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REENCUENTROS por Agatha_Shadiness

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Parte 5.  Punto crítico

 

En los campos de Asgard, la batalla de los dos ejércitos se extendió largas horas, hasta que las hordas del ejército dorado lograron vencer a los invasores Sakaarianos y expulsarlos de su territorio. Topaz había huido de la batalla tras ser gravemente herida, pero algunos de los mercenarios que el Gran Maestro había contratado se quedaban a organizar a los guerreros de Sakaar para que continuaran el ataque y sirvieran como distracción y retraso a la respuesta del ejército de Asgard. Y aunque el ejército invasor era desorganizado y atacaba tanto a los soldados como las pequeñas y más alejadas poblaciones de Asgard, lograron contenerlos después de largos esfuerzos, aunque una guerra tan desordenada estaba dejando pequeñas batallas en poblados minúsculos a los que Odín tenía que auxiliar uno por uno. Aquella batalla era justo como la mente del Gran Maestro: caótica, irrefrenable, perturbadora e impredescible. Justo cuando llegaban a un poblado cercano a las antiguas ruinas de un templo sagrado Odín y Thor observaron a un guardia del palacio real corriendo hacia ellos, totalmente angustiado y empapado en sangre, tenía una herida en la cabeza que no paraba de emanar, pero se negaba a ser atendido hasta que pudiera hablar con el rey.

—Alteza. —Dijo aquel soldado. —El palacio fue atacado por el Gran Maestro, hirieron a la reina, no pudimos detenerlos.

— ¡Loki, dónde está! —Gritó Thor, totalmente alterado ante la noticia.

—El príncipe fue tomado prisionero, no pudimos… —Pero Thor no le dio tiempo de hablar, Odín tampoco, montado en Sleipnir cabalgó hacia el palacio, seguido por Thor.

Cuando Odín y Thor ingresaron apresurados al palacio encontraron los cuerpos de las víctimas de la batalla y se dirigieron de inmediato a la sala de curación, pues los guardias les informaron que la reina se encontraba en ese lugar, sin embargo, no encontraron un solo curandero, sólo a la regente, aún herida, rodeada por un cuerpo de guardianes. Odín tomó su rostro entre sus manos y besó su frente, Thor, por su parte, comenzó a buscar sanadores con desesperación. Asgard estaba en caos y Odín enfureció a ver a su pueblo y reina heridos. Frigga, haciendo un esfuerzo supremo, se despertó adolorida para llamar a su hijo.

—Rápido, persigue al miserable. Tiene a Loki, lo lastimará.

—Debemos atenderte, madre.

—Loki me protegió, me salvó la vida, no podríamos perdonarnos el perderlo, ve tras él, hijo mío.

Thor fue alcanzado por Volstagg y el resto de los guerreros, quienes habían escuchado la conversación y observaban confusos y preocupados el cuadro, sólo Sif parecía comprender algo de lo visto. Todo estaba descubierto, Thor no podría mantener en secreto su identidad.

— ¿Tú eres Thor? —Cuestionó el pelirrojo.

—Ahora no, ella necesita ayuda.

Thor siguió buscando entre los pasillos que conectaban a las salas de curación, el caos que había sembrado el Gran Maestro evitó que los Aesir encargados del lugar estuvieran presentes, tal vez se escondían en alguna parte.

— ¡Maldita sea! —Gritó Thor. Observó que había una serie de camas con heridos, pero nadie atendiéndolos.

—Thor, no pierdas el tiempo, ve tras él.

—Lo haré, en cuanto consiga un curandero, madre, él se esforzó en salvarte, no puedo permitir que nada malo te suceda o Loki no me lo perdonará. —Dijo buscando con la vista alguien que pudiera ayudarle, comenzó a dar gritos para llamar a los curanderos. Sus tres amigos le observaban incrédulos, Lady Sif había desaparecido. La reina comenzó a toser sangre y a rogarle que se marchara para buscar a Loki. — ¡Maldición! ¡Alguien, quién sea!  — Buscó a los médicos entre las habitaciones de las salas de curación, pero no había nadie. Un minuto después Sif ingresó seguida de dos ancianos, había ido a buscarlos. Estos de inmediato comenzaron a atender a la reina, que descanso del dolor de su cuerpo, pero no de la preocupación de su alma.

—Se las encargo. —Pidió Thor, los curanderos le miraron confundidos. —Es su reina, y ahora está en sus manos.

—No te preocupes, guerrero, la salvaremos. —Dijo uno de ellos, que era mucho más viejo que el hombre que atendía a Frigga.

Odín no dejó de observar a su esposa e intentar insuflarle parte de su energía vital. Eso la mantenía viva y consciente, hasta que los sanadores comenzaron su labor.

