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REENCUENTROS por Agatha_Shadiness

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Parte dos: El viaje

 

Thor pasó dos semanas más remolineando en su pequeña cama, entre darle uso a las partículas o pensar en entregarlas a los vengadores sus pensamientos lo habían aislado un poco del resto del grupo. Se encontraban parados en un pequeño planeta cercano a Skaar, incluso podía verlo a lo lejos si se concentraba lo suficiente, el mundo en que se habían detenido para descansar un poco del viaje en la nave tenía una atmosfera muy ligera y dejaba ver bien los astros que le rodeaban. Thor buscó entre sus cabellos el mechón oscuro que había tomado de su hermano fallecido cuando fingió su primera muerte, era doloroso saber que ahora sí tenía aquel significado. Si tan sólo pudiera verlo de nuevo, decirle tantas cosas, disculparse por lo último que le dijo. Era imposible. Él nunca podría ofrecerle un abrazo a su hermano, no al que había perdido, es decir, el Loki de su tiempo se había ido para siempre, aunque el de una línea pasada estuviera vivo, según le habían contado los vengadores.

¿Qué debía hacer, entonces?

Había tomado aquellas partículas Pym por una razón: volver en el tiempo, reencontrarse con su hermano. Y lo más importante: evitar que Loki hiciera más tonterías que lo pusieran en peligro de muerte. Pero, ¿qué consecuencias tendría eso?

Después del funeral de Tony el Dr. Banner les había explicado que el viaje en el tiempo debía crear realidades alternativas, es decir, su línea temporal seguiría siendo lo que es pero, si alguien viajaba al pasado, cambiaría esa línea temporal, dividiéndola de la principal o la propia y creando una nueva realidad. Así, con la muerte de Thanos se habría evitado que esa línea temporal en la que aún vivía Loki repitiera el mismo curso, pero eso no le aseguraba que su hermano no hiciera algo que lo llevara al mismo final trágico. Y, si viajaba al pasado y le advertía a Loki, tal vez pudiera evitarlo. Pero, no quería lastimar aún más la línea temporal a la que él pertenecía y tampoco provocar un desastre en la otra línea.

—Hey, barbas, conseguimos un lugar donde quedarnos, baja tu trasero de aquí que vamos a  dejar cerrada la nave.

—Yo estoy bien aquí, ustedes pueden dormir en esas habitaciones. —Le dijo a Quill que se separó de los otros guardianes para ir a buscarlo.

— ¿Estás bien?, no es que me importe, pero has estado extraño últimamente.

Thor le regaló una sonrisa ligera y se sentó en la orilla de la cama.

—No, extraño a mi familia.  —Hubo un ligero silencio, Quill se rascó la cabeza con una mano, soltó un bufido y se sentó a un costado de Thor.

—Escucha, grandote, sé que no es lo mismo pero, lo que tienes aquí y en la tierra aún, bueno, aún es como una familia, ¿no lo crees?, todos te aprecian… apreciamos. Sé que los vengadores no la pasaron nada bien, sé que tú no lo hiciste antes de que te encontráramos; diablos, todos la pasamos mal con la berenjena gigante, yo perdí a Gamora y, lo creas o no, la amo de verdad. Pero, sé que ellos habrían querido que siguiéramos adelante. Todos nosotros, así que quita esa cara de bebe llorón y toma una de las habitaciones que rentamos. —Guardaron un silencio, Thor le sonrió de nuevo antes de levantarse.

—Gracias, Quill. —Si bien, Thor y Star-Lord discutían todo el tiempo y mataban el rato haciéndose bromas, no era como que se desagradaran. Simplemente era su forma de relacionarse. Thor se sintió un poco mejor al saber que el terrícola tenía razón, aún tenía a los vengadores y a los guardianes, además, el recuerdo de sus seres queridos le llenaba de cierta felicidad. Partieron hacia el hotel donde dormirían. Como Quill lo prometió, por primera vez en muchos meses, todos tuvieron habitaciones particulares (excepto Groot y Roquet que no se separaban por nada).

 

Más tarde, cuando tomó una cena bastante amplia (y con la cual obtuvo un regaño de parte de Drax, pues según él había roto de nuevo su dieta), se dirigió a la habitación para darse un baño y luego dormir, pero cuando estaba secándose el cabello aún con algunas de sus rastas, observó la bolsa de cuero negro en que guardaba las partículas, después de vestirse se encontró con las cajas de que las contenían en las manos, brillaban tanto como la primera vez que las vio. Había exactamente cuatro, dos viajes. Eso pensaba. Pero, qué debía hacer. Se sentó a la orilla de la cama, meditando. Recordaba la conversación de Quill: Aquí también tenía personas que lo apreciaban, los vengadores, sus amigos actuales, la gente de Asgard que sobrevivió, todos ellos estaban a salvo, realmente no lo necesitaban ahí. Era cierto que todos la habían pasado mal; pero él lo había perdido casi todo, incluso sentía como si él hubiera perdido un poco más que otros, después de todo, los afectados por Thanos habían vuelto, pero su familia no podía hacerlo porque había muerto por otras causas.

