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RinHaru week 2020 por Yaoi lovers

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Notas del capitulo:

¡No he fallado ni un día! Estoy esforzándome, y estoy bastante satisfecha con el resultado.

Era un día tranquilo como muchos otros, trabajaba junto con el resto de sus compañeros y tenían tiempo para conversar. Las ondinas parecían bastante animadas y cuchicheaban entre ellas mientras reían y tomaban turnos para ausentarse mientras el resto se quedaba concentrado en su labor.


Rin se sentía intrigado, la mayor parte del tiempo la pasaba con ellas jugando y pasando el rato, pero últimamente no había nada interesante por hacer en el mundo de los humanos y se había resignado a cumplir con sus labores.


Sin embargo, ver a las chicas tan activas y yendo y viniendo de un lado a otro había despertado su interés. Él no era como el resto de los wallanos que preferían enfocarse en sus actividades, le gustaba nadar por el lago, jugar con las ondinas y observar a los humanos.


Se acercó a investigar y las ondinas le explicaron que había llegado un humano nuevo bastante interesante, que tomaba muestras del agua, de las plantas y pasaba mucho tiempo a orillas del lago. Estaban interesadas en él, pero por más que intentaban atraerlo simplemente nada funcionaba.


Pero les gustaba contemplarlo, parecía diferente y era entretenido para ellas revolotear en el agua cerca de donde él estaba y verlo acercarse con curiosidad aun si solo se interesaba en los peces y las plantas dentro del lago.


Sus comentarios despertaron el interés de Rin y tan pronto como pudo salió de las profundidades a buscar de lo que tanto hablaban. Se aventuró a las orillas del lago y se ocultó entre las plantas que crecían alrededor buscando al humano. No podía ver nada, pero le causaba curiosidad y quería esperar un poco hasta encontrar algo.


Se estaba aburriendo de aquello y justo estaba por irse cuando el movimiento en el agua llamó su atención y se percató de que algunos peces comenzaba a nadar en una misma dirección. Era extraño así que permaneció a una distancia considerable observando lo que atraía a los peces.


Fue así que encontró al humano del que tanto hablaban. Era un chico arriba de los 20 de cabello oscuro y ojos azules tan cristalinos como el agua de aquel lago. Rin estaba intrigado pues lo único que hizo ese humano fue tomar algunas fotografías antes de seguir observando a los peces y usar algunos instrumentos dentro del agua.


Nunca había visto a ningún humano hacer eso y quería investigar un poco; así que se acercó solo unos metros para verlo más de cerca. Estuvo un par de horas ahí y solo pudo ver que tomaba algunas notas sin perder detalle del agua, que seguía usando sus extrañas herramientas y luego se iba.


Sentía demasiada curiosidad  ante el comportamiento del humano y quería saber un poco más así que decidió que volvería un par de veces más hasta entender que hacía ahí.


Habló con sus compañeras y algunas de ellas lo acompañaron varias veces, ellas se acercaron mucho más e incluso revolotearon en el agua intentando llamar la atención del chico pero nada lograba distraerlo de lo que hacía.


Ni sus cantos, ni sus juegos habían despertado algún interés de su parte así que pronto las ondinas se aburrieron. Les gustaba ver al humano, pero si no lograban ninguna reacción de su parte no era tan divertido. Incluso intentaron persuadir a Rin de buscar algo más que hacer pero él estaba empeñado en seguir observándolo.


No desconfiaba de él, en realidad se sentía mucho más tranquilo al verlo que con otros humanos que habían llegado al lago durante algún tiempo. Era especial, podía sentirlo y lo único que quería era contemplarlo un poco más.


Pasó toda una semana solo, alejado a unos metros de él mientras lo observaba analizando que era tan especial en él. Uno de esos días lo vio llevar cosas muy diferentes a las de la vez anterior y totalmente concentrado en dibujar lo que sea que estuviera viendo.


Era casi hipnotizante lo que hacía, así que finalmente decidió acercarse un poco más intentando pasar desapercibido. Fue entonces que vio los dibujos tan maravillosos que tenía, algunos eran de los peces a los que atraía, otros eran del lago y algunos más de las plantas que crecían en los alrededores.


