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Hotel Santuary (AiorosXSaga Yaoi Lemon) AioSa por AMMU TEIKOKU YUDAINA

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Notas del capitulo:

Hola mis terrones de azúcar, este es un regalo para un terrón de azúcar que hoy es su cumpleaños, así que felicitenla por favor.

Fuduko-Saint, espero que te guste tanto. 

Disfrútalo por completo por favor y come mucho pastel. 

---Al día siguiente---

Los empleados de este hotel se preparan para tomar sus turnos correspondientes.

Checando su entrada aquellos que recién llegan y la salida para quienes ha terminado la jornada.

Sin duda no están del todo contentos con las exigencias cada vez más ridículas de los supuestos dueños del lugar, pero no se quejaran, al menos ellos tienen la opción de irse si así lo desean o encontrar algo mejor.

Algo que cierto peli azul no tiene por nada del mundo.

Mas él seguirá adelante, debe continuar por su familia, la verdadera dueña de este hotel.

Lamentablemente cada día que transcurra no significa nada bueno, al contrario sabe que demolerán el hotel, si es que los usurpadores llegan a obtener lo que quieren.

Acceder a una mayor fortuna con un matrimonio que se dé con la familia invitada.

Aunque Saga aun no los conoce del todo, tan poco es como que desee hacerlo, se ha de imaginar que con como Itiá, Krest, Degel y Camus, solo codiciosos por el dinero, malas personas.

No es propio de este joven juzgar así a los demás, pero está llegando a un punto de quiebre que siente su vida truncada, sin ninguna posibilidad de triunfo.

Su rostro revela el dolor que vive día con día, fuera de los maltratos o insultos, eso siente que lo puede soportar, pero saber que jamás recuperara lo que alguna vez fue un sitio que representaba a felicidad misma, le atormente el corazón, sintiéndose derrotado por no proteger, por lo que todos sus antepasados lucharon.

Cruelmente para él, nadie podría ayudarlo, necesitaría muchas cosas para siquiera intentarlo, pero no tiene los medios, ni forma posible para hacer algo, que solo mantenerse allí y soportar hasta que ya ni pueda más o la vida se le vaya.

Un día más, una sonrisa forzada y falsa demuestra, saludando a sus demás compañeros, que hasta este punto es la única familia que tiene.

La cocina es donde se reúnen poco antes de iniciar.

Puede escuchar los chistes del chef Aldebarán, las risas de los demás empleados destinados a la cocina, las burlas que lanza Death Mask, un novato que logra hacer bastantes cosas, pero su actitud grosera no ayuda del todo.

La inocencia de uno de los empleados más jóvenes, escuchando palabras en doble sentido, pero riendo por qué es lo que atina hacer, antes de tener que escuchar el llamado, que le indicara que existe algún desperfecto en el recinto.

Saga ve que todos tienen cosas agradables que contar, incluso quejas como cualquiera, la mayoría aún mantienen una familia con ellos y otros aunque no la tengan, tienen recuerdos gratos con ellas y nadie que los atormente, un lujo que el peli azul nunca se ha podido dar, desde que quedo solo.

Pero no llorara, no lo hará… Pues, ayer en la noche, algo sucedió… Cuando creyó que estaba ya por completo envuelto en una miseria, que no encontraría luz en este mundo, alguien llego.

Torpe, idiota, inocente y bastante infantil, llega para casi matarlo de un susto o de una caída, creyendo que evitaría que el peli azul cometiera alguna idiotez.

Lo que Saga desea borrar son esos ojos verdes, como los de un precioso bosque que lo han hecho perderse en ellos, su sonrisa lo motiva a los nervios estar, ese abrazo que se le dedico, que si bien fue para salvarlo de algo que jamás ocurriría, se dio cuenta que se sintió seguro, como hace años lo había sentido.

Su corazón late de solo recordarlo, sus mejillas se ruborizan, desea acabar con este tormento, no puede enamorarse, eso de seguro opacaría sus verdaderos deseos, su decisión de recuperar lo que alguna vez perteneció a sus suyos.

Además… Para el peli azul sería imposible que de verdad alguien lo quiera o ame, no es nada… no es nadie, no posee nada a su favor.

Incluso el pobre joven, cree sentirse de lo más horrible en este mundo.

