Ha pasado tres años desde mi boda con Usagi-san, vivimos feliz los dos en la casa que era de mi madre. Por fortuna no insistió en que viviéramos en la mansión donde todo había ocurrido. El haber regresado a vivir ahí hubiese sido revivir el día en que perdí a mi hija. Hasta el día de hoy no hemos logrado tener un bebé aunque llevábamos más de una año intentándolo, habíamos ido a varias clínicas y especialistas pero aún no teníamos la fortuna de tener un bebé.
- Misaki – escucho que me llama desde la sala, dejo el libro que estaba leyendo, ingreso a la casa para verlo sentado frente a su computadora.
- Dime- mi esposo me mira extendiendo su mano para que yo la tome, hago lo que quiere y hace que me siente en su regazo.
- ¿Te parece si vamos de viaje?
- ¿Un viaje?
- Una pregunta no se responde con otra pregunta- toca mi nariz con un dedo y eso me causa gracia – Pero si, un viaje.
- ¿Ah donde iríamos?
- Que te parece Nueva Caledonia, esta en territorio francés y es un lugar paradisíaco, estoy seguro que te gustará.
- Deberías guardar dinero para la vejez.
- Siempre me dices eso cada que quiero consentirte en algo.
- No necesito que me consientas con viajes, con tenerte a mi lado es más que suficiente – el suspira.
- Misaki hace mucho que te veo deprimido y aunque se la razón del por qué estás así, no me gusta verte triste y no se como ayudarte – Veo la preocupación en sus ojos y de cierta manera me siento culpable de que él se esté preocupando por mi. Acaricio su mejilla.
- Esta bien, vamos de viaje.
- Perfecto entonces hay que preparar las maletas por que mañana salimos. Ya le pedí al piloto prepare el avión de la familia para ir.
- Preferiría ir en un vuelo comercial – digo, le doy un beso rápido.
- De ninguna manera.
Sabía que hablar de esos temas con el seria que terminará perdiendo fuera yo, así que al final viajaríamos en el avión de la familia de Usami. Ese día usagi-san invito a Takano y Ritsu a cenar junto a mis sobrinos, me alegre mucho de ver Mahiro que hace poco había cumplido tres años. Mientras Takano y Usagi-san estaban en el jardín cuidando de la carne asada que decidieron hacer, Ritsu y yo estábamos hablando sentados con Mahiro en mis piernas.
- Supimos que se van de viaje- hablo mi hermano.
- Veo que ustedes estaban enterados antes que yo- tomo el vaso con limonada que tenía frente a mi.
- Acepto mi culpa de no decirte nada pero, hace unos días Akihiko-san fue a pedirnos algún consejo.
- ¿Consejo? – pregunto.
- Si, nos contó, que desde hace semanas te ves deprimido, sabemos que desde hace un tiempo ambos han ido a clínicas y con especialistas para que puedan tener un bebé, se que la pérdida de mi sobrina fue muy dura para ti y que llegó un punto en el que no querías volver a.. bueno ya sabes.
- Dilo como es.. no quería a tener hijos – respiro profundo antes de continuar - Después de perderla me cerré a la idea de volver a tener hijos, pero ahora que paso el tiempo y que veo a Usagi-san como trata con tanto amor a las niñas y a Mahiro no quiero quitarle esa experiencia de criar a un hijo propio. Por eso hemos ido con especialistas y a clínicas pero hasta ahora nada ha funcionado.
- ¿Y te han dicho el por qué?
- Al parecer después del accidente, tuve una hemorragia que fue difícil de parar, según por el expediente clínico, estuvieron a punto de quitar el útero pero lograron salvarlo, más es difícil que pueda volver a quedar en cinta.
- Bueno dicen que difícil, más no imposible, verás que cuando menos lo esperes pasará.
Las palabras de mi hermano siempre lograban animarme, tal vez tenía razón y aun no era tiempo. Continuamos platicando durante la comida, las niñas estaban más que divertidas por las bromas que les hacían Takano y Usagi-san.
