Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Si tú estás conmigo... por Riwanon

[Reviews - 29]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

El copyright de Kyou Kara Maou y de sus personajes pertenece a sus respectivos autores, si fuera mia no creo que la hubieran dado en la TV pública.

UNA Y OTRA VEZ

Esa noche había tormenta. Los rayos iluminaban el cielo oscuro, haciendo que las ventanas de la habitación retumbasen. Era la tormenta más fuerte que se había producido en siglos, y la más fuerte en la corta de vida de Wolfram. Solo tenía 30 años y no paraba de temblar, asustado, aferrándose a su osito peluche. Cada vez que un trueno retumbaba, el pequeño solo podía gritar y aferrarse aún más fuerte a su osito Kraus-kun. Quería salir de debajo de las sábanas y buscar alguien que lo consolara, pero estaba solo y asustado. Tan asustado que ni siquiera se atrevía a sacar su cabeza. Otro trueno, más fuerte que los anteriores, hizo retumbar los cristales de manera que parecía que iban a romperse. Gritó y sus nudillos se quedaron blancos de tanto apretar al peluche. “No puedo quedarme aquí”, intentaba animarse a si mismo, “¡Wolf, se valiente, sal de ahí y ve con tus hermanos!” Y, abrazando fuertemente a Kraus-kun, salió corriendo por el pasillo. Corría con sus ojos cerrados, por miedo a ver las luces de los relámpagos, pero aún así sabía el camino de memoria y, en seguida, llegó a la puerta que estaba buscando. Sin detenerse siquiera a llamar abrió la puerta y entró en la habitación. Su ocupante, que hasta entonces había estado durmiendo, se despertó al oír a su hermano llamándole.  - ¡Conrad! ¡Conrad! ¡Despierta!  - ¿Wolf… qué ocurre?- Conrad tenía los ojos aún casi cerrados y estaba más dormido que despierto.  - Tengo miedo, hermano mayor pequeño.- Wolfram lo miraba lloroso, sujetando con fuerza su osito. Entonces resonó otro trueno y, con un grito, el pequeño se abrazó a Conrad.   - Está bien, está bien. No pasa nada.- Conrad le sonreía mientras acariciaba su pelo.- No tienes que tener miedo, tu hermano está contigo. Ven, metete en la cama antes de que cojas frío.  - Gracias.- Dijo el pequeño mientras se acurrucaba a su lado.  - Pero, Wolf, ¿Por qué no fuiste con Gwendal? Su habitación está más cerca.  - Gwen me dijo que Günter iba a dormir con él y que no quedaba sitio para mí. Günter también debe de tener miedo a las tormentas.  - Sí, sí, desde luego.- Y con una última sonrisa, se durmieron abrazados.    

Conrad había pasado la noche pensando en Wolfram. Se preguntaba porque a veces era tan difícil entenderlo. El joven demonio nunca decía lo que realmente pensaba. La mayoría de las veces, Conrad conseguía entenderlo perfectamente. Después de tantos años, conocía bastante bien su peculiar idioma. Aún así, había veces que no podía evitar sentir que se le escapaba algo, que había algo que no acaba de comprender. ¿Por qué lo habría llamado idiota? No es que no estuviera acostumbrado a que Wolfram lo insultara, pero… una vez más, algo en aquella situación escapaba a su mente, una especie de pieza clave para entender que pasaba por la cabeza del rubio. Con lo fácil que era cuando eran pequeños. Cuando Wolf siempre le seguía con una sonrisa, reclamando su atención. No pudo evitar recordar los buenos momentos que habían pasado de pequeños, antes de que todo se complicara. Mucho antes de que él lo complicara aún más.

  

La situación ahora era muy rara. Wolf parecía haber decidido ignorarlo aún más de lo que lo había hecho antes de que tuviera que irse, tanto en público como en privado. Las veces que había intentado hablar con él se había limitado a responderle cosas como “no se de que habla, Lord Weller” o “déjate de estupideces, tengo mucho que hacer”. A veces, ni siquiera se dignaba a responderle. Conrad ya no dormía por las noches, no podía parar de pensar en que podría haber hecho para que Wolf estuviera tan enfadado. Lo peor era que, aunque de momento podía ocultarlo mejor o peor, alguien acabaría por darse cuenta de que algo le pasaba. Y Yozak, que tanto tiempo pasaba con él, era quien tenía todas las papeletas para ser ese alguien… y a Yozak no podría mentirle, tendría que contarle todo. No era algo que ahora, precisamente, le hiciera mucha ilusión contar a nadie.

  

- ¡Lord Weller!- Un soldado, que se le acercaba corriendo, lo llamó.- Nos acaba de llegar el mensaje de que Su Majestad llegará mañana al Castillo. ¡Ah, tengo que avisar a su Excelencia!

  

- ¿A Wolfram?- El soldado asintió en respuesta.- No te preocupes, ya se lo digo yo. Tendréis muchos preparativos que hacer.

