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¿Qué me faltó? por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Creo que me dejé llevar.

martes 11, mayo 2021.

 

 

​Todo no fue suficiente  

 

 

No debe sorprenderme en realidad, nuestro matrimonio no fue más que un acuerdo de nuestros padres para que tu familia expandiera su capital y para que la mía tuviera prestigio, si acaso nos vimos tres veces antes de la boda y no fue hasta el final de esa semana que cruzamos palabra. Ni hablar de la noche de bodas, con nada qué comparar creí que lo ocurrido esa noche fue normal, por fortuna no nos volvimos a ver. Eran eventos a los que debíamos atender juntos, él con su aire principesco y yo con un vestido que todo buen doncel de familia acomodada debe portar; si no fuera por los vistosos vestidos, guantes de seda, tocados elaborados y joyas preciosas nadie notaría mi presencia... fui el último de cuatro hijos, el "error" como mis hermanos me llamaban, mi hermano mayor fue quien propuso intercambiar mi mano en matrimonio por el prestigio. Mis otros hermanos dijeron que les fuera útil de una vez por todas. Mis padres no se opusieron. No me quedó más que obedecer.    

 

Nunca pensé que te fueras a ir
Yo juré que te hacía feliz
Siempre intenté darte el alma y la piel
Te quería entregar lo mejor de mí  

 

Siempre fui débil, varios inviernos la pasé confinado en mis aposentos por no soportar el clima, no mostré más interés que en libros "apropiados" que me dejaban cerca de mi cama de vez en cuando, lo único que decían era pasable en mí eran los modales que se grabaron en mi mente y esa reticencia a hablar es lo que aseguraron a los de la familia de mi "esposo" no estorbarían, mucho menos si en un futuro surgieran concubinas. Jamás me negué. Jamás pedí algo para mí. Tampoco pensé que no soportaría el ser tan solo un adorno para la familia a la que pertenecía desde hace seis años o estar hasta el fondo de la lista de acompañantes de cama de mi "esposo". Morí sin sueños. Morí sin anhelos. Morí sabiendo que nadie extrañaría mi partida. Morí con tantos arrepentimientos.  

 

A ciegas te seguí
Volé y caí por ti
Pero, todo no fue suficiente
Me mata perderte  

 

Desperté en lugar muy distinto a lo que conocía. O lo que reconocía. Mi cuerpo era pequeño otra vez, estaba en un lugar frío y escalofriante, abrumado lloré fuerte, grité con desesperación, y me quedé de piedra al ser consolado. Alcé mis ojos y vi a una mujer amable, me tenía en sus brazos y me intentaba explicar mi estadía en el hospital. No comprendí del todo, lo que sí me quedó claro era mi condición frágil que siempre tuve. Pasé mucho tiempo en el regazo de esta mujer que dijo ser mi madre, más tarde conocí a quien sería mi padre y al fin supe lo que era sentirse querido por mis progenitores. Con el paso del tiempo crecí, aprendí muchas cosas de este nuevo lugar en el que era hijo único y aunque mis padres eran muy ocupados por su trabajo no dejaban de recordarme lo mucho que me amaban, mi abuela era con quien convivía más tiempo y era increíble. Como no creo ser capaz de inventar un sueño así, no me quedó de otra más que aceptar que era una vida pasada lo que podía recordar. Me prometí no ser jamás así. Me prometí hacer lo que me gusta y hablar cuando algo no fuera de mi agrado.  

 

Quisiera arrancarme el dolor
Pero mi corazón arrogante
Se niega a escucharte
No quiere aceptar tu adiós  

 

Encontré que disfrutaba tanto de un deporte llamado básquet, mi primer amigo me enseñó las reglas y a pesar de mi apariencia y extraña manera de ser él siguió siendo mi amigo. En secundaria nos separamos y prometimos volver a encontrarnos aunque esta vez en una cancha y en algún campeonato. En Teiko me di cuenta de mi baja presencia, como todos los alumnos ya tenían claro a lo que querían dedicarse y con sus planes de estudio no pensaban en otra cosa puesto que sus clubes estaban relacionados con sus proyectos de vida, no tuve amigos. Me fue difícil entrar al club de básquet. Me fue difícil no renunciar. En verdad disfrutaba del juego como para entender los ridículos estándares que tenían los entrenadores, y luego conocí a alguien que amaba tanto o más que yo este deporte, me dio esperanza y con su ayuda conocí a alguien que me hizo ver mi papel en un equipo.

