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If I Stay por AleHoku

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-Rápido, rápido- Alexander corría por los pasillos - ¡Date prisa!- Stiles trataba de alcanzarlo pero este era como siempre, un niño hiperactivo con aquella energía de un lobo -¡Papá! ¡Por aquí!- atravesó una puerta de quirófano.

 

-¡Alex!- azotó la puerta al pasar, del otro lado solo estaba una sala limpia y esterilizada, busco al chico pero él no se encontraba ahí, solo había sido su cabeza que le estaba jugando una mala pasada de nuevo.

 

Se empezó acostumbrar a los ambientes neutros del hospital y ver la lluvia caer por la ventana de su habitación, pero no podía evitar siempre buscar a Alex, incluso en ocasiones terminaba en la antigua habitación de Keila.

 

 

 

Lydia estaba en la recepción con Melissa, Allison estaba a su lado y llevaba un ramo de flores para el humano y su amigo, - ¿Derek no está?

 

La mujer mayor negó con la cabeza - hace días que no lo veo.

 

Allison apenas prestaba atención a lo que hablaban su madre y Melissa, se recargaba un poco en su silla, con los ramos de flores arrugándose un poco en sus brazos, se le notaba distante.

 

Por la puerta entró el Sheriff - Lydia, Allison- la chica se levantó de golpe y le entregó los ramos al abuelo de Alex, el mayor sonrió algo triste – Muchas gracias Allison- volvió su atención a las dos mujeres - ¿Derek no ha vuelto?

 

Recibió la misma respuesta que la pelirroja, los tres estaban algo preocupados por el hecho que el lobo haya dejado de visitar a Stiles. Pero él estaba en su derecho, no podían hacer nada, solo esperar a que alguno de los dos despertara.

 

Steve golpeó con fuerza el tronco de aquel árbol, las astillas volaron a su alrededor, volvió a golpear una vez más, lo único que se oía era el retumbar de sus puños contra el árbol, eran días tranquilos, parecía que la conmoción por el accidente de Stiles y sus hijos había dejado de hacer tanto ruido, en la radio la noticia dejado de ser relevante, aunque en redes aun llegaban muchos mensajes en los perfiles de los niños y de Stiles.

 

-¡Steve!- el chico paró de golpear el árbol, volteo detrás, pero no había nada, estaba seguro de escuchar su nombre, retomó su entrenamiento cuando volvieron a gritar su nombre.

 

-¿Quién? - tomó aire y lo soltó, agudizó sus oídos lo más que podía, escuchó a los animales, el viento golpeando los árboles, solo eso, suspiró con fuerza y trató de volver a sus cosas.

 

-¡¡¡STEVEE!!!- golpeó el árbol mal y sintió como un montón de astillas se clavaban en sus guantes pasando a su piel, se quitó el guante y rugió dando la vuelta, frente a él estaba Keila, se quedó con la boca abierta mostrando los colmillos y los ojos abiertos de par en par. - No deberías entrenar solo.

 

El chico alargó las manos desnudas hasta el rostro de ella, su piel era real y en verdad era su amiga - Keila.

 

 

 

El día era hermoso, un bello día de primavera, pero el pequeño lloraba dentro de aquel auto azul, se escondía debajo del asiento, era muy pequeño y cabía con facilidad, se mordía los labios con fuerza hasta sangrar, este pequeño reprimía sus lloriqueos, la puerta del auto se abrió, esté miró hacia arriba viendo la silueta de alguien, - No deberías estar aquí - dice la silueta extendiendo su mano para tomarlo del brazo pero él se rehusó a salir, -Oh- la silueta entro al auto y cerró la puerta, se subió a los asientos dejándole todo el suelo al pequeño.

 

El pequeño moqueaba y se limpia las lágrimas - Mamá murió. ¿Por qué?- el pequeño levantó la mirada viendo como su prima mayor lloraba y sonreía.

 

- No lo sé Steve.

 

Los ojos de Steve se llenaron de lágrimas.

 

-Pero no estás solo, yo estoy aquí, está bien llorar.

 

El pequeño salió de debajo y la abrazo mientras chillaba, ella le correspondió el abrazo, dándole palmaditas en la espalda con cariño.

 

Salieron del auto después de unos minutos, el pequeño seguía lloriqueando pero mucho menos que antes, se encaminaron a la mansión, donde estaban todos los de la manada, entraron por la puerta principal, y lo primero que vio Steve fue el retrato de su madre rodeado por muchas flores de color blanco, estaba por llorar pero Keila apretó un poco su mano, no para retenerlo sino para que prestara atención, ahí estaba Liam parecía distante, - deberías ir con él- Steve asintió y caminó hasta su padre tomándolo de la mano, Liam bajo la mirada encontrándose con la carita redonda y llena de lágrimas de Steve - Papá… Está bien llorar.

 

Liam sonrió y lo levantó en brazos abrazándolo - Si hijo.- Steve podía sentir las calidad lágrimas de su padre caer sobre su cabello.

 

Steve caminaba detrás de Keila, se preguntaba ¿por qué aparecido delante de él?, ¿estaba viva o muerta?, no podía estar seguro no olía nada de ella, al igual que sus latidos eran normales, no se aceleraban ni bajaban el ritmo, sus pasos eran firmes y no tenía problemas al caminar. Steve se detuvo, el olor a la mata lobo inundo su nariz, Keila volteo a verlo. Este se cubrió la boca y la nariz.

 

-vamos Steve, no te quedes atrás - fue lo que dijo ella y siguió caminando como si nada. Steve intento seguirla pero solo dio dos pasos y cayó de rodillas, empezó a vomitar, sentía como su boca estaba seca, percibía el sudor caer por su rostro. Estaba temblando y vómito, primero solo bilis, después flores moradas.

 

-¿Qué? - volvió a vaciar su estómago. Daba arcadas, mientras se levantaba y regurgitaba cada vez más, por fin pudo respirar y paró, su corazón golpeaba con fuerza contra su pecho.

 

Stiles agradeció a Allison por las flores y esta le dijo a su madre que el humano estaba ahí, Lydia se notó afectada, aun le molestaba el hecho que solo Allison viera a Stiles, no le agradaba darle ese carga únicamente a ella.

 

-Mas te vale despertar pronto- dijo la pelirroja mirando directamente al inmaculado cuerpo del mencionado.

 

- Sí el sigue aquí, es seguro que despierte mamá- respondió Allison aferrándose a sus brazos.

 

El castaño quiso decirle algo pero se detuvo, una mancha de sangre estaba en la orilla de las sábanas, pero ninguna de las dos las había visto, a pesar de que se apreciaba bastante bien. Acercó su mano, era la marca de una garra pequeña - Keila- dijo sin pensar. Y una marca de garras un poco más pequeña apareció más arriba, - ¿Alex?

 

 

 


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