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RinHaru week 2020 por Yaoi lovers

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Notas del capitulo:

Solo quedan dos días más de la semana ¡No puedo creer que pasara tan rápido!

Haruka Nanase era famoso por dos razones: sus grandes habilidades para la natación y su poco tacto para tratar con sus entrenadores. En menos de dos años había ganado casi todas las competencias en las que participó, pero al mismo tiempo en cada una su entrenador había sido una persona diferente.


No era un secreto que trabajar con Haru era difícil, era casi imposible hacerlo entrar en razón y si se sentía atacado o simplemente no estaba cómodo con la relación entre él y su entrenador terminaba de tajo con ella sin dar más explicaciones.


Tanto deportistas como entrenadores lo admiraban, pero también se sentían intimidados estando cerca de él. Siempre con esa mirada distante y sus respuestas con monosílabos sin importar la situación en que se encontraran; nunca lo veían sonreír o fruncir el ceño, siempre la misma expresión imperturbable que no dejaba entender lo que estaba sucediendo.


Al principio de su carrera profesional muchos entrenadores se habían acercado a él ofreciéndole su guía, queriendo estar cerca de la joven promesa de la natación y ser quien exponenciara esas habilidades hasta llegar a la cima. Claramente no todos podían hacerlo y cuando Haruka por fin eligió un mentor el resto esperaba la más mínima oportunidad para acercarse a él.


Cuando su entrenador y él se separaron se armó un gran escándalo y de inmediato surgieron muchos candidatos para ocupar su lugar, pero pasadas dos o tres competencias máximo era el mismo entrenador quien anunciaba que dejaría el puesto libre para el siguiente.


Al principio para nadie era claro lo que ocurría y pensaban que solo se trataba de diferencias de intereses o algo parecido, pero luego de varios entrenadores que huyeron tan pronto como les fue posible supieron la razón. El misterio se había esclarecido y muchos entrenadores evitaban cualquier tipo de contacto con Nanase salvo unos cuantos ingenuos que pensaban que podrían con la situación.


Todos habían fracasado y el agente de Haru estaba desesperado por encontrar un nuevo entrenador. Por todos los medios posibles intentaba hablar con él para entender lo que sucedía, pero se negaba a responder sus preguntas.


La situación empeoraba y dado que casi todos los entrenadores reconocidos y con amplia experiencia con nadadores profesionales se habían negado a trabajar con él tuvo que recurrir a su última opción: buscar entrenadores en clubes de natación pequeños e incluso escolares esperando que la mala fama de Haru no llegara tan lejos.


Sin embargo muchos rechazaban la oferta, una cosa era enseñar a niños a nadar o preparar adolescentes para competencias escolares y otra completamente diferente preparar a un nadador profesional para competencias internacionales.


Si la situación seguía así probablemente la carrera de Haruka acabaría y no podía permitir que se arruinara por su mal comportamiento. La búsqueda en universidades había sido un fracaso también, aunque la última universidad a la que acudió le recomendó a un chico que se había graduado con honores en nutrición deportiva además de tener múltiples cursos en salud deportiva, y que luego de unos años preparando al equipo de la escuela había decidido dejar el puesto. No sabían que había sido de él luego de eso, pero mantenían su información de contacto y se la proporcionaron esperando que pudiera ayudarle.


Sus expectativas no eran muy altas, pero era mejor tener al menos a alguien que diera la cara por el desempeño de Haru a dejarlo seguir por su cuenta pese a la experiencia con la que ya contaba. Y sin nada que perder contacto a quien creía que arreglaría sus problemas.


—Sí, me gradué con honores y entrené varios años al equipo; pero llevo mucho tiempo solo enseñando a niños a nadar, no creo ser la mejor opción.


—Todas sus referencias fueron maravillosas, y de alguna manera él es como un niño. Además me han contado que siempre está al pendiente de las competencias y sigue actualizándose aunque no entrene de manera profesional —estaba desesperado y no sabía que hacer para convencerlo—. Tengo toda la información que necesita para formular el plan ideal de entrenamiento, estoy seguro de que solo usted podría hacerlo...