Un ser inferior, poco agraciado, que todos podrían jugar con él y nadie lo protegería… Esta solo, y debe saber cuidarse a sí mismo…

Evitar que alguien se entrometa en su camino.

Si bien, se nota el daño que le han hecho a Saga años de maltrato, humillaciones, diciéndole cosas que solo servía para algo, y es servir, claro que cobran factura, y lo hacen replantearse bien, si alguien se fijaría en él.

Juzgara antes de conocer por protegerse, pues no quiere cometer errores que le hagan más difícil la vida.

Sera cuidadoso.

Con un suspiro, piensa ir a cumplir las miles de tareas que se le encomiendan, que desde luego es imposible hacer en un solo día, pero son infinitas, no se acaban para él.

Incluso su rostro luce cansado, pero debe mantenerse de pie, nada lo debe quitar de sus pensamientos, ni siquiera un sentimiento que está decidido en erradicar de una vez, no puede permitirse que esto continúe.

A casi nada de salir de la cocina, pensando que nadie lo ha notado, y marcando su “Entrada”, quería solo dirigirse a cumplir los deberes, pero es detenido por una tosca y grande mano, que lo sostiene del hombro.

-¿A dónde crees que vas?- La sonrisa del más alto irradiando alegría extrema.

-A trabajar, es hora…- Contesta sin muchos ánimos.

-Ya sé, pero no has desayunado, recuerda que es el alimento más importante del día- Puede que los años de diferencias sean muy pocos, pero… Aldebarán se preocupa por todos sus amigos que ha hecho en ese hotel y sobre todo, no puede permitir que Saga se siga mal pasando, a casi no comer y estar más decidido a seguir adelante con todo.

Como si inconscientemente, quisiera dejarse morir de una vez.

-No tengo hambre, lo hare después y…- Quiere sonreír para que nadie se preocupe, pero… Le cuesta tanto.

-Anoche apenas si cenaste, si no fuera por Shura que te obligo a venir a la cocina después de tu arduo trabajo, te hubieras dormido con el estómago vacío- Niega con la cabeza el castaño grandote.

-Pero… Si no…- Sin más es jalado con cuidado por el brazo, para ser sentado en una caja de rendijas, por el momento es el único asiento disponible.

-Ya, solo come de una vez, y ya te iras a trabajar- El grandote, no lo dejara ir, sin que se asegure que terminé todo en el plato.

El cual se lo da en las manos, con una buena ración de comida, al ser un desayuno, es ligero en lo que cabe.

Un poco de fruta, un hotcake y algo de jugo de naranja, sabe que el peli azul no es de comer mucho, pero aun así esta cantidad es demasiada para quien debe terminarla.

Además que lo duce no es algo que Saga desee, por eso solo un poco de mantequilla encima.

Sin embargo conociendo a Aldebarán y que esta su amigo Mu allí, no lo dejaran ir sin que termine todo el contenido en el plato.

-Es mucho…- Dice algo apenado.

-Es suficiente, Saga… Solo come, no debes de malpasarte tampoco- La dulce voz del más joven del lugar, intenta hacer entrar en razón al otro, dedicándole una sonrisa sincera.

-No quiero meterlos en problemas…- Baja la mirada, sabiendo que ellos a veces son sobrecargados de trabajo, solo por ser buenos con él.

El odio que recae en sus amigos, por esa razón intenta alejarse de todos, no sería capaz de soportar que otros paguen por él.

-No te preocupes- Para el chef eso no es algo que le interese para nada –No me pueden hacer nada, si me quieren despedir que lo hagan-

-Ja, ja, ja, señor Aldebarán, sería un error hacerlo ya que cocina delicioso y Death no podría hacerlo él solo- Un pequeño chiste para que el ambiente sea más ligero.

-¡¡¡TE ESCUCHE MOCOSO!!!- El novato de la cocina, frunce el ceño, señalando al pelilila con un cuchillo, pues está cortando carne para ir preparando platillos que están pidiendo los huéspedes.

-Lo siento, ja, ja, ja- Lejos de preocuparse por esa amenaza de corte punzante, se ríe, demostrando que poco le importa ese hecho, ya que solo son bromas, y Death ya le debía algunas.

Un ambiente tranquilo, donde comer su desayuno, entre risas y tonterías lanzadas al aire, no necesita hablar, solo escuchar que están allí.

Es un tipo de familia que tiene, una que claro… No reemplazará la perdida, pero al menos lo hacen no perder la cordura, sabiéndose querido,  que se preocupan por él a su manera cada quien.