—Duerme. —Le dijo Odín antes de besarla. —Cuando despiertes tu hijo estará de vuelta en tus brazos.

— ¿Tengo la palabra de mi esposo o del Padre de todo?

—La palabra del padre de Loki.

Frigga sonrió aún con algunas lágrimas corriendo por sus mejillas. Estaba triste y esa mirada desgarró el alma de Odín y Thor.

El rey y su hijo se separaron momentáneamente, pues Odín debía ocuparse de su gente en el palacio, pero Thor partió entonces, con los tres guerreros y Sif detrás de él, era imperante que se marchara de Asgard, estaba seguro de que el Gran Maestro llevaría a Loki a Sakaar y necesitaba llegar ahí antes que él y poder tenderle una emboscada. El Bifrost serviría para su propósito.

— ¿Thor?, —Le habló Hogun, pero fue ignorado. — ¿no crees que merecemos una explicación?, ¿qué es esta apariencia, mi príncipe?

Thor caminó ansioso hacia la salida, Lady Sif se apresuró a atravesarse en su camino.

— ¡Espera!, no puedes sólo marcharte, estuviste en el campo de batalla con nosotros, ¿cómo es que no nos mencionaste que eras tú?

—Por favor —Rogó el Dios ante la mirada de sus cuatro compañeros. —Este no es el momento, les prometo que les explicaré todo, pero no ahora, debo marchar a Sakaar y rescatar a Loki, corre un horrible peligro.

—Iremos contigo. —Le dijo Fandral, con una sonrisa de medio lado. —Sólo el loco de nuestro príncipe buscaría pelea con un mundo tan peligroso y solo para recuperar a su hermanito.

—Gracias Fandral. En el camino puedo contarles todo.

—Eso nos encantaría. —Dijo Volstagg, acomodándose a su lado, aún presuroso.

Pero no tuvieron tiempo de partir, Odín ya estaba en la entrada del palacio, con un grupo de soldados y frente a ellos estaba el consejo de Asgard: diez ancianos molestos que increpaban al rey, vestían unas largas túnicas que les cubrían todo el cuerpo y tenían una capucha que escondía sus rostros, excepto la boca rodeada de largas barbas grises. Odín pensaba marchar en busca de En Dwin Gast, pero el consejo se oponía. Se acercaron a la discusión.

—Es mi hijo de quien hablamos.

—Un traidor. —Dijo uno de los viejos con una capucha cubriendo la mitad de su rostro.

—Es un príncipe, lleva sangre real en las venas. Y un Aesir. Asgard tiene la obligación de protegerlo.

—Un jotun, — Habló otro de los viejos. — hijo de un enemigo, le es inmerecido llamarse Aesir, sólo ha traído desgracias a nuestro pueblo.

—No merece nuestra protección. —Interrumpió el tercero. —Su destino a manos de En Dwin Gast no es asunto de Asgard.

— ¡Basta! —Rugió el rey. — ¡Ustedes, cobardes!, se esconden detrás de un parlamento para ladrar ofensas sobre uno de mis hijos, ¡yo soy Odín, padre de todo!, y una vez que haya traído la cabeza de En Dwin Gast a Asgard, tomaré las lenguas de quienes osan insultar a uno de mis herederos.

—Estás dando la espalda a tu pueblo.

—Insolente. —Dictó el rey. — ¿Quién sino yo ha peleado durante milenios para proteger a Asgard?, ¿quién la salvó en la guerra contra los elfos oscuros, quién, contra los temibles gigantes de hielo?

—No negamos tus hazañas. Negamos la sangre del bastardo. Ese que has recogido por ser el desecho de otro.

Odín no soportó más la insolencia, alzando su lanza invocó su poder. El viejo cayó de rodillas, víctima de la poderosa aura del rey.

—¡Se atreven a ir contra su príncipe!, ustedes no merecen llamarse consejeros, son sólo unas criaturas lastimosas y crueles, contentos cuando derramo ríos de sangre en nombre de Asgard, infelices cuando decido traerle paz al pueblo o darle mi protección a una criatura inocente y frágil, ¿quiénes son los verdaderos enemigos, a quienes debo eliminar primero?

La ira en la mirada del padre de todo congeló de terror los corazones de sus soldados. Thor mismo quedó pasmado, nunca había sido testigo del poder de su padre, si bien, había estado presente ante reminiscencias, y la fuerza de Odín corría por sus venas, el poder de su padre era aterrador. Era simplemente monstruoso. Y ahora estaba desatado, esperando poder liberarse contra esos horribles ancianos que pretendían dejar a Loki a su suerte. Más, lo que hacía que todo fuera aún peor de insoportable para Thor, era, simplemente, que estaban perdiendo tiempo valioso para ir a buscar a Loki.