Y luego de esa conversación había pasado algunos días revisando la información que el agente le dio además de ponerse al día con uno de sus ex profesores de la universidad para saber todo lo que necesitaba conocer antes de enfrentarse al nuevo reto que había aceptado. No importaba que se tratara de un novato, había muchas cosas en las que estaba desactualizado y ya que pusieron su carrera en sus manos debía dar su mayor esfuerzo.


Llegó temprano al lugar en que el agente le dijo que debía reunirse con el nadador, ni siquiera sabía como lucía o su nombre pero le aseguró que en cuanto se encontraran lo reconocería. Se sentó en las gradas mirando hacia la piscina intentando no pensar demasiado en lo que podría pasar.


—¿Eres Matsuoka? —una figura se paró frente a él trayéndolo de vuelta a la realidad.


Se quedó en silencio durante unos segundos, reconocía a la perfección a esa persona y no podía creerlo. Todo parecía demasiado irreal, pero no tenía ningún sentido que supiera su nombre si el nadador a quien esperaba no era él.


—Sí, soy yo... —seguía sin saber que decir, debía ser una broma demasiado pesada o incluso un sueño.


—¿Tienes el plan de entrenamiento? Se supone que lo tendrías listo para hoy.


—Claro, lo organicé en varias etapas de acuerdo con el tiempo antes de la siguiente competencia —aun sin entender lo que ocurría tomó las hojas que llevaba y se las entregó para que pudiera observarlas—. También organicé un plan alimenticio para estos días...


—Te veré en la competencia —Haru tomó las hojas y sin esperar que Rin terminara de hablar se alejó del lugar.


Rin intentó detenerlo, pero no parecía tener intenciones de dedicarle más tiempo que ese; no tenía ningún sentido lo que acababa de ocurrir y rápidamente buscó el número del agente para aclarar la situación.


Sin embargo, él tampoco podía darle una explicación pues de antemano habló con el chico y habían llegado al acuerdo de que al menos lo intentaría durante un par de competencias antes de tomar una decisión. Se suponía que hablaría con él y organizarían sus tiempos para poder seguir la rutina que hubiera planeado, no que simplemente recogería las indicaciones y desaparecería.


Luego de disculparse tantas veces como le fue posible con Matsuoka le aseguró que volvería a hablar con Haruka para solucionar ese inconveniente y apenas tuviera una respuesta suya se comunicaría con él para indicarle donde y cuando debían reunirse de nuevo.


Sin embargo, Haru aun no tenía intenciones de cooperar de alguna manera y Rin no podía hacer más que asistir a todos los lugares en que supuestamente por fin podría hablar con él para presentarse formalmente como su nuevo entrenador y poder iniciar con la rutina que había planeado para él.


Pero día tras día era exactamente lo mismo, por más que Rin intentara hablar con él y guiarlo, que es lo que debía hacer pues para eso lo habían buscado, Nanase lo evadía de todas las formas posibles e ignoraba por completo lo que tenía por decir.


El tiempo pasó rápidamente y sin haber conseguido un solo avance, la fecha de la competencia por fin había llegado. Rin debía presentarse pues sería ese el momento en que revelarían quien era el nuevo entrenador de Haruka y él no podía presentarse así nada más.


Aunque por primera vez desde el día en que se conocieron no huyó, ni siquiera lo miraba y mucho menos hablaba con él, por más que Rin hiciera preguntas o intentara repasar lo que debía considerar antes de empezar la carrera. Todo el tiempo fue solo él repitiendo palabras sin ningún tipo respuesta o reacción de parte del nadador.


La competencia termino, Haru había ganado de nuevo y apenas pudo salir se escabulló rápidamente sin dar tiempo a que pudiera siquiera hablar con él; aunque al día siguiente el agente volvió a contactarlo y sin dejar de disculparse le dio la fecha para la siguiente competencia y, prometiendo que esta vez no se escaparía, pidió el plan de trabajo para ese tiempo.


