Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Si tú estás conmigo... por Riwanon

[Reviews - 29]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

CAPÍTULO 14: HASTA SIEMPRE

Era noche cerrada. Entre las nubes que cubrían el cielo no se filtraba la luz de una sola estrella. Las antorchas que habían encendido en el exterior del castillo hacían que fuera especialmente visible desde el pueblo que se extendía a sus pies. Las calles estaban tan oscuras que no se podía ver absolutamente nada a más de un palmo de distancia. Hacía unas horas toda la gente se había recogido en sus casas y habían apagado todas las luces. Era una noche que invitaba a compartir oscuros secretos y a tramar lóbregos planes. Dos hombres se habían reunido en la habitación de una posada. Sentados en una mesa redonda, a la única luz de una pequeña vela, terminaban una partida de cartas. Tras un silencioso final, se miraron a los ojos. Sin embargo, sus intenciones no tenían nada de siniestro.

- Necesito tu ayuda.- Dijo Conrad sin rodeos.

- ¿Exactamente para qué? Creía que ahora llevabas una tranquila vida como guardaespaldas del rey.- Preguntó Yozak fingiendo estar algo distraído. Sospechaba que era lo que su capitán iba a pedirle. Sabía que tarde o temprano llegaría el día en que se lo pediría y, sin embargo, siempre había rezado en secreto para que este momento no llegara nunca.

- Necesito que me ayudes a sacar a Wolfram del castillo. No quiero que nadie sospeche nada hasta que estemos lo suficientemente lejos.

- Me habías asustado, pensaba que íbamos a hablar de algo serio, ¿qué cable se le ha cruzado esta vez a ese mocoso?- Yozak hablaba en tono de broma. No quería ayudarle, no en esto, pero sabía que si Conrad se lo pedía no iba a poder negarse.

- Yozak, esto es serio. Tú sabes la verdad, sabes todo lo que está pasando.- Un suspiro.- No se cómo pero siempre te enteras de todo. Seguro que incluso te has enterado ya del... especial estado en el que se encuentra Wolfram ahora mismo.

- ...- El rostro del pelirrojo volvía a ser todo lo serio que podía. Oficialmente Yozak no tenía por que saber nada. Nadie le había hablado de ello y él nunca había visto nada fuera de lo normal. Y, sin embargo, un día, con sólo mirar los ojos de Conrad lo supo... Ninguno de los tres implicados había cruzado una sola palabra sobre el tema, pero tanto Conrad como Wolfram sabían que Yozak tenía que saberlo... y Yozak sabía que, aparte de ellos, nadie debía de enterarse jamás. Lo de que estaba embarazado... bueno, había sido realmente fácil para él deducirlo de las palabras de Yuri. En cualquier caso, hubiese preferido permanecer ignorante y al margen de todo el asunto.

- Sólo quiero que me ayudes a despejar un camino para sacarlo del castillo en mitad de la noche. Después intentaremos salir del reino todo lo rápido que podamos, pero eso ya será asunto nuestro.- Conrad lo miraba serio, intentado no temblar. No le resultaba fácil hablar de todo aquello con otra persona, aunque fuera Yozak. Era extraño, después de tanto tiempo de silencio.

- ¿Ése es tu plan? Créeme, no hay manera de que dos personas, y más estando una de ellas embarazada, abandonen el país antes de que alguien en el castillo se entere. Y, en cuanto lo hagan, os habrán capturado. Te recuerdo que vuestras caras son bastante conocidas en este país.- Su tono era burlesco, pero sus ojos permanecían serios, fríos como el hielo.

- Después de todo lo que hemos pasado juntos, pensé que me ayudarías. Pero si sólo vas a...

- Alto, capitán.- Lo agarró de un brazo para que no se levantara de la silla.- Sólo quería señalar que tu plan no es lo más brillante, y desde luego no lo más efectivo que podrías hacer.- Mirando la oscuridad absoluta a través de una ventana, su cerebro trabajaba a toda máquina.- Aunque consiguierais escapar, ese ritmo sería peligroso para el bebé.

- ¿Qué sugieres que hagamos?- Yozak le miró a los ojos. En ellos encontró total y absoluta determinación. Se sintió tentado a intentarlo, pero en seguida supo que sería inútil. Nada ni nadie iba a conseguir quitarle su única oportunidad de ser feliz junto a la persona a la que amaba.

- Creo que tengo una idea.- Dijo con una sonrisa traviesa en los labios.- Wolfram ha estado algo enfermo últimamente, ¿verdad?