—Padre de todo… —Se atrevió a interrumpir, —yo puedo buscar al príncipe de inmediato, si me permiten partir.

—Nosotros le acompañaremos. —Dijo Sif, dirigiéndose con su característico respeto al rey. Odín ablandó su mirada ante la lealtad que demostraban los guerreros.  Hubo unos segundos de silencio hasta que la voz del rey se escuchó hacia los ancianos.

—Retírense de mi presencia, no son dignos de ser consejeros de Asgard. Los eximo de su deber. De ahora en adelante sólo serán vigilantes a la distancia.

—No aceptaremos esto. —Intervino uno de los ancianos, pero Odín no lo dejó terminar su amenaza.

—Si se niegan a obedecer a su rey serán considerados traidores y entrarán en juicio. Y si intentan poner al pueblo en mi contra, les deseo suerte.

Los ancianos se marcharon ante la mirada de desaprobación de los soldados, quienes de inmediato se aposentaron firmes detrás de Odín, mostrando una actitud de completa lealtad hacia el rey. No tuvieron más opción que marcharse y obedecer, mientras Odín observaba como Asgard ardía a lo lejos. No tuvo más opción que aceptar lo inevitable, nuevamente, su obligación estaba con su reino.

—Es  mi deber como padre traerlo de regreso a su hogar. —Le dijo a Thor, una vez que se hubo acercado a él. Utilizando un tono confidencial. — Pero, también es mi deber como rey tranquilizar a mi pueblo. —Su mirada se posó sobre la de Thor, por primera vez su hijo mayor pudo entenderla. Odín estaba triste. —Tráelo de regreso.

—Con mi vida te juro, padre, así será. —Thor se dirigió al Bifrost, junto a sus compañeros, pero aquella demora les había quitado mucho tiempo, sólo esperaba que su Loki estuviera a salvo.

 

                       

 

 

La celda en que El Gran Maestro lo había encerrado era húmeda y fría, y las heridas le ardían ante la falta de un poco de sol. Habían pasado un par de horas desde que llegaran a Sakaar. Loki pensaba que lo iban a matar de inmediato, pero al parecer la retorcida mente del Gran Maestro estaba dándose el tiempo de idear alguna horrible forma de hacerle sufrir y pagar su engaño. Así que al llegar sólo lo habían lanzado a ese calabozo, que además, estaba seguro de que estaría infestado de ratas. Sentado en el frío suelo, Loki abrazó sus rodillas y esperó por su destino. Había intentado abrir una brecha con su magia, pero estaba débil por haberla utilizado en salvar la vida de su madre y la prisión tenía paredes muy fuertes.

Cansado de lo que él denominó: un día de verdadera mierda; decidió dormir un poco, tal vez así los golpes sanarían más rápido, pero apenas concilió un par de horas el sueño cuando un grupo de guardias se acercaron a los barrotes de la celda, con ellos traían unas largas cadenas, que seguramente terminarían colocándole. Loki las observó con asco.

—Será mejor que cooperes, el Gran Maestro nos dijo que si te ponías difícil podemos quebrarte los brazos y piernas.  —Dijo uno de ellos, tenía una prominente quijada y un rostro semejante al de un ogro.

—No me digas.  —Anunció desde su lugar, se puso de pie y se pegó lo más posible a la pared. Aquello ni iba a ser agradable.

Trató por todos los medios de impedirlo, pero, al final, había terminado con nuevos golpes en el rostro y cadenas tanto en sus muñecas como tobillos, además de una más gruesa que rodeaba su cuello y colgaba como un horrible collar pesado. Lo obligaron a ponerse de pie y caminar por la prisión, hasta ser transportado al coliseo del Gran Maestro, donde lo llevaron a los aposentos privados de aquel. Tragó duro al recordar los malos momentos que pasó en el lugar, y mientras más se acercaba a aquellas enormes puertas, más le parecía recordar el dolor del maltrato y el horror de los deseos en el ser milenario.

Cuando entró, el Gran Maestro estaba sentado en un sillón blanco, a un costado de la cama. Sonrió al verlo, ajeno al estrés que comenzaba a invadir el cuerpo del hechicero. A su costado se encontraba Topaz, la mujer que ejercía como guardia del gobernante, tenía en su rostro una amplia venda que le cubría la mitad izquierda de la cabeza y había sangre fresca empapando su mejilla.