   

Como fuego en la tormenta, se apagó tu amor
Todo no fue suficiente, todo es nada hoy  

 

Akashi-kun fue mi perdición. Era la viva imagen del que fue mi esposo en mi vida pasada. Al estar a solas, lejos de ellos me permití perder el control, era tan extraño, era inimaginable tener frente a alguien que yo conocía pero él no a mí, no podía respirar, no sé si podría estar en el mismo equipo o el mismo lugar donde él estaría también. Razoné más las cosas. "Akashi-kun no era mi esposo", el que fue mi "esposo" ni siquiera me miró o tomó en cuenta más que como un adorno bonito que podía lucir en eventos donde las apariencias lo era todo, no fue su culpa mi indecisión o el yugo en que crecí, decidí seguir con mi plan de entrar al equipo oficial e ignorar lo ocurrido tan solo para mí en un pasado tan lejano donde hasta los donceles quedaron olvidados.   

 

Quisiera olvidarte
Y termino buscándote
En cada recuerdo que habita en mí  

 

Mejoré mi juego, me uní al mismo equipo de Akashi-kun y de Aomine-kun, jugué partidos oficiales y me sentí realizado pues pronto volvería a encontrarme con mi amigo de infancia. Hubo muchos cambios incluso con el mismo Akashi-kun, pasábamos más tiempo juntos, se interesaba por mis lecturas y otros gustos como música, comida y sueños, luego que alguien bromeara diciendo que Akashi-kun me estaba "conquistando" intenté poner distancia entre nosotros. Me sentí aterrado que fuera cierto y que terminara casado con Akashi-kun para morir en el olvido (nuevamente). Fue Midorima-kun, el más cercano a Akashi-kun, quien habló conmigo asegurándome que si aceptaba los avances de Akashi-kun no me arrepentiría ya que el joven Akashi-kun era demasiado honorable como para que una decisión suya fuera por mero juego. Agradecí sus palabras, volví a repetirme que aunque se parezca a alguien de mi pasado esa persona no es la misma. Dejé de evitar a Akashi-kun... lo que ocurrió después fue natural.  

 

A ciegas te seguí
Volé y caí por ti
Pero, todo no fue suficiente
Me mata perderte  

 

Las pláticas fueron sinceras, me contó un poco reticente sobre su pasado, lo estricto que siempre fue su padre y lo amorosa que fue su madre; me gustaba que Akashi-kun hablara de su madre, su rostro se ilumina de una manera sublime, su sonrisa aunque pequeña está llena de cariño y sus ojos brillan con amor incondicional además que su voz se suaviza. Sí, me veo al lado de este Akashi-kun. Pasamos tanto tiempo juntos que Aomine-kun exigía de vuelta a su mejor amigo, decía que no era justo que Akashi-kun monopolizara mi tiempo si fue él quien me convenció de no renunciar al club y que si iba tan en serio conmigo que entonces me invitara a pasar más tiempo con él fuera de la escuela. Aomine-kun era tan gracioso. Parecía un niño haciendo berrinche por su juguete favorito. De pronto ese pensamiento no era tan gracioso, antes de clavar mi codo en sus costillas Akashi-kun lo miró de tan mala manera que hasta sentí pena por mi amigo. En ese momento se me hacía gracioso sus interacciones. En ese momento no sabía mucho.   

 

Quisiera arrancarme el dolor
Pero mi corazón arrogante
Se niega a escucharte
No quiere aceptar tu adiós  

 

En tercer año todo cambió, aún mucho, mucho más. La racha de victoria que el equipo de básquet iba arrastrando en competencias locales y nacionales era tan extensa que se volvió una carga muy pesada para mentes tan jóvenes, hubo presión de varias partes y para cada uno, incluso las mismas habilidades se convirtieron en cadenas: Aomine-kun perdió esa pasión y amor por tan maravilloso deporte; Midorima-kun fue más estricto consigo mismo, con las reglas, con las jerarquías y su inefabilidad para encestar desde media cancha; Murasakibara-kun solo asistía porque le era indicado, no recuerdo si antes de tercer año disfrutaba genuinamente de estar en el club; un nuevo integrante se abrió paso hasta el equipo oficial conmigo como su tutor en esta nueva área deportiva, se exigía a sí mismo ganarle a Aomine-kun no importaba las veces que perdiera contra él; Akashi-kun sucumbió ante la presión de ser el heredero de su padre, el hijo perfecto, el desafío de ser capitán de un equipo lleno de prodigios así como mantenerlos en línea. No pude con ello. Yo no era un prodigio, yo no era excepcional, yo era reemplazable y seguí en ese club solo por la promesa que le hice a mi amigo de infancia.    

