pasar…—La guardiana asintió, el Gran Maestro hizo gestos de fingida preocupación.

—El titán Thanos, quisiera que lo maten, si es posible.

Ambos hermanos guardaron silencio antes de que la risa del Gran Maestro interrumpiera el momento. El Coleccionista comenzó a negar antes de utilizar ese acento extraño y algo gastado.

—Eso es imposible…—Dijo con lentitud exasperante. —esa tarea no puede hacerse.

—Pero, por qué no. —Exclamó Loki, contrariado, asustado. Pensaba que los primigenios se volverían en su contra por algún tipo de arreglo con el titán.

—Oh, pajarillo hermoso, porque Thanos está muerto. Nos lo ha dicho uno de nuestros hermanos. El titán ha desaparecido por completo de esta existencia, no sabemos cómo, cuándo o quién lo mató, pero es un hecho.

— ¡Qué!, imposible. —Dijo bajando la mirada. Thor reconoció ese gesto, Loki meditaba, utilizaba su intelecto, trataba de entender las cosas.

—Mi hermano no miente. El titán Thanos murió, Observador puede sentir cuando una vida de tanto poder se extingue. Se dio cuenta de inmediato que el monstruo se había ido, para siempre.

Loki sonrió, haciendo una ligera reverencia ante los primigenios.

—Agradezco tus palabras, gran Coleccionista, me has dado una buena noticia. —El Gran Maestro interrumpió a Loki cuando éste levantó la cabeza, robándole un beso en los labios.

—Mi pajarillo, siempre tan atento y educado, ¿no te dije que era exquisito?

— ¿Un Aesir?, dijiste…

—No no no, un mitad Aesir, mitad Jotun. —Guardaron silencio de nuevo, el Coleccionista extendió su mano para que Loki se acercara, éste, viendo el beneplácito en el rostro del Gran Maestro aceptó. El Coleccionista lo hizo colocarse frente a él y comenzó a observarlo de pies a cabeza, mientras caminaba a su alrededor.

—Una pieza muy rara, sin duda… Los asgardianos odian a los Jotun, son sus enemigos naturales, me sorprende que haya un ser con ambas sangres.

—No no no… —Volvió a interrumpir el Gran Maestro, sus gestos eran desgarbados y su sonrisa se ampliaba. —Él es el hijo de Laufey, pero Odín se lo robó del trono de su padre, luego lo hechizó con su sangre, convirtiéndolo en mitad Aesir. Pero en realidad él no lleva ambas sangre de nacimiento, ¿verdad, pajarillo?

—Si. —Dijo, con cierta tristeza en su voz, la mirada de Loki denotó remordimiento.

—Muéstrame tu verdadero ser, entonces. —Exigió el Coleccionista, Loki le observó sorprendido.

—No entiendo.

—Tu forma Jotun, debes poder asumirla.

—Yo… preferiría no hacerlo.

—Pajarillo, vamos, no seas remilgoso. Sé un buen anfitrión. Anda.

Loki agachó de nuevo la cabeza.  Thor odiaba verlo así: sumiso, sin opciones. Cuando volvió su vista sobre los dos hombres aquellos ojos verdes mostraban una vergüenza menguante que nunca antes había notado. Las orbes se oscurecieron y dieron lugar unos ojos rojo intenso, su piel, antes perfecta y blanca, se tornó azul, las marcas naturales de Loki resaltaron con filigranas sobre la carne, los ojos de nuevo volvieron al suelo, el Gran Maestro comenzó a reír, pero el Coleccionista no dejó de mirarle.

—Los Jotun son criaturas horribles, es bueno que mi pajarillo tenga una apariencia gentil cuando no está transformado. —Exclamó, para mayor vergüenza de Loki.

—Tonterías…—Interrumpió el Coleccionista. —Los Jotun son criaturas exóticas, monstruosas, únicas. Si algún día te cansas de él, yo le daré un hogar junto a mis otras piezas.