A la mañana siguiente como había dicho Usagi-san viajamos a lo que era Nueva Caledonia, el viaje fue corto, demasiado diría yo pero me alegró llegar. Como lo había dicho este lugar era hermoso, el clima era perfecto para ir a la playa y eso era lo que haríamos. Llegamos al hotel después de que un auto nos fuera a recoger al aeropuerto.
- En lugar es muy hermoso, contamos con playas privadas que estamos seguros que les gustarán – el chico hablaba en inglés, así que entendía perfectamente lo que decía – ¿Son recién casados? – preguntó curioso mostrando una sonrisa.
- No, llevamos tres años de casados así que quise regalarle una segunda luna de miel a mi esposo – respondió Usagi-san, beso mi mano que tenía entrelazada a la suya.
- Que bueno que me lo dicen, esta es su cabaña – nos detuvimos delante de una cabaña y al juzgar por el tamaño era la más grande y por lo tanto la más lujosa y cara – Es la cabaña más grande, tiene su propio living, su terraza que da hacia el mar, además de una moto de agua para que puedan pasear a su gusto, la habitación consiste de una cama King con ventana que da vista al mar y descuiden las habitaciones son insonoras – me sonrojo con el comentario, Usagi-san ríe.
- Es perfecta, me alegro que sea insonora ¿verdad amor?
- Cállate- le doy un ligero golpe en el hombro.
- Bueno me retiro, que disfruten de su estancia – el chico se fue junto con los otros que habían llevado el equipaje.
- Bueno ya estamos solos – me abraza, besando mi cuello y dando ligeras mordidas que comienzan a excitarme- ¿Quieres conocer la habitación? – preguntó ya introduciendo una de sus manos bajo mi playera. Mi piel se eriza por su tacto, suspiro sintiendo el escalofrío recorrer mi cuerpo.
- ¿Enserio me preguntas eso cuando ya me tienes jadeando y deseando más? – susurro mordiendo enseguida su oído, obtengo la respuesta esperada. Sin esperar más tiempo Usagi-san me besa con desesperación y deseo mezclados. Me toma de por debajo de las piernas para hacerme sostener de su cadera con mis piernas. Camina hacia la habitación sin dejar de besarme, al llegar se gira para quedar el sentado en la cama y yo sentado en su regazo – Por lo visto hoy… no saldremos… de la habitación- digo entre besos.
- Estaremos aquí dos semanas – dice al alejarse solo un poco de mi- Tendremos tiempo suficiente para conocer las islas y otras cosas mas – volvemos a besarnos, la ropa empieza a ser arrojada a cualquier parte de la habitación, en cuestión de minutos ambos ya nos encontrábamos desnudos. Usagi-san me tenía tendido en la cama mientras besaba mi cuello y una de sus manos masajeaba ambos miembros, gemía cerca de su oído, sabía que eso le gustaba y lo excitaba demasiado, de momentos me besaba callando mis gemidos, saboreando los jadeos que el provocaba.
- Usagi-san… me..me vengo..
- Hazlo amor… hazlo para mi.
- Mgh… dios.. ¡¡ah!! – me vine, fue un orgasmo intenso, pero no era suficiente para mi. Usagi-san se levanta dejando ver su cuerpo cubierto de una fina capa de sudor, su mirada estaba nublada por el deseo, con una sonrisa ladina, lame su mano donde quedan rastros de mi semen, eso hace que gima.
Me levanto como si fuese un león acechando a su presa, al estar cerca de él lo miro antes de empezar a besar su cuello eh ir bajando poco a poco, mordía no me gusta dejar marcas pero ahora lo hago, por donde mi boca pasa dejo una marca, bajo de lentamente, tocando sus pectorales, tocando su abdomen, perfectamente trabajo y no solo por el gimnasio, llego hasta su bien marcada “v” donde comienza un ligero pero perceptible bello, tomó lo que quería, llego a su falo duro y grueso, goteando de lo excitado que se encuentra, juego unos segundos con mi mano subo y bajo apretando cada cierto lugar, los gruñidos por parte de Akihiko me dicen que le gusta y eso era lo que quería, con una mirada suya lo engullo.