—Déjenos solos. —De inmediato le obedecieron, acercándole las orillas de las cadenas a las manos del Gran Maestro. —Pajarillo, mi amor. —Dijo, sin moverse de su lugar y comenzó a recorrer en sus manos aquella larga línea de metal, obligando a que Loki, en el momento en que la cadena fue insuficiente, se viese obligado a caminar hacia él, con una marcada reticencia en cada paso. — ¿Sabes por qué mi adoraba Topaz tenía una marca en su duro rostro? —Un largo silencio le indicó que Loki no diría una sola palabra. El movimiento en la mano del Gran Maestro cesó, apenas un par de pasos los separaba. —Tu padre la atacó con toda su fuerza, casi la asesina. ¿Cómo pudiste crecer entre semejantes animales, pajarillo precioso?

De nuevo silencio, una mirada de desprecio por parte de Loki, el Gran Maestro sonrió de verás, con una de esas largas líneas de expresión en cada ojo marcando la alegría que le llenaba el pecho.

— ¡Me encantas, pajarillo!; antes, me excitabas tanto. Eras dócil y tierno, pero ahora veo que eres una fiera. Me gustará mucho más poseerte, doblegarte.

A Loki lo atravesó un escalofrío de sólo imaginar la posibilidad. Lo odiaba. Y detestaba la idea de estar con el hombre que casi asesinó a su madre, iba a hablar y escupirle todo su desprecio, porque era lo único que podía hacer. Pero el Gran Maestro dio un fuerte tirón a la cadena y lo hizo caer de rodillas frente a él, humillándolo nuevamente.  Loki levantó el rostro, visiblemente adolorido por esa última acción, el Gran Maestro aprovechó para tomar su cabello, por la parte de su nuca.

— Vas a aullar de placer en mi cama, pajarillo. Y me darás mil noches iguales, hasta que la vida escape de tu cuerpo. —La mirada maliciosa de En Dwin Gast atravesó el corazón del hechicero, recordando las horribles declaraciones que había hecho sobre el elfo que había tenido la desgracia de ser su amante obligado.

—No te atrevas a tocarme. —Dijo al fin. — Yo le pertenezco a Thor, dios del trueno. Soy su  amante y consorte, sólo él tiene derecho a poseerme. —Amenazó, imprimiendo fuerza en su voz y un tono claro de arrogancia, su mente intentaba encontrar una salida, tal vez el engaño de nuevo fuera un buen escape.

—Pajarillo, no tengo idea de quién es ese tal Thor, pero, me da igual.  

—Thor, hijo de Odín, heredero de la corona de Asgard. Lo nombraste mi guardián mientras creías que yo te pertenecería de buen agrado. Yo escapé de él porque esa es mi naturaleza, y él vino hasta aquí para buscarme, porque aquella es la suya, nosotros somos dioses, a diferencia tuya: dioses milenarios que no respondemos a tus burdas formas de vivir. Me poseyó, me preñó y ahora su hijo duerme en mis entrañas, como lo marca el destino desde nuestro nacimiento. Él es el heredero de la sangre dorada del Padre de todo, si te atreves a matar a la estirpe de Asgard, su ejército arrasará tu pequeño mundo, reduciéndolo a nada. No conoces la ira de la venganza de Odín, pero has oído de su poder, todos lo han hecho, y ya has experimentado de primera mano el poder de Thor, cuando él te atacó por intentar poseerme. Piénsalo bien, En Dwin Gast o tu cabeza colgará de una lanza, en el palacio dorado.

Loki había lanzado la moneda, esperando que su apuesta le favoreciera, el rostro inexpresivo del Gran Maestro no le ayudaba a dilucidar si sus palabras habían tenido algún efecto, hasta que de nuevo, una sonrisa se había instalado en el rostro del ser celestial. Con gran desprecio lo arrojó al piso de la habitación. En Dwin Gast no desconocía la naturaleza de los dioses de Asgard, así como tampoco las historias que se contaban sobre el poder de su rey y pueblo.

—Eres perverso, pajarillo… mmmn. ¿Qué haré?; pobre de mí. —Dijo de manera teatral, se puso de pie y comenzó a caminar por la habitación, como si meditara. — Por un lado: saciar mis ansias por tu cuerpo, y perecer a manos del poder de Odín o, por otro lado, salvarme y dejarte ir. Sin un castigo. No. Impensable. Lo que tú has hecho, pajarillo, no puede quedar sin castigo… Debe haber una forma. Una pequeñita e insignificante forma que me dé, al menos, un poco de satisfacción.

