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Piromanía por RLangdon

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Lo podía sentir bajo las sábanas, meciéndose de atrás hacia adelante, embistiéndolo con fuerza pero sin llegar a lastimarlo, a herirlo realmente.

No, Naruto estaba demasiado lejos de experimentar el más mínimo vestigio de dolor. Su cuerpo clamaba por más, su boca coordinaba lo mismo. Los labios del mayor subían y bajaban por cada sección de su cuerpo, deteniéndose en veces para dejar una marca. Primero fue su cuello, después en su torso. Naruto no podía contener su orgasmo por más tiempo, no de esa manera.

Su piel desnuda friccionaba con la de su hermano, y, el más discreto roce, encendía placenteras descargas en todo su ser. Toda clase de sentimientos se entremezclaban en ellos, desde la lujuria hasta la pasión, una atracción oculta a la vista de los demás pero demasiado evidente para ellos mismos.

-Dilo...- exigió el mayor, tomándolo de las muñecas, penetrándolo cada vez mas profundo, arrancándole suspiros prolongados, a la vez que embelesados. No había remedio, había llegado a su límite. Naruto ni siquiera reparó en la mentira, en lo hipócrita que sonó su propia voz entrecortada, difusa a causa del mar de éxtasis en el que Menma lo sumergía entre cada choque de sus caderas.

-Soy...mhn- por unos segundos, su mente quedo en blanco, sus ojos azules se dilataron ante el inminente orgasmo que lo impulsó a arquear la espalda y correrse entre ambos cuerpos, emitiendo un jadeo ahogado cuando la boca de Menma lo silenció mientras continuaba arremetiendo dentro de él, cada vez con más salvajismo. La cabecera de la cama emitía un molesto chirrido que se vio opacado por la voz de Naruto, una vez que sus labios quedaron libres. –Tuyo...

-Lo eres- sentenció el moreno, dando una firme embestida más, derramándose en su interior y hundiendo los dedos sobre los cabellos dorados para volver a fundirse en un ansioso beso. Y se regocijó, al morder con lascivia los finos labios de Naruto, tirando un poco de ellos y paseando la lengua por su superficie, delineándolos con premura.

Naruto sonrió antes de sumirse en un sueño profundo. Sonrió porque Menma lo había perdonado, porque no se había ido, y sobre todas las cosas, porque le correspondía con la misma intensidad con la que él lo amaba.

Pasaron varios minutos antes de que Naruto consiguiera incorporarse apenas un poco, sujetando las sábanas contra su cuerpo desnudo, mirando brevemente la silueta de su hermano junto a él. Menma yacía recostado boca arriba, con el brazo cubriéndole la frente y en aparente estado de reposo. Verlo de ese modo, aumentó sus ganas de querer besarlo. Al menos una última vez...

Con cuidado y apoyándose en las palmas de las manos, Naruto acercó el rostro al de Menma, le rozó los labios apenas, pero no tuvo tiempo de ponerse de pie cuando el brazo del mayor lo retuvo con firmeza, asiéndolo de la muñeca y devolviéndolo de un firme tirón al colchón. Naruto parpadeó al hallarse de espaldas junto a su hermano.

-¿A dónde vas?- preguntó Menma al atraerlo de nueva cuenta hacia su cuerpo. Naruto carraspeó al hablar, intentando fallidamente de ocultar la evidente mentira que osaba por brotar de su boca, la misma con que había besado momentos antes a su hermano.

-Pediré unos apuntes- murmuró.

Los enigmáticos ojos de Menma lo observaron con detalle. Naruto permaneció inmóvil, contemplando lo que muchos consideraban una mirada "perversa", para él era sincera, franca, directa.

-¿A dónde?

Esta vez no tuvo las agallas para mentirle de nuevo. En cambio, Naruto bajó la mirada, ahogándose en su propio silencio, sin ser capaz de explicarle a su hermano el lío en el que los había involucrado a ambos, especialmente a él.

-No importa- tajó Menma, segundos antes de que Naruto decidiera por fin separar los labios con la finalidad de justificarse. –Lo que sea, puede esperar- bajó de la cama, dejando a Naruto confundido y con el vago temor de que se hubiera molestado. Sin embargo, Menma se aproximó a la esquina de la habitación para tomar sus pantalones. Naruto lo vio caminar de vuelta hacia él, siguió cada uno de sus movimientos, metódicos, fríos, su mirada indescifrable y la expresión reflejando aparente calma. Quiso cuestionar pero entonces su hermano le tendió un pequeño boleto que Naruto no tardó en identificar como una entrada para el cine.