 

Como fuego en la tormenta, se apagó tu amor
Todo no fue suficiente, todo es nada hoy  

 

Hasta esa promesa fallé en realizarla. En el campeonato estuve tan distraído que salí herido, no pude jugar el partido que era contra la escuela de mi amigo, no pude jugar contra él y desde la enfermería ya me lamentaba mi debilidad; le pedí un favor a Akashi-kun, le rogué que jugaran en serio contra Meiko, le supliqué que no repitieran lo que han estado haciendo en los partidos pasados... olvidando incluso que hacía meses que no hablaba a solas con Akashi-kun, obtuve palabras que quería escuchar, confié que mi amigo tendría un partido que no olvidaría... observando el partido desde una sala noté que algo no estaba bien, estaba aturdido con la conclusión a la que llegué, corrí hasta la cancha, vi el final del juego. Era devastador. Mi amigo estaba destruido. Su equipo se veía tan perdido. "Mi equipo" dejaban la cancha como si nada. No pude respirar con lo que tenía en frente. Las palabras de mi amigo fue lo que me hizo romper en llanto. Me sentía tan débil e impotente, me sentí el más covarde que puede existir... no pude hacer nada para cambiar la mentalidad de "mi equipo" ni estuve ahí con mi amigo para amortiguar tal acto. Me sentí sin aliento. Devastado. Dolió tanto ver los sueños rotos de mi amigo que llorar no era suficiente. No recuerdo lo que sucedió después. Desperté en un hospital con mi abuela esperando al lado de mi cama.    

 

Te di sonrisas y en soledad
Peleé una batalla de dos
Pero, todo no fue suficiente
Me mata perderte    

 

Cuando renuncié al club... no, no pude volver a jugar nuevamente, dolía el solo ver el balón naranja, escuchar un rebote me alteraba la respiración, temblaba al pensar en algún miembro del equipo... tenía que renunciar. Otro acto de cobardía, huir.  Entregué mi renuncia a Akashi-kun, me dijo que lo esperaba, que ya no era necesario en equipo, no quise preguntar por la supuesta relación que llevábamos, era evidente que no había nada ya. Mi madre tenía oportunidad de un nuevo empleo fuera de japón, por primera vez le pedí que me llevara con ella, por lo inusual de mi deseo, me fue otorgado.  Fue difícil acostumbrarse a un nuevo país, un nuevo idioma y otra mentalidad; ocupe mi mente en lugar de preocuparme de lo que pudo haber sido.  Dejé de jugar básquet en la escuela, a veces, iba a una cancha pública y observaba a los demás jugar, eran niños más que nada y su alegría genuina era un bálsamo a mi alma, fue con tiempo y con el entusiasmo de los pequeños niños y sus hermanos lo que me hizo perder el miedo al deporte que creí odiar.    

 

Quisiera arrancarme el dolor
Pero mi corazón arrogante
Se niega a escucharte
No quiere aceptar tu adiós  

 

Llegué a la conclusión que me sentí tan devastado por volver a sentirme como en mi vida pasada lo hice, desafortunadamente elegí el camino fácil y hui en lugar de hacerme más fuerte, conseguí paz claro que lo hice, pero dejé atrás a mi amigo de la infancia y a mi abuela. Eran pocas las personas que confiaban en mí pero que decepcioné de todas maneras. Me queda aprender de mis errores, me queda la experiencia de lo que no quiero volver a sentir, lo que no quiero volver a vivir, sin duda me volveré a equivocar pues de aprender se trata la vida. Tampoco cerré mi corazón por completo, nadie querría sentirse solo, he conocido a algunos amigos, iremos a la misma universidad pero en diferentes áreas. Estudiaré Literatura Inglesa, mis amigos irían por Filología, Filosofía e Historia del Arte. Era curioso que compartiríamos algunas clases. El verano de graduación y preparación para otra mudanza, regresé a Japón, visité a mi abuela y me reencontré por accidente con Nijimura-sempai. Entre salidas me contó de su motivo por renunciar a ser el capitán de Teiko, me contó que fue por terceras personas que se enteró de lo crueles que fueron la Generación de los Milagros, admitió el verme no tan cambiado y fue que le conté lo del partido que me destrozó el alma.  Me sentí un tanto avergonzado pues a Nijimura-sempai siempre lo vi como alguien respetable y quizá, si él hubiese estado en mi lugar, habría puesto alguna solución. Me sonrió y dijo que le daba mucho crédito. Era agradable estar con él. Intercambiamos número y correo electrónico, enviamos mensajes ocasionales y tontas imágenes que nos hacían reír.  Estaba feliz.         

 

Como fuego en la tormenta, se apagó tu amor
Todo no fue suficiente, todo es nada hoy

 

Nijimura-sempai me invitó a cenar, estaba emocionado y llegué antes al lugar de encuentro, era un café cerca del centro comercial junto a la estación de tren; él ya estaba ahí, esperando, bebiendo café mientras miraba una caja de terciopelo negro entre sus manos. Realicé mi pedido y fui a sentarme a su lado.

--Sabe Nijimura-sempai, si nosotros estuviéramos en una relación y viera esa caja en sus manos, creería que está por proponerme matrimonio. --lo cerrar sus ojos y sonreír, a veces deseaba tener esa habilidad de pasar desapercibido naturalmente para asustar a los que me rodeaban.