—Si me haces daño…

—Shhh sh, ya oí. El hijo de Odín, Odín, Asgard… bla bla bla. Y tu bastardillo en el vientre. Todo eso, en realidad no me importa. Pero sabes, tengo cierta… reticencia, a fornicar con alguien que ya está, tú sabes, cargado por algo más que no sea mí semilla. Me da asquito, ¿a ti no?, ussh…

Loki abrió los ojos con cierta sorpresa, había funcionado. Una mentira tan simple, tan sencilla, y el Gran Maestro renunciaba a su idea de poseerlo. Eso era magnífico. Entonces, pensó que sostener aquella idea podría salvarle la vida. Se puso de pie, soportando el dolor de sus heridas.

—No importa lo que hagas, si me haces daño, si dañas a la estirpe de Odín, la venganza de Asgard te alcanzará, será mejor que me dejes libre.

—Sí, claro. Por supuesto, puedes irte. —Loki le observó, reticente. — ¡Era broma, mi amor! —El Gran Maestro volvió a caminar hacia Loki y acortó la cadena, tomándolo por la fuerza de la cintura y obligándolo a mirarle a los ojos. —Si no eres para mí, pajarillo, el hijo de Odín tampoco podrá disfrutarte.

Luego le besó agriamente, haciendo que Loki cerrara los ojos por el dolor en su cuerpo y el asco de aquel contacto. Fue largo y húmedo y el Gran Maestro gimió contra la boca del hechicero.

—Pero, no creas que he renunciado por completo a los placeres de tu tierna carne. —Dijo, mientras Loki trataba de alejarse y recuperar el aliento. —Tal vez no pueda poseerte, pero hay otras maneras de gozarte.

Loki fue lanzado en la cama con fuerza, donde trató de huir pegándose a la cabecera.

— ¡No te atrevas! —Gritó, pero el Gran Maestro rio con burla ante su amenaza. Se subió a la cama y atrapó a Loki por los hombros, obligándolo a quedar debajo de él.

Enseguida comenzó a besarlo con desespero, mientras su víctima se retorcía de asco y angustia. La lucha fue incesante, pero la fuerza bruta del mayor se impuso. Le arrancó la ropa, dejándole desnudo ante su vista, luego abrió su propio ropaje, exponiendo el horrible miembro al que Loki parecía tener especial asco. El pánico comenzaba a invadir al menor cuando el mayor comenzó a acariciarle el cuerpo y besar su cuello y pecho, mientras se masturbaba. Loki lo escuchó gemir contra su cuello en bastas ocasiones, mientras se restregaba contra su vientre, mientras amasaba sus glúteos y chupaba su pecho, cuello y en ocasiones, clavícula. Estaba asqueado, y sentir cómo el Gran Maestro le abría las piernas a la fuerza y se frotaba dolorosamente contra su miembro no ayudaba. El momento era tan traumatizante como la primera vez. Contra todo su orgullo comenzó a llorar mientras sentía como ese miembro se frotaba también contra el interior de su pierna y le producía pequeños aruños dolorosos. Duraron varios minutos hasta que el ser milenario alcanzó un duro orgasmo que manchó de blanco el vientre y pecho de Loki. Estaba sudoroso y gemía contra su oído.

—Eres delicioso pajarillo, lástima que no me gusta “cagar donde se come”; ¿conoces ese dicho?, es interesante: cagar donde comes… no me imagino algo tan cierto. En fin, tengo cosas que hacer.

Se levantó de la cama y arregló sus ropas, observando luego a Loki, quien aún en shock trató de cubrirse con las sábanas.  Llamó a los guardias quienes, por órdenes del Gran Maestro lo retiraron de nuevo a la celda, regresándole luego sus ropas para que pudiera cubrirse. Con todo el asco del mundo, Loki limpió lo mejor que pudo su cuerpo y se resignó a esperar una oportunidad para escapar. Pero esta no llegó de ninguna manera, pasó apenas una media hora desde el momento horrible al lado del Gran Maestro cuando lo vio llegar al otro lado de la celda, sonriendo con amplitud.

—Pajarillo, mi amor. No sabes lo que he ideado mientras te semicogía. Soy un genio totalmente. He llamado a mi hermano, ¿lo recuerdas?, y le he hablado de tu regreso, y de tu estado. Quedó maravillado con mi noticia y quiere tenerte.

Loki lo observó horrorizado desde la orilla de la celda, pero el Gran Maestro no hizo por entrar.

—Me refiero a su colección, por supuesto. Le he dicho que puede tenerte, vendrá en unas horas para llevarte con él. Espero que seas un lindo regalito y te marches sin hacer alboroto, pajarillo bello.

— ¡Estás loco! ¡Eres un maldito demente! —Loki le gritó con todo el desprecio que pudo, pero ni siquiera eso logró borrar la sonrisa de aquel rostro mayor.