-Ah...- miró apenas el papel plastificado entre sus dedos, sus manos temblaron un poco, pero Naruto no se atrevió a devolverlo. Así como tampoco se atrevió a decirle a Menma que tenía un compromiso dentro de un par de horas en la casa de Sasuke Uchiha. 

Se hacía tarde y solo estaba postergando peligrosamente las cosas. No podía faltar esta vez, no debía. Sasuke podía ser un chantajista de primera, un bastardo infeliz y egoísta...pero, no mentía. Cumpliría al pie de la letra con su amenaza si Naruto osaba con traicionarlo. No veía escapatoria alguna, incluso diciéndoselo a su hermano, no existía solución alguna. Expondría más a Menma y quizá el destino de ambos sería mucho peor.

-Es importante- Naruto jugó con la entrada, manteniendo la vista gacha en todo momento. Menma procedía a vestirse ya, ignorando los titubeos sin sentido del menor. Lo acababa de invitar a una cita, y no pensaba aceptar un "no" por respuesta. Saldaría asuntos pendientes más tarde pero, por ahora, necesitaba despejar su calculadora mente. Tomó una de las prendas de Naruto y se la arrojó para después encaminarse a la ducha. –Menma, es importante- trató una vez más el menor, colocando con sumo cuidado la entrada sobre la cómoda.

-El estreno es en dos horas. Tienes tiempo- respondió Menma desde el interior de la ducha. Naruto se mordió el labio inferior con notoria frustración, sabiendo de antemano que ambas citas se juntarían inevitablemente. Sasuke lo quería en su casa para la cena, y Menma, le había propuesto una cita. No hacía falta pensar mucho para saber con quien quería quedarse, pero si hacía falta reflexionar la situación para tomar una decisión acertada.

En cualquier momento terminaría colapsando a causa del estrés.

-Trataré de llegar- musitó antes de proceder a vestirse. No obtuvo respuesta.

**

Sasuke Uchiha tamborileaba los dedos sobre la superficie de la mesa, impaciente, expectante, miraba el reloj de pared cada cinco minutos, solo para corroborar que el tiempo seguía transcurriendo, que la hora acordada había quedado demasiado atrás y que, contrario a su criterio, Naruto seguía sin aparecer.

"Es una tontería", se dijo al lanzar el par de velas al suelo, trozándolas por la mitad de un firme pisotón. Ya había tomado demasiadas consideraciones con Naruto, estaba consciente de que el chico continuaba enredado en un idilio incestuoso con el imbécil de su hermano. No era ningun ignorante en ese sentido. Sabía que tenía que presionar más, que tal vez tendría que emplear alguna clase de incentivo para que Naruto comprendiera de una vez por todas a quien pertenecía.

Tenía que darle a entender a ese idiota que no estaba jugando. Su error fue aflojar un poco la correa, ahora era menester enrollarla lo suficiente para evitar que escapara.

Decidió que el video no tenía mucho valor en dicho caso. No podía usarlo todavía, si lo hacía, perdería toda autoridad sobre Naruto, así que difundirlo no estaba dentro de sus posibilidades. No obstante, tenía sus contactos, un medio en específico que lo ayudaría en su cometido sin dudar, porque, lo necesitaba.

Tomó el móvil de la mesa y se dispuso a marcar el numero agendado. El tono intermitente sonó dos veces antes de que el individuo atendiera la llamada.

-Obito, necesito ese favor ahora...

**

Era un cobarde. Naruto apretó la tela de sus pantalones, notando como algunas aves se posaban sobre la fuente ubicada unos metros más adelante de donde él se encontraba sentado. La fría banca estaba cubierta del mismo rocío proveniente de la fuente, pero resultaba confortante permanecer ahí, simplemente sentado, sin hacer nada, sin pensar nada.

Había fallado a su cita con Sasuke y no quería imaginarse las repercusiones que podría tener eso. Pero, por otra parte, se sentía ligeramente aliviado al tener la posibilidad de salir en una cita oficial con Menma. La primera, juntos. Había esperado mucho por ello, no podía defraudarlo, ni desperdiciaría la oportunidad. Tal vez pasaría mucho antes de que su hermano decidiera salir en una cita con él, y si Naruto lo rechazaba, transcurriría aun más tiempo.