--Un cliente de mi padre ha pedido un anillo personalizado, como cliente valioso pidió a mi padre el que le fuera entregado en este lugar. --explicó --¿quieres verlo? --tentaba.

--No, ¿qué pasaría si me gusta, me lo regalarías dejando al cliente de tu padre sin su joya? --bromeaba.

--Tal vez. O podemos usarlo, me arrodillo y te pido matrimonio entre toda esta gente, aceptas y nuestra cuenta sería invitación de la casa. --proponía.

--Pero Nijimura-sempai, tendría que hablar con mis padres para aceptar cualquier propuesta de matrimonio, verdadera o falsa con tal de comida gratis. --dije lo más serio que pude.

--¿Y si de postre pedimos malteadas de vainilla? --seguía mi acompañante. --Hecho. Es un buen negociador Nijimura-sempai. --cerramos el trato.  

No nos funcionó, Nijimura-sempai se ponía en extremo nervioso cuando por alguna razón (atarse las agujetas, levantar una moneda, arreglar una pata de la mesa) se arrodillaba y no se lo hice fácil al reír tanto. El cliente que esperábamos cambió la dirección a un restaurante elegante, pagamos y entre más risas de mi parte cuando Nijimura-sempai creyó haber perdido la preciada carga, me la había dado a sostener mientras se colocaba su abrigo... en verdad disfrutaba su compañía. 

En la entrada del restaurante, donde el cliente nos encontraría, nos encontramos cara a cara con Akashi-kun. El anillo era para él. O para su futura esposa. Se veía sorprendido de vernos, Nijimura-sempai también lo estaba, saludé como siempre y ellos intercambiaron saludos de igual manera. No sé qué era lo que esperaban, hacía mucho que no nos veíamos y no había mucho de qué hablar, a Akashi-kun lo esperaban y nosotros teníamos una cena pendiente pero había algo que no nos dejaba movernos. Tomé el brazo de Nijimura-sempai y le recordé de íbamos tarde, Akashi-kun parecía pedir una explicación con su sola mirada y Nijimura-sempai sonrió nuevamente, le entregué la joya a Akashi-kun, nos despedimos para dirigirnos al restaurante que estaba en la otra cuadra.

Fue una cena exquisita, Nijimura-sempai trataba de relatar lo ocurrido en el estreno de una película de terror y del cómo no volvería a ir sin importar las bromas que pueda recibir de sus amigos. Me reí tanto que amenazó con llevarme a ver esa película, iba a contestar cuando fuimos interrumpidos. Eran todos lo la Generación de los Milagros, incluido Akashi-kun y otras personas que no conocía, entre tantas voces entendí que uno de los que no reconocí venció a cada uno de los Milagros, Aomine-kun preguntaba si seguía jugando y si tal vez estaría disponible para un juego rápido en la cancha más cercana.

Me sentí abrumado.

La pregunta de Akashi-kun del por qué nunca dejé en claro que terminamos era lo que trajo silencio a todo el alboroto. No supe interpretar su duda, me preguntaba a mí el motivo por el que lo abandoné sin decir palabra, me reclamaba sobre una relación que se disolvió a principios de nuestro último año en Teiko cuando hace poco le entregamos un anillo que era para su compromiso... ¿estaba hablando en serio?

Dije lo que pensaba sin ninguna culpa, también dije que hacía mucho tiempo que mis pies no tocaban cancha o mis manos realizaban pases, Aomine-kun se veía desbastado, los demás mostraron su opinión y el pelirrojo que derrotó a la Generación de los Milagros empezó con un bonito discurso, se notaba lo mucho que amaba el deporte, me recordaba a mí. Le agradecí su pasión por el básquet y también el que haya derrotado a los que destruyeron muchos sueños, otra vez más silencio, alguien me preguntó qué era lo que tenían que hacer para que yo volviera a jugar, les pedí que me devolvieran a mi amigo de la infancia, a quien humillaron en su partido de campeonato, alguien más preguntó de qué escuela era mi amigo y contesté que era de Meiko. No todos recordaban los nombres de a quienes se enfrentaban, les recordé el marcador (11:111) y fue que entendieron.

Sin embargo, lo prometieron. Dijeron que buscarían a mi amigo y que harían que nos viéramos nuevamente en una cancha de básquet añadió el pelirrojo alto. Con Akashi-kun no había más que hablar, entendió que entre nosotros dos no habría nada más que compañerismo, Nijimura-sempai tomó el control de la situación al decir que seguíamos en una cita que ya habían interrumpido lo suficiente.

Era extraño verlos juntos y contentos.

Me envolvió una nostalgia inmensa, me desahogué en el hombro de Nijimura-sempai donde pude sentir su apoyo, su cariño, y si podíamos con una relación a distancia esto se podría convertir en amor.

 

 

 

 

 

Fin.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer.


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