Solo un momento para relajarse, para sonreír, para estar en una breve paz.

Pero sabe que la alegría no puede durar mucho, así que se apresura a comer, solo piensa en seguir sus deberes o más bien las ordenes que le dictan, siendo a veces inhumanas, pero está acostumbrado.

Sin embargo, por estar hundido en sus pensamientos, comer en silencio y solo levantar la vista cuando las risas reinan.

El llamado de uno de ellos, le sobresalta un poco, tal vez no porque le hablen en sí, sino por la pregunta que se le hace sin más.

-Saga, ¿Dónde está tu gafete?- La carita del pelilila se fija en el lugar de la camisa donde debería estar dicho objeto.

Los Viridian ojos del peli azul, se abren sorprendidos, intentando evitar el contacto visual con él otro, para dar alguna buena excusa.

-Creo que… Anoche lo debí haber perdido…- No miente, pero debe pensar en qué punto exactamente lo extravió y es algo que no revelara a nadie.

-Ya veo- Ladea su cabeza, intentando ver el rostro de su amigo, sin mucho éxito, pero reconoce cuando le intenta ocultar algo, por nada se volvieron muy cercanos desde que Mu ingreso a trabajar, se han apoyado mutuamente.

Pero entiende el “Chico arregla todo” que no es prudente forzar si no desea hablar de algo, mas no se dará por vencido en lo que sé que le ocurra a su amigo para ayudarlo.

Incluso si es recuperar el hotel, Saga solo debe decir que quiere hacer y tanto Mu, como los que conocen su historia, lo van apoyar sin falta, solo que el peli azul, no se ha dado cuenta de este hecho tan formidable.

Sin embargo, el comunicador del pelilila suena, la voz de alguien lo llama, no es nuevo… No siempre Shura está a cargo, pues debe descansar, así que hoy…

Kardia está ocupando este lugar, dando las instrucciones ya dejadas por el otro y recibiendo las nuevas.

-Oye niño, tienes que ir a reparar las instalaciones de la sala de juntas, al parecer ahí un desperfecto en aire acondicionado de esa área-

-Oh, claro… Voy enseguida- Responde sin más, oprimiendo el botón que lo hace contestar.

-Bien, apúrate… Que hoy tendrás un día muy ocupado- Sin más la tosca y burlesca voz del otro se corta, notándose de fondo algunas palabras que posiblemente sean huéspedes llegando, Kardia no le agrada estar en ese puesto, pero al tener ya algunos años en ese trabajo, sabe cómo funciona.

Sin embargo no le gusta demasiado la responsabilidad de ese cargo, por eso jamás lo ha aceptado, pero hoy no le queda de otra cuando debe remplazar al peliverde en el momento que no es su turno de estar allí.

Mu lanza un suspiro, levándose de la otra caja de rendijas en donde se sentó –Sabia que esto pasaría, los ductos de ventilación necesitan un poco de manteamiento, pero no le hacen caso a Shura para que se tomen esto enserio y…- Niega con la cabeza, caminando hacia la salida –Lo más seguro es que reciba muchos llamados hoy por eso, si algo sucede con el sistema de enfriamiento del cuarto de la carne, me dices Aldebarán- Aunque siendo el más joven es uno de los más responsable y prioriza lo que puede causar un mayor caos.

-Tranquilo Mu, yo te aviso si algo así pasa y, deja de decirme señor Aldebarán, por favor…- Jamás se podrá librar de este hecho se da cuenta lamentablemente.

Y así pues… Cada uno de los empleados allí presentes comienzan a dispersarse, para comenzar sus deberes cotidianos, incluso Saga logro salir de la cocina, aunque debió terminar todo en su plato.

Al menos Aldebarán estará tranquilo que este día si se está alimentando un poco mejor, le anima sin duda, pero igual le preocupa el peli azul y su comportamiento de todo querer hacer por su cuenta.

---Pasillo del hotel (Piso cinco)---

-Que mal que te perdieras la cena de anoche- Un peliverde, va caminando demasiado cerca de un castaño de corbata roja.

-Bueno, es que me perdí...- La risa forzada del castaño, por la situación en que se encuentra y la emoción de solo recordar al peli azul –No soy bueno en orientarme, puedo llegar a perderme muy fácilmente-

Sabe que debe aprovechar cualquier oportunidad que lo haga cercano a Aioros, su familia depende de ello, y aunque le guste o no, debe ganar el corazón de ese hombre, o al menos el interés.