—Es un castigo adecuado, my love. Irás con mi hermano, vivirás en su colección unos cuantos milenios, de vez en cuando iré a verte y ya sabes, una vez que tengas a ese bastardillo, te poseeré, posiblemente él quiera venderlo por ahí, y cuando se haya aburrido de ti hará lo mismo que hago yo cuando me aburro: descuartizarte y vender tus miembros. ¿Sabes que los fragmentos de hueso de Jotun se consideran de buena suerte en muchos mundos?; increíble.

—Eres un monstruo.

—Yo también te amo. Pero ha sido demasiada charla, ahora mis chicas bajarán para prepárate, no quiero que te encuentre sucio.

—Cuando mi esposo venga a buscarme…

—Oh, ya he pensado en eso, ¿sabes que en este lugar el tiempo corre más rápido?, para cuando llegue aquí habrán pasado, mínimamente uno o dos días, tú estarás muy lejos, como yo y esa bestia a la que llamas esposo sólo encontrará  un pueblo abandonado.

—Cobarde, no te atreves a enfrentarte a él o a mi padre. Ellos no te perdonarán nunca, te perseguirán como la rata que eres.

—Uy, cuidado pajarillo. El hecho de que prefiera evitar los desagradables confortamientos directos no significa que puedas retar mi paciencia y fuerza. —Dijo con seriedad, observando a Loki de manera amenazante, aunque de inmediato su semblante volvió a cambiar a ese normal que utilizaba, más cercano a la bobería y excentricidad, entonces Loki entendió, que la personalidad del Gran Maestro era un engaño, una mentira para ocultar parte de su verdadero ser. — Solo viene a despedirme, pajarillo, puesto que ahora que bajen mis chicas a prepararte yo me marcharé a descansar plácidamente. Y tú, cariño, en unas horas serás entregado a mi hermano, oh mi pajarillo, que desgracia, no volveré a verte hasta dentro de mucho tiempo. Pero resistiré todo por amor. Nos vemos lindo mío. —Le dijo mientras se alejaba haciendo ademanes, cuando él se retiró, Loki pudo observar a un grupo de mujeres bajar con agua tibia, ropa limpia y demás aditamentos, junto a ellas un grupo de guardias bajaba escoltándolas, claro, no iban a darle ninguna oportunidad de escape.

—Infeliz —Siseó cuando la celda se abrió y las mujeres se colocaron alrededor suyo, comenzando a desnudarlo para posteriormente limpiar su cuerpo, peinarlo y obligarlo a vestir unas ropas diferentes. No tenía caso oponerse, los guardias estaban ahí todo el tiempo y además iban bien protegidos y armados. Loki sólo esperaba que tuviera una pequeña oportunidad de huir cuando se diera el intercambio entre los dos seres, o tal vez pudiera convencer al Coleccionista de dejarlo ir. Debía existir alguna opción, rendirse no podía ser su única salida. Aún no estaba del todo indefenso.

 

 

 

 

 

Cuando llegaron a Sakaar ya estaba entrada la noche, Thor no pudo sino comenzar a correr hacia la arena del Gran Maestro, Heimdall se había asegurado que el Bifrost los dejase lo más cercano al objetivo de Thor, consiguiendo que estos quedaran apenas a unas cuadras del coliseo; fue seguido por los guerreros, aunque se quedaron un poco rezagados. La ciudad que rodeaba ese lugar estaba repleta de criaturas que se encaminaban al mismo lugar que ellos, había lucha esa tarde y aunque ya estaba lleno, no perdían la oportunidad de ver el espectáculo aunque fuera desde la gradas; Thor se movió con gran impaciencia hasta llegar a las puertas cerradas del lugar, las cuales no tuvo en reparo en atacar con el Stormbreaker, lanzándolas al piso. Había dado con la arena y un grupo de guerreros estaban ya en plena contienda, apenas eran las peleas de calentamiento. A Thor, poco le importó aquello.

— ¡Gran Maestro! —Gritó con toda su fuerza al interrumpir el combate, pero el ser milenario no apareció. — ¡Sal ahora mismo o derribaré todo este maldito lugar! — Thor no tenía temor alguno en ese momento y sus fuerzas se volvieron violentas. La electricidad comenzó a recorrer su cuerpo, sus ojos se tornaron del color del relámpago. El lugar tenía cientos de puertas y muchos pares de ojos le observaban desde los palcos, pero el que ocupara su enemigo estaba total y completamente vacío. Un rugido de maderas le indicó que la enorme puerta frente a él, de la cual se salía al campo de batalla, iba a abrirse. Unos segundos después pudo observar a la mujer que había dirigido el ejército del Gran Maestro en Asgard. Thor la confrontó. —No tengo nada contra ti, mujer, di a tu amo que baje, y me regrese a Loki, antes de que destruya su inmunda guarida.