Rin elaboró todo lo necesario y asistió al sitio en que se reunirían intentando pensar en una manera de detener a Nanase si volvía a escapar. Aunque esta vez el agente estuvo presente también y no dejó que se fuera hasta después de discutir los detalles del plan que Matsuoka elaboró para él.


Y aun así la relación entre ellos no había mejorado, solo el día en que su agente estuvo presente había fingido interés en lo que el pelirrojo decía, pero luego de eso había faltado a todas las prácticas que habían acordado. Rin comenzaba a cansarse de la situación y no sabía que hacer, tampoco estaba dispuesto a ceder tan fácilmente y debía esforzarse un poco más.


Apenas y había logrado irrumpir en la vida de Haru colándose a sus prácticas y sesiones de ejercicio, le había hecho algunas observaciones y aun así se negaba a seguir sus indicaciones insistiendo en que tenía el control sobre todo y la única razón por la que le habían dado el puesto de entrenador era para mantener las apariencias.


La situación siguió así durante algunas competencias y Rin intentaba no desanimarse, se sentía presionado pues sabía que los reflectores estaban sobre él debido a Haruka y que las expectativas sobre su trabajo eran muy altas, además de que ni los medios ni otros deportistas o entrenadores tendrían piedad con él si fracasaba.


Era consciente de lo que ocurría y había hecho un esfuerzo casi sobrehumano para evadir a los medios que buscaban una entrevista buscando el más mínimo error para demeritar su trabajo, además de ignorar las especulaciones y chismes que comenzaban a surgir en torno a él para no volverse loco.


Pero también era consciente de que el desempeño de Nanase no estaba siendo el mejor, sus tiempos seguían siendo de los mejores, pero se había estancado y en cualquier momento algún nadador podría superarlo. Sin embargo, por más que quisiera hacerlo entender y ayudarlo a mejorar era imposible entablar una conversación con él y aun más complicado era convencerlo de que debía seguir la rutina que diseñó.


Así llegó una competencia más, y tal como se especulaba y Rin temía, el desempeño de Haruka se quedaba atrás respecto al resto de competidores y esta vez no había logrado llegar en primer lugar. Hubo un gran revuelo y los acorralaron mientras intentaban alejarse del estadio.


Todos querían escuchar lo que Haru tuviera por decir mientras insinuaban que todo se debía a la mala elección que había hecho con su último entrenador pues no tenía ningún tipo de experiencia en el campo profesional, ni como nadador ni como entrenador, y que era evidente el porque sus resultados eran deficientes.


La situación se estaba saliendo de control hasta que, casi como un milagro, el agente de Haruka había logrado esquivar a la prensa y llevarse a ambos lejos de todo el escándalo. El ambiente era tenso y sabía que era un asunto entrenador-nadador en el que no debía interferir. Solo los llevó hasta un sitio seguro antes de dejarlos con la esperanza de que esta vez pudieran hablar de la situación.


—¿Me puedes explicar que acaba de pasar? Pareciera que no estás practicando y que ni siquiera estás siguiendo una rutina, además de que seguramente no estás siguiendo el plan alimenticio y sólo estás haciendo lo que mejor te parece —Rin estaba molesto, y aunque sabía que actuar a la defensiva no ayudaba demasiado, esperaba al menos conseguir que Haruka hablara—. Todos me responsabilizan por esto y es solo porque no tienen idea de lo testarudo que eres, me culpan y me señalan...


—¿Y qué esperabas? Solo estás en este lugar para ser quien reciba las críticas —Haru también estaba molesto y explotó, para él también estaba siendo difícil y lo que menos quería era ser criticado—. Ni siquiera eres nadador, y por más impresionantes que puedan ser tus logros académicos eso no significa nada para las competencias reales ¿Crees que por haber sido entrenador de un equipo universitario tienes las habilidades para entrenar un nadador profesional?


Se había exaltado y no pudo evitar reaccionar de esa manera, estaba cansado de la situación y ni siquiera había medido sus palabras antes de hablar. Se formó un silencio incómodo hasta que la risa de Matsuoka llegó a sus oídos provocando que volviera a la realidad sin entender que estaba ocurriendo.