Toma el brazo del otro para rodearlo con sus manos, un ligero toque de coqueteo descarado, jugara sus cartas, reservando aun las mejores.

Después de todo, lo logro convencer de pasear por el hotel, así pasarían tiempo a solas y tal vez su idea de ir a la piscina sería la mejor opción, para un acercamiento más íntimo.

Hará lo que sea para atraparlo, aunque sus sentimientos no estén en ese joven.

-No te preocupes- Le sonríe de forma coqueta –Si te quedas a mi lado, no te perderás para nada- Le guiña un ojo, una muestra de interés genuina, para ir acercándose más, invadiendo el espacio personal del otro.

-Ja, ja, ja, ja gracias Degel…- Una risa nerviosa, y su rostro alejándose más del peliverde.

No será grosero al decirle que se apartarse de forma busca pero intentara poner un límite, no es que para Aioros, su acompañante sea alguien feo, pero… No es su tipo.

Simplemente podría ofrecerle una amistad, ya que su padre le advirtió muy bien que no se deje engañar por esa familia.

El Cid, prevendrá cualquier riesgo que sienta para sus hijos, sin importar que.-. Siempre ha tenido esa forma de ver a los demás, encontrar sus verdaderas intenciones con solo apreciarlos.

Un don que al parecer Aioros solo heredo en parte.

Sera cortes, como le pidió su papá Sísifo, pero mantendrá su distancia, aunque ahora que está atrapado del brazo, será difícil, pero prefiere ir mirando al frente o al lado derecho…

Buscando a alguien… En esos preciosos pasillos de un toque antiguo, que le da algo especial al hotel, es un diseño que le gusta, ya que el estilo de épocas más allá del tiempo es perfecta a su parecer.

Aunque ha tenido que escuchar de la boca de su acompañante, algunas negativas de esto, y sabiendo que desean derrumbar el hotel para volverlo más modernos, agradable a la vista de la mayoría, claro… Hacerlo más como los demás hoteles, sin que tengan una chispa de ser únicos.

Es tonto pensar de esa forma en algo que es solo un edificio, pero Aioros siente como si este lugar transmitiera algún sentimiento a los demás, un toque especial que jamás ha sentido en otro lugar.

Va divagando en sus pensamientos, intenta prestar atención al otro, pero su mente en realidad busca a alguien, al igual que su corazón.

En su bolsillo derecho del pantalón, lleva ese gafete de su dulce ángel de cabellos azules, que conoció en la noche de anterior, en la azotea… Un momento que se volvió perfecto, pero que fue interrumpido por el deber.

Al saber que trabaja en el hotel, solo espera encontrárselo en algún momento, devolverle ese objeto y claro que no quitara el dedo del renglón, invitar a Saga a una cita, o lo que desee, con tal de tenerlo de nuevo delante, apreciar esos ojos que proyectan tristeza.

Aioros está decidido a borrar la marca de la agonía y sufrimiento de ese preciso rostro, ha estado pensando en eso toda la noche y aun ahora.

De lo que sería capaz de hacer con tal de que Saga ya no sufra, incluso ocurriéndosele la loca idea de llevarlo lejos de ese lugar, al país en donde vive con su familia y claro volverlo parte de esta con un matrimonio.

Aunque lo más seguro es que sus padres dirían que está loco por querer casarse con alguien que apenas conoce, pero… Es que su corazón joven e inexperto en este tema, le dicta que no lo puede dejar solo ya que lo conoce.

Si no que debe luchar por hacerlo feliz, sea cual sea el precio lo pagara mil y una vez.

Saga debe ser feliz, Aioros se ha enamorado perdidamente de una persona que solo una vez ha visto pero para el castaño, eso es suficiente con el amor.

Si después de todo, sus padres también tuvieron así su primer acercamiento, amor a primera vista.

¿Por qué él no podría?

El ir pensando en el peli azul, ya le cobra factura al no responder nada.

Cosa que el peliverde lo nota, frunciendo el ceño, le desagrada que lo ignoren de esta manera.

Pero será educado, portándose como el doncel que es, instruido en la cortesía solo cuando le conviene.