La mayoría de las veces es él quien hace el oral, pero cada que yo lo hacía, buscaba llevarlo al borde, movía mi cabeza llevando hasta lo más profundo que mi boca me permitía sin llegar ahogarme, jugaba como podía con mi lengua, cuando lo sacaba para que mi mandíbula descansara, lamia donde se notaban las venas hinchadas, en ningún momento deje de verlo. Sabía que estaba al límite, su respiración era más agitada, sus gruñidos eran más fuertes. Lo engullí de nueva cuentan, moví mi cabeza haciendo un par de succiones para finalmente recibir su corrida. Tragando todo lo que pude.
- Me encanta cuando haces eso – volvió a recostarme con él encima mío.
- Lo sé.. mgh.. por eso ¡¡ah!! Lo hago- dos dedos habían entrado en mi.
- Te has ganado un premio- ahora eran tres dedos, este hombre sabía cómo hacerme gritar, movía sus dedos con maestría en mi interior, sin provocarme algún dolor – Eso hora – entro en mi de una sola estocada, grite al sentirlo, no por dolor si no por placer. Se movió rápidamente , no necesite que esperará a que me acostumbrara. Aunque pensé que empezaría lento no fue así, las embestidas eran fuertes y certeras en este momento es cuando agradecía que la habitación fuera insonora, si no lo mas seguro es que nos escucharían hasta la recepción.
El movimiento de caderas continuaba, ahora era yo quien estaba arriba montando a Usagi-san, subía y bajaba en toda la extensión de su falo. Me sentía de maravilla, algo que disfrutaba con Akihiko era el sexo. Disfrutábamos de darnos amor al igual del darnos placer en todo su esplendor, y justo ahora eso hacíamos. Nos entregábamos al placer carnal, Akihiko se levantó besándome sin dejan de moverse.
- Te amo… - dice – Te amo demasiado – esta cerca y no es el único, me muevo más rápido, digo su nombre repetida veces cerca de su odio, escucho como gruñe dando una ultima estocada viniéndose en mi interior mientras yo grito llamándolo en mi orgasmo, dejó caer mi peso sobre él, estaba agotado hacia mucho que no sentía este agotamiento pots coital. Como era costumbre siento sus caricias en mi espalda logrando que me relaje, suspiró viéndole.
- ¿En que piensas? – pregunto.
- En lo afortunado que soy de tenerte – acaricia mi mejilla – En lo hermoso que eres – me besa.
- ¿No te cansas de decirme lo mismo?
- Jamás, por que las palabras no son suficientes para decirte lo mucho que te amo.
- ¿Ah pesar del pasado sigues amándome? – se que no le gusta que saque el tema de lo ocurrido, pero era algo que no podía evitar. Me mira con un deje de tristeza más no deja de mostrarme una sonrisa.
- El pasado es pasado y de eso aprendemos – me abraza.
- Pero si no fuera por mis errores nuestra hija..
- La culpa la tuvimos los dos, no debes de cargar con ese peso solo, se que lo que más quieres ahora es tener la ilusión de ser padres, pero si no ha funcionado hasta ahora es por algo – mis lágrimas caen por mis mejillas, su a abrazo se intensifica haciéndome sentir seguro y protegido. Cierro los ojos dejándome llevar por la calidez de su cuerpo.
Cuando desperté estaba la puesta de sol, algo hermoso si hablamos de un lugar paradisíaco como lo es este. Con algo de cansancio me levanté buscando a mi esposo, colocándome la bata de baño que estaba sobre la cama, salí al living y ahí estaba sentando revisando algo en su laptop, estaba tan concentrado que no noto mi presencia, camine sin hacer ruido llegando al respaldo del sillón en donde estaba sentado pase mis manos por sus hombros, acariciando su pecho que por fortuna estaba con el torso descubierto.
- Deberías dejar de fumar – digo – Te vas a morir pronto – mi comentario le causa gracia, deja de hacer el trabajo que supongo yo estaba haciendo para besarme.