—Tienes razón, fue mi culpa por aceptar esto cuando sabía que era la peor opción —rascó su nuca suspirando de manera profunda, Haruka estaba a punto de hablar, pero se lo impidió—. Aunque creo que ni tú ni tu agente están bien informados. Han pasado muchos años desde la última vez que nadé de forma competitiva, desde la preparatoria para ser precisos. Era bastante bueno ¿Sabes? Gané algunas competencias y estuve a punto de llegar a las nacionales en mi último año. Mi abuela siempre dice que tenemos una maldición: el agua reclama a los hombres de la familia; ocurrió con mi abuelo, con mi papá... Y de alguna manera conmigo.


Una risa amarga escapó de sus labios volviendo a llenar sus pulmones de aire, era difícil hablar de eso luego de tanto tiempo y mucho más en esa situación, pero Nanase había tocado un tema sensible y no podía hacer como que nada había ocurrido.


—El barco donde viajaba papá tuvo un accidente mientras yo estaba en las regionales, había pasado a las finales en 100 y 200 metros en mariposa; estaba ansioso por llamar a casa y contarles a todos —sonreía, pero en sus ojos solo había sufrimiento—. Mientras volvíamos a la escuela recibí una llamada de mamá, pensé que quería saber los resultados y estaba entusiasmado por decirle... Pero era obvio que no estaba bien, me habló de la tormenta, el accidente, la búsqueda...


Su voz se quebró, recordaba cada evento como si estuviera pasando en ese mismo instante y era demasiado para contenerse. Por más tiempo que pasara el recuerdo de ese día le pasaba factura y lo atormentaba aunque hubiera aceptado que no podía evitarlo y que no era su culpa.


—Pedí permiso para volver a casa ese mismo día, no me presenté en las nacionales y no quise volver a saber de la natación. Pero el agua reclama a los Matsuoka, y no podía dejarlo tan fácilmente; no quería volver a nadar, pero no quería alejarme de la natación. Quizá ayudar a otros a cumplir el sueño que yo no pude solucionaría todo; funcionó un par de años, por eso varios alumnos siguieron de manera profesional. Pero era demasiado, seguía cuestionándome que hubiera pasado si me hubiera presentado en las nacionales, si papá no hubiera estado ahí...


De nuevo el silencio, denso y sofocante; Haru seguía sin entender del todo lo que estaba ocurriendo, pero comenzaba a sentir culpa por ser tan insensible y sentía que debía hacer o decir algo, aun si era incapaz de cualquiera de las dos.


—Lamento haberte hecho perder el tiempo, espero que encuentres otro entrenador pronto —y sin esperar nada más salió del lugar.


Haru estaba desconcertado, no esperaba que todo eso ocurriera y menos aun que Rin hablara de algo tan privado sin reprimirse. Ni siquiera podía entender porque le había dicho eso, si bien era cierto que la principal razón para contratarlo era tener un rostro que mostrar para justificar lo que ocurriera dentro de la piscina, también había sido elegido por sus méritos que parecían casi increíbles y porque necesitaba alguien que guiara su carrera para mejorar sus habilidades.


Rin no tenía la culpa del resultado de la carrera, él mismo había saboteado su entrenamiento porque esperaba que en cualquier momento desistiera con él. Todos lo hacían luego de unos cuantos días, pero él no ¿Por qué? Ni siquiera lo escuchaba o intentaba seguir su rutina ¿Por qué seguía insistiendo?


Pasada la emoción del momento comenzó a sentirse culpable, se había excedido con sus palabras y al final Matsuoka también había decidido marcharse; era lo que quería ¿No? Entonces ¿Por qué no se sentía satisfecho? Era una sensación extraña y que ni siquiera podía ignorar.


Pero no podía hacer demasiado, solo esperar para ver si lo que Rin dijo era verdad o si también lo hizo en un arranque de enojo. Además tenía que resolver el asunto con la prensa, lo que menos necesitaba en ese momento era otro escándalo y debía encontrar una manera de relajar el ambiente antes de presentarse nuevamente en una piscina.