Recordó entonces lo que Quill le dijo sobre la hija de Thanos: Gamora; estaba viva, era cierto, por causa del viaje en el tiempo que habían hecho. Ya lo recordaba. Y no era la Gamora a quién Quill conocía, era su versión pasada y ninguno de los dos tiempos había colapsado por su estadía en el tiempo actual. Entonces, el viaje en el tiempo no era tan peligroso como Banner lo había mencionado. Podían cambiar cosas y ningún mundo explotaría. Bueno, eso estaba más que demostrado desde su primer viaje. Así que, por qué no… por qué no volver a ver a sus seres queridos, a quienes tanto extrañaba. A padre, a madre, a todo Asgard, incluso a sus compañeros de tantas batallas, Hogun, Fandral, Sif, Volstagg, a su mejor amigo: Heimdall. A su anhelado hermano. Sí, ¿por qué no?, aún estaba irreconocible, la pérdida de peso iba un poco lento y no se había quitado ni sus barbas ni su cabello largo y enredado. No causaría ningún daño, volvería sólo para asegurarse de que todos están a salvo. Pero no podía decirles eso a los guardianes. Se opondrían de inmediato y además le harían entregar las gemas.

Aunque ya no tenía con él aquel traje que Tony les había diseñado había guardado el dispositivo que se utilizaba para activar las partículas como un recuerdo del genio, sólo esperaba que su armadura de Dios del trueno resistiera, el otro problema era que, el dispositivo servía para activar las partículas, pero no para determinar el tiempo al que quería viajar. Pensó que gracias a su poder sería capaz de impulsarse en el mundo cuántico hasta el tiempo que deseaba. Había aprendido mucho de su anterior viaje y, después de todo, el poder de Odín también corría por sus venas. Era sólo una teoría que había desarrollado, pero estaba seguro de que podía utilizar sus propios relámpagos para viajar hasta el tiempo que así deseara. Sólo necesitaba las partículas, pues él no podía generar energía subatómica. Tomó el Stormbreaker y salió en silencio del lugar.

Sin que nadie lo notara se alejó a un pequeño bosque cerca del hotel, los rayos iluminaron sus manos antes de cubrirlo por completo, su armadura tomó lugar y su cabello, así como su barba sufrieron las transformación causada por su poder asgardiano, esperaba que su poder, aumentado a todo lo que su capacidad diera, fuera capaz de suplantar el dispositivo de los vengadores. Los guardianes se alertaron en las recámaras y salieron a su encuentro cuando los relámpagos empezaron a tronar con una fuerza avasalladora, pero, ya era tarde cuando llegaron al lugar, Thor estaba envuelto en electricidad y  creaba un campo circular a su alrededor que levantaba poderosas descargas y estática. El sonido era poderoso y pronto descubrieron que el dios del trueno tenía en su mano una de las partículas.

— ¡Thor, qué estás haciendo, detente! —Gritó Nébula que comprendía lo que quería lograr. — ¡No podrás, te estas arriesgando demasiado!

—El barbón se volvió loco. —Gritó Roquet, sujetándose de una pierna de Drax, pues el aire comenzó a soplar con fuerza.

— ¡Yo soy… Groot! —Gritó el árbol con fuerza antes de ver como Thor le sonreía y activaba la partícula, despareciendo en una explosión eléctrica que les erizó la piel. Cuando abrieron los ojos no había más que una marca circular en el piso, atravesada por relámpagos en todas direcciones, olía a quemado y la electricidad había dejado una estela de humo. Thor se había ido, y no sabían si era para siempre.

 

Cuando abrió los ojos estaba en el reino cuántico, lo reconoció de inmediato, pero no se movía, le faltaba el impulso. Estaba cansado y respiraba con dificultad, pero su teoría, al menos inicialmente, había sido cierta: su armadura era capaz de resistir el viaje, así como él mismo. No tenía necesidad del traje que había diseñado Tony. Concentrándose en su martillo volvió a llamar a su poder, nuevas descargas eléctricas lo rodearon y atravesaron su piel, de pies a cabeza, comenzó a viajar con una velocidad exorbitante, y entonces vio las venas del tiempo, todas a sus costados, mezclándose, trenzándose frente a él, como raíces de un mismo árbol. Le recordó a Yggdrasil del que su madre le contaba historias. No sabía con exactitud cuánto tenía que viajar, pero recordaba un poco el espacio que había recorrido en el primer viaje. Entonces vio la línea dorada que había visto en su primer salto en el tiempo, era aquella época a la que Tony les había remontado, apuntando sus esfuerzos se dirigió a ella, éste se ensanchó enormemente cuando se le acercó, hasta el punto de chocar con ella en un estruendo vertiginoso.