- ¿Pensé que seguías dormido?.
- Lo estaba, hasta que me sentí solo – rodeo el sillón para sentarme en sus piernas – ¿Por que no me despertaste?
- Te vi muy cansado así que no quise molestarte, ¿Dormiste bien?
- Bastante diría yo.
- Me alegro, bueno esta por anochecer ¿te parece si cenamos en el restaurante oh prefieres pedir servicio al cuarto?
- Me gustaría ir al restaurante – respondo.
- Entonces hay que bañarnos y vestirnos por que no creo que te guste ir en bata de baño y sin nada bajo esta- acaricia una de mis piernas, llevando su mano más arriba.
- Si continuas llevando tu mano más arriba dudo mucho que salgamos de la habitación.
- A mi no me molestaría en lo absoluto. – susurra cerca de mis labios.
- Tampoco a mi pero…. Tengo hambre – dejándolo con ganas corro hasta el baño.
Nos bañamos entre risas y caricias sin pasar a incitarnos sexualmente. Nos vestimos con algo ligero, Usagi-san con unas bermudas cafés y camisa blanca y yo con un pesquero blanco y polo blanco, ambos con sandalias, era bastante el calor y vestirnos con algún pantalón lo más seguro es que sufriríamos.
El restaurante del hotel era al aire libre, el cielo estaba estrellado y el aire marino hacían una excelente combinación. Usagi-san había pedido la especialidad del chef del lugar acompañando nuestra cena con el mejor vino. Nuestra velada paso tranquila, ambos disfrutábamos de la comida y del vino.
- Estuvo muy rico todo – digo, bebo un poco más de vino.
- Me alegro que haya sido de tu agrado, aunque ya es la segunda botella de vino que nos acabamos – sirve lo último de la botella en su copa – No quiero que te pases de copas.
- No es la primera vez que bebemos juntos, además los dos disfrutamos mucho lo que ocurre cuando lo hacemos – el alcohol ingerido estaba empezando hacerme efecto, le dedicó una sonrisa picarona y él me la regresa. Ya era muy noche y cuatro botellas de vino había sido las que tomamos, regresamos a nuestra cabaña, divertidos. Al entrar y cerrar la puerta nuestro deseo se desató.
**Akihiko**
Llevamos más de una semana en este paraíso, los días a lado de Misaki son lo mejor de mi vida, los paseos a la ciudad, a las islas aledañas y a las playas no se comparan con ver su sonrisa, además de las noches y días llenas de placer. Su animo ha mejorado bastante, solo en ocasiones se pierde viendo el mar y se que piensa en como seria nuestra vida si nuestra hija estuviera viva.
Entiendo su dolor, yo también a veces pienso lo mismo eh imagino a Misaki jugando con una pequeña. Aun recuerdo cuando la vi, el día en que nació del emergencia, por mi estupidez y mi ceguera de ese día no me di mi fuerza y Misaki cayó provocando así el que mi hija naciera antes de tiempo. Aun tengo el recuerdo en mi mente de cuando me la entregaron, la sostuve solo unos momentos sintiendo mi corazón romperse. Mi hija estaba sin vida, jamás vería el brillo en sus ojos, jamás la vería ver crecer, jamás la escucharía hablar y en ese momento me di cuenta que había sido mi culpa.
Después de llorar algo en mi se termino de romper y fue cuando actúe de esa manera con Misaki, fui injusto, tan injusto que no me importó alejarlo de mi, tratarlo de esa manera. Aunque si hablamos de injusticias lo peor se lo llevó Ritsu, con el fui peor al chantajearlo de esa manera, fui la persona mas ruin. Estaba tan cegado con mi odio hacia mi amigo que perdí la razón y no me importó actuar. Aunque tarde me di cuenta de mi error, cuando razone mi amigo estaba muriendo, por mi culpa casi perdía a alguien preciado para mi.