Loki se tensó al oír aquello, las marcas, el color de la piel y uñas, y luego el de los ojos volvió a su aspecto anterior.

—Volvamos a los negocios. ¿Qué quieres a cambio de decir dónde puedo encontrar el cofre de los inviernos? —Preguntó el mayor.

“Que ambos exploten. Malditos”… Pensó Loki con coraje, pero sus gestos fueron de completa pasividad, incluso sumisos.

—No podría decirte algo, Coleccionista. Todo lo que quería era que Thanos muriera y eso, ya no puedes concedérmelo.

—Entonces, te negarás a un trato. —Preguntó colérico, el Gran Maestro veía la interacción con cierta diversión, siempre era placentero para él ver a su hermano haciendo corajes.

—Yo…

—He venido hasta aquí porque me ofrecieron un tesoro… y lo único que obtuve fue la visión de un jotun repugnantemente pequeño. No estoy para bromas, niño, ¿dónde está el cofre?

Exigió, pero Loki ya daba un paso atrás. El Gran Maestro presintió que el hechicero trataría de escapar y se colocó detrás de él, tomándolo por los hombros para que éste se viera obligado a enfrentar a su hermano.

— ¡Contéstame, niño!

—Lo escondí en el mundo de los elfos oscuros. En el antiguo castillo de rey. Puedes ir a buscarlo, está ahí, nadie se atreve a entrar.

—Pero tú lo hiciste, pequeño.

—Soy bueno escabulléndome.  —Aceptó, el Gran Maestro le soltó, complacido por su actitud.

—Pajarillo hermoso, sabía que cooperarías con mi hermano. ¿Ves?, te dije que era una dulzura… ahora, vayamos al palco principal, las contiendas de este día están por comenzar.

—Debo irme, deseo buscar el tesoro.

—Te niegas a acompañarme, hermano, después que te he dado la ubicación exacta. Mi pajarillo y yo nos sentiremos ofendidos, ¿cierto? —Loki se veía un poco frustrado, había sido obligado a revelar la ubicación del tesoro, pero se las arregló para sonreír y hacer que su voz sonara tranquila.

—Por favor, será un placer contar con su presencia, gran Coleccionista.

—Ya oíste, hermano. Pajarillo, por qué no le pides que se quede como un favor especial por la información que le diste, eso me haría muy feliz. —Le dijo, abrazando a Loki por la cintura y colocando su mentón sobre el hombro del pelinegro, quien de nuevo tuvo que fingir complacencia.

—Eso es justo lo que deseo.

—Entonces me quedaré… —Dijo el Coleccionista y juntos se dirigieron al palco.

La noche pasó entre tragos y comida, Loki seguía fingiendo su comodidad, pero todo lo que deseaba era que el día llegara para salir huyendo del Gran Maestro. Ya no tenía razones para quedarse, pero sabía que tenía que ser muy cuidadoso y no darle motivos al primigenio para buscarle demasiado pronto. Cuando los tragos comenzaron a subírsele a la cabeza al Gran Maestro, Loki se las ingenió para hechizar sus bebidas y hacer que estuvieran rebosantes de licor toda la noche. Ese era su truco. Lo embriagaba hasta el hartazgo con su magia y él, enloquecido por la fiebre de la comida, el juego, los combates y las apuestas no se daba cuenta del embuste.

Cuando el sol comenzaba a asomarse por el horizonte Loki estaba muy cansado de evadir los besos del Gran Maestro, de soportar sus manoseos y a veces insinuaciones subidas de tono y sobre todo, de tolerar que tanto él como el Coleccionista habían decidido hacerle su juguete personal toda la noche. Los dejó dormidos y ebrios sobre los sillones y salió huyendo a su recámara. Tenía que idear un plan para escapar, pero con ambos primigenios en Sakaar era peligroso. Lo mejor en ese momento era la espera. Cuando el Coleccionista se fuera del planeta idearía una manera de embriagar en una noche al Gran Maestro, tanto y tan horriblemente que estaría dos o tres días durmiendo y él, apenas supiera que estaba a salvo para marcharse, tomaría la oferta del guardián que tanto le gustaba.