 

Creyó que había perdido el sentido por un segundo, pero se descubrió cayendo en una acera destruida. Había llegado, los cadáveres de los Chitauri se esparcían a lo largo de New York. Los edificios aún humeaban y los ciudadanos, asustados, seguían siendo resguardados por la policía. Puso manos a la obra y comenzó a caminar por unos minutos, debía encontrar su viejo y confiable martillo para viajar al último lugar donde sabía, aún existía una marca creada por el bifrost. Era cierto que no podía inmiscuirse mucho en el pasado, pero también era verdad que necesitaría la ayuda del confiable  Heimdall, que a estas alturas ya debía estarlo viendo. Siguió avanzando por las calles cuando se dio cuenta de que era una tontería, levantó su mano (esperando que su otro yo no echara de menos su arma) y llamó a Mjolnir. Como antes tardó un poco en llegar, pero de nuevo lo tenía con él. El poder de su padre corría por sus venas con una fuerza abrazadora. Era nostálgico volverlo a tocar. Alzando el brazo como antaño hizo que el martillo lo elevara por el aire.

 

No tardó demasiado en llegar a la marca que había dejado en aquel desierto, se paró sobre ella y comenzó a llamar al guardián. Sólo pasaron unos segundos para que Heimdall atendiera y el portal se abriese, el dorado de sus ojos le examinó ampliamente, Thor sintió que la nostalgia volvía a invadirlo, estaba en su hogar, de nuevo. Aún no había sido destruido por Surtur. Observó al guardián, su pose estoica le trajo recuerdos agradables, el delicado aroma de los vientos frescos de Asgard le hicieron soltar una pequeña lágrima.

—Extraño, di tu nombre y cómo sabes invocar mi ayuda. —Dijo esgrimiendo su arma, estaba dispuesto a eliminarlo, seguramente para el guardián, un midgardiano que conocía tal secreto era un peligro para su tierra y debía ser cuestionado, y posteriormente ejecutado.

—Soy un viejo amigo, mira mi rostro, oye mi voz, mira mi ojos, gran Heimdall, ¿acaso puedes ver en mí a tu príncipe?

—No oses tratar de usurpar el lugar de mi futuro rey, tú que estas lejos de ser un digno Dios del trueno.

—Entonces abre bien esos mágicos ojos tuyos, y dime qué vez. —Thor alzó el Mjolnir e invocó unos rayos que atravesaron el cielo de Asgard, el guardián azuso su mirada y examinó aún con mayor vehemencia a Thor.

—Hijo de Odín… —Dijo, aunque había un pequeño dejo de dudas en su voz, no por la identidad de su amigo, pues podía reconocer su esencia, sino por la curiosidad de saber cómo había llegado a estar así y porqué había dos de él en aquel mundo. —tu presencia aquí requiere de muchas respuestas.

—Heimdall. —Corrió a abrazarlo cuando finalmente el guardián había bajado el arma, fue un contacto fuerte y más largo de lo esperado, Thor creía que nunca más podría ver a sus amigos.

— Tengo muchas cosas de las que hablarte, si tienes tiempo.

—Siempre para mi príncipe.

—Por favor, viejo amigo, eres como un hermano para mí, dejemos los títulos para otra ocasión, no sabes cómo te extrañé. ¿Crees que puedas ocultar mi presencia a mi padre?, es indispensable que no se entere.

—Nada es secreto para sus ojos, aunque ahora duerme, no se enterará si te mantienes lejos de Asgard y con esa extraña apariencia. Pero, por todo el Vallhala, Thor, ¿qué te ha pasado? ¿y eres tú realmente el Thor a quién yo conozco?

—Sí, y no. Sé que es confuso, pero déjame explicarte. Te relataré todo lo que me ha sucedido…

Y así lo hizo. Estuvo largo tiempo hablándole a Heimdall sobre su propia línea del tiempo y el guardián comprendió perfectamente la identidad de su otro príncipe, Thor no le ocultó nada. Ni siquiera su propia muerte. El de los ojos mágicos no se sorprendió al saber que había dado la vida para proteger a otros, esa era su naturaleza, lo que no le agradaba era saber que Asgard había caído, que el Padre de todo había muerto y que la reina, así como el príncipe menor también lo habían hecho. Sólo ese príncipe desterrado quedaba de aquella poderosa familia y Heimdall sintió que el pueblo de Asgard se había quedado huérfano.

—Entonces, Heimdall, necesito que me ayudes a encontrar a Loki. Y también a entrar en Asgard para ver a mi padre y madre, así como al resto de mis camaradas.