Cuando Ritsu despertó solo su perdón me ayudó a continuar, después Misaki en aquel café se despidió de mi, quería decirle que se quedará a mi lado que no me dejara, pero algo en mi interior me hizo saber que no era el momento de ser egoísta, así que lo deje ir, aun con el dolor de mi corazón lo deje ir. Viaje durante unos cuantos años, conocí más lugares y a personas muy sabias. Recuerdo haberme encontrado con Catalina y me contó el tiempo que viajo con Misaki. Me sentí feliz de saber de él.
Cuando lo volví a ver mi vida casi se me va, estaba tirado en el desierto, inconsciente, vaya manera de volvernos a encontrar, pero feliz de tenerlo en mis brazos, luego esa noche después de hablar, nuevamente lo tuve, lo bese, lo toque, lo hice mío y mi vida regresó.
Estando de vuelta en Japón, decidimos empezar con una relación normal, conocernos más, tener citas normales aunque a veces las gemelas venían incluidas. Cuando decidí proponerle matrimonio nuevamente, me sentí nervioso al pensar el posible rechazo , tal vez era apresurado para él, pero llevaba semanas deseando despertar con el entre mis brazos, y decirle te amo al despertar. Cada segundo que pasaba callado al leer la nota sentías mi corazón se preparaba para recibir el rechazo, pero mi corazón salto de alegría al escucharlo decir “si”.
Y ahora estamos aquí, tres años después de habernos casado.
- ¿Te gustaría hacer algo especial el día de hoy? – pregunto al sentarme a su lado, me mira adormilado aun recostado en la cama.
- Hoy no tengo ganas de salir – respondió – Me dejaste agotado, además hemos salido a muchos lugares todos estos días.
- Será como tu quieras – beso su espalda y él suspira – Duerme todo lo que quieras, yo aprovecharé para revisar unos correos que me envió Masamune.
- ¿Te quedarías conmigo hasta que me duerma?
- Sabes que si- me acomode a su lado, Misaki se acurrucó y al poco tiempo se quedo dormido. Beso su frente antes de irme al living para revisar los correo que había recibido.
El tiempo se me paso volando, cuando mire ya pasaban de las cuatro de la tarde y Misaki no despertaba, lo que era raro, él no dormía más de la cuenta ya que después no podía dormir. Al entrar a la habitación le veo aun dormido, tan tranquilo, lleno de paz que cualquiera que lo viera jamás creería si le contáramos lo que sucedió.
- Quisiera entregarte el mundo entero -susurro, acaricio su cabello y el sonríe a pesar de que estaba aun dormido, tomó el teléfono de la habitación y me comunico a la recepción, quiero hacerle algo especial.
Tarde alguno minutos en hablar con el gerente del hotel, con algunos arreglos y planeaciones logre quedar en la sorpresa. Estaba emocionado y esperaba que a Misaki le gustara. Esa noche me costó mucho trabajo que despertara, aunque lo hice con mimos y travesuras a penas si había probado bocado. Tal vez y estaba agotado de días anteriores.
Al día siguiente fue relativamente lo mismo, Misaki no quería levantarse, seguía con sueño pero no le permitiría dormir, salimos a desayunar al restaurante, después paseamos por la playa eh inclusive nadamos un poco.
- Has tenido mucho sueño estos días – digo, Misaki deja a un lado el vaso de limonada.
- Tal vez sea por que no hemos parado de hacer actividades desde que llegamos.
- Tienes razón, bueno pero hoy no será distinto, hoy saldremos en la noche.
- ¿Iremos a bailar? Oh acaso pasearemos por la ciudad.
- Ninguna de las dos, es una sorpresa.
Continuamos disfrutando de la playa lo que restaba del día, comimos en el restaurante y fuimos de compras a la ciudad. Al regresar al hotel, le pedí a Misaki que tomará un baño, hubiese querido entrar con él, pero sabía que no resistiría y si ocurría eso no llegaríamos a donde pensaba llevarlo.
Cuando los dos estuvimos listos, salimos rumbo al muelle del hotel, ya nos espera un bote, al llegar Misaki me ve con intriga y solo le dedicó una sonrisa, abordamos y el chico hizo avanzar el bote. El camino duro alrededor de 30 minutos, pasamos a lado de dos islas. Llegamos a una isla más pequeña en donde había dos personas más nos esperaban. Bajamos con nuestro calzado en mano, caminaríamos en arena así que sería más fácil hacerlo sin calzado.