Al llegar al pasillo donde estaba su habitación no vio a nadie, la recámara estaba sola y vacía. Se adentró y recostó sobre la cama y, unos instantes después, se quedó profundamente dormido.

Cuando Thor regresó a la habitación, a la mañana siguiente, encontró a Loki aún durmiendo y le despertó con un beso en la mejilla. Los párpados temblaron un poco antes de levantarse cansados.

—Hola, —Le dijo, Loki se levantó con esfuerzo y se colgó de su cuello. —¿Vienes a follarme? —Preguntó pícaro, unos ojos verdes le robaron una sonrisa. Aunque Thor no dejo de ruborizarse un poco.

—Podrías no ser tan… directo.

—Oh vamos, ya sabes que no tengo tiempo para mojigatonerías, estuve soportando los toqueteos del sucio anciano. Quiero algo que me apetezca, podrías al menos despertarme con un beso.

—Te di un beso. —Le dijo, sonriendo, se acomodó en la cama de modo que Loki quedara sentado sobre sus piernas y luego lo abrazó, acurrucándolo entre sus brazos amplios cubiertos con la armadura. El calor de Loki era embriagante, no necesitaba de ningún aguamiel para sentirse feliz con su presencia.

— ¿Me quieres ver la cara de tonto?, eso no clasifica como un beso, quiero uno lleno de lengua y labios. Como los que me diste cuando me follabas.

—Loki, yo no sólo te follaba, ¿entiendes?

— ¿A, no?... pues, entonces qué era eso metido en mi trasero, ¿una vara mágica del destino?

La broma sacó un gotero nervioso en la frente de Thor. No sabía que su hermano pudiera hacer bromas tan macabras cuando se lo proponía. Decidió dejar el tema por la paz. Haciendo caso al deseo de Loki le regaló un beso, estaba vez tranquilo y largo, en el que pudiera transmitirle su cariño. Los labios se tocaron tiernamente, hasta consolidar en un sonido húmedo que se fundió en la caricia.

—Sí. —dijo Loki cuando al fin se separaron para respirar. — Eso es mucho mejor.

—Me alegra que te agraden mis besos. —Le dijo, regalándole uno más, pequeño y tierno en la base de los labios delgados y enrojecidos. —Tenemos que hablar.

— ¿Ahora?... que fastidio. —Dijo el menor, colocando su cabeza en el hombro de Thor, pretendía dormir.

—Por favor, ahora. No te duermas, Loki.

—No lo hago, estoy despierto, pero aún cansado. Dime lo que quieras, te escucho. —Thor sonrió y comenzó a acariciar aquel cabello negro que tomaba formas curveadas entre sus dedos.

—Tenemos que sacarte de aquí. Tengo un plan, encontré una salida de este lugar, es una puerta que nadie utiliza, está en un pasillo abandonado. He estado vigilándolo, nadie se pasa por ahí. Podemos marcharnos cuando quieras. Por favor, huye conmigo.

La cabeza de Loki abandonó el hombro, unos ojos verdes le miraron sorprendidos, pero alegres.

— ¿Y no has pensado, genio, que primero tendremos que buscar una manera de abrir la dichosa puerta?

—Ya lo he hecho. Esta solo aparentando que sigue sellada, pero en cuanto te decidas podemos irnos. —Loki guardó silencio un poco y agachó la cabeza, luego levantó su mirada y le sonrió antes de darle un beso corto y volver a hablar.

—Mi héroe… bien, tú ganas. No, en realidad yo también he pensado en marcharnos. Me enteré que aquel a quién tanto temía está muerto. —Dijo, Thor le regaló una sonrisa amplia, ya se esperaba algún tipo de respuesta como esa. Loki le correspondió el gesto.

—Sí, escuché la conversación. Parte de ella.