Yuri podía escuchar claramente a los pocos pájaros que cantaban fuera de su ventana. Dentro de unas horas habría muchos más, pero incluso las aves de este mundo permanecían dormidas hasta el amanecer. Yuri, sin embargo, no podía conciliar el sueño y permanecía echado en su enorme cama, con los ojos bien abiertos. La razón de su insomnio era una muy simple: Wolfram, que se había dormido a su lado la noche anterior, no estaba allí. Y Yuri no podía dejar de preguntarse dónde estaría y qué estaría haciendo el joven príncipe. Quizá no debería de estar tan preocupado porque tenía una ligera idea de cual podía ser la respuesta a sus preguntas, pero aún así... no sabía por qué, pero no podía evitarlo. Hacía tres días, Wolfram había estado sumido en una tristeza tan profunda que Yuri llegó a pensar que jamás lograría sacarlo de ella. Sin embargo, de la mañana a la noche, literalmente, el rubio no sólo había vuelto a ser el mismo de siempre sino que incluso estaba más animado y feliz de lo que nunca lo había visto. La única explicación que se le podía ocurrir a Yuri era que su reprimenda había tenido algún efecto y, en el tiempo que no había estado con él, Yozak hubiese ido a hablar con Wolfram. Era lo único que se le ocurría y, aunque gracias a eso el rubio se había recuperado, él no podía evitar no sentirse del todo feliz. Lo peor era que no comprendía por qué se sentía así. El sonido de la puerta al abrirse le sacó de sus pensamientos, haciéndole olvidar su confusión por unos momentos. Sonrió al ver entrar al objeto de sus pensamientos, que dio un respingo al ver como Yuri, a quién creía dormido, se sentaba de golpe en la cama. Los dos se miraron durante unos instantes antes de que Wolfram le sonriera también y se metiera en la cama.

- Has ido a ver a Yozak, ¿verdad?- Le preguntó Yuri con un tono que intentó que fuera neutro y con sus ojos llenos de interés. En cambio, Wolfram le miró como si le hubiese salido un tercer ojo en la frente.

- ¿Y por qué iba yo querer ver a Yozak a estas horas?

- Ah, ya entiendo.- Yuri le sonrió con complicidad.- “No” has ido a ver a Yozak, por él “no” es tu amante, ¿verdad?

-...- Wolfram no podía más que mirarlo en silencio. Ni sabía de lo que estaba hablando ni tampoco estaba muy seguro de si quería saberlo. Al final optó por la opción más beneficiosa para su salud mental.- Creo que voy a dormir las horas que me quedan, buenas noches.

- ¿Eh? Venga, Wolfram, me da igual que tu amante sea Yozak. De hecho no sé ni por qué tienes que ocultarlo. Yo creo que hacéis una buena pareja.- Con esas palabras Wolfram pudo sentir como se le ponía la piel de gallina. ¿Yozak y él? Sólo de imaginarlo... tan sólo...

- ¡Wolfram! – Pero el rubio ya iba corriendo a toda prisa al baño. Había tenido la suerte de haber podido disfrutar de una tregua bastante larga, pero ahora las nauseas matutinas habían vuelto... y quedarían para siempre asociadas en su mente con la imagen más desagradable del mundo: Yozak y él juntos...


Tras haber dormido las pocas horas que quedaban para el alba, su estómago se encontraba lo suficientemente bien como para tomar un frugal desayuno. Pero sabía que, aunque no hubiese podido probar bocado, esa mañana tenía que bajar al comedor. El día anterior, Conrad había vuelto al castillo tras pasar una noche en el pueblo. A Wolfram no le había agradado lo más mínimo la idea de que su hermano pasase una noche entera con la única compañía de su mejor amigo, Yozak. Porque aunque Conrad no parecía darse cuenta, el rubio veía a la perfección que había en los ojos del pelirrojo cuando le miraba. Aún así, sabía que iban a necesitar su ayuda. Esa noche, Conrad le había contado paso a paso lo que iban a hacer. Por suerte, aunque el plan había sido idea de Yozak, este, prácticamente, no iba a intervenir. Tan sólo les acompañaría en la primera parte de su viaje, después, todo quedaba en manos de ellos dos. No podía parar de temblar por el miedo y la alegría que le provocaban a la vez las expectativas que tenía puestas en ese viaje. Por una parte, si todo salía bien, podría vivir por fin feliz con el hombre al que amaba. Pero el pensamiento de que no volvería a ver al resto de sus seres queridos no se disipaba de su mente. Por otra parte, el plan podía fallar. Si los atrapaban antes de abandonar Shin Makoku, estaban perdidos. Toda la verdad saldría a la luz y entonces la sangre llegaría al río... y, con un poco de suerte, no sería sólo la de Conrad. Palmeándose la cara se recordó que tenía que ser positivo, que por el bien de su futura familia tenía que convencerse de que todo iba a salir bien. Gracias a esa imagen, consiguió entrar en el comedor con una gran sonrisa. Todos estaban ya sentados a la mesa y habían empezado a comer. Sus ojos se cruzaron durante una milésima de segundo con los de Conrad. Pero ese instante les sirvió a ambos para confirmarse que estaban listos, que iban a hacerlo y que ya no había marcha atrás. Tranquilamente, sin una palabra, se sentó a comer algo, aunque no demasiado. Un vaso de zumo y un poco de pan. No estaba seguro de poder retener mucho más en su estómago. Después, esperó a que el resto terminara de desayunar, retorciéndose las manos bajo la mesa. Tenía que aparentar calma o los descubrirían. Su actuación sería decisiva: si lo hacía bien el resto del plan iría como la seda, pero si fallaba... como mínimo, no se presentaría otra oportunidad como esta. Y a partir de ahí todo iría irremediablemente de mal en peor. Se puso en pie y carraspeó para atraer la atención de todos los que estaban sentados a la mesa. Entonces miró decididamente a Gwendal.