Su agente recomendó un descanso, fingir que había sufrido una lesión y que necesitaba descanso y terapia antes de volver a presentarse. Con eso explicarían su bajo rendimiento, la salida de Rin si hablaba en serio, y ganarían un poco de tiempo para buscar un nuevo entrenador.


Haru pasó varios días solo ejercitándose un poco y visitando a un doctor que su agente conocía para seguir con la farsa de la lesión; habían logrado tranquilizar a los medios, aunque de vez en cuando alguno sugería que todo el asunto de la lesión era culpa suya por no seguir las indicaciones del entrenador y que una vez más lo dejarían por su mal comportamiento.


Estaba cansado de eso, pero no podía refugiarse en el agua o levantaría sospechas, solo le quedaba esperar hasta que pudiera acabar con todo el espectáculo. Incluso le pidió a su agente que contactara a Rin para intentar arreglar la situación y que su regreso fuera menos caótico, pero por más que lo llamara él no respondía.


El aburrimiento lo estaba matando, así que decidió revisar el plan que Matsuoka había elaborado para él. Sabía de los logros de Rin, pero le sorprendió que fuera tan detallado con cada uno de los aspectos de su entrenamiento y que no simplemente hubiera seleccionado algunos elementos de sus viejas rutinas para mezclarlos.


Quizá lo había juzgado antes de tiempo, y de verdad solo quería ayudarlo. Pero eso no hacía más fácil la situación; por el contrario, la culpa crecía y lo hacía sentir que todo lo que había hecho con él estaba mal. Necesitaba urgentemente encontrar a Rin o no podría volver a estar tranquilo.


No había sido fácil encontrarlo, dado que no respondía las llamadas no había forma de contactarlo, aunque al final lo había logrado investigando un poco. Fue así como llegó al club de natación en que Rin trabajaba.


Se acercó a la recepción y preguntó por él, se identificó diciendo que era un amigo y era muy importante hablar con él. Tampoco había sido fácil que lo dejaran entrar para poder hablar y además le pidieron que permaneciera en las gradas mientras terminaba con el grupo que atendía.


Estaba atento a lo que hacía, veía el ánimo en el rostro de los pequeños y la felicidad en el de Matsuoka mientras los felicitaba por sus logros; era dedicado, les señalaba a cada uno los aspectos que debía cuidar y les mostraba la forma correcta de hacerlo. Los niños se mostraban felices y sintió una sensación extraña mientras pensaba en lo fácil que era para ellos hablar con él.


Al terminar la sesión uno por uno comenzaron a salir de la piscina y Haru por fin se acercó sin ser capaz de hablar aun. Se mantenía ahí de pie hasta que uno de los chicos se acercó a él preguntando si era el de la revista. No entendía a que se refería y antes de poder decir algo un grupo de niños lo había rodeado mientras hacían preguntas.


El alboroto de los niños llamó la atención de Rin y rápidamente fue a ver de que se trataba; sin embargo, su sorpresa fue aun mayor cuando vio quien causaba tanto caos con su simple presencia.


—Deberían ir al vestidor, siguen mojados y pueden resbalarse o resfriarse...


—Es el de la revista entrenador —el primer chico que se había acercado a Haruka habló mientras los demás lo imitaban—. ¿Es tu amigo?


Rin no supo que responder, pero volvió a tomar el control de su grupo y los envió a los vestidores para cambiarse recordándoles que más grupos irían a sus clases y debían dejar todo limpio y en orden antes de marcharse. Tras asegurarse de que todos hubieran atendido su indicación fue hasta donde Haru estaba.


—Se supone que deberías estar en terapia para tratar tu lesión —era obvio que se enteraría, y no entendía que significaba su presencia ahí si era obvio que tenía un plan para explicar lo que ocurría.


Haruka no respondió, aun si tenía muy clara la razón para estar ahí, poner en palabras lo que sentía era complicado. Rin aun tenía trabajo así que se disculpó con él por no poderse quedar más tiempo antes de dar la vuelta para retirarse.