—Entonces sabes que Thanos se ha ido. No tengo porqué permanecer aquí más tiempo.

—Marchémonos de inmediato. —Dijo, tomando la mano de Loki e intentando ponerse de pie, pero éste lo detuvo.

—Eso no se va a poder, aún.

— ¿Por qué? —Preguntó sorprendido.

—El hermano mayor del Gran Maestro sigue aquí, si intento escaparme ellos podrían unir sus fuerzas para buscarme y eso sería un error de estrategia fatal.

—Yo te protegeré de ambos.

—Guardián, no seas tonto. Quiero marcharme, pero sin provocar una nueva desgracia sobre mí persona.

—Pero, cuando escapes, el Gran Maestro te buscará.

—Sí, pero esquivar a un solo primigenio es más fácil que esquivar a dos. Usa ese cerebrito que debes tener dentro del cráneo. Voy a huir contigo, pero será cuando sea el momento adecuado.

— ¿Y cuándo será eso?

—En una semana habrá un torneo especial, el Gran Maestro celebrará su cumpleaños. Beberá mucho y habrá bastantes combates, durarán días enteros. Tengo entendido que suele perder el conocimiento durante varios días una vez que se terminan las celebraciones. Para ese momento el Coleccionista se habrá ido. Yo sólo tengo que ingeniármelas para seguir esquivando al idiota y llenarle la cabeza de fantasías inalcanzables.

— ¿Estás seguro?

—Si. En una semana.

—Está bien, Loki, esperaremos una semana y luego nos marcharemos los dos de aquí.

—Mientras esperamos a que llegue el día, podemos seguir divirtiéndonos junto. —Le dijo sugerente y comenzó a acariciar el cuerpo ancho de Thor, quien se rio un poco nervioso.

—Qué voy a hacer contigo. —Dijo y lo recostó en la cama, comenzando a desnudarle con sensualidad.

—Como si no lo supieras.

 

Thor sonrió una vez más antes de perderse en una nueva serie de besos que los llenaron de pasión. El plan estaba listo. Loki y él tendrían que seguir fingiendo unos cuantos días más y cuando llegara el momento adecuado ejecutarían su plan. La mañana pasó para ellos entre caricias y besos, mientras hacían el amor de manera lenta y cadenciosa. Cuando la tarde llegó Loki se quedó profundamente dormido entre los brazos de Thor, que le acariciaba la espalda desnuda y llena de sus marcas por toda la piel. Su Loki era precioso y eso se notaba en cada línea del cuerpo que se dibujaba cálidamente en sus contornos.

Al anochecer Loki tuvo que despedirse de su comodidad en los brazos del guardián, el Gran Maestro solicitaba su presencia. Loki insistió a Thor en que debían ser muy cuidadosos de no ser descubiertos, así que al anochecer Thor salió como un ladrón de la recámara, sin ser visto por nadie. Loki estuvo de nuevo esquivando al Gran Maestro, aceptando algunos besos y rebelándose a otros, jugueteando con sus dedos sobre un cabello blanco y corto que pertenecía al primigenio. El hermano de su pretendiente insistió en quedarse un par de días, pero se marchó antes de que terminara la semana. Thor llevó a Loki a ver la puerta, y le mostró como abrirla, ahora tenía toda su confianza y quería asegurarse de que Loki no dudara del plan. Los amantes pasaron de nuevo todo aquel día siguiente a la revelación, juntos. Charlaban de miles de cosas, volvían a las caricias un rato, comían hasta saciarse y Loki dormía en esos brazos que tanto le gustaban.

La semana estaba yendo de maravilla. El Coleccionista y el Gran Maestro se embriagaban hasta puntos de la inconsciencia cada noche, él, astuto y refinado, fingía estar dispuesto a entregarse al Gran Maestro en cualquier momento, pero se las ingeniaba para esquivarlo siempre. Thor, consciente de que Loki podía meterse en problemas, lo vigilaba desde lejos, desde una posición segura. El plan estaba yendo de maravilla. Incluso podían saborear su escape, pero fue en el quito día, cuando Loki descansaba en los brazos de Thor durante la tarde que una de las sirvientas del Gran Maestro le mandó llamar. El ser milenario esperaba por él en su propia recámara. Thor le pidió que no fuera, pero Loki no estaba dispuesto a arriesgarse.