—Thor, eso es peligroso. Si tu padre se entera de lo que estás haciendo te meterás en problemas.

—No es la primera vez que hago algo que puede enfurecer a padre, además, no sólo estoy aquí para verlo, es por otra buena causa.

— ¿Cuál?

—Reunir a Loki con padre y madre y hacer que se reconcilien.

—Thor, Loki renunció a su trono. Traicionó a tu padre y madre, a todo Asgard. Atentó contra tu vida. Es un asesino.

—Sé que aún hay bondad en él, ya te lo dije, en el otro tiempo él se sacrificó para salvarme, le he dado muchas vueltas en la cabeza y llegué a esa conclusión.

— ¿Cómo puedes estar tan seguro?

—Porque Loki pudo haber huido cuando Thanos y sus secuaces estaban ocupados conmigo y Banner, pero se quedó y cuando estaba atrapado, Thanos iba a terminar lo que había iniciado, estoy seguro de que iba a matarme, yo ya no le servía de nada y era un enemigo menos en su haber. Así que Loki debió darse cuenta y desvió la atención de Thanos hacia él mismo. Lo provocó hasta el último momento, todo para salvarme. Loki no trataba de matar al titán, trataba de que yo sobreviviera. Y lo logró, aunque fue a costa de su vida.

—Estas poniendo mucha fe en el traidor, alteza.

—Y voy a seguir poniéndola. Sé que puedo traer de regreso a mi hermano, hacer que se reconcilie con padre y madre, que se exima con Asgard y que vuelva a ser aquel príncipe dulce y tierno que sólo quería lo mejor para su pueblo. Asgard lo precisa, y lo sabes. Yo pasaré mucho tiempo en Midgard, los Avengers me necesitan, así que Loki es ideal para ayudar a padre a proteger nuestro hogar. Pero solo lo lograré si me ayudas a encontrarlo. Sé que después de la batalla en New York él logró huir con el tercer acto.

— ¿Estás seguro de esto?

—Sí, tengo todo planeado, tú me ayudarás a que padre no se dé cuenta de mi presencia y yo buscaré a Loki, lo traeré de regreso, arreglaré las cosas entre ellos y me marcharé cuando todo esté en orden.

—Si es lo que deseas, mi príncipe.

—Por favor, sólo quiero que no se repita la misma historia y la presencia de padre es esencial para eso. Sé que Loki puede ayudar, si tan solo le damos la oportunidad.

—Aun así, lo mantendré vigilado. ¿Y cómo le explicaré a tu otro yo la presencia de Loki en Asgard?

—Eso. Lo resolveremos después. Por ahora, ¿puedes decirme dónde está?

—Es muy escurridizo. Estuvo saltando de un mundo a otro, tratando de ocultarse a mi vista, por poco lo logra, pero en su último viaje me di cuenta que llegó a un extraño mundo llamado Sakaar.

A Thor se le cayó la sonrisa del rostro por los malos recuerdos del lugar.

—No hay dudas que existen cosas predestinadas. Enviáme ahí, amigo, tengo que encontrar a Loki antes de que se meta en un severo problema.

—Entonces vas tarde. ¿Seguro que quieres ir?, no es un lugar agradable.

—No queda más opción.

Heimdall negó  con la cabeza, pero de inmediato activó el Bifrost, Thor se acercó y le dirigió una leve despedida con su mano, antes de sonreír y perderse en el ruido y brillo del dispositivo. Una ligera sonrisa se dibujó en sus barbas largas antes de que desapareciera de Asgard, en ese momento su padre despertaba y el día pintaba de dorado con sus rayos la ciudad donde había nacido.

—Gracias. —Dijo antes de desaparecer, Heimdall sólo le sonrió.

 

 

 

 

 

 

Sakaar era exactamente como lo recordaba. Mucha basura. Bolsas de desechos, ruido, personas extrañas, criaturas extrañas, la gran arena se vislumbraba a lo lejos. Sin duda Loki tenía que estar ahí. La gran diferencia era que el campeón del gran maestro era otro y pudo notarlo porque la propaganda de la peleas tenía el rostro de una criatura gris, de músculos enormes, con cuernos y dientes afilados. Thor caminó hacia la ciudad y se perdió en las calles, le tomaría algo de tiempo llegar a la arena, no quería llamar la atención con su martillo así que robó una capa a un ebrio que estaba tirado en una acera y se cubrió con ella. Era un bulto enorme moviéndose lentamente por entre aquellas pequeñas callesuchas. Drax ya podía estar feliz, estaba haciendo muchísimo ejercicio.