- Hermano, me gustaría pedirte un favor.- El moreno sólo alzó una ceja, preguntándose que se le había ocurrido ahora a su hermano y por qué tenía que decirlo en pleno desayuno.- Como sabes, últimamente no me he encontrado muy bien. He decidido marcharme fuera un par de semanas para descansar y recuperarme. Si no te es mucha molestia, me gustaría que entrenases de vez en cuando a mis soldados.

- ...- Gwendal pareció reflexionar unos minutos. Era cierto que la última semana había estado irreconocible, pero... sentía como si hubiese algo que se le escapaba. Aún así, estando de acuerdo en que su hermanito necesitaba descansar y recuperarse, y que tranquilidad era lo último que iba a encontrar en este castillo, asintió con la cabeza.- Me parece una buena idea. Me alegra que te preocupes por tu salud. ¿Quién va a ir contigo?

- Por supuesto iré yo.- “¿Qué?” pensó Wolfram. “No, no puede ser, tú no puedes ser el fallo en nuestro plan...”. Yuri le miraba algo desconcertado, pero seguro de si mismo. Wolfram estaba a punto de entrar en estado de pánico y empezar a gritarle por ser tan idiota.- ¿Por qué no me habías dicho nada? Pero no te preocupes, no voy a dejarte so...

- Su Majestad.- Intervino una voz calma y serena. Su sonrisa y sus ojos marrones le inspiraban tal seguridad que se tranquilizó al instante. Conrad estaba ahí para él.- Creo que no sería bueno que se ausentara tanto tiempo con todo el trabajo que aún tiene pendiente.

- Pero Conrad, no podemos dejar que vaya solo. Está... enfermo, ¿y si le pasara algo y...?

- Tranquilícese, por favor. Por supuesto que no vamos a dejar que vaya solo.- Su vista pasó del joven rey a los ojos de Gwendal, transmitiéndole la calma de que todo iba a salir bien.- Yo me ofrezco como su guardaespaldas, y estoy seguro de que a Yozak no le importará acompañarnos durante el camino.

- ¿Estás seguro?

- ¡Ni hablar! No pienso pasar una semana entera con este medio-humano.- Era el momento de Wolfram de hacer su papel. Debía de oponerse una sola vez, con la suficiente fuerza para que nadie sospechara nada. Pero sólo una vez.

- Los soldados pueden seguir entrenando, tienen más gente que cuide de ellos.- Tras mirar a los ojos a cada uno de los presentes, se detuvo a dedicarles una sonrisa a Yuri y a Wolfram.- Mi deber es proteger a mi rey y a la gente que es importante para él.

- Mmmm... está bien.- Suspiró Yuri haciendo un mohín.- Si no puedo ir, no se me ocurre a nadie mejor para cuidar de Wolfram.

- En fin, sólo son dos semanas. Me voy a preparar mis cosas.- Antes de irse fulminó a Conrad con una falsa mirada de odio.- Cuando estemos allí no quiero verte más de lo necesario, ¿entendido?

- Si me disculpáis, yo también debo retirarme a hacer todos los preparativos.- Y desapareció del comedor. Murmurando una disculpa, Yuri se marchó en seguida por la misma puerta por la que se había ido Wolfram. Algo no le cuadraba...


- ¿Por qué no me habías dicho nada esta mañana?

- Se me ha debido de pasar, Yuri.- Wolfram sacaba del enorme armario las prendas que usaban cuando tenían que ir de incógnito y las metía en una mochila que había preparado.

- Pero, Wolfram... no entiendo por qué les has mentido a tus hermanos.- Su rostro mostraba preocupación. Definitivamente, algo pasaba y Yuri no se estaba enterando.- Sé que la situación es un poco delicada, pero pensé que al menos a ellos les dirías que estás embarazado.