Ya se excusaría con Sasuke. El bastardo no podía molestarse por aquella falta. Después de todo, Naruto aun pretendía presentarse a su casa, solo pospuso las cosas. Dentro de uno o dos días más, (dependiendo de lo que dijera Sasuke), acudiría a aquella casa, con el único objetivo de encontrar las cintas de video en las que se había delatado abiertamente.

Tomó una buena bocanada de aire antes de ponerse de pie, estirando los brazos y dando por sentado que Menma no sospecharía nada. No lo haría porque aun no existían razones evidentes. Y deseaba con todas sus fuerzas que todo se resolviera pronto, así él podría elegir su siguiente cita...

**

Por un efímero instante, Menma creyó que su hermano no se presentaría, que, seguramente, lo dejaría plantado, ya lo había alertado después de todo. Pero cuando Naruto entró a la pieza para abrazarlo, esbozando aquella sonrisa abierta y desinhibida que tenía tiempo sin contemplar, el alivio pareció volver a él. Su pecho se hinchó de orgullo al aferrar a Naruto entre sus brazos. Si antes lo había dudado, o no quería aceptarlo, ahora no había manera de negarlo. Amaba a Naruto. Lo hizo desde el momento en que lo tuvo en brazos. Aquel fugaz recuerdo le llegó de improviso, desapareciendo una fracción de segundo después, quedando únicamente un eco en su memoria.

Cerró los ojos y sus labios se vieron irremediablemente imantados a los de su hermano menor.

Minutos más tarde, la noche caía sobre la ciudad, extendiendo su manto oscuro en cada recoveco escasamente iluminado de la acera. Menma se sacudió algo de polvillo de la manga de la chaqueta, volvió a entrelazar sus dedos con los de Naruto, fingiendo que sabía exactamente lo que hacía, cuando en verdad no tenía ni idea de lo que ocurría en una cita. Había actuado por mera y llana impulsividad, todo para complacer a Naruto, para demostrarle que, por más promiscuo que pudiera parecer, quería formalizar su relación, de algún modo más racional y falto de libertinaje. Ya habría tiempo para ajustar cuentas pendientes, por el momento disfrutaría de la sonrisa que iluminaba el semblante de Naruto.

El anuncio de neón ya se distinguía desde donde se encontraban. En un arranque de efusividad, Naruto se soltó para correr a leer la función que les aguardaba. La sonrisa en sus labios se ensanchó al comprobar que se trataba de una película de ninjas.

Palpando el efectivo dentro de sus bolsillos, Menma se dijo a sí mismo que, una vez que terminaran de ver la película, podrían cenar fuera, en alguno de los restaurantes más próximos. No sería nada formal ni mucho menos, pero les daría más tiempo para estar juntos, y quizá, podría llegar al fondo de la actitud tan contrariada de Naruto.

-¿Estás seguro que...?

Frunciendo el entrecejo, Menma dio un golpe con la palma sobre el mostrador, dejando en su lugar varios billetes de diferente denominación, demostrándole a Naruto que no "bromeaba" al decirle que pidiera lo que quisiera. Que, un par de palomitas de maíz caramelizadas, dos vasos grandes de soda y unos chocolates, no iban a terminar con su "capital" económico.

-Y unos pokys- concluyó Naruto, sonriendo con timidez al empleado, después se volvió a Menma, buscando ejercer contacto visual con él. Su hermano actuaba tan extraño a veces que, casi podía asegurar haberlo visto sonrojarse un poco cuando lo besó inconscientemente en la mejilla.

Al entrar a la sala, Naruto miró en todas direcciones. Faltaban escasos minutos para que la película diera inicio y no sabía en donde sentarse.

Dio un paso atrás sobre la alfombrilla oscura cuyos costados estaban repletos de diminutos foquitos de colores. Pero justo cuando se disponía a sentarse en una de las sillas frontales, Menma lo tomó de la muñeca y negó en desaprobación.

-Ni lo pienses.

Confundido, Naruto parpadeó, esperando alguna respuesta para la contundente negativa. Menma en cambio anduvo resueltamente hasta el fondo de la sala. Tomó asiento en el tercer lugar de la fila desprovista de personas. El era un perpetuo asocial después de todo, no toleraba estar rodeado de gente todo el tiempo, pero sobretodo no soportaba las miradas quisquillosas que les venían dirigiendo desde la entrada, cuando Naruto había decidido dejar en claro que su relación iba más allá del simple afecto entre hermanos.