Le tomó casi medio día llegar a las orillas de la arena, había calles que desembocaban en una especie de avenida circular que rodeaba el lugar. Entraban y salían muchas personas, pero era sólo a las gradas, no tenía la menor idea de cómo iba a encontrar a su hermano o de cómo iba a ingresar hasta el palco del gran maestro. Llegó también a uno de los palcos en los que entraba gran cantidad de personas, estaba oscureciendo y pronto comenzaría el espectáculo. No tuvo que esperar demasiado para ver al Gran Maestro proyectado en un holograma que hablaba al público presente.

— ¡Bienvenidos, esta noche nos esperan grandes sorpresas, la diversión y las apuestas no se harán esperar!; recuerden que nuestro espectáculo no es gratuito… —Una mujer robusta detrás de él le susurró algo cerca del oído. —olvídenlo, si es gratuito, siempre y cuando podamos tener nuevos competidores. Bien, queridos y asqueroros Sakaareanos, ¿están listos para una nueva noche de combates?; el campeón lo está, démosle un fuerte aplauso y ¡que comiencen las batallas!

El holograma desapareció mientras los gritos de los asistentes aumentaban, el Gran Maestro se acomodó en su palco mientras de las puertas de la arena salía un sinfín de monstruos de diversos tamaños, colores, razas y poderes. La batalla comenzó con una fuerza desgarradora, no había un grupo específico peleando contra otro, era un lugar en donde sólo el más fuerte podía sobrevivir, las creaturas comenzaron a caer una tras otra, y entonces, cuando el júbilo del público comenzaba a caer el Gran Maestro dio una orden con su mano para que soltaran una nueva oleada de peleadores, el público se exaltó cuando la carnicería siguió su curso, mientras Thor trataba de encontrar una manera de subir al palco principal. Caminó por todo el estadio, encontrando algunos corredores repletos de creaturas que nunca había visto en su vida, entonces el coro de la efervescencia de público llamó su atención, comenzaron a gritar el nombre del campeón con mucha fuerza, Thor no prestó atención a la pelea, pero supo de inmediato que el sujeto había salido al combate pues escuchó un grito mayor proveniente del público, el ruido creció y entonces encontró una puerta custodiada por dos guardias de gran altura que portaban las armaduras de colores que el Gran Maestro había ordenado. Se quedó escondido unos segundos hasta que se le ocurrió una idea. Salió corriendo de su escondite, fingiendo sorpresa.

— ¡Guardias, ayuda, unos peleadores han escapado de las celdas y están huyendo de la arena! —Los sujetos lo vieron extrañados pero no se inmutaron a su supuesta agitación, recordando los dotes de actor que había aprendido a su hermano, Thor se alarmó aún más. — ¡Qué están haciendo, si el Gran Maestro se entera que los dejaron escapar hará que su cosa para derretir los derrita!

—El palo de fusión. —Recordó uno de ellos con terror, ya lo había visto castigando a un ladrón que tuvo la mala fortuna de toparse con él. —Vamos, no podemos dejarlos ir.

—Se fueron por el lado éste, dijeron que se irían lejos de la arena, al centro de la ciudad.

Los dos guardias creyeron las mentiras, pronto desaparecieron del lugar, dejando la entrada al descubierto. Era un pequeño pasillo que lo llevó a una puerta grande, libre de cualquier vigilancia, a un costado de esta encontró una habitación pequeña donde también había otra puerta, al entrar se dio cuenta de que era una sala de guardias, aunque no había nadie, sólo varias armaduras tiradas sobre mesas y algunas armas de la guardia del Gran Maestro, sin dudarlo tomó algunas piezas y comenzó a vestirse, pronto su pecho y estómago, aún abultado, fueron cubiertos por un metal ligero de color azul, también encontró un casco enorme que, por fortuna, cubría gran parte de su rostro, aunque se veía su barba y ojos. Se puso la parte inferior que le faltaba y se observó en un espejo roto que estaba en una pared, era excelente, pues se veía más alto y fornido de lo que era y eso evitaría que lo reconocieran, además, podía pasar perfectamente por un guardia. Tomó una de las armas y salió al pasillo por el que había entrado. Enseguida atravesó la puerta blanca enorme que daba al palco del Gran Maestro. Descubrió que el lugar era bastante grande y que había una sala de buen tamaño al frente, en el lugar solo se encontraban invitados especiales del Gran Maestro y pronto vio a éste sentado en uno de los sillones, observando la pelea. Se quedó junto a la puerta, fingiendo que la resguardaba.