—El Gran Maestro no está dispuesto a verte ahora, pero nos envía como anfitriones. — Detrás de la mujer había una serie de guerreros, seguramente los campeones que iban a pelear esa noche, todos estaban dispuesto a atacarlo, pues Thor no sabía que el Gran Maestro les había ofrecido su libertad total si lograban matar al hijo de Odín.

Thor observó como la mujer tomaba una espada larga y se acercaba corriendo a su lugar, igual que los otros guerreros, que estaban dispuestos a atacarlo. A su lado llegaron sus amigos y entonces Thor tuvo que elevarse en el cielo para comenzar a atacar con fuerza. La batalla se desató violentamente, Fandral, Hogun, Volstagg y Sif se mantenían unidos y tratando de seguirle el ritmo, Topaz y Thor se enfrascaron en una batalla campal. La mujer era muy fuerte y se sostenía ante los ataques del Dios del trueno. Cuando al fin Thor le dio un golpe lo suficientemente fuerte, hizo que ella saliera expelida al suelo y colocándole su arma frente al rostro no le permitió levantarse. Sus amigos guerreros ya habían acabado con los campeones de Topaz.

— ¿Dónde está Loki? —Exigió, pero Topaz no parecía asustarse ante su poder que provocaba que los truenos se escucharan cada vez más fuerte y agresivos.

—En una mazmorra, al fondo de las celdas de los guerreros, pero no podrás abrirlas, si es que aún lo encuentras ahí.

— ¿A qué te refieres?

—El Gran Maestro me dijo que le regalaría el hechicero a su hermano mayor.

—Antes acabaré con la vida de ese miserable monstruo.

Thor ignoró a Topaz que se retorcía de dolor en el piso, y se encaminó hacia lo que él conocía como las celdas, aún lo recordaba de su ocasión obligado a pelear en los espectáculos que ofrecía el Gran Maestro. En el camino se topó con varios guardias que intentaron retenerlo, pero la ira ya mermaba su juicio y de un golpe con su arma los derribó. Se abrió paso, peleando contra más guardias, hasta llegar a las celdas inferiores, en donde dos sujetos, especialmente fuertes, impedían que accediera ese oscuro lugar. Thor fue alcanzado por sus amigos, quienes se ofrecieron para entretener a los nuevos guardias. Los guerreros se enfrascaron en una nueva pelea mientras él logró esquivarlos. Su corazón latía desesperado, eran demasiadas horas sin saber de Loki, comenzó a gritar su nombre mientras bajaba por una serie de escaleras y buscaba en distintas celdas, al final del lugar escuchó una voz familiar.

— ¡Thor!

Alcanzó la celda y se encontró de lleno con su pelinegro, que vestía unas extrañas ropas parecidas a las de los Sakaarianos.

— ¡Loki!, ¿estás bien?

—Sácame de aquí.

—Ve al fondo de la celda, voy a romper los barrotes.

Ni bien alcanzó Loki a realizar la indicación, Thor invocó a sus truenos, que se estrellaron contra la puerta y con un fuerte estruendo la derribaron, Loki quedó impresionado del poder de Thor.

— ¿Dónde aprendiste a hacer eso? —Pregunto anonadado. Thor no contestó de inmediato, se abalanzó sobre el cuerpo del pelinegro, abrazándolo con desesperación.

— ¡Por todos los dioses del Valhalla! ¡Estaba tan preocupado! —Luego se separó momentáneamente del pelinegro y comenzó a observarlo. — ¿Ese maldito, se atrevió a dañarte?

—Estoy bien, no me sucedió nada malo, sólo quiero salir de aquí…—Infirió Loki, con angustiada voz, Thor entendió que no era el momento.

—Es cierto, debo ponerte a salvo primero.

—Mi héroe. —Dijo de nuevo el pelinegro, pero el tinte de ironía con que estaba matizado su voz no pasó desapercibido.

Caminaron de nuevo hacia las salidas, encontrándose con los guerreros asgardianos triunfantes sobre los guardias. Thor les agradeció en silencio, mientras éstos observaban con cierta reticencia a Loki.

—No los voy a morder… —Dijo Loki sonriendo triunfal mientras era conducido por Thor, quien le tomaba de la mano.

—Eso no lo sabemos, Loki. —Dijo Hogun.

—Tranquilo, no tienes nada que yo quiera morder… perdedor. —Ironizó con mayor énfasis el pelinegro, Thor lanzó un bufido.

— ¡Por favor!, no es momento para sus disputas.

— ¡Ellos comenzaron!

—No te hemos dicho nada, embustero. —Dijo Volstagg mientras observaba con desdeño a Loki.

—Sus miradas lo dicen todo. Me ven como si fuera algo menos que excremento en sus zapatos.