Era un humano muy diferente a los que había conocido antes así que decidió aparecer frente a él, sólo quería ver su reacción y después de eso sabría que hacer.


Haru había vuelto a la hora acostumbrada al lago para seguir con sus investigaciones, debía seguir revisando las condiciones del agua y como se comportaban las plantas y animales que la habitaban así que lo mejor era tener horarios bien definidos.


Repitió la rutina de las veces anteriores, pero esta vez lo primero que vio debajo del agua lo desconcertó. No era un pez ni ningún otro animal que conociera, era una pequeña figura con forma humana que nadaba lentamente hacia la superficie.


Estaba sorprendido y sus ojos no podían despegarse de la figura hasta que finalmente emergió del lago. No medía más de 30 centímetros de alto,  su piel era ligeramente azulada y parecía tener unas cuantas escamas esparcidas por su cuerpo, entre los dedos de sus manos había una fina membrana que los unía, sus ojos y su cabello eran rojos, sus dientes afilados que mostraba en una amplia sonrisa.


Se quedó sin palabras, no sabía cómo reaccionar. Ya antes había escuchado historias sobre seres con forma humana que habitaban diferentes cuerpos de agua, pero siempre se habían descrito como una figura femenina y la que tenía frente a él definitivamente era una figura masculina; además, esas historias no temían ninguna base científica y no se podía creer en ellas.


Sin embargo, el curioso ser seguía frente a él por más que frotara sus ojos; mientras lo miraba con más detenimiento más real se volvía y no encontraba una explicación. Escuchó una suave risa y la criatura volvió a esconderse bajo el agua formando algunos pequeños remolinos mientras nadaba antes de volver a subir a la superficie.


No podía estar viendo mal, esa pequeña figura seguía ahí y nadaba cerca de donde él estaba buscando su atención, incluso le sonreía y sacudía su mano antes de volver a nadar hacia el fondo del lago.


Era increíble, tanto que decidió tomar un pequeño descanso creyendo que quizá el cansancio lo estaba haciendo ver cosas que no existían. Se alejó del lago durante un rato, pero al volver la pequeña criatura estaba sentada sobre una roca y pareció bastante animada cuando regresó.


Se sentía como un loco haciendo eso, pero cuando el pequeño ser estuvo frente a él lo saludó y se presentó, diciendo que podía llamarlo Haru y que no le haría daño. La criatura sonrió como si entendiera lo que acababa de decirle y extendió su mano hacia él intentando tocarlo.


Se acercó a él un poco más sintiendo demasiada curiosidad como para evitar el contacto. Se sentía frío y húmedo, pero no era una sensación desagradable. La criatura volvió a sonreír haciendo algunas señas antes de sumergirse en el lago durante varios minutos antes de volver a salir mostrándole algunas plantas y rocas que había en el fondo.


Se sintió conmovido por la acción y a cambio le mostró algunas de las ilustraciones que había hecho. La criatura las miró con atención y con señas le mostró algunos detalles que debía mejorar para plasmar perfectamente lo que tenía dibujado. Haru hizo los cambios que aconsejó y el dibujo era mucho más realista ahora.


Permaneció unas horas más entre sus investigaciones y pequeñas conversaciones con su nuevo amigo. El tiempo había pasado rápidamente y debía volver al campamento, no sin antes despedirse de la criatura e invitarlo a reunirse al día siguiente.


Rin estaba entusiasmado por ello y asintió con emoción antes de sumergirse en el agua y jugar con algunos de los peces antes de volver con sus compañeros. Se sentía feliz de haber llamado la atención del humano y poder ver con atención que estaba haciendo ahí.


Ninguno de sus compañeros parecía extrañado por su ausencia y lo agradecía, era extraño pero quería ser el único que lo viera y le preocupaba que si alguien sabía acerca de su encuentro con el chico podía acercarse también y despertar el interés de Haru.


