Ni yo mismo se cual es la verdad, es feo decirlo pero no estoy seguro, siempre he tenido mis dudas, desde que tuve aquel resultado en mis manos… Dudé, porque nunca he estado seguro quien es el verdadero padre.
Veo dormir a mi pequeño Jacoff y en el puedo ver esos rasgos que son muy de Milo, incluso en mi pequeña Shoko con su hermoso cabello rojo observo mis rasgos, pero en Hyoga, su cabello rubio como el de Milo y sus ojos azules inconfundibles, pero Saga siempre ha estado ahí en mis peores remordimientos, en mis crisis más fuertes, su presencia en mi mente me castiga y me hace sentir culpable.
Es ese frio pensamiento que me carcome la vida, la solución parece tan fácil y hasta soy un tonto por pensar que él es su padre… ¡No! Mi corazón lo siente, no puede ser verdad… Acabo de escuchar ruidos en el techo, me imagino que debe ser un gato, pero mejor me asomo.
Como lo supuse no hay nada, lo más seguro un gato se metio a la terraza. La noche es hermosa, llena de estrellas y la luna iluminando la noche como la reina que es.
Pienso en mis hijos, los tres son mi vida, aunque eso no quiera decir que debo soportar que Milo amenace con irse, tanto él como yo somos libres, un papel no nos puede atar para toda una vida.
De algo si estoy completamente claro y es el hecho que esta vida no quiero desperdiciarla como la anterior, esta vez no tengo un motivo de peso para perseguir a Saga. Procuraré mejor mi salud y para eso que mejor que estar lejos de su vida, no quiero saber absolutamente nada de Saga, su solo recuerdo lastima, hiere y consume mi alma.
Que la vida es corta, ya lo he comprendido y justo tengo a las personas correctas con quien vivirla, estoy seguro que si el amor de Milo llegase a acabar, no cerraría mi corazón… Odio que Milo haga amenazas…
Escucho otra vez ruido en la terraza, me vuelvo a asomar y no encuentro nada extraño, solo un par de chicos caminando por la calle, eso me recuerda que debo preguntarle mas a Hyoga por su enamorado, justo está en la edad de sus primeros amores, solo espero que no se ilusione tan joven o que no le rompan su corazón, aunque creo que le pido mucho al universo, cada uno debe aprender a vivir por si mismo, nosotros solo podemos darle consejos y esperar que por lo menos los escuchen y atiendan.
La vida es una, es maravillosa, dulce y amarga, pero es nuestra vida, un libro abierto a nuevas aventuras cada día…
Sonreí al ver el rostro sereno de mi hijo acurrucada a mi lado, su rostro lleno de paz me lleva a un oasis maravilloso, con cuidado besé su frente y me dispongo a dormir a su lado, la cama es grande y cómoda, se que al despertar veré un hermoso rostro con una gran sonrisa, porque papá se quedó cuidándolo toda la noche.
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_ Parece que no te fue difícil escapar de casa _ le decía Shiryu que lo esperaba en la acera.
_ Uno de mis padres estaba en el dormitorio contiguo, se asomó a la ventana pero no me vio _ dijo Hyoga abrazando a su amigo.
_ ¿Tienes hambre?
_ Un poco, mis papás estaban un poco alterados así que preferí comer poco.
_ Mejor aun, te voy a llevar al negocio de mis papás, se que te va a gustar _ dijo tomándolo de la mano _ Después vamos a un parque donde nos reunimos a practicar skate, no es como el parque que está por tu colegio, ese es más pequeño.
_ ¿Me enseñaras skate?
_ No sé _ dijo abrazándolo _ Si prometes escaparte siempre que puedas para vernos, te enseño hasta mi alma, mi angel de hielo.
_ ¿Por qué me dices así?
_ Porque eres un angel, mi angel _ Dijo dándole un beso apacionado.
_ ¿Tus papás no se enojan que lleves a un chico al negocio?
_ Para nada, ellos prefieren conocer con quien estoy, cuales son mis amigos y también si alguien me gusta, como en este caso que te llevo, mi angel _ Volvio a darle un beso _ Soy adicto a tus labios.
_ Yo a los tuyos, además me gusta tu cabello.
_ Me gusta usarlo suelto, cuando voy al colegio debo llevarlo amarrado, igual en competencias.
_ Me gustaría peinarte un día, mi hermana hace unas trenzas hermosas, voy a decirle que me enseñe y así te peino.
_ Eso sería genial. Pero ¿Sabes que sería mejor? Que vengas un domingo a verme competir.
_ A veces tengo partido, pero me encantaría verte en competencia.
_ Con tu brazo así, no podrás jugar.
_ Ya lo sé, tendré unos días disponibles… No se vale ¡Me mordiste!
_ Son una tentación tus labios…
_ ¿Falta mucho para llegar?
_ Un par de cuadras más adelante ¿Nervioso?
_ La verdad, si.
_ Estaré ahí cuidándote, por cierto, vi que tienen una moto en tu casa ¿La usas?
_ Si pero aun no tengo licencia.
_ ¡Que lástima! Hubieramos llegado más rápido, pero no importa, pronto llegaremos…
Así se fueron recorriendo las calles que faltaban hasta llegar al negocio de comida rápida que esa noche tenía poca gente.
_ ¡Shion, mira! _ gritó un señor que estaba en la entrada _ Nuestro hijo a traido un chico al negocio _ al decir esto Shiryu sonrió, pero Hyoga se sonrojó a más no poder.
_ Es un amigo, papá ¡No lo asustes!
_ Jovencito, estás en tu casa, pasa adelante, soy Dohko, el padre de Shiryu y allá, detrás de la caja registradora está mi esposo Shion.
_ Gusto en conocerle, señor.
_ Pero me imagino que no solo viniste a ver de quien heredó la belleza Shiryu, sino que a disfrutar de nuestros platillos, asi que ponte cómodo, a ver, hijo ¿Qué van a pedir?
_ ¿Qué te parece una hamburguesa, Hyoga?
_ Si claro, me encantan.
_ Pues bien muchacho, vas a comer las mejor aquí…
No tuvo que esperar mucho tiempo, cuando Shiryu puso ante sus ojos una enorme hamburguesa que Hyoga volteó a ver con ojos de asombro, era una mega hamburguesa y para el solo porque Shiryu traía otra para él, de igual tamaño.
La noche se fue yendo entre risas y anécdotas que contaba la mayoría de las veces Dohko, avergonzando en más de una ocasión a Shion por lo divertídas que eran. Al darse cuenta que eran más de media noche, Shion sugirió que pasaran a dejar a Hyoga a la casa pues sus padres debían estar preocupados, ante tal hecho Hyoga les pidió que lo dejaran unos metros antes de llegar a su casa, para que sus padres no empezaran a interrogarle por las personas que lo llevaron hasta casa.
Fue casi a la una de la mañana que lo dejaron cerca de su hogar, saltó la cerca y se escabulló por las escaleras que daban a la terraza y de ahí a su ventana muy sigilosamente para cambiar sus ropas, desarmar el muñeco y volver a meterse en la cama, fingiendo dormir…
¡Como iba a dormir esa noche! Si había sido tan mágica y hermosa, le encantaba Shiryu y no iba a perder la oportunidad de volver a estar a su lado.
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¡Maldito gato! Susurré en mis adentros cuando la bulla me despertó, se que solía haber animales callejeros, pero era el colmo que no dejaran dormir, espero que ya no molesten más… Decía Milo dando vueltas por su cama, notando la ausencia de su pareja.