— ¡Ya basta, todos! —Gritó Thor, avanzaron hasta dar con la puerta por la que habían entrado, pero en ella se encontraba el Gran Maestro, con un ancho número de guerreros, estaban rodeados.

—Mierda.

—Que interesante tu nuevo léxico, Loki, me pregunto cómo lo adquiriste, ¿en alguna prisión de mala muerte, quizá? —Infirió Fandral, preparando su espada. Loki le sonrió antes de mostrarle el dedo medio de su mano.

— Muérete, idiota.

—Pajarillo, —Los interrumpió el Gran Maestro. — ¿nos dejas, tan pronto?, ¿no te he dicho que tenemos compañía?, no te puedes ir, mi hermano está por llegar y quiere verte.

— ¡Jódete anciano de mierda! —Gritó Loki, Thor soltó una risa tranquila. Su hermano tenía un carácter precioso. Pudo ver como el Gran Maestro arrugaba la nariz por la molestia.

— Entrégamelo, hijo de Odín, el hechicero tiene una deuda conmigo.

—Ni en tus mejores sueños, —Contestó el aludido, preparando su arma para atacar. —Vamos. —Susurró a los demás, Loki lo observó con cierto temor.

—No estarás pensando en…

—Justo eso. —Dijo Sif, viendo como su amigo empezaba a correr con fuerza y a arrastrar a su hermano con él, los guerreros no tuvieron más opción que seguirles.

—Oh sí pequeños, vengan a mí. —Dijo con burla el Gran Maestro, pensando que Thor y sus amigos serían detenidos por sus soldados, pero sus ojos se abrieron con sorpresa cuando el hijo de Odín empezó a lanzar rayos en todas direcciones, impactando a sus esbirros y derribándolos por su camino. De uno momento a otro, Thor le parecía una mole gigante que no iba a detenerse y eso lo tomó por sorpresa.

— ¡Thor, espera, no podemos…! —Gritó Loki, quien se quedaba rezagado a causa de sus heridas, el resto de los guerreros ya habían hecho una perfecta formación de flecha a los costados de Thor. El de ojos azules le volteó a ver y notó de inmediato su angustia, e hizo otro movimiento que Loki no se habría esperado. De un jalón fuerte tomó a Loki con rapidez de la cintura y se lo hecho sobre el hombro izquierdo, para luego seguir su marcha con mayor fuerza. — ¡qué haces!

— ¡Yo soy Thor, dios del trueno! —Gritó mientras impactaba contra el Gran Maestro, lanzándolo muchos metros detrás de la puerta. Sus amigos se encargaron del resto de los soldados. Thor sonrió victorioso. —Y trágate esta.

Thor con Loki al hombro y los guerreros detrás, siguieron corriendo hacia la marca del Bifrost, que no estaba muy lejos. Heimdall se dio cuenta de la situación y activó el mecanismo que los traería de regreso. El Gran Maestro se había incorporado y los seguía muy de cerca, totalmente enfurecido. Llegaron a la marca en el momento en que Heimdall activó el Bifrost.

— ¡No irán a ningún lado, niños! —Gritó el Gran Maestro, cuando observó como la magia asgardiana comenzaba a transportarlos lejos, alcanzó a colgarse de un pie de Loki, quien gritó ante la sorpresa, el Gran Maestro estaba jalándolo hacia abajo. Gracias a su poder, él no era absorbido por el Bifrost.

— ¡Thor! —Ante la sensación de que Loki le estaba siendo arrancado, Thor reaccionó de inmediato, sujetándolo en un abrazo. Loki se aferró a él, el Bifrost rugió ante el esfuerzo de su magia y el poder del Gran Maestro, Thor tomó con fuerza el Strombreaker e hizo un movimiento rápido, cortando la mano del Gran Maestro, quien cayó de bruces al suelo, gritando de dolor. Loki sacudió su pie, aún podía sentir los dedos de ese hombre sobre su tobillo, la mano cercenada del Gran Maestro cayó inerte al suelo. Por un segundo pensaron que se liberarían, pero entonces el Gran Maestro alzó el rostro, enfurecido levantó la mano que le quedaba al cielo, de él brotó un rayo de energía que impactó el puente por el que viajaban, atravesándolo con fuerza y pegó en la espalda de Loki, quien gritó de dolor. El Bifrost se descontroló. Heimdall no fue capaz de sujetarlos. Empezaron a girar incontrolablemente, cuando al fin la magia del Bifrost se detuvo, ante los ojos de Odín y algunos guerreros de Asgard, solamente Sif, Fandral, Volstagg y Hogun aparecieron, de Thor y Loki no había rastro.


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