—Quiero hablar contigo —sus palabras lograron detenerlo y era evidente que estaba confundido por lo que pasaba—. Las cosas no terminaron bien entre nosotros, así que...


De nuevo no fue capaz de sincerarse y explicar el motivo de estar ahí, tenía claro lo que iba a decir, pero hacerlo estaba siendo tan complicado que simplemente era incapaz de hablar por más que lo intentara.


—Fui yo quien lo dejé, así que no tienes de que preocuparte. Aun debo trabajar y no puedo quedarme más tiempo —volvió a dar la vuelta hasta sentir a Haru sosteniendo su muñeca para retenerlo.


—Quiero disculparme —su mirada era seria, no quería dejar las cosas así.


—Aun tengo algunas clases pendientes —suspiró profundamente mientras lo miraba, no entendía a que quería llegar y tampoco creía justo solo ignorarlo—. Termino en unas horas, si quieres esperar...


Haru se mantuvo en las gradas observando a Rin, tenía una gran habilidad para que los niños lo entendieran y era evidente que confiaban en él. Todos lo llamaban y querían que observara sus avances o que les explicara de nuevo algo sobre la técnica.


Una vez que terminaron, ambos salieron del lugar y fueron hasta un pequeño parque cercano; se sentaron en una de las bancas y, pese a que Haru le había pedido una oportunidad para conversar, se había mantenido en silencio todo el tiempo.


—No quisiera apresurarte, pero si no tienes más que decir...


—Lo siento, de verdad. Solo hablé sin pensar, sé que soy el único responsable de lo que ocurrió en esa competencia porque ni siquiera escuché lo que tenías por decir... Y lamento también lo que dije sobre ser nadador, no creí que...


—Está bien, es algo en lo que intento no pensar demasiado —no entendía lo que quería lograr con eso, pero tampoco quería hablar más del tema—. Así que supongo que eso es todo, acepto tus disculpas, sin resentimientos.


—También... Quería pedirte que reconsideraras ser mi entrenador —eso en verdad lo había tomado por sorpresa y solo pudo verlo mientras seguía en silencio—. En estos días revisé el plan que preparaste para mí, y luego de ver la dedicación que pones en tu trabajo creo que podría...


—Estoy al tanto de tu mala reputación, y aunque lamento que sea difícil para ti conseguir un nuevo entrenador no voy a volver —Haruka lo miró sorprendido, quería aclarar la situación, pero no sabía como hacerlo—. No se trata de ti, o de mis razones para dejar la natación; sólo no quiero volver a las competencias, eso es todo. Lamento no poder ayudarte, espero que encuentres un entrenador a tiempo —y sin esperar que dijera algo más se levantó y se fue del lugar.


Pero Haru tampoco estaba dispuesto a ceder tan fácilmente, así que siguió asistiendo durante muchos días al club de natación. Había comenzado a conversar con alguno de los niños de los grupos de Rin, e incluso en más de una ocasión mientras él atendía  algún otro asunto se acercaba a los chicos y aclaraba sus dudas.


Rin comenzaba a sentirse incómodo, Nanase no era peligroso y los niños comenzaban a encariñarse con él, pero seguía creyendo que se trataba solo de un plan para hacerlo volver. Agradecía su apoyo y le alegraba ver a todos tan entusiasmados cuando se involucraba en las prácticas, pero debían poner un fin a esa situación.


—Oye, es en serio. No importa cuantas cosas hagas, no vas a convencerme de regresar. Tengo mis motivos y...


—Esos chicos confían en ti ¿Cierto? —Rin no entendía a que quería llegar y solo asintió sin dejar de verlo—. Se supone que deberías poder confiar en tu entrenador, y que debe conocer tus debilidades y fortalezas para ayudarte a mejorar tu desempeño. Nadie esperaría que esa persona en quien decidiste confiar sea quien te traicione.


Haruka se mantuvo en silencio unos segundos, parecía que tenía algo muy importante por decir y necesitaba encontrar las palabras adecuadas para hacerlo. No quiso incomodarlo así que solo lo observó esperando que continuara.