Comenzó a observar con cuidado, pues estaba seguro de que encontraría a Loki en el lugar, la batalla parecía terminar pronto ya que los gritos iban en aumento. Cuando un grito del propio Gran Maestro llamó la atención de todos los invitados él se concentró en la persona que estaba sentada a un costado del ser milenario. Sus cabellos eran muy largos y negros y, sus ojos, que no habían perdido nada de su brillo, eran tan verdes como los recordaba. Ahí estaba, su Loki, sonriendo discretamente, con una copa elegante en una mano y su traje negro con verde y adornos dorados que había utilizado en la batalla de New York. De los golpes que recibió en esa misma no había ninguna marca, y sin embargo, Loki parecía más hermoso de lo que podía recordar. El Gran Maestro se sentó de nuevo y pasó un brazo por la cadera de Loki, acercándolo a él para luego susurrarle algo en el oído. Thor sintió que su sangre se acumulaba en su cabeza, pero decidió calmarse cuando pensó que si se delataba no tendía oportunidad de acercarse a Loki y todo podía irse al carajo.

Respiró muy profundo durante el resto del combate, ya que vio claramente las intenciones del Gran Maestro cuando se le acercaba con coquetería a un Loki muy dócil y juguetón, aunque Thor distinguió algo en la mirada de su hermano que el Gran Maestro no conocía. El engaño. Loki estaba utilizándolo, y se notaba cuando le regalaba esas sonrisas forzadas que había aprendido a perfeccionar para que lucieran como auténticas. Sólo un tonto se creería que Loki gustaba de su toque y compañía cuando su rostro y cuerpo denotaban lo contrario en pequeños gestos, apenas perceptibles. O tal vez era que Thor lo conocía de tanto tiempo y tan bien que sólo él podía descubrirle.

La pelea al fin terminó y el Gran Maestro dio por concluida la fiesta, era casi madrugada cuando todos los invitados se retiraron y Loki y su acompañante salieron del lugar. El Gran Maestro se detuvo frente a él, observándolo.

—Chico nuevo ¿eh?

Thor fingió la voz en cuanto se percató que él le hablaba, Loki permaneció detrás, sin observarle realmente.

—Sí, señor. Me enlistaron ayer.

— ¿No te han dicho que los guardias no pueden estar dentro del palco?

Oh, oh… problemas. Era mejor inventar algo.

—Sólo me dieron la orden de venir a vigilar, señor.

—Oh. Bueno, no hagamos un drama. Eres bastante grande, chico nuevo, ¿cuál es tu nombre?

—Ehhh…. Dhork.

— ¿Dhork? —Dijo escéptico el ser milenario. —Que nombre más extraño, pero tú no tienes la culpa, en fin, lo que quiero, Dhork, es algo importante, ¿ves esta preciosidad? —habló mientras jalaba a Loki por la cintura y le besaba una mejilla. —Es Loki, hijo de… quién sabe quién, dice que viene de Asgard y a mí me encantan los asgardianos, no sé qué son, pero me encantan, quiero que lo cuides muy bien, llévalo a su recámara y déjalo descansar, lo he tenido en vela toda la noche y no quiero que tenga ojeras para el evento de mañana; ¿puedes hacerlo?

—Sí, señor.

—No le quites los ojos de encima, ¿entiendes?, pero sólo los ojos…

De nuevo: oh, oh… tal vez el Gran Maestro no era tan tonto como pensaban. Thor se puso más firme y volvió a repetir su respuesta anterior.

—Si algo le pasa a mi precioso hechicero, Dhork conocerá mi arma especial, ¿cierto, Topaz?

—Si. —Dijo seca la mujer, Loki se adelantó en el camino.

—Bueno Dhork, shu… shu. Se te va tu encargo.

El excéntrico personaje se dirigió a otro lado, y Thor se apresuró a alcanzar a su hermano y caminar unos pasos detrás suyo, estaba tan ansioso de tocarlo y darle un abrazo, pero debía hacerlo donde no pudiera armarse un escándalo, no podía permitir que su plan (que apenas iba elaborando, a decir verdad) se viera interrumpido. Subieron por las torres del palacio del Gran Maestro hasta llegar a un pasillo, nadie dudaba de que él fuera un verdadero guardia y tampoco molestaban a Loki. ¿Acaso ya todos lo conocían lo suficiente como el… el qué exactamente del Gran Maestro?, tenía tantas dudas. Loki abrió una recámara y él se dispuso a seguirlo cuando éste lo encaró.

— ¿Qué estás haciendo?

La voz le llegó como un relámpago al corazón. Loki, su Loki, estaba vivo. Sus ojos le miraron extrañados y algo furiosos y sí, muy cansados. Una mano rígida soltó el pomo de la puerta cuando él atravesó el portal.

—El Gran Maestro dijo que lo vigilara.

— ¡No así, grandísimo tonto!, sal de mi recámara, ahora. —Demandó, pero Thor no le hizo caso.

—Tengo una orden, no voy a…—El dios del trueno se preguntó si realmente era necesario seguir con el engaño, así que pensó que entre más rápido le revelara a Loki su identidad, más pronto podrían escapar, si era que éste quería hacerlo, las dudas taladraron su cerebro cuando recordó que ese Loki acababa de pelear con su otro yo en Midgard.