- Bienvenidos – hablo la joven – Su mesa esta preparada.
- Gracias- dije - Espero se te guste – le hable a Misaki, seguimos a la chica que nos guiaba a donde se llevaría a cabo nuestra cena. Y como lo espera era justo lo que yo quería, una mesa para dos, llena de pétalos de flores, dos copas tulipán y una botella de champagne en hielo, un camino de antorchas, nos guiaba a la mesa. Guíe a mi esposo a la mesa, moví la silla para que se sentará y después yo me senté frente a él.
- Esto es hermoso – hablo Misaki – ¿Como es que?
- Algunas llamadas y listo.
- ¿Esta es su la sorpresa que me habías dicho?
- Solo una parte, después de la cena veras lo demás.
- Me emociona el saber que es..
- No comas ansias y mejor disfruta de la cena.
Nuestra cena fue servida, de entrada una crema de queso con uva, antes del plato fuerte nos dieron un poco de helado de limón para limpiar el paladar y disfrutar el sabor del siguiente platillo, salmón sellado con especias y su guarnición y al final el postre fresas flameadas con helado de vainilla. Mire cada reacción de Misaki al saborear cada especia y cada sabor. Una de mis mayores satisfacciones es ver cada gesto que hace cuando le gusta algo.
Después de la cena, seguimos tomando un poco más de champagne, mientras hablábamos de los que nos ha gustado del viaje, en dos días regresaríamos a Japón. El tiempo avanzó y la botella de champagne se termino, con un gesto que paso desapercibido para Misaki le hice saber a la joven que continuara con lo demás.
- Por favor acompáñenme – ambos nos levantamos de nuestros asientos y la seguimos, otro camino de antorchas pero en esta ocasión en el camino había pétalos de flores y algunas flores también caminamos por la arena por unos veinte minutos, rodeando la isla en la que estábamos, mantenía la mano de Misaki fuertemente agarrada, cada cierto tiempo me regalaba una sonrisa y yo se la correspondía – Esperamos que disfruten su noche, mi compañero vendrá por ustedes en la mañana.
- ¿En la mañana? – pregunto Misaki.
- Si – respondió la joven – Solo sigan el camino, nosotros nos retiramos.
- Gracias por todo – dije.
- Es nuestro deber atenderlos, con su permiso.
La chica se fue dejándonos solos, cuando se alejó continúe el camino junto a Misaki, solo fueron unos cuantos metros más los que caminamos y la sorpresa fue mayor. Una cama lo suficientemente grande se encontraba bellamente decorada con pétalos de rosas rojas que resaltaban de las sábanas blancas. Una tipo carpa con tela semi transparente cubría al rededor de la cama dando un poco de intimidad. Las antorchas alrededor de esta un poco más grandes que las del camino haciendo ver un escenario erótico y romántico. Misaki enseguida volteo a verme y yo ya estaba hincado.
- Sabes que te amo con todo lo que soy – beso el dorso de su mano – Te entrego mi cuerpo, mi corazón, mi vida, todo, te entrego todo – estaba llorando varias lágrimas caen por sus mejillas y se que son de felicidad – No me importa si no podemos ser padres de nuevo, si te tengo a ti a mi lado es lo único que necesito. TE AMO MISAKI.
- Yo también te amo Akihiko, te amo mas que a mi vida – me pongo de pie acariciando su mejilla – Siento mucho haberte hecho pasar todo el sufrimiento que te cause, quisiera regresar el tiempo y decirme que no sea un imbécil, pero no se puede y se que mi castigo fue la vida de nuestra hija – quise decirle que no era así pero posó un dedo en mis labios para que guardará silencio- Quisiera poder darte la alegría de ser padre y no pierdo la esperanza. Pero mientras ocurre eso quédate conmigo, no sueltes mi mano, no dejes de amarme por que yo no dejare de hacerlo, TE AMO AKIHIKO.