Así que siguió escabulléndose varios días más para jugar con Haru, a veces él le hablaba sobre su trabajo y los diferentes ríos, lagos, mares, plantas y animales que había conocido; en otros, Rin le llevaba criaturas del fondo o dibujaba para él cosas que había descubierto mientras jugaba con los peces y otros animales.


En más de una ocasión Haru llevó algo de comida y la compartió con Rin, incluso algunos platillos los preparó pensando que podían gustarle a su peculiar amigo. Y le alegraba ver a Rin sonreír mientras tomaba pequeños trozos de comida mientras sus pies se mecían dentro del agua.


Habían desarrollado una forma de comunicación bastante curiosa, pues aunque Rin entendía el lenguaje humano no podía hablarlo y mucho menos escribirlo, así que utilizaba gestos y movimientos que había aprendido de otros humanos para hacerse entender.


A Haru le gustaba verlo, podía hablarle de todo lo que había aprendido con sus investigaciones y él siempre lo miraba atento esperando escuchar más historias; a veces era Rin quien le contaba cosas sobre la vida subacuática, los historias de los peces y plantas y animales que ya no se podían encontrar pero él conoció.


A veces mientras Haru hacía pruebas y anotaciones Rin cantaba un poco para él, otras se sentaba en la orilla del lago observando a Haru dibujar, y otras tantas ambos pasaban largas horas mirando el agua sin decir más.


Algunas ondinas notaron el extraño comportamiento de Rin y lo siguieron en más de una ocasión, pero ninguna había logrado acercarse tanto a Haru y mucho menos conseguir su atención.


Rin se sentía feliz y especial, le encantaba tener la atención de ese humano y poder compartir tantas cosas con él; desde el día que había decidido acercarse y llamar su atención muchas cosas habían ocurrido, ya era costumbre reunirse con él e incluso lo había dibujado varias veces.


Le gustaba la compañía de Haru, todo sobre lo que podían conversar y la manera en que lo hacía sentir cuando estaban juntos. Nunca se había sentido así con ningún otro humano y tenía la certeza de que también era especial para él.


Había escuchado historias de ondinas enamoradas de humanos y convirtiéndose en sus protectoras, pero no sabía de ningún wallano que hubiera pasado por una situación similar. Y aun así ahí estaba él, tan cautivado por Haru y esperando hora tras hora el momento para nadar a toda prisa a su encuentro.


Tenía muy claro lo que eso significaba y estaba dispuesto a afrontar las consecuencias de sus sentimientos. Sabía que no iba a ser fácil sincerarse, pero estaba decidido y por más que sus compañeros le aconsejaran alejarse al menos para aclarar lo que sentía, él no se detendría.


Así que antes de volver a la orilla del lago para encontrarse con Haru tomó el pequeño dije de plata que guardaba para el momento en que conociera a alguien especial pensando como le explicaría lo que eso significaba.


Nadó rápidamente y cuando llegó él ya estaba ahí, parecía distraído y llamó su atención con su acostumbrada sonrisa. Haru solo sonrió de medio lado mientras lo miraba acercando un recipiente con frutos rojos, que sabía eran los favoritos de Rin.


—Traje esto para ti —le extendió el recipiente mientras Rin sonreía comenzando a comer las frutas.


Haru acercó uno de sus dedos lentamente y tocó sutilmente su rostro, con tal delicadeza que parecía temer herirlo. Rin dejó las frutas mientras lo miraba, en todo ese tiempo no lo había tocado una sola vez y la forma en que lo hizo acompañada de esa mirada melancólica lo hacía sentir extraño.


—Me iré en un algunos días, quería despedirme de ti apropiadamente —notó la confusión en su rostro y no tenía sentido seguir ocultando la situación, mientras más tiempo esperara solo sería más complicado.


Rin comenzó a negar, no podía creer lo que escuchaba y se sentía molesto, incluso traicionado; nunca había mencionado una sola palabra acerca de partir y saber que justo el mismo día que iba a confesar sus sentimientos le revelaba la verdad resultaba demasiado doloroso.