—No lo hagas, es una trampa. Vamos Loki, sabes que te invita a su recámara para mancillarte. —Loki sonrió divertido ante la idea.

—Deja ese miedo absurdo, Dhork. Ya te dije, aún debe estar ebrio, se despertó por alguna razón y quiere que le haga un poco de compañía. Iré, lo adularé, lo haré beber más licor hasta que pierda de nuevo la consciencia y luego volveré aquí. Debes confiar en mí.

—Creo que es peligroso. No deberías ir.

—Basta ya de tonterías. Debemos apegarnos al plan o todo nuestro esfuerzo se ira a la basura. Quédate aquí, no hagas ninguna sandez. Volveré pronto. —Dijo antes de darle un beso largo a esos labios gruesos de Thor.

—Cuídate, por favor.

—Eso haré.

Thor lo vio partir, pero no se quedó conforme. Loki caminó por entre los pasillos con una elegancia que sorprendía a propios y extraños. Era cierto que el lugar estaba lleno de personas de la alta sociedad sakaariana, pero ninguno poseía el porte y estilo pulcro y refinado que Loki lucía. Era una joya entre la basura.  Cuando llegó a las enormes puertas de metal de la habitación del Gran Maestro un par de guardias las abrieron para él. Había un recibidor y al fondo de un amplio lugar estaba una cama, también grande. A sus costados había muebles y otra puerta que no sabía hacia donde daba. Una pared blanca, donde seguramente proyectaban imágenes digitalizadas. Una ventana con forma ovalada, paredes con colores metálicos a sus lados. Un tapete gigante debajo de la cama que le pareció de pésimo gusto, pues era de colores brillantes y tenía una especie de pelaje a las orillas. En la cama, el Gran Maestro estaba recostado sobre las cobijas, tenía su ropa puesta y no lucía en absoluto ebrio o cansado. Loki supo de inmediato que algo andaba mal.

— ¿Me llamabas? —Infirió. El Gran Maestro le sonrió y le indicó que se acercara.

—Pajarillo—Le llamó y luego dio un amplio suspiro, como si intentara contener sus emociones—… ¿por qué juegas conmigo?

—No entiendo.

— ¿Por-qué-jue-gas-con-mi-go?, ¿fui más claro? —Loki guardó silencio. —Detesto cuando no me contestan. ¡Topaz! —Gritó, pero la mujer no vino. — ¡Oh, es cierto!; la envíe a cobrar impuestos. —Pajarillo, Pajarillo… Pajarillo. —Repitió mientras se ponía de pie, las puertas fueron cerradas por los guardias, haciendo un ruido denso al chocar una con la otra. — No me gusta que se burlen de mí.

—Gran Maestro, yo te aseguro que…

—Shhh, sh sh shhh… shhht cariño, tus mentiritas ya no funcionan más.

—No sé de qué me hablas, yo…

— ¡Dije shhhhhh! —Gritó de nuevo, acercándose peligrosamente a Loki, quien permaneció en su lugar, intentando verse impasible. No sabía lo que estaba sucediendo y el hombre volátil que tenía frente a él no terminaba por explicarle. Lo vio levantar los dedos y tronarlos, de la puerta al fondo de la recámara salieron los tres mercenarios que siempre estaban molestando. De inmediato comprendió.

—Te aseguro que, lo que hayan dicho estos malditos es mentira, Gran Maestro. Ellos me odian desde que llegué.