Unimos nuestros labios, en un beso lento, suave, sin prisas, quería ir lento, esta noche no tendríamos sexo, esta noche haríamos el amor. Encamine a Misaki hacia la cama recostado con suavidad, cada caricia que le haría en su cuerpo seria un te amo, cada beso un te amo y cada embestida un te amo.
Lo despoje de su ropa lentamente, besando cada parte de su cuello, de sus hombros, de su pecho, dejaba algunas marcas quería que cualquiera que lo viera supiera que era mío y de nadie mas. Jugué un poco con sus pezones, mordí, lami y succione a mi antojo. Misaki intento callar sus gemidos mordiendo su brazo.
- Dejame escucharte – alejó su brazo de su boca.
- Es que… es… que pasa si alguien… - en algunas ocasiones Misaki era alguien muy osado, pero en otras era como ahora tímido y avergonzado. Acercó mi rosto al suyo para hablarle.
- Aquí no hay nadie – digo en un susurro – Solo estamos nosotros dos.
- Pero…
- Y aunque hubiera alguien deja que escuchen, deja que escuche que sólo yo puedo provocar en ti esto, que sólo yo puedo hacerte gritar de placer – doy un corto beso y regreso a lo que está a haciendo, deje descansar sus pezones bajando y besando todo a mi paso, llegue al borde de sus pantalones, los quite con maestría y delicadeza. Tome su una de sus piernas antes de bajarla. Bese desde su pantorrilla, bajando poco a poco sin dejar le verlo, poco a poco bajando hasta llegar a su muslo donde beso y mordi dejando chupetones.
- A..Akihiko.. quiero…por favor.
- No desesperes, quiero hacerte sentir bien, quiero que te sientas amado. Esta noche te hare el amor – continúe con caricias y besos por todo su cuerpo. Masturbe su miembro, hasta hacerlo venirse, después empecé a prepararlo, uno, dos, tres, cuatro dedos y quedo listo, estaba jadeante, y una fina capa de sudor cubría su cuerpo. Me quite mi ropa si dejar el verlo, lenta, provocativamente, haciéndole ansiar en sentirme dentro, tome la botellita de lubricante que ha un traído conmigo, un lubricante afrodisíaco que había encontrado en una tienda y que quise usarlo esta noche con él. Esparcí un poco sobre mi falo cual duro y ansioso estaba. Me acomode entre sus piernas y entre en él. Un gemido alto por parte de ambos se escuchó- Misaki…
- No…me hagas esperar más – moví mis caderas, embistiendo lento para ir aumentando las embestidas, un ritmo rápido, fuerte, llegando a lo más profundo de él. Amaba sentirlo, amaba tenerlo justo así, unido a mi cuerpo, llamándome por más. Besaba sus labios, saboreando su boca que cada día me volvían más loco. ¿alguien podría volverse loco de tanto amor? La respuesta era si, y to era la clara prueba de eso. – ¡Ah! Dios
- Dime lo que quieres – seguía embistiendo – Dimelo Misaki.
- Mas… más Akihiko.
- Como tu ordenes- tome a Misaki de la piernas elevándolo, mientras el se sostenían de mi cuello, el sonido de las pieles chocando y de nuestros gemidos se combinaban perfectamente con el sonido de las olas romper de la playa. Las paredes de Misaki me apretaban de manera exquisita, volviendo acostarlo del lado seguí embistiendo su interior, la vergüenza de que alguien pudiese escucharnos desapareció dejando a Misaki gemir a todo pulmón. Estaba finalmente boca abajo tenía sus caderas levantadas. Esta apunto de culminar lo sentía por como aprisionada mi falo. Tome a Misaki de los brazos logrando que se levantará, pegue su espalda a mi pecho si dejar de moverme - Te amo, eres mio, dilo… dilo Misaki.
- Soy tuyo.. tuyo. ¡¡Ah!! Me vengo.
- Vente, correte – ambos terminamos en un fuerte gemido, caímos rendidos después del intenso orgasmo.
