Caminaba intranquilo por las calles del Londres muggle, observando a la gente caminar baja el cielo estrellado.
Se sentía triste y desolado, el vacío en su pecho era pesado y asfixiante. Su mente divagaba en lo que pudo haber sido y todo lo que habría cambiado de haber tomado decisiones diferentes.
Si no se hubiera concentrado solo en el se habría dado cuenta de bastantes cosas que ahora sí podía ver.
No había forma de cambiar lo sucedido y el lo sabía. Odiaba admitir que todo era su culpa.
Su hijo era a quien más amaba, había hecho todo por su bien o eso se decía a su mismo, pero no se había dado cuenta de que en realidad estaba siendo egoísta y lo hacía todo para satisfacer sus propios deseos.
Siempre fue egoísta, sabía que cuando estudiaba en Hogwarts fue egoísta, le tenía miedo a la muerte, pero ese siempre fue su destino, escrito en piedra e inmortalizado con fuego.
Hiciera lo que hiciera no lo cambiaría y eso era lo que ahora lo carcomida desde dentro.
Se sentía fatal por lo que había pasado, ese mismo día se cumplía un mes desde que había perdido una de sus razones para vivir.
Continuo caminando sintiéndose cada vez más miserable hasta que se detuvo en su destino, un pequeño bar muggle escondido entre los edificios.
Se acercó y haló de la manija para después entrar con pies pesados y sentarse en un taburete justo en la esquina del establecimiento.
El aire se sentía caliente y el bullicio era ensordecedor, con personas hablando por aquí y por allá.
Se recargo en la pared, cerro los ojos y dio un largo suspiro. Escucho un golpe en la mesa y abrió los ojos con pesadez.
-¿Qué vas a querer?- pregunto la mujer frente a el mientras ponía una mano en su cadera.
-Wiski-
La mujer se dio la vuelta y camino hasta la barra, al llegar hablo con alguien y después tomo la bebida.
Volvió a paso tranquilo y se la entrego a Harry quien al tenerla en sus manos le dio un largo trago, sintiendo como al alcohol quemaba su garganta y calentaba su estómago al hacer contacto con el.
Continuo tomando así hasta que fue perdiendo la noción de tiempo, para cuando se levanto de la mesa el establecimiento ya estaba casi vacío y el había ingerido bastante alcohol.
Se dirigió hasta la puerta, empujó con fuerza y salió del lugar.
Camino lentamente hasta que llego a un parque, busco una banca y se sentó mientras es aire frío le golpeaba en el rostro y sus zapatos se deslizaba en el césped haciendo agujeros en su pulcritud.
Se recargo por completo en la banca y observó el cielo obscuro, las estrellas habían desaparecido y ahora solo podía ver la luna oculta tímidamente detrás de la nubes.
Sintió algo tibio recorrer a sus mejillas y con la manga de su chaqueta se limpio la cara, después todo se rompió.
El efecto nebuloso del alcohol había pasado momentáneamente, metió su cabeza entre sus manos y apoyo los codos en sus rodillas. Continuo sollozando un poco más hasta que logro regular su respiración.
Ahora le dolía la cabeza y la culpa estaba aún más presente que antes, fue en estar punto cuando se dio cuenta que no había sido tan buena idea tomar así.
Saco el teléfono que le había dado Hermione para emergencias justo antes de que discutieran. Lo contemplo durante unos momento y después lo guardo nuevamente.
Sabía que había herido a Ron y Hermione, y que ahora debían de estar juntos en el departamento que compartían, pero se sentía tan solo que ahora hasta el mismo Voldemort podría llenar ese vacío sin siquiera esforzarse.
Volvió a enterrar la cabeza entre las manos y contemplo el suelo, dio un largo suspiro y se puso de pie.
Sintió un mareo y dio un tropezón para después caer de bruces al suelo, se dio la vuelta y estiró los brazos.
Se sentía patético frunció el ceño, dio un suspiro y enterró su mano en el bolsillo de su chaqueta para sacar nuevamente el teléfono y entonces llamo a Hermione. El teléfono timbro y después escucho la voz de su amiga.
-¿Hola?
-Heeerms- dijo tropezando con las palabras aún tendido en el suelo, de verdad no recordaba estar tan borracho.
-¿Harry? ¿Qué sucede?- pregunto con voz preocupada susurrando al teléfono.
-Herms, yo… L-lo siento- tartamudeo mientras sentía un nudo en la garganta y su voz se quebraba.
-Harry ¿Estás borracho?-
-Yo lo siento, sientohabersidounidiota- hablo tan rápido que no se le entendió nada, después hizo una pausa tomo aire y volvió a hablar casi igual de rápido- y también siento haber dicho todo lo que dije aquel día y siento haber sido un mal amigo y también ser un cobarde y siento mucho estarte llamando ahora cuando se que estás ocupada y siento haber sido un inútil y no poder salvará Dumbledore ni a Dobby ni a Fred y también siento-
Hermione intento detenerlo en medio de su diatriba autodestructiva pero Harry no se callaba así que ajusto el teléfono y grito.
-¡Por amor de Dios! ¡¿Dónde estas?!-
Harry se callo instintivamente, ahora sus sollozos más claros al teléfono, se sorbió la nariz e intento hablar de nuevo.
-En e-el parque.
Y escucho como Hermione colgaba el teléfono, bajo la mano resignado mientras observaba la pantalla del teléfono.
Definitivamente estaba solo, guardo el teléfono y de quedó tendido en el suelo mirando hacia el cielo observando a la tímida luna que comenzaba a asomarse de su escondite.
La vista le dio tanta paz que decidió que era buena idea dormir un poco ahí, en el medio del parque, sobre el frío césped, así que cerro los ojos y nuevamente perdió la noción de lo que le rodeaba.