-¿Airoso?- Le llama con una suave voz, alzando su mano delante del rostro ajeno, moviéndolo de un lado al otro -¿Me estas escuchando?-

Esto es suficiente para sacar al castaño de su trance, creyendo que es el primer llamado, cuando ya ha sucedido tres veces antes.

-¿Eh?- Responde con duda, para girarse un poco hacia el peliverde, aprovechando que el agarre fue soltado, y dar un paso hacia atrás –Perdóname… Ja, ja, ja, creo que… Estaba pensado en algo…-

-¿Así?- Sonríe coqueto, curioso, aprovechará cada situación para insinuarse -¿En qué pensabas?-

-Buen… Yo… Estaba pensando… En…- Su don de ver lo bueno en todos, lo está haciendo cuestionarse, si sea buena idea preguntarle por el joven que está buscando.

Desde luego Degel podría decirle algo sobre él, ya que es de su familia el hotel, tendría conocimiento mínimo de al menos de los que trabajan, es bueno si lo piensa de esa manera, aunque también está el hecho de que significaría que el peliverde no tendría oportunidad alguna con Aioros, pues ya se enamoró de un empleado, y que sus intentos son inútiles.

Funcionaria para dejar todo en claro, pero…

¿Qué consecuencias tendría?

-¿Si?- La voz gentil del otro espera la respuesta del castaño, deseando saber que quiere ocultar.

-Bueno… Veras… Anoche yo…-

La puerta de una habitación se abre, dejando ver a un empleado muy apenas, pues lleva un carrito de los destinados a lavandería, con una gran cantidad de ropa sucia, que puede asemejar a una montaña demasiado alta.

La cabellera azul sobresale de este punto, una mirada cansada, pero decidida a continuar, cerrando detrás de él la puerta.

Sin siquiera fijarse en quien este delante, realmente poco le interesa, solo cumplir sus trabajos forzados, y de paso intentar pensar en cualquier cosa que no sea ese joven que conoció en la azotea.

Se ha fastidiado de su propia mente que no logra hacerlo pensar en más cosas, aunque es agradable no estar atormentándose como siempre, pero… Es un conflicto en su corazón.

Seguirá su camino, pero de repente la voz que no quería volver a escuchar, resuena en sus oídos, sorprendiéndolo, provocando que su corazón lata y girándose de inmediato por la sorpresa.

-¡¡¡SAGA!!!- El tono para dirigirse al peli azul es diferente, la sonrisa esbozada, las mejillas sonrojadas, los ojos verdes brillan con ilusión total, es emoción pura, de un amor, que refleja para el otro -¡¡¡TE ENCONTRÉ!!!-

Lo dice sin importarle la presencia del peliverde a su lado, que solo está allí parado, sin comprender por qué el otro luce tan feliz.

Pero su rostro de molestia se presenta para dejar de lado la sorpresa.

-¡¡¡¿SAGA?!!!- Sus ojos violetas se fijan en el peli azul, con un profundo desprecio, por este hecho.

Notas finales:

Buenos días, tardes, noches, ¿Que hora es? ¿Quién me ha robado el reloj? ¿Como están mis terrones de azúcar?

Aquí publicando un hermosos regalo, que se que mis terrones de azúcar disfrutaran, no solo la festejada.

jajajajaj este fic fue uno de los mas votados, de hecho con 39 votos, gano pro encima de los demás, me dejaron sorprendida.

Así que veremos si antes de actualización masiva, existen mas terrones que pidan este fic como regalo de cumpleaños.

Sin mas a seguirle.

Pero antes, no se pueden ir sin cantarle la canción oficial de la familia terrón de azúcar.

Y uno, y dos, y tres.

Un día feliz para ti, hoy es tu cumpleaños si que si, felicidades Fuduko-Saint tu cumpleaños si que si.

Un día feliz para ti, hoy es tu cumpleaños si que si, felicidades Fuduko-Saint tu cumpleaños si que si.

Come mucho pastel mi terrón, disfruta tu día especial, hoy seras la matriarca por un día.

Bueno mis terrones de azúcar, por favor sigan leyéndome, de verdad lo agradezco de todo corazón son los mejores el mundo mundial.

Los quiero tanto, son los mejores, kiaaaaa nunca les terminare de agradecer, kiaaaa.

Por favor hagan caso a las medidas de higiene, ni se expongan y cuídense mucho.

Los quiero mucho.

Ammu se va. 


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