— ¿Por qué estás a la defensiva, mi amor? —Dijo el hombre tomando a Loki de un brazo sin esconder ya su enfado, le apretó con tanta fuerza que el pelinegro empezó a quejarse de inmediato. — ¿Te duele, pajarillo?, ¡así me duele a mí tu engaño, lengua de serpiente! —De un violento movimiento lanzó a Loki al piso. La fuerza del anciano era descomunal. Loki trataba de pensar en un escape, le urgía convencerlo de darle una oportunidad. —Eghon —Dijo al de piel oscura. — di a Loki lo que has visto esta mañana.

—Él y el guardián que se hace llamar Dhork, follando en la recámara.

— ¡Miente! —Gritó Loki, desesperado al verse descubierto.

—No lo hace. —Dijo el de piel violeta que antes Loki había amenazado. —Yo también lo vi, los espiamos sin que ustedes lo notaran. Hace días que ese guardia me parece sospechoso, nadie le conoce, pero se pasea por aquí como si fuera su casa. Comencé a vigilarlo, hasta que descubrí que pasaba mucho tiempo encerrado contigo, eres un culo fácil, ¿no?, en Asgard los entrenan bien.

— ¡Cierra el pico!, te cortaré la lengua y se la daré de comer a los perros. —Amenazó enfurecido el pelinegro, el Gran Maestro se acercó con violencia y lo tomó de los cabellos, haciendo que lo mirara directamente.

— ¡Me has mentido todo este tiempo!; ese sujeto era tu amante, lo metiste en mi palacio para coger con él cuando te diera la gana mientras a mí me hacías la espera larga, eterna, pequeño pajarillo, eso es un gran, no, no, no… ¡NO!

— ¡Eso no es cierto, por favor!, jamás había visto a Dhork antes. Ellos son quienes mienten, te lo juro, Gran Maestro. Sabes bien que me odian porque me preferiste sobre ellos, cualquiera de los tres desean tanto como yo estar contigo.

—Oh… con que, tanto como tú. Entonces, pajarillo, te voy a conceder tu deseo ahora mismo.

—Señor, —interrumpió Eghon. — ¿y el otro sujeto?

—Mátenlo… tráiganme su cabeza. —Loki iba a protestar, pero una punzada de dolor llegó a su nuca cuando de nuevo el Gran Maestro hizo un movimiento brusco que le arrancó un grito. Estaba desesperado. Todo su plan se había ido al carajo. —No, mejor aún. ¡Denle una paliza, quiebren sus piernas y brazos, pero no lo maten, tráiganlo ante mí!, quiero que vea como mi pajarillo grita de amor cuando lo posea. Vayan.  —Ordenó, y Loki pudo ver como esos tres sujetos desaparecían por la puerta. Iba a comenzar a hablar, pero una mano fuerte se clavó en su estómago con tanta furia que lo hizo doblarse sobre sí mismo. El aire le faltaba y por suerte el Gran Maestro había soltado sus cabellos para que pudiera caer al suelo y encogerse sobre sí mismo.

Inmenso dolor le laceraba cuando uno de sus tobillos fue presa de la mano cruel del Gran maestro, arrastrándole hasta la orilla de la cama. De nuevo su cabello fue bruscamente tomado y en peso, con todo su cuerpo adolorido, fue lanzado a la amplia cama.

—Por… favor… no. —Alcanzó a pronunciar, el Gran Maestro sonrió malicioso y comenzó a arrancarle la ropa. La ira inundó de nuevo las facciones cuando encontró en la piel de Loki aquellas marcas de besos y chupetones que la pasión al lado de su amante había dejado. De nuevo lo tomó del brazo y le hizo levantarse para quedar cara a cara con el hechicero.

—Y te atreves a negarme que tienes un amante, pajarillo, eres malo, muy muy malo. Tendré que castigarte. —Dijo tomando el cuello de Loki, comenzando a apretar, pero los labios morados del menor le hicieron resistir. El mareo atento entonces con tomar su consciencia, pero cuando el Gran Maestro dejó de asfixiarle sus pulmones le trajeron a la vida de nuevo, aunque el cansancio había hecho merma en su salud.