— ¿No vas a qué? —Thor soltó un suspiro antes de cerrar la puerta detrás de él, Loki retrocedió por instinto. — ¿Qué haces?

El rubio no contestó y en su lugar se fue quitando el casco, dejando al descubierto su rostro y enorme barba y cabello que cayó como una cascada sobre sus anchos hombros y espalda.

—Loki, he venido por ti. —Dijo, sin fingir más la voz. Los ojos verdes de Loki le observaron detenidamente, brillando cada vez más, esperaba que su hermano se le arrojara a los brazos y le sonriera o que le escupiera y apuñalara, pero en lugar de eso dudas y sombras se instalaron en su rostro.

— ¿Quién eres y qué quieres decir con eso? —Thor lo miró sorprendido en esa ocasión, impresionado de que Loki no le reconociera. Si su madre lo había descubierto con apenas un vistazo.

—Loki, soy yo… ¿acaso me has olvidado?

—Jamás en mi vida te había visto.

—Oh vamos, mírame bien, estoy seguro que puedes reconocerme. —El pelinegro guardó silencio e hizo lo que Thor pedía, sus ojos fueron iluminándose, como si encontrara algo agradable de ver.

—Tú eres…

— ¿Sí?

—Eres… —Las mejillas de Loki se tiñeron de un rojo intenso que trató de disimular mientras sus ojos no podían despegarse del rostro de Thor, quien no cabía en su asombro, nunca antes había visto a Loki actuar así. — eres tan guapo.

— ¡Qué!

Si Thor fuera una caricatura de los años noventa que solía transmitirse en televisión abierta de Midgard, estaba seguro de que su mandíbula se habría caído al suelo cómicamente. Pero sólo pudo atinar a quedarse en silencio, con la boca abierta, mientras observaba como Loki se llevaba una mano al rostro tratando se cubrir su sonrojo y desviándolo ligeramente a un costado. Se veía como una niñita enamorada que tenía pena de mostrarse ante la fuente de su admiración.

—Por favor, discúlpame. No suelo ser así pero, —Loki le regaló una ligera mirada de lado, con una ternura desconocida. —en este lugar no hay muchos seres agradables de ver.

Entonces era eso, Loki llevaba demasiado tiempo conviviendo con criaturas poco agraciadas, y cuando vio a alguien medianamente parecido a él se confundió, pensando que le gustaba. Dilucidaba Thor, dándole una justificación a lo que acababa de oír.

—Aunque, eso no tiene que ver con lo que te dije, tú eres completa y totalmente mi tipo. —Thor volvió a guardar silencio, aún mudo de la impresión, pero pensando en que si ese era el caso, conquistar a Loki sería una forma sencilla de convencerlo para abandonar al Gran Maestro y huir con él. Sonaba como una gran locura, pero un excelente plan. Luego vería la manera de disculparse por el engaño. — ¿Te molesta?

—No. —Dijo cuando observó esos ojos verdes llenos de vergüenza. Era adorable. —En absoluto. Tú también eres muy bello, te agradezco tus palabras.

—Entonces, no te molestará que sea aún más sincero.

—Por favor.

—Hace mucho tiempo que no tengo a nadie que me agrade. ¿Sabes?, yo puedo hacerte sentir cosas que nunca antes has experimentado.

—No te entiendo, a qué te refieres. —Loki le regaló de nuevo una sonrisa, ahora más confiada, el tema de su identidad había quedado olvidado.

—Sexo, por supuesto. Soy un amante excepcional y te prometo que puedo darte un placer que nunca has vivido con ninguna hembra. —Esta vez fue el turno de Thor para que los colores se le subieran al rostro. ¿Dónde había quedado aquel tímido ser que le había rehuido la mirada? … oh, cierto: Loki, dios del engaño… tonto Thor. —Un poco de sexo casual de vez en cuando hace bien al cuerpo y la mente, ¿dime, te apetece?

—Emmm, yo, no es que no quiera, porque, vamos a ver, si lo pides tú, pues claro, pero… el Gran Maestro y además, nos acabamos de conocer.

—Pensé que ya me conocías de antes. —Infirió pícaro, sonriéndole coqueto. Thor tragó saliva, un poco nervioso, pensando con velocidad. Si no se apresuraba Loki iba a descubrirlo, era demasiado listo.

—Creo que te confundí.

— ¿Con otro Loki? —De nuevo unos ojos sagaces.

—Pensé que habías ocultado tu nombre, tú no puedes ser a quién yo busco.

— ¿Y, a quién buscas, querido guardián? —Loki empezó a caminar a su alrededor, mientras jugueteaba con sus largos cabellos negros. — ¿Acaso un rival?