- No es que no quiera decírselo es que... necesito algo de tiempo para pensar.- El rubio sentía un nudo en estómago. Tenía que esforzarse en mostrarse despreocupado, en dar la apariencia de que realmente volvería a estar allí mismo en un par de semanas. Pero no podía olvidar que esta sería la última vez que los vería a cada uno de ellos... que tendría que despedirse de toda la gente que quería para siempre y empezar así una nueva vida. Cerrando la bolsa miró a Yuri, forzándose a sonreírle.- No te preocupes, es sólo que han pasado muchas cosas en muy poco tiempo y necesito descansar.

- Ya, entiendo.- Yuri le sonreía pícaramente.- Por eso va Yozak contigo, ¿eh? Para “descansar” después de lo que sea que pasó entre vosotros.

- ¿Cuántas veces voy a tener que repetirte que entre Yozak y yo no hay ni nunca habrá nada?- Suspiró cansadamente Wolfram.- Además, él sólo va a acompañarnos en el camino. Tiene mucho trabajo que hacer para malgastar dos semanas enteras.

- Sí, claro.- Aunque algo en la cara de Yuri decía que no acababa de creérselo. Abandonando esa conversación, le dirigió una sonrisa.- Ten cuidado vale, y regresa tan pronto como te encuentres mejor.- Wolfram le devolvió la sonrisa, pero no pudo decir nada. Con el rostro empapado en lágrimas, se fundió en un abrazo con él. Se iba para ser feliz, pero iba a dejar tras de si a su hermano, a su madre... y a su mejor amigo.


Como medio de transporte habían elegido el carro. Escogieron el más austero que habían podido encontrar en todo el castillo, con el pretexto de que estando Wolfram enfermo no sería conveniente que montara a caballo, pero tampoco podían dejar que los reconocieran, que es lo que seguro pasaría si hubiesen llevado uno de los lujosos carros reales. Habían salido del castillo bastante temprano. La despedida había sido más bien sobria, con Gwendal, Günter y Yuri deseándole a Wolfram que se recuperara pronto y volvieran sanos y salvos cuanto antes. Wolfram y Conrad les habían sonreído. Sin embargo, tan pronto como salieron del castillo y quedaron fuera de su vista, Wolfram no pudo evitar romper otra vez a llorar. La resolución de Conrad flaqueaba más y más por momentos, por lo que el rubio intentaba asegurarle que todo era culpa de las hormonas y que, en realidad, estaba feliz. Lo cual también era verdad, por otra parte. Pero incluso Conrad sentía el dolor en su corazón por tener que dejar atrás a la gente con la que había crecido, a la gente a la que quería. Ambos seguían adelante por una razón: iban a estar juntos e iban a tener un hijo. Iban a ser una familia feliz.

Cuando vieron que el Sol empezaba a descender, Yozak les avisó de que pararían en un pueblo cercano a pasar la noche. Para entonces, Wolfram dormitaba recostado en el hombro de Conrad. Sus cabellos rubios caían en su frente, mientras respiraba suavemente. Durante unos segundos pensó en la posibilidad de llevarlo a cuestas hasta la posada, pero desechó la idea rápidamente. Era una pena, pero iba a tener que despertarlo. Llamándolo dulcemente, le apartó algunos mechones de la frente. Al ver que no despertaba, lo besó levemente en los labios y, al apartarse, pudo ver unos hermosos ojos de color esmeralda fijos en él.

- Ya es casi de noche.- Le dijo en un susurro.- Vamos a pasar la noche en una posada.

- Mmmm.- Hizo una especie de ruido que podía entenderse como un asentimiento y, acto seguido, volvió a apoyar su cabeza en el hombro de Conrad.

- Vamos, Wolfram, son sólo unos metros. Ya no puedo llevarte como cuando eras pequeño.

- Tienes fuerza suficiente para hacerlo.

- Quizá ese sea el problema. No pienso a arriesgarme a hacerle daño a nuestro hijo por haberte zarandeado demasiado.

- ¿Lo has dicho? – De repente, los ojos de Wolfram se abrieron como platos.- No ha sido cosa del sueño, ¿verdad?

- ¿A qué te refieres?

- Has dicho “nuestro hijo”.- Una sonrisa iluminaba el hermoso rostro del rubio. Los ojos de Conrad se abrieron de sorpresa, al darse cuenta de lo que había dicho. Sin embargo, en seguida le devolvió la sonrisa. A partir de ahora esa iba a ser su realidad: él, Wolfram y el hijo de ambos.- Soy muy feliz, Conrad.

- Si no hubiera estado completamente seguro de que iba a ser así no te hubiera sacado del castillo, créeme.

- Idiota.- Dijo dándole un golpecito en un brazo.- No es eso lo que se supone que tienes que decir.

- Lo sé, lo sé.- Se defendió riendo. Envolvió a Wolfram en un abrazó y besó su frente.- Yo también soy muy feliz.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).