—No, déjame. —Intentó resistirse y escapar, pero eso hizo que la furia del mayor fuera más grande y una fuerte mano se estrelló dolorosamente contra su mejilla, lanzándolo casi inconsciente sobre el colchón.

Su ropa seguía desapareciendo, la piel era tocada con una fuerza dolorosa que le hacía gemir. El mayor se posicionó sobre su cuerpo cuando al fin todas las prendas habían desaparecido y estaba desnudo.

—Eres precioso. —Dijo lascivamente cuando se recostó sobre el cuerpo blanco de Loki y comenzó a acariciarlo, sacándole sonidos de reproche y asco. Hubo más golpes y maltratos, Loki los resistió todos tratando de no perder la consciencia, porque sabía que así no podría defenderse y quedaría a completa merced del otro. —Tranquilo, Loki, cuando me tengas dentro de ti olvidarás cualquier otro hombre que hayas probado antes.

—No quiero esto… por favor. —Alcanzó a pronunciar, pero de nuevo una bofetada aturdió sus sentidos. Estaba pasando por una experiencia aterradora, sólo esperaba poder sobrevivir, aún podía usar la puerta que Dhork había dejado abierta para él. Sentía como el gran maestro besaba con virulencia su cuerpo, dejaba rastros de saliva y luego mordía con violencia las marcas que Dhork había creado y que él portaba con orgullo. Su corazón se estrujaba al pensar el futuro que le aguardaba a su amante. Sabía que no era prioridad pensar en él en ese momento, pero aquel sujeto se había colado en su mente por pequeñas grietas. Estaba asustado por lo que le pasaría, sí, aterrado, también. Pero nada le horrorizaba más que la idea de que su guardián muriera. No entendía que era eso. No comprendía porque le molestaba tanto que el Gran Maestro fuera a tomar algo que él había entregado voluntariamente a su hermoso guardián. Ese sentimiento lo llenó de valor e intentó resistirse, pero sólo ganó una paliza más brutal y enfurecida por parte del mayor. Cuando Loki quedó tendido en una mancha de sangre sobre la cama el Gran Maestro sonrió con malevolencia, besó sus heridas y labios y lo abrazó con tanta fuerza que una de las costillas de Loki hizo un horrible sonido, haciéndolo gritar de dolor. Cuando al fin se calmó un poco y se quejaba quedamente, el Gran Maestro se posicionó sobre su cuerpo otra vez.

—Abre las piernas. —Le ordenaron. El Gran Maestro había sacado su miembro de entre sus ropas. Era enorme y tenía unas horribles espinas en la punta. Loki se encogió en su lugar de inmediato, sintiendo asco de la saliva fresca que se resbalaba por su pecho, sintiendo el enorme dolor que le envolvía. — ¡Que abras las piernas! —Exigió tomando los tobillos de Loki y abriendo sus delgadas extremidades para colarse entre ellas.

— ¡NOOO! —Gritó horrorizado, intentando evitar aquello, de nuevo un par de golpes llegaron a su rostro para aturdirlo, al fin su labio inferior comenzó a sangrar. La lucha inútil continúo muy poco, el Gran Maestro puso la punta de su miembro en el esfínter de su víctima. Sonrió despectivo ante las lágrimas de frustración y el grueso hilo de sangre que llegaba a la barbilla de Loki, al igual que los moretones y demás heridas que ya marcaban su piel. Lo sintió perdido y entonces, cuando se disponía a empujar, un fuerte trueno repiqueteó como una bomba por la recámara, Loki estaba muy mareado y a punto de perder la consciencia, pero fue capaz de sentir como el cuerpo del mayor era arrojado violentamente de la cama, escuchó más truenos, vio algunos relámpagos. Unos largos brazos cubiertos por una armadura. Mjolnir. Unos ojos de dos colores que le miraron preocupados. Y luego nada. La oscuridad lo tragó por completo…

Cuando despertó, días después, estaba en Asgard y sus gritos de desesperación hicieron eco en las paredes de una celda dorada.


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