—Todos creen que ningún entrenador quiere seguir conmigo por mi mal carácter, pero la realidad es que yo no quiero que nadie sepa la suficiente de mí para usarlo en mi contra. Cuando elegí a mi primer entrenador fue por su experiencia, parecía el indicado y fue el único que no estaba interesado en mí solo por ser un prodigio en la natación.


Hubo una nueva pausa, demasiado larga para el gusto de Rin, pero la expresión que Haruka tenía en ese momento gritaba que necesitaba sincerarse para poder seguir adelante.


—Confiaba en él, y no le ocultaba nada. Me conocía a la perfección y sabía la manera de llegar a mí... Fue una revisión médica, y el doctor dijo que si seguía con la rutina de ejercicios que llevaba me lesionaría y podría ser grave; quise consultarlo con mi entrenador porque no entendía lo que estaba ocurriendo... Y fue cuando descubrí que intentaba sabotearme —su sonrisa era amarga, recordaba a la perfección lo que sucedió ese día y aun cargaba con eso—. Nunca entendí porque lo hacía, pero cuando pregunté ni siquiera intentó negarlo y solo se burló. No estoy dispuesto a pasar por lo mismo, así que si son ellos los que deciden irse no tendré que cargar con eso.


Rin estaba sorprendido, había escuchado de lo repentino que fue la separación de Nanase y su entrenador, pero nadie dio explicaciones y ni siquiera especularon al respecto.


—Hagamos algo ¿De acuerdo? En el club siempre se necesita ayuda, a los chicos les agradas y tienes algo de tiempo antes de volver a las competencias; tienes el plan de entrenamiento que te di y podemos trabajar sobre ello...


 


 



* * *



 


 



La competencia había terminado y los gritos de emoción no se hicieron esperar, luego del resultado en la última competencia y la supuesta lesión que lo hizo tomar un descanso, nadie creía que Haru se recuperaría tan pronto y volvería a encabezar la tabla.




Caminó hasta donde Rin esperaba con la mano levantada y mirándolo con la emoción desbordando por los poros de su piel. Sus palmas chocaron en el aire, como tantas veces lo vio hacerlo con los chicos del club.




—Nada mal para un nadador que se recupera de una lesión... —quería bromear, habían pasado tantas cosas en los últimos meses que sentía que Haru necesitaba relajarse un poco.




—Supongo que tengo un gran entrenador —se mantuvo serio, incluso cuando quería reír al ver la expresión avergonzada de Rin.




—Seguro todos querrán entrevistarte ¿Estás listo para eso? —quería distraer la atención de lo que acababa de ocurrir y no encontró otra manera.




—Le avisé a los chicos de la competencia, y tengo más ganas de hablar al respecto con ellos —sonrió mientras seguía a Rin, en verdad estaba ansioso por escuchar lo que los niños tuvieran por decir y solo pensaba en ello.




Luego de todo el tiempo que tuvieron para conocerse había descubierto muchas cosas sobre él, y le divertía lo fácil que era avergonzarlo. A veces la respuesta de Rin lo dejaba sin palabras, pero se sentía cómodo como nunca antes.


Rin se sentía de la misma manera, antes de ser entrenador de Haru no había logrado sentirse tranquilo, e incluso era muy difícil para él pensar en que los chicos a los que entrenaba lograrían lo que él tanto había soñado y no consiguió. Pero desde que su relación mejoró no había vuelto a tener esa sensación tan desagradable, quería seguir apoyando a Haru y acompañarlo en ese camino.




Quizá todo lo que había ocurrido antes de conocerse era necesario, quizá fue cosa del destino que coincidieran hasta ese momento y por eso no había confiado en nadie hasta que él apareció. O quizás era una simple coincidencia y pudo resultar igual que con el resto de sus entrenadores. Pero fuera lo que fuera, le alegraba que Rin fuera su entrenador.

Notas finales:

Debo admitir que sufrí mucho por hacerle esto a Rin, pero quería hacer algo un poco diferente a lo que acostumbro escribir y ya que me encanta como se impulsan entre ambos creí que verlos en esta situación podía ser interesante. Espero que también les gustara y leermos mañana.


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