—No, un hermano, pero olvidémoslo. Lo mejor es dejarte descansar, el Gran Maestro podría enfadarse si descubre que no te he dejado dormir.

—Eso me encantaría, —Dijo con doble sentido, que fue más que claro para Thor— quedarme despierto contigo toda la noche, en lugar de ese payaso atolondrado que se hace llamar rey de este basurero.

—Por favor.

—No contestaste mi pregunta, ¿quieres tenerme, Dhork? —De nuevo el silencio, Loki no lo tomó a mal, sino que una sonrisa juguetona se instaló en su rostro cuando se puso frente a Thor, muy cerca de él. —Siempre consigo lo que quiero, y ahora, guerrero, te quiero a ti.

Thor iba a retroceder, pero las manos delgadas de Loki se aferraron a sus antebrazos, apretándolo con delicadeza, pero sin dejarlo escapar. No conocía ese lado de Loki, era abrumadora la manera en que su mirada le seducía, el pelinegro se lamió los labios con una lentitud exasperante y totalmente premeditada, Thor lo encontró sumamente atractivo.

—Sólo un tonto se negaría a tenerme, conoce de una vez guardián, que pocos han tenido la dicha de verme desnudo en esta vida. Y han viajado al Valhalla entre mis piernas.

—Oh por amor de…

—Te mostraré un poco de lo que digo y luego te dejaré meditarlo, tal vez así te convenzas y dejes estas dudas tontas. —Los labios delgados de Loki se acercaron a los suyos, la velocidad de la trampa, que no sabía ya si él había tendido o había caído en ella, le consumió rápidamente, dejándole solo la sensación de ese beso abrazador que le llenaba la boca de una saliva tibia, dulce. Era encantadora la forma en que Loki besaba; apasionado y tierno a la vez, ardiente y sediento. Un dios seductor sería mejor seudónimo para su hermano.

Ese último pensamiento lo hizo despertar y notar que tenía al pelinegro entre los brazos, que sus labios estaban rojos y húmedos y sonrientes, que sus mejillas volvieron a estar escarlatas, que su propio corazón latía enloquecido en su pecho y que los poros de su piel ardían de pasión, que Loki había despertado lo que Jean había dejado morir, que era hombre, que tenía deseo... Lo soltó, asustado de sí mismo y salió de la recámara. Esperando que Loki no fuera a seguirlo. Pasó largas horas tratando de poner en orden su mente, cuando finalmente volvió la tarde sobre Sakaar Loki salió de la recámara y le regaló una sonrisa pícara, Thor había pasado todo el día fingiendo que vigilaba la habitación. Loki lucía tan fresco como una lechuga y nada parecía perturbar su mente. A su encuentro llegó el Gran Maestro, que de nuevo lo atajó por la cintura y le besó el cuello y una mejilla.

— ¿Ha descansado bien mi precioso hechicero?

—De maravilla, Dhork es un excelente guardián. Gran Maestro, te agradezco.

—Me haces muy feliz…. Muy muy feliz, pero me hará muy feliz que aceptes un viaje en el Comodoro conmigo, cariño. Este Gran Maestro se siente solito. —Anunció haciendo círculos con la punta de sus dedos en el vientre de Loki.

—Tal vez lo haga pronto.

— ¡Eso sí sería una buena noticia!, mandaré pulir el Comodoro, ¿escuchaste eso Topaz?, pronto será mi cumple. —Dijo sonriendo y volvió a besar la mejilla del pelinegro, Thor sintió que su sangre hervía con más fuerza. ¿A qué jugaba Loki? —Ya no hace falta que lo cuides. —Dijo el Gran Maestro cuando comenzaron a caminar y Thor trató de seguirlos. —El resto del día y la noche la pasaremos en algunas fiestas, como has hecho tan buen trabajo te asignaré como guardián de sus horas de sueño, Lork….Rok… ¿cómo era?

—Dhork. —Dijo Loki, corrigiéndolo, pero ya no miraba a Thor.

—Es cierto, florecita, Dhork. Pues bien, retírate, ya sabes tus labores.

—Sí, señor.

Cuando se marcharon Thor apretaba el arma que había robado con una fuerza impropia. No soportaba la idea de que Loki pudiera pertenecerle al Gran Maestro, no cuando había ofrecido estar con él. No cuando le había dicho que le gustaba y eso, al contrario de parecerle mal, le había gustado en exceso.

 

Volvió a su mente atormentada, pensando en porqué estaba tan molesto con ese sujeto que no dejaba de toquetear a Loki. Quería arrebatárselo, pero debía ser precavido y no hacer algo que pudiera ponerlos a ambos en peligro. Ahora no tenían a nadie que los ayudara a escapar así que había que idear un nuevo plan de escape.

¿Nuevo?... ¿acaso había tenido uno desde el principio?..

Oh Thor. Tonto, tonto Thor.


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