  

- ¡Muchas gracias, señor!- Y con las mismas se fue corriendo por el pasillo. Conrad se fue en dirección contraria, con una sonrisa.

    

Alguien llamó a la puerta de la habitación de Wolfram. Era por la noche, no tan tarde como para estar durmiendo, pero si lo suficiente como para no esperar visitas. Cogiendo su espada para ponerla a su alcance, se acercó sigilosamente a la puerta. Con mucho cuidado, la abrió lo suficiente como para ver quién estaba al otro lado. Conrad. Suspirando dejó su espada a un lado y terminó de abrir la puerta.

  

- ¿Qué quieres Lord Weller?

  

- Solo venía a decirte que nos acaban de informar que Su Majestad el Maou volverá mañana.

  

- ¿Sí? Bien, me alegro por ti.

  

- Wolfram.- Conrad impidió que cerrara la puerta, sujetándola con su brazo, mucho más fuerte que el del muchacho.- Quiero hablar contigo, necesito hablar contigo.

  

- No se me ocurre nada que puedas querer discutir conmigo.- Respondió insolentemente, mientras intentaba con todas sus fuerzas cerrar la puerta.

  

- Wolfram.

  

- Mmph.- Resopló.- Está bien, pasa.- Soltando la puerta, dejó pasar a Conrad. Se sentó en su cama, ofreciéndole a él una silla. Suspiró, no conseguía entender en que estaba pensando ese niño. No cabía en su cabeza que, aunque Wolfram lo odiara (precisamente porque Wolfram lo odiaba), se enfadara por no haber hecho nada para verlo a solas. Probablemente después de diecisiete años había perdido práctica y necesitaría esforzarse para volver a entender el peculiar “idioma” de su hermano menor.

  

- ¿Por qué estás enfadado conmigo, Wolfram?- el rubio lo miró furioso y sorprendido a la vez. Se levantó para ponerse enfrente de él y poder mirarlo desde arriba.

  

- ¡¿Cómo puedes preguntarme algo así?!- le gritó. “¿Cómo no puedes saber el por qué?” pensaba, pero no podía decir eso. No quería mostrarle lo herido que estaba.

  

- Wolfram, yo no vivo en tu cabeza. No puedo entender en que estás pensando. ¿Me odias y quieres verme? Necesito que me expliques eso.- La palabra “odio” atravesó el corazón del rubio como un puñal. “Luego preguntarás por qué te llamo idiota…”. No podía soportarlo más, simplemente explotó.

  

- ¡¿Cómo pudiste creer que de verdad te odiaba?!- Su cara estaba totalmente roja por la vergüenza y la rabia. Los ojos de Conrad se abrieron de repente, todas las piezas del puzzle por fin en su sitio… Wolf había estado intentado todo el rato darle la pieza que le faltaba. Y era algo tan estúpido que no podía creer que no se hubiese dado cuenta antes.

  

- ¿Estabas haciendo teatro?

  

- Tenías que haberlo sabido, no es la primera vez…- sus ojos entraron en contacto. Una especie de corriente les recorrió por el cuerpo, algo que hacía mucho que no sentían. Sus corazones latiendo tan fuerte, tan rápido, que se podría pensar que iban a romperse de un momento a otro. La sangre circulando a toda velocidad por sus cuerpos. Una neblina en sus mentes que les impedía pensar con claridad y… esas mariposas en el estómago. Había pasado demasiado tiempo desde la última vez que habían sentido algo así. Casi inconscientemente, Conrad acercó a Wolf hacía sí, haciendo que se sentara en sus rodillas.

  

- Sí… siempre has sido muy bueno en eso…

  

- Solo para engañar al resto… a ti siempre te he dicho la verdad.- Poco a poco, Wolf iba acercando su rostro al de Conrad, cerrando sus ojos. Conrad se dejaba llevar. Cuando apenas unos milímetros separaban sus labios, Conrad recuperó el control sobre sí mismo. Agarrando suavemente a Wolf por los hombros lo apartó lo suficiente como para poder mirarle a la cara.

  

- Aún así, Wolf, no podemos hacer esto.- El muchacho lo miraba desconcertado.- Esto no esta bien, sabes como acabó la última vez.- Wolf sentía la rabia volver a brotar en su interior. Sentía la necesidad de gritarle y salir corriendo de allí. Pero su cuerpo simplemente decidió actuar por su cuenta. Apartando las manos de Conrad, se abrazó a su cuello y lo besó con toda la pasión que había tenido que reprimir durante tanto tiempo. Conrad sintió como sus últimas fuerzas se evaporaban y cedía ante esos suaves labios, perdido ya para siempre. Levantándolo lo llevó rápidamente a la cama, sobre la cual lo dejo caer suavemente. Como pudo, sus manos empezaron a desabrochar la chaqueta de Wolf a la vez que lo besaba, las manos del rubio abrazando firmemente su cuello, impidiendo que pudiera siquiera pensar en alejarse de él. Una vez más perdidos él uno en el otro, sin posible vuelta atrás. Sin ninguna duda, ese pequeño sabía como hacerle perder el control.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).