Las escenas que se desarrollaban en derredor, lo tenían enfermo. De un momento a otro, le era inevitable desviar la mirada de la pantalla para posarla en alguna de las parejas que intercambiaban besos o caricias que pretendían ser secretas. Era increíble que incluso en una proyección de ese género, varias parejas se presentaran.

Hastiado, Menma reclinó otro poco su asiento, cruzó una pierna sobre la otra y apoyó la barbilla bajo su mano.

Naruto miraba atentamente la pantalla, mascando palomitas de vez en cuando y sorbiendo de su soda de naranja tras engullir un puñado del maíz caramelizado. Miró a Menma de reojo, tratando de ser discreto pero fracasando monumentalmente. Las sombras que se reflejaban en el rostro de Menma, acentuaban aun más sus facciones. Era ridículo que aún en esos momentos, Naruto sintiera polillas en el estómago. Era como subir a una montaña rusa y permanecer a la expectativa, sin saber si lo que vendría a continuación sería una sensación de mareo, temor, incertidumbre o...alegría.

Muchísima alegría, eso era lo que sentía actualmente.

Respirando hondamente y consciente de la reticencia de Menma por llevar a cabo una "cursilería", Naruto sonrió, cerró los ojos y apoyó la cabeza sobre el hombro del mayor. Menma se tensó momentáneamente ante el contacto, tensión que duró escasos segundos, después sobrevino una extraña comodidad, una sensación de plenitud y dicha que se desató en su interior. Giró los ojos en aparente estado de negatividad, preguntándose por qué aquella situación empalagosa le molestaba en los demás pero no en Naruto.

Optó por dejarlo así y se centró en lo que restaba de la película. Aun quedaba un destino más para esa noche, pero Menma pensó en cambiarlo al percatarse de la cantidad exorbitante de golosinas que había ingerido Naruto.

Cuando la película terminó, Naruto se había quedado dormido. Menma exhaló cuando las luces se encendieron, iluminando la sala. Los espectadores ya se disponían a abandonar sus asientos.

-Naruto- susurró contra sus labios, sintiéndose más cómodo cuando la sala quedó completamente vacía. Era ridículo que hubiera elegido ir precisamente a ese lugar cuando no gustaba de socializar ni presenciar las acciones del resto de individuos. El prefería la adrenalina pero por nada del mundo quería exponer a Naruto a sus actividades que involucraban un alto grado de peligro. –Vámonos- las pestañas de Naruto oscilaron antes de que este despertara.

El rubio bostezó largamente y se talló los ojos, dejándose restos de palomitas en los párpados. Los labios de Menma esbozaron una tenue sonrisa. Después de salir por el callejón, siguiendo el patrón que indicaba la salida de emergencia, Naruto empezó a comentar las partes específicas con más acción, lamentándose de haberse dormido en la parte final, y rogándole al mayor porque le dijera lo que sucedía en los minutos póstumos a su sueño.

-Anda, dime- pedía, dándole ocasionales besos en la mejilla, fastidiándolo sin pretenderlo. Menma tenía que limpiarse determinadas zonas del rostro cada cierto tiempo al sentir el dulce que Naruto le dejaba impreso con sus labios. De pronto tenía los párpados rígidos o los labios llenos de caramelo.

Estaba por decir algo cuando notó el repentino silencio del menor. Viendo que Naruto no caminaba a su lado, Menma se frenó en seco. Un joven de complexión delgada y expresión sombría, sujetaba a Naruto de los hombros, reteniéndolo. Menma frunció el ceño, apretó los puños y se encaminó hacia el sujeto que conocía apenas de vista, sin encontrarle lógica a sus acciones. Itachi Uchiha afianzó aun más el agarre cuando Naruto trató en vano de soltarse.

Menma estaba por arremeter un golpe cuando algo lo golpeó en la nuca, algo duro y de metal que impactó contra su cabeza y después sobre su espalda. El sabor metálico quedó impreso en su boca. Se incorporó sobre los codos al oír el grito de preocupación de Naruto.

No alcanzó a levantarse cuando el golpe se repitió, una y otra vez.

 


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