Es noche disfrutamos de aquel lugar, siendo la luna, el mar, las estrellas testigos de lo mucho que nos amamos, ese momento no importó nada del pasado, ni del futuro, solo nos importaba el presente y ambos éramos nuestros presentes.
Regresamos a Japón sintiendo una felicidad que desbordaba, inclusive Masamune y Ritsu hicieron referencia a ello, en una comida que compartimos con ellos una semana después de que regresamos. El trabajo iba prosperando, gracias a la ayuda y buena administración de Masamune y a nuevas inversiones que habíamos hecho.
Una mañana recibí una llamada de Misaki diciéndome que iría al medico ya que en las últimas semanas no se había del todo bien, le dije que le acompañaría pero declinó mi oferta diciendo que no era necesario. Los nervios no me permitieron trabajar a gusto, de todo el tiempo que llevaba con Misaki solo una vez que se había enfermado. Regrese a casa más temprano, no había recibido llamada de Misaki y eso aumentaba mi preocupación. Al llegar deje el auto el la cochera, cuando entre lo primero que hice fue buscarlo en la sala, pero no lo encontré, en la cocina , en la habitación, en el estudio y nada, solo queda a un lugar. Salí al jardín y hay estaba hincado frente a un rosal, cual reconocí enseguida era el rosal que había planteado en memoria de nuestra hija.
- ¿Estas bien? – pregunto al estar cerca de él, se gira al verme limpiando sus mejillas - ¿Ocurrió algo?
- Usa… es que no se….
- Misaki me estas asustando.. ¿tienes algo malo? ¿es alguna enfermedad incurable? – el llanto de Misaki siguió y eso solo me asustaba más, le abrazo intentando darle consuelo – Dime que ocurre.
- Tengo…
- ¡¿Que tienes?! ¡Por dios Misaki dime que me matas de la preocupación! Dime que no me dejaras….
- Funcionó…
- ¿Que?- le miro
- Tengo dos meses – No comprendí al principio, pero ver su sonrisa me hizo entenderlo, dos meses, tenía dos meses y al igual que él, el llanto se apoderó de mi, ambos lloramos abrazados, felices de la nueva noticia, después de tanto tiempo y sin siquiera esperarlo seríamos padres.
El tiempo transcurrió, esperamos unos meses más antes de darles las noticias a nuestras familias y amigos, todos tomaron la noticia de la mejor manera, felicitándonos y deseando lo mejor. Nuestra vida cambio a partir de eso, cuide de Misaki y del embarazo, lo consentía en todo lo que pedía, compartir con el cada uno de los miedos que tenía cuando sentía que algo iba mal, compartir la felicidad que tenía cuando veíamos al bebé en la ecografía, cuando escuchamos por primera vez su corazón, cuando nos enteramos que sería un niño, un niño que deseaba con toda el alma que fuera el vivo retrato de Misaki.
Nuestro hijo nació el 31 de mayo, al alumbramiento había sido algo difícil pero afortunadamente no fue peligroso. Un bebé que justo como la había deseado era la viva imagen de Misaki aunque lo ojos eran del mismo color que los míos. Era hermoso tan delicado igual que él.
- Se parece mucho a ti -digo meciéndole para que siguiera durmiendo.
- Hubiera querido que fuera idéntico a ti – responde mi esposo desde la cama de hospital.
- Gracias Misaki – dejo al bebé en brazos de Misaki para besarlo – Gracias por todo.
- Gracias a ti por no dejarme nunca.
- Jamás te dejare Misaki, entiendelo fuiste, eres y seguirás siendo el amor de mi vida. Jamás te vas a deshacer de mi y menos ahora que está nuestro pequeño Haruka.
- ¿Haruka?…. Nuestro pequeño resplandor…
- Si, el resplandor que aparece después de la tormenta. Por que tu corazón y el mío se volvieron uno, un solo corazón luchando contra la tormenta, volviéndose salvaje para salir de aquella obscuridad, y de esas aguas tormentosas.
- Un corazón salvaje.
- Si un corazón salvaje.
Amor Yaoi
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