No quería saber nada y se negaba a escuchar a Haru por más que intentara hablar con él, se sentía demasiado herido para entender cualquier cosa que tuviera por decir y solo quería desaparecer, hacer como si nada de eso hubiera pasado y volver a la normalidad.


La voz de Haru se oía cada vez más lejana mientras nadaba, era solo un eco que apenas podía escuchar y tampoco tenía intenciones de atender. Se sentía triste por lo que acababa de suceder y solo quería dejar de pensar en eso.


Pero era imposible, por más que lo intentara no podía simplemente ignorar lo que sentía y fingir que esos meses no habían significado nada. Era difícil lidiar con esos sentimientos y lo único que pudo hacer fue permanecer un par de días en el fondo del lago alejado de sus compañeros y conversando de vez en cuando con los peces.


Fue gracias a ellos que supo que Haru seguía visitando el lago durante cada uno de esos días y no paraba de buscarlo, esperando que en cualquier momento apareciera y pudiera hablar con él.


Seguía pensando en lo solitario que sería no volver a ver a Haru, pero también pensaba en lo triste que sería ni siquiera poderse despedir de él.


No podía seguir huyendo así que volvió a tomar el dije antes de nadar tan rápido como le era posible hasta la orilla del lago, ni siquiera estaba seguro de que él estaría ahí y aun así no podía detenerse.


Al llegar Haru estaba ahí, y se veía tan sorprendido como Rin con ese encuentro. Los dos se miraron sin ser capaces de hacer o decir algo, ambos sentían que lo que ocurriera en ese momento sería decisivo para ellos y no podían actuar de manera imprudente.


Haru estaba a punto de hablar, pero Rin lo detuvo. Se notaba avergonzado por lo que había ocurrido unos días antes, pero Haru no estaba molesto y quería que lo supiera así que suavemente tocó su rostro esperando que lo mirara.


—Lamento no haberlo dicho antes, pero el tiempo pasó más rápido de lo que esperaba...


Rin volvió a detenerlo, y pese a lo difícil que creyó que sería explicarle lo que quería decir desde la última vez en que se encontraron el chico había entendido lo que expresaba. Ni siquiera sabía que responder y solo pudo acariciar su rostro suavemente mientras se acercaba aun más al agua con su vista clavada en él.


Rin sonrió ampliamente dejándose llevar por la sensación cálida, de nuevo la felicidad lo había invadido y quería conservarla todo el tiempo que pudiera. Le pidió a Haru extender su mano frente a él y en cuanto lo hizo colocó el dije sobre ella.


Haru lo miró con curiosidad antes de observar el dije y sentir las manos de la criatura sobre él, sus ojos permanecían cerrados mientras una pequeña luz irradiaba de sus manos y una sensación de tranquilidad lo invadía.


Sus miradas se cruzaron y un brillo peculiar se grabó en ellas sin despegarse una de la otra. Permanecieron unos minutos más observándose en completo silencio sin querer romper la atmósfera que se había formado entre ambos.


Haru volvió a acariciar su rostro suavemente antes de de despedirse de él prometiendo volver tan pronto como le fuera posible. Rin no pudo evitar  reír mientras lo miraba alejarse lentamente sin dejar de repetir que volvería y que debía esperarlo.


Cruzó sus manos y apoyó su rostro sobre ellas sin dejar de verlo; sabía que lo extrañaría y su vida no volvería a ser la misma sin él ahí, pero no podía retenerlo ni partir a su lado, solo le quedaba esa promesa y el consuelo de ser su protector sin importar la distancia entre ellos.


Mientras tanto Haru mantenía el dije entre sus manos presionándolo contra su pecho mientras se esforzaba por grabar en su mente la sonrisa de Rin durante su despedida. Esa expresión había sido tan especial y diferente al resto que ni siquiera se sentía capaz de capturarla en un retrato como los muchos más que tenía guardados.


Pero no quería olvidarla, debía recordarla y atesorarla hasta ser capaz de reencontrarse con él y volver a apreciarla.

Notas finales:

Quise probar esta temática porque nunca había escrito nada parecido, y me siento bastante conforme con el resultado. Espero que les haya gustado y no podamos leer mañana.


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